Buenas Noches Señor de Ojos Azules.

Capítulo XVI

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Akane despertó gracias a que Mousse se la reacomodó al hombro, lo cual causó que soltara un lloriqueo ante sus muy maltratadas costillas hasta el punto de causarle problemas para respirar.

Si el joven amazona la escuchó, no le importó, a estas alturas, ella incluso podría morir si no le atendían las heridas pronto, Shampoo había sido muy sádica a pesar de saber que la muchacha no tenía su nivel de pelea, o que claro... había estado atada la mayoría del tiempo.

- Así que ya estás aquí. - Dijo Mousse parando en seco. Akane no sabía dónde estaban porque había sido bien envuelta de nuevo, pero el olor a naturaleza le inundaba las fosas nasales, sin embargo, esa era la menor de sus preocupaciones, le parecía más importante saber en manos de quien iba a caer ahora. - No sabía si llegarías, en especial porque tengo la ligera sospecha de que ya no cuentas con ningún "apoyo", es decir, que estás por tu cuenta, las excusas que me diste por teléfono eran patéticas.

- Digamos que soy ahora un "colaborador" externo. - Respondió y Akane reconoció la voz.

- No te creo, aunque, tal vez así sea mejor, porque Kanazawa es capaz de regresarla a su casa si le ofrecen suficiente dinero. Además de que claro, eres de los pocos contactos que tengo y te veías muy preocupado el otro día, entre los autos intentando llevarte a la chica.

- No voy a negar nada, solo dámela. - Se movió hacia Mousse para tomar a la chica y en ese instante él retrocedió.

- Te la voy a dar a cambio de algo. - dijo seriamente.

- Tengo algo de dinero, pero es poco en compa... - su voz preocupada fue interrumpida.

- No quiero dinero. Quiero tu palabra, quisiera tener alguna garantía de que cumplirás porque no confío en ti, pero créeme, tengo los medios para buscarte y asesinarte en el momento que rompas este "pacto".

- Lo que quieras, haré lo que sea con tal de tener a Akane.

- Quiero que la desaparezcas. Literalmente, ella debe desaparecer no solo del "radar" de las amazonas, también de su familia, de cualquiera que la conozca, si te la quedas o la matas es tu problema, pero no quiero ni un solo indicio de ella, cualquiera que la busque debe de tener la completa duda de si está viva o muerta, ¿me entendiste?

- De acuerdo, la desapareceré, te juro que nadie volverá a saber de nosotros. - En ese mismo instante, el joven de túnica le arrojó a la chica.

Akane contuvo un nuevo quejido de dolor y se apresuró acerrar los ojos cuando fue recibida en brazos e inmediatamente puesta en el suelo. El muchacho la desenvolvió con sumo cuidado para asegurarse de que si era ella y retuvo la respiración, ahora estaba tranquilo de tenerla en sus manos, pero por otro lado su corazón se contrajo al ver lo golpeada que se encontraba.

- Puedo preguntarte... ¿Por qué haces esto Mousse? - habló al notar que el amazona se había dado la vuelta dispuesto a retirarse, de alguna manera, le parecía demasiado fácil.

- ¿No puedes vivir con la duda? - preguntó en burla.

- Piénsalo de esta manera, ahora somos aliados. A ninguno le conviene ni hablar ni ser cuestionado de lo que está pasando ahora. ¿Qué más da?

- ¿Y tú me dirías porque te interesa tanto esta niña? - volteó la cara hacia él a punto de soltar una carcajada, estaba seguro que no le diría la verdad. La sorpresa inundó su rostro al oírlo contestar con seguridad, sin un solo rastro de mentira.

- Estoy enamorado de ella, haría cualquier cosa con tal de tener a Akane a mi lado. - dijo acariciando su rostro con suavidad, retirando los cabellos llenos de tierra que se aglomeraban en su cara sucia.

- ¿Tanto así la amas? - Terminó por volver frente a los otros dos. - Muchas personas van tras la cabeza de Tendo, incluidos los de mi tribu. Te matarán si llegan a descubrir que la tienes contigo.

- Voy a correr el riesgo. - Mousse lo pensó un poco antes de confesarse con él, pues, tenía razón, justo en ese momento, en ese lugar recóndito de China, se había vuelto aliado, de una forma extraña, de Ryoga Hibiki.

- Si ella vive, y se queda con los suyos, sería el fin para mi tribu, mi clan se iría al demonio. Si ella vive y se queda con nosotros, Shampoo terminará matándola para hacer efectivo su compromiso con Ranma Saotome, que ella esté viva, es una forma de asegurar que nunca se realice el matrimonio de Shampoo, que ella esté muerta es una forma de asegurar a mi pueblo, una doble encrucijada, la única solución es que se la trague la tierra y yo no puedo encargarme de eso, matarla sería apuñalarme a mí mismo, dejarla vivir una puñalada a los amazonas.

- No somos tan diferentes, si descubren lo que hiciste... - Se levantó y tomó con cuidado el cuerpo de la muchacha. - Te matará tu propia tribu. Estás arriesgándolo todo por el amor de una mujer. - diciendo esto se dio la vuelta y se fue, Mousse hizo lo mismo.

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Cologne terminó el plato de arroz y pidió que le retiraran el resto de la comida, habían pasado menos de 24 horas desde el fatídico incidente en las costas chinas que cobraron la vida de más de treinta amazonas, su versión de los hechos no había incluido que cargaban con Akane Tendo, porque al final de cuentas, se la habían robado de nueva cuenta y no iba a exponerse a sí misma como una líder incompetente.

Shampoo a pesar no haber recibido ni un solo disparo, había sido atendida por su nariz rota, parecía un globo de la cara, sin contar con que probablemente la niña japonesa le había herido la cara y habría que ver si no dejaba cicatrices permanentes, pero eso no podía decírselo o se echaría a llorar, bastante tenía ya con la muerte de una de sus hermanas, mientras que la otra permanecía grave. Por su lado Mousse también había sido atendido, había perdido mucha sangre gracias a las dos balas que había recibido en la pierna, todo por el esfuerzo que había hecho para perseguir a los Kuno.

- ¡Señora! - llegó corriendo una chica al comedor.

- ¿Qué pasa Lin? - contestó con cansancio, jurando mentalmente que si era una interrupción estúpida castigaría a la joven mensajera.

- La matriarca suprema está saliendo en este momento de la aldea, afuera la están esperando el líder de los Musabetsu, el de los Musk y el de los Siete. - se retorcía la orilla de la blusa por el nerviosismo al hablar.

- ¡¿Pero qué dices?! - se levantó de inmediato.

- ¡Estaban por atacar la aldea cuando una de las cónsules intervino! - habló de corrido. - El viejo Happosai dijo que atacarían si no les entregábamos a una tal "Akane Tendo" y la Cónsul Jun pidió tiempo y fue por la matriarca suprema.

- ¡Maldición! - inmediatamente se fue a dar alcance y estar presente en esa "reunión"

Cologne se movió lo más rápido que daban sus pies, en menos que minutos, llegó a las puertas de entrada a la aldea y visualizó más allá a los tres líderes hablando con la matriarca suprema.

- ¡Ella se la llevó y la queremos en este momento! ¡Estamos dispuestos a llegar a las últimas consecuencias con tal de recuperarla! - Happosai gritaba a la matriarca. Cologne sintió una ola helada recorrer su cuerpo cuando vio más atrás de los líderes a todos sus guerreros, todos mezclados y listos a cualquier orden para atacar.

- Manda llamar a Cologne... - le estaba dando la indicación a una de las tres cónsules que la acompañaban cuando la mencionada pareció.

- Aquí estoy. - se posicionó levantando la cabeza con altanería.

- Entrégame a la chica, vieja. - Sentenció Happosai avanzando un paso.

- No la tengo. - dijo con cuidado. Al llegar a la aldea había "explicado" que Happosai había logrado aliarse con otros dos clanes mientras que el cuarto clan, no había aparecido; por ello habían decidido retirarse a sabiendas de que si estos tres líderes decidían seguir con la guerra tendrían oportunidad de ganar si todo el pueblo peleaba. Luego habían sido emboscadas al llegar a China. Esa era toda la versión. Sin embargo, no había obtenido mucha respuesta de la matriarca, solo se había quedado pensativa antes de indicarle que fuera a descansar.

- Creo que no entiendes las dimensiones de nuestra exigencia vieja bruja. - Herb avanzó cansado de tantas palabras, y dirigiéndose a todas las amazonas ahí, habló. - Tienen 15 minutos para darnos a la muchacha o comenzaremos a destruir todo.

- Herb. - Pidió Kirin. - Tal vez podamos llegar a una tregua sin necesidad de poner en riesgo a ninguno de nuestros aliados.

- No, estoy cansado, no voy a esperar más. Comienza a correr su tiempo. - señaló de forma grosera a la matriarca.

- No vamos a caer en sus provocaciones. - declaró la señora. - Sinceramente tenemos un interés por el pergamino que está en su posesión. - se dirigió a Happosai. - No es un secreto la posición que tenemos las amazonas respecto a eso, nuestra ministra de guerra debió dejarles eso bien en claro. - miró a Cologne de soslayo. - pero... viendo la situación actual... - ella se tragó su orgullo para decir. - Les damos la oportunidad para que se retiren de aquí.

- Primero, "señora" - El maestro del Musabetsu habló tratando de contenerse. - Sé la postura que tienen y no sé de dónde sacaron que por derecho MI pergamino también les pertenece a ustedes, en todo caso la parte que Cologne tiene sería mía, basta con ver el número de guerreros compatibles que he conseguido yo, mientras que ustedes solo tienen a Cologne y a su nieta, se nota a leguas que ni siquiera usted es portadora de técnica alguna.

- ¡No voy a permitir... - intentó defenderse ofendida, aunque era cierto.

- ¡No he terminado! - la interrumpió. - Segundo, ustedes no nos están dando oportunidad alguna, los aquí presentes sabemos de sobra que, aunque seamos en cantidad menos que todo su pueblo, podemos acabar con todo.

- ¡Patrañas! - le gritó Cologne.

- ¡Guarda silencio Cologne! - le ordenó.

- ¡Lo sabes de sobra Cologne! incluso usted lo sabe. – Happosai miró a la matriarca. - por eso este intento de negociar, así que la oportunidad es para ustedes, o nos dan a la chica y nos vamos por donde vinimos quedando bajo los mismos acuerdos de paz que ya teníamos o le juro que les va a pesar.

- Ya le dije que aquí no tenemos a ninguna chica extranjera. - declaró ahora seriamente.

- En lo que a mí respecta ya solo les restan 10 minutos. - dijo Herb.

- Es nuestra oportunidad, debemos pelear. - Le susurró Cologne en chino a la matriarca, si era sincera ya se estaba temiendo que la matriarca estuviera sacándole la vuelta a la batalla, al final de cuentas, Lixue, ya era muy vieja, aún más que ella misma, ya que, aunque como había dicho Happosai, no era compatible con las técnicas del pergamino, las amazonas tenían sus propios remedios para la longevidad, aunque eso no significaba que conservara fuerza alguna, por eso estaba negada a que atacaran la aldea, ella ya no podría defenderse, menos defender a nadie más.

- No Cologne. No voy a arriesgar al pueblo. - Cologne torció los labios ante esa respuesta.

- Si todas peleamos les ganaremos.

- Eres la ministra de guerra, la cara ante el resto de los clanes, deberías saber mejor que nadie que las fuerzas de estos tres líderes juntos podrían devastar la aldea. Pero más preocupante es, ¿De qué muchacha hablan? ¿Por qué están tan convencidos que la tenemos?

- Porque soy la ministra de guerra, es que estoy segura que podemos lograrlo. - Esquivó la pregunta.

- Les quedan cinco minutos. - Habló fuerte Herb, Happosai no dijo nada, pero su expresión no dejaba dudas a que atacaría, por su lado Kirin solo respiró profundamente, no quería pelear, pero ya había dado su palabra.

Cologne miró feo a Herb, estaba segura que el tiempo no estaba corriendo tan rápido, al menos esa era su percepción.

- Responde la pregunta Cologne, ¿Quién rayos es Akane Tendo? - Cuestionó otra cónsul.

- Es la heredera mujer de las técnicas de Happosai. - respondió sin más opción.

- ¿Es la misma niña que se interpone para que el compromiso de Shampoo sea completamente válido? - la matriarca cuestionó . - ¿Eso significa que entre aquellos guerreros... - señaló con sus ojos a las fuerzas de los líderes. - Está Ranma Saotome? ¿El prometido que tú apartaste para ella?

- Así es...

- ¿Él también está buscando a la chica?

- Si peleamos, podemos capturarlo y hacer que se case con Shampoo, tiene todas las cualidades receptoras de las técnicas del pergamino, sería una excelente adquisición a nuestras fuerzas.

- ¡Estás loca Cologne! - habló una cónsul.

- ¡No te metas Quing! - La amenazó.

- ¡Si me meto! Por algo soy una de las 7 cónsules. Matriarca, con todo el respeto que merece, si el chico está dispuesto a amenazar nuestras vidas, ¿acaso será de confianza en el futuro? Además, pienso igual que usted, no vale la pena la guerra ahora, los Musk por si solos son peligrosos, ni hablar del clan de los Siete Dioses, sin contar que no conocemos las capacidades de los Musabetsu; incluso si llegáramos a ganar tendríamos altos saldos de pérdidas de nuestras guerreras.

