(PERDÓN ¡!! Mil disculpas me fui de vacaciones y había tardado en subir el
capitulo por que le hice algunos cambios pero aquí está.).
Lo prometido es deuda, aquí esta el tercer capítulo, digamos que es nuestro regalo de navidad, jejeje, gracias por seguir leyendo, y por tenernos paciencia los capítulos siguen siendo largos, advierto. Otra cosa tal vez no pueda actualizar si no hasta enero, si ya se que es mucho tiempo pero voy a estar de vacaciones con mi familia y aprovecharé para seguir escribiendo, ah empecé a escribir en singular, lo que pasa es que como somos dos autoras pues las dos nos ponemos de acuerdo al escribir pero Glory ha estado muy atareada y sus musas no quieren cooperar en cambio las mías están muy activas últimamente, ya no los aburro con tanto rollo y lean.
Por cierto Iraty, gracias por seguir leyendo, sobre Ann, bueno en este capítulo aun es mas extraña ya verás con el tiempo entenderás por que. Como te habrás dado cuenta Helen y Annette son nuestros personajes principales aquí, ya que somos dos locas las que nos dedicamos a darle vida a este fic, pues buen yo Liz, creé al personaje de Annette y mi amiguita Glory creó a Helen, ^_^ , si te gusta el anime y quieres tener una idea de cómo es Annette ya que te gusta tanto el personaje, me basé en Juri (de la serie Utena) y en Sailor Galaxia (obvio de Sailor Moon), eso sí, nada de comportamientos raros como los de Juri. Bueno te dejo con el fic, tengo examen y voy a llegar tarde ^o^
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! Y PRÓSPERO AÑO NUEVO ^o^
CAPITULO TRES: Pociones, Runas y. Lupin "Si algo deseas con todo tu ser y con el corazón, lo lograrás."
Tomó su pluma y recorrió algunas líneas del libro, la mojó un poco en el tintero y comenzó a anotar con una elegante caligrafía, en sus manos tenía un libro, algo viejo y rasgado, con una pasta de piel color verde y en letras rojas tenía como título "El verdadero arte de las Pociones", releyó el texto y escribió otro párrafo, algo que a su parecer estaba en otro idioma y el profesor de pociones no ayudaba mucho en sus explicaciones, se mordió el labio ya tenía todo listo, había hecho dos pergaminos aunque el profesor solo había pedido uno, en fin, se acomodó sus largos cabellos negros y se recargó sobre la mesa, miró de reojo a Hermione que estaba a su lado, había quedado de acuerdo con ella para empezar la tarea de pociones y vio que la chica estaba en la misma situación en la que había estado ella, Hermione era una genio, pero el profesor Snape se había puesto muy exigente este año, suspiró y cerró el libro que había estado ocupando, tomó sus pergaminos y los comenzó a enrollar cuidadosamente, miró por el rabillo del ojo a su mejor amiga que estaba al otro lado. Ella ya estaba en la biblioteca mucho antes de que llegara con Hermione, a su lado había varios libros de pociones, había tomado y leído cada uno, el que tenía en sus manos y con el cual estaba muy entretenida, pertenecía a la sección prohibida, la ventaja que tenía Annette es que ella si tenía un permiso especial para tomar libros de esa sección. Annette estaba completamente distante al presente y sumergida en los textos de esos antiguos libros, pero había una razón especial por la que su mejor amiga se estuviese esforzando tanto, esa razón comenzó ese mismo día en la clase de pociones. FLASH BACK. -hola Helen- saludó Annette a la Gryffindor que acababa de entrar al laboratorio de pociones.
-hola Ann- respondió el saludo.
En ese instante entraba el trío maravilla, Potter y Co. Entró entre risas y saludaron a las dos chicas, los tres ocuparon sus respectivos lugares, Annette miraba inquisitivamente a Harry como si estuviera juzgándolo y evaluándolo, su mirada cobró un cierto sentido de ¿odio?, o al menos eso parecía.
-¿pasa algo?- preguntó la chica de ojos grises a su amiga.
-nada- respondió Annette indiferente y volvió la atención a su amiga, se sentaron en la parte más alejada del salón.
Llegaron varios Slytherins entre ellos el chico rubio que las había molestado hace unos días, Helen le sacó la lengua, el rubio la vio y rió; "infantil" pensó, acto seguido se sentó al frente de la mesa del profesor junto a dos gorilas (sus amigos si a eso puede llamársele así). Minutos después un fuerte golpe de una puerta chocando contra la pared anunció la entrada del profesor de pociones, un profundo silencio era el ambiente de ese lugar, el profesor caminó hasta su escritorio y apoyó su brazos estirados sobre la mesa, tenía toda la ropa de color negro, que le cubría completamente todo el cuerpo solo dejando visible sus manos y cabeza, al igual que su vestimenta tenía ojos y cabellos negros y una nariz ganchuda, no debía de tener mas de treinta y cinco años. Helen lo miró bien y cayó en la cuenta de que era el mismo profesor sentado junto al director del colegio en su primer día de clases. El profesor cuyo nombre, bueno mas bien su apellido era Snape tomó una lista y comenzó a tomar asistencia, los nombró a todos sin mucho ánimo, e inmediatamente después comenzó a escribir en la pizarra. Todos los chicos comenzaron a tomar notas y Helen siguió su ejemplo, en cambio Annette solo se limitó a observar y a hacer algunas anotaciones en su libro. El problema comenzó cuando el profesor Snape comenzó a revisar las pociones.
-excelente como siempre señor Malfoy- dijo Snape mirando contento y con orgullo la poción del joven- diez puntos más para Slytherin
-gracias profesor- dijo Malfoy con aire de niño bueno, claro esta que como la mayoría ya lo conocía, ya se habían aburrido de que el profesor Snape siempre elogiara a Malfoy.
El profesor siguió su trayecto revisando mesas, cuando llegó a la de un chico cuyo nombre era Neville Longbottom compañero de Helen, el profesor comenzó a regañarlo, pero con toda razón, el chico había echado a perder la poción nuevamente, y quitó cinco puntos a la casa de Gryffindor. El profesor llegó hasta donde estaban las chicas.
-vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí señorita Van Garrett?- dijo sorprendido el profesor Snape sin apartar la vista de la poción.
- bueno verá profesor, usted mencionó que hay una variante que es agregar cinco mililitros de veneno de cobra justo en el momento en que la poción empieza a bullir la cual la hace mucho más efectiva- dijo con suma seriedad la joven de cabellos castaños.
