Capítulo 6: El trío se reúne
Harry miraba a Hermione fijamente con una expresión de incredibilidad cuando oyeron una explosión que provenía de la vuelta de la esquina. Como de instinto, se separaron y fueron hacia donde se había oído la explosión. Mientras caminaban, oían voces conocidas.
- ¡Bah! ¡Estos autos muggles! – Dijo la voz enfadada de un hombre.
- Arthur, tranquilo, de seguro Harry sabrá como repararlo... – dijo la voz de una mujer.
- ¿Ya supiste cuál es la casa de Harry, mamá? – Dijo la voz de una chica un poco lejos de las otras y Harry supo que era la familia Weasley.
Apenas llegaron donde estaba la familia Weasley se quedaron estupefactos. Los Weasley habían llegado en un auto muy viejo, lleno de rasgos por todos lados, la pintura desgastada, todo cubierto de fango. Y lo peor, era que en donde se situaba la batería y demás, estaba rodeado de un líquido negro muy espeso que Harry supuso que era gasolina.
- Eh... ¿señor Weasley? Hola, ¿cómo está? ¿Tiene algún problema con su auto? – Dijo Harry tratando de no absorber todo ese olor a gasolina.
- ¡Hola Harry! Bueno... verás... el Ministerio nos dio este auto para poder traer a Ron hasta acá y nos dijo que si dejara de andar tendríamos que ponerle algo de esa galosina en el hueco del auto y yo buscaba pero no encontraba, abrí esto y vi dos huecos, así que le puse la galosina encima y...
- Provocó una explosión. – Concluyó Hermione que tenía los brazos cruzados en desaprobación. El señor Weasley la miró con pánico, como si lo estuviera a punto de atacar – Señor Weasley – dijo Hermione yendo hacia él y agarrando el pote de gasolina – la gasolina tiene que introducirla en este orificio. ¿Lo ve? Y lo introduce así de esta manera...
Mientras Hermione llenaba el auto de gasolina, Harry se apresuraba a saludar la señora Weasley, luego Hermione que dejó al señor Weasley con la gasolina. Cuando finalmente terminó, Fred y George salieron del auto, seguidos por Ginny.
- Hola Harry, hola Hermione – dijo Fred que le había crecido el pelo en forma de casco.
- ¿Qué tal? – Dijo George, que se lo había dejado crecer idéntico a Fred.
- Bien, gracias. – Dijo Harry estrechándole la mano a los gemelos – Veo que han crecido – y tenía razón. Los gemelos ya eran 1.83 metros, cosa que hacía sentir a Harry más pequeño de lo que era.
- Hemos practicado bastante Quidditch y eso nos ayuda – dijo Fred, que se hizo de parte para que Ginny pudiera saludar a Hermione.
- ¿Y dónde está Ron? Se supone que es él que debería venir – dijo ésta última con una sonrisita.
- Déjame ver si ya se deshizo de nuestra Scary Spider – dijo George y abrió la puerta del auto. Luego, quien salió del auto después de George, era un Ron Weasley totalmente cambiado.
Se había cambiado el corte de pelo al estilo "pinchos" y las pecas, increíblemente, habían totalmente desaparecido. Ahora se vestía como todo un muggle a la moda: llevaba una camisa mangas largas marca Quicksilver de color gris y las letras "Quicksilver Style" en plateado y dorado. Tenía pantalones muy anchos color negro y en el bolsillo izquierdo llevaba una cadena. También había crecido mucho.
- Que demonios... – dijo Hermione mirando a Ron de pies a cabeza.
- ¿Ron? ¿Eres tú mi amigo Ron? – Dijo Harry, midiendo la altura de Ron.
- ¡Vaya, es increíble como no me reconocen! – Dijo éste último estrechando la mano de Harry – ¿Cómo están? – Y le dio un beso en la mejilla a Hermione, cosa que la hizo enrojecer y le dio un ataque de celos a Harry.
