Fría realidad
El aire parecía haberse parado de golpe. Su respiración al igual que los latidos de su corazón habían dejado de ser una necesidad para su cuerpo. El silencio inundó su ser y lo único que podía oír era su propia voz interior susurrando el nombre de la mujer que estaba ante sus abiertos ojos. Aquella faz que él conocía tan bien, aquella mirada color cielo y brillante cómo la más hermosa estrella, unos ojos tan anhelados y que sin embargo no fue capaz de reconocer tras la negra máscara. Aquellos labios, tan carnosos, rojos y dulces, simplemente irresistibles. Su cuerpo, tan suave y delicado, cómo un día de primavera. Aquella chica que estaba ante él era nada más y nada menos que su princesa. Quería correr a abrazarla, quería llorar de alegría y sentir su cuerpo junto al suyo una vez más y para siempre. Pero la fría realidad se posaba ante él. "Ella no le recordaba." Su antiguo y poderoso amor, aquel que había luchado y vencido en numerosas ocasiones, se veía frustrado una vez más. Ella se había convertido en una guerrera del cambio, en su más leal protectora, en su guardia personal, pero había olvidado que el hombre al que debía proteger era la persona que ella amaba. Todos sus recuerdos, todos los momentos que pasaron juntos, los buenos, los malos, los ideales, los imprevistos... todos y cada uno de ellos ya no existían para ella. Su agonía crecía por momentos y las lágrimas se acumulaban en sus ojos sin poder llegar a salir. Silencio, un vacío en el alma, dolor, un llanto interno que no puede salir, pena, una carga que su corazón cargaba y carga ahora más perceptiblemente. ¿Qué podría ser más doloroso que perder al ser amado una y otra vez?
Las chicas estaban completamente petrificadas. Si antes sus cuerpos estaban inmóviles ahora estos habían quedado inertes. Primero un rostro de felicidad, por ver al fin a su princesa, luego uno de confusión por las incoherencias de la situación y uno de dolor y angustia, al recordar que como guerrera del cambio su princesa las había olvidado. Finalmente lágrimas recorriendo sus pálidas mejillas, muestra del profundo dolor que sentían en su interior.
Todos los presentes sentían impotencia. No podían hacer nada. Algunos pensaron en correr hacía ella y decirle todo, que ella es Serena, su princesa. Pero rápidamente volvía a sus cabezas que un guerrero del cambio, según ellos mismos les habían contado, no pude tener recuerdos de su vida pasada. Además nada garantizaba el hecho de que ella pudiera recordar al saber quién fue. Ella les miraba fríamente y no parecía sorprendida por la reacción de ellos. Serena, o mejor dicho Láctea permanecía en pie mirando sus rostros con suma tranquilidad. Los otros tres aguardaban nerviosos tras ella esperando la reacción de su líder. Láctea miró entonces al príncipe y se pudo notar en su mirada un eje de tristeza.
- Ahora ya han visto nuestros rostros y estoy segura de que un sentimiento de recuerdo inunda su ser, al igual que nos pasó a todos y cada uno de nosotros.- Darien miraba a la chica dubitativo, ¿quizá ella sabía que se conocían en el pasado?- Él me dijo que vuestra reacción sería muy exagerada y sorpresiva, tenía razón. Pero esto tan solo se debe a que ya hemos luchado juntos en otras épocas. No es la primera vez que se convocan los guerreros del cambio, así pues debe quedar en nuestra mente algún tipo de recuerdo que nos hace reaccionar de ese modo. Supongo que no es una sensación agradable para ustedes, al fin y al cabo el hecho de que estemos aquí es que algo no va bien, así pues sus recuerdos deben ser de angustia. Lo entiendo y siento que tengan que pasar por esto, pero ya no hay marcha atrás. Aísha, Aiyes, Shin, nos vamos. El enemigo ha sido derrotado y no aparecerá hasta mañana, estoy segura de ello. Nuestro príncipe estará a salvo.
- ¿Estas segura de ello Láctea?- Aísha miraba algo confusa a la chica.
- Del todo, no te preocupes, mis poderes son muy precisos ahora, incluso los de adivinación y predicción. Ahora si nos disculpa- Láctea miró al príncipe y el corazón de el chico volvió a latir, ahora con tanta fuerza que le daba miedo que los demás lo escucharan.- Alteza iré al apartamento de su princesa mañana a eso de las nueve, debo hablar con vos, sólo con vos. Le ruego que acuda al encuentro. Buenas noches.
Los cuatro guerreros se inclinaron como ya era costumbre en señal de respeto y se alzaron en el cielo antes de que nadie pudiera abrir boca. Silencio. Nadie se atrevía a decir nada. Todos meditaban en silencio la situación en la que se encontraban y de vez en cuando alzaban la vista para ver la reacción de las demás. Lita se alzó al fin y miró a todos y cada uno de los presentes que le devolvieron la mirada, todos menos Darien, que seguía absorto.
