Por supuesto, los personajes de Frozen no me pertenecen. Solo mis OC.

Capitulo 1

La joven abrió los ojos de golpe. Gruñó al sentir su cuerpo totalmente agotado. Decidió mover lentamente sus piernas poco a poco hasta que se sentó. Fue entonces que se percató de no sentir su espalda arder ni sintió su brazo herido. Verificó sus prendas y reconoció que estaba curada. Las heridas no estaban.

-Debo estar soñando…

Se pellizcó la mejilla sintiendo dolor. Si esto no era sueño ¿Dónde estaba y por qué estaba curada?

¿Estaba viva? ¿Y la atendieron?

No reconoció dónde estaba, pero sabía que debía irse.

Tomó tiempo, pero logró parase de la camilla y descubrió que a pesar de las vendas solo estaba en ropa interior.

Oh claro… necesito mis pantalones.

Buscó a su alrededor y encontró sus ropas sobre una silla. Sentía su cuerpo muy débil costándole ponerse los pantalones y cuando tomó su camisa descubrió que estaba totalmente destruida. Gruñó, pero para su suerte encontró una camisa de tela color crema que le quedó algo grande, pero servía.

Miró a su alrededor y no encontró nada para usar como arma.

Lentamente avanzó y levantó la entrada de la carpa para revelar que era de madrugada. Solo podía oír ronquidos en algunas tiendas.

¿Dónde estaba? Parecía una clase de aldea.

Avanzó en silencio mirando por donde pisaba y buscó el camino más rápido para salir.

Fue entonces que una ventisca la atravesó provocando que tenga que dar unos pasos atrás para no caerse.

-¿Qué rayos? -Masculló sin entender que había sido eso.

Una ventisca envuelta en hojas y ramas la envolvió y la hizo flotar. Tuvo que morderse la lengua para no gritar mientras que el viento la llevaba de regreso a la camilla.

La joven estaba boquiabierta sin poder recuperarse de la sorpresa.

-Pero ¿qué…?

Si no fuera por las hojas y las ramas no notaría la forma de viento que tenía en frente. Parece que le insistía en que debía quedarse.

-Sea lo que seas, no me obligarás a quedarme. -Susurró molestar y volvió a pararse para irse nuevamente de la carpa.

El viento frente volvió a ella y esta vez hizo un muro para que no siguiera avanzando. La joven hacia fuerza, pero no podia atravesarlo logrando que su cabello se despeinara con rudeza.

-¡Oye, déjame ya! -Exclamó aun manteniendo el susurro. Intentó esquivarlo, pero no funcionó.

Si seguía así tarde o temprano alguien despertaría. Debía encontrar una solución.

Llenó su pecho de aire y presionó sus puños hasta que no soportó más.

-¡Largo! -Exclamó y agitó sus brazos con fuerza.

Luego de esto una poderosa ventisca nació de sus dedos y atravesó al viento haciendo que todas sus hojas y ramas cayeran.

Además, la carpa donde estaba dormida se levantó, cayó en la carpa de al lado y todas las fogatas se apagaron.

-Oh mierda… -Insultó y se miró las manos.


Elsa y Honeymaren despiertan al unísono al escuchar ruido fuera de su tienda.

-¿Qué sucede? -Preguntó Honeymaren totalmente adormilada.

Elsa no titubeó y se paró de un salto para salir a investigar.

Miró a su alrededor y vio que un pequeño grupo de Northuldra estaban agrupados observando a algo o alguien.

Giró la cabeza, vio que la carpa del curandero estaba volteada y sospechó lo peor.

Avanzó entre las personas pidiendo permiso. Al llegar se encontró con Yelena y el curandero frente a la joven que hacía menos de 24 horas estaba al borde la muerte y ahora estaba de pie avanzando hacia atrás.

-Déjenme ir. -Pidió la joven con algo de rudeza en su voz.

-Tranquila. -Dijo el curandero elevando sus manos en señal que no iba a dañarla-. Tus heridas aún no están curadas. Morirás en el bosque si te vas ahora. Espera a curarte y…

La joven de cabello corto gruñó y volteó para irse, pero inmediatamente Gale se interpuso y la envolvió en su viento dejándola flotar en el aire.

-¡Ay Vamos! -Exclamó con mucha rabia-. ¡Déjame ir!

Elsa se adelantó y quedó junto a Yelena.

-Despertó hace un rato. No podemos entender cómo se recuperó tan rápido.

La joven fue depositada nuevamente en el suelo y sus ojos chocaron los ojos azules de Elsa.

Elsa vio como la joven entrecerró los ojos en ella y movió la cabeza ligeramente como si intentara reconocerla de alguna parte.

¿Acaso la recordaba? ¿Acaso la razón por su rápida recuperación fue por haber tomado su mano?

Sintió que Gale la empujó por su espalda provocando que diera unos pasos para quedar más delante de la joven. Parecía que Gale quería que fuera ella quien la convenciera de quedarse.

-Tranquila. No queremos hacerte daño. -Habló Elsa-. -Te encontramos al borde de la muerte en la orilla del océano. Curamos tus heridas y solo queremos saber que está sucediendo.

-¿Dónde estoy? -Preguntó la desconocida.

-Estás en el bosque encantado. -Respondió Elsa-. Vivimos ante la magia de la naturaleza y respetamos todo lo que se impone. Y si Gale…

Se corrigió.

-Si el espíritu del viento quiere que te quedes debe ser por una buena razón.

-Más allá que "Gale". -Dijo haciendo comillas con sus dedos viendo el espíritu del viento que flotaba a su lado-. Quiere que me quede rechazado su invitación. No puedo quedarme aquí.

Tanto Yelena como Elsa abrieron sus ojos con sorpresa. Parece que la desconocida quiso aprovechar el momento y huir nuevamente, pero Gale nuevamente la tomó de los hombros y la volvió a depositar frente a frente como un padre deposita a un hijo para que se quede en su lugar.

-¡Maldita sea! -Insultó a la joven y se cruzó los brazos.

-Esto solo complica las cosas. -Yelena se toca el puente de la nariz con molestia-. -Te quedarás; aunque tengamos que obligarte por la fuerza.

¿Por la fuerza? Eso no parecía buena idea para Elsa. Distinguió en la oscuridad que algunos de los aldeanos incluidos Honeymaren avanzaron con cuidado para rodear a la joven sin que se diera cuenta.

La tomaron por sorpresa por los hombros. Ella gimió de dolor e intentó escapar, pero fue inútil. Eran muchos contra ella y fue enviada rápidamente al suelo para poder atar sus manos.

-¡Esperen! -Ordenó Elsa-. –Debe haber otra forma…

-¡No! -Gritó la joven con fuerza-. ¡Suéltenme!

Sus manos terminaron de ser atadas y la joven gritó con fuerza. Luego un torbellino de viento nació de ella y envió volando a todos los Northuldra a su alrededor.

Era magia.

No provenía de Gale.

Provenía de ella.

Todos retrocedieron asustados a excepción de Yelena y Elsa. Lentamente la joven se puso de pie con su cabeza baja; al levantarla reveló sus ojos y cómo el viento la envolvía flameando su cabello corto.

-No puedo creerlo. -Dijo boquiabierta Yelena-. No puede ser…

Elsa tampoco podía creerlo. ¡Tenía poderes como ella!

