Capítulo 5: Travesuras a Privet Drive

La mañana siguiente fue muy tensa para Harry. Para empezar, cuando fue al baño, se chocó con Hermione y ésta sólo se limitó a decir Buenos días ruborizándose y yéndose a la habitación de Harry sin decir más; luego, cuando regresó a la habitación, vio el pote de Rita Skeeter, y ésta parecía más feliz que nunca y Harry pensó que era por lo que había pasado la noche anterior, cosa que le hizo pensar que Rita saldría del pote en cualquier momento. Y para finalizar, mientras desayunaban, Harry trataba de hacer conversación con Hermione, pero ésta respondía con breves oraciones. Sólo cuando Harry oyó un ruido extraño provenir de las ventanas de sala, dejó de intentar formar un diálogo con Hermione. Se comió el pedazo de pan que le quedaba y fue corriendo a abrir la ventana del centro de la sala. Cuando la abrió, una pequeña lechuza entró dejando plumas por todos lados, sin quedarse quieta. Harry supo que era Pigwidgeon.

Intentó varias veces agarrarla, pero Pig no se quedaba en paz y volaba por toda la sala, hasta que finalmente, con la ayuda de tío Vernon, pudo sujetarlo. Se dirigió a la escalera y cuando estaba por subir le dijo a Hermione, con tono de rabia Si quieres leer la carta, sube después de comer y se marchó.

Cuando finalmente puso a Pig en la jaula de Hedwig, abrió el pergamino, se sentó en la cama de Hermione y leyó:

Harry llegaré hoy a las dos y media en el modo muggle así que no temas por lo del año pasado.

                                                                       Ron

- ¿Cuándo llegará? – Dijo la voz de Hermione a las espaldas de Harry, cerrando la puerta y sentándose junto a Harry.

- A las dos y media. – Dijo Harry, pasándole la carta a Hermione – Ah, y como te estaba diciendo antes, ¿quieres pasear conmigo por Privet Drive? Te podría mostrar el mini-centro comercial.

- ¡¿Hay un centro comercial?! – Dijo Hermione, parándose de golpe, mirando radiante a Harry – ¡Claro que iré! ¡Ya me visto! – Y agarró algo de ropa y se fue al baño.

- Ay, hembras... – dijo Harry riéndose y cogiendo la ropa que iba a ponerse.

Cuando ya Harry estaba preparado para irse y Hermione estaba agarrando su cartera, un picoteo en la ventana los asustó. Era Hedwig, que traía la respuesta de Sirius.

- ¡Hedwig! – Dijo Harry abriendo la ventana – Finalmente... – y Hedwig aterrizó en la cama de Harry, cansada. Harry agarró la carta de Sirius y leyó. Él le había dicho que no se preocupara, que tenía la sortija bien apartada.

Espero que lo que me hayas dicho es verdad, en estos tiempos uno tiene que estar alerta de lo que pase a nuestro alrededor, y esa sortija no me agrada mucho. Si te es posible, déshazte de ella por favor.

          

                                                                                   Sirius

PD: ya advertí a Dumbledore de esto.

- ¿Qué es eso de la sortija? ¿Por qué tienes que tener cuidado? – dijo Hermione frunciendo el entrecejo, que había leído la carta desde el hombro de Harry. Él no tuvo alternativa y le tuvo que explicar todo.

- Harry, yo no me fío de esa sortija... será mejor que le hagas caso a Sirius y no corras ese riesgo– dijo Hermione cuando Harry terminó de contarle todo.

- Hermi, no la voy a botar. Aunque la botara, la sortija asecharía, ¿no? Es decir, hay algo en esa sortija que me es familiar... y en todo caso no veo la razón de avisarle a Dumbledore cuando en esta semana no me ha pasado nada.

- Tal vez quiso preguntarle sobre la sortija, a ver si sabía algo.

- Mmh... bueno, es mejor que nos vayamos, o no tendremos tiempo de ver los negocios – dijo Harry y a Hermione le brillaron los ojos.

Bajaron a toda velocidad las escaleras y cuando ya Hermione cerró la puerta, Harry empezó a caminar hacia la derecha, mostrando una calle llena de casas. Caminaron varias cuadras y Hermione empezaba a impacientarse, cosa que le preocupó a Harry, pensando que no se recordaría el lugar. Pero apenas dieron la vuelta a la derecha, una pequeña plaza circular con una fuente en el medio y varios negocios en el fondo apareció enfrente de los dos, cosa que Hermione apreció bastante.