- Vayamos al templo, aquí hace mucho frío y el príncipe necesita descanso.
Las chicas asintieron con la cabeza. Lentamente se fueron alzando al lado de Lita, el esfuerzo era inmenso pues su cuerpo aún no se recuperaba de los golpes sufridos por el vampiro. Una vez todas estaban en pie miraron al príncipe. Este no se había movido en absoluto y parecía perdido en un mar de confusiones. Amy se acercó lentamente y se agachó con gran esfuerzo a su lado.
- Darien... debemos irnos- la chica ofreció su mano al príncipe. Los ojos de este siguieron el movimiento sin ningún tipo de brillo, fríos y cansados. Tardó unos segundos en reaccionar y al fin cogió suavemente la mano de la joven que dejó escapar una pequeña sonrisa.
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- Es increíble, sublime, magnífico. Tu poder es mucho mayor de lo que me esperaba bombón, eres una diosa de la fuerza y la belleza.
- Aish... Ayies no digas esas cosas... ya sabes que me sonrojo con facilidad... porfa... - la chica miró a Ayies con una sonrisa nerviosa.- Además la situación no esta para que perdamos el tiempo en tonterías. - El joven hizo un pequeño gesto de fastidio.- La situación se nos esta complicando. Idiones me dijo que en cuanto nuestros rostros fueran revelados llegaría el momento de actuar. No nos podemos permitir distracciones ahora.
- La reacción de ellos me pareció muy extraña. Sobretodo cuando vieron tu rostro, era como si nos conocieran a la perfección. Parecieron nerviosos y muy alterados, como si algo les angustiase.
- Sí, ya me habían avisado que reaccionarían así. Yures me comentó que era por un tipo de deja vu, sus mentes deben guardar algo de sus antiguas reencarnaciones, y claro, de nuestras luchas también deben tener recuerdos ocultos en su corazón. Por eso nosotros también tuvimos una reacción extraña la primera vez que los vimos, ¿recordáis?
- Yo jamás he sentido nada al mirarlos- Shin dejó escapar su voz de forma que parecía un reproche.
- Eres el único de nosotros que parece no sentir ninguna confusión, como si todo esto fuera nuevo para ti. No lo entiendo...
- Supongo que nunca lo sabremos. Ahora Láctea cuenta todo lo que has vivido en estos 6 meses, para ti han sido seis largos años... Además de tu nueva y hermosa apariencia debes haber aprendido muchas cosas.
- Sí. Pero no quiero ni debo hablar de ello. Ahora debemos ir a descansar. Mañana iré a ver a nuestro príncipe y necesito un descanso. - Los chicos la miraron algo desilusionados.- Por cierto, Idiones me pidió que os dijera que no podemos salir a la ciudad sin tapar nuestro rostro.
- ¿Pero por qué?
- No lo sé. Sólo cumplo ordenes. Ahora buenas noches. Ayies, ¿vienes?
- ¡Sí!
El chico corrió a reunirse con ella mientras esta le sonreía gustosa. Los demás sólo contenían un suspiro de resignación. Ayies miraba ahora mucho más serio a la joven que tenía a su lado. Era una diosa, sin ninguna imperfección. Su rostro, su cuerpo, su personalidad, era como un sueño, simplemente un sueño.
- ¿Por que me miras con ese asombro amor?- La voz dulce de ella le hizo bajar de la nube en la que se había subido.
- Es solo que me alegro de volver a estar a tu lado. Te he extrañado como loco.
- Y yo Ayies, no sabes cuanto.- La chica se paró justo delante de la puerta de su habitación. Él la miró algo inquieto. Su corazón latía con fuerza.
- Te quiero, sé que por ahora nuestros sentimientos se ven por atrás de nuestra misión y que hasta que esto acabe no podremos sentir un amor de verdad, puro y sincero. Pero para mí lo que estoy sintiendo ya es un milagro, imagínate como será cuando nuestros deseos y anhelos puedan ocupar el principal lugar de nuestro corazón y ya no tengamos el peso de nuestra misión por delante de todo.
- Sí, será magnifico amor.- El rostro de la chica se ensombreció de repente pero esta intentó disimularlo con una sonrisa.- ¿Qué te parece si esta noche acompañas mis sueños?
- Será un placer bombón- Ayies y ella sonrieron a la vez que un brillo juguetón aparecía en sus ojos. Él no se contuvo más y besó a la chica con una pasión que no soportaba reprimir más. Sus brazos se fueron por inercia a la cintura de ella y sin que ella pudiera rechistar la cogió en brazos y la depositó suavemente en la cama.- Bombón... mi bombón... ¿por qué eres la única que me vuelve completamente loco?
- Quizá porqué soy la única que soporta tus bromas- La chica sonrió caprichosa y juguetona y él la abrazó con fuerza apretándola contra su cuerpo y acariciando sus dorados y largos cabellos.
