Capitulo IV: La tribu de los Urlaubs
Ya hace un sol de nuestra partida, no hemos descansado un solo instante, ni siquiera hemos comido ya que el tiempo en estos momentos no es nuestro aliado, como ya había mencionado antes yo nunca me había alejado tanto de mi hermosa tierra, esto era totalmente desconocido para mí, era una tierra de pastizales, solo uno que otro árbol se llegaba a observar a lo largo de ese verde paisaje, solo frente a nosotros se advertía a unos cuantos metros un extenso bosque, que impedía ver mas allá de él, yo me encontraba silbando una melodía típica de mi heroico país cuando antes de entrar a ese bosque Cadmus detuvo nuestra marcha y nos dijo:
-A partir de este momento, si valoran vuestras vidas, no hagan un solo ruido -.
Al instante dejé de silbar mi melodía, pero haciéndome una sola pregunta dentro de mí, ¿Qué clase de criatura puede preocupar tanto a alguien tan temerario como Cadmus?.
Nuestro silencioso recorrido a través de ese sombrío bosque me estaba desesperando y para distraerme un poco volteé a ver a mis otros compañeros, Cadmus, Heimdall y Hefesto seguían su camino su mirada estaba perdida, me gustaría saber que es lo que piensan, por otro lado Drakkar tenia su arco en mano y su cabeza seguía a algo que se movía entre los arboles, volteé para arriba para intentar ver a lo que tenia tan distraído a mi amigo, pero fue en vano, no veía más que arboles.
Hathor se encontraba cabeceando, luchando consigo mismo para no quedarse dormido, con este terrible aburrimiento, volteé a ver nuevamente a Drakkar que era el más activo de nosotros, esta vez ya estaba apuntando a su objetivo y disparó, Drakkar le había dado a su objetivo, esta criatura lanzó un grito ensordecedor y cayo inerte al suelo, era un ser muy simpático, era de un tamaño un poco mayor al de la palma de mi mano, su cuerpo estaba cubierto de pelo blanco y café, sus oreja eran largas y puntiagudas debido a su longitud estaban caídas, ojos grandes del tamaño de un plato y una boca pequeña sin un solo diente, lo que mas me llamó la atención de esta singular criatura fue que llevaba ropa y un arco , todo esto a su medida.
Todos voltearon para ver que es lo que había ocurrido y Drakkar tomó al pequeño monstruo de la cola, lo levantó y sonriendo dijo: - Ya tengo la comida para hoy -.
Pude ver el miedo en los ojos de Cadmus al ver a este pequeño ser, Cadmus volteo a ver a Drakkar y le grito: - Idiota, mataste a un Urlaub, no tienes ni la menor idea de lo que acabas de hacer -. Acto seguido agito las riendas de su caballo y emprendió carrera, mientras hacia esto le oímos gritar: - Rápido pongan sus escudos en sus espaldas y corran o mueran -.
Nosotros no nos hicimos esperar y sin pensarlo hicimos lo que nos dijo, a los pocos segundos de nuestra marcha se podían oír los mismos gritos que el Urlaub había hecho y podía sentir como sus innumerables flechas rebotaban en mi escudo, corrimos así por alrededor de diez minutos los cuales me parecieron eternos y no paramos hasta que ya no oímos un solo grito.
Al parar pude ver que nuestros caballos estaban exhaustos y creí que ya nos encontrábamos a salvo pero repentinamente Heimdall lanzó un grito de dolor y cayo al suelo.
-¡¡¡Heimdall no!!!- Grito Hefesto al ver a su compañero que yacía inmóvil en el suelo.
- No te preocupes no esta muerto pero sino actuamos rápido pronto lo estará solo fue herido por una de las venenosas flechas de los Urlaubs, ahora tenemos que ir a su ciudad por el antídoto -. Le dijo Cadmus a Hefesto.
- Voy contigo, Cadmus-
- No, es mejor que te quedes aquí, Arkantos me acompañara, cuida a Heimdall y vigila que Drakkar no haga más estupideces -. Le dijo a Hefesto mientras veía con enojo a Drakkar, este no pudo hacer nada mas que bajar la mirada.
Drakkar se sentía como todo un tonto, por su culpa Heimdall se encontraba en ese estado, ya no se sentía digno de acompañarnos en esta noble misión, al ver que Drakkar se retiraba del lugar fui a buscarlo, al alcanzarlo apoye mi mano sobre su hombro y le dije: - No te preocupes, a todos nos pasa, verás que Cadmus pronto se dará cuenta de lo valioso que eres -.
