17. TODO POR LILY
James miro su reloj de muñeca, que hubiera resultado raro para cualquier persona muggle, pero no para él, uno de los magos mas poderosos que habían pisado Hogwarts. Era un extraño aparato metalizado, donde se podían ver extrañas manecillas, que además de indicar la hora, indicaban su posición en el planeta y la de todos sus amigos mas cercanos y familiares, detallando que actividad realizaban en ese momento. Una autentica obra de arte, proveniente de Suiza.
Las dos menos cinco.
Tragó saliva y atravesó la puerta principal del Ministerio. Se encontró en una sala amplia, muy bien iluminada. El suelo era de mármol y estaba tan limpio que te reflejabas en él. A la derecha, una mesa de madera oscura, moderna. Y detrás de ella una mujer. Era, ¿como decirlo? Explosiva. Pelo rubio ondulado, ojos claros y cara pequeña, con labios generosos y sensuales. Sus ojos revisaban a James, de abajo arriba, de arriba abajo... Éste intento no mostrarse nervioso. Esa manera tan descarada de que le miraran le incomodaba.
"Aunque hay que admitir que es bonita..."
La recepcionista no dijo una palabra cuando se acerco a ella. Solo sonrió confiadamente, segura de sus atractivos. (Nda. Se parece a Sirius... ^ ^)
-Perdone señorita, tengo una cita con el señor Leestrange, ¿sería tan amable de decirme donde queda?
(Nda. Bien, seguro que os suena el nombre de Leestrange... es uno de los mas allegados a Voldy, lo dice en el cuarto libro. Bien, ¿y que hace aquí? Pues no es coincidencia que trabaje en el Ministerio... Voldy todavía no ha llegado a su máximo poder y se dedica a meter espías en el Ministerio. ¿Qué os parece? Tenebroso...)
-Si me deja comprobar una cosa...
Estaba claro que ella mentía. Sabía perfectamente donde estaba el departamento del señor Leestrange, solo que quería alargar esos momentos de compañía con James. Lentamente se levanto de su cómoda silla para agacharse a buscar unos papeles. Mientras se agachaba, no dejaba de explotar su cuerpo. Se movía sensualmente, o se agachaba mucho para que su corta y ceñida falda se subiera aun mas. James, como todo hombre, no le quitaba la vista de encima.
"También hay que admitir que tiene unas piernas bonitas... y un buen culo"
Mentalmente se recrimino estos pensamientos.
"He venido a buscar a Lily y resulta que me pongo a ligar con la recepcionista... ¿qué clase de hombre soy? Aunque tal vez puedo presentársela a Remus... le daría un toque salvaje a su vida."
Solo de pensar en Remus sin su habitual tranquilidad, no pudo evitar una sonrisa.
La rubia explosiva le hizo bajar de las nubes.
-¿Perdone? Señor... el departamento del señor Leestrange se encuentra en el quinto piso. Pertenece a la sección de Regulación y Control de nuevos conjuros.
Cogió el ascensor. Este no era como los que conocemos en el mundo muggle, sino que constaba de un circulo blanco en el que te subías. Cuando estabas preparado decías en alto el piso al que querías ir. Entonces unos rayos azules de variados tonos te rodeaban. Instantes después desaparecerías de ese piso para aparecer en un circulo igual, en tu destino. Aunque estaban basados en los ascensores muggles estos eran, con diferencia, mucho mas rápidos y seguros.
James realizo este procedimiento y se materializo en el quinto piso. No le fue difícil encontrar la puerta del despacho. Además de ser enorme y de una extraña madera, un cartel blanco en el que estaba impreso en color negro: Sr. Leestrange, Gerente de Regulación y Control de nuevos conjuros indicaba el lugar hacia donde tenía que dirigirse.
Temeroso de cómo sería su nuevo jefe, toco la puerta con los nudillos, breve pero firmemente.
-Adelante.
Al oír esta palabra, respiro profundamente varias veces y abrió la puerta. Una vez dentro, antes de dirigirse al señor que le esperaba sentado tras un enorme escritorio, cerró la puerta. Modestamente, procedió a presentarse.
-Buenas tardes, señor Leestrange. Soy James Potter. Me había citado usted para tratar el asunto del puesto vacante.
