Capítulo 10: Clases de Slytherin y Gryffindor

Esa mañana todos se levantaron de buen humor. Habían dormido bien y se sentían relajados. Pero esa mañana comenzarían las clases y había que despertarse temprano para anotar los horarios.

- ¿Qué tenemos para la primera hora? – dijo Ron a Hermione mientras desayunaban. Hermione lo miró con cierto enfado.

- Por qué no buscas tu horario – dijo y empezó a comer. Ron no le paró y agarró su horario.

- Oh no... – dijo Ron al ver que en la primera hora tenían Transfiguraciones con Slytherin y después dos horas de Pociones también con Slytherin y Adivinación (intercambiando por Aritmancia) – comenzamos mal el año – y se sirvió unas tocinetas y algo de pan. Al rato llegó Harry.

- Ron, no me esperaste – dijo somnoliento y sentándose junto a Hermione – yawn... ¿qué tenemos a primera hora?

- Transfiguraciones con Slytherin – dijo Hermione sirviendose pan con mermelada y notó que Harry ya se notaba desanimado – pero tranquilos,  la Sabelotodo Granger obtendrá puntos para Gryffindor. Los de Slytherin no pueden ganarme – y se puso en pose de superheroina. El trío se rió.

- Hey Weasley, veo que has cambiado mucho. Veo que lograste pagar una peluquería indecente de muggles – dijo una voz fría que arrastraba las sílabas. Draco Malfoy y sus seguaces habían llegado.

- Sí, y gracias al dinero que obtuvo mi padre cuando descubrió el escondite secreto en tu casa – dijo Ron volviéndose hacia Malfoy y sonriendo. Luego se volvió otra vez y siguió comiendo. Harry y Hermione aguantaron la risa y se limitaron a sonreir. Malfoy se sorprendió mucho y con desprecio regresó a su mesa sentándose en los primeros puestos. Al final de la mesa, un poco apartadas, estaban Karolyn Vingel y Laly Labett.

- ¿Cómo dormiste esta noche? – dijo esta última mordiendo su pedazo de pan y mantequilla con omelette.

- Bien – dijo Karolyn cortante comiendo su omelette. Laly la miró un segundo aún masticando. Luego le pasó el pergamino con el horario.

- Iniciaremos con Transfiguraciones junto a Gryffindor y luego dos horas de Pociones, también con ellos – dijo Laly mientras Karolyn leía el horario – la que enseña Transfiguraciones es la profesora Mcgonagall y es jefa de la casa Gryffindor, y el profesor de Pociones es Snape, él siempre favorece a Slytherin ya que es jefe de nuestra casa.

- ¿Nos favorece? ¿Por qué? Me parece injusto para las otras casas – dijo Karolyn fijando a Laly incrédula. Laly sonrió maliciosamente.

- Nuestra casa es la mejor – dijo Laly – nadie nos puede superar. Hemos ganado la copa por siete años seguidos, pero la cadena se rompió hace dos años, cuando Gryffindor ganó – esta última frase la dijo con asco.

- Eso es ser engreida – dijo Karolyn indiferente – esta escuela me está pareciendo muy rara. Empezando por ese sombrero – hechó una mirada ostinada al lugar donde había estado el sombrero – que tradiciones más raras. La Aetas Vernus era mejor, eramos dividos por año de estudio y no en casas y no había ningún sombrero o fantasma que elija – miró al Barón Sanguinario y siguió comiendo. A Laly no le gustó ese comentario pero decidió no darle importancia. Sabía que muy pero muy a fondo existía una chica muy dulce en Karolyn, y estaba dispuesta a conocerla.

*

A unos minutos para la primera lección del año, el trío terminó su desayuno y fue corriendo a buscar los libros. Fueron a sus habitaciones, agarraron los libros y salieron del retrato como un rayo. Ron se adelantó bastante y Harry y Hermione se quedaron atrás. Estaban en dirección a la clase, al igual que varias personas en el pasillo, cuando Harry se tropezó con alguien.

- Disculpa – dijo muy apresurado (Hermione se estaba adelantando) y echó a correr. Pero no pudo proseguir mucho cuando un estruendo grito de llanto le rompió los tímpanos. Se volvió y vio que una chica con lentes, pelo negro y rizado estaba en el suelo llorando. Hermione regresó para ver qué había sucedido, al igual que la gente que estaba en los alrededores.

- ¡Buaaaahhhhhhh! – lloraba gritando la pequeña con las manos en los ojos. Sus libros estaban todos fuera de su bolso, rodeándola.