Drakkar se dio la vuelta y con los ojos llorosos exclamo: - Gracias, no sabes lo que significa para mí que por lo menos tu me apoyes, te lo aseguro no te decepcionare-
En eso, se oyó a lo lejos la voz de Cadmus, quien se encontraba buscándome para partir, luego de despedirme de Drakkar corrí a su encuentro, despues de llegar y explicarle a Cadmus lo sucedido montamos nuestros caballos y partimos hacia la ciudad de los Urlaubs fueron pocos minutos de recorrido hasta caminando hubiéramos podido llegar rápidamente pero no lo hicimos por si tuviéramos que huir de estas criaturas.
Al llegar mi asombro fue enorme, nunca creí que estas criaturas tan primitivas fueran capaces de crear tan hermosa ciudad, está estaba edificada sobre los arboles, en cada árbol había por lo menos cinco chozas y varios puentes comunicaban a estas chozas con todas las demás, lo que mas resaltaba de esta ciudad que parecía brillar debido a sus pequeñas antorchas era su castillo, se encontraba en el árbol mas grande, hecho en su totalidad por madera y media cinco veces mas que las otras chozas, en verdad era una obra de arte.
- Es ahí donde se encuentra el antídoto -. Dijo Cadmus señalando al árbol donde se encontraba el castillo; - La flor de ese árbol es la que puede ayudar a Heimdall -.
Sin pedir más explicaciones nos dispusimos a subir por ese árbol y no paramos hasta encontrarnos debajo del puente que dirige al castillo, desde nuestra posición podía ver a tres Urlaubs que seguramente serían los guardias de la fortaleza.
Cadmus sacó una bola de tela de su bolsillo y me dijo que cuando él encendiera esa tela inmediatamente me aguantara la respiración hasta que se disipará el humo, yo no entendía el porque de tantas precauciones pero le obedecí y poco despues pude ver a que se refería, Cadmus encendió aquella bola de tela y la arrojo a donde se encontraban los Urlaubs, esta comenzó a desprender un gas de color negro y en el mismo instante que lo inhalaron cayeron dormidos, esa era nuestra oportunidad, subimos hasta donde nos permitió el árbol y tomamos una rama de él, esta rama contaba con abundantes flores de color blanco, que desprendían un aroma encantador, me gustó tanto su aroma y aspecto que decidí guardar unas para mi.
Parecía que todo había resultado bien pero a pesar de nuestras precauciones un guardia había quedado despierto y dio la alarma para que todos los Urlaubs salieran a destruirnos, bajamos tan rápido como nuestras manos nos lo permitían y al encontrarnos a una distancia prudente del suelo saltamos para despues dirigirnos a nuestros caballos, al subir en ellos nos dirigimos a toda marcha hacia nuestros compañeros, al llegar, pudimos ver que Hefesto ya había hecho una fogata y Heimdall y Drakkar se encontraban junto a ella.
- Rápido denle a masticar esta flor a Heimdall y amárrenlo a su caballo, nos tenemos que ir nos persiguen los Urlaubs -. Les grito Cadmus.
Hefesto tomo la flor se la dio a masticar a Heimdall y lo amarro a su caballo para luego atar a este al suyo, se subió a su caballo y verificando que las cuerdas estuvieran bien atadas, agito las riendas de su caballo para que este corriera a toda velocidad, Drakkar hizo lo mismo para alcanzarnos, esta vez no paramos nuestro galope cuando dejamos de oír aquellos gritos ya que no queríamos correr mas riesgos sino hasta salir de aquel peligroso bosque.
Al ver que esa pesadilla por fin había acabado pude volver a sentirme seguro y agotado por el largo viaje caí dormido sobre Bringen.
Al despertar me percate que ya era de día, debí de haber dormido por lo menos doce horas, al primero que busqué fue a Heimdall para ver si se encontraba bien y efectivamente ya estaba montando por el mismo en su caballo este hecho me lleno de gusto pero preferí no decir nada, luego volteé para ver si todavia era visible aquel tenebroso bosque del donde creí que nunca iba a salir pero fue inútil ya solo podía ver pastizales, estaba por preguntarle a Hathor que si todavía faltaba mucho para llegar a Woche, pero no fue necesario ya que al bajar la pequeña colina de donde nos encontrábamos se podía avistar a lo lejos el reino de Woche.