Para ella esa situación era nueva. Jamás había estado en una situación tan íntima con nadie y por alguna razón se sentía extremadamente nerviosa. Él, por el contrario, parecía saber lo que hacía y cada vez la atrapaba más en su juego. Su cuerpo ya no le respondía y simplemente se dejaba llevar por él. Los brazos de Ayies habían dejado de apretar su fina cintura para poder explorar libremente su cuerpo con tanta calidez y delicadeza que Láctea no podía reprimir ahogados gemidos de placer. Las manos cálidas del joven la acariciaban con tanto cariño que rápidamente ella empezó a responder las caricias. Tomo en sus suaves manos los hombros del chico y acariciaba sus fuertes espaldas por encima de la ropa con algo de impaciencia. El modo en que él la había acariciado y besado hasta ahora había cambiado tan sutilmente que ella no se había dado cuenta hasta ahora. Sus movimientos eran mucho más atrevidos y desesperados. La respiración de él se había acelerado increíblemente y sus manos empezaban a despojarla de su traje de lucha. Se sorprendió a sí misma al notar que sus jadeos eran tan o más intensos a los de él. Ayies la besaba con intensidad y ya la había despojado por completo de su traje dejándola en ropa interior. Algo en su interior le decía que lo que estaba apunto de ocurrir no era correcto y que parara, pero el deseo ya era demasiado intenso y pronto se vio a sí misma desnudando el torso de su compañero. Ambos se sentían en una nube y para ellos fue de lo más natural llegar al punto cumbre, pues la situación ya no se regía por el sentido común, sino por el mutuo deseo que ambos sentían y las ganas de disfrutar de la compañía del ser amado. Fue hermoso, algo inolvidable y magnífico.
Láctea estaba recostada sobre el pecho desnudo de Aiyes, que ahora restaba dormido. Se sentía muy extraña ahora que todo había pasado. Se había sentido en las nubes unos minutos antes, pero ahora no sabía por qué se sentía ruin. Estaba muy a gusto recostada en su pecho, pero tenía una sensación difícil de describir. Sin saber qué le ocurría exactamente se quedó dormida abrazada en la calidez de aquel al que ella ama ( o cree amar... que mala soy...).
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El grupo permanecía sentado en el templo sin decir nada. Era suficiente ver sus ojos para comprender que algo malo ocurría. Rei tenía la vista perdida en el fuego, Amy miraba la mesa fijamente, Lita servía el té sin nada de entusiasmo y Mina estrujaba un pañuelo en sus manos con suma indiferencia. La reacción de Darien no había sido mejor, más bien al contrario. No había dicho nada en todo el trayecto hasta el templo y parecía reaccionar por inercia no por que se lo propusiera. Estaba en un extraño estado de shoc que sorprendió a las chicas. Luna había llegado al templo junto con Artemis, y había sido Rei quién les había hablado sobre lo ocurrido. Ambos estaban petrificados y no sabían tampoco como reaccionar.
- No lo entiendo... aún no lo entiendo... ella... ella... desapareció hace unos meses... es imposible que sea ella... - Mina reaccionó de repente rompiendo el silencio y despertando a las demás de su largo letargo.
- Es cierto... según ellos hace años que se entrenan, renacieron... no entiendo como puede ser Serena... no tiene sentido...- Lita dio la razón a Mina.
- Sí lo tiene. En algunas galaxias el tiempo transcurre con gran velocidad, mucho más rápido que aquí.- Amy dejó escapar sus conocimientos en un susurro.
- Serena desapareció hace exactamente un año y nueve meses. Cuando la vimos por primera vez como guerrera del cambio tenía quince años, ella misma nos lo dijo y en ese momento hacía quince meses que había desaparecido. Ahora hace seis meses desde la última vez que la vimos, así suma exactamente el tiempo que lleva Serena desaparecida, 21 meses. Ella me comentó que un año en la galaxia en la que se ha entrenado equivale a un mes en la tierra. Por eso ha cambiado tan rápido. Serena tiene ahora 21 años, como ustedes, exactamente la edad que le correspondía tener. - Darien acabó su relato igual como lo había comenzado. En un suspiro. Sus ojos se habían alzado y miraban la nada mostrando la profunda tristeza que ocultaban.
- Ahora cuadra todo... entonces no hay duda de que en nuestra Serena... - luna dejó escapar lágrimas silenciosas.
- ¡NO ES JUSTO! ¿POR QUÉ TIENE QUE SUFRIR SIEMPRE ELLA? ¿POR QUÉ LE HA TOCADO A ELLA CARGAR CON EL DESTINO DE LA TIERRA UNA VEZ MÁS?
- Calma Rei.- La voz de Artemis llamó la atención de todos, incluso la de Darien que parecía haber salido levemente de su estado de shoc para prestar atención a su alrededor. - Serena es la más poderosa de todas ustedes, es normal que sea ella y no ustedes la que cargue con nuestros destinos. Es su deber, ha nacido para ello y es la única que puede lograrlo. Si no hubiera sido por el dios al que ella sirve no estaría en este mundo, así que debemos mostrarnos agradecidos. Además, Darien también carga con mucho, no sé si es más de lo que ella debe cargar.