- ¡Vaya, que hermoso lugar! – Dijo Hermione, corriendo hacia la fuente – ¡De seguro hay varios negocios interesantes!

- Sí Herm – dijo Harry y empezaron a pasear viendo los negocios.

Mientras Hermione admiraba los negocios, Harry la miraba sin poder despegar sus ojos de ella. Los ojos de Harry demostraban una ternura muy grande, un sentimiento muy tierno y revelaban el amor que sentía por la chica. De repente, ésta se volteó y notó que Harry la miraba.

- Harry... ¿te pasa algo? – Dijo Hermione, enrojeciendo.

- ¿Ah? ¿Qué? – dijo Harry, regresando de la realidad – No... nada – y aceleró el paso hasta que se chocó con una chica de cabello largo.

- Lo siento... no vi por donde iba – dijo la chica del cabello largo recojiendo los libros que se le habían caído.

- No, fue mi culpa – dijo Harry, haciendo una pila de los libros que había agarrado y se fue, Hermione que seguía viendo a la chica.

- Al menos se los podías dar en las manos – dijo Hermione, cuando ya estuvieron lo bastante lejos de la chica.

- Es que no quería quedarme más – dijo Harry, rojo de la pena. Luego apuntó un lugar que decía "Heladería Fudge" – Ven, vamos allá, que hacen unos helados deliciosos, bueno, almenos lo hacían hace cuatro años.

- ¿Fudge? Je je je – dijo Hermione mientras hacían la fila – Ahora el Ministro de la Magia pensará que fundaste una heladería en su nombre, para halabarlo – y se puso a reír como loca.

- ¡Ya Hermione, todos te miran! – Le susurró Harry en el oído mientras que la gente de la fila los miraba extrañados.

- Sí bueno... – dijo Hermione, enrojeciendo y calmándose – ¿Qué vamos a pedir? ¿Qué tal un Banana Split Sweetheart?

- ¡¿Qué?! – Dijo Harry, atónito.

- Banana Split Sweetheart. ¡Parece delicioso! – Dijo Hermione, viendo las opciones del menú.

- Eh... Sí, está bien – dijo Harry, aún atónito.

Cuando Hermione pagó el helado, se fueron a sentar en una mesa cerca de la fuente. Harry se preguntaba por qué Hermione había comprado ese en especial y no otro en promoción. Pensó que tal vez Hermione estaba enamorada de él... pero luego se percató de que no podía ser.

La verdad el helado que habían comprado se veía delicioso. Llevaba helado de mantecado, fresa y chocolate, con crema encima y dos bananas a los extremos del plato en forma de corazón. También tenía regado chocolates Hershey's Kisses y cuatro cerezas y fresas en cada punto de crema... pero Harry no comía. Mantenía su cuchara en la mano y se hacía como si comía, pero estaba muy ocupado fijando los labios de Hermione.

Y sólo fue cuando Hermione se llevó la cuchara a la boca que Harry miró hacia otra dirección. De repente, empezó a ver una chica de cabello largo que pasaba por ahí. Por un momento pensó que era la chica con quien se había topado, pero luego notó que ésta era mayor, y que tenía reflejos plateados. Después, la chica vio a Harry y se dirigió hacia él... entonces, Harry tuvo la extraña sensación de querer hacer algo extravagante para impresionarla...

- ¡Harry! – Dijo la chica, que ya había llegado a su mesa. Y con tan sólo ver su rostro, Harry se dio cuenta. La chica de reflejos plateados y cabello largo era Fleur Delacour.

- ¡Fleur! ¿Qué haces aquí? ¡¿En Privet Drive?! – Dijo Harry alzándose de golpe, haciendo que Hermione y Fleur se asustaran.

- Estoy de gira en tour privado – dijo Fleur, sentándose junto a Hermione.

- Vaya Fleur, no pensaba verte aquí... – dijo Hermione frunciendo el entrecejo. A Hermione no le seguía simpatizando mucho que digamos.

- Estoy haciendo un curso de inglés y he mejorado bastante – dijo Fleur con una gran sonrisa, ignorando la rabia de Hermione, que poco a poco iba desapareciendo.

- ¡Se nota! – Dijo Harry, que ya se había sentado – Y dime, ¿cómo es que el tour va hasta en lugares menos populares como este?

- Es... – dijo Fleur bajando la voz – es un tour mágico. Va por toda Gran Bretaña.