El remolino de viento desapareció y la joven cerró los ojos cayendo al suelo, de no ser por Gale que la atrapó e inmediatamente la llevó en los brazos de Elsa.

-Whoa. -Dijo Elsa sorprendida mientras se ponía de rodillas para sostenerla.

El curandero asomó la cabeza y estudió a la chica con la mirada.

-Más allá que sus heridas parecen curadas. Su cuerpo aún no se recuperó. Todavía le falta recuperar sangre y nutrientes. Será mejor que descanse.

-¿Y dejar que escape de nuevo? -Preguntó Yelena-. Debemos tener la custodiada y bien atada.

-¿No viste como reaccionó cuando intentaron atarla? -Dijo Elsa algo molesta-. Pudo haber padecido torturas que incluían ataduras y ustedes solo querían confinarla. Eso no hará que confíe en nosotros.

Yelena percibió el tono de desagrado de Elsa y le respondió.

–Solo hacemos lo mejor para Northuldra. Ni siquiera estamos seguros si esta joven es de confianza. Tal vez es la culpable o la razón de los incendios en el este. No podemos estar seguros.

-Ella no es malvada. -Defendió a Elsa y giró para ver su rostro dormido-. -Lo sé.

-¿Cómo puedes estar tan segura Elsa?

Elsa consideró si debía contarle todo lo que había sucedido en la carpa horas atrás. Pero sabía que era demasiado pronto y solo complicaría las cosas.

El silencio fue suficiente respuesta para el líder de la aldea.

-Hasta que no estemos seguros que es de confianza no podemos dejarla sola.

-Entonces me ofrezco una vigilarla. -Propuso Elsa-. Me ocuparé de que descanse y trataré de convencerla de que confíe en nosotros.

El curandero y Yelena intercambiaron miradas y luego Yelena soltó un largo suspiro.

-De acuerdo. Ahora debemos descansar lo que queda de la noche. Llevémosla a la carpa y tú te ocuparás de vigilarla el mayor tiempo posible.

Gale produjo un chillido que Elsa leyó como una risa de triunfo y alzó a la joven para llevarla nuevamente a la carpa.

Si Gale era el que quería que desesperadamente la joven se quedara debía existir una buena razón.

Elsa prosiguió a seguirlo, pero no esperaba encontrarse frente a Honeymaren y por como la miraba no estaba muy feliz.

-¿Estás bien? -Preguntó Elsa.

-Si… -Respondió la castaña-. –Fue una ventisca fuerte pero no sufrimos daños. Elsa ¿Crees que buena idea? No sabemos nada de esa chica y quiso lastimarnos…

-Solo intentaba defenderse. No sabemos nada de ella; ni las razones de sus heridas.

-Es exactamente lo que digo. -Elsa vio el ceño fruncido de la Northuldra por primera vez en mucho tiempo-. No podemos confiar en lo desconocido; tal vez esconde muchas más cosas que sus poderes. Tal vez quiera dañarnos.

-No puedes juzgar así a una persona apenas la conoces.

-Juzgo lo que es mejor para nuestro pueblo Northuldra. -Corrigió Honeymaren. –Esto no es como Arendelle Elsa. Que la chica este aquí no es casualidad; debemos ser cuidadosos.

-Sé que te preocupa tu pueblo Honeymaren. -Asintió Elsa-. Y a mí también, pero siento dentro de mí…

Elsa grabó las lágrimas que la joven derramó mientras estaba inconsciente y como lamentaba el nombre de alguien. De Keyla.

-Que no quiere hacernos daño. Concluyó. -¿Puedes confiar en mí? ¿Por favor?

Honeymaren suspiró y bajó levemente la cabeza. No estaba muy convencida hasta que Elsa tomó su mano.

-Confío en ti. -Finalmente confesó. –Después de todo eres el quinto espíritu.

Elsa se sintió satisfecha con su respuesta y se despidió ir hacia la tienda que tuvo que ser nuevamente levantada.


Pasaron tres días y la joven no había despertado. A pesar de que sus heridas habían cicatrizado por arte de magia, aún su cuerpo repercutía los daños internos por la falta de sangre y demás nutrientes.

Elsa pasó esos días dentro de la tienda vigilando su dormitar. Cada tanto Gale o la salamandra Bruni pasaban a saludarla o inclusivo vigilar a la chica para que Elsa descansara.

Mientras tanto los exploradores que habían viajado para averiguar esos extraños incendios anunciaban su regreso a la aldea. Tenían información muy importante según sus cartas, pero decidieron explicar todo cara a cara al llegar.

Lo cual a algunos carcomían sus cabezas de los nervios.

Al cuarto día, luego del mediodía. Gale insistió en que Elsa se fuera de la tienda a descansar mientras él vigilaba a la joven.

-¿Algún día me dirás por qué ella es tan importante para ti? -Preguntó Elsa.

El viento simplemente giró alrededor de la dormida cuidándola como un perro faldero.

Elsa salió de la tienda y olfateó estofado. Su estómago rugió de apetito. Honeymaren se acercó a ella y la invitó a que comieran juntas.

Y luego de comer Honeymaren le dijo a Elsa.

-¿Podemos hablar? Pero no aquí…

Elsa sintió un mal presentimiento, pero asintió y se dejó llevar por la northuldra por el bosque no muy lejos de la aldea.

Finalmente, Honeymaren se detuvo y suspiró antes de voltear y enfrentarse a Elsa.

-Quería disculparme por mi comportamiento el otro día. -Confesó. –Hice mal en no confiar en ti desde un principio. Es que… esa chica aparece con poderes y casi daña a mi pueblo. Simplemente temí que saliéramos lastimados y no pensé lo mismo que tú sobre…

Fue callada cuando Elsa tomó su mano y la apretó con mucho cariño. –No tienes que pedir disculpas de nada Honeymaren. Sé que lo haces porque amas a tu pueblo.

-Confío en ti Elsa. Pero la aparición de esa chica sumado a los incendios del Este significa que algo se avecina… y no quiero que Northuldra peligre.

Elsa reconoció esos ojos brillantes de temor. Su corazón se llenó de valentía y tomó ambas manos cálidas y las cerró con las suyas.

-Te prometo que haré todo a mi alcance para que persista y prospere. No permitiré que nada le suceda a Northuldra, al Bosque Encantado… o a ti.

Antes de que pudiera verlo sintió los labios de Honeymaren sobre los suyos. Fue sorpresivo de nuevo pero esta vez perduró y ella contribuyó a eso. El beso fue prolongado y experimentado.

Fue su primer beso de verdad y lo recordaría por siempre.

Se separaron finalmente por falta de aire. Las mejillas de ambas estaban enrojecidas y se sonrieron tímidamente.

-No sé si hace falta decirlo… -Susurró Honeymaren-. Pero me gustas Elsa. Quiero estar contigo.

La declaración provocó más enrojecimiento en Elsa y sus manos repentinamente se enfriaron en escarcha. Su boca quedó semiabierta, los segundos pasaban y ella no emitía respuesta.

-¿Te gustaría… que lo intentáramos?

Fue su voz que la volvió a la realidad y parpadeó antes de responder.

–Sí… creo que deberíamos intentarlo.

Honeymaren sonrió muy feliz y se acercó para besar nuevamente a Elsa. Se besaron otro largo rato, pero Elsa recordó que había pasado mucho tiempo desde que se había ido de la tienda.

–Tengo que regresar a la tienda, lo siento.