- Pienso lo mismo. - afirmó Lixue.

- Menos de 2 minutos. - habló fastidiado Herb.

- No estoy de acuerdo, viajamos cerca de 40 amazonas a la guerra inicialmente, usted misma lo autorizó y, ¿ahora quiere retractarse? ¡Esto ya es cuestión de honor! - habló, cada vez poniéndose más exigente, sinceramente, desde hace un tiempo ya, la idea de convertirse en matriarca suprema le rondaba la cabeza, estaba segura que podía hacer un mejor trabajo.

- Las dejé viajar porque me pareció que 40 eran suficientes para hacer estrategias y vencer a cada clan por separado, además, eran los guerreros más fuertes de la aldea; era un todo contra todos, dejar que se eliminaran entre ellos, vencer de esa forma era más coherente.

- ¡Un minuto! - Herb se adelantó hasta estar a la altura de Happosai y a Kirin no le quedó más opción, los peleadores de fondo también comenzaron a acercarse. Ranma se pasó la lengua por los labios, estaban secos del nerviosismo, del desespero por entrar a la dichosa aldea y buscar a su prometida.

- ¡La muchacha no está aquí! - Ya desesperada, la matriarca quiso aclarar.

- ¡Tenemos que pelear! - replicó Cologne en chino intentando convencerla. - ¡Ya no tenemos opción! - presionó, sabía que, si la matriarca no daba la orden, habría muchas que se limitarían a quitarse del camino sin pelear, sobre todo porque actualmente había mucha población muy joven.

- ¡Mentira! ¡Las amazonas se la llevaron! - señaló a su ex pareja el líder de los Musabetsu.

- ¡Nosotras no mentimos! ¡Es una ofensa que no crean en nuestra palabra! - refutó la cónsul.

- Intentamos por las buenas, pero no habiendo más opción… - habló lento Kirin, tal vez preparándose mentalmente para romper oficialmente la postura neutra que había tenido su clan durante los últimos años.

- ¡SE ACABÓ! - El gritó de Herb desató las batallas. De hecho, la primera en caer muerta, fue la cónsul Quig, quien se había interpuesto para proteger a la matriarca.

- ¡Ataquen! ¡Ataquen! - gritó Cologne a las guardias que resguardaban las grandes puertas mientras cínicamente lo primero que hizo fue correr para dar aviso a Shampoo y que no la dañaran por estar desprevenida. Luego comenzaría a pelear.

Ranma esquivó amazona tras amazona, buscando de cabaña en cabaña, a la vez que era atacado, sin embargo, estaba en un estado de concentración máxima, no iba a volver a cometer los mismos errores, además, durante el camino hasta china, el maestro había confiado en él de nuevo y había activado en él la cuarta técnica: Resistencia. Mientras los demás se dedicaban a pelear, Ranma y Soun se limitarían a buscar a la chica con las directrices que Genma les había dado sobre la distribución interna de la aldea. Por su lado, aunque Taro dijo no recordar nada del orden del lugar, también les había compartido consejos.

- ¡Ranma! - Oyó que alguien le gritaba, no se detuvo, pero sabía de quien era esa molesta voz. - ¡Atrapar, quererlo vivo! - volvió a gritar. - ¡Ser prometido de Shampoo! - El joven se sintió tentado a darse la vuelta y enfrentarla por decir aquello, pero se contuvo y siguió corriendo, evitando a todas esas mujeres que tenían intención de pelear. - ¡Nunca la vas a encontrar! - La oyó de nuevo provocándolo, fue entonces que paró en seco y en el acto varias chicas intentaron embestirlo, aunque ningún ataque tuvo éxito, a todas las dejó fuera de combate. - Ella no convenir Ranma, en cambio, Shampoo es una guerrera de clase alta.

Ranma volteó lentamente a verla y sonrió.

- Pues no sabía que las guerreras de clase alta se rebajaran a seducir viejos para sacar información. - La chica enrojeció, no esperaba que Happosai estando tan ebrio la recordara, aún menos aquella noche en que en su obstinación por conseguir información había llegado muy lejos. - Además... quien te hizo eso en la cara. Pareces un dumpling. - Se burló.

- ¡Ranma no saber nada! - se lanzó a atacarlo, desgraciadamente para ella, el detalle que hacía que le interesara como prometido, era precisamente lo que no dejaba que se desquitara: era mucho más fuerte que ella, incluso lo notó con mejor nivel que cuando pelearon en la isla.

- Según sé. - esquivó un golpe que iba a su mejilla. - me declaraste como tu prometido porque mi padre te venció. - Giró su cuerpo y pudo barrer las piernas de Shampoo haciendo que aumentara frustración de la chica. - Y de acuerdo con la versión de Taro, aunque me parece muy extremista. - impidió que se levantara del suelo al rápidamente poner su pie a la altura de sus clavículas y retenerla acostada sobre la tierra. - Voy a seguirla. Para librarme de ti, te voy a matar. - Y procedió a hacer presión. No era del tipo que lastimara mujeres, de hecho, nunca había mantenido un combate real con una hasta el día de ayer que los habían atacado en su campamento, pero estaba tan enojado, tan harto de que quisieran dañar a Akane y sobre todo necesitaba con desespero encontrarla, que ya no le importaba, haría lo que tuviese que hacer.

- Ra... Ranma... - balbuceó cuando comenzó a sentir que obstruía el paso del aire.

- A menos claro que me des a Akane. Mi verdadera prometida. - declaró.

- Nu... nunca... - sus manos intentaron mover, aunque sea un poco, el pie que la aplastaba, pero no resultaba.

- ¡Suéltala idiota! - Apareció Mousse atacando directamente a Ranma, lo cual liberó a Shampoo quien tosía copiosamente.

El joven chino percibió esto como una oportunidad.

- Yo, Mousse, amazona guerrero y guardia, te reto a ti, Saotome Ranma a un duelo por el compromiso con Shampoo. - dijo con valentía a pesar de saber que era más débil que su contrincante además de estar herido y no tener una buena movilidad

- ¡¿Qué demonios haces?! - le reclamó la muchacha aún en el suelo.

- No tengo otra alternativa, va a terminar matándote. - Se justificó.

- ¡No, no, no y no! - Gritó exasperada, regularmente el amor de Mousse le proporcionaba a Shampoo un esclavo fiel, pero en ocasiones, como claramente era ahora, el joven le era sumamente molesto. - ¡Además Mousse es débil! ¡Nunca podría ganarle a Ranma!

- Hazte a un lado. - pidió el de trenza. - Estoy buscando a Akane y si de paso me libro de esa. - despectivo señaló. - Me parece bien, pero no voy a perder mi tiempo en una pelea contigo. Muévete. - ordenó.

- Pelea conmigo y te habrás librado de ella. - Ranma lo meditó, algo le había comentado Taro. - Podrás casarte libremente con esa tal Akane. - Claro que el chico hablaba de dientes para afuera, si ganaba se quedaba con Shampoo, Ranma se iría a buscar a la chica, pero nunca la encontraría.

- Me parece bien. - Se posicionó.

- ¡No! ¡¿No oyen a Shampoo?! ¡Shampoo está en contra de esto! - enfurecida por ser ignorada gritó. - ¡Escucharme bien! - alzó la voz aún más al notar que comenzaban a combatir. En honor a la verdad, Ranma cada vez bajaba más su nivel de pelea y Shampoo comenzó a temer que se dejara ganar. Desesperada y obsesionada por casarse con un guerrero como Ranma, gritó de nuevo. - ¡Ranma ya no puede deshacerse de Shampoo! ¡Akane Tendo estar MUERTA! - Ambos hombres se detuvieron para verla. - Ranma en shock, Happosai había asegurado que no la matarían mientras les quedara la esperanza de que él fuese por ella, Mousse sorprendido de tal mentira.

- ¡Estás mintiendo! - en dos segundos la tenía apresada contra una formación de rocas cercanas, todo el poder de su musculatura haciendo presión sobre los hombros femeninos.

- ¡Déjala! ¡Déjala! - El muchacho de túnica corrió desesperado sin atender el punzante dolor de su pierna a liberarla, notando el garrafal error de Shampoo con aquella mentira. Pero Ranma ya no quería nada con Mousse, así que, haciendo una gran bola de energía, lo dejó inconsciente sobre el suelo

- ¡No miento! - vociferó. - ¡Ranma está atrapado con Shampoo en este matrimonio porque ella ya no estar viva! - declaró con convicción.

- ¡Juro que te mataré! - Advirtió el chico elevando el cuerpo de Shampoo, cuya ropa se rasgó completamente contra los filos que salían de la roca y la piel de su espalda se hizo jirones. Fue cuando ella comenzó a considerar que debía tratar de controlar la situación.

- Shampoo ser buena esposa para Ranma, imaginar que fuertes ser nuestros hijos, heredar no solo técnicas de Ranma, también de Shampoo. Si Ranma querer...

- ¡No! ¡No quiero, no quiero nada contigo! - La volvió a estrellar y el golpe fue tan fuerte que Shampoo hizo una "o" grande con su boca exhalando el aire de sus pulmones mientras el dolor se extendía por toda su columna vertebral. - ¡Dime que hiciste con Akane! - y la estampó una vez más, los picos rocosos eran cortos en realidad, pero no lo suficiente para ser inofensivos.

- Ra... Ranm... Ranma... - El crujido que había salido de los huesos de Shampoo junto al dolor que ahora sentía, hizo que sus ojos comenzaran a lagrimear.

- ¡¿DÍMELO SHAMPOO?! ¡DÍMELO DE UNA MALDITA VEZ!

Una ráfaga de energía se dirigió a Ranma, este, cual si fuera un felino, esquivó y aterrizó sobre sus pies.

Cologne corrió hasta su nieta quien había caído al suelo.

- ¿Estás bien? Dime Shampoo, ¿Estás bien? - preguntó angustiada en chino.

- Me duele mucho abuela... - se quejó tratando de encontrar una mejor posición sentada sobre el suelo sosteniendo su espalda, pero ni siquiera se podía mantener erguida.

- ¡Me las vas a pagar niño! ¡Y de todas maneras vas a terminar en nuestras manos!

- ¡Es la última vez que lo pregunto con amabilidad! ¡¿Dónde está Akane?!

- ¡Matar! ¡Shampoo matar y arrojar al mar! - contestó mientras lloraba adolorida, sintiéndose humillada y a la vez, segura de que su abuela la protegería.

Ranma dio un salto directo a atacarlas, Cologne contratacó de inmediato, estaba segura de querer darle una buena paliza, sin embargo, apenas unos golpes intercambiados, apareció Happosai.

- ¡Vete Ranma! - le ordenó con la intención de que siguiera buscando a Akane.

- ¡Pero ellas... - comenzó a protestar.

- ¡No caigas en sus provocaciones! - le recordó. Ranma dio una inhalación tratando de enfocarse. - Yo me encargo de esta señora. Tú ya sabes lo que debes hacer. - indicó el maestro, el joven asistió y corrió siguiendo con su búsqueda, tratando de confiar en que todo lo que había dicho Shampoo eran precisamente eso, solo provocaciones.

Cologne hubiera querido seguir a Ranma y vengar la forma en que había tratado a Shampoo, pero sabía que no se iba a deshacer de Happosai, había llegado el momento.

- Solo tú y yo querida Cologne, como en un principio, como siempre debió ser. - dijo sonriendo, en realidad, aunque era una burla, había cierta veracidad en sus palabras.

- Así es "Happy", solo tú y yo, esto acaba aquí.

Sin más, ambos líderes comenzaron a pelear. Cientos de años iban a culminar con este encuentro, no de la forma que hubieran planeado cuando eran jóvenes, pero si con la misma persona.

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Akane caminaba lento siguiendo a Ryoga. Los árboles cubrían de manera densa y por momentos parecía estar oscureciéndose cuando apenas era medio día, o al menos eso calculaba.

- No te quedes atrás. - habló duramente él. - Camina rápido Akane. - volvió a demandar cuando notó que ella no obedecía en lo más mínimo, y para causas justas, estaba siendo además muy desconsiderado.

- No quiero. - contestó incluso sin mirarlo, como si encontrara más interesantes los rayos del sol colándose entre las hojas o las raras formas de los árboles.

Ryoga se dio la vuelta en redondo, caminó la distancia que los separaba y la tomó del brazo bruscamente marcándole la piel en el acto.

- ¡Qué camines! - prácticamente la arrastró con él. Si Akane sentía dolor no lo mostró, su orgullo no iba a dejar que mostrara vulnerabilidad ante este sujeto.

El joven de colmillos estaba ya en su límite, por lo que, casi sin remordimiento se movió aún más rápido haciendo que ella tropezara ante el cambio de velocidad y sus limitantes físicas. Hoy, justo hoy, se cumplía un mes desde que la chica estaba en su "poder" y penosamente para él, no había podido hacer ningún avance con ella.

Luego de recibirla de Mousse, había tratado de atenderla por su cuenta, pero estaba tan mal que deliraba, o al menos eso quería creer cuando Akane lo insultaba y bajo ninguna circunstancia lo dejó ayudarla a lo largo de esa primera semana, de todas maneras, sus heridas rebasaban sus capacidades de primeros auxilios y había tenido que llevarla a un hospital precario en una pequeña provincia de china.

