Estaban en el auto de los Dursley cuando Harry estaba pensando constantemente en el beso que Hermione le había dado. ¿Qué significaría todo eso? Tal vez... no, no era posible lo que pensaba.
Al llegar a Privet Drive 4 todo estaba como antes, excepto por la chimenea, que ahora ya no estaba bloqueada. Harry estaba apunto de entrar a su habitación cuando Tío Vernon le dijo que se acercara.
- ¿Sí tío?
- Óyeme chico, hoy nosotros iremos a cenar donde mi jefe así que tú tendrás que...
- Quedarme en casa de la señora Figg – dijo Harry, desilusionado.
- No Harry, te vas a quedar aquí solo y espero que te portes bien. Cuida la casa.
Harry lo miró por unos segundos. ¿Acaso Tío Vernon se había vuelto loco? Harry pensó que las vacaciones no le habían hecho bien a los Dursley, eso tenía que ser.
- ¿Disculpa? ¿Me estas diciendo que me quede yo solo aquí en su casa?
- Sí Harry – dijo Tío Vernon con una sonrisa un poco incrédula.
- Oh bien... Gracias.
Al llegar la noche los Dursley ya se estaban preparando: Dudley llevaba su mejor traje y Tía Petunia se había maquillado bastante. Tía Petunia trataba de limpiarle la boca a Dudley que la tenía llena de chocolate (ya había terminado su dieta) pero Duddley se rehusaba.
- Vamos Duddy déjame limpiarte esa boquita – decía Tía Petunia tratando esquivar las manotas de Duddley.
- ¡No! ¡Mamá, déjame en paz! – Chillaba Dudley – ¡No quiero que me toques! ¡Aún tengo mucho chocolate para desperdiciarlo!
- Vamos Dudders, ¡hazle caso a tu mamá y no perdamos tiempo! ¡Deberías tomar ejemplo de Harry que siempre está tan callado!
En ese momento Harry estaba viendo televisión. ¿Había oído bien o es que estaba haciéndose ilusiones? Harry se volteó de golpe. Tío Vernon estaba mirándolo con una sonrisa muy grande, Tía Petunia le decía a Dudley que no se moviera y Dudley chillaba como nunca.
Harry se quedó mirándolos hasta que por fin tía Petunia logró limpiarle el chocolate a Dudley.
Luego, tía Petunia se levantó, se acercó a Harry e hizo algo imposible de creer: se despidió con un beso de y con un Cuídate se marchó. Tío Vernon les dijo a los demás que se metieran en el auto y luego se acercó a Harry mostrándole unas llaves.
- Harry toma, éstas son las llaves de donde está tu baúl, si quieres agarrar tus cosas o leer libros de magia búscalos abajo en la alacena. Diviértete. – Estaba apunto de voltearse pero recordó – ah, y por cierto, llegaremos muy tarde así que no nos esperes. Pórtate bien – y sin decir mas se marchó.
Harry se quedó boquiabierto aún cuando tío Vernon había cerrado la puerta. ¿Había oído bien? ¡¿Tío Vernon había dicho la palabra magia?! Sin duda alguna algo raro estaba pasando. Los Dursley, jamás, nunca habían pronunciado la palabra magia y no se habían comportado así. Harry decidió que era mejor avisarle a Sirius, o a Ron o a… Hermione. Hermione. No había pensado en ella desde que tío Vernon comenzó a comportarse raro. Así que agarró las llaves, abrió la alacena y trató de subir su baúl al cuarto, pero no pudo, así que decidió llevar el baúl hasta la sala.
Cuando lo abrió se le ocurrió ir a buscar a Hedwig y soltarla por toda la sala. Subió corriendo, abrió la jaula de Hedwig, la despertó y le dijo Vamos a volar por la sala Hedwig, no hay nadie en casa y al bajar en la sala la soltó. Harry se sentía muy feliz aunque no sabia el porqué.
Volvió a su baúl y sacó un pedazo de pergamino y su pluma y comenzó a pensar a quien le escribiría.