- Artemis... ¿cómo puedes hablar tan fríamente?- Mina miró al gato con gran sorpresa.
- Por qué yo sabía que algún día ocurriría.- todas miraron al gato sorprendidas y Darien lo hizo con cierto reproche.- Y tú, Luna, también lo sabias, pero no que sería la princesa quién estaría involucrada y lo aceptabas. La leyenda estaba muy extendida en el milenio de plata y nosotros la estudiamos muchas veces. Sabíamos que el hijo estaba en la tierra y sospechábamos de Endimión, lo recuerdo perfectamente. Pero entonces aparecieron los enemigos y seguidamente sucumbimos a la destrucción. El mal se estaba empezando a desatar. - El rostro de todos no podía ser más alarmado.
- Sí, lo recuerdo. Sabíamos que la historia se repetiría, pero no sabíamos cuando. Por eso la reina nos ordenó que lo estudiáramos y si descubríamos algo lo mantuviéramos en completo secreto. Sólo ella lo debería saber.
- ¿Creen que su alteza, la reina, sospechaba que su hija era una guerrera del cambio?
- Posiblemente Amy, pero nosotras no descubrimos nada. Jamás.
Todos se miraron confusos y algo alterados. Sus corazones latían con fuerza y buscaban una explicación racional para la situación. Su princesa sufría una vez y otra y no podían hacer nada por ella. La impotencia era su compañera desde que el caos apareció en sus vidas.
- Es muy triste... no es justo que Serena haya olvidado todo lo referente a nuestras vidas. Las luchas, las peleas, el dolor y el sufrimiento, si solo fuera eso lo que hubiera olvidado sería afortunada, pero los momentos que pasamos juntas, la felicidad de los días de instituto, nuestra amistad y su familia... el amor que compartía con Darien... no... no es justo.- Una lágrima descendió por el rostro de Rei que miraba a las chicas con profunda tristeza.
- Debemos permanecer callados. Sé que os duele, lo sé, por qué a mí también me duele, pero ella sufrirá más si le decimos. Chicas, por su bien, intenten fingir que no ocurre nada. - Artemis acarició a Luna con un dulce golpe de cabeza y miró a las chicas a la vez que volvía a hablar.- Por favor.
Todas ellas se miraron algo confusas y conteniendo las lágrimas asintieron levemente. Sería muy difícil y doloroso, no sabían si podrían hacerlo, pero era por el bien de todas.
- Yo no sé si podré hacerlo Artemis.- La voz de Darien resonó en la silenciosa habitación.- Con sólo mirarla el corazón se me para y no podré contener mis sentimientos. Es demasiado doloroso perderla una y otra vez. ¡NO QUIERO RENUNCIAR A ELLA! No puedo ser tan frío...
- Darien...- Luna se acercó al príncipe que no pudo contener por más tiempo las lágrimas.- ¿Recuerdas el esfuerzo que hiciste cuando empezaste a tener esos sueños y tuviste que dejar a Serena? ¿Recuerdas lo que sufrió Serena al tener que hacer ver que no te conocía en Madrid? Vuestro amor lucha una y otra vez para vencer, no dejes que te venza el cansancio. Ahora más que nunca debes luchar para que ella no sufra más.
- Sí... siempre es lo mismo... nos pasamos más tiempo luchando por nuestra relación que teniéndola... es agotador... no quiero renunciar a ella. ¿No lo entiendes? Cuanto... ¿cuanto se supone que debo esperar más para poder amarla sin que sea un impedimento para la lucha?
- Sé que es duro... lo sé... pero no tenemos otra opción. Debes ser fuerte una vez más y recibirla mañana lo más normal que puedas.
- Claro... como no... debo ser fuerte... ¿qué otra opción me queda?
La voz de Darien sonó cargada de reproche y rencor. Por primera vez su príncipe parecía haber perdido del todo la esperanza y su acostumbrada amabilidad. Las chicas le miraron algo cohibidas. Darien se levantó completamente callado y salió por la puerta principal. No dijo nada, no hizo nada, más que caminar en la oscura noche hasta el apartamento de ella. Miles de recuerdos volvían una y otra vez a su cabeza y el dolor parecía no poder desaparecer nunca. Se tumbó pesadamente en la cama, esa sería una noche demasiado larga, otra noche sin poder dormir. Una noche más en la oscuridad.
Continuará......
Comentarios de la autora: Siento si ha quedado muy triste... pero debemos ponernos en la situación de Darien... no debe resultar fácil... por cierto... no me peguen por la relación de Seiya y Serena... es que... simplemente no puedo evitar hacer sufrir al trío... lo siento... Pero todo tiene su fin, esta historia también lo tendrá. Bueno, malo, el tiempo lo dirá (yo ya lo sé! Jejeje) Un beso, y espero sus comentarios.