Durante la siguiente semana no había podido verla demasiado ya que la habían puesto en algo parecido a terapia intensiva, o eso había entendido porque de chino solo entendía lo básico. A señas le habían dado a entender que tenía varias costillas rotas, fractura de clavícula izquierda y de pie derecho. Las contusiones por su cuerpo eran muchas pero la más preocupante había sido dos heridas que tenía en la cabeza, la primera justo arriba de la nuca, tres puntadas; la segunda detrás de la oreja derecha, siete puntadas de sutura.

Luego de otros siete días de espera ella había recobrado la conciencia suficiente para ponerla en una habitación comunal pero desgraciadamente para él, se había negado a verlo, inmediatamente lo habían sacado del hospital ante los gritos de ella; Ni Akane hablaba chino ni los del hospital hablaban japones así que en ese sentido Ryoga había corrido con suerte, porque antes de que alguien pudiera conseguir un traductor, la había sacado de ahí.

- ¡Ya suéltame! - opuso más resistencia al tiempo que manoteaba el rostro masculino con la mano, cuyo hombro se suponía debía permanecer quito.

- ¡Entonces camina cuando te digo! - la soltó de tajo haciendo que cayera al suelo. Tuvo que regresar nuevamente para ayudarla a ponerse en pie, la férula de bota era pesada y no dejaba que tuviera demasiada movilidad. - Camina. - le sentenció y esta vez, Akane hizo caso, sabía que, si Ryoga seguía maltratando su cuerpo, aunque fuera de poco en poco, nunca iba a terminar de recuperarse y por ende nunca escaparía.

La chica Tendo se acomodó el bolso de lona que, apenadamente, le había robado a la paciente de al lado de su cama, ahí había metido algunos objetos, también "tomados prestados", como ropa y zapatos, además de otros que había conseguido en el hospital, como un pijama modesto que una enfermera le había proporcionado, artículos de aseo y algunas pocas pertenencias personales, de las cuales, gracias a Dios, Ryoga no tenía conocimiento ni lo tendría mientras estuviera en sus posibilidades.

Akane cayó estrepitosamente al suelo debido a una raíz salida, y claro, a la férula de su pie; a pesar de que Ryoga le había conseguido (robado) una bota ortopédica, ella sabía que lo que necesitaba era descansar su extremidad para recuperarse o claro, dejar que el chico la cargara como tanto él deseaba y eso no iba pasar, no mientras pudiera evitarlo, sobre todo en estas instancias.

- Ven, te ayudo. - Le extendió la mano un poco más calmado.

- No. - tajante manoteó la mano que le ofrecía y se puso en pie evitando hacer muecas de dolor.

- Estoy cansado de esto Akane. - Se quedó parado frente a ella y la muchacha desvió la cabeza de forma grosera para no verlo siquiera. - Esto es ridículo. Sé que la situación te parece mal, pero si solo decidieras escucharme… No soy el malo del cuento Akane y...

- Ya déjame en paz. - declaró cortando su discurso. Siempre hacia lo mismo, cada que él quería explicarse algo, lo que fuese, ella no se lo permitía. Los días que había pasado con él se había comportado renuente, grosera, antipática y todas las malas actitudes que encontraba convenientes.

- ¡Con un demonio Akane! - la tironeó fuertemente del brazo conectado a su clavícula en recuperación, la chica pudo sentir un "pop" del lugar lastimado, pero eso fue lo de menos. Mientras más pasaba tiempo con Ryoga, más notaba que el joven perdía los estribos muy rápido si no lograba lo que quería y a estas alturas sabía distinguir en sus ojos, cuando ya estaba a un paso de perder la compostura, cuando se le olvidaba que era una chica lastimada y debía tratarla al menos no agresivamente, cuando prefería dañarla para sacar su frustración.

- Lo único que quiero es que me dejes ir. - Akane no gritó, ni siquiera levantó la voz, y en contra de sus instintos, su gesto se contrajo por el dolor que se extendía desde su clavícula.

- Entiende, no hay manera de que regreses. Eso es lo que he tratado de explicarte. - Pareció calmarse al ver que ella le dedicaba una frase completa en más de tres días y soltó su brazo, incluso se tomó el tiempo de acomodar el cabestrillo de tela rígida.

- Por favor Ryoga. - intentó por el lado amable. - Sé que en el fondo no eres una mala persona, déjame ir.

- Ven vamos a sentarnos. - la condujo tocando su espalda y eso le produjo un estremecimiento nada agradable a Akane al instante, sin embargo, decidió seguirle la corriente por ahora. - Kanazawa te busca, el loco de Kuno Tatewaki te busca, las Amazonas te buscan, si regresas no solo estarías en peligro tú, también tu familia, ¿Eso es lo que quieres? Podrían matar a todos. Así que necesito que pongas de tu parte. - Le pasó el brazo por los hombros abrazándola. - Ayúdame a protegerte. - La atrajo más a su cuerpo cuando los hizo sentar sobre un par de rocas.

- Los míos pueden protegerme, no necesito que tú me tengas retenida a mitad de la nada. - Se quitó el brazo de él de encima e intentó levantarse.

- Akane. - la detuvo de la blusa. - Siempre fuimos buenos amigos, no sé porque me tienes tanto recelo, eso sin contar que te salvé de las amazonas, entiendes, ¡te salvé la vida! ¡no sabes lo mucho que me costó sacarte de ahí! - Y Akane perdió la paciencia, dando un jalón, liberó su ropa y lo encaró.

- ¡Eres un mentiroso!

- ¿A... a qué... - tartamudeo nervioso.

- ¡Tú no me salvaste! ¡Hiciste un trato con Mousse! ¡Así que no te atribuyas cosas que no hiciste! ¡Mentiroso!

- Bi... bien... si, hice un trato con Mousse, pero... eso no significa que no te haya salvado la vida... - medio corrigió su versión sin saber cómo era que ella sabía eso.

- ¿Ah, sí? Y si tan grande son tus ganas de salvarme, ¡Regrésame a mi casa! - exigió

- ¡Ya te dije que no puedo! - intentó tocarla y ella retrocedió. - ¡Maldición Akane! ¡no soy un leproso! - la tomó de los hombros y la acercó a sí.

- ¡Suéltame!

- No. - habló sin gritar, pero sin soltarla y el agarre no era precisamente amable. - Sé que, a lo mejor, puedes tenerme miedo por lo que dijo ese hombre con el que estabas. - Se refirió a Taro, aquella vez entre los autos. - Pero él es un secuestrador, un maleante mentiroso que ...

- ¡IGUAL QUE TÚ! - se apoyó en su botín y con la rodilla contraria le dio un fuerte rodillazo en uno de sus muslos.

Akane quedó libre e intentó correr, no es que pudiera hacerlo demasiado, pero peor intento era el que no se hacía. Llegó a una colina y a lo lejos alcanzó a ver una población, si pudiese llegar hasta ahí... De pronto unos brazos le rodearon la cintura jalándola hacia atrás.

- ¡¿Igual que yo?! - la tumbó sobre el suelo

- ¡Suéltame! - intentó defenderse.

- ¡¿Igual que yo?! - repitió inmovilizándola con todo su peso. - ¡Se supone que éramos amigos y tú ¿me comparas con ese?! ¡Ya te dije que es una mentira!

- ¡Sé perfectamente quién eres! ¡¿Crees que no sé de dónde conoces a Ranma?! - Ryoga se quedó petrificado sin saber cuándo Akane había descubierto la verdadera identidad del chico y el pasado de ambos.

- ¿Có... cómo lo sabes? ¡¿Quién te lo dijo?!

- ¡El mismo Ranma! ¡Mi prometido! - le gritó con saña, porque en estas instancias él ya le había dicho varias veces que la amaba y sabía que eso le dolería.

Ryoga se sintió morir. No solo ella sabía la verdad, sino que también había terminado por pasar algo peor que lo que él temía, no solo Ranma se había ganado la confianza de Tendo, sino que le había dado en matrimonio a su hija. Y peor aún, en el fondo, sabía que ella estaba enamorada de su rival.

Aprovechando el shock del muchacho Akane se liberó de él de manera sorprendentemente fácil y rehuyó sobre el suelo echándose cada vez más atrás.

- Eso tiene que ser una mentira. - susurró ahora levantando la cabeza para verla, en ese instante Akane sintió miedo, sus ojos se veían tan turbios que deseó no haberle dicho sobre su compromiso. Durante la última semana, que era el tiempo que llevaba de haber sido raptada del hospital y de viaje con el joven, el chico no había perdido oportunidad para intentar acercarse a ella, incluso invadiendo en varias ocasiones su espacio personal, nada grave, aún, pero también había notado lo obsesivo que era y que podía transformarse en un errático sin cordura.

Él comenzó a acercarse a ella como si fuera un depredador.

- Es mentira, ¿Cierto? - de un momento a otro literalmente se había lanzado a ella, quedando como si estuviera a horcajadas sobre el regazo femenino, abrazando su cintura con desesperación. - Akane, cariño, dime que no es cierto. - Ella lo empujaba lo más que podía y nada resultaba.

- ¡Aléjate! - gritó cuando él intentó besarla.

- ¡¿Por qué rayos no me amas Akane?! - le tomó con fuerza el rostro y habló contra sus labios, aplastándolos contra los de ella. - ¡¿Es por qué lo amas a él?! - El aliento del muchacho entraba en su boca causándole nauseas, sus labios rasposos sabían a tierra y el pánico inundó cada fibra de su cuerpo, por inercia recordó las cosas que insinuaba Kasai que le haría. - ¡¿Por qué Akane?! ¡Ese idiota nunca te va a amar como yo!

- ¡Déjame! - le gritó lo más fuerte que pudo salir de su garganta, tanto que sintió como se raspaba su garganta y el aleteo de los pájaros asustados emprendían el vuelo. Fue cuando el joven separó su rostro del de ella, no se quitó de encima, pero al menos era un avance, ¿no?

- Dime. - Ahora sonaba frio, casi tranquilo. - ¿Cómo es que amas a alguien como él? - le tomó el rostro al ver que ella reusaba a verlo y con brusquedad hizo que sus miradas se encontraran. - ¿Cuál es la diferencia entre él y yo?

Y aquella pregunta rozó en Akane un punto sensible, porque en el fondo, muy, muy en el fondo, sabía que algo había de razón en ello, si Ranma y Ryoga habían sido amigos, trabajado para el mismo jefe mafioso... no quería pensar de más, no quería siquiera que cualquier posibilidad mala sobre el hombre de ojos azules pasara por su cabeza. Con convicción empezó a tratar de empujar el cuerpo de Ryoga

- Responde niña. - le agarró los antebrazos para que dejara de empujarlo. - ¿Cuál es la diferencia entre Ranma y yo?

- Déjame en paz. - sin siquiera proponérselo sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, no quería enfrentar este tema y deseaba con todas sus fuerzas que Ranma le hubiese aclarado toda la situación para poder procesarla antes de que Ryoga se lo echara en cara. Lo peor es que Ryoga notó su inestabilidad y comenzó a tantear terreno con más esperanza, porque por la expresión de Akane, se dio cuenta que le afectaba que él hablara de su prometido. Así, con la firme creencia de que Ranma lo había acusado sin acusarse a sí mismo le dijo.

- Ranma y yo fuimos cortados con la misma tijera.

- No...

- Dos secuestradores que necesitaban dinero y no se tentaron el corazón para tomar a inocentes y encerrarlos en el infierno para intercambiar su vida por millones de yenes

- Déjame en paz...

- ¿Qué? ¿No quieres oír lo malo que es tu querido Ranma?

- ¡Ya basta!

- ¿Acaso no lo esperabas Akane? ¡Si Ranma es incluso peor que yo! - tentó aún más el terreno, viendo hasta donde podía deformar la imagen del joven Saotome.

- ¡No, no es cierto!

- ¡Acéptalo! - la estrujó por los hombros. - ¡Él es un maldito delincuente! ¿Acaso no te contó de todas sus hazañas? ¡A su lado yo soy un santo!

- ¡Claro que no! ¡Eres un cínico! ¡¿Qué te queda hablar de lo ajeno si tú eres el que me tiene aquí en contra de mi voluntad!? -

- ¿De lo ajeno? - empujó su cuerpo y la dejó bajo él

- ¡Quítate de encima! ¡Ya déjame!

- No querida, yo no hablo de lo ajeno, como bien te habrá contado yo estaba ahí, trabajé a su lado y no solo eso, me tocó callarme la boca con cada aberración que le veía hacer. - Pegó sus narices

- ¡Estás mintiendo! - Akane se quebró y Ryoga supo que había encontrado su punto débil.

- Vamos Akane, te puedo apostar lo que sea, Ranma era peor que todos los que conociste. - Usó uno de sus brazos para detener ambas manos de la chica sobre su cabeza, mientras que la otra mano la paseó por su rostro. - ¿Quiénes hicieron de cuidadores? ¿Kasai, Ishimaru, Yagi, Nagao, algún otro?

- ¡Ya suéltame! - siguió peleando, escuchar aquellos nombres hacía que se le revolviera el estómago, más aún, porque significaba que Ryoga conocía del tema.

