Consumido por los recuerdos
La brisa entraba caprichosamente por entre las cortinas de la habitación. La luz de la luna bañaba con suma delicadeza los muebles y rincones con un suave tono plateado. El silbido del viento se oía melodiosamente inundando y alejando un poco el silencio del lugar. Una figura miraba tristemente desde la cama un hermoso retrato de la pared. El rostro estaba pálidamente iluminado por la luz lunar y un brillo aguamarina escapaba de sus hermosos ojos azules. Los brazos reposaban en una de sus rodillas y la cabeza reposaba entre confortantes cojines. La noche estaba ya muy alta en el firmamento y acontecimientos recientes y pasados atormentaban su sueño. No podía desviar la atención del retrato. Era la ilustración de una hermosa joven de sedoso pelo rubio que caía caprichosamente por su fino rostro. Los ojos parecían brillar con luz propia y se veían más azules y mágicos que nunca. Una hermosa y fina nariz. Finos y fogosos labios, tan irresistiblemente atractivos que parecían estar pidiendo un beso. Piel pálida y fina, sin ninguna imperfección. Y una sonrisa arrebatadora que mostraba la alegría y viveza que poseía la joven. Hermosa, simplemente era una joven muy hermosa. Darien no pudo evitar rememorar épocas pasadas, mejores, a su lado. Una sonrisa melancólica se dibujó en su boca. Podía ver a la chica despistada de catorce años que conoció. Con los dos moños en la cabeza y aquel despreocupado e inocente carácter. Caprichosa y chillona. Su sonrisa se amplió dulcemente. Recordó su rostro decidido y firme en la lucha contra Alex y Anny, los dos extraterrestres, y como le protegió con su propio cuerpo de los ataques. Vio navegar por su mente las peleas de la chica con Chibi Usa, aquella niña venida del futuro y que resultó ser mucho más del lo que aparentaba ser. Le pareció ver de nuevo a la joven sosteniendo firmemente el cristal de plata contra la luna negra y el miedo dibujado en su propio rostro al pensar en la posibilidad de perderla. Los combates contra el circo Dead Moon y la fuerte pelea que ella tuvo con galaxia, la guerrera que fue poseída por el caos. Todo parecía tan lejano y a la vez tan presente... pero su sonrisa se fue ligeramente. Las imágenes de los vampiros y las luchas sucedidas en Madrid ocuparon su mente como una estampida trayendo recuerdos amargos, pero otros de tan dulces... Jamás olvidaría a la chica que conoció en Madrid. Valiente, decidida y madura. Rostro angelical y hermosa figura. Un ángel con una terrible fuerza. Sintió las lágrimas recorrer su rostro al recordar cuando fue más suya que nunca. Tenía demasiado presente aquella noche. Su corazón latía como nunca y los nervios no le dejaban respirar con normalidad. Ella estaba hermosa, con ese delicado color carmín en sus mejillas. Su piel... tan suave y blanca, como si fuera porcelana. Todo su cuerpo se estremeció ante aquel recuerdo y su impotencia creció de forma descomunal. Pero no pudo contener su llanto más tiempo. Un recuerdo más le vino como un rayo y su mirada se clavó aún con más fijeza en el retrato.
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- ¡Darien corre! Ya tengo ganas de verlo... ah... seguro que he quedado soñada...- Una hermosa chica corría por las calles de Tokio con una hermosa sonrisa. Tras de ella un joven corría torpemente intentando seguirla.- Amor... te estas volviendo lento.- La chica se paró a esperar a su novio que andaba cargado de paquetes y sudaba a mares. - Pero te ves gracioso.- Darien iba a protestar pero al ver la ancha y maravillosa sonrisa de la joven se sintió sin fuerzas. Ella se acercó juguetonamente con las manos en la espalda y con una velocidad sorprendente y para el total asombro del chico sacó una cámara y le hizo una foto. - Jajajaja, te pillé desprevenido!
- ¿Y eso a que vino Serena?- Darien sonreía divertido ante la acción de su novia.
- Nada, me pareció una situación cómica y como tenía la cámara a mano... estoy haciendo fotos a la ciudad, le dije a Alex que le enviaría una a Madrid.
- Cierto, que estarán haciendo esos tres?