- Bien, estabamos paseando por estos alrededores... – dijo Hermione, que miraba a Ron fijamente. Harry notó que la mirada de Hermione demostraba una dulzura inmensa, cosa que lo molestó.
- ¿Cómo hacen a crecer tanto? – Dijo Harry interrumpiendo la mirada de Hermione.
- Creo que es por el Quidditch – dijo Ron – Nos la pasamos jugando. Este año pienso entrar en el equipo ya que Wood no está.
- ¿Vas a entrar? – Dijo Hermione – ¡Qué bien!
- Yo también pienso entrar – dijo la voz de una chica detrás de George. Era Ginny – Pienso tomar también yo el puesto de Wood.
- ¡¿Tú?! – Dijeron Fred y George al unísono – Si tomas su puesto vamos a perder de seguro.
- No son ustedes quienes deciden. – Dijo Ginny enfadada – Ninguno de los dos es capitán. Yo haré la prueba de todos modos.
- Es cierto. – Dijo Hermione pensativa – Este año tienen que elegir el capitán.
- Ya veremos eso – dijo Harry.
- Bueno chicos, será mejor que nos vayamos – dijo el señor Weasley arrastrando el baúl de Ron – Tengo que regresar el auto al Ministerio antes de las cuatro.
- Está bien – dijeron Fred, George y Ginny al unísono – ¡Adiós chicos!
- Nos vemos en Hogwarts – dijeron Harry, Ron y Hermione al unísono – ¡Hasta luego señor y señora Weasley!
Luego de que cerraron todos las puertas el señor Weasley echó a andar el auto (lo había reparado con magia) y se alejaron rápidamente.
El trío empezó a caminar hacia la casa Dursley (Ron y Harry cargando el baúl por ambos extremos y Hermione que los guiaba) y entre ellos había un silencio muy incómodo. Harry y Hermione ahora veían a Ron como un extraño y no osaban decirle algo, aunque al final Harry habló.
- ¿Cómo es que te hiciste ese cambio?
- Vaya, pensaba que no me lo ibas a preguntar. Verás, este verano me di cuenta que necesitaba cambiar estilo, así que empecé a buscar algo que me llamara la atención. Todas las mañanas le quitaba el periódico a mi padre y veía las fotos de muggles y en que modo se vestían. Luego buscaba también algo sobre la moda de los magos. Al final decidí la ropa muggle.
- ¿Y cómo te quitaste las pecas? – Dijo Hermione con tono de desaprobación.
- Eso lo hizo mi madre, ya que ni Percy ni mi padre podían. Ha tenido mucho trabajo en estos días, o más bien, todo el verano ha estado ocupado tanto como mi padre. Saben, el Ministerio está pensando en elegir un nuevo Ministro.
- ¡¿En serio?! – Dijo Harry muy impresionado y tratando de aguantar el dolor del brazo – Ya era hora, ese tipo no hace nada bueno, sólo mantiene una buena reputación para quedarse con el puesto.
- Sí, menos mal que ya se dieron cuenta – dijo Hermione. – Espero que elijan a alguien sensato.
- Están pensando en elegir a un tal Burns del Departamento Contra la Magia Negra o algo así, según lo que me dice mi padre – dijo Ron.
- Sólo espero que cumpla con su deber de Ministro de la Magia – dijo Harry sin poder aguantar el dolor y alegrándose de que ya hubieran llegado a la casa – ¡Aquí es! – Y soltó el baúl de golpe.
Tocaron el timbre y cuando tía Petunia abrió abrazó tanto a Ron que le sonaron algunos huesos. Luego llamó a tío Vernon para que llevara el baúl de Ron a la habitación de Harry, y cuando tío Vernon llegó, este se limitó a agarrar el baúl y llevarlo arriba.
- ¿Qué le pasa a mi tío? – Dijo Harry a tía Petunia mientras entraban.
