Capitulo V: Mariell

Woche era una ciudad de dimensiones enormes, contaba con tres murallas de defensa y en cada muralla se podían observar miles de arqueros, la puerta para entrar al reino era en su totalidad de acero, difícilmente un ariete podría derribarlo.

Al encontrarnos frente a la imponente puerta Cadmus gritó: -Abrid las puertas que ha llegado vuestro rey-. Inmediatamente las puertas de aquellas murallas se abrieron para darnos el paso, además de los ya mencionados arqueros, cada muralla también contaba con miles de espadachines, nunca había visto tantos hombres en mi vida ni siquiera en los mejores tiempos de Nicht en donde llego a tener veinte mil soldados a su servicio.

Cruzamos la ultima puerta y vimos que la noticia del arribo del rey se divulgo rápidamente ya que todo el pueblo estaba esperando a su majestad, Cadmus era muy querido por su gente y esté halagado por el pueblo comenzó a agitar la mano para saludarlos, fue muy cómico ver que Drakkar hiciera lo mismo aunque nadie lo conociera, yo por mi parte opte solo por ver a toda esa gente reunida niños, adultos y ancianos todos alegres por la llegada de su rey, estaba por retirarme del lugar cuando de la nada apareció ella, la mujer mas hermosa que mis ojos habían visto jamás, era todo un ángel, su cabello negro y lacio, le llegaba hasta su delgada cintura, daría lo que fuera por tener tan solo un mechón y así poder admirarlo por siempre, sus ojos pequeños y color miel, su piel tan blanca y delicada como la porcelana llena de pequeñas pecas que solo la hacían ver más hermosa, y su vestido era de color blanco con muchos adornos, su vista estaba perdida como si estuviera buscando a alguna persona en especial, nunca creí que la naturaleza pudiera crear a un ser tan perfecto, tenía que saber su nombre, me baje de Bringen y me dirigí hacia ella, pero en ese mismo instante Cadmus me dijo:

-Tranquilo, vuelve a subirte a tu caballo, ya tendrás tiempo para conocer mi ciudad-.

Sin obedecer a lo que Cadmus me dijo, volví a voltear para dirigirme al encuentro de esa hermosa dama pero para mi desgracia ella ya no estaba ahí, la busque desesperadamente sin embargo mis esfuerzos fueron en vano, ella ya no estaba ahí, no tuve mas remedio que subir en Bringen y dirigirme al castillo.

Al llegar al castillo, todos los siervos de Cadmus nos recibieron cordialmente.

-Bienvenido a Woche su majestad -. Dijo Athos, su consejero.

-Gracias Athos, es un gusto verte de nuevo-. Contesto Cadmus.

-Señor, lamento decirle esto a su llegada pero Woche ha tenido muchos problemas desde que se fue y son de carácter urgente, necesita resolverlos inmediatamente-.

-Muy bien, discutiremos eso en mi trono-.

Nosotros sin estar al tanto de lo ocurrido solo nos encontrábamos esperando a Cadmus para partir de nuevo, pero él se acercó a nosotros, se sentó y nos dijo:

-Amigos me temo que tendremos que posponer nuestro viaje por dos días, ya que él reino ha tenido ciertos problemas desde mi partida y necesito resolverlos urgentemente, espero me perdonen-.

A nadie le gustó sus palabras excepto a mí, ya que tenía más tiempo para poder buscar y conocer a aquella bella joven que desde el momento en que la vi solo pensaba en ella.

-Muy bien Hathor, hazme el favor de mostrarles la ciudad a tus compañeros- Exclamo Cadmus.

Y así lo hizo, durante todo el día estuvimos recorriendo aquella ciudad hasta que al caer la noche decidimos ir a divertirnos un poco y terminamos en un bar.

Durante la noche no aconteció nada nuevo Drakkar y Hathor bailaban y cantaban como la vez pasada, y Heimdall y Hefesto como suelen hacerlo estaban apartados de los demás y solo miraban, nunca hablaban, ni siquiera entre ellos, yo me senté junto a ellos ya que no me sentía con ánimos como para festejar, en mi mente solo tenia a una persona y ni siquiera sabía su nombre, pero ya cuando mi esperanzas estaban deshechas y creí que nunca volvería a verla ella volvió a aparecer, de nuevo podía ver que sus ojos se encontraban buscando a alguien pero no me importaba, mi corazón gritaba de alegría, esta vez no la iba a dejar ir, tomé un trago de mi cerveza para agarrar valor y me encaminé hacia ella, en esta ocasión ya nada podía detenerme, nada, nada excepto... Hathor.