El aire parecía haberse parado de golpe. Su respiración al igual que los latidos de su corazón habían dejado de ser una necesidad para su cuerpo. El silencio inundó su ser y lo único que podía oír era su propia voz interior susurrando el nombre de la mujer que estaba ante sus abiertos ojos. Aquella faz que él conocía tan bien, aquella mirada color cielo y brillante cómo la más hermosa estrella, unos ojos tan anhelados y que sin embargo no fue capaz de reconocer tras la negra máscara. Aquellos labios, tan carnosos, rojos y dulces, simplemente irresistibles. Su cuerpo, tan suave y delicado, cómo un día de primavera. Aquella chica que estaba ante él era nada más y nada menos que su princesa. Quería correr a abrazarla, quería llorar de alegría y sentir su cuerpo junto al suyo una vez más y para siempre. Pero la fría realidad se posaba ante él. "Ella no le recordaba." Su antiguo y poderoso amor, aquel que había luchado y vencido en numerosas ocasiones, se veía frustrado una vez más. Ella se había convertido en una guerrera del cambio, en su más leal protectora, en su guardia personal, pero había olvidado que el hombre al que debía proteger era la persona que ella amaba. Todos sus recuerdos, todos los momentos que pasaron juntos, los buenos, los malos, los ideales, los imprevistos... todos y cada uno de ellos ya no existían para ella. Su agonía crecía por momentos y las lágrimas se acumulaban en sus ojos sin poder llegar a salir. Silencio, un vacío en el alma, dolor, un llanto interno que no puede salir, pena, una carga que su corazón cargaba y carga ahora más perceptiblemente. ¿Qué podría ser más doloroso que perder al ser amado una y otra vez?
Las chicas estaban completamente petrificadas. Si antes sus cuerpos estaban inmóviles ahora estos habían quedado inertes. Primero un rostro de felicidad, por ver al fin a su princesa, luego uno de confusión por las incoherencias de la situación y uno de dolor y angustia, al recordar que como guerrera del cambio su princesa las había olvidado. Finalmente lágrimas recorriendo sus pálidas mejillas, muestra del profundo dolor que sentían en su interior.
Todos los presentes sentían impotencia. No podían hacer nada. Algunos pensaron en correr hacía ella y decirle todo, que ella es Serena, su princesa. Pero rápidamente volvía a sus cabezas que un guerrero del cambio, según ellos mismos les habían contado, no pude tener recuerdos de su vida pasada. Además nada garantizaba el hecho de que ella pudiera recordar al saber quién fue. Ella les miraba fríamente y no parecía sorprendida por la reacción de ellos. Serena, o mejor dicho Láctea permanecía en pie mirando sus rostros con suma tranquilidad. Los otros tres aguardaban nerviosos tras ella esperando la reacción de su líder. Láctea miró entonces al príncipe y se pudo notar en su mirada un eje de tristeza.
- Ahora ya han visto nuestros rostros y estoy segura de que un sentimiento de recuerdo inunda su ser, al igual que nos pasó a todos y cada uno de nosotros.- Darien miraba a la chica dubitativo, ¿quizá ella sabía que se conocían en el pasado?- Él me dijo que vuestra reacción sería muy exagerada y sorpresiva, tenía razón. Pero esto tan solo se debe a que ya hemos luchado juntos en otras épocas. No es la primera vez que se convocan los guerreros del cambio, así pues debe quedar en nuestra mente algún tipo de recuerdo que nos hace reaccionar de ese modo. Supongo que no es una sensación agradable para ustedes, al fin y al cabo el hecho de que estemos aquí es que algo no va bien, así pues sus recuerdos deben ser de angustia. Lo entiendo y siento que tengan que pasar por esto, pero ya no hay marcha atrás. Aísha, Aiyes, Shin, nos vamos. El enemigo ha sido derrotado y no aparecerá hasta mañana, estoy segura de ello. Nuestro príncipe estará a salvo.
- ¿Estas segura de ello Láctea?- Aísha miraba algo confusa a la chica.
- Del todo, no te preocupes, mis poderes son muy precisos ahora, incluso los de adivinación y predicción. Ahora si nos disculpa- Láctea miró al príncipe y el corazón de el chico volvió a latir, ahora con tanta fuerza que le daba miedo que los demás lo escucharan.- Alteza iré al apartamento de su princesa mañana a eso de las nueve, debo hablar con vos, sólo con vos. Le ruego que acuda al encuentro. Buenas noches.
Los cuatro guerreros se inclinaron como ya era costumbre en señal de respeto y se alzaron en el cielo antes de que nadie pudiera abrir boca. Silencio. Nadie se atrevía a decir nada. Todos meditaban en silencio la situación en la que se encontraban y de vez en cuando alzaban la vista para ver la reacción de las demás. Lita se alzó al fin y miró a todos y cada uno de los presentes que le devolvieron la mirada, todos menos Darien, que seguía absorto.