- Supongo que estudiando de valiente, lo necesitan.- Serena se acercó un poco más y clavó su mirada en él. - ¿Te ayudo? Vas muy cargado. - Sin dar tiempo al chico de contestar cogió un par de bolsas algo pesadas y siguió corriendo.- Vamos, no quiero que me cierren.
- Serena es muy pronto. Tranquila. ¿No quieres ir a tomar algo antes? Te invito a un pastel. ¿qué me dices?
- Luego. Primero quiero ir a la tienda.- Darien la miró perplejo. Era realmente raro que su novia rechazara una invitación de esas.- Ya la veo. Corre!
Serena salió disparada velozmente y se adentró en una acogedora tienda de cuadros. Darien la siguió como pudo y al entrar la pudo ver mirando embelesada todos los cuadros expuestos. Sonrió cariñosamente. Un joven moreno y de rostro amable salió a recibirla.
- Serena! ¡Que gusto verte! Ya lo tengo terminado.
- Hola Ricardo. Que ilusión que ya este listo. Fuiste muy malo al no dejar que lo viera... - Un gracioso gesto de berrinche por parte de ella provocó una sonrisa en ambos chicos.
- Hola Darien, veo que Serena te ha cargado, jeje.
- Mujeres, todas se vuelven locas comprando.- Darien guiñó un ojo al chico y el ceño de Serena se amplió graciosamente.
- Oh vale, poneos ambos en mi contra. Pero dejemos el tema. Corre tráelo, estoy ansiosa.
- Sí mujer, no tardo.
Ricardo se adentró en lo que parecía un almacén y en pocos segundos volvía con un paquete en sus brazos. Serena se lanzó prácticamente a su cuello y se lo arrebató de las manos con impaciencia. Abrió la caja sin ningún tipo de delicadeza y sacó un retrato de dentro. Una ilusionada sonrisa se asomó en su rostro casi inmediatamente para luego dejar escapar un suspiro de excitación.
- Ricardo es hermoso, no parezco yo. ¡Estoy soñada!
- Es curioso que digas eso, la mayoría siempre dice que son más hermosas que en el retrato. ¿Recuerdas? Yo pinto la realidad, y esa es la realidad Serena, tú eres hermosa. No te molestes Darien.
- Claro que no, lo es.- Darien dejó los paquetes en el suelo y se acercó hacia su novia que estaba sonrojadísima ante las palabras de Ricardo. Miró el cuadro y sonrió ampliamente.- Es clavada a ella. Te ha quedado divino.
- ¡Podrías hacerme de modelo más a menudo Serena!
- Ya cállense ambos que me estoy poniendo rojísima.- La chica dejó delicadamente el retrato de nuevo en la caja y, ahora mucho más pacientemente, cerró la caja. - No se como darte las gracias Ricardo. ¿De veras que no quieres nada a cambio?
- En absoluto. Considéralo un regalo de agradecimiento por la vez que me acogiste en tu casa.
- Es cierto. Te encontré con Chibi Usa en el parque, estabas muerto de hambre y te llevé a mi casa a comer arroz. - Serena enrojeció todavía más. - Siento mucho no haberte podido hacer nada más... comestible. Ahora cocino mucho mejor. Tienes que venir a nuestra casa a cenar un día de estos. Así te pagaré de algún modo el cuadro.
- Claro.
A los pocos minutos entraron más clientes a la tienda, por lo que la pareja tuvo que dejar a Ricardo. Ahora ambos andaban cogidos de la mano por las calles de Tokio. Serena miraba todos los escaparates felizmente y Darien era el hombre más dichoso del mundo por tenerla a su lado. A paso tranquilo llegaron hasta el apartamento del chico. Serena entró decididamente y corrió a la habitación del chico con un paquete en sus brazos. El joven quedó muy sorprendido y siguió a su novia con curiosidad. Ella desenvolvió el paquete y dejó su retrato sobre la cama. Se giró y descolgó delicadamente un cuadro de la pared, lo deposito en el suelo y con maña colocó su retrato en su lugar. Darien la miraba perplejo. Serena se alejó un poco y miró el cuadro con una sonrisa.
- Deseo que se quede aquí, contigo.
- Pero Serena, el cuadro es tuyo, te ves hermosa. Seguro que a tus padres les encantaría tenerlo en su casa.
- No. Debe estar aquí, lo sé.- Ella se giró coquetamente y le sonrió dulcemente. - A menos, claro esta, de que no lo quieras.