La castaña rio entre dientes. –Lo sé, ten cuidado ¿De acuerdo?

Se despidieron con otro beso y Elsa regresó casi corriendo a la aldea. Su corazón rebotaba en felicidad y su sonrisa podía verse en los ojos en cualquiera.

Nada parecía que podría arruinar este día.

A excepción que cuando entró a la tienda estaba totalmente vacía.

-¿Pero qué…? -Dijo sorprendida buscando a su alrededor. Vio que faltaba la ropa y el plato con comida estaba vacío.

Espió fuera de la tienda y notó que todo estaba normal. Nadie detectó que la desconocida había huido. Regresó a la tienda y escuchó un familiar gruñido.

-¡Bruni! -Llamó en voz baja y la lagartija sonrió ante su llamado-. ¿¡Dejaste que huyera!?

El reptil sacó su lengua y estiró sus patas delanteras. Luego giró y saltó de la camilla para salir de la tienda por la parte de atrás.

Elsa salió también y vio que la lagartija le estaba indicando el camino.

La rubia decidió seguirlo a paso rápido antes de que alguien la viera y le señalara que la carpa estaba vacía.

Que torpe había sido. Solo se había ido por un rato. Si llegaban a enterarse que había estado con Honeymaren en ese lapso de tiempo ya no confiarían en ella como el quinto espíritu. Se sentía como una tonta e irresponsable por fallar en su trabajo.

Continúo siguiendo al lagarto un buen rato. Ya se había alejado lo suficiente de la aldea, el camino de otoño era templado y los árboles brillaban más que nunca.

De pronto escuchó un gruñido de fastidio. No quiso arriesgarse y decidió esconderse detrás un árbol.

Bruni se había detenido más adelante observando y Elsa decidió espiar.

Allí estaba la joven. Sentada en el suelo terminando de maldecir nuevamente a Gale.

-¡Maldita nube de viento! Si me dejaste ir, déjame salir.

La chica nuevamente se paró. Observó a Gale con atención y separó sus manos y piernas. Intentó correr y esprintar de un lado a otro a toda velocidad, pero Gale nuevamente la tomó y la detuvo contra el suelo.

-Oh por favor… -Dijo con verdadero fastidio-. De verdad… De verdad… -Enfatizó sus palabras-. Tengo que irme. Por favor…

Elsa detectó su voz suplicándole a Gale ¿Por qué no dejaba que se vaya? ¿Qué es lo que obligaba a esta joven a quedarse?

Gale giró sobre la joven y la hizo flotar generando un grito de sorpresa. Su cuerpo ahora flotaba y giraba sin control a poca altura del suelo.

-Eres travieso ¿He? -Sonrió de lado mientras su cuerpo giraba y su pelo se elevaba-. Pero no estoy para juegos ¡Déjame ir!

Gale no obedeció a la orden y la joven se hartó de estar demasiado tiempo discutiendo con un algo. Extendió sus brazos y ventiscas de aire salieron de sus manos haciendo que Gale se desintegrara y así su trasero chocara contra el suelo.

-Rayos rayos… -Dijo mientras se acariciaba el trasero-. Eso me dolió. Miró alrededor y un chillido alegre sonó junto una horda de hojas. Gale estaba lista para atraparla de nuevo.

La chica se puso de pie y corrió hacia un árbol; saltó hacia él para impulsarse hacia otro y así sucesivamente saltando sobre todos los árboles tratando de que Gale no la alcanzara.

Elsa tuvo que admirar su destreza. Jamás vio a alguien hacer algo así.

No pasó mucho tiempo hasta que aterrizó nuevamente en el piso, pero esta vez de pie y con los brazos cruzados muy frustrada. La joven soltó aire, exhausta y puso las manos en su cintura ya empezando a rendirse después de decenas de intentos.

–Ya que no piensas dejarme ir… ¿Podrías decirme por qué…?

-¡Liv!

La joven chilló del susto y levantó sus manos haciendo que una fuerte ráfaga sacudiera los árboles haciendo caer hojas y ramas. Incluso, un ave calló gritando, pero logró retomar su vuelo antes de tocar el piso.

-¿¡Pero qué rayos!? Exclamó el ave volviendo a apoyarse en una rama mirando de un lado a otro recuperándose del susto. –Eso no lo vi venir.

Era un majestuosa y hermosa águila cuadal con ojos dorados. La voz provenía de él y miraba fijamente a la chica.

-¿Ahora hablas sola Liv? Sé que estás loca pero no sabía que alcanzarías tal nivel de locura.

-¡Aster! -Exclamó Liv muy emocionada-. ¡Estás vivo!

-¡Por supuesto que lo estoy! -El águila abrió las alas mostrando toda su belleza y comenzó a volar a su alrededor. Liv la seguía con la mirada sonriendo y soltando pequeñas risas-. -¡Yo estoy sorprendido de verte! Pensé que te había perdido allá.

Elsa vio como la joven alzó sus brazos intentando tomar al águila, pero él jugando la esquivaba bastante bien. Hasta que finalmente ella logró tomarlo y abrazarlo.

-¡Odio los abrazos! -Masculló intentando librarse de ella como una gallina. –Suelta ya.

-Lo siento. -Dijo Liv con voz entusiasta y lo suelta-. Es que estoy muy feliz de verte.

-Somos dos. -El águila se paró en una rama baja para estar sobre la cabeza de la joven sacudiendo de alas-. –Y debo admitir que lo que sucedió hace días fue… ¡Épico! Liv, las explosiones, la persecución, tú caída por la cascada. Fue allí que te perdí de vista, nunca te vi emerger del agua.

¿¡Una cascada!?

Elsa estaba atónita. Esta chica que parece ser que se llama Liv ¿¡Había caído por una cascada!?

-Ni me lo recuerdes. -Dijo Liv tomándose la nariz con el pulgar y el índice-. –Lo último que yo recuerdo fue cuando estaba en caída libre. Oye… ¿Viste rastros de Riven o Keyla?

El águila negó con su cabeza.

–Los estuve buscando todos estos días, pero no encontré rastros. Es como si hubieran desaparecido. Luego una extraña ventisca me trajo hasta aquí y te encontré. No esperaba encontrarte así…

Liv volteó hacia el espíritu del viento que estaba quieto mientras sus hojas y ramas flotaban.

-¿Por eso me trajiste aquí? -Preguntó-. ¿Para traerme a Aster?

El viento soltó un chirrido que sonaba a un asentimiento.

-No sé qué rayos es eso. -Señaló el ave a la nube de aire-. –ero debes explicarme como es que te estoy viendo en una pieza. ¿Dónde están tus heridas? ¿Los cortes? Tu espalda…

-Es una larga historia… -Liv se pasa la mano por la nuca masajeándose por el creciente estrés de todo lo que estaba sucediendo.

Primero decidió responder la pregunta más fácil.

–Esto se llama Gale. -Dijo moviendo sus manos como si estuviera mostrando un truco de magia-. Creo que es un espíritu de viento o algo así. No me ha dejado en paz desde que llegué.

-Es algo insistente ¿He? -Aster abrió sus alas y Gale aulló cerca de él soltando una ventisca en sus alas. Las plumas vibraron y él gimió de placer-. Eso se siente bien…

Liv pone los ojos en blanco fastidiada de que Aster sintiera simpatía por el espíritu que no la dejaba en paz.

-Me alegro que al menos uno de nosotros lo disfrute.