- Lo... lo siento, ¿sí? Disculpa... – dijo Harry acercándose a la pequeña y tratando de calmarla. Esta en vez, lloró aún más fuerte. Hermione se acercó.

- Vamos linda, ¡cálmate! – dijo esta muy nerviosa porque llegaría tarde – Vamos, déjame ver esos ojos... – y le quitó la mano de los ojos y también los lentes. Harry y Hermione la fijaron: era Himery Gratter. Sus ojos verde esmeralda estaban llenos de lágrimas y su cara muy idéntica a cuando Hermione se enojaba o lloraba. Harry y Hermione quedaron secos.

El escándalo se prolungó por todo el pasillo y mucha gente estaba alrededor de Harry, Hermione y Himery.  Muchos reían sin control, sobretodo gente de Slytherin.

- ¡Pero que linda familia! – dijeron unos cuantos de séptimo.

- ¡Potter, qué le has hecho a Granger en todo el año! ¡Ja ja ja! – dijo uno de Hufflepuff. Harry los miraba con rabia y vergüenza y Hermione trataba de calmar a la pequeña.

- Él me empujó y caí al suelo. Por su culpa llegaré tarde mi primer día – dijo Himery entre sollozos. Luego abrazó a Hermione con ternura ocultando su rostro en el pecho. Toda la gente presente (más bien los chicos) emitieron un gran "¡Uhhhhhhhhy!" y empezaron a burlarse, Harry que discutía con ellos.

Pero Hermione no le paraba a eso. Cuando Himery la abrazó de aquella manera tan dulce, sintió un sentimiento muy dulce en el corazón. Sintió alegría y a la vez calidéz y apretaba más a Himery a su pecho. Ese acto se veía muy materno. Pero luego Himery la soltó y ya no lloraba más, si no que sonreía cálidamente. Recogió sus cosas y se fue corriendo (los chicos al rededor se estaban yendo también) dejando a Hermione agachada y a Harry mirándola desconcertado.

- Nos quitarán más puntos si no te mueves – dijo Harry agarrando su bolso y el de Hermione. Esta veía al vacío hacia donde se había ido Himery y luego se paró y se encaminó a la clase de Transfiguraciones junto a Harry, sonriendo alegremente.

- No puedo ni quitar puntos ya que nadie los ha ganado aún – dijo la profesora Mcgonagall cuando Harry y Hermione entraron en el aula. Los dos chicos se sentaron solos al final del aula, ya que no habían notado a Ron.

- Bien, prosigamos. Página trece, Potter y Granger. – continuó Mcgonagall rodeando los pupitres y los chicos abrieron sus libros – Al final de la lección me darán sus deberes de las vacaciones, ¿entendido? – los chicos asintieron.

- Muy bien este año comenzaremos a transfigurar partes del cuerpo humano – dijo Mcgonagall – ¿alguien me puede decir cuales son las partes iniciales? – Hermione, por supuesto, levantó la mano. Pero no era la única, una chica unos pupitres más adelante la había levantado también.

- ¿Vingel? – dijo la profesora. Hermione bajó su mano deprimida.

- Se comienza por los dedos de las manos – dijo Karolyn sonriente – porque son los que tienen menos riesgos de efectos secundarios.

- Muy bien. Tres puntos para Slytherin. ¿Pero iniciar por los dedos nos favorece del todo? – Hermione levantó la mano otra vez, mucho más alta que antes. La profesora estaba por darle la palabra cuando Karolyn habló.

- No, por qué si por alguna razón no se desvía el hechizo, puede causar graves daños en las manos de quien lo efectúa – todos los chicos la miraron radiante. Hermione empezó a enojarse.

- Correcto señorita Vingel. Cinco puntos para Slytherin – dijo la profesora con recentimiento.

La clase prosiguió con el intervento continuo de Karolyn y Hermione. Malfoy y a veces Pansy le restregaban en cara a los de Gryffindor las capacidades de Karolyn. Al terminar la lección Slytherin había ganado veintitres puntos y Gryffindor diecinueve.

- La próxima vez nos ponemos en los primeros pupitres, ¿ok? No quiero ser humillada otra vez por esa patética Vingel – dijo Hermione al terminar la lección (ya  había entregado los deberes junto a Harry).

- Granger, te he subestimado. Deberías conocer mejor a la gente antes de insultarla – dijo una voz semi aguda detrás de Hermione: era Karolyn. Esta era seguida por varios chicos y a su lado había una chica junto a un pelirrojo: Ron.

- ¡Ron! ¿Qué haces ahí? ¡Vente! – exclamó Hermione y lo agarró fuerte por un brazo atrayéndolo a ella. Hermione se había puesto roja de la furia.