- Créeme Akane, si Ranma hubiera sido tu cuidador, estarías aterrada ante su sola mención. - La joven ante esto último enfureció tanto que logró soltar una mano y atestarle un duro golpe en la mandíbula que lo mandó hacia atrás y ella por fin se liberó.

Akane se levantó lo más rápido que pudo del suelo, si necesitaba defenderse, era mejor que estuviera de pie; con fuerte voz declaró.

- ¡Él fue quien me cuidó idiota! - Si Ryoga ya sabía lo de su secuestro, ya no tenía caso quedarse callada, no iba permitir que le levantara falsos a Ranma.

- ¡Jajajaja! - se carcajeó aún sobre el suelo sosteniéndose el lugar golpeado. - ¡Eres una ingenua Akane! ¡Qué digo ingenua! ¡No pensé que en realidad fueras tan estúpida! - su tono cambió a enojado, se levantó de un salto y fue hasta ella. La tomó por la blusa y la levantó del suelo. - ¿Por qué crees que se portó bien contigo?

- ¡Porque es bueno! ¡Porque ese no es su mundo! ¡Si tuvo que hacerlo fue porque no tuvo opción! ¡Porque...

- ¡Abre los ojos Akane! ¡Todos entramos por necesidad! ¡Pero al menos yo no soy un asesino ni un violador! - y sin consideración la arrojó varios metros atrás, sin importarle que aún no se hubiese recuperado ni tampoco si la fuerza de la caída volvía a herirla.

- ¡No te atrevas a hablar así de él! - le gritó en el suelo sosteniéndose el hombro. - ¡Ni siquiera...

- ¡¿Ni siquiera qué?! - la interrumpió. - ¿No lo sabías? - al ver que ella iba a seguir defendiéndolo decidió no dejarla hablar. - No sabías que tu gran "héroe" no solo es un secuestrador, sino que también es un asesino a sueldo, y no solo es que mate, lo hace sádicamente cada que puede.

- ¡No es cierto, estás mintiendo!

- ¿Te duele Akane? - se acercó y se acuclilló frente a ella. - ¿Te duele la verdad?

- No es...

- ¡CLARO QUE ES VERDAD! - Le gritó a la cara - Es un ASESINO. - remarcó. - Y también es un VIOLADOR.

- Cállate. - apretó las manos en puños.

- ¡No me voy a callar! ¡¿Sabes a cuantas personas él calló?! ¡¿Sabes a cuantas chicas abusó?!

- ¡RANMA NO ES ASÍ! - lo único que tenía a mano eran ramas, nunca había estado tan furiosa en su vida y cuando sintió una de las maderas entre sus dedos, ni siquiera lo pensó, empuñó una fuertemente contra el joven.

- ¡Maldita seas Akane! - Jadeó de dolor al incrustársele el tronco en el brazo.

- ¡No vuelvas a hablar así de él! ¡JAMÁS VUELVAS A HABLAR ASÍ DE ÉL! - Levantándose del suelo lo señaló con el dedo.

- Eres una niña rica Akane y él sabía que así era desde el principio. Sabía quiénes eran los Tendo y tenía un plan sobre ello, para muestra... - soltó una ligera risa irónica al tiempo que se sacaba la madera de la piel, intentando retirar todas las astillas de la herida. - ahora eres su "prometida", le convenía ser tu héroe.

- Tú no sabes nada. - lo miró levantarse del suelo.

- Yo sé más de lo que crees. Pero está bien, vas a terminar por aceptar la realidad. Solo ten presente que... - hizo una pausa, luego comenzó a caminar hacia la dirección del pueblo y Akane sabía que esperaba que lo siguiera, pero no se movió. - Que no te lo haya hecho a ti, no significa que no se lo hiciera a otras.

- No te... - la interrumpió.

- Camina de una vez antes de que me conozcas enojado. Bastante paciencia ya he tenido contigo. - Akane supo que era un ultimátum antes de que de verdad le hiciera daño, sin más opción, fue tras él. Sin embargo, el daño más grande no era físico, era emocional. Sacudiendo la cabeza avanzó, definitivamente no tenía por qué creer en las locuras de Ryoga.

.-.-.-.-.

- ¡Estoy en completo desacuerdo! - Soun se levantó de su asiento golpeando el pie contra el suelo. - ¡Estoy harto de esperar! ¡Nuestros avances no han conseguido nada! ¡Quiero poner a mi equipo táctico a trabajar! - exigió. El silencio se hizo en el lugar.

Llevaban un mes buscando a Akane y parecía que la hubieran borrado, no había ni un solo rastro de ella.

Tras la invasión a la aldea amazona, lo único que habían obtenido era saber que Akane nunca había llegado la zona de la tribu. Al final todo había concluido con la muerte de más de la mitad de la aldea, incluida la matriarca Lixue y cuatro de las cónsules. Cologne había quedado muy mal herida igual que el maestro Happosai, sin embargo, si tuviese que elegirse un ganador, probablemente sería el líder de los Musabetsu, ya que había quedado más tiempo de pie, aunque ahora mismo, no había terminado de reponerse por completo.

Al final Taro había amenazado directamente la vida de Shampoo (quien por cierto ya estaba completamente inconsciente), cuando incluso Cologne estaba fuera de combate, y Mousse al ver que no podría contra las fuerzas del Demonio, por fin había revelado que Tendo había desaparecido luego de la ráfaga de balas proporcionada por enemigos de los amazonas.

- ¡No, por favor! - rogó por la vida de Shampoo cayendo de rodillas al ver que Taro tomaba su cabeza y la giraba ligeramente, una sola rotación bastaría para que la vida de la muchacha se extinguiera.

- Pobre de ti si me estás mintiendo.

- No, de verdad, mataron a la mayoría de los que llegamos a China y Cologne se fue a despistar a los francotiradores, yo seguí a los líderes, Akane estaba entre los cuerpos de las amazonas muertas.

- Si algo le llega a pasar... - lo amenazó Ranma tomándolo por la túnica, la verdad no quería tener que preguntar algo como "¿Estás seguro de que seguía viva?". Taro giró ligeramente la cabeza de Shampoo y Mousse soltó en un alarido.

- ¡No! ¡No! ¡Les juro que ella estaba viva! Venía inconsciente del viaje, pero estaba viva. - Claro que no iba a decir el estado en el que la había dejado Shampoo. - Ellos me hirieron y estuve inconsciente por un tiempo antes de que alguien me encontrara y me ayudara a llegar aquí, cuando llegué supe que Akane no había venido, había desaparecido. ¡En verdad! - declaró con más fuerza esperando que soltaran a Shampoo. Y en teoría, solo en teoría, no estaba mintiendo, porque si había sido herido por balas y con un torniquete provisional se había movido a un pueblo contiguo y entregado a la chica, para luego regresar a la zona y caer desmayado, para su fortuna, había sido encontrado por las amazonas que fueron a recoger los cuerpos.

- ¿Ellos quienes? - preguntó Taro.

- Creemos que eran de la mafia china. - en teoría tampoco mentía, los Kuno tenían lazos fuertes con varios grupos mafiosos chinos.

Ahora, tras un mes de búsqueda por China, no habían encontrado ni el mínimo rastro de ella, y Soun, ya más que desesperado, exigía al clan, lo dejaran moverse por sus medios, como el empresario rico que era, para encontrarla.

- Soun. - El maestro comenzó con un tono suave, entendía que estuviera desesperado, pero no podía darse ese lujo. - Los únicos movimientos confiables son los que hacemos con nuestra gente, fuera de eso, los servicios externos que quieres movilizar y contratar podrían no serlo.

- Soy muy meticuloso, tengo mis servicios de confianza, y estoy dispuesto a gastar hasta el último centavo con tal de encontrar a mi hija. - dijo con convicción. Happosai suspiró.

- Yo... - habló Ranma levantando la cabeza, quien hasta ahora había estado sentado sobre el suelo con las rodillas flexionadas, sus antebrazos recargados en ellas y la cara gacha. - estoy de acuerdo con el señor Tendo.

- Pero Ranma. - habló Genma.

- No, ya estoy harto de la situación, voy a seguir buscándola hasta encontrarla, pero toda la ayuda que podamos obtener será buena. Si el señor Tendo puede movilizar un equipo de búsqueda tal vez ayude.

- ¡Exacto! - Tendo señaló al maestro.

- No, ninguno de los dos está hablando con juicio. Además... - pensó detenidamente lo que diría, si no lo hacía correctamente, echaría de cabeza a Ranma. - Estuve hablando con Genma, y llegamos a la conclusión de quiénes fueron los que secuestraron a la primera vez. - Si antes había tensión, ahora había incrementado considerablemente.

- ¿Y por qué no me lo dijo antes? - dijo serio, pero sin alterarse aparentemente. Soun conocía los nombres que Akane les había proporcionado, eso no era un secreto, la dificultad radicaba en dar con ellos. - ¿Cómo doy con ellos? - El maestro supo que era una exigencia.

- El punto es Soun, que ellos tienen influencias en funcionarios de la policía y...

- ¡Mejor que nadie sabe que mis equipos no trabajan para la policía! Son equipos privados con elementos a los que les compro hasta la lealtad. No me he pasado la vida amasando dinero para no gastarlo cuando lo necesito, más aún, cuando se trata de mis hijas.

- Soun. - Intervino Genma para que se calmara. - Mira, conozco la banda de Kanazawa, es alguien poderoso en el bajo mundo. - procedió a explicarle - Lo conocí al estar investigando el alcance de las amazonas en el territorio japonés. Descubrí que esta banda dirigida por Kanazawa le "abre camino" a AMC con los comerciantes chinos del país, tratos mafiosos para poder pasar productos ilegales al país, también sé que llegaron a requerir los servicios de estos mafiosos para amenazar a algunos empresarios más débiles que intentan sobresalir en los mismos mercados. Kanazawa por su lado se dedica a muchos negocios ilícitos, incluidos los secuestros.

- ¿Sabes desde donde opera? - Preguntó Soun.

- Tiene varios lugares desde donde maneja a su gente. Se donde está la mayoría.

- ¿Estarías dispuesto a testificar llegado el momento Genma? - Parecía casi sombrío al hacer esa pregunta.

- Claro que si amigo. - Le palmeó el hombro y Tendo solo asistió con un gesto desconfiado. Ambos pensando cosas similares, Saotome no iba a delatar a Ranma. - Pero aún no es tiempo, si algo sale mal antes de tener en nuestras manos a Akane puede ser fatal, no solo es Kanazawa, recuerda que Kuno hijo también tiene una obsesión con ella y tiene tanto poder y contactos como tú.

Soun pareció bajar su ánimo y volvió a sentarse. Durante este último mes había sido una completa tortura no solo por la desaparición de la joven en sí, sino porque se había recriminado cada instante el haber desaprovechado la oportunidad que tuvo de acercarse a ella y no lo había hecho.

Ranma por su lado se levantó del suelo, él tenía un remordimiento parecido al de Soun, había desperdiciado mucho tiempo evadiendo el tema y al final, cuando realmente quiso hacerlo ya no tuvo oportunidad de decirle a Akane la verdad. Caminó sin sentido y terminó por salir de la habitación del motel barato donde se habían alojado.

Actualmente en el viaje solo iban Soun, Genma, Happosai y Ranma, siendo acompañados permanentemente por un miembro del clan Musk y otro del de los Siete. Tofu había regresado a Japón para vigilar la integridad de las otras dos hermanas Tendo y por si había alguna clase de novedad. Del resto de peleadores, los sobrevivientes, habían sido mandados a recomponerse después de la batalla con las amazonas, ya cuando estuvieran completamente recuperados se irían integrando a la búsqueda. Por su lado, Taro había abandonado el clan, diciendo que no era parte de él, sin embargo, Happosai estaba seguro que estaba buscando a Akane por su cuenta.

- Pero maestro, ¡¿Cómo puede estar tan tranquilo?! ¡Él la secuestró! ¡¿Qué tal si aun quiere negociar con ella?! - escandalizado Soun había preguntado al ver como se iba el muchacho y se perdía a la distancia.

- No te preocupes Soun. - El viejo, indicó que caminaran tras él, esquivando a la gente del mercado local de Macao, entró a una pequeña fonda e hizo una seña para que fueran atendidos. - Estoy seguro que al final, Taro ya estaba arrepentido, no la hubiera vendido. Cuando los amazonas pagaron y se la iban a llevar, era mentira, no había ningún otro comprador ofreciendo más dinero, él fue quien la salvó.

- ¿Cómo lo sabe? - receloso preguntó Ranma sin notar como la camarera le coqueteaba. Lo único que le pasaba por la cabeza era la forma en la que, además de Happosai, Akane le tenía también confianza e incluso, muy a su pesar, cierto aprecio a Taro.

- Yo le pregunté y él esquivó el tema. - Se rio al recordar la cara de Taro al no saber que más inventar. - El tipo de chica que es Akane, tanto física como en carácter, estoy seguro le recuerda mucho a su madre. - Con nostalgia bajó la mirada, seguramente recordando a aquella jovial joven cuya vida había durado menos que un suspiro en comparación con la suya.

Soun se dejó caer de nuevo en la silla, no estaba convencido de nada, tal vez fuera hora de que comenzara a mover los hilos por su cuenta.

.-.-.-.