Me dirigía decidido a su encuentro cuando de la nada llegó Hathor y la abrazó, para despues besarla, la boca de aquella joven por fin sonreía y sus ojos ya no buscaban a nadie, al ver tal acontecimiento detuve mi camino y con el corazón hecho trizas di media vuelta para despues volver con Heimdall y Hefesto.

Mi vida a partir de ese momento había perdido su sentido, ya no me importaba nada y por más que lo intentaba no la podía sacar de mi cabeza.

-Te gusta, verdad -. Dijo Hefesto.

-¿Perdón?-. Le pregunte extrañado por sus palabras y a su vez por oírlo hablar.

-Que si la joven que se encontraba con Hathor te gusta-.

- Que se encuentra con Hathor dirás-.

- No, que se encontraba con Hathor, vuelve a ver-.

Aunque mi corazón estaba destrozado y no quería volver a decepcionarme impulsado por las palabras de Hefesto volteé a verla, aquella joven de nuevo se encontraba sola, pero sus ojos ya no buscaban a nadie solo estaban concentrados en Hathor que se encontraba charlando con sus amigos.

-Bueno, ¿te gusta o no?-. Me dijo Hefesto un poco desesperado en vista de que no le contestaba.

-Pu... Pues si, no solo me gusta me encanta, pero por lo que veo esta enamorada de Hathor -. Le contesté sin desprender un segundo la vista de ella.

- Eso no importa, yo te ayudaré, pero mas vale que llegues lejos con ella, ven Heimdall ayúdame es hora de bailar-.

Yo no entendía en que me iba a ayudar Hefesto con un baile pero pronto lo iba a averiguar, Hefesto acompañado por Heimdall se levantó de la mesa y entrecruzaron sus brazos, Hefesto me tomo del brazo y lo entrecruzó con el mío.

Hefesto comenzó a cantar palabras sin sentido alguno y comenzó a bailar si es que se le puede llamar baile, nosotros por inercia lo seguimos, unidos por los brazos brincábamos y levantábamos los pies de un lado a otro, sin hacerse esperar Drakkar se nos unió y ahora el que cantaba era Heimdall haciendo oír su voz por todo el lugar, así seguimos sin descansar hasta que al fin llamamos la atención de Hathor, Drakkar al ver que Hathor los observaba lo tomó del brazo y lo jaló para que se incorporará a nosotros y alargar la cadena, él sin dudarlo se puso a bailar.

-Este es el momento-. Dijo Hefesto y aprovechando que Hathor estaba distraído, tomó de nuevo mi brazo y me lanzó hacia donde se encontraba aquella joven y yo sin poder detenerme por la fuerza del empujón fui a parar sobre ella.

Yo me reincorporé de inmediato, sin embargo ella permaneció en el suelo y al instante le extendí la mano para ayudarle a levantarse, ella aceptó mi ayuda, al levantarla le sonreí y profundamente apenado le dije:

-Disculpe usted señorita, no pude detenerme-

- No se preocupe, sé que no fue adrede -. Me dijo mientras se sacudía su blanco vestido.

- Permítame presentarme-. Le dije dando una reverencia; - Mi nombre es Arkantos hijo de Miolnir -.

- Mucho gustó Arkantos, mi nombre es Mariell- Me dijo sonriendo.

- Así que Mariell eh -. Pensé. Por fin sabía su nombre y este era tan angelical como ella misma.

- Es todo un placer conocerla Mariell -. Tome su mano izquierda, la levanté y la besé, Mariell se sonrojó y de inmediato retiró su mano, al ver esto me di cuenta que Mariell nunca había recibido un acto de caballerosidad antes, lo cual me pareció muy extraño.

- Disculpe mi curiosidad pero me permite hacerle una pregunta señorita -. Le dije.

- Cla.. Claro, porque no -. Me dijo con cierto nerviosismo.

-¿Qué hace una linda joven como usted en un lugar como esté?, mejor déjeme llevarla a un lugar más adecuado -.

