Harry y sus amigos llegaron a la entrada del castillo. Harry estaba mucho más callado que de costumbre, aún estaba algo molesto con sus amigos por no tener correspondencia con él ese verano y haberlo dejado solo. Completamente solo con sus recuerdos y su sentimiento de culpabilidad... Cedric...
Ron lo empujó al pasar junto a él. - Esa chica esta muy loca... - le susurró.
- ¿Chica? ¿Qué chica?
Ron le hizo un gesto, y Hermione los miró con censura. Harry siguió la dirección que el otro chico sugería con la cabeza. Ah... Luna, la amiga de Ginny.
- No sabes lo que dice... que hay unas... cosas que tiran los carruajes.
Harry no le contestó. Sólo dio una especie de cabeceada. No podía decirle que él también veía que unos extraños seres guiaban a los carruajes. Seres que nunca vio antes en sus 4 años en la escuela.
- Vamos, chicos – les instó Hermione y jaló de Ron, ahora eran los prefectos y acababa de ver unos chicos grandes que empujaban a unos más pequeños para entrar primero al castillo.
Harry se encontró siguiéndolos. Había un alboroto en la entrada. Malfoy se reía de unos chicos de segundo de Gryffindor que habían caído en el barro, lo más probable era que con ayuda de algún Slytherin.
Harry lo miró con resentimiento. Ah, esto sí le era familiar. Y se inclinó para ayudar a un pequeño a ponerse de pie. Se oyó un chasquido fuerte y todos miraron con curiosidad como una escalera bajaba hasta a la entrada del vestíbulo. Se hizo un silencio y todos se apretujaron para ver mejor. Harry enderezó los anteojos sobre su nariz que se le habían deslizado hasta la punta de la misma, y entonces se quedó con la boca abierta.
Una gran calavera lo estaba observando burlonamente con sus cuencas vacías, una gran lengua salía de su boca. La mayoría quedó tan desconcertada como él, algunos de los mayores levantaron las varitas defensivamente.
Un chico como de su tamaño estaba de pie casi al final de la escalera, y la calavera en cuestión estaba impresa sobre el pecho de su ropa negra. Claro que si se fijaba con atención en la punta de la horrible lengua que salía del huesudo cráneo había un cigarrillo, y, además, llevaba puesta una gorra como de piloto de la 2ª guerra. El chico los miraba a todos fijamente, sin moverse. Tenia el cabello oscuro en punta, con varios mechones azules, el lóbulo de la oreja izquierda repleta de aretes plateados en extrañas formas, tenía aretes también sobre la ceja derecha, y uno en la nariz. Vestía ropas muggles, la camiseta negra con la calavera estaba sobre una sudadera oscura, vaqueros negros descoloridos y bototos negros.
- Un... un... - dijo Ron.
- Es sólo un punk, chicos – dijo Hermione con su voz de siempre.
- ¡¡¿Un qué?!! – preguntó Ron, preguntándose si era alguna nueva raza que él desconocía, algún tipo de duende quizás.
Harry sabía lo que era un punk, pero la visión de la gran calavera en su pecho, ¡precisamente en Hogwarts!, era lo que lo había desconcertado.
La profesora Sprout apareció a restablecer el orden. Ignoró al chico en las escaleras, y los hizo a todos avanzar hacia el gran comedor. La profesora empezó a amenazar con quitar puntos a todo el no que saliera de allí, así que todos se apuraron, excepto Harry, que se quedó rezagado. ¿Por qué vestía ropas muggles, y no llevaba el uniforme? ¿Por qué Sprout no lo llevó con los otros alumnos? Vio una figura aparecer tras el chico extraño, y la reconoció ¡era Diggle!. Diggle también lo vio, le sonrió inclinando la cabeza en un saludo.
Escuchó la puerta cerrarse y corrió hacia el comedor para que Snape no le quitase los primeros puntos del año por llegar tarde.
- ¿Ya puedes moverte? – escuchó aún que preguntaba Diggle.