Estaban a poco de entrar por fin a la ciudad, Akane sentía que su pie estaba a punto de estallar por las largas caminatas, por su lado el hueso de la clavícula, además de dolerle por las bruscas "atenciones" de Ryoga, lo sentía fuera de lugar.

- Vamos a entrar a la ciudad, más vale que te comportes. - La tomó por el brazo y la acercó a sí.

- ¿Y qué vas a hacer si no me "comporto"? ¿Por fin te vas a animar a matarme?

- No digas ridiculeces. Sabes que no podría matarte, pero... - el joven se detuvo completamente para mirarla de frente. - Si se te ocurre delatarnos, te juro que soy capaz de...

- ¿Hacerme daño? - lo interrumpió sarcástica.

- Peor aún, aquí todos parecen conocer los secretos de todos ¿No? - dijo burlón. - ¿Qué te parecería si le revelo a Kanazawa quien es Sombra? - La cara de Akane perdió color, no le había pasado por la cabeza ese pequeño detalle. Hasta ahora, nunca se había puesto a pensar que Kanazawa no conociera la identidad de Ranma, y más rápido que un rayo, ya se estaba imaginando que pasaría si lo llegaba a descubrir. Ryoga soltó una carcajada. - Eso, calladita... - Acercó su nariz y le dio un "beso esquimal" a la mejilla de la chica. - te ves aún más bonita. Camina. - ordenó antes de hacerla avanzar sin soltarla. - De todas maneras, no vamos a estar mucho tiempo aquí.

- ¿Qué piensas hacer? - preguntó por inercia, la verdad no pensaba que fuese a responderle.

- Vamos a regresar a Japón. - La cara de Akane mostró la sorpresa. - Ya, seguro no te lo esperabas. Pero está bien querida, nadie espera que regresemos allá y quiero que dejemos concluidos unos asuntos antes de desaparecer definitivamente.

.-.-.-.

- ¡Oh Sasuke! - declamó dirigiéndose al pequeño ninja que estaba sentado en la esquina de la oficina. Normalmente hubiese hecho que el hombrecillo estuviera de pie o con una rodilla al suelo, pero le había costado mucho que Kodachi quisiera regresárselo luego de darle aquella "pequeña" lección por mentirle, así que últimamente se portaba muy decente con Sasuke. - Estoy tan deprimido. Aún no logro resolver mi pequeño asunto con Akane Tendo.

- Si me permite... - dejó al aire poniéndose de pie con respeto.

- Claro, claro que si mi querido amigo Sasuke. - contestó de inmediato.

- Señor, ¿Porque mejor no deja ya las cosas por la paz? Esa muchacha solo le va a traer problemas.

- No Sasuke, eso no. - Le dio la espalda con un gesto contenido. - Es que tú no entiendes lo que es estar enamorado. - El ninja suspiró, no tenía caso. - Sabes, ayer por fin logré contactar con Nabiki, me explicó que el día que llevaría a Akane a verme, fue raptada nuevamente, lo cual tiene sentido, yo mismo vi cómo era prisionera de ese imbécil. - Hizo una seña y su sirviente enseguida le sirvió un vaso de whisky - Ese tal Demonio que contratamos resultó ser un completo pelagatos. - dio un sorbo a su vaso con la mirada molesta. - Según lo que pude ver, el idiota trató de vender a mi querida damisela a Kanazawa y a las Amazonas, si no hubiese sido por su tontería, ahora mismo tendría a Akane conmigo.

- Lo ve señor. - Sasuke habló sin poderse contener. - Esa chica solo son problemas, Kanazawa y las amazonas no descansarán hasta que...

- ¡Te preocupas demasiado Sasuke! - dijo riendo al soltarle un golpe amistoso en la cabeza. - Kanazawa es un papanatas, su poder nunca superaría al mío y por las amazonas no te preocupes. La verdad no sé qué pasaría, pero hace unas semanas hablé con papá, luego de felicitarme por mi excelente trabajo con los negocios. - egocéntrico resaltó. - Se me ocurrió contarle de una estrategia que pienso implementar en la empresa de exportaciones ya que ha bajado el rendimiento y utilidades en el último trimestre, y me contó que había notado que AMC había mostrado cifras irregulares y movimientos extraños, así que para no molestarme había trabajado sobre eso, ya lo conoces, me dijo: - entonces Tatewaki adoptó una pose relajada se despeinó un poco el cabello e imitó una voz cantarina. - "No te preocupes ya por las Amazonas Tachi, estoy seguro que de ahora en adelante no se volverán a meter ni por error con los Kuno" - El joven volvió a su pose normal antes de continuar. - La verdad no pensé que Kodachi fuera a contarle a nuestro padre deliberadamente sobre la daga voladora que atentó contra mi vida. - Se notaba que creía lo contrario recordando como había relatado lo sucedido a su hermana en tono dramático. - Pero estoy contento con el resultado.

Sasuke suspiró. El señor Kuno padre, tenía razón, su señor Tatewaki nunca iba a tener la astucia suficiente para encargarse de los negocios del bajo mundo.

- El tema aquí Sasuke es que tengo que encontrar la manera de traer a Akane conmigo... - pareció pensarlo. - Creo que no me queda más remedio. - Declaró mirando por la ventana. - Aunque últimamente Nabiki ha estado renuente a hacer nuevamente tratos conmigo, estoy seguro de que si le ofrezco un "pez realmente gordo" podría aceptar ayudarme y esta vez me aseguraría de que todo saliera bien. ¡Si, está decidido!

.-.-.-.

.-.-.

Algunos días después Akane se encontraba sentada en un banco de un parque. Rodeada de tantas personas con las que podía comunicarse tenía que morderse la lengua para que el joven no cumpliera su amenaza, no podía correr el riesgo de que Ryoga le revelara a Kanazawa quien era Sombra.

- ¿Qué hacemos aquí?

- Solo espera. Llamé a alguien que quiero que conozcas. - La joven bufó, en tiempos anteriores sus únicos contactos con el mundo exterior habían sido sus amigas de la preparatoria y ahora se encontraba viajando y conociendo mundo gracias a una compleja sucesión de hechos que no parecían creíbles.

- Ya estoy aquí. - Se oyó la voz seca de una chica que llegó por el franco de Ryoga. - Más vale que hables rápido. - Alegó sin sentarse o dirigirles la mirada. Llevaba unos gruesos lentes de sol negros y se notaba enojada.

- Hola. Se que mi llamado puede haberte perturbado luego de lo que pasó y después de tanto tiempo, pero necesito que platiques con mi... amiga. - Dijo Ryoga levantándose y encarando a la mujer.

- ¿Y porque querría hablar contigo o con esa… - ella se bajó los lentes y miró a Akane con desagrado. - niña?

- Porque ella no cree en lo que le digo, así que talvez tú si puedas convencerla de que al "santo" al que le reza es más un demonio del infierno.

- Solo conozco a una persona que denominaría demonio del infierno, pero no creo que haya alguien tan estúpido para creer en él. - Akane estaba atenta a aquello, pero no comprendía. - Cada día rezo para olvidarme de todo lo que Ranma Saotome me hizo.

El corazón de Akane se congeló. No es cierto, ¡no podía ser cierto! Sus músculos completamente rígidos, su cuerpo completo sin reacción física.

- Te presento a la prometida de Ranma, ella es Akane. Akane te presento a la ex...

- ¡Ni siquiera lo menciones! Me da vergüenza que sepan que tuve una relación con alguien como él.

- Bien... ella es Ukyo. - presentó sin título de por medio.

- No puedo decirte que es un gusto conocerte. - La joven se paró frente a Akane y se quitó las gafas. Era una chica bonita. Alta, espigada, con su cabello largo revoloteando por el aire, todo hacía que su expresión seria le pareciera algo tétrica. - Vayamos a otro lugar, los sitios públicos no me parecen apropiados para hablar estos temas.

- No voy a ir a ningún lado. - los dedos de su mano se posicionaron sobre el concreto de la banca, como si con eso pudiera aferrarse a ella y no irse de ahí, mientras que la mano que reposaba en el cabestrillo se empuñó tratando de mantener el temple ante lo que venía.

- Como prefieras. - Ella se sentó a su lado y Ryoga se dio media vuelta, "alejándose" de ellas, aunque en realidad permaneció tras un árbol cercano para oír la conversación. - Solo lo voy a decir una vez, pareces una chica joven y no quiero que quede en mi conciencia no haberte alertado. Ya quedará de ti lo que decidas hacer después.

- No importa lo que digas, no voy a cre...

- No necesito que me creas, no me importa si decides bien o no, yo ya habré cumplido con advertirte. - Le aclaró interrumpiéndola. - Ranma y yo fuimos novios desde la secundaria. - Akane se quedó callada, no porque quisiera escuchar, sino porque el miedo de descubrir algo malo de Ranma la paralizaba. - Nos conocíamos desde niños, lo mismo con Ryoga. Al principio todo fue muy tierno, un par de niños jugando al amor. Lo malo vino cuando la señora Nodoka enfermó, Ranma cambió mucho, no sé cómo terminó metido con los mafiosos y a estas alturas no me importa, pero lo que sí, es que me obligó a encubrirlo. Yo veía los sobres con información de sus víctimas, los fajos de dinero sobre la mesa y las malas compañías ir y venir, como yo vivía sola y no quería que se enterara su madre... - ella bufó molesta. - Estaba tan ¡tontamente enamorada!

Akane tenía una mezcla de emociones en su interior, empezando por el hecho de conocer a una expareja de Ranma y eso era el menor de los males si resultaba cierta cada palabra que oía, pero, de acuerdo... aún la situación es salvable, pensó, es decir eran cosas que podía deducir, era un secuestrador, eran situaciones que se esperarían de tal profesión, fue muy malo de su parte involucrar a Ukyo en ello y exponerla, pero... todo lo hacía por su madre, y cometió todos esos errores, pero...

- Luego las cosas comenzaron a subir de nivel. - La joven siguió hablando interrumpiendo los pensamientos justificantes de Tendo. - Se deshizo de un hombre frente a mis ojos y me dijo que no había tenido opción. - Toda la sangre de Akane se fue hasta sus pies, sintiendo un vértigo indescriptible dentro de un shock del que no podía reaccionar. - No fue la última vez y aun así seguí con él porque le creía toda la porquería que me decía, creía que...

- De... detente... - encontró su voz para hablar. - No sigas...

- ¿Porqué? - Se sentó de lado para mirarla. - Dime, ¿Qué te dijo Ranma para engatusarte?

- Nada, él...

- Si, él es realmente encantador cuando quiere. - Le quitó la palabra. - Pero es un lobo con piel de cordero.

- No, él...

- Él es todo lo malo que puedas enumerar.

- No es cierto. - dijo con convicción y volteó a mirarla.

- Y te voy a decir algo más.

- No...

- Ranma Saotome se llevó mi inocencia, en todos los sentidos posibles. - remarcó. - pero al menos a mí fue por tonta, a otras tantas, fue solo por diversión y en contra de su voluntad. Buen día, Akane. - Se levantó, se puso las gafas de nueva cuenta y se marchó.

Mientras Akane sentía que el mundo se le venía encima tratando de bloquear todas aquellas palabras que hundían la imagen de su prometido, metros allá Ryoga se despedía de su amiga.

- Creo que se me pasó la mano Ryoga... tal vez no fue tan buena idea decirle todo eso. - Nerviosa se pasó la mano por el pelo.

- No te irás a echar atrás, ¿verdad? Lo que te dije por teléfono es cierto, Ranma está comprometido y la única forma de que terminé eso es que ella rompa el compromiso.

- No me estarás ocultando nada, ¿no?, porque te juro Ryoga que si me llego a enterar que todo lo malo que dije de Ranma fue en vano o que lo perjudican de otra manera yo...

- Tranquilízate. ¿Acaso no estabas enojada porque Ranma estaba en un compromiso y no era contigo?

- Tu mejor que nadie sabe que mi padre siempre le prestaba dinero al señor Saotome y había un trato implícito...

- Ósea que solo estaba por la cabeza de tu padre. - Se burló.

- ¡Claro que no! ¡Saotome lo llegó a insinuar! ¡Ranma y yo nos casaríamos!

- Si, si, ya, esa historia me la sé, te enamoraste y nunca te hizo caso, peor aún nunca hubo ningún compromiso.

- ¡Fuimos novios idiota! - le golpeó el hombro con fuerza

- Si para ti eso es ser novios... - rodo los ojos. - Como sea, no va a pasar nada Ukyo, en cuanto Akane termine el compromiso con Ranma, él regresará aquí con la cola entre las patas y será tu oportunidad. - Ukyo solo asistió esperanzada, sin saber que Ryoga le estaba mintiendo, ya que esto solo era para que Akane se "desengañara", al final de todo, él nunca le iba permitir regresar ni a su casa, mucho menos volver a ver a Ranma. – Nos vemos Ukyo.

Fue hasta donde Akane seguía tullida, la tomó del brazo y se la llevó de ahí, resuelto el asunto, ahora si podían irse juntos al fin del mundo y desaparecer.

.-.-.-.-.

- Señor Miyamoto, un gusto saludarlo. - Se inclinó el joven ante el abogado.