-veo que usted no perdía el tiempo en su antigua escuela señorita- agregó el profesor contento con una sonrisa media torcida- me parece excelente que haya quedado en Slytherin- agregó en un tono más bajo. La sonrisa de Annette se hizo notar.
-quince puntos mas para Slytherin por tan excelente poción y espero que todos ustedes aprendan algo por lo menos ¡a trabajar!- ordenó el profesor.
Momentos después el profesor había dejado una complicada tarea sobre pociones de la verdad o mejor conocida como Veritaserum. FIN DEL FLASH BACK
La razón por la que Annette trabajaba tanto en su tarea de pociones es por que era la única materia que se le daba mejor, un don innato a decir verdad, pero ¿Por qué tanto esfuerzo?, simple no quería compartir créditos con cierto chico rubio de ojos grises y además por que lo quería aplastar como a un insecto.
El tiempo transcurrió rápidamente y para cuando Helen se dio cuenta ya era su tercera semana en aquél colegio, se encontraba en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, el catedrático que la impartía era el profesor Lupin, una persona muy afable y noble, cabello color café y veteado en algunas partes, tenía unos ojos ambarinos relucientes aunque su aspecto era algo demacrado. Miraba distraída por la ventana, aunque la clase era realmente interesante no sabía por que ese día estaba demasiado. ¿aburrida?, tal vez, miró de reojo al profesor para que pensara que si estaba poniendo atención, pero Remus Lupin no era tan tonto y se había dado cuenta que una de sus mejores alumnas no le ponía atención la dejaría que estuviera así, pero era un profesor y estaban las reglas "mismas que tu te saltabas cuando eras un adolescente" le recordó la vocecita de su conciencia, suspiró, en eso tenía razón el no había sido un chico tan bueno como aparentaba, también había tenido aventuras y problemas eso sin contar que era un licántropo y que ya no era un secreto gracias al buen profesor Severus Snape. El profesor siguió explicando la clase y volvió a poner atención a Helen, pero lo que vio lo dejó asombrado, la chica hacía flotar inconscientemente su pluma sobre el escritorio, pero sin ayuda de su ¡varita!, parpadeó y la pluma estaba nuevamente en su lugar. ¿Habría sido una jugarreta de su imaginación acaso? ¿Qué había sucedido?, "Seguramente serán los efectos de la edad." pensó el licántropo. "Ha, no me hagas reír tan solo tienes 38 años Remus" le reclamó una vocecita en su conciencia, volvió en si y se dio cuenta de que toda la clase lo miraba con curiosidad.
-lo siento. ¿en que estaba?- preguntó un tanto avergonzado.
-nos estaba explicando los peligros que corremos al enfrentar un zombi y que son estos realmente- expuso una chica de cabello castaño largo y alborotado con unos ojos marrón, si ya sabéis quien es. Hermione Granger.
-Gracias señorita Granger- dijo el profesor, la chica sonrió con cortesía-
bien ahora, ¿Quién me podría decir algo sobre ellos?- preguntó con su habitual sonrisa.
Varias manos de Ravenclaws y Gryffindors se levantaron en el aire en cuestión de segundos.
-¿Qué tal usted señorita Plymounth?- se dirigió a la chica al momento en que se recargaba en su escritorio, una pequeña forma de recordarle que debía poner atención en clase.
-¿eh?, claro profesor- afirmó la joven de cabello negro y ojos grises que siempre tenían un brillo especial lleno de vida y ahora de sorpresa, se puso de un brinco de pie.
- básicamente los zombis son cadáveres andantes, un ser que parece humano, pero que no tiene mente, ni alma ni voluntad. Se limita a cumplir las órdenes de su creador, esta "cosa" no siente dolor, ni miedo o remordimientos, y además se puede utilizar a una persona bajo los efectos de una poción muy poderosa para que quede en este estado.- presentó Helen, la verdad ni ella misma se asombraba de sus conocimientos.
-muy bien señorita Plymounth, diez puntos para la casa Gryffindor por tan buena respuesta- habló sonriente el profesor, se dio cuenta de que a pesar de todo Helen era una chica muy inteligente.
-además he de agregar que las personas que dominan a los zombis se les conoce con el nombre de Bokor o los famosos hechiceros vudú , la creación de zombis es penada en Azkaban, como dijo la compañera ya que no pueden sentir nada es un arma muy peligrosa en manos de cualquier practicante de artes oscuras, hay una especialización de magia oscura que se dedica a ello, se le conoce como necromancia- explicó el profesor con una pose muy seria, ante esto Helen concentro su atención, recordando una promesa que se había hecho antes de venir al colegio, anotaba todo lo que decía el profesor con lujo de detalle.
-como les decía la necromancia es un arte prohibida actualmente, se dice ya que aún no es comprobado que con ella se pueden dar vida a los muertos, al principio solo se obtienen zombis, pero la perfección de esta puede llevar hasta revivir personas, la necromancia es muy peligrosa ya que conlleva a un enorme gasto de energía mágica pura, y puede ocasionar la muerte del practicante, una persona que domine la necromancia puede dominar numerosos zombis a la vez, sin que sean necesariamente cadáveres recientes. Sin lugar a dudas un peligro muy difícil de vencer- explicó el profesor Remus, todos los alumnos anotaban lo que consideraban mas importante Helen no perdía ni un solo detalle- actualmente no existe persona alguna que se haya comprobado capaz de controlar tales poderes ya que se necesita de magia pura que es convertida en magia negra para que pueda ser usada en esta práctica.
Dos semanas después Helen estaba habituada a su nuevo hogar, Hogwarts, estaba muy contenta, por varias razones, una de ellas es el tener nuevos amigos.
-estoy muerta- dijo Helen dejándose caer sobre un gran sofá rojo con grandes orejas, Hermione, Ron y Harry la miraron.
-no es de extrañarse, nosotros igual, esta semana me ha fastidiado, todo iba bien hasta que Snape dejó esta estú.- comenzó a decir el pelirrojo.- auch Hermione no hagas eso- se enfadó pues la chica lo había pellizcado.
-Weasley, mejora tu vocabulario- fue lo único que dijo la joven de ojos marrones.
-esta bien, perdón señorita prefecta perfecta tratare de mejorar mi vocabulario pero era la verdad- declaró Ron y se cruzó de brazos.
Helen miraba divertida la escena, se veían ambos muy graciosos peleando, Harry le había comentado que era habitual pero era por que se querían mucho.
