Capitulo III: El viaje hacia Woche
Al retirarme de la ceremonia, me fui a mi cuarto para irme a dormir, a pesar de mis esfuerzos no conseguí conciliar el sueño toda la noche, no podía creer que en pocas horas iba a abandonar la tierra donde nací y crecí y que probablemente no volvería a ver.
Ya era de día y Cadmus entró a mi cuarto para despertarme pero para su sorpresa yo ya me encontraba listo para pedirle autorización al rey Mezentius para dejar el reino, así que bajamos las escaleras de mi cuarto y llegamos al comedor para luego entrar al pasillo que comunica con todas las habitaciones de los huéspedes y salir a un camino empedrado que conducía a cualquier parte del castillo, era el mismo camino que utilicé parar ir a los establos pero esta vez era de día y se podía admirar toda la belleza de este jardín había gran numero de árboles de colosal tamaño todos ellos frutales, plantas de diversos tamaños y todas se encontraban siempre floreando sin importar la época del año, las flores eran de colores muy llamativos y de dimensiones enormes, al centro del jardín se encontraba una fuente de unos diez metros y de una piedra verde muy rara, Drakkar dice que esa piedra solo se puede conseguir en los volcanes de Sein pero nunca le he creído ya que el nunca ha salido de este reino; la fuente tenia cinco pisos, el piso de abajo siempre era más grande que el de arriba para que cuando cayera el agua del piso de arriba se vertiera sobre el recipiente de abajo y así sucesivamente, en el ultimo piso se encontraba una estatua de un rey, era la misma figura que estaba impresa en las paredes del comedor, de su trono era de donde brotaba el agua, a los dos lados de la fuente había dos colosos, dos guardias enormes hechos de oro puro, cada uno tiene una lanza en el centro, mi pueblo tiene la creencia de que estos titanes despertarán cuando las criaturas enemigas pisen este jardín y lo defenderán hasta que el enemigo no sea destruido entonces podrán volver a su eterno descanso pero para mi esto es simplemente una tontería, si en verdad pudieran despertar y ayudarnos porque no los pusieron en el exterior del castillo donde en verdad los necesitamos, en fin Cadmus y yo seguimos el camino empedrado que conducía al trono del rey Mezentius, llegamos despues de un largo caminar por el empedrado sendero y teniendo como panorama ese magnifico jardín, el camino terminaba en una enorme puerta de Caoba sin ningún tipo de adorno, estaba custodiado por cuatro mirmidones , las fuerzas de élite del rey, estaban entrenados para seguir ordenes y sin rechistar, sin tener en cuenta lo crueles que fueran estas, en el mismo instante en que nos vieron abrieron las puertas ya que el rey nos estaba esperando, esta no era la primera vez que entraba a esa habitación sin embargo nunca dejaba de impresionarme, el cuarto era en su totalidad de mármol, un mármol tan blanco que deslumbraba, había una alfombra roja en medio de la habitación y esta conducía hacia el trono del rey, las paredes estaban repletas de cuadros, que eran fieles retratos de sus ancestros, parecían tener vida propia; Seguimos la alfombra roja hasta llegar al trono, yo inmediatamente me arrodille y agache mi mirada pero Cadmus no me imitó y permaneció de pie y con toda razón él, al ser señor de Woche era tan noble como el rey.
El primero en hablar fue el Mezentius: -Vaya, Vaya miren a quien tenemos aquí, a Cadmus señor de Woche, y a Arkantos hijo de Miolnir - dijo en tono burlón; -A que se debe el placer de su visita-. Cadmus sonrió y dijo: -También es un gusto el verte Mezentius, mira seré breve, como tu sabes los tres reinos piensan unir fuerzas para derrotar a las criaturas de Bastet, pues bien ninguno de nosotros quiere sacar a su ejercito de su reino ya que esto provocaría que nuestra gente quedara indefensa, por lo que hemos decidido ir en busca del consejo del oráculo y lo único que te pedimos es tu autorización para que Arkantos y Drakkar puedan dejar el reino -.
El rey al oír esta petición se llevo las manos a la frente y agacho la cabeza, después de reflexionar varios segundos volvió a levantar la mirada y dijo: -Me estas pidiendo que té de permiso de llevar a la muerte a mis dos mejores hombres, ni lo pienses Cadmus, acaso ya no recuerdas a Reise -.
La sonrisa de Cadmus desapareció al oír ese nombre creo que Mezentius le hizo recordar a alguien que perdió hace mucho tiempo, pero nunca me atreví a preguntarle de quien se trataba -La recuerdo perfectamente-. Dijo Cadmus con un tono de voz muy apagado; -Pero acaso tienes una mejor idea-.
-Esta bien lo dejaré ir, pero quien se quedara al mando -. Dijo Mezentius.
-Tienes a alguien en mente Arkantos-. Exclamo Cadmus mientras volteaba a verme.
-S... Si a Balder mi hermano les aseguro que no los decepcionará, le he enseñado todo lo que sé-. Les dije.