- El gusto es mío. - En el momento se inclinó también para saludarlo con respeto, aunque solo fuera el asistente de Tendo sabía que Shimakura era los ojos de su jefe. - Dígame en que puedo ayudarle. - le invitó a sentarse frente a su escritorio mientras él tomaba asiento y se preparaba para recibir indicaciones.

.-.-.-.-.

- Akane... - la llamó Ryoga viendo como seguía taciturna, estaba sentada en la cama, no había querido descansar y el joven no sabía si era porque no terminaba de asimilar lo que le había dicho Ukyo o porque se negaba a dormir en la misma habitación que él.

La muchacha oía lejanamente a Ryoga, las cosas que había dicho la ex pareja de Ranma le habían afectado, le daba vueltas al asunto, era como si todo este tiempo, el hecho de que Ranma la hubiera ayudado lo hubiera hecho inmune a pensamientos en su contra, y ahora, ya no podía cerrar los ojos y hacer como si no hubiera tenido un pasado aparte del suyo.

- ¿Qué esperabas Akane? Era un secuestrador, era más que obvio que tú no eras la primera víctima. - una parte de su conciencia se hizo presente. - Pero si la última, yo creo que fui la última, me salvó de ser vendida, estoy segura de que no iba a regresar con esos hombres cuando los traicionó al liberarme. Además, se mudó de ciudad y se cambió el nombre, quería dejar atrás su pasado. - Repuso otro pensamiento . - ¿Y si lo único que buscaba era que no lo atraparan? - contratacó aquella parte de su cerebro que había estado aprisionada. - ¿Qué tal si en realidad si es un asesino… o un violador? – Sus propios pensamientos sin darle tregua.

Ryoga se acercó lentamente a ella y se sentó a su lado.

- Yo sé que puede ser difícil de asimilar Akane. - El contacto con su hombro la trajo de vuelta a la realidad. - Para mí también fue difícil de creer que mi mejor amigo se perdiera en el camino. - Enojada se apartó y fue hasta la ventana, la noche ya estaba instalada. - Akane... - la volvió a llamar solo para recibir la frustración de la joven.

- ¡Déjame en paz! ¡¿Qué no lo entiendes?! ¡No me importa lo que digas tú o cuantas más traigas! ¡No voy a creerles nada!

- ¡Maldita sea Akane! - Se levantó enfurecido y la tomó por los hombros. - ¿Aún con todo lo que te contó Ukyo sigues creyendo en él? - frustrado la zarandeó.

- ¡Si! ¡Siempre voy a creer en él! - le gritó, Ryoga nunca se iba a enterar de las dudas que ahora corroían su cabeza.

- ¡Entiéndelo de una vez! ¡Ranma es un desgraciado! ¡Y yo te amo de verdad! ¡Es mejor que me aceptes de una vez porque de ahora en adelante vamos a estar juntos!

- ¡Suélta... - Pero Ryoga había perdido la paciencia y la comenzó a besar a la fuerza. La cargó de la cintura con ambos brazos y Akane aprovechó para alejar su rostro de él. - ¡ME DAS ASCO! ¡ALÉJATE DE MÍ! - Se defendió todo lo que pudo, pero estaba lastimada y Ryoga era fuerte, frustrada siguió intentando, no entendía como era que, aunque ella tuviera activa la técnica de fuerza, no pudiera superarlo.

- Estarás contenta, ahora estoy enojado. - Le dijo luego de arrojarla en la cama, quitándose la camisa y quedándose en playera interior

- Te... te lo advierto, no te acerques a mi o... - intentó decir completamente en pánico.

- ¿O qué? ¿Qué me vas a hacer? - Quedó a gatas sobre ella. Akane respiró profundo tratando de concentrarse.

Piensa en dos ataques, uno es tu principal, ese solo será un distractor, el segundo es el que dará en el blanco. Las palabras de Ranma en uno de los entrenamientos repitiéndose en su cabeza. Si de plano sientes que no tienes mucha oportunidad, espera la oportunidad indicada, cuando tu adversario sienta que vaya ganando y esté más confiado, será el momento de atacar. Akane se tragó su llanto y las groserías que quería decirle cuando sintió que comenzaba a besarle el cuello.

- Eso es... - oyó la voz susurrándole, ella aguantó una arcada. - Relájate, todo va a estar bi... - y le dio un rodillazo en la entrepierna, luego le dio un derechazo que lo mandó al suelo.

- ¡Nunca vuelvas a tocarme! - Le gritó mientras abría la puerta y salí a paso rápido, de sobra sabía que no podía huir.

Caminó por el pasillo de la posada, cualquier lugar sería mejor que la habitación.

- ¿Todo bien? - Le preguntó de pronto una mujer cuando recargó su cuerpo contra la pared.

- Si... - dijo luego de la sorpresa.

- Te vi en la cena con Ryoga. Mi nombre es Unryu Akari, somos viejos amigos. - Se refirió al joven. Akane asistió.

- ¡Oye A... - Ryoga calló de tajo al ver a la otra jovencita con Akane.

- Hola Ryoga. - Dijo sonrojándose un poco. - No tuve oportunidad de saludarte antes, los vi durante la cena.

- Que coincidencia verte aquí... - Disimuló su enojo. La joven sonrió encantadoramente y habló.

- Trabajo aquí desde hace un tiempo. - suspiró. - Me estaba presentando con... - dejó al aire esperando que ella dijera su nombre y Ryoga apresurado completó.

- Mi prima, Hibiki Ami. - y le hizo una seña para que contestara.

- Mucho gusto Akari. - se inclinó aun viendo a Ryoga.

- ¡Oh! ¡Tu prima! - Pareció aliviada. - Un gusto conocerte Ami. - dijo sonriente, luego miró a Ryoga sin decir más, como si no encontrara que comentar.

- Regresa a la habitación Ami, recuerda que no debes pasear por la noche. - Le advirtió y Akane viendo que se quedaría con Akari regresó al cuarto.

.-.-.

Akane no había dormido demasiado, la información que la tal Ukyo le había dado el día anterior la tenía perturbada. ¿Ranma habría sido capaz realmente de matar a alguien? ¿Ser capaz de algo tan vil como abusar de... sacudió la cabeza tratando de alejar esos pensamientos pero le era imposible, porque si no... ¿Porqué Ranma nunca me quiso contar de su pasado? ¿por qué tanta indecisión? ¿no me tenía confianza o era otra cosa? ¿había algo muy macabro que no quería decirme? Sus ojos empezaron a lagrimear sin control, el dolor que le producía pensar que Ranma fuera ese tipo de persona era tan grande que la respiración se le iba. Un recuerdo de todas las veces que había visto morir a alguien se mezclaba con la imagen de Ranma haciéndolo y le temblaba el cuerpo entero, peor aún, la imagen de él haciendo lo que había intentado Kasai o la noche anterior Ryoga, y se le venía el mundo encima.

De pronto la puerta se abrió y Ryoga entró como si nada, Akane tuvo que detener su verbena mental para ponerse alerta sobre él, quien sin aviso, se metió en el baño, casi enseguida se oyó correr la regadera.

Minutos después, Akane dirigió su vista hacia la puerta de la habitación cuando unos toquidos resonaron y una voz se anunció.

- Soy yo, Akari. - la joven se levantó y abrió.

- Buenos días. - Dijo sin mucho ánimo Akane.

- Buenos días Ami. Ryoga me dijo que saldrían pronto y les traje el desayuno. - Levantó las manos mostrando tres bolsas de papel. - Este es el de Ryoga.

- Se lo haré llegar. - Dijo esperando recibir las cosas y que ella se retirara.

- En realidad... me gustaría que charláramos un rato. ¿Se puede?

- Yo...

- Por favor... es importante, sé que apenas nos conocemos, pero en verdad necesito hablar contigo. - Akane lo pensó por un momento y decidió ir. Akari probablemente sería el último contacto que tuviera con la sociedad, es decir, hasta ahora, Ryoga no le había permitido intercambiar ni un solo saludo (a excepción de Ukyo) y esta jovencita parecía tener un efecto tranquilizador en él, bastaba ver lo que había ocurrido la noche anterior, si no se hubieran encontrado con Akari, Ryoga probablemente la habría obligado a regresar a la habitación y...

- De acuerdo. - dijo para ya no pensar en nada más. Tras dejar el desayuno y una nota hecha por Akari, ambas chicas salieron a la parte posterior de la posada para desayunar al aire libre.

- Así que su prima, ¿eh? - habló la de pelo largo dando un mordisco a su bola de arroz.

- Ajaa... - fue su única respuesta mientras también masticaba su desayuno.

- Y... ¿Desde cuando viajan juntos?

- Hace no mucho.

- Ya... y... ¿A qué se debe su viaje?

- No quiero ser grosera, pero... digamos que no es grato para mi hablar del tema. - Esquivó. no quería decir una mentira y no poder mantenerla, tampoco equivocarse y soltar información que pusiera en peligro a Ranma o incluso a Akari.

- Discúlpame, vas a pensar que soy una entrometida. - se sonrojó y agachó la mirada.

- No te preocupes, pero dime, ¿de qué querías hablar?

- Yo... ¿Tú sabes si... - cortó la pregunta. - ¿Ryoga ha estado... - volvió a cortar sin saber cómo preguntar aquello. - Yo... - pareció pensarlo mejor y tras unos momentos por fin dijo. - ¿Tú sabes quién es... Akane?

- ¿... Akane...? - Ella se pasmó por un segundo. - ¿Porque preguntas eso?

- Yo... bueno... a lo mejor Ryoga no te dijo nada sobre mí, pero... - rodeó la pregunta. - Él y yo estuvimos juntos por un tiempo, antes de que sus padres murieran, luego, no es que nos dejáramos de amar, al menos no de mi parte, pero, él comenzó a apartarse cada vez más, cada vez más frio y... - ella cerró los ojos y negó con la cabeza, Akane conocía esa expresión, estaba segura que estaba omitiendo detalles. - Te cuento esto porque no quiero que pienses mal de mí.

- No lo haría Akari, pareces una buena muchacha.

- Ayer... - se tomó su tiempo antes de decir. - Ayer Ryoga y yo estuvimos juntos. - Y Akane supo a lo que se refería sintiéndose muy incómoda al respecto. - Yo aún lo amo Ami, nunca dejé de hacerlo, por eso cada que él me ha buscado después de nuestra separación... yo no puedo negarme, creo que siempre será el amor de mi vida. - Akane la vio con una mezcla de sentimientos.

Si al final resultara que Ranma es una mala persona, ¿así de lastimosa me veré? ¿Amando a un hombre cuyo pasado no conozco y cegándome a todos sus crímenes solo porque es el amor de mi vida? pensó Akane.

- Ayer... - Akari bajó la mirada y la chica Tendo pudo notar que lloraba amargamente. - Mientras estábamos en la intimidad... él... - dejó salir un gemido de dolor. - él me llamaba Akane...

Akane tuvo que retener una arcada ante lo asqueroso de la situación, suerte que la otra chica no la miraba y trató de disimularlo rápidamente.

- Estoy consciente que era probable que después de dos años de ruptura él me olvidara, pero siempre regresaba a mi... tenía una esperanza de que se encontrara a sí mismo y descubriera que yo estoy aquí para él, amándolo como siempre y decidiera regresar conmigo. Por eso necesito saber si conoces a esa tal Akane, si ante ella tengo alguna posibilidad de ganar, o si por el contrario es un juego perdido. Dime Ami, ¿qué sabes de esa tal Akane?

- ¿Quieres que te sea sincera? - Akari asistió. - Lo único que necesitas saber de ella, es que está enamorada de otro sujeto, nunca se va a fijar en Ryoga, de hecho, creo que lo odia. Pero lo importante aquí no es Akane, eres tú Akari, creo que eres muy valiosa como para caer en las manos de alguien tan horrible como Ryoga, él no merece la pena.

No se quedó a ver su reacción, se levantó de inmediato, todas esas dudas sobre Ranma la estaban matando.

.-.-.-.

- Dice que había una chica que se parecía mucho a Akane. - Tradujo Happosai con dificultad, su chino estaba muy oxidado. - No hablaron mucho con ella, la tenían en... - intentaba explicar la información que venía de la enfermera.

- Cuidados intensivos. - Interceptó el aliado de los Musk, Bishamonte, que los acompañaba en esta ocasión - Después de una semana despertó y apenas la pusieron en una habitación con otros pacientes, desapareció. - Oyó lo que la chica relataba y luego tradujo, prácticamente solo para Soun y Ranma, mientras los demás tenían conocimientos del idioma, Soun siempre había contratado traductores y Ranma jamás lo había estudiado. - Era un joven alto de cabellos castaño oscuro y siempre llevaba una pañoleta atada a la frente. - La enfermera hizo una expresión rara que cobró sentido cuando el hombre tradujo. - Daba un poco de miedo porque siempre exigía con gritos saber cómo estaba la muchacha, además algunas novatas decían que parecía un vampiro por que le asomaban los colmillos de la dentadura.

- Ryoga. - susurró Ranma y Genma asistió. Cuando Soun los miró casi desconcertado, el chico completó. - Hibiki Ryoga, trabajaba en la casa Tendo de seguridad. - Soun pareció recordarlo. - Pregúntale si ella estaba bien. - habló apurado y Bishamonte lo hizo, luego la mujer habló y fue traducida para ellos.

.-.-.-.-.