-yo no soy perfecta- dijo Hermione ofendida, llevándose la mano la pecho y mirando enfadada a Ron.
-para mi lo eres- dijo Ron y le dio un beso en la mejilla a Hermione, esta se quedó de piedra.
Helen y Harry estallaron en carcajadas, y a Hermione se le subieron tanto los colores que se le podrían comparar con el cabello de Ron, este sonreía picara mente.
-uy Herm te han dejado sin habla esta vez- dijo Harry sin dejar de reír, Hermione miró a Harry con aprensión y también a Helen, esta dejo de reír pero Harry parecía no poder controlarse.
-Potter ¿Qué le causa tanta gracia?- escuchó la voz de la profesora McGonagall, Harry calló al instante, pero ahora sus tres amigos reían sin parar. Harry los miró acusadoramente.
-bien hecho Hermione- la felicito Helen.
-un hechizo de cambio de voz ¿no?-preguntó Harry sonriendo, los tres asintieron.
-bueno chicos creo que yo ya me voy a dormir, tengo que levantarme temprano- dijo Hermione al instante en que se ponía de pie.
-¿nos abandonas preciosa?- preguntó Ron divertido y en forma pícara, mirando a Hermione coquetamente, esta lo miró y le sonrió.
-lo siento cariño pero tengo deberes que hacer a diferencia tuya yo si soy una persona ocupada-contesto Hermione sarcásticamente, se despidió de los chicos y después de varios buenas noches se fue a dormir.
-por cierto Ron, la próxima semana iniciamos los entrenamientos de quiddicht- le recordó Harry. Ron puso una cara de abatimiento.
-Harry eres más cruel que Wood- dijo Ron acomodándose sus rojos cabellos.
-ja, ja, ja, tonterías Weasley, yo hago lo mejor por el equipo- dijo Harry con júbilo y poniendo cara de niño bueno.
-lo que tú digas Potter- habló el joven de ojos azules mirándolo con disgusto.
-bueno chicos creo que yo voy a seguir el ejemplo de Hermione, me iré a dormir es tarde y además tengo cosas que hacer mañana-se excuso Helen.
-vale niña buenas noches- se despidió Ron.
-hasta mañana, que descanses- dijo Harry y se despidió con un gesto de mano y algo soñoliento.
-hasta mañana chicos- se despidió la joven y subió a su habitación.
Harry la siguió con la mirada hasta que se perdió en su habitación, se había ganado una nueva amiga, aunque no todo era miel sobre hojuelas pues la mejor amiga de Helen siempre lo miraba con rencor y resentimiento ¿Qué le había hecho el para que lo tratase así? No tenía ni la más mínima idea, sin embargo aun así seguiría siendo amigo de Helen, la chica era muy amable con él además, ella no era la culpable de que la Slytherin fuese así, hablando de ella era muy distinta a todos los de su casa, fría, callada y con esa mirada que podría petrificar a cualquiera, en pocas palabras extraña, pero a pesar de que todos los Slytherins están asociados para mortificar su existencia todo gracias a su peor enemigo, sin embargo esta chica se negaba rotundamente a seguir ese juego, gracias a Dios por que con soportar a Malfoy solo le bastaba.
-¡Harry!- le gritó Ron cerca de su oído, Harry se llevo las manos hacia la cabeza para tapar sus oídos.
-¿qué?- preguntó Harry con enfado.
-te perdiste en tus pensamientos, eso fue lo que paso- le explicó el pelirrojo serenamente.
-eh. lo siento Ron- se excusó Harry, durante estos últimos meses se perdía mucho entre sus pensamientos y abandonaba completamente la realidad.
-tranquilo Harry, yo se que tienes muchas cosas en que pensar- dijo Ron con una sonrisa extraña en el rostro, Harry arqueó una ceja en señal de no comprender nada.
-bueno vamonos a dormir antes de que la señorita perfección nos meta con un hechizo a la cama- dijo Ron divertido.
-ja, ja, ja, vale vamos- y Harry siguió a su amigo hacia los dormitorios, en poco tiempo cayó en un profundo sueño.
Virginia Wolf impartía la clase de Runas, pocos alumnos asistían pero esos pocos eran muy valiosos, esa tarde la clase era de Slytherins y Ravenclaws de séptimo curso, la profesora cuyo cabello plateado y lacio caía hasta sus hombros y sus ojos eran violetas aunque si se le veía desde otro ángulo tomaban una tonalidad rosada, sus rasgos eran poco usuales pero eso se debía a que padecía cierta enfermedad, no alguna grave, simplemente le daba ese aspecto, entró a prisa al salón su clase ya la esperaba pacientemente, les dedico a todos una sonrisa de confianza, esa mañana llevaba una túnica color azul marino muy elegante, la clase la miraba con atención, paso lista rápidamente, y comenzó a dar su clase. Ella impartía la materia desde hacía dos años, y ahora ya estaba acostumbrada a su nuevo hogar de trabajo, había estudiado en Hogwarts en la casa Hufflepuf su favorita aún, todos esos estudiantes de temple noble y laborioso, amables y tiernos, pero diferente a lo que ella era ahora pues como profesora era muy estricta y evitaba conversar con sus alumnos, la verdad no le gustaría tener que estar favoreciendo unos a los otros, pero había excepciones.
-señorita Van Garrett muy buena su interpretación- le susurró a la chica entregándole dos pergaminos, su última tarea. Annette sonrió con satisfacción.
-gracias- le murmuró y continuó trabajando sola.
La profesora siguió entregando trabajos y caminando entre los pequeños pasillos que habían entre cada asiento. Observó atentamente a su clase pero toda su atención se iba en la joven Van Garrett por alguna extraña razón no podía quitarle la mirada de encima, bueno tal vez si conocía esa razón, pero le daba miedo admitirlo.(jajajaja si ya se que pensarán que sueña extraño pero ni se asusten, ni se ilusionen ) La clase concluyó en un santiamén y Annette se dirigió a prisa al patio del colegio llevó sus cosas consigo, había quedado de verse con Helen en su nuevo lugar favorito, lo había encontrado hace pocos días no esta escondido del publico pero poca gente paseaba por ahí y podían descansar y platicar por largas horas. Llegó corriendo y jadeando un poco al lugar, su amiga aún no había llegado, en fin, dejó sus cosas sobre el suelo y subió al gran árbol, se acomodó en la rama mas grande de todas a buena altura del piso lo suficiente mente alto como para romperse una rodilla al caer, pero esto parecía importarle poco a la joven. Tomó su varita y apuntó hacia su mochila.