Ya hace un sol de nuestra partida, no hemos descansado un solo instante, ni siquiera hemos comido ya que el tiempo en estos momentos no es nuestro aliado, como ya había mencionado antes yo nunca me había alejado tanto de mi hermosa tierra, esto era totalmente desconocido para mí, era una tierra de pastizales, solo uno que otro árbol se llegaba a observar a lo largo de ese verde paisaje, solo frente a nosotros se advertía a unos cuantos metros un extenso bosque, que impedía ver mas allá de él, yo me encontraba silbando una melodía típica de mi heroico país cuando antes de entrar a ese bosque Cadmus detuvo nuestra marcha y nos dijo:
-A partir de este momento, si valoran vuestras vidas, no hagan un solo ruido -.
Al instante dejé de silbar mi melodía, pero haciéndome una sola pregunta dentro de mí, ¿Qué clase de criatura puede preocupar tanto a alguien tan temerario como Cadmus?.
Nuestro silencioso recorrido a través de ese sombrío bosque me estaba desesperando y para distraerme un poco volteé a ver a mis otros compañeros, Cadmus, Heimdall y Hefesto seguían su camino su mirada estaba perdida, me gustaría saber que es lo que piensan, por otro lado Drakkar tenia su arco en mano y su cabeza seguía a algo que se movía entre los arboles, volteé para arriba para intentar ver a lo que tenia tan distraído a mi amigo, pero fue en vano, no veía más que arboles.
Hathor se encontraba cabeceando, luchando consigo mismo para no quedarse dormido, con este terrible aburrimiento, volteé a ver nuevamente a Drakkar que era el más activo de nosotros, esta vez ya estaba apuntando a su objetivo y disparó, Drakkar le había dado a su objetivo, esta criatura lanzó un grito ensordecedor y cayo inerte al suelo, era un ser muy simpático, era de un tamaño un poco mayor al de la palma de mi mano, su cuerpo estaba cubierto de pelo blanco y café, sus oreja eran largas y puntiagudas debido a su longitud estaban caídas, ojos grandes del tamaño de un plato y una boca pequeña sin un solo diente, lo que mas me llamó la atención de esta singular criatura fue que llevaba ropa y un arco , todo esto a su medida.
Todos voltearon para ver que es lo que había ocurrido y Drakkar tomó al pequeño monstruo de la cola, lo levantó y sonriendo dijo: - Ya tengo la comida para hoy -.
Pude ver el miedo en los ojos de Cadmus al ver a este pequeño ser, Cadmus volteo a ver a Drakkar y le grito: - Idiota, mataste a un Urlaub, no tienes ni la menor idea de lo que acabas de hacer -. Acto seguido agito las riendas de su caballo y emprendió carrera, mientras hacia esto le oímos gritar: - Rápido pongan sus escudos en sus espaldas y corran o mueran -.
Nosotros no nos hicimos esperar y sin pensarlo hicimos lo que nos dijo, a los pocos segundos de nuestra marcha se podían oír los mismos gritos que el Urlaub había hecho y podía sentir como sus innumerables flechas rebotaban en mi escudo, corrimos así por alrededor de diez minutos los cuales me parecieron eternos y no paramos hasta que ya no oímos un solo grito.
Al parar pude ver que nuestros caballos estaban exhaustos y creí que ya nos encontrábamos a salvo pero repentinamente Heimdall lanzó un grito de dolor y cayo al suelo.
-¡¡¡Heimdall no!!!- Grito Hefesto al ver a su compañero que yacía inmóvil en el suelo.
- No te preocupes no esta muerto pero sino actuamos rápido pronto lo estará solo fue herido por una de las venenosas flechas de los Urlaubs, ahora tenemos que ir a su ciudad por el antídoto -. Le dijo Cadmus a Hefesto.
- Voy contigo, Cadmus-
- No, es mejor que te quedes aquí, Arkantos me acompañara, cuida a Heimdall y vigila que Drakkar no haga más estupideces -. Le dijo a Hefesto mientras veía con enojo a Drakkar, este no pudo hacer nada mas que bajar la mirada.
Drakkar se sentía como todo un tonto, por su culpa Heimdall se encontraba en ese estado, ya no se sentía digno de acompañarnos en esta noble misión, al ver que Drakkar se retiraba del lugar fui a buscarlo, al alcanzarlo apoye mi mano sobre su hombro y le dije: - No te preocupes, a todos nos pasa, verás que Cadmus pronto se dará cuenta de lo valioso que eres -.