- No lo sé querido – dijo tía Petunia haciéndole señas a Hermione y Ron para que se sentaran en la sala, llevándose a Harry a la cocina – Pero creo que está enfadado porque tu amigo está aquí.
- ¿Por qué se molestaría por Ron? – Dijo Harry incrédulo.
- No sé, pero será mejor que hables con él.
- Bueno, lo haré más tarde porque ahora debo llevar a Ron arriba – dijo Harry y se marchó.
Cuando llegaron a la habitación de Harry, Hermione le dijo que tía Petunia le había dicho de irse al cuarto de huéspedes, libre de juguetes de Dudley.
- ¡¿Cómo?! – Dijo Harry tirándose en la cama - ¡Yo quería que te quedaras aquí!
- Lo siento – dijo Hermione con un tono de desilusión – pero tu tía dijo que es mejor así.
- ¿En que sentido? – Dijo Harry mirando extrañado a Hermione e ignorando los ronroneos de Crookshanks.
- Bueno ya sabes... – dijo Hermione pero viendo la cara de Harry le explicó – tú eres un hombre y yo una mujer y bueno, estar juntos en una habitación...
- ¡¡Oh, por Dios!! – Dijo Harry alzándose de golpe – Iré a hablar con tía Petunia – y se marchó cerrando la puerta muy fuerte.
- ¿Por qué Harry quería quedarse contigo? – Dijo Ron que había escuchado todo sentado al lado de Harry con Crookshanks que lo miraba.
- Bueno... verás Ron, en este último día pasaron varias cosas... – dijo Hermione, tratando de evitar la mirada de Ron.
- ¿Qué tipo de cosas? – Dijo este último alzándose y yendo donde Hermione que estaba cerca de la puerta.
- Eh... – dijo Hermione bajando la cabeza cuando Ron ya estuvo enfrente de ella – pues... no sé como decírtelo.
- ¿Pasó algo entre ustedes? – Dijo Ron subiendo la cabeza de Hermione con la punta del dedo y acercándose al rostro.
Pero no pasó lo que se esperaba; Crookshanks, que no le agradaba Ron, lo atacó en las piernas haciendo que se cayera. Hermione, que estaba enfrente de Ron, fue agarrada de la mano por este último, cayéndose también ella (encima de Ron) y pegando un grito por el susto.
Y para más, en ese momento llegó Harry que fue sorprendido por la escenita montada de Ron y Hermione: sin pensar un segundo más, Harry levantó a Hermione llevándosela fuera del cuarto y dejando a Ron en el piso.
- ¡¿Qué demonios estaban haciendo ustedes dos ahí dentro?! – Gritó Harry aún agarrando el brazo derecho de Hermione.
- ¡Déjame explicarte! ¡¡No es lo que tú crees!! – exclamó Hermione soltándose violentamente de Harry – Estabamos hablando cuando Crookshanks atacó a Ron en las piernas y nos caímos... hasta creo que le hice daño en sus partes íntimas...
- ¡¡¡Me importa nada de Ron!!! – Dijo Harry dándole un puño a la pared – Es sólo que me percaté de como lo mirabas y tenía miedo de perderte... – luego volteó la cabeza de un lado, muy baja.
- Harry, yo... no pasó nada, te lo juro – dijo Hermione fijando el perfil de Harry. Luego miró a la puerta y Harry se percató de que Ron había escuchado todo.
Después de que Ron los había visto, tuvieron que explicarlo todo. Entraron a la habitación de Harry y se sentaron en las camas, Ron en la de Harry y los otros dos en la de Hermione. Ésta empezó a explicar y dejó el final a Harry.
- ...y fue cuando oímos la explosión que no volvimos a hablar de eso – concluyó Harry, fijando a Hermione con leve rabia.
Pero Ron no decía nada. Miraba al vacío, como si meditara sobre lo que le acababan de decir sus dos mejores amigos. Luego habló.
- ¿Que no te gustaba Cho Chang de Ravenclaw?