-Es verdad, que suerte. -Aster dijo en tono burlón disfrutando de la broma-. No pude evitar deleitarme mientras intentabas pelear con él, era demasiado divertido verte caer una y otra vez.

El rostro de la niña se frunció.

-¿¡Me estabas espiando todo este tiempo!?

-Y no fui el único. -Admitió el águila y señaló con un grueso y afilado pico el árbol donde Elsa se ocultaba.

Elsa apretó los dientes y frunció el ceño maldiciendo que esa ave (que para su asombro podía hablar) había revelado su presencia. No iba a admitirlo, pero odiaba que la encontraran con las manos en la masa. No era como su hermana Anna que siempre la descubrían.

Sin opción dio un paso saliendo de su escondite y se reveló ante ellos.

La chica que ahora se llamaba Liv la vio con los ojos abiertos como platos y pudo notar que dijo algo inentendible entre dientes. Seguramente estaba maldiciendo.

-¿Disfrutando del show? -Dijo en tono burlón mostrando sus manos, pero jadeó cuando levantó unas hojas del suelo. Tanto ella como Aster vieron el resultado-. Voy a tardar en acostumbrarme a eso.

-¿Qué demonios Liv? ¿Tienes poderes de viento ahora? -Preguntó el ave y soltó una carcajada. –Esto realmente es una sorpresa.

-Tengo la misma sorpresa que tú… Admite la joven mirando sus manos.

Elsa alzó las cejas sorprendida y dio unos pasos acercándose a ellos. –Un segundo… ¿Estás diciendo que recién adquiriste tus poderes?

El águila bajó su cabeza mirando detenidamente al quinto espíritu. -¿Quién es esta bella mujer?

-Apártate Aster. -Dijo Liv cacheteando levemente su pico-. Las preguntas las haré yo.

Por lo poco que pudo detectar Elsa, el dúo parece que habían estado juntos mucho tiempo y el suceso de los incendios en el Este provocó su separación. Y también la de dos personas más por lo que había oído. Riven… y Keyla.

El nombre que Liv había llorado en sus sueños.

-Oye… déjame aclarar algo. -Dijo la ojigris levantando un dedo volviendo a Elsa a la realidad-. –No regresaré a tu pueblo, gracias, pero no voy a quedarme. Sólo llegué aquí por mera coincidencia y no tengo intención lastimar a tu gente. Solo éste… -No supo cómo señalar a Gale-. –Éste amigo tuyo no me lo permite.

Elsa se imaginó que algo así pasaría.

-Tranquila. -Dijo alzando las manos en señal que no la lastimaría-. Apenas descubrí que no estabas vine a buscarte, pero no voy a entregarte.

Liv alzó las cejas sorprendida. -¿De verdad?

Elsa negó con la cabeza. –Solo quiero hablar. Que me aclares algunas dudas.

-¿Qué clase de dudas?

El ave quedó patas debajo de la rama como un murciélago y apuntó el pico a la rubia.

-Si, ¿Qué clases de dudas? Por que si quieres saber Liv está soltera…

Inmeditamente Liv cerró su mano en el pico del ave y acercó sus ojos asesinos a él.

-Cierra el pico.

Ambas estaban ligeramente sonrojadas. Elsa tuvo que desviar la mirada a un lado de la ligera vergüenza.

-Disculpa a mi estúpido amigo. -Dijo Liv aun sosteniendo su pico-. Solo lo hace para molestarme. -Llevó su pico cerca de sus ojos-. –Siempre lo hace.

Soltó su mano y Aster exhaló aire. –No me arrepiento.

Liv giró los ojos rendida y vuelve a Elsa. La rubia carraspeó y volvió a hablar. Esta vez con un tono más neutral y formal tratando de enfocarse en el verdadero asunto.

-¿Hace cuánto tienes tus poderes?

-¿Cuándo me encontraron?

-Hace cuatro días cerca del mediodía en la orilla del océano.

-Entonces hace cuatro días… y medio que tengo este…

Liv alzó sus manos y sin haberlo deseado aire brotó en ellas y los cerró con rapidez.

–Poder.

La ex reina de Arendelle estaba más confundida que antes. ¿Cómo era posible? Al fin conocía a alguien que tenía poderes como ella, pero la diferencia era que recién sabía que contaba con ellos. ¿Despertaron con ella? ¿Alguien se los entregó?

-Recuerdo…

Elsa la miró fijamente.

-Qué estaba por morir… -Dijo Liv entrecerrando los ojos-. Una voz brotó dentro de mí y cuando me di cuenta un remolino de viento nació sacando a volar todo a mi alrededor.

Elsa sintió que estaba llegando a algo. -¿Estabas en los incendios?

-¿Qué incendios?

-Hubo unos fuertes incendios bien lejos del Bosque Encantado hace cuatro días antes de que amaneciera. Lo más lejos del Este posible. Y fue cerca del mediodía que te encontré en la orilla del océano. Casi mueres.

Parece que era mucho que sobrellevar para la visitante que soltó un largo suspiro y se dejó caer al suelo para sentarse. –Maldición…

Apretó su labio inferior con mucha fuerza y se tomó la frente con las palmas de las manos. Cientos de pensamientos y posibilidades pasaron por la cabeza de la joven provocando que su mirada estuviera perdida y no detectara que apretaba sus labios con mucha fuerza.

Elsa decidió esperar en silencio para darle espacio a la joven para pensar. Recordar todo lo que le había sucedido no debía ser bueno.

Finalmente, Liv soltó sus manos y la miró a los ojos.

-¿Tú me salvaste no es así?

Elsa no pudo evitar quedarse unos segundos mirando sus ojos. Eran grises como la plata.

-Así es. -Soltó sin parpadear.

-Realmente pensé no iba a conseguirlo.

-Yo también. -Admitió Elsa recordando la gravedad de sus heridas. No era un buen momento para preguntar como las obtuvo.

Tampoco creía que existiera un buen momento para preguntarlo. Algo horrible debió sucederle a la joven que estaba frente a ella. Liv volvió su mirada a ella.

-Gracias.

Le sonrió y Elsa no pudo evitar sentirse contagiada por ella. Al ver su honesta sonrisa por primera vez sintió que se generó más confianza. Por lo que decidió acercarse e incluso se sentó quedando frente a ella.

–No tienes que darme las gracias. No podía dejarte allí a tu suerte.

-Serías unas de las primeras personas que no me dejan a mi suerte.

A Elsa no le gustó para nada el comentario. Solo le hacía imaginarse como debió obtener esas heridas.

Parece que la castaña lo notó ya que cambió rápidamente el tema.

-Me llamo Liv. -Se puso la mano en el pecho y una leve ventisca sopló su cabello corto-. Ignora eso.

Elsa río ligeramente. Le simpatizaba que la chica a pesar de todo mantenía un sentido de humor. Un humor algo absurdo pero tranquilizador. –Me llamo Elsa. Soy…

¿Debía decir que era ex Reina o princesa de Arendelle? ¿Decir que era el quinto espíritu del bosque encantado?

-Soy guardiana del Bosque Encantado.

-¿Bosque Encantado? -Liv levantó la cabeza y miró a su alrededor-. ¿Así se llama este lugar?

-¿Nunca oíste hablar de este sitio?

-No…

-¡Pues yo sí! -Exclamó con fuerza el águila. Elsa se sobresaltó al escuchar tan de sorpresa la voz del ave que ahora estaba volando en círculos sobre ellas. Había olvidado que estaba allí observándolas-. ¿Liv acaso no piensas presentarme a mí también?