Akane suspiró con cansancio, lejos de sentir que estaba recuperándose se sentía cansada y muy desgastada, tanto física como emocionalmente, aunque estos últimos días Ryoga no había intentado nada "romántico", todo el tiempo lanzaba comentarios contra Ranma que sentía como si fueran ataques filosos a su espíritu.

Ryoga la tomó del brazo y la ayudó a subir al barco, según había entendido, el joven había sobornado a uno de los tripulantes para abordar aquel barco mercantil y tras un largo viaje los dejaría al sur de Tailandia.

- Por favor Ryoga, aun puedes hacer lo correcto. - pidió en voz baja

- No empieces Akane, no vas a conseguir nada. - la guió para esquivar unos enormes contenedores de metal y siguieron caminando. - A la primera tontería que hagas, Kanazawa se entera de quien es Ranma. - habló notando la resistencia de ella a caminar. Enfurecida, se soltó de su agarre.

- ¿No te la has pasado diciendo lo malo que es Ranma? ¿No te has puesto a pensar que tal vez ya no me importa? - No gritó, pero Ryoga supo que a la mínima provocación lo haría. Hibiki de alguna forma retorcida se alegraba, eso significaba que ya había mermado suficiente la seguridad de ella en Ranma como para no importarle que lo delatara, al final, aunque Akane fuera muy madura, seguía siendo una adolescente de 17 años, mientras que él, era un adulto de 21 años bien trabajados y forjados.

- Puede que él no, pero... - se acercó para susurrarle en el oído. - ¿Has pensado en lo que le harán a Nodoka? - Akane perdió completamente el color.

- No... - musitó en un susurró. - No la metas en esto, a ella no... - Y es que si había una verdadera victima en toda esta desagradable situación era ella.

- Tu eliges. Porque lo primero que harán a penas sepan quien es su madre, irán por ella. - tomó un mechón de su cabello y lo pasó tras su oreja. - la capturarán. - la señaló con el dedo índice tocándole la frente. - Y probablemente la torturen solo para hacer pagar a Sombra por sus "pecados", así que, elige bien. - Akane se quedó estática, sabiendo que no había más salida que seguirlo.

Necesitaba hablar desesperadamente con Ranma, tenía muchas dudas y necesitaba que se las aclarara, la incertidumbre la tenía desecha y si bien lo que le había dicho a Ryoga era mentira para probar si la dejaba ir, si había cierto dejo de realidad en ello. Por otro lado, Nodoka no, con la amable y cariñosa mujer, no podía siquiera tentar en ponerla en la cuerda floja, a ella no.

El barco zarpó y las esperanzas de Akane por liberarse se reducía a cada minuto que pasaba, tras casi una hora de viaje simplemente se había sentado en el suelo del sucio camarote a esperar su destino mientras Ryoga estaba recostado en la estrecha cama leyendo una revista. De pronto la puerta se abrió, alarmado Ryoga se levantó, pero ni siquiera pudo ponerse en posición de ataque cuando entraron al menos cinco hombres, todos armados hasta las pestañas y fuera se divisaban otros tantos de esos elementos.

- Muévete. - dijo el que parecía líder señalándole a Ryoga la salida, otro puso a Akane de pie y la hizo caminar siguiendo al tumulto de elementos armados. Al salir, la chica notó que ya estaban en puerto, y era más que obvio que no era Tailandia, sino más bien, una isla o algo parecido.

En el pequeño puerto los hicieron bajar y ahí mismo los pusieron a bordo de varios vehículos todo terreno, Akane viajó en uno y Ryoga en otro, ambos como si fueran reos peligrosos.

Se detuvieron a las puertas de una enorme construcción, una casa que al atardecer se veía majestuosa en sus tonos blancos y dorados. Igualmente, los pasillos interiores por donde fueron conducidos eran decorados con elementos caros y extravagantes que desembocaron en una sala de gran tamaño, donde al fondo y al centro una mujer ataviada con un lujoso vestido en color negro los esperaba.

- Bienvenidos sean a mi humilde isla vacacional.

- Kodachi... - Akane susurró, claro que sabía quién era la extravagante hermana de Kuno Tatewaki. Nabiki se había encargado de quejarse de ella lo suficiente cada que la encontraba en las revistas de moda y elite de sociedad, diciendo cosas como: Si Tatewaki es odioso, la hermana es insoportable.

- ¿Quién es tu sirviente Tendo?

- No es mi sirviente. - contestó de inmediato, viendo de reojo a Ryoga que parecía estar pensando en un plan de escape, pero era casi imposible hacerlo y no salir con una o dos balas atravesándolos.

- ¿Tu "amiguito"? - volvió a preguntar.

- No.

- Perfecto, ¡Muchachos! - llamó a todos sus matones. - Llévenlo a las mazmorras, mmm... - hizo como si lo pensara. - Asegúrenlo bien, luego jugaré con él. - A punta de armas se lo llevaron de ahí y sinceramente Akane sintió cierta tranquilidad, Ryoga había sido despojado de todas sus pertenencias al igual que ella, no tenía manera de llamar a nadie y no quería tener pensamientos tan horribles como, Si Ryoga desapareciera... Pero era cierto, él era un peligro para Ranma y Nodoka.

Todos los elementos armados salieron de la gran sala y Kodachi se levantó y movió con libertad hasta Akane y la rodeó varias veces, mirándola como si fuese un experimento de ciencias.

- ¿Qué es lo que pretendes Kodachi?

- Es que no entiendo. - se quejó yendo de nuevo a sentarse. - No entiendo que rayos ve mi hermano en ti, pero menos aún... - su voz se transformó en una macabra furia. - ¡No entiendo porque alguien mataría por ti! ¡Tonta niña insípida! - La chica sacó en el acto un listón de entre su ropa y lo manejó de tal manera que la cinta gimnastica terminó enrollada en el cuello de Akane, estrangulándola sin piedad. - Maldita niña sin chiste. Por tu culpa las Amazonas mataron a mi padre y te haré sufrir antes de matarte para que sientas en carne propia un poco del dolor que ¡yo estoy sufriendo! - Aplicó más fuerza en su agarre.

Akane cayó al suelo de rodillas tratando de liberar su cuello, la presión era tanta que sentía que incluso los ojos se le desenfocaban.

- ¡¿Porqué?! ¡¿Por qué rayos las amazonas pensaron que estabas en manos de los Kuno?! ¡¿Por qué, estúpida plebeya?! - jaló el listón zafándolo, lacerando el cuello de Akane pero al menos la dejó respirar.

- ¡No lo sé! - gritó apenas recuperó un poco de aire. - ¡O a lo mejor es porque ustedes acribillaron al clan amazona en china!

- ¿Co... cómo sabes eso? - trastabilló. - ¡Tú no sabes nada! ¡Esa anciana y su sirviente estaban buscándote a ti! - Le aclaró. - Mataron a mi padre pensando que te tenía en su poder. - El vestido ampón cayó como por arte de magia desde sus hombros y quedó en un perfecto circulo en el pulcro suelo de mármol. La mujer terminó en un leotardo negro de gimnasia y batió en el aire su listón - ¡¿QUÉ TE HACE TAN IMPORTANTE?! - desmedida se lanzó a atacarla sin concebir que una triste y patética muchacha valiera tanto.

- ¿Tú por qué crees? - dijo con una sonrisa orgullosa, ahora que no había nadie armado dentro del lugar, Kodachi estaba como operada si pensaba que no se defendería.

- Ma... maldita. - rechinó los dientes al ver que su ataque era detenido.

- ¡Tú lo serás! - gritó fuertemente enviándola a volar por la lujosa estancia.

.-.-.-.

- Señor, que le parece si mejor se toma un tiempo para descansar. - Le rogó a su señor Sasuke. Recibir la noticia del fallecimiento de su padre lo había afectado de una manera que el sirviente nunca había visto en Tatewaki, sin embargo, el funeral se había llevado a cabo esa mañana y al terminar se veía aún peor.

- No Sasuke. - declaró mirando por la ventana del helicóptero privado. - Estoy seguro que Kodachi se retiró a la isla y quiero estar con ella.

El hombrecillo suspiró, precisamente por eso no quería que fueran ahí, a diferencia de Kuno hijo, Sasuke no era ignorante de los círculos bajos en los que se movían el ahora difunto señor Kuno y la hija menor de la familia, y ese raro ataque al corazón sonaba demasiado raro, además la actitud de Kodachi, aunque había sido llorosa en todo momento, él que la conocía perfectamente, veía la furia en su mirada.

A penas arribaron en el pequeño helipuerto, Sasuke identificó a los elementos armados, quienes tenían caras sorprendidas; no hicieron nada, era obvio que sabían quién era Kuno pero también se notaba que no lo esperaban ahí. El ninja comenzó a sudar de los nervios, todos esos hombres eran de la guardia del clan.

- Señor, por favor vámonos, yo creo que la señorita Kodachi quiere estar sola. Ella también necesita tiempo para sí misma, ¿no lo cree? - Tatewaki ni siquiera lo escuchó, más bien, hasta pareció apurar el paso al entrar en la casa.

- Necesito algo fuerte, sírveme un vaso de sa... - sus palabras quedaron a medias al abrir las puertas del salón principal y ver como Tendo Akane, su amada Akane, le daba una patada a su hermana que la dejaba inconsciente. - A... Aka... Akane... - ella se quedó pasmada. - Querida, viniste a... - entonces cayó desmayado.

Akane simplemente se había lanzado hacia él y lo había golpeado, el ninja la miró asombrado, pero no hizo nada por detenerla, tampoco por evitar que saliera del lugar, era mejor así. El hombrecillo dio un sobresalto cuando escuchó como sonaban los disparos a diestra y siniestra, con rapidez tomó a Tatewaki y lo arrastró a uno de los tantos compartimentos ocultos de la casa, luego hizo lo mismo con Kodachi y los tres se quedaron en resguardo, haría lo que sea con tal de proteger a sus amados señores.

.-.-.

- Muévete rápido Mousse. - Le ordenó Cologne a su único acompañante. - Si encontramos a la chica, tan pronto nos dé el pergamino, la matamos.

- De acuerdo. - contestó el muchacho antes de tomar un rumbo diferente que la señora. El joven amazona había cambiado de opinión drásticamente respecto a sus ideales, después de lo que había acontecido en la aldea jamás dejarían que Shampoo se casara con Ranma, pues, intencional o no, la había dejado parapléjica tras lastimar su columna vertebral.

Por otro lado, tras la muerte de la antigua matriarca suprema, efectivamente le habían dado el cargo a Cologne pero a cambio de ello debía centrarse en la aldea y dejar a Shampoo de lado, las amazonas no eran conocidas por su comprensión e inclusión con ese tipo de temas, era tan simple como "eres fuerte, sirves; no eres fuerte, no sirves", y al menos para la anciana su nieta no era desechable bajo ningún concepto, además tenía la esperanza de que si terminaba de aplicar las técnicas del pergamino en ella, la jovencita recuperaría la salud, pero irónicamente...

- ¿Qué pasa abuela? - había preguntado Mousse cuando la vio mover las manos sobre Shampoo sin completar ningún patrón.

- No... no lo... no lo recuerdo... - se había quedado estática mirando horrorizada a Shampoo quien seguía inconsciente.

- ¿Cómo que no lo recuerda? ¿No recuerda las técnicas? Pero... si usted conoce el pergamino de memoria.

- ¡Ya lo sé idiota! - le gritó frustrada porque ni ella misma entendía que pasaba, enseguida una idea asaltó su mente. Rápidamente se movió por la habitación (con dificultad ya que estaba muy herida, pero eso no le importaba por ahora.) y buscó sus pertenencias que habían sido olvidadas desde que llegaron a la aldea tras los sucesos recientes. - No está... no está... el pergamino no está. - pavorosa agitó de nuevo la maleta donde lo había tenido guardado. - Pero... - sus ojos se abrieron casi desorbitándose al comprender. - ¡Maldita perra infeliz! - estalló, el único momento que había perdido de vista su pergamino, había sido cuando lo dejó en el camarote del barco junto a la heredera de Happosai, cuando había intentado absorber las técnicas de ella.

Entonces Cologne había tenido que explicarle a su "futuro yerno" que, desde hace tiempo, había notado que si bien, los poderes que brindaba el papiro se conservaban dentro de quienes los adquirían, los conocimientos sobre ellos comenzaban a desaparecer si se alejaba del pergamino, esa era la única razón por la que las amazonas nunca se lo habían quitado a Cologne, ya que, tras años de estudiarlo, quitárselo era como empezar desde cero.

Luego de poner a la vieja a escoger entre el mandato de la aldea y su nieta, Cologne había escogido a la tribu, pero solo para ganar tiempo, tomar a Shampoo quien había perdido las ganas de vivir, alertar a Mousse y habían huido lejos de las amazonas, milenios de tradiciones perdidos en el aire y ninguno de los tres había mirado atrás. Entonces, tras recluir a Shampoo en un hospital especializado en Shanghái bajo otro nombre por si querían rastrearlos, Cologne, a pesar de sus heridas, había emprendido junto al muchacho el viaje para buscar a la chica Tendo.