- Vayamos al templo, aquí hace mucho frío y el príncipe necesita descanso.
Las chicas asintieron con la cabeza. Lentamente se fueron alzando al lado de Lita, el esfuerzo era inmenso pues su cuerpo aún no se recuperaba de los golpes sufridos por el vampiro. Una vez todas estaban en pie miraron al príncipe. Este no se había movido en absoluto y parecía perdido en un mar de confusiones. Amy se acercó lentamente y se agachó con gran esfuerzo a su lado.
- Darien... debemos irnos- la chica ofreció su mano al príncipe. Los ojos de este siguieron el movimiento sin ningún tipo de brillo, fríos y cansados. Tardó unos segundos en reaccionar y al fin cogió suavemente la mano de la joven que dejó escapar una pequeña sonrisa.
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- Es increíble, sublime, magnífico. Tu poder es mucho mayor de lo que me esperaba bombón, eres una diosa de la fuerza y la belleza.
- Aish... Ayies no digas esas cosas... ya sabes que me sonrojo con facilidad... porfa... - la chica miró a Ayies con una sonrisa nerviosa.- Además la situación no esta para que perdamos el tiempo en tonterías. - El joven hizo un pequeño gesto de fastidio.- La situación se nos esta complicando. Idiones me dijo que en cuanto nuestros rostros fueran revelados llegaría el momento de actuar. No nos podemos permitir distracciones ahora.
- La reacción de ellos me pareció muy extraña. Sobretodo cuando vieron tu rostro, era como si nos conocieran a la perfección. Parecieron nerviosos y muy alterados, como si algo les angustiase.
- Sí, ya me habían avisado que reaccionarían así. Yures me comentó que era por un tipo de deja vu, sus mentes deben guardar algo de sus antiguas reencarnaciones, y claro, de nuestras luchas también deben tener recuerdos ocultos en su corazón. Por eso nosotros también tuvimos una reacción extraña la primera vez que los vimos, ¿recordáis?
- Yo jamás he sentido nada al mirarlos- Shin dejó escapar su voz de forma que parecía un reproche.
- Eres el único de nosotros que parece no sentir ninguna confusión, como si todo esto fuera nuevo para ti. No lo entiendo...
- Supongo que nunca lo sabremos. Ahora Láctea cuenta todo lo que has vivido en estos 6 meses, para ti han sido seis largos años... Además de tu nueva y hermosa apariencia debes haber aprendido muchas cosas.
- Sí. Pero no quiero ni debo hablar de ello. Ahora debemos ir a descansar. Mañana iré a ver a nuestro príncipe y necesito un descanso. - Los chicos la miraron algo desilusionados.- Por cierto, Idiones me pidió que os dijera que no podemos salir a la ciudad sin tapar nuestro rostro.
- ¿Pero por qué?
- No lo sé. Sólo cumplo ordenes. Ahora buenas noches. Ayies, ¿vienes?
- ¡Sí!
El chico corrió a reunirse con ella mientras esta le sonreía gustosa. Los demás sólo contenían un suspiro de resignación. Ayies miraba ahora mucho más serio a la joven que tenía a su lado. Era una diosa, sin ninguna imperfección. Su rostro, su cuerpo, su personalidad, era como un sueño, simplemente un sueño.
- ¿Por que me miras con ese asombro amor?- La voz dulce de ella le hizo bajar de la nube en la que se había subido.
- Es solo que me alegro de volver a estar a tu lado. Te he extrañado como loco.
- Y yo Ayies, no sabes cuanto.- La chica se paró justo delante de la puerta de su habitación. Él la miró algo inquieto. Su corazón latía con fuerza.
- Te quiero, sé que por ahora nuestros sentimientos se ven por atrás de nuestra misión y que hasta que esto acabe no podremos sentir un amor de verdad, puro y sincero. Pero para mí lo que estoy sintiendo ya es un milagro, imagínate como será cuando nuestros deseos y anhelos puedan ocupar el principal lugar de nuestro corazón y ya no tengamos el peso de nuestra misión por delante de todo.
- Sí, será magnifico amor.- El rostro de la chica se ensombreció de repente pero esta intentó disimularlo con una sonrisa.- ¿Qué te parece si esta noche acompañas mis sueños?
- Será un placer bombón- Ayies y ella sonrieron a la vez que un brillo juguetón aparecía en sus ojos. Él no se contuvo más y besó a la chica con una pasión que no soportaba reprimir más. Sus brazos se fueron por inercia a la cintura de ella y sin que ella pudiera rechistar la cogió en brazos y la depositó suavemente en la cama.- Bombón... mi bombón... ¿por qué eres la única que me vuelve completamente loco?
- Quizá porqué soy la única que soporta tus bromas- La chica sonrió caprichosa y juguetona y él la abrazó con fuerza apretándola contra su cuerpo y acariciando sus dorados y largos cabellos.