-accio libro de artes- habló y en segundos un extraño libro de tapas forradas en piel negra algo grande y viejo llegó hasta sus manos.
La joven tomó delicadamente el libro y comenzó a leer, cada página estaba llena de cosas desconocidas, inimaginables y jamás vistas ahora solo eran un recuerdo de lo que alguna vez fue e imposible que fuesen ahora. Imágenes extrañas acompañadas de símbolos igualmente extraños, una escritura antigua y compleja que hablaba del silencio que se había ocultado por siglos, de aquello que no debía ser dicho por que era peligroso y mucho menos practicarlo, de algo que el hombre jamás imaginó, pero vio y ahora le teme y le ignora, pues piensa que es solo fantasía, una fantasía peligrosa y mortal que existe y esta presente y se va haciendo más y más grande sin que nadie se de cuenta, una magia antigua y poderosa que va convirtiendo la magia pura poco a poco en un instrumento nocivo, esa magia pura que ocupa el lugar de un corazón que ahora esta afligido esa magia que debería ser utilizada para el bien se esta convirtiendo en el juguete de la misma muerte.
-hola Ann- saludó Helen sentándose en el suelo bajo la agradable sombra del árbol.
Ann salió de su ensimismamiento y le devolvió el saludo a su amiga, la lectura la había dejado sumergida y apartada de la realidad, observo que su amiga ya se encontraba sentada en el suelo tarareando una canción.
-vaya tiene tiempo que no oigo esa melodiosa voz- comentó Annette con un pequeño toque de picardía en su voz.
-¿es que una no puede hacer lo que quiera?- pregunto Helen con cierto enfado subiendo la mirada para encontrarse con los ojos miel de Annette serios y vacíos como siempre.
-perdone su alteza, es que tenía tiempo que no la oía cantar- se disculpó Annette. Helen arrugó el entrecejo pero aún así no pudo evitar sonreír.
-disculpada- dijo Helen contenta, imposible que se enojase con su amiga.
-Helen busca en mi mochila un cuaderno más grande que todos, la pasta es de color verde- dijo Annette sin mucha atención. Helen así lo hizo y sacó el mencionado cuaderno lo miró con curiosidad.
-bien, desde que llegué aquí he estado haciendo unos bosquejos.-comenzó a decir Annette.
-¡has dibujado!-exclamó contenta Helen interrumpiendo a su amiga, y sin esperar nada tomó el cuaderno de trabajo entre sus manos y comenzó a observar los dibujos.
Annette dio un suspiro y continuó con su lectura. Helen miraba con atención cada dibujo, al principio solo había pequeños trazos y dibujos de criaturas mágicas, de ahí venían dibujos mejor elaborados de personas, uno del padre de Ann, de diferentes personas con diferentes gestos y posiciones, también había varios de ella, un cierto rubor recorrió las mejillas de la joven pues los dibujos de ella estaban bien hechos, pero algo la hacía sentirse incomoda viéndose a ella misma en dibujos, después estaba el bosquejo mas hermoso de todos, el colegio Cottingley dibujado, completamente tal y como lo conocían las dos, destacaba la torre principal que se elevaba hasta el infinito y se perdía entre las nubes, a los lados de la torre se encontraban los majestuosas construcciones similares a la casa de la opera en Australia (las constantes visitas de Helen a diversos lugares del mundo, hacía que relacionara construcciones mágicas con muggles) diversos árboles la adornaban en todos su alrededores, ahí se encontraba Cottingley elevada mágicamente sobre una enorme extensión de tierra, estaba en lo que parecía una colina al revés, flotando en medio del mar sobre las intensas aguas cristalinas, invisible para los muggles pero un espectáculo para todos aquellos que lograban observarla.
-pues te ha quedado muy bien amiga- declaró Helen cerrando el cuaderno y devolviéndolo a su lugar.
-gracias, espero no te haya molestado el último dibujo que hice- dijo Annette prestando atención a Helen.
-oh claro que no- dijo Helen con un ligero rubor en sus mejillas.
-si no te gusta solo dímelo- le reprochó Annette.
-Annette dibujas muy bien y si me gusta el dibujo, es más, ¿puedo quedármelo?- lo último lo dijo con cierto tono de inseguridad, mirando de forma suplicante a su amiga, Annette lo meditó por unos momentos en silencio, Helen esperaba impaciente la respuesta.
-de acuerdo- accedió al fin.
-¡gracias!, lo voy a cuidar como un tesoro- dijo Helen contenta se puso de pié y tomó el cuaderno.
-confío en ello- murmuró Annette y volvió a su lectura.
Helen miró el libro que tenía con desconfianza, sus ojos se abrieron bastante al leer el título. ¿cómo o dónde había conseguido ese libro?, su rostro pasó de la alegría a la preocupación, el cuaderno verde resbaló de sus manos y el ruido producido por la caída la hizo reaccionar.
-Helen creo que consideraré de nuevo darte ese dibujo- dijo Annette viendo a su amiga por encima del libro que tenía y en tono burlón.
-ay lo siento, fue sin querer, yo no quería.-empezó a excusarse Helen mientras recogía el cuaderno a prisa.
-tranquila que no es el fin del mundo por haber tirado mi cuaderno de dibujos- dijo divertida ante la escena que hacía su amiga.
Helen dejó escapar aire lentamente de sus pulmones aliviada. Annette bostezó ligeramente y de un salto bajó del árbol, se sacudió la túnica y tomó sus cosas.
-creo que sería mejor irnos ya, la noche esta por caer y tenemos todo un fin de semana disponible-dijo Helen contenta, Annette se acercó hasta ella y le puso una mano en el hombro.
-no te olvides de la tarea- le recordó su amiga en tono serio.
-ay que mala eres Annette ya me arruinaste el día- dijo Helen fingiendo llorar, Annette rió ante la parodia.
-como ha pasado el tiempo- murmuró de repente Annette mirando a la luna, que comenzaba a aparecer, no había rastro alguno de estrellas.
-tienes razón, ni yo me he dado cuenta- agregó Helen contemplando a la vez a la luna.
Esa noche iba a haber luna llena, y lo mas seguro es que no habría estrellas. Se quedaron un rato en silencio mirando el firmamento.
-creo que es mejor irnos ya- dijo Annette emprendiendo el camino hacia el colegio.
-eh oye no me dejes aquí- le demandó Helen alcanzándola y juntas se encaminaron hacia el castillo, dejando una hermosa luna llena atrás.