- Tonta. - Darien se acercó a ella pícaramente y la tomó en sus fuertes brazos. - Cada noche antes de acostarme le diré buenas noches, pensando que te lo digo a ti.
- Así lo espero amor. - Ella levantó su rostro y beso sus labios cálidamente. - Pero esta noche no tendrás que hacerlo. - Darien la miró con un gracioso rostro de confusión. - Esta noche me lo dirás a mí. - El chico se sonrojó hasta las orejas y bajó el rostro. Serena sonrió dulcemente y busco con sus manos la barbilla del chico para levantarla y dejar los ojos de él a su altura. - ¿El príncipe Endimión esta sonrojado? Alteza no esperaba una reacción tan infantil por su parte.
Sus labios se juntaron casi por inercia y rápidamente el la apretó fuertemente contra su cuerpo. Le encantaba tener su esbelta figura entre sus brazos. Ella respondía sus besos con ardiente pasión y no pasó mucho tiempo que ya estaban ambos tumbados en la cama, acariciándose dulcemente y dejando rienda suelta a la pasión. Estaba en una nube, sin duda. Ella le hacía sentir siempre así. Sentir su cuerpo cálido contra el de él. Aspirar el aroma de sus cabellos y el perfume en su suave cuello. Sentir sus delicados jadeos en sus orejas como una petición, un susurro irresistible. La hacía suya, solamente y increíblemente suya.
Ambos descansaban entre las sabanas. La cabeza de Serena estaba recostada en su pecho y podía disfrutar libremente de su delicado aroma. Las manos de Darien acariciaban caprichosamente su sedoso cabello mientras su mirada estaba perdida en el plácido y calmado rostro de ella.
- Te amo Serena, no sabes cuanto te amo. - esas palabras hicieron que ella se levantará lentamente y clavara sus ojos en los de él. - Dime que siempre estarás a mi lado, que nunca me dejarás.
- Amor, sabes que lo único que me hace feliz es estar a tu lado. No podría soportar ni un día más sin ti. Te amo Darien, sólo a ti, para siempre.- Serena acercó su rostro y una vez más besó al hombre que amaba con toda su pasión.
- Serena...
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Los puños se contraían de dolor, sus lagrimas caían sin reparo en las blancas sabanas. El silencio se había roto y un llanto se escuchaba en su lugar.
- Mentirosa... mentirosa...
La noche parecía caerle encima y los ojos estaban cerrados con fuerza. Esa era sin duda sólo otra noche más sin ella, sin su ángel. Una noche más que se sumaba al resto. Su callado sufrimiento que parecía ya mera rutina.
- Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing!!!! Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing!!
Darien no se inmuto ante el ruidoso sonido del teléfono. Ni siquiera alzó la vista. Al cabo de varios tonos saltó el contestador causando aún más dolor en su corazón. Una voz alegre y juguetona salió de él.
- Has llamad a casa de Darien Chiva y Serena Tsukino, en estos momentos no estamos en casa. Si quieres contactar con nosotros llama más tarde o deja un mensaje después de la señal. Un beso y hasta pronto!
- ¡DARIEN! ¿ESTAS AHÍ? ¡CONTESTA DARIEN! HEMOS AVERIGUADO ALGO IMPORTANTE, ES SOBRE SERENA.
Su cara cambió de golpe y corrió lo más rápido que pudo hacia el teléfono tropezando ruidosamente por el camino.
- ¡RAI! ESTOY AQUÍ. ¿QUÉ SABEIS DE SERENA? ¡DIME!
- Darien... ven rápido, el detector de Amy ha detectado la energía de Serena. Rápido!
- DIOS... VOY CORRIENDO! ¿ESTAIS EN EL TEMPLO?
- Sí, te esperamos, ven rápido.
Sin dar tiempo a terminar a la chica Darien colgó y salió velozmente del lugar. La pena de su rostro había desaparecido y en su lugar se asomaba una hermosa sonrisa de esperanza. Su corazón latía apresuradamente y los nervios se lo estaban comiendo vivo.
- Lo sabía Serena, estas viva. Espera amor.
Continuara....
Notas de la autora: Dios... que cansada estoy... lo he escrito de tirón, sé que no es muy largo, pero es que no puedo hacer más, estoy de exámenes y quería escribir algo. En fin, espero que les haya gustado, no se pierdan el próximo capitulo. Un beso! Espero Comentarios!