Para ella esa situación era nueva. Jamás había estado en una situación tan íntima con nadie y por alguna razón se sentía extremadamente nerviosa. Él, por el contrario, parecía saber lo que hacía y cada vez la atrapaba más en su juego. Su cuerpo ya no le respondía y simplemente se dejaba llevar por él. Los brazos de Ayies habían dejado de apretar su fina cintura para poder explorar libremente su cuerpo con tanta calidez y delicadeza que Láctea no podía reprimir ahogados gemidos de placer. Las manos cálidas del joven la acariciaban con tanto cariño que rápidamente ella empezó a responder las caricias. Tomo en sus suaves manos los hombros del chico y acariciaba sus fuertes espaldas por encima de la ropa con algo de impaciencia. El modo en que él la había acariciado y besado hasta ahora había cambiado tan sutilmente que ella no se había dado cuenta hasta ahora. Sus movimientos eran mucho más atrevidos y desesperados. La respiración de él se había acelerado increíblemente y sus manos empezaban a despojarla de su traje de lucha. Se sorprendió a sí misma al notar que sus jadeos eran tan o más intensos a los de él. Ayies la besaba con intensidad y ya la había despojado por completo de su traje dejándola en ropa interior. Algo en su interior le decía que lo que estaba apunto de ocurrir no era correcto y que parara, pero el deseo ya era demasiado intenso y pronto se vio a sí misma desnudando el torso de su compañero. Ambos se sentían en una nube y para ellos fue de lo más natural llegar al punto cumbre, pues la situación ya no se regía por el sentido común, sino por el mutuo deseo que ambos sentían y las ganas de disfrutar de la compañía del ser amado. Fue hermoso, algo inolvidable y magnífico.
Láctea estaba recostada sobre el pecho desnudo de Aiyes, que ahora restaba dormido. Se sentía muy extraña ahora que todo había pasado. Se había sentido en las nubes unos minutos antes, pero ahora no sabía por qué se sentía ruin. Estaba muy a gusto recostada en su pecho, pero tenía una sensación difícil de describir. Sin saber qué le ocurría exactamente se quedó dormida abrazada en la calidez de aquel al que ella ama ( o cree amar... que mala soy...).
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El grupo permanecía sentado en el templo sin decir nada. Era suficiente ver sus ojos para comprender que algo malo ocurría. Rei tenía la vista perdida en el fuego, Amy miraba la mesa fijamente, Lita servía el té sin nada de entusiasmo y Mina estrujaba un pañuelo en sus manos con suma indiferencia. La reacción de Darien no había sido mejor, más bien al contrario. No había dicho nada en todo el trayecto hasta el templo y parecía reaccionar por inercia no por que se lo propusiera. Estaba en un extraño estado de shoc que sorprendió a las chicas. Luna había llegado al templo junto con Artemis, y había sido Rei quién les había hablado sobre lo ocurrido. Ambos estaban petrificados y no sabían tampoco como reaccionar.
- No lo entiendo... aún no lo entiendo... ella... ella... desapareció hace unos meses... es imposible que sea ella... - Mina reaccionó de repente rompiendo el silencio y despertando a las demás de su largo letargo.
- Es cierto... según ellos hace años que se entrenan, renacieron... no entiendo como puede ser Serena... no tiene sentido...- Lita dio la razón a Mina.
- Sí lo tiene. En algunas galaxias el tiempo transcurre con gran velocidad, mucho más rápido que aquí.- Amy dejó escapar sus conocimientos en un susurro.
- Serena desapareció hace exactamente un año y nueve meses. Cuando la vimos por primera vez como guerrera del cambio tenía quince años, ella misma nos lo dijo y en ese momento hacía quince meses que había desaparecido. Ahora hace seis meses desde la última vez que la vimos, así suma exactamente el tiempo que lleva Serena desaparecida, 21 meses. Ella me comentó que un año en la galaxia en la que se ha entrenado equivale a un mes en la tierra. Por eso ha cambiado tan rápido. Serena tiene ahora 21 años, como ustedes, exactamente la edad que le correspondía tener. - Darien acabó su relato igual como lo había comenzado. En un suspiro. Sus ojos se habían alzado y miraban la nada mostrando la profunda tristeza que ocultaban.
- Ahora cuadra todo... entonces no hay duda de que en nuestra Serena... - luna dejó escapar lágrimas silenciosas.
- ¡NO ES JUSTO! ¿POR QUÉ TIENE QUE SUFRIR SIEMPRE ELLA? ¿POR QUÉ LE HA TOCADO A ELLA CARGAR CON EL DESTINO DE LA TIERRA UNA VEZ MÁS?
- Calma Rei.- La voz de Artemis llamó la atención de todos, incluso la de Darien que parecía haber salido levemente de su estado de shoc para prestar atención a su alrededor. - Serena es la más poderosa de todas ustedes, es normal que sea ella y no ustedes la que cargue con nuestros destinos. Es su deber, ha nacido para ello y es la única que puede lograrlo. Si no hubiera sido por el dios al que ella sirve no estaría en este mundo, así que debemos mostrarnos agradecidos. Además, Darien también carga con mucho, no sé si es más de lo que ella debe cargar.