-¿Seguro? Recuerda que el destino del reino esta en sus manos- dijo Mezentius ya que esperaba otra respuesta.
Sin levantarme de mi lugar o siquiera levantar la vista ya que no me sentía merecedor de ver al rey a los ojos les mencione todas las razones por las cuales creía que Balder era el mas apto para sustituirme y poco a poco les hice cambiar de parecer.
-Muy bien -. Dijo el rey; -Me has convencido, espero que no me decepciones- .
No pude ocultar mi regocijo, le di las gracias al rey y le pedí permiso retirarme, él me lo concedió y me retire sin levantarme de mi posición y sin darle la espalda salí de la habitación del rey, llegué al parque y al ver que nadie me miraba comencé a gritar y correr como loco, primero que nada fui a despertar a Drakkar y le dije si quería acompañarnos él al principio no quería pero gracias a mi gran poder de convencimiento fue accediendo hasta que aceptó.
Luego me dirigí al cuarto de mi hermano, él todavía se encontraba enfadado conmigo por lo de la noche anterior, pero le conté lo sucedido y me abrazo y comenzó a gritar de la alegría.-Pe.. Pero creí que no confiabas en mi hermano-. Me dijo.
- Así era, pero pude ver mi error, tanto era mi temor de perderte y quedarme solo que no me di cuenta de que ya habías crecido y querías pelear por tu causa-. Le dije; -Es por eso que decidí cederte mi puesto durante mi ausencia, recuerda en tus manos se encuentra el destino de Nicht.
Balder estaba realmente conmovido por esta acción y con lagrimas en los ojos me dijo: -Gracias hermano, nunca pensé que lo que querías era protegerme te prometo que protegeré a Nicht como nadie lo ha hecho antes -.
Nos dimos un fuerte abrazo y nos despedimos, por fin había hecho las paces con mi hermano, eso me hacia sentir realmente tranquilo, me dirigí a las puertas del castillo porque ahí era donde quedamos de vernos para partir, al llegar pude ver que todos se encontraban esperándome, incluso Drakkar que fue el ultimo en enterarse , hecho que me hizo sentir muy incomodo, pero llegue como si no me hubiera dado cuenta de la situación.
Por fin salimos del castillo a medio día y toda la ciudad salió a despedirnos, eso me hizo sentirme muy querido por los habitantes de Nicht y conmovido, mientras me alejaba juré que nunca decepcionaría a esta gente y la defendería con mi vida si fuese necesario.
Al retirarme de la ceremonia, me fui a mi cuarto para irme a dormir, a pesar de mis esfuerzos no conseguí conciliar el sueño toda la noche, no podía creer que en pocas horas iba a abandonar la tierra donde nací y crecí y que probablemente no volvería a ver.
Ya era de día y Cadmus entró a mi cuarto para despertarme pero para su sorpresa yo ya me encontraba listo para pedirle autorización al rey Mezentius para dejar el reino, así que bajamos las escaleras de mi cuarto y llegamos al comedor para luego entrar al pasillo que comunica con todas las habitaciones de los huéspedes y salir a un camino empedrado que conducía a cualquier parte del castillo, era el mismo camino que utilicé parar ir a los establos pero esta vez era de día y se podía admirar toda la belleza de este jardín había gran numero de árboles de colosal tamaño todos ellos frutales, plantas de diversos tamaños y todas se encontraban siempre floreando sin importar la época del año, las flores eran de colores muy llamativos y de dimensiones enormes, al centro del jardín se encontraba una fuente de unos diez metros y de una piedra verde muy rara, Drakkar dice que esa piedra solo se puede conseguir en los volcanes de Sein pero nunca le he creído ya que el nunca ha salido de este reino; la fuente tenia cinco pisos, el piso de abajo siempre era más grande que el de arriba para que cuando cayera el agua del piso de arriba se vertiera sobre el recipiente de abajo y así sucesivamente, en el ultimo piso se encontraba una estatua de un rey, era la misma figura que estaba impresa en las paredes del comedor, de su trono era de donde brotaba el agua, a los dos lados de la fuente había dos colosos, dos guardias enormes hechos de oro puro, cada uno tiene una lanza en el centro, mi pueblo tiene la creencia de que estos titanes despertarán cuando las criaturas enemigas pisen este jardín y lo defenderán hasta que el enemigo no sea destruido entonces podrán volver a su eterno descanso pero para mi esto es simplemente una tontería, si en verdad pudieran despertar y ayudarnos porque no los pusieron en el exterior del castillo donde en verdad los necesitamos, en fin Cadmus y yo seguimos el camino empedrado que conducía al trono del rey Mezentius, llegamos despues de un largo caminar por el empedrado sendero y teniendo como panorama ese magnifico jardín, el camino terminaba en una enorme puerta de Caoba sin ningún tipo de adorno, estaba custodiado por cuatro mirmidones , las fuerzas de élite del rey, estaban entrenados para seguir ordenes y sin rechistar, sin tener en cuenta lo crueles que fueran estas, en el mismo instante en que nos vieron abrieron las puertas ya que el rey nos estaba esperando, esta no era la primera vez que entraba a esa habitación sin embargo nunca dejaba de impresionarme, el cuarto era en su totalidad de mármol, un mármol tan blanco que deslumbraba, había una alfombra roja en medio de la habitación y esta conducía hacia el trono del rey, las paredes estaban repletas de cuadros, que eran fieles retratos de sus ancestros, parecían tener vida propia; Seguimos la alfombra roja hasta llegar al trono, yo inmediatamente me arrodille y agache mi mirada pero Cadmus no me imitó y permaneció de pie y con toda razón él, al ser señor de Woche era tan noble como el rey.