Lo prometido es deuda, aquí esta el tercer capítulo, digamos que es nuestro regalo de navidad, jejeje, gracias por seguir leyendo, y por tenernos paciencia los capítulos siguen siendo largos, advierto. Otra cosa tal vez no pueda actualizar si no hasta enero, si ya se que es mucho tiempo pero voy a estar de vacaciones con mi familia y aprovecharé para seguir escribiendo, ah empecé a escribir en singular, lo que pasa es que como somos dos autoras pues las dos nos ponemos de acuerdo al escribir pero Glory ha estado muy atareada y sus musas no quieren cooperar en cambio las mías están muy activas últimamente, ya no los aburro con tanto rollo y lean.
Por cierto Iraty, gracias por seguir leyendo, sobre Ann, bueno en este capítulo aun es mas extraña ya verás con el tiempo entenderás por que. Como te habrás dado cuenta Helen y Annette son nuestros personajes principales aquí, ya que somos dos locas las que nos dedicamos a darle vida a este fic, pues buen yo Liz, creé al personaje de Annette y mi amiguita Glory creó a Helen, ^_^ , si te gusta el anime y quieres tener una idea de cómo es Annette ya que te gusta tanto el personaje, me basé en Juri (de la serie Utena) y en Sailor Galaxia (obvio de Sailor Moon), eso sí, nada de comportamientos raros como los de Juri. Bueno te dejo con el fic, tengo examen y voy a llegar tarde ^o^
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! Y PRÓSPERO AÑO NUEVO ^o^
CAPITULO TRES: Pociones, Runas y. Lupin "Si algo deseas con todo tu ser y con el corazón, lo lograrás."
Tomó su pluma y recorrió algunas líneas del libro, la mojó un poco en el tintero y comenzó a anotar con una elegante caligrafía, en sus manos tenía un libro, algo viejo y rasgado, con una pasta de piel color verde y en letras rojas tenía como título "El verdadero arte de las Pociones", releyó el texto y escribió otro párrafo, algo que a su parecer estaba en otro idioma y el profesor de pociones no ayudaba mucho en sus explicaciones, se mordió el labio ya tenía todo listo, había hecho dos pergaminos aunque el profesor solo había pedido uno, en fin, se acomodó sus largos cabellos negros y se recargó sobre la mesa, miró de reojo a Hermione que estaba a su lado, había quedado de acuerdo con ella para empezar la tarea de pociones y vio que la chica estaba en la misma situación en la que había estado ella, Hermione era una genio, pero el profesor Snape se había puesto muy exigente este año, suspiró y cerró el libro que había estado ocupando, tomó sus pergaminos y los comenzó a enrollar cuidadosamente, miró por el rabillo del ojo a su mejor amiga que estaba al otro lado. Ella ya estaba en la biblioteca mucho antes de que llegara con Hermione, a su lado había varios libros de pociones, había tomado y leído cada uno, el que tenía en sus manos y con el cual estaba muy entretenida, pertenecía a la sección prohibida, la ventaja que tenía Annette es que ella si tenía un permiso especial para tomar libros de esa sección. Annette estaba completamente distante al presente y sumergida en los textos de esos antiguos libros, pero había una razón especial por la que su mejor amiga se estuviese esforzando tanto, esa razón comenzó ese mismo día en la clase de pociones. FLASH BACK. -hola Helen- saludó Annette a la Gryffindor que acababa de entrar al laboratorio de pociones.
-hola Ann- respondió el saludo.
En ese instante entraba el trío maravilla, Potter y Co. Entró entre risas y saludaron a las dos chicas, los tres ocuparon sus respectivos lugares, Annette miraba inquisitivamente a Harry como si estuviera juzgándolo y evaluándolo, su mirada cobró un cierto sentido de ¿odio?, o al menos eso parecía.
-¿pasa algo?- preguntó la chica de ojos grises a su amiga.
-nada- respondió Annette indiferente y volvió la atención a su amiga, se sentaron en la parte más alejada del salón.
Llegaron varios Slytherins entre ellos el chico rubio que las había molestado hace unos días, Helen le sacó la lengua, el rubio la vio y rió; "infantil" pensó, acto seguido se sentó al frente de la mesa del profesor junto a dos gorilas (sus amigos si a eso puede llamársele así). Minutos después un fuerte golpe de una puerta chocando contra la pared anunció la entrada del profesor de pociones, un profundo silencio era el ambiente de ese lugar, el profesor caminó hasta su escritorio y apoyó su brazos estirados sobre la mesa, tenía toda la ropa de color negro, que le cubría completamente todo el cuerpo solo dejando visible sus manos y cabeza, al igual que su vestimenta tenía ojos y cabellos negros y una nariz ganchuda, no debía de tener mas de treinta y cinco años. Helen lo miró bien y cayó en la cuenta de que era el mismo profesor sentado junto al director del colegio en su primer día de clases. El profesor cuyo nombre, bueno mas bien su apellido era Snape tomó una lista y comenzó a tomar asistencia, los nombró a todos sin mucho ánimo, e inmediatamente después comenzó a escribir en la pizarra. Todos los chicos comenzaron a tomar notas y Helen siguió su ejemplo, en cambio Annette solo se limitó a observar y a hacer algunas anotaciones en su libro. El problema comenzó cuando el profesor Snape comenzó a revisar las pociones.
-excelente como siempre señor Malfoy- dijo Snape mirando contento y con orgullo la poción del joven- diez puntos más para Slytherin
-gracias profesor- dijo Malfoy con aire de niño bueno, claro esta que como la mayoría ya lo conocía, ya se habían aburrido de que el profesor Snape siempre elogiara a Malfoy.
El profesor siguió su trayecto revisando mesas, cuando llegó a la de un chico cuyo nombre era Neville Longbottom compañero de Helen, el profesor comenzó a regañarlo, pero con toda razón, el chico había echado a perder la poción nuevamente, y quitó cinco puntos a la casa de Gryffindor. El profesor llegó hasta donde estaban las chicas.
-vaya, vaya, ¿Qué tenemos aquí señorita Van Garrett?- dijo sorprendido el profesor Snape sin apartar la vista de la poción.
- bueno verá profesor, usted mencionó que hay una variante que es agregar cinco mililitros de veneno de cobra justo en el momento en que la poción empieza a bullir la cual la hace mucho más efectiva- dijo con suma seriedad la joven de cabellos castaños.