Por supuesto que Mousse no había salido de su versión (si Cologne se llegaba a enterar de su traición lo mataría en el instante) e incluso había apoyado la teoría de que tal vez la tuvieran los Kuno, pero había guiado discretamente el viaje rastreando a Ryoga. Además de intentar conseguir una cura para Shampoo, la vieja había prometido aplicar en él las técnicas que le fueran compatibles y darle, por fin, la mano de Shampoo en matrimonio.

.-.-.

- ¡Mátenlos a todos! ¡Los quiero muertos a todos! - Gritó Kanazawa mientras todos sus hombres se desplegaban disparando contra todos los elementos armados de la isla privada de los Kuno. - ¡A los únicos que quiero vivos es a la Princesa y a Buta! ¡A esos los mato yo!

Kanazawa podía ser un hombre con inteligencia limitada, pero se compensaba perfectamente con lo astuto que podía llegar a ser luego de tantos años en el poder de la mafia, no por nada manejaba una de las bandas más extensas y con influencia dentro del país.

Hace meses, gracias al contacto de Kasai, Kanazawa se había enterado de la primera traición de Ryoga, cuando le ocultó la identidad del sujeto que había salvado a Akane del ataque a la limosina, además, tenía la gran sospecha de que Buta sabía quién era Sombra, y no conforme con eso, sabiendo que estaba enamorado de la Princesa, estaba casi seguro que nunca se las entregaría. Había comenzado a investigar y tras moverse dio con las viejas amistades del muchacho, justamente hace unos días, había tenido una interesante plática con una bonita señorita.

- No... por favor, no le haga nada. - Suplicó apenas entrar en su casa y ver a su abuelo sentado sobre una silla, temblando como una hoja, mientras un hombre corpulento le apuntaba la cabeza con un arma.

El humo de cigarro inundaba el ambiente.

- Unryu Akari, ¿cierto? Un gusto en conocerte - Kanazawa estaba sentado en uno de los mullidos sillones de la sala. - Solo quiero charlar contigo, si me dices lo que quiero saber tú y tu adorado abuelo saldrán indemnes.

- Lo que usted quiera, pero no le haga daño.

- Dime donde está Hibiki Ryoga - exigió

La joven no tenía idea de nada, pero con tal de salvar la vida de su abuelo, había hecho varias llamadas a sus amistades, uno de sus contactos le advirtió de haber visto a Ryoga ir a la zona del puerto; luego había hablado con otra persona que trabajaba en el área pesquera y también les había dado información. Tan buen trabajo, Kanazawa lo había agradecido al dejarlos libres.

El rechoncho hombre había movilizado a sus servidores y de pura suerte se habían enterado que el barco a donde habían subido los dos buscados era una de las tantas sub compañías de las empresas Kuno, así que pensando que Ryoga nuevamente los había traicionado haciendo tratos con esa familia habían esperado a que zarpara para seguirlos y atrapar no solo a ellos, sino emboscar a Tatewaki a quien esperaban encontrar ahí. ¡Qué juegos más retorcidos de la vida que a pesar de no ser como Kanazawa pensaba, si era el resultado que quería!

.-.-.

La tripulación bajó del barco de Kirin, quien tras saber que tenían una fuerte pista de por fin encontrar a Akane había ofrecido su nave, así como a sus aliados; por su lado de los Musk solo los acompañaba Lime, pues la enfermedad con la que luchaba Herb y por la que necesitaba con desesperación la Kai sui fu, había empeorado drásticamente y estaba imposibilitado.

- Debemos distribuirnos - habló Happosai escuchando como el sonido de balas inundaba el ambiente. - Creo que nos estamos metiendo en otra guerra, pero nuestra misión será solo de rescate.

- Pienso lo mismo. - dijo el otro líder. - Eviten confrontarse con cualquiera de ellos, aunque somos más fuertes, si la suerte no está de nuestro lado, una bala en el lugar indicado podría acabar con nuestras vidas, al menos en lo que corresponde a mis hombres, no quiero ninguna baja.

- Nosotros tampoco. Por eso les ordeno, NO jueguen al héroe ni al vengador. - miró primero a Soun y luego a Ranma, el viejo tenía miedo de que teniendo la oportunidad cualquiera de los dos intentara tomar justicia con sus manos.

Todos se desplazaron a hacer búsqueda y rescate.

.-.-.-.

Akane buscó las dichosas mazmorras que había mencionado Kodachi, resultó que era una especie de sótano. Los disparos en la parte de arriba habían puesto en alerta a los guardias y tuvo que tener mucho cuidado de no ser descubierta, logro escabullirse de los primeros y en cuanto bajo al último nivel, junto a la entrada encontró su bolso de lona. Rápidamente lo tomó y se lo colgó cruzándoselo por el tórax, iba a comenzar a huir cuando tuvo una vista del interior del lugar. Al fondo en una celda apartada mantenían a Ryoga quien tenía sangre en el rostro, pero nada más.

Su disyuntiva de si debía hacer algo por el quedó en segundo plano cuando un disparo sonó justo a sus espaldas, al voltear notó que la contienda se había introducido al sótano, lo único que pudo hacer fue agacharse junto al marco de la puerta. Si alguien de los guardias de los Kuno notó su presencia, no les importó al menos en ese momento, donde todos salían corriendo a enfrentar al enemigo. Se arrastró hasta la habitación donde estaba Ryoga y este ya había aprovechado no tener a ningún hombre apuntándole para destruir y escapar de su celda.

- Viniste a buscarme. - dijo emocionado mientras la abrazaba intentando protegerla.

- ¡No vine a buscarte! - intentó zafarse, pero él no la soltó, de hecho, hizo oídos sordos a sus palabras.

- Tenemos que salir de aquí. ¡Vamos! - y la arrastró hasta donde estaba la batalla.

- ¡No! ¡Estás loco! - se resistió, pero él terminó por cargarla.

- ¡Es Buta! ¡Deténgalo! - inmediatamente gritó uno del bando de los mafiosos

- ¡No pueden irse deténgalos! - gritó otro, pero del bando de los Kuno.

- ¡Ah! - gritó Akane cerrando los ojos, las balas no se detenían y varias iban hacia ellos. Tal vez fuera que ningún bando quiso ceder a dejar de disparar o tal vez corrieron con suerte, pero lograron salir del área de sótanos y el joven no se detuvo hasta que dieron con una puerta trasera y salieron de la casa.

- Dios santo. - Las piernas de la muchacha se doblaron apenas Ryoga la puso sobre el suelo, el lugar estaba cubierto de fango y distribuidos, había varios hoyos, unos más profundos que otros, al parecer eran socavones para construcción.

- Akane... - la llamó a sus espaldas. - No sabes cuanto te amo.

La muchacha volteó a verlo con furia por el peligro que los había hecho pasar, sin embargo, quedó muda al verlo de frente, él si tenía heridas de bala en el cuerpo.

- Ry... Ryoga... - él cayó de rodillas sosteniéndose el pecho, donde le habían atravesado, al menos, cinco proyectiles.

- ¿Algún día lograrás amarme Akane? - Ella presintiendo que el joven no resistiría mucho se acercó él, quien inmediatamente la abrazó por los hombros, deteniendo todo el peso de su cuerpo en la pequeña figura de ella que ahora también estaba de rodillas.

- Ryoga... tú sabes que yo no puedo... - habló con sutileza, no iba mentirle, pero tampoco tenía corazón para ser cruel cuando estaba muriendo, al final de cuentas, la había protegido.

- Akane... - Dio un gemido de dolor antes de soltar una risa que parecía de resignación. - Está bien, no te preo... cupes... - Tosió fuertemente. - Vemos a... tener mucho tiempo. - No entendió hasta que sintió como la punta de una navaja se apoyaba en su costilla izquierda.

- Ryoga... por favor... - Pidió con miedo.

- Estaremos juntos de ahora en adelante.

- Por favor...

- Akane, serás el amor de mi vida y de lo que haya más allá.

- Ry... - El filo se abrió paso a través de su carne.

Hibiki usó su último rastro de vida para impulsarse a un lado, no tuvo que moverse demasiado cuando ambos habían caído en lo profundo de una fosa.

¿Porqué? El dolor la dejó inmóvil, la visión se nublaba por momentos. ¿Cómo ocurrió esto? La fuerza en sus manos se extinguió, ¿Qué hice para atraer este tipo de amor tan enfermo? El cuerpo de Ryoga estaba sobre ella y comenzó a tener dificultades para respirar, ¿Así voy a morir? Dejó de mover sus piernas. No. Cerró los ojos tratando de encontrar fuerza. No voy a morir, al menos no aquí. Se dijo abriendo los ojos y empuñando sus manos. Así sea lo último que haga...

- ¡NO VOY A MORIR AQUÍ! - gritó con fuerza. Movió su cuerpo intentando ignorar el dolor y con mucho esfuerzo logró quitarse el cuerpo de Ryoga de encima, y dando un alarido se sacó la navaja del cuerpo. El fango se había adherido a toda ella, y dificultaba salir del hoyo. - Señor de ojos azules. - lo llamó como si aquella frase invocara su voluntad y sus ganas de vivir.

Escaló a sangre y sudor los pocos metros de profundidad, en cada brazada sentía que se le desgarraban las yemas de los dedos, pero no paró hasta que salió del socavón, descansando sobre la tierra.

- Jo... - abrió la boca para tomar el aire que le faltaba. - Jódete Ryoga... - dijo con coraje... - Jódete tú y... todo tu... amor...

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- No esperaba encontrarte por aquí Ranma. - Se oyó la voz de la vieja interceptando su búsqueda a las afueras de la casa.

- Vieja bruja. - dijo entre dientes.

- Te alegrará saber que tu compromiso con Shampoo está oficialmente cancelado.

- Me da completamente igual, yo nunca consideré a "esa" chica algo mío. - dijo despectivo y Cologne apretó los dientes para no mostrarse más afectada, para ese muchacho su nieta solo había sido una chica cualquiera, pero ella se iba a encargar de hacer que la recordara por lo que le quedara de vida, que estaba planeando no fuera mucha, lo iba a dejar vivir después de la desgracia tan grande que les había ocasionado.

- Eres tan soberbio... - dijo en una risa fingida. - ¡Te voy a hacer pagar por lo que le hiciste a Shampoo! - gritó colérica por fin lanzándose a atacarlo.

Ranma se cubría y esquivaba los ataques, al menos al principio, sin embargo, la mayoría de los golpes acertaban en su cuerpo y en puntos claves del mismo, de manera que en menos tiempo del que hubiera pensado lo habían mandado a barrer el suelo producto de una patada por parte de la señora.

- Te crees la gran cosa. No eres más que un chiquillo insolente. - Ranma se levantó de inmediato y adoptó una posición de ataque

- No más que su nieta. - Cologne frunció el ceño antes de lanzarse nuevamente hacia él. Ranma esperó el ataque con paciencia, sabía de sobra que la vieja era más fuerte que él, pero no se iba a dejar ganar tan fácil.

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Akane seguía escuchando disparos en el aire, y agudizando más el oído pudo distinguir ruidos de batalla, se preguntaba quien estaría combatiendo y con una sonrisa triste en su rostro decidió que hacer.

- Aquí estás. - susurró cuando metió la mano a su bolso, que había permanecido colgado a ella y encontró el pergamino que le había robado a Cologne. - No vas a regresar con ella... - lo observó con toda la determinación que le quedaba.

Algunas noches, luego de que Ryoga se durmiera, lo había intentado leer sin resultados, de lo único de lo que se daba una idea, eran los nombres de las técnicas, pero fuera de eso, los conjuntos de caracteres chinos eran confusos.

- Usted también... - abrió el pergamino para verlo por última vez. - Vieja bruja... - la llamó con desdén. - El doble cara de Mousse. - colocó sus dedos en la parte central superior del antiguo papel. - Y sobre todo... - trató de jalar el aire hondamente que ya no llegaba debidamente a su cuerpo. - La odiosa, horrible y rastrera de... Shampoo. - rasgando por fin el papel a la mitad, luego nuevamente a la mitad de eso, hasta convertirlo en solo trozos disparejos que se fueron volando con el viento. - Que se... jodan todos... - Sus ojos comenzaron a dejar salir lágrimas. - En verdad quería... regresar... - volver... volver a ver a mi familia... a mis... amigos... - dijo no solo recordando a las pocas que tenía en la escuela, sino también a la gente agradable que había conocido como parte del clan. – a mi Ran... - exhaló un último suspiro antes de que sus ojos se cerraran por si solos. - ma... - Una mueca que denotaba dolor, pero con un atisbo de sonrisa alcanzó su cara y movió la boca lentamente como si fuese una broma personal. - Buenas noches... señor de ojos... azules...

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ACLARACIONES

- Macao es una ciudad al sur de China.

N/A

Pues que les digo… Ya sé, me he tardado mucho, pero en mi defensa diré que este era el final y quedó muy, extremadamente largo y tuve que dividirlo en dos partes.

Gracias a todos por su apoyo, especialmente a:

- Psicggg

- Benani0125

- Juany Nodoka

- D-Infinity

- Adriana Flores

- gatopicaro831

- Lelek An3li

- Vero Guti

-Adrianne Luna

- Akanita87

- Rowenstar,art

- Akai27

- vanesa112

- Bealtr

- Grace

- Akanita de Saotome

- Bayby Face

- SARITANIMELOVE

- Kris de Andromeda

- Sury

Los quiero a todos, nos vemos muy pronto. AkaneMiiya.