La brisa entraba caprichosamente por entre las cortinas de la habitación. La luz de la luna bañaba con suma delicadeza los muebles y rincones con un suave tono plateado. El silbido del viento se oía melodiosamente inundando y alejando un poco el silencio del lugar. Una figura miraba tristemente desde la cama un hermoso retrato de la pared. El rostro estaba pálidamente iluminado por la luz lunar y un brillo aguamarina escapaba de sus hermosos ojos azules. Los brazos reposaban en una de sus rodillas y la cabeza reposaba entre confortantes cojines. La noche estaba ya muy alta en el firmamento y acontecimientos recientes y pasados atormentaban su sueño. No podía desviar la atención del retrato. Era la ilustración de una hermosa joven de sedoso pelo rubio que caía caprichosamente por su fino rostro. Los ojos parecían brillar con luz propia y se veían más azules y mágicos que nunca. Una hermosa y fina nariz. Finos y fogosos labios, tan irresistiblemente atractivos que parecían estar pidiendo un beso. Piel pálida y fina, sin ninguna imperfección. Y una sonrisa arrebatadora que mostraba la alegría y viveza que poseía la joven. Hermosa, simplemente era una joven muy hermosa. Darien no pudo evitar rememorar épocas pasadas, mejores, a su lado. Una sonrisa melancólica se dibujó en su boca. Podía ver a la chica despistada de catorce años que conoció. Con los dos moños en la cabeza y aquel despreocupado e inocente carácter. Caprichosa y chillona. Su sonrisa se amplió dulcemente. Recordó su rostro decidido y firme en la lucha contra Alex y Anny, los dos extraterrestres, y como le protegió con su propio cuerpo de los ataques. Vio navegar por su mente las peleas de la chica con Chibi Usa, aquella niña venida del futuro y que resultó ser mucho más del lo que aparentaba ser. Le pareció ver de nuevo a la joven sosteniendo firmemente el cristal de plata contra la luna negra y el miedo dibujado en su propio rostro al pensar en la posibilidad de perderla. Los combates contra el circo Dead Moon y la fuerte pelea que ella tuvo con galaxia, la guerrera que fue poseída por el caos. Todo parecía tan lejano y a la vez tan presente... pero su sonrisa se fue ligeramente. Las imágenes de los vampiros y las luchas sucedidas en Madrid ocuparon su mente como una estampida trayendo recuerdos amargos, pero otros de tan dulces... Jamás olvidaría a la chica que conoció en Madrid. Valiente, decidida y madura. Rostro angelical y hermosa figura. Un ángel con una terrible fuerza. Sintió las lágrimas recorrer su rostro al recordar cuando fue más suya que nunca. Tenía demasiado presente aquella noche. Su corazón latía como nunca y los nervios no le dejaban respirar con normalidad. Ella estaba hermosa, con ese delicado color carmín en sus mejillas. Su piel... tan suave y blanca, como si fuera porcelana. Todo su cuerpo se estremeció ante aquel recuerdo y su impotencia creció de forma descomunal. Pero no pudo contener su llanto más tiempo. Un recuerdo más le vino como un rayo y su mirada se clavó aún con más fijeza en el retrato.
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- ¡Darien corre! Ya tengo ganas de verlo... ah... seguro que he quedado soñada...- Una hermosa chica corría por las calles de Tokio con una hermosa sonrisa. Tras de ella un joven corría torpemente intentando seguirla.- Amor... te estas volviendo lento.- La chica se paró a esperar a su novio que andaba cargado de paquetes y sudaba a mares. - Pero te ves gracioso.- Darien iba a protestar pero al ver la ancha y maravillosa sonrisa de la joven se sintió sin fuerzas. Ella se acercó juguetonamente con las manos en la espalda y con una velocidad sorprendente y para el total asombro del chico sacó una cámara y le hizo una foto. - Jajajaja, te pillé desprevenido!
- ¿Y eso a que vino Serena?- Darien sonreía divertido ante la acción de su novia.
- Nada, me pareció una situación cómica y como tenía la cámara a mano... estoy haciendo fotos a la ciudad, le dije a Alex que le enviaría una a Madrid.
- Cierto, que estarán haciendo esos tres?
