Escuchó su risa y de repente, una oleada de tranquilidad se apoderó de su cuerpo: Satoru estaba bien y eso era todo lo que necesitaba saber. Shoko lo buscó con la mirada, podía oírlo reir y hablar sobre cómo las batatas asadas eran un plato superior a cualquier papa asada. Un delirio tras otro. Lo que más le importaba era verlo, sin tener tiempo para regañarlo o reírse con él, necesitaba encontrarlo y aunque el plano estaba vacío como si no existiera nada a su alrededor, no lograba divisar su silueta.
—Eres demasiado grande para perderte —dijo ella. Era alto y destacaba demasiado como para pensar que él iba a desaparecer de su vista, así que se apresuró a caminar en su búsqueda.
—¡Shoko! —la voz sonó tras de ella y entonces, volteó a verlo. Él agitaba su mano con una sonrisa radiante y sin pensarlo ni tener tiempo de una reacción adecuada, Shoko corrió hacia él. No hubo más sonido que los de sus zapatos de tacón repicando en el suelo y la risa de Satoru.
Al alcanzarlo, Shoko lo abrazó tan fuerte y tan a prisas que de no haber hecho equilibrio, él se habría caído. Como siempre, él desactivaba su infinito al verla.
Pocas veces había sentido miedo, en realidad, ella siempre evitaba el peligro. Nunca iba a las misiones peligrosas porque eran peligrosas ¿quién en su sano juicio se pondría en peligro a propósito? Ella estaba bien esperando, siempre esperando que regresaran, que no hubiera malas noticias, que sólo fuera un raspón y que no hubiese nada más de qué preocuparse.
Shoko frotó su frente en el pecho de él y respiró el perfume a chocolate y naranja que usaba Satoru: era su favorito porque le recordaba a él.
—No me asuste así de nuevo —pidió ella. No estaba lista para eso. No estaba lista para perderlo a él ni para enfrentar otra ausencia. Demasiadas llevaba a lo largo de su vida como para hacerle frente a la que más le aterraba: perder a Satoru.
—Lo siento —dijo él haciéndole una caricia en su cabeza. Un leve mimo mientras Shoko pensaba si estaba lista para mirarlo a la cara o si necesitaba otro momento así junto a él— ¿Quieres salir a pasear conmigo?
—¿A dónde iremos?
—A dónde quieras.
Él sonrió al verla. Corrió su flequillo y se detuvo en la mejilla de Shoko. No lo sabían, casi nadie conocía ese lado de Satoru que era tan cariñoso y dedicado. A veces, podía resultar demasiado meloso y eso era algo que sólo sucedía con ella y la hacia sentir especial de esa manera.
Shoko pensó en qué responderle y no se le ocurrió ningún lugar en particular.
«Cualquier sitio contigo está bien» quiso decir, pero guardó silencio y sólo lo tomó de la mano mientras caminaban. El destino era lo de menos.
Ese ambiente que era blanco y en el que no había nada fue cambiando hacia una habitación. Shoko la reconoció al instante. Era el cuarto de Satoru. Deshornado, lleno de juguetes y chucherías varias. Los dulces dispersos por la mesa de luz y el escritorio no faltaban, así como algunos que tenía escondido en los cajones. Ambos caminaron hasta la cama donde se acostaron uno en frente del otro.
—No podré quedarme más tiempo —dijo él abrazándola y dándole un beso en la frente.
—¿Por qué? —preguntó ella con miedo de soltarlo y que desapareciera.
—Porque vas a….
Shoko abrió los ojos y se encontró sola en su cama. Desde que Satoru había sido sellado, iba seguido a su casa con la esperanza de que algún día apareciera así, sin darle ninguna explicación, con la sonrisa brillante de anhelos y el corazón desbordando de amor.
Pero sólo fue un sueño, uno maravilloso y dolorosamente real. Aún persistía la calidez de sus manos en su espalda y los labios en su frente.
Se levantó sofocada, sentía que le faltaba el aire y fue a abrir la ventana y ahí, junto a la ventana vio el escritorio y la foto de ellos dos juntos. Tomó el retrato y pronto vio una lagrima impactar contra el cristal: estaba llorando.
—Juro que podía sentirte entre mis brazos, pero no había nadie ahí.
Su voz sollozante hizo eco en la habitación vacía, con el corazón roto y vacío, Shoko se abrazó a la fotografía y se acostó a dormir, con la esperanza de que al despertar él estuviera ahí… o al menos, la visitara una vez más en un sueño.
Aunque no fuera real…
¡Hola, gente linda! ¿Cómo están? Pensaba que no iba a llegar al reto, quería hacer un fanart, pero no llegué aun xD queda tiempo, así que sin prisas.
Este fic fue hecho para el #CumpleShoko que organiza SatoSho Lovers. Elegí el prompt de diálogos:
—Juro que podía sentirte entre mis brazos, pero no había nadie ahí.
Quería meter a Suguru, pero cuando empecé a escribir ya me olvidé y luego, no supe agregarlo, así que me queda de pendiente para la próxima vez XD
Espero que les haya gustado.
¡Un abrazo!