- Ya – dijo Hermione, la rabia se le iba desapareciendo y una sonrisa iba apareciendo en su rostro.

- Bueno, yo me tengo que ir. Me están esperando los del tour. ¡Adiós! – Y le guiñó el ojo a Hermione, que hizo lo mismo. Después todos se saludaron con la mano.

- ¿Qué fue eso? – Dijo Harry, frunciendo el entrecejo y viendo a Hermione fijamente en los ojos.

- Nosotras nos entendemos – dijo Hermione con una gran sonrisa, viendo hacia el lugar por donde se había ido Fleur.

- ¿No era que no te simpatizaba? – Dijo Harry, pero Hermione lo ignoró y éste hizo lo mismo.

Iban por la mitad y aún así quien había comido más era Hermione. Harry comía lentamente, pues esta vez no estaba fijando Hermione, sino que se estaba recordando del sueño que había tenido esa noche y de que significaba. ¿Era sólo un sueño como cualquier otro? ¿O era una premonición, como decía la profesora Trelawney? ¿O tal vez era algo que había sucedido? No, no podía ser porque en el sueño aparecían él y sus dos mejores amigos, aunque se veía tan real...

Entonces fue Hermione quien apartó todos esos pensamientos de la mente de Harry, introduciéndole una cereza dulcemente en la boca, que Harry aceptó como por instinto. Éste, en vez de pedirle una explicación se acercó más al rostro de Hermione, la cual hizo lo mismo. Estaban muy cerca, sus labios iban a rozarse dentro de pocos segundos pero Hermione puso una fresa en medio de sus labios, cosa que hizo enfadar a Harry.

- ¡¿Por qué lo hiciste?! – Exclamó Harry, frunciendo el entrecejo.

- ¿Hacer qué? – Dijo Hermione asombrada.

- ¡Apartarte de mí!

- ¡¿De qué demonios hablas?! – Exclamó Hermione.

- ¡¡Ay, nada!! – Dijo Harry, cruzando los brazos – ¿Podrías apurarte con ese helado? Quiero irme.

- ¡¡Si tan sólo me ayudaras!! – Dijo Hermione, frunciendo el entrecejo.

Cuando ya terminaron todo no vieron ningún negocio y decidieron irse a casa, o más bien, Harry lo decidió. A mitad camino Hermione se paró y Harry se volteó, algo incrédulo.

- ¿Qué pasa? – Preguntó normalmente.

- ¡YO quiero saber QUÉ te pasa a ti!

- ¿De qué hablas? – Dijo Harry avanzando hacia Hermione que estaba a un metro de distancia.

- Mira, sé claro y por favor dime qué demonios te pasaba a ti en el centro comercial.

- Nada que te importe.

- Ok, ahora me respondes de esa manera. Genial.

- Eh... Hermi, mejor vámonos.

- No, no quiero regresar a casa. Llévame a otro lugar, no tengo ganas de regresar tan pronto.

- ¿A otro lugar? – Dijo Harry rascándose la cabeza, sin que le picara. De repente sonrió – Está bien, sígueme. Te va a encantar – y agarró a Hermione por la mano.

Se regresaron por las mismas calles que habían pasado antes y cuando llegaron a la casa Dursley, la dejaron atrás y siguieron adelante, hasta en una calle ciega que tenía un muro de madera alto cuatro metros, constituido por tablas. Aquí Harry soltó a Hermione y empezó a estudiar el muro, tabla por tabla.

- Si este lugar me debiese gustar, entonces las ratas podrían ser mis peluches – dijo Hermione, viendo unas ratas y cucarachas muertas en el piso.

- Sólo espérate un momento y ya verás – dijo Harry, viendo con curiosidad una tabla más allá a la derecha del centro del muro. Entonces empujó la tabla que miraba y esta giró, dando paso libre para que una persona entrara – ¡Ven Herm! ¡Ya la encontré!

Hermione, que no tenía idea de lo que decía Harry, llegó donde él y éste le insinuó a que pasara por la tabla, y después de que Hermione entrara, él también entró.

Hermione se quedó sorprendida. Habían entrado en un jardín inmenso con vista a una colina, ideal para ir de día de campo o para relajarse un poco. En el medio había unas pancas donde sentarse y Harry las señaló, pero Hermione, aún admirando el paisaje, prefirió sentarse en el césped.

- ¡Vaya Harry! ¡¡Tú sí que sabes de lugares preciosos!! – Dijo Hermione, la rabia desaparecida – ¿Cómo lo encontraste?