Liv rodeó los ojos y lo señaló. –Él es mi amigo Aster. Me ha acompañado desde hace tiempo. Trata de acostumbrarte a su irritable voz y estarás bien.

El ave bajó lo suficiente para cachetearla con su ala de forma bromista y soltó una carcajada.

-Es así todo el tiempo. -Afirmó Liv.

Elsa saludó al ave que voló a su alrededor hasta que quedó encima de ellas y volvió al tema anterior.

-Oí del Bosque Encantado. Un bosque donde es liderado por los espíritus de la naturaleza. La tierra, el agua, el fuego y el viento.

-Asi es. Asintió Elsa felicitando al ave con una sonrisa. Estaba sorprendida que lo haya explicado tan bien.

Escucharon un extraño graznido y reconocieron a Gale que las rodeó en un intento de abrazo.

-Supongo que ya sé quién es el espíritu del viento. -Dijo Liv.

Escucharon un ronroneo y Elsa detectó a Bruni que empezó a saltar a su alrededor provocando un camino de fuego morado.

-Wow. -Sonrió Liv sorprendida y miró como el fuego era pequeño y se apagaba a medida que avanzaba terminando en el reptil-. –Éste deber ser el de fuego…

La lagartija se acercó tímidamente a ella; Liv estiró su mano y Bruni se subió cómodamente mientras Elsa observaba prediciendo lo que iba a suceder.

Liv gruñó al sentir el calor que desprendía Bruni que le dio un beso con su lengua antes de saltar y desaparecer de allí.

-Y él es Bruni.

Liv sopló su mano para aliviar el calor de su mano que estaba ilesa.

Elsa estaba sorprendida de todo lo que estaba descubriendo en el día de hoy. Bruni era muy tímido al acercarse a los humanos. Siempre esparcía sus fuegos y ayudaba, pero jamás se dejaba acercar o tocar por un humano.

Otra señal que Liv debía ser alguien especial para este bosque tal como lo es ella y Anna.

-Elsa.

La rubia despertó de sus pensamientos y miró a Liv que estaba de pie sonriéndole de lado.

-Gracias, pero debo irme.

Una parte muy recóndita del cerebro le decía a Elsa que no debía irse. No sabía cuál era la razón, pero no debía ignorar su presentimiento.

Además, había un montón de preguntas quería hacerle sobre sus poderes o quien era ella.

Rápidamente se puso de pie y alcanzó a la joven. -Espera… no puedes irte así. Aún no me dijiste que te sucedió allá.

-Créeme, es mejor que no lo sepas. -Ignoró Liv acomodando su cabello hacía atrás.

Elsa no estaba dispuesta a rendirse y dio dos largos pasos para nuevamente quedar a la altura de Liv.

-Debes decirme. -Insistió esta vez aumentando un poco su tono de voz-. Así podremos ayudar…

Liv frenó de golpe y miró enojada a Elsa.

–¡No hay nada que puedan hacer! ¡No pueden ayudar!

Elsa vio los ojos desafiantes de Liv y sintió amenaza en ellos. Se sorprendió como Liv había pasado de ser amable a mostrarse totalmente amenazante en un segundo.

Pero no iba dejarse intimidar por ella. Su curiosidad era mucho más grande que el miedo a salir lastimada.

-¿Allí despertaron tus poderes verdad? Tal vez si me cuentas pueda ayudarte.

-¿Ayudarme en qué? No es como si tu tuvieras…

Sin esperar a que termine, Elsa mostró sus manos, polvo de escarcha brotaron de ellas y segundo después extendió sus brazos llenando de nieve dos árboles y el piso se congeló a su alrededor.

No pudo evitar sentirse algo orgullosa disfrutando de ver a Liv boca abierta y sus ojos abiertos como platos.

-No eres la única que tienes poderes.

Pero para su sorpresa Liv la miraba con calma. No hizo ninguna pregunta o ni siquiera miró las pruebas de nieve y hielo que Elsa había dejado a su alrededor.

-Oh mierda… -Masculló Liv con los ojos en blanco-. -¡Tú también tienes poderes!

Sonaba como frustración. Elsa reconoció que jamás alguien había reaccionado así al revelar sus poderes. Al principio algunos no pueden creerlo, otros se asustan y para sus buenos recuerdos otros ríen y aplauden muy felices. Pero Liv lo hacía parecer como como si fuese algo ¿Molesto?

-Esto se pone cada vez más curioso ¿No crees Liv? -Preguntó Aster sobre una rama.

Liv sacudió la cabeza y giró para irse

-¡No me interesa! No me interesa.

Y cómo olvidar a Gale que inmediatamente la detuvo para hacerla girar y nuevamente enfrentar a Elsa

-¡Ya basta! -Gritó furiosa-. -¿¡Qué tengo que hacer para que me dejes ¡Tengo que irme! -Liv señaló con el dedo a Elsa-. ¡Tú eres la guardiana de aquí! ¿No? Puedes ordenarle que me deje ir.

Elsa detectó que Liv estaba muy molesta, harta de las restricciones sin sentido de Gale y podía entenderlo, pero debía intentar calmarla.

-No es tan simple…

-¡Por favor! -Exclamó Liv-. ¡Tengo que irme!

Y esta vez Elsa pensó ¿Por qué tenía tanta prisa? Debía ser la razón de los incendios y de por qué Gale no la dejaba irse.

-¿¡A dónde!? -Exclamó Elsa-. -¿¡Qué es lo que hace que quieras irte tan pronto!?

-¡Tengo que encontrar a mi hermana maldita sea!

Abrió los ojos con sorpresa. Definitivamente no esperaba esa respuesta. Ni mucho menos esperó brotaran lágrimas de los ojos de Liv sin control.

-Por favor… -Su ceño estaba fruncido y sus dientes apretados-. –Dejé que mi hermana escapara sola. No sé dónde está y prometí que nos encontraríamos. Por favor, dile que me deje ir…

Su rostro mostraba ira e impotencia, las lágrimas seguían cayendo, aunque la joven ni siquiera parpadeara. Elsa se quedó sin palabras al observarla de esa forma que sentía tan doloroso para sus propios ojos.

-¡Ella está sola en el bosque y me necesita! -Agregó y apuntó su dedo a Gale-. ¡Dile que me deje ir!

Elsa Sintió su pecho encogerse. Cuando se dio cuenta se imaginó a ella misma en la misma posición de Liv; rogando que la dejaran ir para buscar a su hermana Anna.

Ahora comprendía porqué estaba desesperada. Podía comprender su deseo incontrolable de ir a buscar a su hermana.

Ella misma estaría igual… en realidad admitía que si cambiaran de roles estaría peor.

Las preguntas nacieron de nuevo. Si debía buscar a su hermana ¿Por qué Gale no la dejaba irse? ¿Por qué Liv y su hermana estaban en ese incendio en primer lugar? ¿Eran las víctimas de todo esto?

Liv necesitaba una respuesta que calmara su dolor. Elsa cerró los ojos y trató de elaborar una respuesta satisfactoria pero no resolutiva. Típica respuesta de una reina ante un problema que en ese momento aún no tenía solución.

-No entiendo porque Gale no deja que te vayas, de verdad no lo sé. -Respiró-. Pero haré todo lo posible para que puedas ir a buscarla.