- Artemis... ¿cómo puedes hablar tan fríamente?- Mina miró al gato con gran sorpresa.
- Por qué yo sabía que algún día ocurriría.- todas miraron al gato sorprendidas y Darien lo hizo con cierto reproche.- Y tú, Luna, también lo sabias, pero no que sería la princesa quién estaría involucrada y lo aceptabas. La leyenda estaba muy extendida en el milenio de plata y nosotros la estudiamos muchas veces. Sabíamos que el hijo estaba en la tierra y sospechábamos de Endimión, lo recuerdo perfectamente. Pero entonces aparecieron los enemigos y seguidamente sucumbimos a la destrucción. El mal se estaba empezando a desatar. - El rostro de todos no podía ser más alarmado.
- Sí, lo recuerdo. Sabíamos que la historia se repetiría, pero no sabíamos cuando. Por eso la reina nos ordenó que lo estudiáramos y si descubríamos algo lo mantuviéramos en completo secreto. Sólo ella lo debería saber.
- ¿Creen que su alteza, la reina, sospechaba que su hija era una guerrera del cambio?
- Posiblemente Amy, pero nosotras no descubrimos nada. Jamás.
Todos se miraron confusos y algo alterados. Sus corazones latían con fuerza y buscaban una explicación racional para la situación. Su princesa sufría una vez y otra y no podían hacer nada por ella. La impotencia era su compañera desde que el caos apareció en sus vidas.
- Es muy triste... no es justo que Serena haya olvidado todo lo referente a nuestras vidas. Las luchas, las peleas, el dolor y el sufrimiento, si solo fuera eso lo que hubiera olvidado sería afortunada, pero los momentos que pasamos juntas, la felicidad de los días de instituto, nuestra amistad y su familia... el amor que compartía con Darien... no... no es justo.- Una lágrima descendió por el rostro de Rei que miraba a las chicas con profunda tristeza.
- Debemos permanecer callados. Sé que os duele, lo sé, por qué a mí también me duele, pero ella sufrirá más si le decimos. Chicas, por su bien, intenten fingir que no ocurre nada. - Artemis acarició a Luna con un dulce golpe de cabeza y miró a las chicas a la vez que volvía a hablar.- Por favor.
Todas ellas se miraron algo confusas y conteniendo las lágrimas asintieron levemente. Sería muy difícil y doloroso, no sabían si podrían hacerlo, pero era por el bien de todas.
- Yo no sé si podré hacerlo Artemis.- La voz de Darien resonó en la silenciosa habitación.- Con sólo mirarla el corazón se me para y no podré contener mis sentimientos. Es demasiado doloroso perderla una y otra vez. ¡NO QUIERO RENUNCIAR A ELLA! No puedo ser tan frío...
- Darien...- Luna se acercó al príncipe que no pudo contener por más tiempo las lágrimas.- ¿Recuerdas el esfuerzo que hiciste cuando empezaste a tener esos sueños y tuviste que dejar a Serena? ¿Recuerdas lo que sufrió Serena al tener que hacer ver que no te conocía en Madrid? Vuestro amor lucha una y otra vez para vencer, no dejes que te venza el cansancio. Ahora más que nunca debes luchar para que ella no sufra más.
- Sí... siempre es lo mismo... nos pasamos más tiempo luchando por nuestra relación que teniéndola... es agotador... no quiero renunciar a ella. ¿No lo entiendes? Cuanto... ¿cuanto se supone que debo esperar más para poder amarla sin que sea un impedimento para la lucha?
- Sé que es duro... lo sé... pero no tenemos otra opción. Debes ser fuerte una vez más y recibirla mañana lo más normal que puedas.
- Claro... como no... debo ser fuerte... ¿qué otra opción me queda?
La voz de Darien sonó cargada de reproche y rencor. Por primera vez su príncipe parecía haber perdido del todo la esperanza y su acostumbrada amabilidad. Las chicas le miraron algo cohibidas. Darien se levantó completamente callado y salió por la puerta principal. No dijo nada, no hizo nada, más que caminar en la oscura noche hasta el apartamento de ella. Miles de recuerdos volvían una y otra vez a su cabeza y el dolor parecía no poder desaparecer nunca. Se tumbó pesadamente en la cama, esa sería una noche demasiado larga, otra noche sin poder dormir. Una noche más en la oscuridad.
Continuará......
Comentarios de la autora: Siento si ha quedado muy triste... pero debemos ponernos en la situación de Darien... no debe resultar fácil... por cierto... no me peguen por la relación de Seiya y Serena... es que... simplemente no puedo evitar hacer sufrir al trío... lo siento... Pero todo tiene su fin, esta historia también lo tendrá. Bueno, malo, el tiempo lo dirá (yo ya lo sé! Jejeje) Un beso, y espero sus comentarios.