- Supongo que estudiando de valiente, lo necesitan.- Serena se acercó un poco más y clavó su mirada en él. - ¿Te ayudo? Vas muy cargado. - Sin dar tiempo al chico de contestar cogió un par de bolsas algo pesadas y siguió corriendo.- Vamos, no quiero que me cierren.
- Serena es muy pronto. Tranquila. ¿No quieres ir a tomar algo antes? Te invito a un pastel. ¿qué me dices?
- Luego. Primero quiero ir a la tienda.- Darien la miró perplejo. Era realmente raro que su novia rechazara una invitación de esas.- Ya la veo. Corre!
Serena salió disparada velozmente y se adentró en una acogedora tienda de cuadros. Darien la siguió como pudo y al entrar la pudo ver mirando embelesada todos los cuadros expuestos. Sonrió cariñosamente. Un joven moreno y de rostro amable salió a recibirla.
- Serena! ¡Que gusto verte! Ya lo tengo terminado.
- Hola Ricardo. Que ilusión que ya este listo. Fuiste muy malo al no dejar que lo viera... - Un gracioso gesto de berrinche por parte de ella provocó una sonrisa en ambos chicos.
- Hola Darien, veo que Serena te ha cargado, jeje.
- Mujeres, todas se vuelven locas comprando.- Darien guiñó un ojo al chico y el ceño de Serena se amplió graciosamente.
- Oh vale, poneos ambos en mi contra. Pero dejemos el tema. Corre tráelo, estoy ansiosa.
- Sí mujer, no tardo.
Ricardo se adentró en lo que parecía un almacén y en pocos segundos volvía con un paquete en sus brazos. Serena se lanzó prácticamente a su cuello y se lo arrebató de las manos con impaciencia. Abrió la caja sin ningún tipo de delicadeza y sacó un retrato de dentro. Una ilusionada sonrisa se asomó en su rostro casi inmediatamente para luego dejar escapar un suspiro de excitación.
- Ricardo es hermoso, no parezco yo. ¡Estoy soñada!
- Es curioso que digas eso, la mayoría siempre dice que son más hermosas que en el retrato. ¿Recuerdas? Yo pinto la realidad, y esa es la realidad Serena, tú eres hermosa. No te molestes Darien.
- Claro que no, lo es.- Darien dejó los paquetes en el suelo y se acercó hacia su novia que estaba sonrojadísima ante las palabras de Ricardo. Miró el cuadro y sonrió ampliamente.- Es clavada a ella. Te ha quedado divino.
- ¡Podrías hacerme de modelo más a menudo Serena!
- Ya cállense ambos que me estoy poniendo rojísima.- La chica dejó delicadamente el retrato de nuevo en la caja y, ahora mucho más pacientemente, cerró la caja. - No se como darte las gracias Ricardo. ¿De veras que no quieres nada a cambio?
- En absoluto. Considéralo un regalo de agradecimiento por la vez que me acogiste en tu casa.
- Es cierto. Te encontré con Chibi Usa en el parque, estabas muerto de hambre y te llevé a mi casa a comer arroz. - Serena enrojeció todavía más. - Siento mucho no haberte podido hacer nada más... comestible. Ahora cocino mucho mejor. Tienes que venir a nuestra casa a cenar un día de estos. Así te pagaré de algún modo el cuadro.
- Claro.
A los pocos minutos entraron más clientes a la tienda, por lo que la pareja tuvo que dejar a Ricardo. Ahora ambos andaban cogidos de la mano por las calles de Tokio. Serena miraba todos los escaparates felizmente y Darien era el hombre más dichoso del mundo por tenerla a su lado. A paso tranquilo llegaron hasta el apartamento del chico. Serena entró decididamente y corrió a la habitación del chico con un paquete en sus brazos. El joven quedó muy sorprendido y siguió a su novia con curiosidad. Ella desenvolvió el paquete y dejó su retrato sobre la cama. Se giró y descolgó delicadamente un cuadro de la pared, lo deposito en el suelo y con maña colocó su retrato en su lugar. Darien la miraba perplejo. Serena se alejó un poco y miró el cuadro con una sonrisa.
- Deseo que se quede aquí, contigo.
- Pero Serena, el cuadro es tuyo, te ves hermosa. Seguro que a tus padres les encantaría tenerlo en su casa.
- No. Debe estar aquí, lo sé.- Ella se giró coquetamente y le sonrió dulcemente. - A menos, claro esta, de que no lo quieras.