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Los profesores llevaban horas discutiendo su destino. Ja,ja. Sabía la causa, ninguno quería tenerlo con ellos. Al menos no querían ser responsables de él.
Tenía que conseguir dinero para irse de allí. Su intento de escape fue estúpido, tendría que planear algo con la cabeza fría. Con tantos alumnos debería ser más fácil el hacerlo. Pero también podrían delatarlo si intentaba algo..., no, no creía que le dijesen a los alumnos. Pero tampoco podía confiar en nadie.
Si forzaba demasiado las cosas, podrían encerrarlo como ya cierto profesor lo había amenazado. No le convenía eso tampoco. Aunque no podía ceder tan fácilmente porque eso sería sospechoso...
EL COMEDOR...
El trío Gryffindor estaba sentado ya a la mesa. Pero, curiosamente, con excepción de Sprout, no había ningún profesor en la mesa. Los prefectos de cursos superiores se paseaban entre las mesas para vigilar a sus casas.
Harry no tenía idea del porque de eso. Ni del alivio de cierta profesora de herbología por haberse desestimado que cierto muchacho de cabello de pincho estuviese a su cargo.
Hermione, mientras tanto, le intentaba explicar al pelirrojo, con poco éxito, lo que era un 'punk'.
- ¿Los viste Harry?... – se les acercó Luna – Había dos en la escalera...
Ron la miró con cara de '¿Y a esta chica quién la llamó?'.
- Sí, lo sé – murmuró Harry.
- ¿De qué hablan? – preguntó Hermione.
El chico de lentes bajó la voz para comentarles lo que había visto en la escalera. A Diggle apareciendo tras el chico de pelo azul, y preguntándole si ya podía moverse.
- ¿Moverse? – preguntó Ron sin entender.
- ¡Estaba bajo un hechizo inmovilizante! – exclamó Hermione.
- Schhhh – la acalló Harry. – Si Diggle estaba allí, es asunto de Dumbledore. Algo está pasando... no están los profesores...
- Es cierto, no hay ningún profesor, excepto Sprout.
- Me pregunto ¿qué estará ocurriendo? – dijo Harry casi para sí mismo.
En ese momento, todos los profesores ingresaron y se sentaron en su mesa. McGonagall y Dumbledore fueron los últimos en llegar. La profesora traía el sombrero seleccionador, y parecía estar discutiendo con el Director. Por un momento, a Harry le pareció que Dumbledore estaba argumentando con el sombrero y no con la profesora. ¿Sería eso posible?
Albus estaba negociando con el sombrero. No discutiendo. El hecho de que el joven Millar amenazó con quemarlo si se lo ponían encima, (y que el sombrero lo hubiese escuchado), no ayudaba al asunto.
McGonagall puso el sombrero sobre el taburete y la canción comenzó. Habló de las casas, la tradición y de la unión ante la amenaza.
Harry no sabía si él era el único que se daba cuenta de que algo más estaba ocurriendo, pero vio que Hermione fruncía el ceño y miraba fijamente a Dumbledore que en ese momento se ponía de pie... y se apresuraba a regresar hacia el pasillo por donde habían entrado, detrás de la mesa de los profesores.
Hubo un ruido sordo como de un gran golpe, que todos los profesores ignoraron. Los estudiantes cuchichearon por la desaparición de Dumbledore. Snape se puso de pie y paseó la mirada. Todos guardaron silencio unos segundos, y la profesora siguió nombrando a los nuevos, y el sombrero destinándolos.
Dumbledore regresó a tiempo para ordenar la cena y sus amonestaciones acostumbradas. Seguía sonriendo, aunque a los Gry todo les pareció una actuación mal planeada.
Luego se oyeron rumores acerca de que que la enfermería había sido inaugurado este año, sorprendentemente ni por Potter ni por Longbotton (quien de hecho aún no aparecía este año en Hogwarts), sino que por el chico nuevo.
***
Continuará...