- Ya no me gusta, pues después de lo de Cedric... no creo que tenga oportunidad – dijo Harry con la cabeza baja. Todos hicieron un minuto de silencio.
- Cierto – dijo Ron. Luego se volvió a Hermione, el entrecejo un poco fruncido – ¿Y tú, Hermione? ¿Que hay de Krum?
- Corté con él hace unos días. Aún espe... – pero fue interrumpida por el picoteo de una lechuza muy grande, que estaba en la ventana de Harry.
- ¿De quién será esa lechuza? – Dijo Ron, viendo a Harry que abría la ventana y agarraba la lechuza. La lechuza era de un color negro muy oscuro y sólo tenía leves rayas amarillas arriba de los ojos.
- ¡Y hablando del rey de Roma! – Dijo Harry, quitándole la carta y viendo el exterior – Aquí dice "From Viktor" – y empezó a abrirla.
- ¡¡Dámela!! – Exclamó Hermione y le quitó la carta a Harry bruscamente, para luego sentarse – ¡¡¡No te metas en lo que no debes!!!
- ¡Perdón! – Gritó Harry cerrando la ventana y sentándose junto a Ron. Hermione empezó a leer en su mente y cada vez que leía ensanchaba los ojos, boquiabierta – ¿Qué sucede? – Dijo Ron al fin.
- No pasa nada – dijo Hermione guardando la carta en el bolsillo de su pantalón y apoyando la cabeza en sus manos.
- Déjame ver esa carta – dijo Harry tratando de quitarle la carta del bolsillo. Se la quitó sin ningún problema, pues la chica estaba muy desconcertada – A ver...
Abrió la carta y leyó a voz alta.
Parra mi amada Herr-mioni:
Jamásh penssé que me enamorraría de una chica como tú y que me dolerría tanto olvidarla. Ssiempre que iba a la biblioteca trataba de hablarrte pero no lo logrraba ya que tus amigos están alrededorr tuyo siempre. Y cvando ffinalmente pude invitarrte al baile, fue el mejorr momento de mis vida. Perro no, tú de segurro aceptaste sólo porr qve yo ero mucho famoso y penshaste que te convenía. Y también en la shegunda prrueba no hiciste caso a mí quien te sacó del lago, sino que vas a hablar con amigos tuyo. Yo, Viktor Krum, té qviere tanto y tú me pagas de esha manerra. Penssé que habría encontrrado la shica justa pero no fue ashí. Encontré otro dolorr.
Siempre tuyo,
Viktor Krum
Siemprre te seré de apoyo y si necesitash un hombrro donde llorrar te estaré esperando...
Ni Ron ni Harry dijeron algo al respecto después de que Harry leyó la carta. Todos estaban en silencio menos Hermione, que lloraba con las manos en los ojos. Al final Ron habló.
- ¡Ese cretino! No le hagas caso Herm, es un tonto que no te merece.
- Sí Hermi, Ron tiene razón. Ya verás que pronto te olvidarás de él y encontrarás a alguien más – dijo Harry, sentándose junto a Hermione y abrazándola de buen amigo. Ésta en vez lloró cada vez más y Harry y Ron se miraban sin saber que hacer. Luego Ron decidió ir por un vaso de agua.
- Es que... es que... yo... no quería... que sucediera... esto – sollozaba Hermione – yo... corté con él... por que... por que pensé que... sería mejor así... es decir – se quitó una mano de la cara y Harry notó que la tenía muy roja – él está... está muy lejos... y vernos sería difícil... y yo no podría... no podría mantener esa... esa relación... además – se quitó la otra y apoyó su cabeza hacia atrás, Harry que la miraba – él es mayor que yo... tiene... tiene cuatro años más... no podría... no debería estar con él – y en ese momento entró Ron con una jarra con agua y un vaso.
- Toma esto – dijo, y le dio el vaso con agua.