- Tonta. - Darien se acercó a ella pícaramente y la tomó en sus fuertes brazos. - Cada noche antes de acostarme le diré buenas noches, pensando que te lo digo a ti.
- Así lo espero amor. - Ella levantó su rostro y beso sus labios cálidamente. - Pero esta noche no tendrás que hacerlo. - Darien la miró con un gracioso rostro de confusión. - Esta noche me lo dirás a mí. - El chico se sonrojó hasta las orejas y bajó el rostro. Serena sonrió dulcemente y busco con sus manos la barbilla del chico para levantarla y dejar los ojos de él a su altura. - ¿El príncipe Endimión esta sonrojado? Alteza no esperaba una reacción tan infantil por su parte.
Sus labios se juntaron casi por inercia y rápidamente el la apretó fuertemente contra su cuerpo. Le encantaba tener su esbelta figura entre sus brazos. Ella respondía sus besos con ardiente pasión y no pasó mucho tiempo que ya estaban ambos tumbados en la cama, acariciándose dulcemente y dejando rienda suelta a la pasión. Estaba en una nube, sin duda. Ella le hacía sentir siempre así. Sentir su cuerpo cálido contra el de él. Aspirar el aroma de sus cabellos y el perfume en su suave cuello. Sentir sus delicados jadeos en sus orejas como una petición, un susurro irresistible. La hacía suya, solamente y increíblemente suya.
Ambos descansaban entre las sabanas. La cabeza de Serena estaba recostada en su pecho y podía disfrutar libremente de su delicado aroma. Las manos de Darien acariciaban caprichosamente su sedoso cabello mientras su mirada estaba perdida en el plácido y calmado rostro de ella.
- Te amo Serena, no sabes cuanto te amo. - esas palabras hicieron que ella se levantará lentamente y clavara sus ojos en los de él. - Dime que siempre estarás a mi lado, que nunca me dejarás.
- Amor, sabes que lo único que me hace feliz es estar a tu lado. No podría soportar ni un día más sin ti. Te amo Darien, sólo a ti, para siempre.- Serena acercó su rostro y una vez más besó al hombre que amaba con toda su pasión.
- Serena...
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Los puños se contraían de dolor, sus lagrimas caían sin reparo en las blancas sabanas. El silencio se había roto y un llanto se escuchaba en su lugar.
- Mentirosa... mentirosa...
La noche parecía caerle encima y los ojos estaban cerrados con fuerza. Esa era sin duda sólo otra noche más sin ella, sin su ángel. Una noche más que se sumaba al resto. Su callado sufrimiento que parecía ya mera rutina.
- Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing!!!! Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiing!!
Darien no se inmuto ante el ruidoso sonido del teléfono. Ni siquiera alzó la vista. Al cabo de varios tonos saltó el contestador causando aún más dolor en su corazón. Una voz alegre y juguetona salió de él.
- Has llamad a casa de Darien Chiva y Serena Tsukino, en estos momentos no estamos en casa. Si quieres contactar con nosotros llama más tarde o deja un mensaje después de la señal. Un beso y hasta pronto!
- ¡DARIEN! ¿ESTAS AHÍ? ¡CONTESTA DARIEN! HEMOS AVERIGUADO ALGO IMPORTANTE, ES SOBRE SERENA.
Su cara cambió de golpe y corrió lo más rápido que pudo hacia el teléfono tropezando ruidosamente por el camino.
- ¡RAI! ESTOY AQUÍ. ¿QUÉ SABEIS DE SERENA? ¡DIME!
- Darien... ven rápido, el detector de Amy ha detectado la energía de Serena. Rápido!
- DIOS... VOY CORRIENDO! ¿ESTAIS EN EL TEMPLO?
- Sí, te esperamos, ven rápido.
Sin dar tiempo a terminar a la chica Darien colgó y salió velozmente del lugar. La pena de su rostro había desaparecido y en su lugar se asomaba una hermosa sonrisa de esperanza. Su corazón latía apresuradamente y los nervios se lo estaban comiendo vivo.
- Lo sabía Serena, estas viva. Espera amor.
Continuara....
Notas de la autora: Dios... que cansada estoy... lo he escrito de tirón, sé que no es muy largo, pero es que no puedo hacer más, estoy de exámenes y quería escribir algo. En fin, espero que les haya gustado, no se pierdan el próximo capitulo. Un beso! Espero Comentarios!