-Pase, pase... Veo que es un muchacho puntual. ¡Me gusta eso! Siéntese por favor. Le voy a explicar en que consiste todo esto.
James tomo asiento enfrente de su nuevo jefe. Por la manera en que le había tratado, aunque no hubiera dicho nada, estaba claro que pensaba contratarle. Se encontraba mucho mas relajado que antes, por la amabilidad de su jefe. Se acomodo mejor en el sillón que le correspondía, apreciando el buen cuero con el que estaba hecho.
"Tal vez esto no esté tan mal lo de trabajar aquí"
A partir de ese momento, puso toda su atención en el señor Leestrange y en todo lo que éste le contaba sobre el departamento. No quería olvidarse de nada de lo que dijera.
Habían estado hablando unos veinte minutos, el señor Leestrange contestando todas las preguntas que pasaban por la mente de James. El señor Leestrange le había puesto al corriente de todo lo que ocurría en el departamento. Y ahora que no tenía ninguna duda, se encontraban echando un vistazo a todos los lugares a los que tendrían que acceder Prongs cuando trabajara allí.
-Bien. Creo que eso es todo. Esta será tu mesa.
El señor Leestrange señalo a la antigua mesa de Tony, que ahora ya se encontraba limpia y libre de todo objeto personal que pudiera haber habido antes. Era una mesa amplia, con proporciones adecuadas para alguien que se encontraría todo el día manipulando informes.
-La de ahí enfrente es la de Evans, tu compañera de trabajo. Te la presentare mas adelante.
"No creo que necesitemos presentaciones"
-Cualquier duda que tengas pregúntasela a ella. Es la trabajadora de mayor experiencia con la que contamos en estos momentos, descontándome a mi claro - añadió con un deje de orgullo en la voz - Deben estar a punto de ir a comer. Si quieres acompañarlos haré las presentaciones ahora mismo.
-No se moleste señor. Esperare. Además, ya comí antes de salir.
-Como quiera Potter.
Un movimiento fugaz hizo que se diese la vuelta precipitadamente. Un movimiento de pelo rojo. El corazón le dio un vuelco y los oídos se le insonorizaron completamente, hasta el punto de que lo único que oía era el latir apresurado de su corazón y la fresca risa que sonaba al otro lado de la puerta.
James vacilo un poco, pero finalmente, haciendo caso omiso de la charla del señor Leestrange, que ahora miraba por la ventana; se acerco a la puerta entornada y se asomo un poco, lo suficiente para ver un largo y ancho pasillo, por el cual andaba charlando un grupo de gente joven. Lily se distinguía perfectamente de las demás chicas. Pero, además de mirarla a ella, James se fijo especialmente en otro chico, rubio y alto, que sujetaba confiadamente a Lily por la cintura mientras contaba algún chiste. Lily se reía. Claramente se veía que se llevaban bastante bien, demasiado en opinión de James. Éste sintió como si un bloque de cemento hubiera decidido instalarse en su estomago. Pero la verdadera prueba fue cuando la pelirroja le dio al chico un beso, en la mejilla claro, pero a partir de ese momento James no pudo volver a mirarles. Notaba como la sangre le bullía por dentro y tuvo que contenerse para no lanzarse sobre ese chico que ponía las manos encima de su chica.
Una voz perversa dentro de su mente le devolvió a la realidad:
"Te recuerdo que no es tu chica. Podría haberlo sido si le hubieras dejado las cosas bien claras a Loraine. Esa arpía se obsesiono contigo y tu no hiciste nada. La olvidaste, pero ella a ti no. Es tu culpa que Lily te odie"
Los ojos se le humedecieron pero recobró apresuradamente la compostura.
"Si ella me ha sustituido tan pronto es que no le gusto... que lo de la otra noche no significo nada para ella... que me he equivocado juzgándola... y que me quiere olvidar"
Estos pensamientos le pasaban cruelmente por la cabeza y no podía pararlos. Le trastornaban hasta el punto de no escuchar ninguna de las continuas preguntas que su jefe le hacia.
-Potter... ¡Potter! ¿Me escuchas? Decía que si podrías empezar a trabajar esta tarde. Evans ha tenido estos días mucho trabajo y necesita un descanso.
-De acuerdo señor.