- Pero déjalo, no es propiedad tuya, ¿oh sí? – dijo Karolyn maliciosamente con los chicos que la rodeaban, perdidos en otro mundo.

- Es mi amigo y no quiero que se vuelva más estúpido gracias a ti – dijo Hermione apartando a Ron.

- ¡Ja! ¡Me rio! Bueno, yo me marcho – dijo Karolyn y se puso adelante de Harry, seguida por los chicos – Oh, Harry Potter, quien derrotó al Señor Oscuro – luego lo examinó de pies a cabeza – me da lástima que andes con ella. Adiós – y le dio un beso en la mejilla, marchándose con su branco de fanáticos y su amiga Laly, que parecía muy divertida con lo ocurrido. Harry se puso todo rojo y Hermione lo miró con mirada de fuego. Ron seguía en su mundo, y cuando Hermione le dio unas palmaditas en las mejillas, despertó. Este se estaba dirigiendo al comedor, pero luego se detuvo.

- ¿Dónde tengo que ir? – preguntó muy extrañado. Hermione se dirigió a las mazmorras sola y Harry se quedó ahí parado, junto a Ron, en medio del pasillo.

*

Sólo habían pasado diez minutos y ya Karolyn empezaba a bombardear a Snape de respuestas. Este, muy orgulloso de la chica, estaba favoreciendo mucho a Slytherin. Karolyn seguía contraria a esto, pero, de algun modo, le gustaba ver felices a sus compañeros de casa. Ya estaba tomando en simpatía a Draco Malfoy, con el cual se había sentado al lado en esta clase, y que hablaba animadamente cuando Snape copiaba ingredientes en la pizarra.

- ¿Acaso te estudiaste todos los libros como la Granger durante las vacaciones? – le preguntó Malfoy mientras copiaban los ingredientes de la Poción Anti-Stress.

- Mi madre me obligó a leer dos veces cada capítulo de las materias, según ella, más importantes– dijo Karolyn con fastidio. Terminaron de escribir la receta y empezaron a hacer la poción.

- Veo que Vingel está simpatizando con Malfoy – dijo Hermione observando cada acto de Karolyn con rabia. Ron también la observaba tal cual a Hermione.

- ¿Qué intenta ese idiota? – dijo Ron picando su tallo de Planta Carnivora marchita.

- Parece que Malfoy fue flechado por cupido – susurró Harry burlón y Hermione y Ron intentaron aguantarse la risa. Snape pasó por ese lado y fijó al trío, que al verlo se había paralizado del todo.

- Potter, no te atrevas a interrumpir mi clase en los minutos que quedan – dijo Snape frío y tétrico fijando a Harry que echaba saliva de Dragón Griego en su caldero. Karolyn llamó a Snape y este, cambiando su tetricidad a felicidad, se dirigió a ella.

- ¿Sí, señorita Vingel?

- ¿Cómo corto la Planta Carnivora? Labett prefirió no ayudarme, para que aprendiera – dijo Karolyn con fastidio. Snape le echó una mirada "dulce" y luego miró a Malfoy con cierta picardía discreta que estaba mezclando saliva de Dragón Griego con Sangre de Falsa Coral en un pote.

- Señor Malfoy, ayude a Vingel por favor – dijo y le pasó el cuchillo a Malfoy. Este, dejó el pote aparte y tomó el cuchillo, indiferente.

- De acuerdo – dijo. Se acercó más a Karolyn y esta se ruborizó levemente. El corazón le latía fuerte. Algo que no había sentido antes se presentó en su corazón.

*

Mientras tanto, en clases de Encantamientos, Himery Gratter estaba siendo examinada por el profesor Flitwick con el hechizo de Wingardium Leviosa.

Esta estaba muy nerviosa y no lograba concentrarse. Pero el profesor Flitwick, para darle ánimo a tan pequeña dulzura, interrumpía a los compañeros que se reían. Finalmente Himery puso toda la confianza en sí, y lo intentó. Con los ojos apretados y los puños cerrados, Himery hizo llegar su pluma color plateado brillante hasta el techo haciéndola salir luego por la ventana. De repente, sintió que su energía vital había disminuido rápidamente y se dejó caer. La cicatriz a media luna que tenía en el pecho le dolió sólo un poco. Había utilizado exageradamente sus fuerzas y se sentía algo mal. Nia Chang, que le simpatizaba la chica, se acercó para ayudarla, preocupada. De todos modos, el profesor Flitwick le dio un diez.