- Un día, cuando yo tenía almenos siete años, Dudley y su banda me querían pegar porque había osado darle una bofetada a uno de ellos, así que salí de la casa y empecé a correr sin darme cuenta a donde iba, y cuando llegué a esta calle ciega, me paralicé todo y empecé a buscar una tabla floja hasta que la encontré y entré.

- De seguro no la abriste por tu cuenta...

- Sí, yo también pienso que eran esos síntomas que teníamos todos nosotros antes de saber que éramos magos...

- Y dime... – dijo Hermione acercándose a Harry y apoyando la cabeza en su hombro – ¿Dudley y su banda te encontraron al final?

- No, de esa me salvé por suerte – dijo Harry, acariciando la abundante melena de Hermione.

Luego ésta alzó su cabeza y fijó Harry con una mirada intensa, el cual besó a Hermione, sin que ésta se desistiera. Al contrario, la chica se dejó caer mientras besaba a Harry, pero cuando éste empezó a bajar sus manos hasta la cintura de Hermione, ésta lo apartó de ella y se alzó rápidamente, muy enrojecida.

- ¿Qué hora es? – Preguntó.

- ¡¿Cómo?! – Dijo Harry, pero notando la cara de enfado de Hermione le respondió – Ah... son las dos y diez.

- ¡Harry, Ron va a llegar dentro de veinte minutos! ¡Hay que preparar todo! – Chilló Hermione, alzándose de golpe pero Harry evitó que prosiguiera.

- Sí Herm, veinte minutos. Tenemos tiempo de sobra...

- No Harry, tenemos que irnos – dijo Hermione con un tono de voz muy severo, que puso fin a la discusión.

Después de salir del jardín y poner la tabla como debía ser, Harry y Hermione se encaminaron hacia la casa Dursley. Aunque la casa estuviera sólo a unas cuadras, el ambiente tenso que había entre los dos la hacía más lejos que nunca. Seguían caminando y ninguno de los dos osaba decir algo, pues temían que el otro le respondiera mal y no querían iniciar otra pelea; pero al final, Harry tomó del brazo a Hermione y habló.

- ¿Por qué te separaste de mí sin ninguna razón? – Dijo, viendo fijamente el rostro impresionado de Hermione.

- ¿Separarme? – Dijo Hermione, soltándose bruscamente de Harry. Éste la fijó con rabia.

- Sí, allá en el jardín – dijo frunciendo el entrecejo – ¿Acaso te hice algo?

- No me hiciste nada – dijo Hermione con un leve tono de desprecio en su voz. Luego se volvió y empezó a caminar.

- ¿Entonces por qué te separaste? – Dijo Harry, siguiendo a Hermione a pasos rápidos – ¡¿Por qué?!

- ¡¡Porque no quería seguir ahí!! – Dijo Hermione, volteándose de golpe y viendo a Harry, ostinada – ¡¡Teníamos que buscar a Ron!! – Luego vio el reloj – Y ya faltan diez minutos para que llegue – y siguió caminando.

- ¡¡¡Me importa un pepino de Ron!!! – Gritó Harry deteniéndose y asustando a Hermione, quien se detuvo a su vez – ¡¡Quiero saber si tú me amas o no!!

A esto Hermione le miró estupefacta, como si Harry estuviera loco. Luego bajó la cabeza y miró el suelo sin osar mirar en los ojos a Harry, quien estaba esperando una respuesta, todo rojo. A veces, Hermione hacía unas muecas con la boca y con la cara, como si estuviera en un examen y no supiera la respuesta. Luego fue Harry quien rompió el silencio.

- ¿Entonces? – Dijo fijando la cabeza de Hermione, que aún estaba baja.

- Eh... – dijo Hermione, alzando la cabeza y mirando a Harry. Su mirada era sincera aunque su rostro demostraba confusión total – Harry, yo de veras no sé... – esta vez se llevó una mano a la boca y bajó los ojos enrojecida – nosotros somos un trío. Somos tres amigos y lo que está pasando entre nosotros no debería suceder, porque si no, nuestro trío se romperá. Realmente no sé si te quiero o no...

- Hermi... – dijo Harry acariciando la mejilla izquierda de la chica dulcemente – si Ron en verdad es nuestro amigo entonces entenderá nuestra situación.

- No Harry. – Dijo Hermione quitando la mano de Harry de su mejilla, sonriéndole – Lo siento, pero no.