El ceño de Liv cedió levemente al igual que su cuerpo se relajaba. Elsa sonrió para sí misma sabiendo que lo estaba logrando.

-¿De verdad me ayudarás?

Elsa asintió con la cabeza.

-Pero debes confiar en mí… regresar a la aldea.

-No. -Negó Liv con la cabeza-. –No regresaré.

Elsa se mordió el interior de la mejilla. Sintió que había avanzado tres pasos y ahora retrocedió uno. Estaba cerca de lograrlo. Debía insistir para llegar a un acuerdo beneficioso para ambas.

-¿Por qué no? -Alzó una ceja.

-¿Qué me garantizas que puedo confiar en ellos?

-Te salvaron de la muerte, creo que es una buena garantía.

Liv apretó sus labios y sus puños. Elsa sabía que tenía razón y que ahora llevaba ventaja.

-No pedí ser salvada.

Elsa se malhumoró por la actitud arrogante. Liv no quería ceder a su confianza y eso hacía todo más difícil para adquirir respuestas de qué era lo que estaba sucediendo.

-Solo tuve suerte. -Se excusó la forastera-. -Y ya no tengo más motivos para quedarme.

-¡Es inútil que sigas intentando! Claramente Gale no quiere que te vayas y debe tener una buena razón. Quédate y así podremos resolverlo.

-Ya no quiero oírte.

Elsa frunció el ceño. No recordó la última vez que había sentido enojo por la terquedad de alguien. Observó a Liv caminar de espaldas a ella para alejarse. Era inútil, no habría forma de convencerla.

A menos que…

Caminó con rapidez hacia ella. Parece que Liv oyó sus pasos ya que volteó. Curiosa estaba por decirle algo, pero Elsa rápidamente la tomó de la mano.

Y entonces volvió a suceder. Un anillo de nieve con viento las envolvió. El anillo comenzó a girar y lentamente disminuía la velocidad hasta que los copos flotaba como si estuvieran en el espacio.

Elsa se sentía diferente. Al tocar a Liv sintió que el enojo desapareció al instante y empezó a prestar atención a su alrededor. Por si acaso dio un poco más de presión en la mano por si Liv se atrevía soltarla en ese momento. Tenía curiosidad de ver más.

Ambas miraron a su alrededor y vieron como pequeños fragmentos de nieve bailaban y cambiaban de forma constante. Elsa estaba hipnotizada con lo que veía y la comodidad aumentaba cada vez más.

En un momento parecía que la nieve junto al viento se transformaría en algo desconocido y seguramente maravilloso. Elsa sintió que su vista se deterioraba, pero no temía a lo que sucedería después.

Y entonces todo regresó a la normalidad. La nieve se evaporó y el viento se expandió como una explosión elevando sus cabellos. Elsa no pudo comprenderlo hasta que descubrió que Liv había soltado su mano.

Decidió no hablar. Esperar que Liv respondiera a lo que acaba de suceder. Pero la joven no decía palabra.

-¡Eso sí que fue extraño! -Aster exclamó abriendo sus alas con entusiasmo-. ¡Háganlo otra vez!

Liv daba respiraciones cortas y por la boca tratando de recuperarse de lo que acaba de presenciar.

De lo que acababa de sentir.

Al sentir la mano de Elsa sintió como todo se evaporó. La mano de la rubia era fría pero reconfortante y muy… muy suave. Sintió una oleada de calma y de placer, como si ningún problema albergara en su cuerpo.

La sensación era muy familiar.

Cómo en el sueño.

-¿Qué dijiste?

Liv miró los ojos azules de Elsa. Parece que había hablado en voz alta.

-Cuando estuve dormida… soñé esto. Y cuando desperté estaba totalmente curada de mis heridas… ¿Fuiste tú verdad?

Elsa recordó cuando había estado llorando en su inconsciencia y había decidido tomar su mano. Entonces estaba en lo correcto; había curado sus heridas.

-Si.

Nuevamente reinó el silencio. Elsa solo se mantuvo atenta a las acciones de Liv. La joven no parecía tener intenciones de querer irse ahora. Además de que estaba quieta mientras su cabeza seguramente estaba aturdida de confusiones.

-Oh mierda. -Finalmente dijo llevándose una mano para taparse la boca con fuerza-. Esto es demasiado…

-Lo siento… -Dijo Elsa extendiendo su mano para tocar su hombro, pero se arrepintió a último momento y no lo hizo-. –Para mí también es demasiado extraño. Eres la primera que conozco que tiene poderes como yo.

-¿De verdad? -Alzó las cejas la ojigris-. -¿No conoces a nadie más?

Elsa negó con la cabeza. –Sé que todo es muy repentino y confuso. Y créeme que te entiendo, de verdad entiendo que quieres ir a buscar a tu hermana. Pero Gale no te dejará ir y hay muchas cosas que no entendemos. Por favor, quédate una noche para que podamos averiguar de qué se trata todo esto. También veremos de encontrar alguna forma de que Gale te deje ir.

Liv se quedó callada mostrándose muy pensativa. Elsa imaginó que debía pensar que no tenía muchas alternativas.

-Creo que deberías aceptar Liv. -Admitió el ave-. –No tenemos muchas opciones.

Liv alzó la vista hacia su amigo.

-¿Y no puedes ir a buscarla mientras me quedo aquí?

-¡Oh que brillante idea! -Se notó el sarcasmo del ave y Liv hizo una mueca-. ¿Crees que no lo intenté mientras discutías con la Reina de las Nieves? El viento no me dejó irme de aquí desde que llegué.

Liv soltó un largo suspiro y volteó para ver a Gale que flotaba. –Te odio ¿Lo sabes?

Gale soltó un graznido y la rodeó en un fuerte abrazo de viento que Liv tuvo que aguantar. No iba a admitirlo, pero sus abrazos eran cálidos y muy acogedores.

-¿Entonces es un sí? Preguntó Elsa.

Liv asintió y señaló el cielo.

-¿Eso es una señal de humo?

Elsa volteó y lo vio en lo alto una señal de humo blanco.

-Quieren que todos se reúnan en el campamento. Debe ser importante; tal vez los exploradores regresaron del Este.

-¿¡Qué!? -Exclamó Liv-. -¿Fueron hasta allá? ¡Es muy peligroso!

-Si me lo contaras tendría una idea al respecto. -Respondió Elsa-. –Vamos.

Aster desprendió sus alas y comenzó su lento vuelto. Gale empujó a Liv hasta que quedó junto a Elsa para caminar.

-De acuerdo, de acuerdo. -Alzó las manos rendida-. –Vamos.

Demoraron un largo rato en llegar y el recorrido fue en total silencio. Elsa podía notar el semblante pensativo de Liv. Muchas cosas debían pasar por su cabeza y ella se sentía curiosa por saber todo lo que había sucedido. De por qué Liv tenía poderes.

¿Por qué sentía tantos deseos de saberlo? Ella era el quinto espíritu; debía proteger el bosque encantado; ya sabía dónde pertenecía y sabía la razón de sus poderes. Pero Liv en cambio no. Y de solo pensar las posibilidades de por qué los tenía eran infinitas. Si existía Liv ¿Podrían existir más como ella?

Pero Elsa sentía en su interior que la llegada de Liv y el despertar de sus poderes era por una razón, y esa razón la relacionaba con ella. La magia que se creaba a partir del contacto con sus manos demostraba un vínculo mágico y desconocido. Necesitaba saber qué era eso.