"Todo por Lily"
James miro su reloj de muñeca, que hubiera resultado raro para cualquier persona muggle, pero no para él, uno de los magos mas poderosos que habían pisado Hogwarts. Era un extraño aparato metalizado, donde se podían ver extrañas manecillas, que además de indicar la hora, indicaban su posición en el planeta y la de todos sus amigos mas cercanos y familiares, detallando que actividad realizaban en ese momento. Una autentica obra de arte, proveniente de Suiza.
Las dos menos cinco.
Tragó saliva y atravesó la puerta principal del Ministerio. Se encontró en una sala amplia, muy bien iluminada. El suelo era de mármol y estaba tan limpio que te reflejabas en él. A la derecha, una mesa de madera oscura, moderna. Y detrás de ella una mujer. Era, ¿como decirlo? Explosiva. Pelo rubio ondulado, ojos claros y cara pequeña, con labios generosos y sensuales. Sus ojos revisaban a James, de abajo arriba, de arriba abajo... Éste intento no mostrarse nervioso. Esa manera tan descarada de que le miraran le incomodaba.
"Aunque hay que admitir que es bonita..."
La recepcionista no dijo una palabra cuando se acerco a ella. Solo sonrió confiadamente, segura de sus atractivos. (Nda. Se parece a Sirius... ^ ^)
-Perdone señorita, tengo una cita con el señor Leestrange, ¿sería tan amable de decirme donde queda?
(Nda. Bien, seguro que os suena el nombre de Leestrange... es uno de los mas allegados a Voldy, lo dice en el cuarto libro. Bien, ¿y que hace aquí? Pues no es coincidencia que trabaje en el Ministerio... Voldy todavía no ha llegado a su máximo poder y se dedica a meter espías en el Ministerio. ¿Qué os parece? Tenebroso...)
-Si me deja comprobar una cosa...
Estaba claro que ella mentía. Sabía perfectamente donde estaba el departamento del señor Leestrange, solo que quería alargar esos momentos de compañía con James. Lentamente se levanto de su cómoda silla para agacharse a buscar unos papeles. Mientras se agachaba, no dejaba de explotar su cuerpo. Se movía sensualmente, o se agachaba mucho para que su corta y ceñida falda se subiera aun mas. James, como todo hombre, no le quitaba la vista de encima.
"También hay que admitir que tiene unas piernas bonitas... y un buen culo"
Mentalmente se recrimino estos pensamientos.
"He venido a buscar a Lily y resulta que me pongo a ligar con la recepcionista... ¿qué clase de hombre soy? Aunque tal vez puedo presentársela a Remus... le daría un toque salvaje a su vida."
Solo de pensar en Remus sin su habitual tranquilidad, no pudo evitar una sonrisa.
La rubia explosiva le hizo bajar de las nubes.
-¿Perdone? Señor... el departamento del señor Leestrange se encuentra en el quinto piso. Pertenece a la sección de Regulación y Control de nuevos conjuros.
Cogió el ascensor. Este no era como los que conocemos en el mundo muggle, sino que constaba de un circulo blanco en el que te subías. Cuando estabas preparado decías en alto el piso al que querías ir. Entonces unos rayos azules de variados tonos te rodeaban. Instantes después desaparecerías de ese piso para aparecer en un circulo igual, en tu destino. Aunque estaban basados en los ascensores muggles estos eran, con diferencia, mucho mas rápidos y seguros.
James realizo este procedimiento y se materializo en el quinto piso. No le fue difícil encontrar la puerta del despacho. Además de ser enorme y de una extraña madera, un cartel blanco en el que estaba impreso en color negro: Sr. Leestrange, Gerente de Regulación y Control de nuevos conjuros indicaba el lugar hacia donde tenía que dirigirse.
Temeroso de cómo sería su nuevo jefe, toco la puerta con los nudillos, breve pero firmemente.
-Adelante.
Al oír esta palabra, respiro profundamente varias veces y abrió la puerta. Una vez dentro, antes de dirigirse al señor que le esperaba sentado tras un enorme escritorio, cerró la puerta. Modestamente, procedió a presentarse.
-Buenas tardes, señor Leestrange. Soy James Potter. Me había citado usted para tratar el asunto del puesto vacante.