-veo que usted no perdía el tiempo en su antigua escuela señorita- agregó el profesor contento con una sonrisa media torcida- me parece excelente que haya quedado en Slytherin- agregó en un tono más bajo. La sonrisa de Annette se hizo notar.
-quince puntos mas para Slytherin por tan excelente poción y espero que todos ustedes aprendan algo por lo menos ¡a trabajar!- ordenó el profesor.
Momentos después el profesor había dejado una complicada tarea sobre pociones de la verdad o mejor conocida como Veritaserum. FIN DEL FLASH BACK
La razón por la que Annette trabajaba tanto en su tarea de pociones es por que era la única materia que se le daba mejor, un don innato a decir verdad, pero ¿Por qué tanto esfuerzo?, simple no quería compartir créditos con cierto chico rubio de ojos grises y además por que lo quería aplastar como a un insecto.
El tiempo transcurrió rápidamente y para cuando Helen se dio cuenta ya era su tercera semana en aquél colegio, se encontraba en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, el catedrático que la impartía era el profesor Lupin, una persona muy afable y noble, cabello color café y veteado en algunas partes, tenía unos ojos ambarinos relucientes aunque su aspecto era algo demacrado. Miraba distraída por la ventana, aunque la clase era realmente interesante no sabía por que ese día estaba demasiado. ¿aburrida?, tal vez, miró de reojo al profesor para que pensara que si estaba poniendo atención, pero Remus Lupin no era tan tonto y se había dado cuenta que una de sus mejores alumnas no le ponía atención la dejaría que estuviera así, pero era un profesor y estaban las reglas "mismas que tu te saltabas cuando eras un adolescente" le recordó la vocecita de su conciencia, suspiró, en eso tenía razón el no había sido un chico tan bueno como aparentaba, también había tenido aventuras y problemas eso sin contar que era un licántropo y que ya no era un secreto gracias al buen profesor Severus Snape. El profesor siguió explicando la clase y volvió a poner atención a Helen, pero lo que vio lo dejó asombrado, la chica hacía flotar inconscientemente su pluma sobre el escritorio, pero sin ayuda de su ¡varita!, parpadeó y la pluma estaba nuevamente en su lugar. ¿Habría sido una jugarreta de su imaginación acaso? ¿Qué había sucedido?, "Seguramente serán los efectos de la edad." pensó el licántropo. "Ha, no me hagas reír tan solo tienes 38 años Remus" le reclamó una vocecita en su conciencia, volvió en si y se dio cuenta de que toda la clase lo miraba con curiosidad.
-lo siento. ¿en que estaba?- preguntó un tanto avergonzado.
-nos estaba explicando los peligros que corremos al enfrentar un zombi y que son estos realmente- expuso una chica de cabello castaño largo y alborotado con unos ojos marrón, si ya sabéis quien es. Hermione Granger.
-Gracias señorita Granger- dijo el profesor, la chica sonrió con cortesía-
bien ahora, ¿Quién me podría decir algo sobre ellos?- preguntó con su habitual sonrisa.
Varias manos de Ravenclaws y Gryffindors se levantaron en el aire en cuestión de segundos.
-¿Qué tal usted señorita Plymounth?- se dirigió a la chica al momento en que se recargaba en su escritorio, una pequeña forma de recordarle que debía poner atención en clase.
-¿eh?, claro profesor- afirmó la joven de cabello negro y ojos grises que siempre tenían un brillo especial lleno de vida y ahora de sorpresa, se puso de un brinco de pie.
- básicamente los zombis son cadáveres andantes, un ser que parece humano, pero que no tiene mente, ni alma ni voluntad. Se limita a cumplir las órdenes de su creador, esta "cosa" no siente dolor, ni miedo o remordimientos, y además se puede utilizar a una persona bajo los efectos de una poción muy poderosa para que quede en este estado.- presentó Helen, la verdad ni ella misma se asombraba de sus conocimientos.
-muy bien señorita Plymounth, diez puntos para la casa Gryffindor por tan buena respuesta- habló sonriente el profesor, se dio cuenta de que a pesar de todo Helen era una chica muy inteligente.
-además he de agregar que las personas que dominan a los zombis se les conoce con el nombre de Bokor o los famosos hechiceros vudú , la creación de zombis es penada en Azkaban, como dijo la compañera ya que no pueden sentir nada es un arma muy peligrosa en manos de cualquier practicante de artes oscuras, hay una especialización de magia oscura que se dedica a ello, se le conoce como necromancia- explicó el profesor con una pose muy seria, ante esto Helen concentro su atención, recordando una promesa que se había hecho antes de venir al colegio, anotaba todo lo que decía el profesor con lujo de detalle.
-como les decía la necromancia es un arte prohibida actualmente, se dice ya que aún no es comprobado que con ella se pueden dar vida a los muertos, al principio solo se obtienen zombis, pero la perfección de esta puede llevar hasta revivir personas, la necromancia es muy peligrosa ya que conlleva a un enorme gasto de energía mágica pura, y puede ocasionar la muerte del practicante, una persona que domine la necromancia puede dominar numerosos zombis a la vez, sin que sean necesariamente cadáveres recientes. Sin lugar a dudas un peligro muy difícil de vencer- explicó el profesor Remus, todos los alumnos anotaban lo que consideraban mas importante Helen no perdía ni un solo detalle- actualmente no existe persona alguna que se haya comprobado capaz de controlar tales poderes ya que se necesita de magia pura que es convertida en magia negra para que pueda ser usada en esta práctica.
Dos semanas después Helen estaba habituada a su nuevo hogar, Hogwarts, estaba muy contenta, por varias razones, una de ellas es el tener nuevos amigos.
-estoy muerta- dijo Helen dejándose caer sobre un gran sofá rojo con grandes orejas, Hermione, Ron y Harry la miraron.
-no es de extrañarse, nosotros igual, esta semana me ha fastidiado, todo iba bien hasta que Snape dejó esta estú.- comenzó a decir el pelirrojo.- auch Hermione no hagas eso- se enfadó pues la chica lo había pellizcado.
-Weasley, mejora tu vocabulario- fue lo único que dijo la joven de ojos marrones.
-esta bien, perdón señorita prefecta perfecta tratare de mejorar mi vocabulario pero era la verdad- declaró Ron y se cruzó de brazos.
Helen miraba divertida la escena, se veían ambos muy graciosos peleando, Harry le había comentado que era habitual pero era por que se querían mucho.
-yo no soy perfecta- dijo Hermione ofendida, llevándose la mano la pecho y mirando enfadada a Ron.