Para que Hermione se tranquilizara tubo que tomar por lo menos seis vasos de agua. Cuando se terminó el sexto vaso, Hermione dijo que tenían que arreglar las cosas de Ron y llevar las suyas al cuarto de huéspedes, así que el resto de la tarde fue utilizada para arreglar las cosas, la cual hizo que Harry ordenara su habitación y encontrara varias cosas que había perdido. Al llegar la hora de la cena, los tres amigos bajaron corriendo la escalera y se sentaron en la mesa muy hambrientos. Según ellos, habían trabajado mucho ordenando sus cosas y eso les daba hambre.
Después de una rápida cena, subieron a sus habitaciones y se pusieron el pijama. Al final, decidieron charlar un poco en el cuarto de Harry.
- ¿Le has escrito a Sirius, Harry? – Dijo Hermione mientras cerraba la puerta y se sentaba al lado de los dos chicos.
- ¡Cierto! ¡Ya se me olvidaba! – Exclamó Harry dándose una palmada en la frente. Luego agarró pluma y pergamino y se puso boca abajo para poder escribir – ¿Qué le digo?
- No sé – dijo Hermione acariciando Crookshanks, que en toda la tarde había estado en el jardín – podrías enviarle la sortija y así él podría examinarla de cerca.
- ¡¿De qué hablan?! – Dijo Ron que por segunda vez lo habían ignorado.
- Disculpa Ron, se me olvidó decirte – dijo Harry con una media sonrisa y le explicó todo sobre la sortija.
- Y... ¿Y dónde está ahora la sortija? – Dijo Ron con leve miedo en su voz.
- Allá – dijo Harry tranquilamente señalando su baúl. A esto, Ron se puso encima de la cama de Harry, que la habían vuelto a subir mientras arreglaban todo.
- Esta noche dormiré en un lugar lejos de tu baúl, ¿ok? – Dijo Ron viendo con recelo el baúl de Harry. A esto Harry y Hermione se rieron un poco.
- ¿Quieres verla? Es muy linda – dijo Harry abriendo el baúl.
- Yo sí quiero verla – dijo Hermione acercándose a Harry.
- Tiene un color como el de Ginasyld – dijo Harry, buscando con impaciencia en el baúl.
- ¿Ginasyld? ¿Quién es Ginasyld? – Dijo Ron, bajando de la cama.
- Ya te la muestro – dijo Hermione y fue a buscar a Ginasyld en su habitación.
- Vale no la encuentro... – dijo Harry sacando varias cosas de su baúl – ¡no pudo haberse ido hasta el fondo!
- Bah... – dijo Ron, viendo lo que sacaba Harry de su baúl – espero que se quede en donde está.
- Listo – dijo Hermione entrando con Ginasyld en su mano izquierda – agárrala – y se la dio a Ron.
- Es realmente linda – dijo Ron acariciando la diminuta cabeza de Ginasyld – es una como Pig, veo.
- Sí. Y hablando de Pig, ¿dónde está? – Dijo Hermione ordenando las cosas que Harry sacaba con violencia del baúl.
- Está con mis padres. – Dijo Ron, viendo como Harry metía mitad de su cuerpo en el baúl – Mi padre la necesita por algunos días así que se la tuve que prestar, pues de Errol no nos podemos fiar más.
- ¡¡Ajá!! ¡¡¡La encontré!!! – Exclamó Harry saliendo del baúl con varias plumas en la cabeza y con aire de triunfo – Ten – y se la dio a Hermione en la mano. Ésta la agarró con delicadeza y mucha precaución como si fuera un cristal muy fácil de romper. Luego se acercó la sortija al ojo tratando de examinar el interior pero sólo se percató de que era color dorado – Tiene el mismo color que Ginasyld – dijo al fin.
- Lo sé y me pregunto si es causa del destino o pura coincidencia – dijo Harry quitándose las plumas de la cabeza.