-Pase, pase... Veo que es un muchacho puntual. ¡Me gusta eso! Siéntese por favor. Le voy a explicar en que consiste todo esto.
James tomo asiento enfrente de su nuevo jefe. Por la manera en que le había tratado, aunque no hubiera dicho nada, estaba claro que pensaba contratarle. Se encontraba mucho mas relajado que antes, por la amabilidad de su jefe. Se acomodo mejor en el sillón que le correspondía, apreciando el buen cuero con el que estaba hecho.
"Tal vez esto no esté tan mal lo de trabajar aquí"
A partir de ese momento, puso toda su atención en el señor Leestrange y en todo lo que éste le contaba sobre el departamento. No quería olvidarse de nada de lo que dijera.
Habían estado hablando unos veinte minutos, el señor Leestrange contestando todas las preguntas que pasaban por la mente de James. El señor Leestrange le había puesto al corriente de todo lo que ocurría en el departamento. Y ahora que no tenía ninguna duda, se encontraban echando un vistazo a todos los lugares a los que tendrían que acceder Prongs cuando trabajara allí.
-Bien. Creo que eso es todo. Esta será tu mesa.
El señor Leestrange señalo a la antigua mesa de Tony, que ahora ya se encontraba limpia y libre de todo objeto personal que pudiera haber habido antes. Era una mesa amplia, con proporciones adecuadas para alguien que se encontraría todo el día manipulando informes.
-La de ahí enfrente es la de Evans, tu compañera de trabajo. Te la presentare mas adelante.
"No creo que necesitemos presentaciones"
-Cualquier duda que tengas pregúntasela a ella. Es la trabajadora de mayor experiencia con la que contamos en estos momentos, descontándome a mi claro - añadió con un deje de orgullo en la voz - Deben estar a punto de ir a comer. Si quieres acompañarlos haré las presentaciones ahora mismo.
-No se moleste señor. Esperare. Además, ya comí antes de salir.
-Como quiera Potter.
Un movimiento fugaz hizo que se diese la vuelta precipitadamente. Un movimiento de pelo rojo. El corazón le dio un vuelco y los oídos se le insonorizaron completamente, hasta el punto de que lo único que oía era el latir apresurado de su corazón y la fresca risa que sonaba al otro lado de la puerta.
James vacilo un poco, pero finalmente, haciendo caso omiso de la charla del señor Leestrange, que ahora miraba por la ventana; se acerco a la puerta entornada y se asomo un poco, lo suficiente para ver un largo y ancho pasillo, por el cual andaba charlando un grupo de gente joven. Lily se distinguía perfectamente de las demás chicas. Pero, además de mirarla a ella, James se fijo especialmente en otro chico, rubio y alto, que sujetaba confiadamente a Lily por la cintura mientras contaba algún chiste. Lily se reía. Claramente se veía que se llevaban bastante bien, demasiado en opinión de James. Éste sintió como si un bloque de cemento hubiera decidido instalarse en su estomago. Pero la verdadera prueba fue cuando la pelirroja le dio al chico un beso, en la mejilla claro, pero a partir de ese momento James no pudo volver a mirarles. Notaba como la sangre le bullía por dentro y tuvo que contenerse para no lanzarse sobre ese chico que ponía las manos encima de su chica.
Una voz perversa dentro de su mente le devolvió a la realidad:
"Te recuerdo que no es tu chica. Podría haberlo sido si le hubieras dejado las cosas bien claras a Loraine. Esa arpía se obsesiono contigo y tu no hiciste nada. La olvidaste, pero ella a ti no. Es tu culpa que Lily te odie"
Los ojos se le humedecieron pero recobró apresuradamente la compostura.
"Si ella me ha sustituido tan pronto es que no le gusto... que lo de la otra noche no significo nada para ella... que me he equivocado juzgándola... y que me quiere olvidar"
Estos pensamientos le pasaban cruelmente por la cabeza y no podía pararlos. Le trastornaban hasta el punto de no escuchar ninguna de las continuas preguntas que su jefe le hacia.
-Potter... ¡Potter! ¿Me escuchas? Decía que si podrías empezar a trabajar esta tarde. Evans ha tenido estos días mucho trabajo y necesita un descanso.
-De acuerdo señor.
"Todo por Lily"