-para mi lo eres- dijo Ron y le dio un beso en la mejilla a Hermione, esta se quedó de piedra.
Helen y Harry estallaron en carcajadas, y a Hermione se le subieron tanto los colores que se le podrían comparar con el cabello de Ron, este sonreía picara mente.
-uy Herm te han dejado sin habla esta vez- dijo Harry sin dejar de reír, Hermione miró a Harry con aprensión y también a Helen, esta dejo de reír pero Harry parecía no poder controlarse.
-Potter ¿Qué le causa tanta gracia?- escuchó la voz de la profesora McGonagall, Harry calló al instante, pero ahora sus tres amigos reían sin parar. Harry los miró acusadoramente.
-bien hecho Hermione- la felicito Helen.
-un hechizo de cambio de voz ¿no?-preguntó Harry sonriendo, los tres asintieron.
-bueno chicos creo que yo ya me voy a dormir, tengo que levantarme temprano- dijo Hermione al instante en que se ponía de pie.
-¿nos abandonas preciosa?- preguntó Ron divertido y en forma pícara, mirando a Hermione coquetamente, esta lo miró y le sonrió.
-lo siento cariño pero tengo deberes que hacer a diferencia tuya yo si soy una persona ocupada-contesto Hermione sarcásticamente, se despidió de los chicos y después de varios buenas noches se fue a dormir.
-por cierto Ron, la próxima semana iniciamos los entrenamientos de quiddicht- le recordó Harry. Ron puso una cara de abatimiento.
-Harry eres más cruel que Wood- dijo Ron acomodándose sus rojos cabellos.
-ja, ja, ja, tonterías Weasley, yo hago lo mejor por el equipo- dijo Harry con júbilo y poniendo cara de niño bueno.
-lo que tú digas Potter- habló el joven de ojos azules mirándolo con disgusto.
-bueno chicos creo que yo voy a seguir el ejemplo de Hermione, me iré a dormir es tarde y además tengo cosas que hacer mañana-se excuso Helen.
-vale niña buenas noches- se despidió Ron.
-hasta mañana, que descanses- dijo Harry y se despidió con un gesto de mano y algo soñoliento.
-hasta mañana chicos- se despidió la joven y subió a su habitación.
Harry la siguió con la mirada hasta que se perdió en su habitación, se había ganado una nueva amiga, aunque no todo era miel sobre hojuelas pues la mejor amiga de Helen siempre lo miraba con rencor y resentimiento ¿Qué le había hecho el para que lo tratase así? No tenía ni la más mínima idea, sin embargo aun así seguiría siendo amigo de Helen, la chica era muy amable con él además, ella no era la culpable de que la Slytherin fuese así, hablando de ella era muy distinta a todos los de su casa, fría, callada y con esa mirada que podría petrificar a cualquiera, en pocas palabras extraña, pero a pesar de que todos los Slytherins están asociados para mortificar su existencia todo gracias a su peor enemigo, sin embargo esta chica se negaba rotundamente a seguir ese juego, gracias a Dios por que con soportar a Malfoy solo le bastaba.
-¡Harry!- le gritó Ron cerca de su oído, Harry se llevo las manos hacia la cabeza para tapar sus oídos.
-¿qué?- preguntó Harry con enfado.
-te perdiste en tus pensamientos, eso fue lo que paso- le explicó el pelirrojo serenamente.
-eh. lo siento Ron- se excusó Harry, durante estos últimos meses se perdía mucho entre sus pensamientos y abandonaba completamente la realidad.
-tranquilo Harry, yo se que tienes muchas cosas en que pensar- dijo Ron con una sonrisa extraña en el rostro, Harry arqueó una ceja en señal de no comprender nada.
-bueno vamonos a dormir antes de que la señorita perfección nos meta con un hechizo a la cama- dijo Ron divertido.
-ja, ja, ja, vale vamos- y Harry siguió a su amigo hacia los dormitorios, en poco tiempo cayó en un profundo sueño.
Virginia Wolf impartía la clase de Runas, pocos alumnos asistían pero esos pocos eran muy valiosos, esa tarde la clase era de Slytherins y Ravenclaws de séptimo curso, la profesora cuyo cabello plateado y lacio caía hasta sus hombros y sus ojos eran violetas aunque si se le veía desde otro ángulo tomaban una tonalidad rosada, sus rasgos eran poco usuales pero eso se debía a que padecía cierta enfermedad, no alguna grave, simplemente le daba ese aspecto, entró a prisa al salón su clase ya la esperaba pacientemente, les dedico a todos una sonrisa de confianza, esa mañana llevaba una túnica color azul marino muy elegante, la clase la miraba con atención, paso lista rápidamente, y comenzó a dar su clase. Ella impartía la materia desde hacía dos años, y ahora ya estaba acostumbrada a su nuevo hogar de trabajo, había estudiado en Hogwarts en la casa Hufflepuf su favorita aún, todos esos estudiantes de temple noble y laborioso, amables y tiernos, pero diferente a lo que ella era ahora pues como profesora era muy estricta y evitaba conversar con sus alumnos, la verdad no le gustaría tener que estar favoreciendo unos a los otros, pero había excepciones.
-señorita Van Garrett muy buena su interpretación- le susurró a la chica entregándole dos pergaminos, su última tarea. Annette sonrió con satisfacción.
-gracias- le murmuró y continuó trabajando sola.
La profesora siguió entregando trabajos y caminando entre los pequeños pasillos que habían entre cada asiento. Observó atentamente a su clase pero toda su atención se iba en la joven Van Garrett por alguna extraña razón no podía quitarle la mirada de encima, bueno tal vez si conocía esa razón, pero le daba miedo admitirlo.(jajajaja si ya se que pensarán que sueña extraño pero ni se asusten, ni se ilusionen ) La clase concluyó en un santiamén y Annette se dirigió a prisa al patio del colegio llevó sus cosas consigo, había quedado de verse con Helen en su nuevo lugar favorito, lo había encontrado hace pocos días no esta escondido del publico pero poca gente paseaba por ahí y podían descansar y platicar por largas horas. Llegó corriendo y jadeando un poco al lugar, su amiga aún no había llegado, en fin, dejó sus cosas sobre el suelo y subió al gran árbol, se acomodó en la rama mas grande de todas a buena altura del piso lo suficiente mente alto como para romperse una rodilla al caer, pero esto parecía importarle poco a la joven. Tomó su varita y apuntó hacia su mochila.