Me gustaría mucho aceptar su invitación -. Me dijo mientras suspiraba; - Pero me temo que en estos momentos estoy esperando a Hathor -.

Ambos volteamos hacia dónde se encontraba Hathor, él estaba completamente ebrio y bailando con mis compañeros, al ver esa escena Mariell se lleno de enojo, tomó mi mano, se levantó de su lugar y se dirigió a la salida diciéndome:

-Esta bien acepto tu invitación Arkantos pero larguémonos de este espantoso lugar-.

Yo gustoso obedecí sus ordenes, salimos de aquel bar y la tomé del brazo para luego caminar sin rumbo por toda Woche, pasamos toda la noche platicando, ella hablaba más que yo, pero no me importaba es más me agradaba, así seguimos toda la noche hasta llegar a un enorme y magnifico lago donde decidimos sentarnos al lado de un árbol para admirar aquel bello panorama, ella recargó su cabeza sobre mi hombro, y viendo a las estrellas me dijo:

- ¿Que se sentirá? -.

-¿Que?-. Le pregunté con intriga.

-Volar, ese siempre ha sido mi sueño quisiera sentirme libre por primera vez en mi vida e ir a donde yo quiera tal y como lo hacen las aves -.

- Debe ser hermoso, pero esta totalmente fuera de nuestro alcance-.

-Así es-. Respondió, se quedo viendo al cielo por unos segundos más y se levantó; - Gracias, esto ha sido una noche grandiosa, pero es hora de que me retiré- .

Me levanté de mi asiento para acompañarla, Mariell ya estaba de pie, pero sus ojos no se separaban del cielo, yo recargue mi mano sobre su hombro para indicarle que ya estaba listo para que nos fuéramos, ella tomó mi mano y volteó para verme, al voltear nuestras miradas se quedaron fijas, yo no quería dejar de verla, estaba más hermosa que nunca y la luz de la luna hacía brillar sus lindos ojos color miel, con mi mano izquierda le acaricie la cara y ella no hizo más que sonreír, nuestros labios se fueron acercando lentamente, estaba a punto de besarla cuando detrás de nosotros se oyó una voz:

-¡Maldito Traidor!, Te mataré-. Grito aquella voz. Aunque la obscuridad de la noche no me dejaba ver nada, pude saber de inmediato de quien se trataba.

Rápidamente desenvaine mi espada y di media vuelta, pocos segundos después salió Hathor su rostro estaba llenó de cólera.

-Te mataré, un hombre como tú no merece vivir-. Gritó. Y terminando de decir estas palabras se abalanzó contra mí, pude rechazar sus golpes con mi espada por poco tiempo ya que él era más fuerte que yo y de un fuerte golpe me arrebato la espada de mis manos cayendo a varios metros de la batalla, así que no tuve más remedio que esquivar sus mortales golpes, para desgracia mía se atravesó una piedra en mi camino haciéndome tropezar, me encontraba totalmente indefenso y Hathor viendo mi vulnerabilidad levantó su espada y la dejo caer con toda su fuerza pero en ese mismo instante gire sobre el suelo esquivando aquel golpe haciendo que la espada de Hathor se clavará sobre el suelo, aprovechando que Hathor trataba de retirar su espada del terreno me levanté y me dirigí con rapidez hacia a él, al llegar a donde Hathor se encontraba pude ver que la suerte todavía estaba de mi lado ya que él todavía luchaba por quitar su espada del suelo y descargando toda mi furia sobre él, le solté un fuerte puñetazo que lo hizo rodar por los suelos, desprendí su espada del suelo y me encamine hacia él, la magnitud de mi golpe lo hizo quedar inconsciente, al ver esto sonreí y dije: -Mejor, así no sentirá nada-; Levanté su espada y lo hubiera matado si no es por Mariell que al ver esa escena, con lágrimas en los ojos grito:

¡¡Te odio, no quiero volver a verte Arkantos!!-. Y salió corriendo del lugar.

Al ver esto solté la espada y corrí a buscarla pero ya no la encontré, decepcionado por mi primitivo comportamiento levanté a Hathor y lo llevé al castillo donde los siervos de Cadmus lo atendieron rápidamente, luego me puse a caminar un rato por las calles pensando en lo tonto que había sido ya que teniendo todo lo que yo pudiese querer, lo dejé ir en un abrir y cerrar de ojos.