Llegaron a la aldea y notaron que todos los aldeanos estaban reunidos en un semicírculo al parecer observando algo. Elsa reconoció muchos renos y alguno de los exploradores montados en ellos. Parece que habían regresado.

Pero notó que muchas más personas estaban con ellos.

No se dio cuenta que Liv había tomado la delantera y comenzó a pasar entre la gente empujándola levemente sin pedir disculpas. Elsa la siguió hasta que quedaron delante de todo lo que sucedía.

Yelena estaba allí junto a los exploradores, pero Elsa no reconoció a todos los demás. Muchas, demasiadas personas estaban allí. Algunas malheridas, cicatrices, vendas, miradas tristes y estupefactas. ¿Quiénes eran esas personas? Llevaban prendas azules y más reveladoras en los torsos a diferencia de los Northuldra pero las facciones de los rostros eran similares.

Giró a ver a Liv que estaba estupefacta con sus ojos asustados como si hubiera visto a un fantasma.

Parece que se había añadido una pieza a este rompecabezas.

-Serán refugiados aquí y atenderemos sus heridas de inmediato. -Escuchó decir a Yelena-. Haremos todo lo posible para ayudar a nuestros hermanos.

¿Hermanos?

-Muchas gracias querida Yelena. -Un hombre bastante alto con el cabello largo y gris opaco atado a una coleta suelta la toma de las manos y las lleva a su frente en señal de agradecimiento. –Hemos pasado meses muy difíciles. Mi gente solo necesita descansar y recuperarse del terrible trauma que hemos recibido a causa de los dictadores extranjeros.

Elsa estudió a los nuevos aldeanos y su corazón se angustió al ver niños asustados, con ropa rota y algunas pequeñas heridas. Madre y padres sosteniéndolos o abrazándolos con fuerza, hombres y mujeres con heridas de batalla.

Algo horrible había sucedido.

Luego detectó a unos jóvenes al parecer una edad similar a la suya. Sus torsos estaban desnudos con múltiples, heridas, quemaduras y suciedad. Hablaban en voz baja como si estuvieran debatiendo algo.

-¡Es ella! -Exclamó finalmente uno señalando con el dedo ínidice.

Elsa siguió el dedo y vio que apuntaba a Liv.

Liv apretaba los labios y negaba rápido con la cabeza al parecer pidiendo que se callaran.

-¡Es Liv! -Exclamó el otro chico que tenía su brazo atado en un improvisado cabestrillo.

Ahora todos los ojos estaban sobre ella, inclusive los de Elsa.

Liv deseó por primera vez en su vida que la tierra la tragara.

-¡Es ella jefe! -Exclamó uno que era el más alto con mayor musculatura y camina para quedar junto a su líder-. ¡Ella fue la que nos rescató!

-¡Y decías que estábamos locos! -Soltó una carcajada otro joven.

Liv y el jefe se miraron. El hombre medía casi dos metros, sus brazos y piernas eran enormes y fuertes. Su cabello era gris opaco y sus ojos increíblemente negros. Dos cicatrices adornaban su rostro. Unos en su mejilla derecha y otro atravesaba su ojo izquierdo.

-¿Qué? -Entrecerró los ojos Yelena intercambiando miradas entre Liv y el hombre. -¿Conoces a esta joven Spirit?

-No. -Dijo secamente con una fuerte pronunciación-. Jamás la he visto.

De repente una voz femenina se escuchó detrás del tumulto de los recién llegados pidiendo permiso. Elsa al igual que los anfitriones miraron expectantes como continuaría todo esto.

-Muévanse, a un lado, necesito verla…

Una mujer apareció y se paró junto al jefe. Era solo un poco más alta que Liv y Elsa. Su cabello castaño claro con algunos mechones grises estaba atado en una elegante y muy larga trenza que llegaba hasta su cintura. Sus ojos eran grises, pero eran un poco más claros que los de Liv.

Liv se sentía invadida pero ahora también se sentía desnuda por como la mujer la estaba estudiando. La miraba de arriba abajo una y otra vez y se podía ver que su cabeza quería sacar muchas conclusiones e ideas.

¿Por qué rayos me está mirando así?

¿Por qué la está mirando así?

Se preguntó Elsa.

Liv abrió la boca para decir algo, pero la mujer la tomó de las muñecas atrayéndola a ella. Liv apenas pudo gruñir para luego sentir las manos de la mujer en sus mejillas.

-¡Oiga! -Exclamó algo incómoda.

Ignorándola, la mujer tocó sus ojos repetidas veces y luego despejó el cabello de su rostro y se alejó para verla mejor. Sus ojos chocaron y quedaron mirándose unos largos segundos. Liv vio que eran muy claros casi como un espejo a diferencia de los suyos que eran más plateados.

La mujer la soltó de golpe y llevó las manos tapándose la boca y la nariz mirando a Liv con mucho amor y nostalgia. Parecía que había pasado a ser una extraña a alguien muy querido para ella.

-Tienes las mismas facciones, y… eres hermosa. -Señaló Odette sonriendo mientras una lágrima caía.

Liv alzó las cejas e hico una mueca. -¿Eh?

-No puede ser Odette. -Negó el jefe-. No puede ser verdad.

-¡Lo es! -Afirmó-. –No puedo estar equivocada. Mírala bien.

La pareja estudió nuevamente a Liv que ahora entrecerraba los ojos en señal que no estaba comprendiendo en lo absoluto que estaba sucediendo. Incluso giró a ver a Elsa en busca de respuesta y Elsa negó con rapidez dándole a entender que ella tampoco sabía que era lo que estaba pasando.

-No tendrá su nariz o labios, pero sus ojos son idénticos. ¡Mira! Tiene la misma expresión por como entrecierra los ojos.

Liv se empezó a sentir mareada al tratando de descubrir con quién la querían comparar. La única persona con quien compartía esas semejanzas era…

-¿De quién están hablando?

Odette sonrió y se acercó sin respetar el espacio personal para tomarla de las manos

-¿Tú padre se llama Derek verdad?

Odette estaba expectante con sus ojos brillantes. Queriendo saber la respuesta aun sabiendo que no podía estar equivocada.

-¿Cómo sabes su nombre? -Preguntó Liv y tironeó para soltar sus manos ahora sintiéndose asustada. Observó todo el pueblo detrás de la anciana que ahora la miraban sorprendidos y expectantes a saber más-. -¿Qué significa todo esto?

Entonces todos se quedaron en silencio mirándola. Liv no detectó en qué momento los Nothuldra habían retrocedido dejándola ahora muy separada de ellos y muy cerca de los otros.

Elsa también intentaba entender. Honeymaren la tomó de la mano para que también retrocediera dejándoles espacio, pero sin dejar de oír lo que decían. Parece que todos habían descubierto que sucedía menos Liv y ella.

Elsa estudió los rostros de los aldeanos y recordó que miraban a Liv casi de la misma forma que la habían mirado junto a Anna cuando habían descubierto que su madre era Northuldra.

¿Significaría qué…?

El jefe con sus manos tras su espalda sin mostrar señal de emoción alguna respondió.

–Derek es nuestro único hijo. Fue el guerrero más poderoso que existió y fue príncipe de Southtrulda.

Liv sintió su estómago dar un vuelco y su cuerpo se estremeció. Sin poder controlarlo, Gale chilló y la rodeó en un abrazo levantando sus cabellos y luego ascendió al cielo mientras las copas de los árboles se movían.