El primero en hablar fue el Mezentius: -Vaya, Vaya miren a quien tenemos aquí, a Cadmus señor de Woche, y a Arkantos hijo de Miolnir - dijo en tono burlón; -A que se debe el placer de su visita-. Cadmus sonrió y dijo: -También es un gusto el verte Mezentius, mira seré breve, como tu sabes los tres reinos piensan unir fuerzas para derrotar a las criaturas de Bastet, pues bien ninguno de nosotros quiere sacar a su ejercito de su reino ya que esto provocaría que nuestra gente quedara indefensa, por lo que hemos decidido ir en busca del consejo del oráculo y lo único que te pedimos es tu autorización para que Arkantos y Drakkar puedan dejar el reino -.
El rey al oír esta petición se llevo las manos a la frente y agacho la cabeza, después de reflexionar varios segundos volvió a levantar la mirada y dijo: -Me estas pidiendo que té de permiso de llevar a la muerte a mis dos mejores hombres, ni lo pienses Cadmus, acaso ya no recuerdas a Reise -.
La sonrisa de Cadmus desapareció al oír ese nombre creo que Mezentius le hizo recordar a alguien que perdió hace mucho tiempo, pero nunca me atreví a preguntarle de quien se trataba -La recuerdo perfectamente-. Dijo Cadmus con un tono de voz muy apagado; -Pero acaso tienes una mejor idea-.
-Esta bien lo dejaré ir, pero quien se quedara al mando -. Dijo Mezentius.
-Tienes a alguien en mente Arkantos-. Exclamo Cadmus mientras volteaba a verme.
-S... Si a Balder mi hermano les aseguro que no los decepcionará, le he enseñado todo lo que sé-. Les dije.
-¿Seguro? Recuerda que el destino del reino esta en sus manos- dijo Mezentius ya que esperaba otra respuesta.
Sin levantarme de mi lugar o siquiera levantar la vista ya que no me sentía merecedor de ver al rey a los ojos les mencione todas las razones por las cuales creía que Balder era el mas apto para sustituirme y poco a poco les hice cambiar de parecer.
-Muy bien -. Dijo el rey; -Me has convencido, espero que no me decepciones- .
No pude ocultar mi regocijo, le di las gracias al rey y le pedí permiso retirarme, él me lo concedió y me retire sin levantarme de mi posición y sin darle la espalda salí de la habitación del rey, llegué al parque y al ver que nadie me miraba comencé a gritar y correr como loco, primero que nada fui a despertar a Drakkar y le dije si quería acompañarnos él al principio no quería pero gracias a mi gran poder de convencimiento fue accediendo hasta que aceptó.
Luego me dirigí al cuarto de mi hermano, él todavía se encontraba enfadado conmigo por lo de la noche anterior, pero le conté lo sucedido y me abrazo y comenzó a gritar de la alegría.-Pe.. Pero creí que no confiabas en mi hermano-. Me dijo.
- Así era, pero pude ver mi error, tanto era mi temor de perderte y quedarme solo que no me di cuenta de que ya habías crecido y querías pelear por tu causa-. Le dije; -Es por eso que decidí cederte mi puesto durante mi ausencia, recuerda en tus manos se encuentra el destino de Nicht.
Balder estaba realmente conmovido por esta acción y con lagrimas en los ojos me dijo: -Gracias hermano, nunca pensé que lo que querías era protegerme te prometo que protegeré a Nicht como nadie lo ha hecho antes -.
Nos dimos un fuerte abrazo y nos despedimos, por fin había hecho las paces con mi hermano, eso me hacia sentir realmente tranquilo, me dirigí a las puertas del castillo porque ahí era donde quedamos de vernos para partir, al llegar pude ver que todos se encontraban esperándome, incluso Drakkar que fue el ultimo en enterarse , hecho que me hizo sentir muy incomodo, pero llegue como si no me hubiera dado cuenta de la situación.
Por fin salimos del castillo a medio día y toda la ciudad salió a despedirnos, eso me hizo sentirme muy querido por los habitantes de Nicht y conmovido, mientras me alejaba juré que nunca decepcionaría a esta gente y la defendería con mi vida si fuese necesario.