- ¡A ver! – Dijo Ron quitándole la sortija a Hermione y examinándola con recelo – Es igual que Ginasyld. Tal vez haga algo si la ponemos en su cabeza – y la apoyó encima de la cabeza de Ginasyld, sonriendo.
- ¡Dios, pero que niño! – Dijo Hermione quitándole la lechuza a Ron y agarrando la sortija. Luego apoyó a Ginasyld en el escritorio junto a Hedwig y la lechuza enorme de Krum. Al verla, la agarró y la apoyó en su mano con una mirada deprimida – Me preguntó como se llamará.
A esto Harry y Ron se paralizaron. No habían hablado de Krum en toda la tarde.
- Boh – dijo Harry poniendo todas sus cosas en el baúl.
- De seguro un nombre búlgaro – dijo Ron ayudando a Harry, los dos sin osar mirar a Hermione.
Pero Hermione no decía nada. Solo acariciaba dulcemente la lechuza enorme y peluda de Krum y la miraba fijamente. Su mirada seguía siendo deprimida pero a la vez tierna. Luego dejó la lechuza en su lugar, puso la sortija en la mano de Harry muy suavemente, le dijo tiernamente Dásela a Sirius y luego agarró de nuevo la lechuza y se sentó en la cama de Harry.
- Harry, creo que deberíamos hacer algo al respecto – le susurró Ron mientras ponía un libro de Transfiguraciones en el baúl.
- ¡Oh, no me digas! – Susurró sarcástico Harry metiendo finalmente su Firebolt en el baúl y su uniforme – Déjamelo a mí – y agarró la pluma y el pergamino para después ir donde Hermione, Ron que se dirigía al baño.
- Eh... ¿Herm? Oye, ¿me ayudas con la carta de Sirius? – Dijo Harry mirando como Hermione fijaba la lechuza de Krum y la acariciaba suavemente.
- Es muy delicada e ingenua, esa chica... tiene todo el poder... – susurró Hermione con la mirada perdida.
- ¿Qué? – Dijo Harry frunciendo el entrecejo y mirando la cara de Hermione que palidecía cada vez más.
- Será fácil... no te preocupes... – y esta vez Hermione empezó a temblar.
- ¿Cómo? ¿Hermione? ¡¿Hermi?! ¡¡Despierta!! – Exclamó Harry y sacudió bruscamente a Hermione, haciendo que la lechuza de Krum echara a volar por toda la habitación.
- ¡¿Eh?! ¡¿Qué pasa?! ¡¡Harry!! ¡¡¡Me haces daño!!! – Gritó Hermione y se soltó de Harry muy bruscamente.
- Pero Hermione, ¡¡estabas diciendo cosas sin sentido!! ¡¡Y mírate!! ¡¡¡Estás muy pálida y antes empezaste a temblar!!! – Exclamó Harry alzándose de golpe.
- ¡¡Niños!! ¡¡¡Niños!!! ¿Qué pasa? ¡¿Por qué gritan?! – Gritó tía Petunia entrando por la puerta muy alarmada, seguida por tío Vernon y Ron. La lechuza de Krum se había posado en la mano de Ron.
- No pasa nada tía, ¡está bien! – Dijo Harry tratando de calmar a tía Petunia y mostrándole que Hermione estaba en perfectas condiciones.
- Entonces, ¿por qué gritaban? – Dijo Ron detrás de tía Petunia los puños muy cerrados (la lechuza la había apoyado en el escritorio).
- E-es porque v-vi algo que m-me asustó... – dijo Hermione alzándose de la cama en forma de que todos se callaran – Creo que exageré las cosas, disculpen – y miró a tía Petunia con mirada ingenua.
- Bien querida, no lo vuelvas a hacer – dijo tía Petunia llevándose una mano al pecho y suspirando – igualmente es mejor que ya te vayas a dormir. Y ustedes también – lanzó una mirada asesina a Harry.
- S-sí tía – dijo Harry arreglando las sábanas de su cama y sentándose.
- Bien. Buenas noches. – Y se fue sin decir más junto a tío Vernon.
