Fic

Historias de Albert y Candy

Hechizo de Amor

Por Mayra Exitosa

Inspirada en la Imagen de Lulú Mtz.

Alistar se iba discretamente hasta su habitación y sacaba un pañuelo con un pastelillo, él lo había tomado muy disimuladamente para comerlo después, ahora que sabía que se hallaba hechizado pretendía investigarlo a detalle, siendo bastante cuidadoso, bajo varios lentes lo observaba minuciosamente para saber qué era lo que les pasaba a todos, con esas hermosas rosas que les habían brotado de brillantes colores habían salido de sus bocas frente a ellos.

Mientras que sus hermanos Archivald y Anthony, junto al Duque Legan, caminaban pasando el pequeño parque para llegar hasta los jardines, cada uno de sin soltar su rosa, encontrándose con la joven hermanita de Niel, Eliza Legan que esperaba sentada pacientemente en una de las bancas cercanas a los preciosos jardines, apenas vio que venían dos de los príncipes con su hermano, de inmediato se ponía de pie evidenciando su nerviosismo, a lo que su hermano alzaba sus cejas, por su reacción tan natural ante quienes lo acompañaban, pues podría en esos instantes averiguar a cuál de los Príncipes tenía un enorme aprecio.

El más joven de los herederos del reino sonriéndole se manifestaba declarando su agrado, - Bella tarde, mi apreciada Duquesa, que gusto verla por los jardines. Decía Anthony fijando su mirada azul a los ojos coquetos de la joven sin poder desviar su encanto, a lo que ella respondía con cortesía, - Un placer verles también, sus majestades. Inclinaba su rostro, abría su vestido haciendo una sutil reverencia para alzar la vista observando al más joven de los príncipes, quien sosteniendo su hermosa rosa blanca le mostraba su delicada rosa, esta sonriendo tocaba ligeramente con la punta de su dedo, comentaba, - Que bonita rosa, Príncipe Anthony. - ¿le gusta a usted? Cuestionaba el joven rubio con sincero entusiasmo, a lo que ella le respondía con toda honestidad, - Es de un blanco impoluto, que le hace honor a la pureza con extraordinaria belleza en su figura y textura.

Niel y Archie se vieron mutuamente, pues a ellos no les había dicho nada de sus rosas, ni siquiera se había dirigido para verlos, al menos por cortesía, sin embargo, no quitaba la vista del Príncipe Anthony, ni de la rosa que en su mano sostenía. Anthony sonriendo le confirmaba su aprecio por ella, se notaba algo extraño en todo el rededor, ya que de pronto en los jardines más rosas blancas iban apareciendo, se iban esparciendo por encima de las que yacían en todos los jardines de colores variados en tonos pasteles. El príncipe Anthony, definitivamente hechizado le ofrecía su brazo a la damisela, luego caminaba con ella, ignorando tajante a quienes los acompañaban, ambos miraban que por donde iban caminando, más rosas blancas iban brotando.

Todo transcurría tal como si no estuvieran hechizados ambos, eso conversaban amenamente el Duque Legan con el príncipe Archie, quien mencionaba que el joven de los príncipes no se daba cuenta de lo que a su alrededor sucedía, solo tenía ojos para la joven Eliza Legan y que ambos se habían quedado relegados, por lo que podía ser una de las reacciones del hechizo que a la mujer que dijera algo hermoso de su rosa, conquistaría. Legan contradecía que el mayordomo fue rechazado, más Archie aseguraba que era porque la dama ya tenía pareja, que debía ser una soltera, por lo que ocultaría su rosa, no vaya ser que una bruja fea le cuente cosas bonitas de su hermosa rosa, color rosita.

Niel no tenía mucho interés en conquistar a una dama, ya que había muchas mujeres tras él y todas solo deseaban su fortuna y su nivel, al saber que heredaría el Ducado de los Legan, por lo que en esos momentos se le ocurría mandarlas llamar a todas esas damas juntas y ver como respondían al ver el maravilloso color violeta de su rosa, así no conquistaría a una sola dama, sino a varias de ellas reunidas, con esa trampa en mente se iba dejando olvidada a su pequeña hermana, quién parecía no importarle acaparar el tiempo del joven príncipe Anthony, con quien había desaparecido sin dejar huella entre los jardines colmados de rosas blancas y olor a fragancia que alejaba a los no tan afortunados.

El príncipe Alistar por su parte yacía en su laboratorio, extrayendo la esencia del centro del pastel, donde había un liquido unido a la masa notándose que brillaba demasiado, por lo que consideraba que entre esos panes, al estilo ajustado como un sándwich habían colocado el hechizo para todos los pasteles, debía ser la repostera o alguien que estuvo muy cerca, tal vez la cocinera o alguna ayudante de todas ellas, ya que todos habían salido afectados, con diferentes colores de rosas, como si la esencia se modificara según el sabor del pastel o la boca de quien la tragaba. Así con total hermetismo dividía la parte central del queco en cuestión y era colocado en varias porciones sobre unas galletas que había traído de la cocina a su habitación con anticipación así ponía encima la mezcla de la sustancia, para dársela a algún ratoncillo que sería su víctima a prueba, para saber si una rosa por la boca le brotaba o al menos algo similar, más el ratoncillo de indias se comía la galleta con todo y la mezcla incluida esperando a que funcionara igual de veloz, sin embargo, a este no le pasaba nada luego de comerla, solo después de unos minutos se hacía una leve evacuación de bolitas de colores. Así que deseaba experimentar con otras muestras vivientes, por lo que salía a buscar conejillos más grandes o personas que pudieran probar sus galletas con esencia hechizada para descubrir si también a ellos les afectaba y concluir así que era lo que les pasaba. - Habrá alguien que desee comer alguna galletita especial. El guardia sabiendo que siempre hacía experimentos con animales, se fingía satisfecho y sin ganas de ingerir una de esas olorosas muestras que el príncipe Alistar le ofrecía, - Muchas gracias, su alteza, acabo de comer y me tienen prohibido ingerir algo mientras realizo mis actividades al cuidar de los pasillos del castillo. Se alejaba disimuladamente, haciendo una seña a los demás que marcharan firmes sin girar, pues ahí nada bueno iban a obtener, si acaso que los obligaran, mejor era correr.

Continuará...


Gracias por comentar esta historia, la cual esta siendo editarla mi mejorada para su mayor comprensión, esperando finalizarla próximamente.

Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo o plataforma alternativa, en parte o completa ninguno de estos.

Con sincero aprecio,

Un abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa