Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama. Escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo.
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Capítulo 73 Consecuencias
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Por la madrugada, habitación del segundo príncipe.
Azaí contempla a su hermano con asombro, sin dar crédito a lo que ha escuchado, durante algunos segundos no sabe cómo reaccionar. No quiere pelear pero no parece muy factible el evitarlo.
—Después de todo insistes en conocer a Sinbad… ¿te importa si lo discutimos más tarde? No me siento de ánimo…
Una punzada de culpabilidad atraviesa al mayor. Demonios, ¿en qué rayos está pensando? Se riñe a si mismo, este no es el momento para ser egoísta. Joder, crítica a medio mundo por tal y cuál razón y justo ahora no está siendo menos que un bastardo con alguien que comparte su misma sangre pero, ¿qué decir? ¿cómo animarle? No es del todo hábil con las palabras, aún si con los años ha corregido un poco dicho defecto, lo cierto es que incluso ahora las frases que todo el mundo usa para dar las condolencias suenan falsas e hipócritas. ¿Un chiste haría reír a su hermano? Frunce el ceño, está negado para ello.
—¿Nuriya? — el otro le llama confuso debido al prolongado silencio.
—¿Sabes? Últimamente he pensado que en el pasado me gustaba mucho papá y hasta le admiraba pero… siempre me fue difícil acercarme a los demás o mostrar mis sentimientos, es algo que cambió con los años y no sé, supongo que de alguna manera eso creo un muro entre nosotros… tal vez solo estoy tan obsesionado con el rey Sinbad porque no lo he tratado, es decir lo conozco pero no al mismo tiempo… no es que me decepcione o avergüence nuestro padre, es solo un pretexto… me da miedo no estar a su altura. ¿Cómo lo haces? Siempre eres tan, no sé, genial…
—¿Yo genial? — incrédulo — para nada. Justo ahora me siento completamente inútil… si hubiera salvado a esa chica… que tonto, ¿no? Pertenecemos a la realeza pero no somos mas que un par de mocosos que desconocen el mundo.
—Tienes razón — se echa a su lado — es tan fácil estar confundido. Solo se que… no quiero que vuelvas a poner esa cara…
—¿Cuál cara?
El pelirrojo se muerde los labios dolido.
—La misma que puso nuestra madre cuando me atrapó en mi escape… la que hiciste hace un momento, todavía creo que un castigo habría sido mejor… Azaí…
—¿Si?
—P… perdón.
El de cabello azulino le toma de las manos, apretando con cuidado pero mucha fuerza.
—Te amo hermano — recibió como respuesta.
—También yo, mucho más de lo que mereces, ¿eh?
Los dos estallaron en carcajadas.
—Eres un tonto Nuriyah.
—Quizá pero igual nací primero — admite orgulloso, lo dos volvieron a reír.
El ambiente entre ellos se suavizó hasta el punto de volverse agradable, no es como si con este pequeño encuentro el rukh del primogénito hubiese vuelto a lo que era. No, ha sido un poco pero sin lugar a dudas ha caído en la depravación; ahora, ¿eso es realmente algo malo?
Ambos príncipes se enfrascaron en una larga conversación que finalizó cuando el sol ya se asomaba por el horizonte, es curioso como el cuerpo reciente el cansancio físico pero se libra del espiritual a cambio.
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Medio día (Departamento de investigación Mágica del Imperio Kou)
Aladdin observa las anotaciones de Jinjin, Junjun y Reirei en varios pergaminos.
—Es justo como lo dijo Aladdin-sama — la primera — la naturaleza del rukh puede degradarse debido a ciertos factores pero si encontramos la fórmula exacta también es posible hacer lo contrario. Como sugirió, hicimos arreglos aquí — señala varios puntos — y aquí — hace lo mismo — y tal parece que nos estamos acercando…
—No a la velocidad que quisiéramos — menciona Meiho — pero sin su guía estaríamos perdidos. Aún así no creo que esa idea le llegara de la nada, debió requerir muchísima más investigación de la que hemos hecho en equipo… ¿está durmiendo adecuadamente? Si algo le sucede no solo Kouha-sama y Kouen-sama…
El cuarteto le mira con angustia.
—Descuiden, me prometí no ser imprudente. Si, amo a En con toda mi alma y honestamente dudo soportar el dolor de perderlo pero, si la situación fuera a la inversa, odiaría ver que se pone en peligro por mi culpa. Además hay muchas más personas que dependen de nosotros. Ya es hora de madurar, ¿no? Es por eso que quiero hacer todo lo posible mientras tengo la oportunidad, para no vivir con más arrepentimientos. Por si fuera poco está investigación le será de utilidad a muchas más personas en el futuro. Hay que tener fe — sonríe.
—Aladdin-sama… — apenas susurran.
—Muy bien, ha sido más que suficiente trabajo, deberían ir a comer algo. Yo iré a revisar algunas cosas pero si encuentran algo nuevo o necesitan ayuda no duden en decirme.
—De acuerdo — contestaron al unísono sin entusiasmo.
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Algunos días más tarde (habitación del primer príncipe) 4 a.m.
El pelirrojo da varias vueltas en el lecho, no ha podido pagar ojo en toda la noche, toma asiento.
—No puedo dormir, ¿qué será lo que me inquieta?
Sale de su alcoba decidido a dar un paseo, quizá algo de aire fresco ayude. Pasados algunos minutos ve a lo lejos una silueta familiar, se acerca rápidamente.
—¿Mamá?
—¿No puedes dormir?
—Mas o menos. ¿Tampoco tú?
—Oh no, acabo de terminar con el trabajo.
—¿Hasta apenas? ¿No vas a descansar?
—A veces me desvelo un poco.
El príncipe tuvo el impulso de retroceder, es incómodo. Las cosas entre ellos no están como de costumbre y con toda razón, está vez de verdad no solo le hizo enojar, jamás le había visto tan… ¿decepcionado? No, iba más allá de eso aunque no es que desee darle un nombre. Mueve los labios nervioso, ansiando decir algo sin hallar las palabras.
—Perdón…
—No necesitas disculparte, no estoy enojado.
Quizá ya no pero… es tan doloroso que la persona que ansias te de elogios, su aprobación, que te presuma como su gran orgullo te contemple y le inspires vergüenza.
«—No quiero… no lo soporto… yo… yo… duele mamá. ¿Cómo puedo reparar mi error?»
Siente un puñal que le atraviesa el corazón, se escapan algunas lágrimas. Aladdin le coge del rostro amorosamente.
—¿Qué sucede Nury?
—Perdón, perdón, perdón. En verdad lamento no ser el hijo perfecto que mereces, no me odies.
—No te odio.
—¿Porqué… no? — le mira —Deberias. ¡Yo me odio! ¡Me detesto! ¡Soy una vergüenza! — desvia el rostro — No puedo ni mostrar mi cara…
—Aun no has hecho nada que no tenga solución y la próxima vez que tú hermano se encuentre en peligro…
—Eso no tienes ni que decirlo, protegeré a Azaí, es mi hermanito… y pensar que estaba tan celoso de alguien que deseo proteger… siempre he esperado que me admire, ser su ejemplo a seguir y no hago nada. No soy más que un mocoso caprichoso y engreído. Siempre di por hecho que al ser un príncipe mis decisiones serían las correctas y no es así, heri a mi familia pero ninguno me guarda rencor… sin embargo la indiferencia de papá, tu decepción… el hecho de que mi hermano desconfie… siendo tan cercanos pesa, pesa demasiado. No me siento bien con ello y se que yo mismo me lo busqué, no tengo excusa.
—Los sentimientos no son estáticos, se encuentran siempre en constante cambio. Alguien que te ama puede odiarte y a la inversa. Si anhelas la aprobación de alguien debes luchar por ello.
—Si me esfuerzo, ¿incluso tu podrías confiar ciegamente en mi?
—Si.
—¿Y si alguna vez hago un juicio incorrecto?
—Nuri, no pretendo que seas algún tipo de dios omnipotente. Me basta con que consideres a los demás. No siempre podrás ver por tus semejantes antes que por ti mismo, habrá elecciones difíciles que como príncipe debes tomar pero no debes ser siempre egoísta.
—Lo se.
—El día que en verdad lo entiendas, no tendré está expresión en la cara.
El niño se petrifica, es como si fuese capaz de leer sus pensamientos. ¿O es que si puede? ¿Y si le guarda un profundo rencor que nada en el mundo puede borrar? Una gota de sudor frío viaja de la sien a la mejilla, desapareciendo a la altura del mentón. Aladdin besa su frente.
—Te amo Nuri.
—¿Uh? — desconcertado.
—Aun cuando me decepciones, engañes, traiciones e incluso me mates siempre voy a amarte porque eres mi valioso hijo… pero como el Magi que soy no voy a permitir una tragedia — era perceptible el temblor del príncipe — ¿Pero sabes? Tengo tres deseos, los más grandes de todos, y cada uno está dedicado a mi familia cercana; En, Aza y tú.
—¿Que… me vaya lejos? — mas que interrogante fue una sugerencia.
—Que te conviertas en un gran rey con el que todos puedan trabajar. Deseo que las personas que te rodean no solo te sigan y teman, sino que te amen tanto como lo hago yo.
El niño se sonrojó furiosamente. Su madre es un gran misterio porque así como enojarse y perder la fe, es un hecho de que no hay duda sobre el gran amor que le profesa. ¿Su familia es normal? Porque luego de todo lo que ha pasado ni Aladdin, Azaí o Kouen están verdaderamente enojados. Que haya perdido puntos con ellos es enteramente natural, más preocupante sería si no porque, significa que no les importa pero si no lo han enviado lejos o desterrado cuando menos es porque, sin duda tiene algo que no todos poseen. Cambiar drásticamente y ser el hijo modelo de un día para otro es imposible, e incluso quizá jamás lo logre pero hoy, quiere dar un paso, poco a poco y así, con la guía de su familia llegar a ser un hombre digno del círculo sanguíneo que tiene. El chico se arrodilla haciendo a un lado ese orgullo tonto que le acompaña desde hace mucho, cuando creyó que podía convertirse en un héroe como su ídolo.
—Permiteme ver a Sinbad-san al menos una vez.
—Nuriyah… — cansado más, abrió los ojos con sorpresa al ver la resolución en los de su hijo.
—Debo disculparme adecuadamente por todas las molestias que le he causado.
Aladdin sonrió ampliamente, el rukh nunca miente y el de su pequeño ahora brilla hermosamente, aunque no necesita ser testigo de ello, es sangre de su sangre, esas cosas se perciben.
—Creere en ti.
—¡Muchas gracias!
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Alcoba del rey de Sindria 11 a.m.
Sinbad termina de arreglarse, si que se le han pegado las sábanas, cuando Jafar le vea seguro que lo regaña. Estaba a punto de suspirar cuando sintió a alguien a su espalda, de inmediato se puso a la defensiva y giro apuntando una espada al cuello del visitante que siquiera se inmutó, debe admitir que cuando menos tiene agallas.
—Debes dejar de visitarme así príncipe Nuriyah. Creí que lo había dejado claro la última vez, no quiero problemas con tus padres.
—Hoy no vengo como un príncipe rey Sinbad — se inclina respetuosamente — Gracias por inspirar mi vida, lamento mucho todas las molestias que te cause con mi insistencia — alzó la vista — Siempre quise ser como tú pero estaba equivocado, me deslumbraste y anhelaba que otros se sintieran así conmigo pero hoy me he dado cuenta de que quiero ser como mamá, aspiro a obtener una fuerza que pueda compartir con otros. Es por ello que no lo molestaré más.
—¿Estás seguro? — arquea una ceja, el príncipe río ante ello.
—Me tratas como si fuera un acosador.
—No tanto pero…
—Lo prometo. Encontré a mi nuevo héroe — niega con la cabeza — mis heroes.
—¿Ah si? Eso me interesa.
—Desafortunadamente es un secreto. Eso es todo, gracias por su tiempo.
—¿No me dejarás hablar? — exhala — Tan egoísta como siempre.
—No se puede cambiar de la nada.
—Si un día te pierdes y necesitas guía, no dudes en venir a mi… aunque espero que sea en unos años cuando hayas madurado de verdad.
—No soy bueno dando consejos pero si un día necesitas de un amigo que te escuche, siempre estaré disponible. Supongo es el adiós rey Sinbad, cuídese mucho.
—Tu también.
El príncipe se marchó. Sinbad caminó lentamente hacia la ventana, no pudo esconder una leve sonrisa genuina.
«—No cabe duda de que es tu hijo, Aladdin.»
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Imperio Kou (oficina del emperador).
Ren Kouen contempla a su esposo que no deja de tararear mientras hace correcciones al presupuesto de reparación de puentes.
—¿Qué te tiene de tan buen humor Aladdin?
—¿Tanto se me nota?
—Hace mucho que no ponías esa cara de tonto, me gusta.
—Ungh… — ofendido — Bueno, hoy nada me pondría de mal humor. Nuestros hijos son lindos, ¿no?
—¿Y qué esperabas? — pregunta como si fuese lo más evidente en el universo — Has hecho un gran trabajo.
—Hemos — le corrige — Me pregunto si ya es tiempo.
—¿Para qué?
—Que conquisten un laberinto.
El emperador parte por la mitad la pluma con la que estaba escribiendo y frunce el ceño poniendo una cara aterradora más, la expresión de Aladdin es inusualmente severa, se atrevería a asegurar que jamás había hecho una expresión como esa en los quince años que llevan de matrimonio.
—El que Nuriyah haya madurado un poco no significa que debas consentirlo, a este ritmo fracasará. Que haya soltado las faldas de Sinbad no lo convierte en un rey adecuado.
—Ambos irán a una mazmorra; jamás dije que sería Nuri, ahora mismo no tiene ninguna posibilidad de ser reconocido por un djiin o eso pienso; sin embargo, hay una importante lección que aún debe aprender.
—Suena muy cruel viniendo de ti.
—Soy humano En. A veces he dicho y hecho cosas crueles… como cuando le dije al señor director Mogamett que solo era adecuado como el rey de los magos. Pero es porque decidí creer en Nuri que hago… ah… — de pronto fue como si todo en su mente se hubiese aclarado. Ríe sin más — la fe de los padres puede ser algo aterrador.
El emperador camina y se acerca para dar una palmada suave en su cabeza a modo de consuelo pues ha entendido que hace referencia a la situación con Solomón.
—Lo estás haciendo bien Aladdin.
—Lo mejor que puedo — sonríe radiante y con las mejillas rosadas, tan adorable que inspira al mayor a darle un beso en los labios.
—¿Y tienes idea de a cuál laberinto les vas a llevar o lo dejaras al azar como con el idiota de Alibaba?
—Alibaba-kun fue el que escogió, yo no tuve que ver — se cruza de brazos ofendido — pero está vez se más de los djiin y todo eso. Opino que el laberinto 27 de Ronove-ojisan es ideal.
—Hablame de él.
El consorte rió sutil, aquello fue más una orden que petición, seguramente inspirado por la natural curiosidad del emperador que gusta de saberlo todo, de esa manera su esposo le contó a detalle el papel que Ronove jugó en Alma Toran, sobre su personalidad y acerca de la habilidad que obtendría Azaí de conquistarlo. Al finalizar Kouen tenía una expresión mitad angustia mitad seriedad extrema tirándole a violencia aunque quizá solo es su cara.
—No me agrada. Azaí es muy centrado pero es un poder demasiado peligroso.
—¿Lo prefieres en manos ajenas?
—Sabes a qué me refiero.
—Bueno, si algo sale mal siempre puedo ayudarle.
—¿Y si no estás?
La pregunta no tenía ninguna mala intención pero provocó que el semblante del magi se oscureciera por completo.
—En todo caso no soy el único magi, los demás podrían hacer algo en mi lugar.
—No hablo del magi, me refiero al padre.
—Para eso estás tú, ¿no? — molesto.
—¿Y si no fuera así?
—Tenemos más familia, por si fuera poco dudo que el rey Solomón deje caer al mundo en el caos, si tuviera la intención lo habría destruido hace mucho.
Hubo un silencio entre ellos, bastante incómodo.
—Aladdin…
—No lo digas, lo sé — apretó los puños con fuerza.
El emperador tomó asiento e invitó al magi a su regazo, donde este se posó y abrazó con fuerza. El chico cerró lo ojos e intentó no pensar. Es cierto que cree que Azaí tiene lo necesario para conquistar ese peligroso laberinto (más por la habilidad que el djiin en si) pero también es porque sus cualidades podrían ayudarle en la investigación de la enfermedad de su esposo.
«—Soy el primero en reprender a Nuri y no soy mejor, estoy tomando una decisión muy egoísta pero mis bebés necesitan a uno de sus padres en ese momento… »
Porque ha entendido que es un hecho que no será él.
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Gran salón del palacio (Imperio Kou)
Los hijos del emperador leen varios textos referentes a su educación cuando su madre les interrumpe dueño de una muy amigable expresión.
—Buenos días niños. Tan temprano y ya estudiando.
—Dije que me iba a esforzar — el pelirrojo — pero lo cierto es que estos textos mágicos son muy interesantes. Se supone que ojeaba y me quedé picado y… — palidece — Judal se enojara de nuevo porque no investigué lo que me encargó.
—Supongo, Judal-kun es terrible con la teoría. Pero venía a decirles que hoy no hay escuela.
—¿Nos vamos a saltar las lecciones? — Azaí incrédulo.
—Depende de su respuesta. ¿Les gustaría conquistar un laberinto? — el par quedó pasmado.
—¿Somos compatibles? — el mayor — No somos magos pero tampoco del todo humanos. Además es peligroso, si sale mal el Imperio perderá a los dos príncipes herederos, igual podrían encontrar un reemplazo pero no quisiera que Azaí…
—¿Crees que pondría en peligro a mis hijos? — lo dijo amable.
Generalmente no pero Aladdin luce un tanto fuera de si mismo, quizá sea su imaginación.
—¿Azaí y yo iríamos solos?
—Justo eso pensaba. No es necesario que los acompañe un Magi, podrían obtenerlo solos como Sinbad-ojisan pero dado que me preocupa iré con ustedes.
—¡Que gran noticia! — el de ojos escarlata.
—No del todo. Las mazmorras varían su dificultad en relación con la habilidad de los visitantes, el que yo los acompañe lo hará mucho mas difícil de lo que debería, aún así quiero tener la oportunidad de forzar un escape si algo no va bien.
—¿Y no es trampa? — el más pequeño.
—Supongo pero dudo que los padres gusten de enviar a sus hijos a la muerte. Si no quieren que haga trampa solo deben tomarlo — curvó los labios positivamente.
—Considero que no se pierde nada con intentar.
—Muy bien, en ese caso será mejor que se preparen, partimos la próxima semana.
El par asintió sin más.
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Una semana más tarde, a unos veinte metros de la entrada del laberinto de Ronove.
Un hombre frunce el ceño fastidiado.
—¿Porqué vengo yo?
—Porque eres muy confiable Iskender-ojisan.
—Aja — dice sin interés encogiéndose de hombros.
Sin más, el cuarteto se adentra en el laberinto, pasando aquella puerta que les hace ver la conexión entre mundos. Aladdin es el primero en llegar, observa a su alrededor notando que son grandes túneles en todas direcciones.
«—Me recuerda tanto a aquella vez que fui a Amon con Alibaba-kun.»
—Es un honor al fin conocerlo en persona su majestad — la voz del djiin resuena en las paredes.
—Alma Toran ya no existe, no hay necesidad de llamarme así — dice con nostalgia.
—Eso no implica que no le considere de esa manera, en lo que a mí respecta, aún soy uno de sus súbditos, es por ello que continuo aquí, cumpliendo con mi labor. Le debo mucho al rey Solomón, a usted.
—Yo no hice nada, no soy mi padre — expresa con amargura.
—Es demasiado duro consigo mismo mi señor. Aunque no insistiré más. Debo suponer que las personas que han entrado, ¿son sus candidatos?
—Si.
—En ese caso permítame evaluarlos.
—Por favor.
La conversación finalizó ahí, poco después llegó el primogénito que aterrizó sobre su trasero luego de gritar.
—Ay, ay, ay — se queja y soba la retaguardia.
—¿Estás bien Nuri?
—Si — se pone en pie — ¿Nos separamos de mi hermano e Iskender-san?
—Llegaran dentro de poco, supongo.
—Ya veo — guarda silencio un rato — ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro.
—¿Me dirás la verdad?
—¿Por qué no lo haría? — confundido.
—De todos los momentos que pudiste elegir para que conquistáramos un laberinto, ¿porqué ahora?
—Deseo que tengan el poder para proteger aquello que les importa — niega con la cabeza — También hay otra razón… estoy mostrando mi lado egoísta. Mentiría si dijera que eso no me irrita pero…
—Es por papá, ¿cierto? ¿Quizá haya una manera de ayudarlo? — el mayor le observa pasmado — No solo estoy al tanto de Sinbad-san. Todos los días te veo investigar, suspirar, preocuparte. Se que intentas esconderlo y yo… — desvía la mirada — me aparté, solo puse excusas… soy un cobarde. Tenía miedo de fracasar, me convencí de que el estado de papá había sido así desde siempre, que no iba a empeorar… que incluso era un inútil — se mordió los labios — soy de lo peor, ¿verdad? Dices que eres egoísta pero siempre has velado por su bienestar, yo solo pensé en mi mismo dañando a toda mi familia en el proceso, ya no quiero ser así. Si pudiera ser un poco mejor. No tengo que ser un héroe, si quiero estar al lado de ustedes cuando me necesiten, aunque tenga miedo, incluso si ello me hace llorar… no soy muy valiente después de todo je je je.
—Lo eres Nuri — le toma del rostro y besa en la frente — te amo bebé — le sonríe.
El príncipe se sonroja pero antes de que pueda decir algo llega el otro par que aterriza de manera normal el príncipe y con pose genial el otro.
—Así que esta es una de esas famosas mazmorras — el mayor de todos — Oye mocoso — a Aladdin — ¿se te ha ocurrido que puede que quizá yo sea el vencedor?
—Si, pero no veo el problema. Se que igual protegerás a mis pequeños.
«—Lo único que necesito es estar cerca del genio para analizarlo, quien sea el rey da igual porque se que amas tanto a mis hijos como su padre y yo. Jamás les darías la espalda y eso me tranquiliza.»
—No soy niñera — se queja hastiado, el magi ríe.
—¿Y bien niños? ¿Qué camino van a tomar? — los mencionados voltean en toda dirección.
—No parece que haya pista alguna — el primogénito.
—Así es. En el caso de Amon muchas personas ya habían entrado en él pero Ronove es distinto, somos los primeros visitantes.
—¿Nadie lo había encontrado?
—No, hoy apareció.
—¿Fue Judal?
—Yo.
—¿Eh? ¿También eres capaz de…? Supongo, después de todo eres un magi.
—Veamos qué nos dice la intuición — el segundo príncipe.
El primer camino que toman les lleva a un "callejón sin salida" así que no les queda más que volver al inicio. En el segundo se topan con un montón de monstruos para finalizar en la misma situación y eso les pasa unas quince veces más. Durante está última el grupo se tira de sentón a descansar, los más pequeños respiran agitados.
—Ah, ah, ah — el primer príncipe — enserio que tú intuición apesta Azaí.
—Ah, ah, ah, tampoco lo hiciste mejor hermano.
—Ah, ah, ah, ¿y qué esperabas? Soy un chico normal. Si pudiera adivinar el camino como si nada sería perturbador ja, ja, ja.
—Si. Con razón casi nadie logra terminarlos uh~.
—¿Están bien? — el consorte angustiado.
—Si, solo necesitamos reposar.
Pasados alrededor de veinte minutos optan por dejarlo a la suerte cuyos resultados no son mejores puesto que luego de doce intentos terminan con el mismo resultado, eso podría indicar que el grupo se desanimaría, sin embargo ahora tienen enormes sonrisas, sobre todo en los más jóvenes.
—Si que somos un caso pero bueno, la última es la vencida. No hay más senderos — declara el pelirrojo.
Se adentran con decisión aunque después de varios minutos que se han sentido como una eternidad, comienzan a preocuparse. Jurarían que solo dan vueltas en círculos y no se han topado con ser vivo alguno, pero para fortuna de ellos, llegan hasta un lago que es iluminado por una suerte de luciérnagas azules, lo que indica el final del camino abriéndose uno nuevo del otro lado.
—¡Por fin lo logramos! — festejan los niños.
—¿Qué opinas Iskender-ojisan? — el consorte.
—¿Yo qué? Tu eres el magi.
—Me gustaría continuar pero creo que ha sido muy duro para los chicos.
Y no es para menos, han recorrido varios kilómetros sin parar, además de las múltiples heridas que sufrieron a manos de los monstruos y si bien han empleado magia curativa, toda resistencia física tiene un límite.
—Creo que debemos descansar — el pelirrojo mirando a su hermano.
—Puedo aguantar un poco más pero si necesitamos correr…
—En ese caso, acamparemos aquí — el magi.
Rápidamente hacen una especie de campamento. Iskender con ayuda de Aladdin preparan la comida con los víveres que ya traían y luego de ello se disponen a dormir. Al menos los menores. El magi se ofrece para hacer guardia, el hombre se coloca a su lado.
—Deberías reposar ojisan.
—¿Qué hay de ti? Luces aún más agotado.
—¿Te parece? — sonríe.
—Eres un mocoso demasiado tonto.
—Supongo.
—En fin, no soy quien para juzgar. Me invitas y aquí estoy, bien pude decir que no.
—Yo… lo siento.
—No seas idiota, el que me gustes no tiene nada que ver. Quería salir de la rutina, siempre me involucras en cosas interesantes, creo que empiezo a encontrarle sentido a la vida.
—Ojisan — le mira contento.
—Antes de que te hagas ideas rebuscadas y filosóficas, únicamente pretendo gozar mis días y punto.
—¿No es para lo que estamos todos aquí?
—¿Tu crees? Porque no me da la impresión de que lo hagas mucho. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que te vi sonreír por algo común. Si, tus niños y Kouen siempre te ponen de buen humor, el estúpido de tu candidato y demás familia también pero no lo sé, siento que hubieras perdido aquel brillo de cuando te conocí.
—Lo sé — mira al frente — lo estoy intentando.
—Deja de esforzarte, no es una tarea o deber, es tu condenada vida, no debería ser difícil.
—Si…
La plática murió ahí, los dos adultos contemplaban el fuego de una fogata con atención, como si fuese lo más interesante que les ha pasado en siglos.
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Algunas horas más tarde.
El grupo reemprende la caminata con la formación que han tenido hasta ahora: Iskender, los príncipes y el magi en la retaguardia. Se detienen al borde del lago.
—¿Y ahora? — Azaí — Podríamos nadar pero…
—Si — el pelirrojo — a saber lo que haya abajo, si alguna cosa nos atrapa y jala bueno… — ríe nervioso — mamá sabe magia de levitación así que no debemos preocuparnos por el y tampoco debemos depender de el para todo.
—Estoy de acuerdo. Pues nunca hice volar a otros con la magia de viento que aprendí pero creo que es posible que nos lleve al otro lado. Eso si es que les parece buena idea.
—Nah — el militar — del agua no pasamos así que, ¿qué más da? Si algo nos ataca lo mato.
—¡Genial! En ese caso. ¡Ahí vamos!
Justo como acordaran, Aladdin simplemente usó su magia de levitación mientras el resto del grupo empleó la ayuda de Azaí. Llegaron sin mayor dificultad a la orilla contraria.
—Vaya — el niño de cabello azul suspirando — por un segundo creí que… ¡Waaaaaah! — una especie de larguísimo tentáculo le coge por el tobillo con rudeza, provocando que se golpeara la cara con el piso a tal grado que le hizo sangrar la nariz.
En un rápido moviendo Iskender lanzó una estocada al secuestrador, notando que no era efectivo puesto que era más duro que el acero, curiosamente igualmente flexible.
—¿Pero qué demonios?
Se le echó encima al tentáculo con intención de hacer resistencia pero este les arrastró a ambos, como continuaran en dicha dirección se ahogarían por decir lo menos.
—¡Ja! — el consorte empleó su daga y un hechizo desconocido para apuñalar a la cosa en cuestión siendo efectivo, eso hizo que soltara al príncipe pero de inmediato salieron muchos más tentáculos, decenas de ellos.
El grupo se vio rodeado por extremidades que tuvieron que esquivar, mismas que al hacer contacto con el piso o rocas lo pulverizaban. Aladdin los cubrió a todos con un borg que, al estar dividido entre varias personas no contaba con su usual resistencia sino con el noventa por ciento repartido equitativamente entre los príncipes e Iskender y el restante diez por ciento para él, aún así incluso el que defendía al magi podía parar cualquier ataque físico o mágico dentro de un rango normal, con más razón los otros y aún así…
—¡Ah!
Nuriyah se queja involuntariamente debido a una cortada recibida en el brazo izquierdo, algo profunda ya que le hace sangrar pero tampoco es algo que ponga en riesgo su vida.
—Pero el borg debía… — el consorte — no es posible — palidece pero de inmediato le hierve la sangre. Odia ver a uno de sus valiosos hijos lastimado. Niega, enloquecer no es un lujo que pueda darse ahora. El nivel de un laberinto se modifica en función del que tenga el visitante. Por mucho que Aladdin sea un magi no debería ser muy distinto a Amon y aún así… más de un centenar de monstruos en menos de un día con un poder que, hasta un mago como Judal o él tendrían problemas en vencer.
«—¿Es otra prueba tuya rey Solomón? Pero, ¿qué sentido tiene? Incluso si uso todo mi magoi no…»
—¡Uh!
Aladdin da varios saltos consecutivos hacia atrás, tal parece que los ataques se han enfocado en él.
—¡Mami! — grita Azaí angustiado.
—¡Todo está bien! ¡Sigan adelante! ¡Los alcanzaré luego!
—¡Imbécil! — Iskender — ¡¿No te das cuenta de que es imposible?!
—¡No si estoy solo! ¡No quiero dañarlos por accidente!
—¡Accidentada tienes la cabeza! — hace un gran despliegue con la espada sin resultados. Chasquea la lengua.
—¡QUE TE LOS LLEVES! — ordena furioso. Fue un instante pero eso provoca que se distraiga lo suficiente como para que un tentáculo especialmente delgado vaya directo a su cuello, todo pasa en cámara lenta, el artefacto se clava tres centímetros haciéndole sangrar, de inmediato el mismo líquido carmesí escapa por la comisura de sus labios.
—¡MAMÁ!
Nuriyah lanza un potente alarido, el mundo se detiene.
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Habitación del djiin.
Este abre los ojos estupefacto, luego sonríe.
—Y pensar que usaría mi habilidad sin que tuviera que elegirlo. ¡Que chico! Bien, lo acepto. Ren Nuriyah, te declaro amo del calabozo veintisiete, soy Ronove, genio de la dualidad y el control.
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Fuera del laberinto.
Los cuatro se contemplan confundidos.
—¿Qué pasó? — Azaí.
El magi nota el símbolo de la estrella de seis picos en el colgante de su primogénito.
—Parece… que has conquistado el laberinto.
—¿Eh? Papá y… todos me contaron que para eso debía conocer al genio y jamás lo vimos… ¿o si? — preocupado por tener alguna laguna mental.
—No…
Aladdin se interrumpe a si mismo pues nota algo extraño en el ambiente. No hay señal alguna de rukh oscuro pero el blanco está alborotado por decir lo menos, conforme pasan los segundos se hace cada vez menos. El magi usa su círculo de transporte de inmediato, sin dar explicaciones, se dirige al punto donde se reúne más magoi, siendo el gran mercado que a estas horas de la tarde está lleno y queda atónito. Cuerpos hasta donde alcanza la vista. Escucha pasos detrás de él, sabe perfectamente a quien pertenecen.
—Me dijiste que irías con nuestros hijos a un laberinto, esto no es culpa tuya.
—¿Porqué pasó esto?
—De alguna manera nos tomaron por sorpresa — la rabia es evidente en su voz.
—Si hubiera estado aquí, podría haber ayudado.
—Es imposible saberlo.
—Si no hubiera sido egoísta…
Los orbes azules van sin control de un lado a otro grabando en la retina hombres y mujeres desmembrados, incluso… esos pequeños rostros… por dios… ¿niños hechos pedazos? Bajó el rostro y los ojos se ocultaron bajo el flequillo. El emperador extendió el brazo hacia su hombro pero una extraña presión le detuvo.
—¿Podrías dejarme solo En? — eso extrañó al aludido.
«—No sé cómo reaccionar. La historia de Alma Toran tiene una gran tragedia también pero de alguna manera lo sentía tan distinto. Estás personas estaban bajo mi cuidado, dependían y confiaban en mi. Creían y seguían mis peticiones. Yo solo pensé en mi mismo, me centré en no perder a En y… los maté… a todos.»
—Aladdin…
—Por favor En, déjame solo porque… está es la primera vez que quiero matar a alguien y no me importa quién sea.
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Notas finales.
Gracias por leer! Hasta la próxima :D