*

En la clase de Pociones, Karolyn parecía divertirse bastante junto a los de Slytherin, en especial con Malfoy. Después de cortar la Planata Carnivora, este la ayudó en todo, con el muy obvio consentimiento de Snape. Ron estaba que explotaba de un momento a otro y Hermione veía a todos los de Slytherin con  muchísima rabia. Harry, en vez, tenía a alguien más de quien preocuparse: Snape.

En toda la clase había estado advirtiendolo de que este año sería mucho más duro para él, y que si se metía en otro lío que lo relacionara, no dudaría en utilizar todas sus capacidades para vengarse. Pero Harry se hacía el indiferente, absorbía toda esa rabia y se la tragaba, para no complacer a Snape, como había pasado ya antes.

Y como de milagro la campana de la tercera hora sonó. Harry recogió los ingredientes y guardó todo en su bolso, los amigos que hacían lo mismo.

- ¿Qué clase te toca ahora? – dijo Draco a Karolyn, recogiendo sus cosas lo más lento posible.

- Encantamientos – dijo Karolyn, guardando sus cosas con rapidez. Draco, notando que Karolyn se apuraba, hizo lo mismo.

- Yo también – dijo cerrando su bolso. Karolyn solo se limitó a sonreir y salió corriendo, su amiga Laly que la esperaba en la puerta de la mazmorra. No quería llegar tarde a su segunda clase. Draco empezó a seguirla pero de repente oyó unas voces a su espalda.

- Señor Malfoy esperenos – dijo Crabbe poniendo en desorden las Plantas Carnivoras en su bolso.

- Sí, sólo un momento – dijo Goyle que estaba aplastando sus cosas en su bolso. A Draco le vino algo al estómago. Por primera vez se dio cuenta que Crabbe y Goyle eran unos estorbos. Se limitó a saludarlos y fue corriendo a la clase de Encantamientos.

Cuando llegó, el profesor no había llegado aún y eso lo alivió. No quería quedar mal por culpa de dos cabeza hueca. Buscó con los ojos a Karolyn y Laly y notó que estaban rodeadas por chicos de Hufflepuff y Slytherin y no quedaba ningún puesto cerca de ellas, sobretodo de Karolyn. Finalmente, Draco notó uno arriba de ella, y fue corriendo hasta él. A los pocos minutos llegaron Crabbe y Goyle, al parecer enfadados. Fueron hasta Draco y se sentaron a los lados. Este ya se estaba cansando de ellos.

*

Casi nadie estaba en la clase de Adivinación. Extrañamente las cortinas estaban abiertas y no había fuego en la chimenea, como siempre. Harry y Ron habían llegado con mucha anticipación y se pusieron a bromear sobre qué verían este año en la materia. Harry propuso a que la profesora Trelawney examinaría las profecías del Sol matutino y que tipo de consecuencias traería en cada día. Ron, en vez, pensó que la profesora Trelawney quería adivinar el futuro de alguien intentandolo sin la energía del fuego. Muchas otras opciones habían, y hacían reir a todos los presentes, incluso Parvati y Lavander, que adoraban la materia. Esa lección les tocaba con los de Ravenclaw.

- ¡Muy buenos días, prodigios del mañana! – exclamó una voz muy aguda y entusiasta que provenía de la entrada al salón. La profesora Trelawney había llegado.

- ¿Quién me puede decir con qué empezaremos este año? – dijo animadamente. Todos se quedaron atónitos: ¿Trelawney hablando con mayor tono de voz y radiante de felicidad? Una chica de Ravenclaw alzó la mano. La profesora la indicó entusiasta.

- El primer capítulo del libro trata de lo que nos pueden predecir los animales através de sus instintos.

- ¡Oh, muy bien Bright! ¿O prefieres que te diga Sally? – la chica la miró extrañada sin responder – Ok, Sally será.

La profesora Trelawney estaba de muy buen humor esa mañana. A Harry lo llamaba por su nombre e, increíblemente, no le había predecido su muerte. Pero lo que sí hizo fue examinar muy seriamente la herida en la cual Colagusano le había cortado para extraer la sangre y dársela a su amo. Después de verla no dio ningún comentario y siguió con la lección, cambiando de nuevo su estado de ánimo al precedente.

La siguiente clase era una hora de Herbología que, como todos los años, les tocaba con Hufflepuff.

- Hola Ernie – dijo Harry cuando vio a Ernie Mcmillan sentado en una mesa. Este lo saludó con un seco Hola y no se volvió a mirarlo. Hermione se fue a sentar junto con Hannah.