Drakkar se dio la vuelta y con los ojos llorosos exclamo: - Gracias, no sabes lo que significa para mí que por lo menos tu me apoyes, te lo aseguro no te decepcionare-
En eso, se oyó a lo lejos la voz de Cadmus, quien se encontraba buscándome para partir, luego de despedirme de Drakkar corrí a su encuentro, despues de llegar y explicarle a Cadmus lo sucedido montamos nuestros caballos y partimos hacia la ciudad de los Urlaubs fueron pocos minutos de recorrido hasta caminando hubiéramos podido llegar rápidamente pero no lo hicimos por si tuviéramos que huir de estas criaturas.
Al llegar mi asombro fue enorme, nunca creí que estas criaturas tan primitivas fueran capaces de crear tan hermosa ciudad, está estaba edificada sobre los arboles, en cada árbol había por lo menos cinco chozas y varios puentes comunicaban a estas chozas con todas las demás, lo que mas resaltaba de esta ciudad que parecía brillar debido a sus pequeñas antorchas era su castillo, se encontraba en el árbol mas grande, hecho en su totalidad por madera y media cinco veces mas que las otras chozas, en verdad era una obra de arte.
- Es ahí donde se encuentra el antídoto -. Dijo Cadmus señalando al árbol donde se encontraba el castillo; - La flor de ese árbol es la que puede ayudar a Heimdall -.
Sin pedir más explicaciones nos dispusimos a subir por ese árbol y no paramos hasta encontrarnos debajo del puente que dirige al castillo, desde nuestra posición podía ver a tres Urlaubs que seguramente serían los guardias de la fortaleza.
Cadmus sacó una bola de tela de su bolsillo y me dijo que cuando él encendiera esa tela inmediatamente me aguantara la respiración hasta que se disipará el humo, yo no entendía el porque de tantas precauciones pero le obedecí y poco despues pude ver a que se refería, Cadmus encendió aquella bola de tela y la arrojo a donde se encontraban los Urlaubs, esta comenzó a desprender un gas de color negro y en el mismo instante que lo inhalaron cayeron dormidos, esa era nuestra oportunidad, subimos hasta donde nos permitió el árbol y tomamos una rama de él, esta rama contaba con abundantes flores de color blanco, que desprendían un aroma encantador, me gustó tanto su aroma y aspecto que decidí guardar unas para mi.
Parecía que todo había resultado bien pero a pesar de nuestras precauciones un guardia había quedado despierto y dio la alarma para que todos los Urlaubs salieran a destruirnos, bajamos tan rápido como nuestras manos nos lo permitían y al encontrarnos a una distancia prudente del suelo saltamos para despues dirigirnos a nuestros caballos, al subir en ellos nos dirigimos a toda marcha hacia nuestros compañeros, al llegar, pudimos ver que Hefesto ya había hecho una fogata y Heimdall y Drakkar se encontraban junto a ella.
- Rápido denle a masticar esta flor a Heimdall y amárrenlo a su caballo, nos tenemos que ir nos persiguen los Urlaubs -. Les grito Cadmus.
Hefesto tomo la flor se la dio a masticar a Heimdall y lo amarro a su caballo para luego atar a este al suyo, se subió a su caballo y verificando que las cuerdas estuvieran bien atadas, agito las riendas de su caballo para que este corriera a toda velocidad, Drakkar hizo lo mismo para alcanzarnos, esta vez no paramos nuestro galope cuando dejamos de oír aquellos gritos ya que no queríamos correr mas riesgos sino hasta salir de aquel peligroso bosque.
Al ver que esa pesadilla por fin había acabado pude volver a sentirme seguro y agotado por el largo viaje caí dormido sobre Bringen.
Al despertar me percate que ya era de día, debí de haber dormido por lo menos doce horas, al primero que busqué fue a Heimdall para ver si se encontraba bien y efectivamente ya estaba montando por el mismo en su caballo este hecho me lleno de gusto pero preferí no decir nada, luego volteé para ver si todavia era visible aquel tenebroso bosque del donde creí que nunca iba a salir pero fue inútil ya solo podía ver pastizales, estaba por preguntarle a Hathor que si todavía faltaba mucho para llegar a Woche, pero no fue necesario ya que al bajar la pequeña colina de donde nos encontrábamos se podía avistar a lo lejos el reino de Woche.