Su mente se fue a Sirius, donde le diría Harry realmente no sé mucho sobre los muggles pero te digo que me parece muy raro y espero que la magia no esté involucrada en esto. Luego lo pensó dos veces y decidió que Sirius no sería de gran ayuda. Pensó en lo que diría Ron y Vaya Harry tal vez es porque le tienen tanto miedo a Sirius que decidieron tratarte como ser humano o debe ser que entendieron que con un mago no deben meterse. De todos modos veré cual es la opinión de mi padre. Harry pensó un segundo. Tal vez era mejor pensar en alguien más. Entonces pensó en esa chica que le había besado en la mejilla antes de irse…Hermione. ¿Qué diría Hermione al respecto? Harry jamás pensé que los Dursley podrían ser gentiles... de todos modos consultaré mi libro Estudios de los muggles atraves de los tiempos a ver si encuentro algo pero tal vez tu también deberías averiguar un poco. Harry pensó en ella constantemente. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué estaba pesando tanto en ella? Harry no lograba entenderlo, o más bien, no quería entenderlo.
Después de unos minutos Harry decidió escribirle a Hermione, aunque era algo muy raro ya que en caso de ayuda siempre pedía consejos a Ron a mas aún a Sirius.
Tal vez no solo por el motivo de los Dursley, Harry deseaba escribirle a Hermione.
Empezó con Querida Hermione pero se detuvo. ¿Querida Hermione? El nunca había empezado una carta a Hermione así. En fin, continuó:
Querida Hermione:
Sé que es muy pronto para escribirnos pero necesito tu ayuda.
Sabes, cuando llegué a casa los Dursley se estaban comportando raro. Tío Vernon me trata casi como a Duddley y tía Petunia es más amable. Hoy ellos tenían una cena con el jefe de tío Vernon y en vez de dejarme donde la señora Figg me dejó en la casa y me permitió sacar mi baúl y mis libros de magia. Y depaso, tía Petunia me dio un beso en la mejilla y me dijo Cuídate.
¿Acaso debo preocuparme por eso? ¡¿O crees que me estoy volviendo loco?!
Harry
PD: ese beso que me diste en la estación... ¿qué significó?
Harry la leyó y leyó una y otra vez hasta que decidió que estaba muy bien. Pero, ¿qué pensaría con respecto a lo del beso? Bueno solo podría esperar su respuesta a ver como reaccionaba.
Cuando se volteó para decirle a Hedwig que viniera a buscar la carta para Hermione, dejó caer la pluma y el pergamino. Hedwig había hecho la sala un desastre. Muchas plumas por el piso habían caído y había migajas de pan, maíz y harina. Hedwig parecía satisfecha con lo que había comido y estaba tirada en el sillón favorito de tío Vernon. Pero lo que Harry no notó es que también había hecho caer el jarrón favorito de tía Petunia que le había regalado tía Marge en su cumpleaños. Al darse cuenta, Harry atrapó a Hedwig y le dijo ¡¿Cómo se te ocurre hacer esto Hedwig?! ¡Mira lo que has provocado! ¡Ahora tendré que limpiarlo todo yo solo! Y mira, ¡has tumbado el jarrón favorito de tía Petunia! ¿Qué dirá al respecto? ¡Dios que haré!. Después de oír eso, parecía que Hedwig estaba apunto de llorar, pero antes de eso Harry la posó en una silla y agarró otro pedazo de pergamino y escribió:
Noticia de última hora: cómo dejé volar a Hedwig por la sala, ¡está todo sucio y lleno de migajas de pan, maíz y harina! ¡Depaso rompió el jarrón favorito de tía Petunia! Ahora si que estoy perdido, me enterraran vivo a pesar de su comportamiento. Harry PD: ¡no quiero limpiar todo esto! ¡Es muy difícil y no puedo utilizar magia! Enrolló el pergamino, agarró a Hedwig que estaba haciendo unos ruidos extraños y con frialdad dijo Llévale esto a Hermione y tráeme la respuesta. Hedwig, que estaba emitiendo pequeños sollozos, extendió la pata y luego echó a volar los más rápido posible para alejarse de Harry.Cuando Hedwig se alejó lo bastante para desaparecer de la vista, Harry se volteó y pensó por donde debía comenzar. Empezó con recoger las plumas de Hedwig que estaba apunto de botar, pero luego decidió que le serian útil para la escuela. Luego agarró la aspiradora y empezó a aspirar el piso, la alfombra, los muebles y los sillones, hasta la mesa. Cuando finalmente quitó las ultimas migajas de pan del sillón favorito de tío Vernon, dejó la aspiradora en su lugar y se tomó un descanso. Pensó que ya no faltaba mas nada, y feliz del trabajo que hizo, echó un vistazo al reloj y notó que eran las 9:30 PM. Pero mientras estaba bebiendo un vaso con jugo de naranja, se recordó que aún tenía algo por hacer: arreglar el jarrón de tía Petunia.