-accio libro de artes- habló y en segundos un extraño libro de tapas forradas en piel negra algo grande y viejo llegó hasta sus manos.
La joven tomó delicadamente el libro y comenzó a leer, cada página estaba llena de cosas desconocidas, inimaginables y jamás vistas ahora solo eran un recuerdo de lo que alguna vez fue e imposible que fuesen ahora. Imágenes extrañas acompañadas de símbolos igualmente extraños, una escritura antigua y compleja que hablaba del silencio que se había ocultado por siglos, de aquello que no debía ser dicho por que era peligroso y mucho menos practicarlo, de algo que el hombre jamás imaginó, pero vio y ahora le teme y le ignora, pues piensa que es solo fantasía, una fantasía peligrosa y mortal que existe y esta presente y se va haciendo más y más grande sin que nadie se de cuenta, una magia antigua y poderosa que va convirtiendo la magia pura poco a poco en un instrumento nocivo, esa magia pura que ocupa el lugar de un corazón que ahora esta afligido esa magia que debería ser utilizada para el bien se esta convirtiendo en el juguete de la misma muerte.
-hola Ann- saludó Helen sentándose en el suelo bajo la agradable sombra del árbol.
Ann salió de su ensimismamiento y le devolvió el saludo a su amiga, la lectura la había dejado sumergida y apartada de la realidad, observo que su amiga ya se encontraba sentada en el suelo tarareando una canción.
-vaya tiene tiempo que no oigo esa melodiosa voz- comentó Annette con un pequeño toque de picardía en su voz.
-¿es que una no puede hacer lo que quiera?- pregunto Helen con cierto enfado subiendo la mirada para encontrarse con los ojos miel de Annette serios y vacíos como siempre.
-perdone su alteza, es que tenía tiempo que no la oía cantar- se disculpó Annette. Helen arrugó el entrecejo pero aún así no pudo evitar sonreír.
-disculpada- dijo Helen contenta, imposible que se enojase con su amiga.
-Helen busca en mi mochila un cuaderno más grande que todos, la pasta es de color verde- dijo Annette sin mucha atención. Helen así lo hizo y sacó el mencionado cuaderno lo miró con curiosidad.
-bien, desde que llegué aquí he estado haciendo unos bosquejos.-comenzó a decir Annette.
-¡has dibujado!-exclamó contenta Helen interrumpiendo a su amiga, y sin esperar nada tomó el cuaderno de trabajo entre sus manos y comenzó a observar los dibujos.
Annette dio un suspiro y continuó con su lectura. Helen miraba con atención cada dibujo, al principio solo había pequeños trazos y dibujos de criaturas mágicas, de ahí venían dibujos mejor elaborados de personas, uno del padre de Ann, de diferentes personas con diferentes gestos y posiciones, también había varios de ella, un cierto rubor recorrió las mejillas de la joven pues los dibujos de ella estaban bien hechos, pero algo la hacía sentirse incomoda viéndose a ella misma en dibujos, después estaba el bosquejo mas hermoso de todos, el colegio Cottingley dibujado, completamente tal y como lo conocían las dos, destacaba la torre principal que se elevaba hasta el infinito y se perdía entre las nubes, a los lados de la torre se encontraban los majestuosas construcciones similares a la casa de la opera en Australia (las constantes visitas de Helen a diversos lugares del mundo, hacía que relacionara construcciones mágicas con muggles) diversos árboles la adornaban en todos su alrededores, ahí se encontraba Cottingley elevada mágicamente sobre una enorme extensión de tierra, estaba en lo que parecía una colina al revés, flotando en medio del mar sobre las intensas aguas cristalinas, invisible para los muggles pero un espectáculo para todos aquellos que lograban observarla.
-pues te ha quedado muy bien amiga- declaró Helen cerrando el cuaderno y devolviéndolo a su lugar.
-gracias, espero no te haya molestado el último dibujo que hice- dijo Annette prestando atención a Helen.
-oh claro que no- dijo Helen con un ligero rubor en sus mejillas.
-si no te gusta solo dímelo- le reprochó Annette.
-Annette dibujas muy bien y si me gusta el dibujo, es más, ¿puedo quedármelo?- lo último lo dijo con cierto tono de inseguridad, mirando de forma suplicante a su amiga, Annette lo meditó por unos momentos en silencio, Helen esperaba impaciente la respuesta.
-de acuerdo- accedió al fin.
-¡gracias!, lo voy a cuidar como un tesoro- dijo Helen contenta se puso de pié y tomó el cuaderno.
-confío en ello- murmuró Annette y volvió a su lectura.
Helen miró el libro que tenía con desconfianza, sus ojos se abrieron bastante al leer el título. ¿cómo o dónde había conseguido ese libro?, su rostro pasó de la alegría a la preocupación, el cuaderno verde resbaló de sus manos y el ruido producido por la caída la hizo reaccionar.
-Helen creo que consideraré de nuevo darte ese dibujo- dijo Annette viendo a su amiga por encima del libro que tenía y en tono burlón.
-ay lo siento, fue sin querer, yo no quería.-empezó a excusarse Helen mientras recogía el cuaderno a prisa.
-tranquila que no es el fin del mundo por haber tirado mi cuaderno de dibujos- dijo divertida ante la escena que hacía su amiga.
Helen dejó escapar aire lentamente de sus pulmones aliviada. Annette bostezó ligeramente y de un salto bajó del árbol, se sacudió la túnica y tomó sus cosas.
-creo que sería mejor irnos ya, la noche esta por caer y tenemos todo un fin de semana disponible-dijo Helen contenta, Annette se acercó hasta ella y le puso una mano en el hombro.
-no te olvides de la tarea- le recordó su amiga en tono serio.
-ay que mala eres Annette ya me arruinaste el día- dijo Helen fingiendo llorar, Annette rió ante la parodia.
-como ha pasado el tiempo- murmuró de repente Annette mirando a la luna, que comenzaba a aparecer, no había rastro alguno de estrellas.
-tienes razón, ni yo me he dado cuenta- agregó Helen contemplando a la vez a la luna.
Esa noche iba a haber luna llena, y lo mas seguro es que no habría estrellas. Se quedaron un rato en silencio mirando el firmamento.
-creo que es mejor irnos ya- dijo Annette emprendiendo el camino hacia el colegio.
-eh oye no me dejes aquí- le demandó Helen alcanzándola y juntas se encaminaron hacia el castillo, dejando una hermosa luna llena atrás.