- Harry, ¿ahora sí me puedes explicar qué es lo que te pasaba? – Dijo Hermione sentándose junto a él con cara de ostinación, Ron parado frente a ella. Entonces Harry los miró y luego contó lo poco que había sucedido y que había causado tanto problema.
- ¿En serio me puse así? – dijo Hermione, impresionada – Vale, estoy perdiendo la cordura...
- Lo que me preocupa en realidad es por qué hiciste eso y qué significa – dijo Harry muy pensativo.
- ¿Tendrá algo que ver con...? – Dijo Ron de repente, igual de pensativo. Luego los tres se miraron, con aire de miedo.
- N-no puede ser – dijo Hermione apoyando su cabeza en las manos, los codos en sus rodillas.
- ¡Es imposible! – Dijo Harry en la misma posición que Hermione pero con una sola mano.
- Bueno, no digo que sea verdad – dijo Ron de brazos cruzados con menos expresión de miedo en su rostro – es solo una suposición.
- Chicos será mejor tener mucho cuidado en estos días, más bien, creo que no estaremos al seguro hasta que no lleguemos a Hogwarts – dijo Harry alzándose agarrando la pluma y el pergamino donde iba a escribir a Sirius. Los otros dos asintieron con aire preocupado.
- ¿Crees que sucederán cosas como estas en los siguientes días? – Dijo Ron buscando el tintero para Harry que ya se había acomodado en su escritorio.
- Es posible – dijo Harry agarrando el tintero que le daba Ron – tenemos que ser muy cuidadosos.
- Vaya... lo que está pasando es increíble... – dijo Hermione que se había sentado al lado de Harry, la cabeza apoyada en el escritorio con una mirada hastiada y preocupada – jamás pensé que Voldemort regresaría... primero lo del... – de repente levantó la cabeza y se llevó las dos manos a la boca. Harry la miró extrañado y dejó de escribir – ¿Qué pasa? – Dijo.
- Pro... pronuncié su nombre – dijo Hermione aún con las manos en la boca muy desconcertada.
- ¡¡Ay!! – Dijo Harry soltando la pluma – Ya te lo dije, Hermi. ¡No tienes por qué preocuparte! ¡Grita su nombre! ¡VOLDEMORT!
- ¡¡Harry!! ¡¡¡Basta!!! – Dijeron al unísono Hermione y Ron, éste último estaba arreglando sus cosas para dormir.
- Sorry... – dijo Harry regresando a la carta de Sirius, enrojecido. Después de terminarla, agarró a Hedwig, le ató la carta y esta salió por la ventana perdiéndose de vista en la oscura noche – Espero que esta vez nos sea de ayuda, no como... – de repente Harry se dio una palmada en la cabeza que sonó muy duro – ¡¡¡La sortija!!! ¡¡Se me olvidó enviársela!! ¡¡¡Qué tonto soy!!! – Luego agarró la sortija, la miró por un momento y dijo en un susurro – De todos modos no tenía ganas de dársela... – luego pensó Cuando la encontré sentí que ya la había visto antes... que había sido mía... bueno, no exactamente... pero sentí que ya la había visto... como si hubiera encontrado algo realmente valioso que se me había perdido... cada vez que la tengo en mi mano mis pensamientos se confunden... se olvidan... quizá que significa... tal vez...
- ¡Harry! – Le gritaron Hermione y Ron al unísono. Harry se había parado encima de su escritorio.
- ¿Eh? ¿Qué? – Dijo Harry saliendo de sus pensamientos viendo a todos lados – Creo que mejor vamos a dormir... – luego se bajó poco a poco, dándose cuenta que le había venido un gran dolor de cabeza.
- Sí, ya son las diez. – dijo Hermione bostezando – Buenas noches Harry, Ron – y le dio un beso a los dos.
- Bye bye – dijeron estos últimos.