-Y tienes sus poderes. -Agregó Odette con lágrimas en sus ojos y abrió la boca para decir lo que parece que deseaba decir desde la primera vez que la vio. –Liv, eres nuestra nieta.

La joven negaba con la cabeza una y otra vez incapaz de aceptar lo que había escuchado.

-No puede ser. -Negó pensando que era una estupidez y que la debían estar confundiendo con alguien más-. Él nunca tuvo poderes… no es cierto lo que dicen.

-Cuando nace la siguiente generación los poderes desaparecen del anterior. -Explicó el jefe sin entusiasmo-. Por supuesto que nunca lo has visto con ellos.

Liv tomó una respiración profunda pero cuando la soltó no funcionó en lo absoluto, esperando poder resistir a su próximo ataque de nervios. Los aldeanos heridos la miraban con alegría y bienvenida. Cuando giró a ver los Nothuldra estaban quietos y serios respetando las palabras que estaban escuchando. Todos parecían estar de acuerdo con lo que escuchaban, menos ella.

-Sé qué todo es demasiado para procesar. -Odette dio un paso, pero se detuvo cuando Liv retrocedió-. Pero el destino te trajo hasta aquí y salvaste a nuestro pueblo. Esto es señal que el bosque te quiere aquí; quiere que regreses con nosotros… como princesa y heredera del pueblo Southuldra.

Lo que nadie esperó a continuación fue escuchar unas fuertes carcajadas que procedían encima de un árbol.

-¿Qué? -Ríe Aster-. -¿Liv una princesa!? Es lo más tonto que he oído… ¡Tiene menos de princesa que yo de herbívoro!

Las carcajadas continuaron hasta que Liv estiró un brazo con su palma abierta. Con solo desearlo un pequeño pero poderoso remolino salió de ella y fue directo al ave. La sacudida de viento fue tal que se lo llevó volando lejos de allí mientras soltaba un fuerte grito de sorpresa.

Cuando finalmente desapareció volvió el silencio, pero ahora todos estaban sorprendidos por la decisión que había tomado Liv sobre el ave.

-Disculpen la mala educación de mi amigo plumífero. -Dijo-. –Pero tiene razón. Están hablando con la persona equivocaba. Mi padre no era un príncipe, además soy de muy lejos. Es imposible y por eso me están confundiendo con alguien más.

-Es imposible para ti porque no quieres creerlo. -Gruñó el jefe cruzado de brazos. Por su mirada de incomprensible odio no se sabía si realmente estaba feliz o no de descubrir que podría tener una nieta.

-Derek es tu padre y Ofelia tu madre ¿Verdad?

Liv abrió más los ojos sorprendida. Y Odette interpretó que no estaba equivocada.

-Ofelia era su mejor amiga. Hace más de 25 años huyeron de nuestra aldea y jamás regresaron. ¿Cuántos años tienes tú?

-Veinti-veintitrés. -Confesó Liv ya titubeando. Las semejanzas iban coincidiendo cada vez más.

-¿Lo ves? Todo concuerda. -Sonrió Odette pero en cambio Liv apretaba los labios sintiendo las náuseas subir por su garganta.

-Derek fue una deshonra para nosotros. Dijo el jefe.

-Pero su hija ha vuelto a nosotros y nos ha salvado. -Contradice Odette-. –La Guardián del viento al fin regresó a nosotros.

Liv alzó las cejas, confundida a diferencia que Elsa tenía los ojos abiertos como platos.

¿Guardián del viento?

El joven que Elsa recordó como el más musculoso caminó quedando a poca distancia de Liv. La miró a los ojos y dijo con fuerza para que todos pudieran oírlo.

-Salvó nuestras vidas de la esclavitud y nos ayudó a pelear por nuestra libertad. Destruyó nuestra prisión derrotando a los malvados dejándolos sin nada. Derek nos habrá traicionado pero su hija Liv nos ha salvado y por eso…

El joven se sentó en una rodilla y bajó la cabeza demostrando la señal de gratitud y respeto.

-Tiene mi eterna gratitud.

Liv abrió la boca y negó rápidamente con la cabeza apenas titubeando que se ponga de pie, pero entonces los guerreros jóvenes como él se acercaron para arrodillarse también. Poco a poco todos se arrodillaban mientras que los adultos cantaban una melodía y los niños también hacían su propio coro.

Finalmente, todos de rodillas a excepción de Spirit y Odette los jóvenes adultos levantaron la cabeza y comenzaron a cantar también completando el coro.

El coro era muy similar al coro de los Nothuldra pero con una melodía rápida y tan potente que difundía respeto, fortaleza.

Elsa miró a su alrededor y notó como cada árbol y follaje se iluminaba como la primera vez que había llegado al Bosque Encantado. Pero esta vez el color era gris e iba aumentando hasta que se convirtió en un plateado brillante. Gale comenzó a pasear por todas partes dejando caminos de viento grisáceos y preciosos. Los Northuldra no hacía nada al respecto, solo miraban con atención y sonrientes.

Liv miró a cada uno y pidió que se pusieran de pie, pero ninguno obedeció. Miró a los jefes de los Southhuldra. Odette lloraba sin desaparecer la sonrisa en su rostro y el jefe la miró con el ceño levemente fruncido. Gale apareció por detrás y la empujó para que el joven le tomara de la mano siendo el final de la conexión entre todos los Southuldra y ella que estaba en la cima siendo adorada como una diosa.

La canción terminó y todos se pusieron de pie al unísono tomándose de las manos sin romper la cadena.

-¡Southuldra! -Exclamó el joven con seriedad y fuerza-. –Nuestro guardián ha vuelto a casa. Protéjanla porque nos protege; ámenla cómo ella nos ama a nosotros.

Elsa miró preocupada por Liv que estaba como una estatua. Ahora con estas respuestas Elsa supo que nada volverá a hacer como antes para ella.


Si ha llegado hasta aquí, gracias. Esta historia recién empieza, será larga.

Voy a utilizar este espacio para responder dudas, contar ciertos datos y curiosidades. Quiero que recorran esta historia y la conozcan más de fondo.

Y para suerte de los lectores esta novela comencé a escribirla en el 2020 en cuanto comenzó la pandemia y estuve en cuarentena en casa. Solo es que ahora me dio valentía de publicarla.

Como dato curioso esta historia tiene su historia de origen. Fui a ver Frozen 2 al cine en Enero del 2020 con un amigo y discutimos sobre el posible shippeo de HoneyMaren con Elsa. Mi amigo estaba convencido de que podían ser pareja en el futuro y yo le discutí ya que no me gustó esa idea para nada; ya que el personaje de Honeymaren no me había gustado en los absoluto.

Por lo pensando quien podía ser la pareja ideal para Elsa la historia comenzó a desarrollarse en mi mente y en Marzo cuando quedé en cuarentena pasé días, meses escribiendo.

Aprovecho para aclarar que hay errores de escritura y narrativa; por ejemplo los tiempos verbales. Soy escritora por hobbie.

Decidí dejar la historia tal y como la escribí. Esta historia la releí y corregí decenas de veces a lo largo de estos años y ahora sentí que estaba lista para ser publicada.

No olvides dejar tu reseña. Buena o mala no me importa; me gusta saber opiniones.

Hasta la próxima lectura.

Cariños.
xmena