Terminó su jugo y fue donde se había caído el jarrón. Estaba hecho añicos y no había posibilidad de repararlo. Harry se imaginó a tía Petunia cuando vería su querido jarrón destrozado y el modo en que lo iban a castigar: quitándole su baúl.
Harry no quería eso. Se agachó y agarró los pedazos de jarrón, los puso en la mesa de la sala y fue a buscar la Pega Loca. No quería que le decomisaran sus cosas así que haría lo que fuera para evitarlo.
Cuando regresó empezó a pegar pieza por pieza con mucha delicadez guiándose por los dibujos. Cuando casi estaba terminando, notó que le faltaban tres piezas y se agachó para buscarlas. No solo las encontró, sino que también encontró algo mas, una sortija.
Era plateada por el borde exterior y dorada por el interior. Parecía ser muy antigua pues, al verla mejor, se podía notar lo rasgada que estaba en el borde interior. Pero no era un rasgo... más bien era una inscripción, una especie de símbolo. Y Harry lo notó. Dejó caer la sortija y evitó gritar. Era imposible, que, en la casa de los Dursley, estuviera una sortija, muy antigua, con la Marca Tenebrosa.
Aquello no podía ser cierto. Harry se tranquilizó, se armó de valor y la volvió a agarrar. La Marca Tenebrosa había desaparecido. ¿Había sido imaginación de Harry? ¿Había visto en serio la Marca Tenebrosa? No podía ser cierto, y entonces volvió a mirar la sortija con cuidado por si acaso seguía ahí. Pero esta vez no había ni Marca Tenebrosa ni nada. Solo brillaba lo bastante como para hacer que Harry cerrara los ojos. De pronto Harry se preguntó como era que tía Petunia tuviera algo tan antiguo y valioso en su casa. O más bien, que hacía la sortija en el jarrón.
En fin, Harry se guardó la sortija en el bolsillo de la camisa y terminó de pegar los pedazos al jarrón.
El jarrón no quedó muy bien. Tía Petunia se daría cuenta en cuanto lo viera. Era su fin, lo presentía.
Cuando Harry puso el jarrón en su lugar se dio cuenta que era muy tarde para estar despierto. ¿Pero qué importaba? Al fin y al cabo le habían dejado hacer lo que le daba la gana y ya era un muchacho de catorce y podía quedarse despierto hasta tarde. Pero Harry tenía sueno y no podía mantenerse de pie. Cerró su baúl e, increíblemente logró subirlo hasta su cuarto aún estando cansado. Al llegar al cuarto, dejó su baúl en el primer rincón que encontró, se echó a la cama pero algo pequeño y circular le lastimo el pecho. Era la sortija. Se había olvidado de que la tenía ahí. Entonces la examinó otra vez y decidió guardarla en el baúl. Y fue cuando se le ocurrió.
Corrió hasta el baúl, agarró pluma y pergamino y empezó a escribir:
Querido Sirius:
¿Cómo estas? Yo muy bien, o mejor dicho, demasiado bien. Los Dursley se están comportando muy raro: me tratan muy gentilmente. Hoy salieron a cenar y me dejaron solo en casa. Entonces aproveché y liberé a Hedwig que hizo un desastre en toda la casa. Yo tuve que limpiar todo y, cuando iba a arreglar el jarrón roto de tía Petunia, encontré una sortija muy extraña y antigua. Es dorada por dentro y plateada por fuera. Cuando la examiné bien noté que tenía la Marca Tenebrosa en la parte dorada y la dejé caer. La volví a agarrar y ya no estaba. ¿Crees que mejor deba destruirla o guardármela?
Harry
PD: salúdame a Buckbeak. Y por cierto, Hedwig no está así que te enviaré la carta cuando regrese.
Enrolló el pergamino y lo guardó en el baúl junto la sortija. Harry tuvo la extraña sensación de que esa sortija ya la había visto antes.