- Yawn... ¡qué sueño! – Dijo Ron estirándose cuando Hermione ya se había ido y acostándose en su cama, que estaba en el piso.
- Sí... – dijo Harry acostándose él también y quitándose los lentes.
- Je, mañana será un gran día – dijo Ron parándose de nuevo para apagar la luz.
- ¿Por qué lo dices? – Dijo Harry, volteándose hacia el lado de Ron.
- Verás... Fred y George me han enseñado varias cosas en este verano – dijo Ron y Harry pensó que sonreía malévolamente – y podríamos utilizarlas para divertirnos con los muggles.
- Por mí está bien, con tal de que no involucre la magia. Pero no creo que a Hermione le guste la idea...
- Ya... – dijo Ron con un tono fastidiado – ¿Cómo es que te enamoraste de ella? Es increíble...
- No lo sé. De repente me empezó a gustar... desde el día en que regresé de Hogwarts.
- ¿Ah sí? ¿Y eso?
- Pues, la verdad es que fue ella quien me hizo enamorarme. ¿Recuerdas que me dio un beso en la mejilla en la estación King's Cross?
- No, no me di cuenta.
- Pues así fue exactamente y sabes, creo que a Krum no se lo dio.
- Bah. Todo esto me parece raro.
- ¿Por qué?
- Pues primero, digámoslo así, te seduce dándote un beso y haciéndose la Julieta y luego dice que no te ama. ¡Qué mujer más rara!
- Sí, yo también pienso lo mismo. Aunque creo que sí me ama sólo que no lo quiere aceptar porque somos un "trío" – dijo Harry, la última palabra con el tono de voz de Hermione.
- Yo también pienso lo mismo. Jamás pensé que uno de nosotros se enamoraría del otro.
- ¡Oh por Dios, no me digas que tú también piensas eso! – Exclamó Harry tratando de no alzar la voz.
- Harry, nosotros somos un trío desde el primer año. Es decir, llevábamos apenas un día de conocidos y nos volvimos amigos. Luego, a los dos meses, Hermione se volvió nuestra amiga y así nos volvimos un trío. Llevamos ya cuatro años de amistad. Hemos peleado y reconciliado, hemos llorado y reído juntos. Creo que somos los mejores amigos que puedan existir en toda la historia de Hogwarts.
- Sí pero eso no significa que uno de nosotros no se pueda enamorar del otro. – Dijo Harry poniéndose boca arriba – Mira mis padres, eran grandes amigos, y se terminaron por casar.
- En eso tienes razón – dijo Ron con voz pensativa – pero no sé Harry, creo que tu amor por Hermione podría destruir este trío, y yo no quiero que eso suceda. Ustedes son mis mejores amigos: yo siempre me he sentido solo, con tantos hermanos, tu madre no podría ponerte mucha atención, sobretodo con unos hermanos como Fred y George.
- Almenos tú tienes padre y madre – dijo Harry, sin pensar lo que decía. Lo que acababa de decir Ron lo había desconcertado.
- Sí Harry, los tengo, pero casi nunca tienen tiempo para prestarme atención. Por eso es que ya desde el segundo año me quedo siempre para la Navidad, pues no tengo ganas de aburrirme en un viaje con ellos.
- Mira Ron – dijo Harry en tono amenazador arreglando su almohada y acostándose otra vez – es mejor que dejes de hablar así de tus padres. Tu madre es una persona muy gentil, demasiado buena, y siempre llena de afecto a la gente. Y tu padre, cada vez que alguien tiene un problema lo bastante grave, sin duda te ayuda y siempre cumple con su trabajo de padre. Tus hermanos, mientras tanto, son todos diferentes y cada uno tiene sus ventajas, hasta Percy. No sé por qué te quejas de una familia así de buena y gentil. ¡Quisiera yo tener una así!...
- Umh...
- Bueno, mejor vamos a dormir. Y piensa en lo que te dije – dijo Harry y alrededor de media hora los dos ya dormían profundamente.