- ¿Dónde está Justin Finch-Fletchley? – dijo Ron buscando a Justin entre los Hufflepuff. Ernie lo miró muy fijamente.

- No vino este año a Hogwarts – dijo muy seco y en cierto modo con rabia. Harry y Ron se miraron. La teoría era cierta: varios chicos habían faltado a Hogwarts.

La clase de Herbología fue muy corta pero pesada. Ernie casi no hablaba y si lo hacía hablaba muy secamente. Harry pensó que la mayoría de los Hufflepuffs lo odiarían por la muerte de Cedric. Aunque el profesor Dumbledore hubiese aclarado que Voldemort había sido el que había asesinado a Cedric y no que había muerto en el torneo, los chicos pensaban que Harry había hecho que Cedric se encontrara con obstáculos en su camino y que estos lo habían asesinado. Todos estos pensamientos le daban dolor de estómago. De seguro no tendría hambre en el almuerzo.

*

Finalmente llegó el almuerzo. Este año la Sala del Comedor no se veía tan llena como en otros años. Laly Labett estaba entrando por la puerta, junto a su amiga Karolyn Vingel, seguida por varios chicos.

- Karolyn, Karolyn, ¿te puedo llamar así, verdad? – dijo un chico del cuarto año.

- Dime Vingel, ¿te gustan los chocolates o las galletas? – le preguntaba una y otra vez un chico muy guapo de Ravenclaw.

- Ella prefiere las Cervezas de Mantequilla – exclamó Laly. Ya estaba cansada de todos esos chicos que seguían a su amiga hasta para ir al baño, y no los soportaba más. Se llevó a Karolyn hasta la mesa de Slytherin y se sentaron.

- Que increíble eres – dijo Laly cuando se sentaron y empezaron a servirse – pobres chicos, están ilusionados contigo.

- Déjalos soñar – dijo Karolyn sin importancia.

- ¿Pero no te interesa alguno? Ese chico de Ravenclaw, el de los chocolates, no está nada mal – dijo Laly tomando jugo de calabaza. Karolyn la miró.

- Probablemente no me quede más de un año aquí – dijo fijando a su amiga – siempre cambio de escuela ya que mi madre no encuentra ninguna fija – luego echó un vistazo a la mesa de Ravenclaw – y, según lo que me contó Draco, el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras nunca ha sido fijo.

- ¿Draco, eh? – dijo Laly con picardía – Veo que le tienes mucha confianza y sólo se conocieron hace unas horas.

- ¿D-de qué hablas? – balbuceó Karolyn atragantandose con su pedazo de carne. Laly le dio rápidamente el jugo y la chica pudo tragar.

- Ja ja – dijo Laly señalando la cara roja de Karolyn – más roja imposible.

- Tenemos que ver quién será el capitán y el Guardián – dijo Harry. Fred y George y también Lee se habían sentado junto al trío y hablaban sobre cuando harían las pruebas para Guardián.

- Sí – dijo George sirviéndose un poco de ensalada.

- ¿Ginny sigue con la idea de entrar en el equipo? – preguntó Hermione. los gemelos asintieron con fastidio.

- Piensa que lo puede lograr, y, tenemos que admitirlo, es buena – dijo Fred – le hicimos una prueba para ver si paraba nuestros goles y paró ocho de diez.

- Bueno, si ella resulta buena, entrará – dijo Hermione – no porque sea más pequeña no puede lograrlo.

- ¡Ja! Quiero verla parar los goles de Katie o de Angelina – dijo George. Hermione lo miró con enfado.

- ¿Y si yo me postulara, chicos? – dijo Ron. Los chicos lo miraron.

- ¿Con qué escoba? – dijo Fred burlón. A Ron se le enrojecieron las orejas. De repente, Harry se recordó de algo y se levantó llevándose con él a los gemelos.

- ¿Qué pasa Harry? – dijo Fred.

- Chicos, vi que ustedes no le han comprado a Ron su traje de gala.

- Verás, ya que no se necesitaba traje este año decidimos no comprarle nada – dijo George con mucha confianza. Harry los miró malicioso.

- Bueno, pero tienen que darle algo. Y por eso, les pido que le regalen una escoba nueva, ¿ok? No pido lo mejor, pero que almenos sea buena, de calidad. – dijo y se marchó. Los gemelos se miraron con preocupación.

- ¿Qué les dijiste a Fred y George? – preguntó Ron. Harry no le dio importancia y se dirigió con la mirada a Hermione.

- Eh Herm, ¿por qué no te hiciste prefecta? – preguntó. Hermione suspiró y luego lo miró.

- Pues, me puse a pensar, en los puntos que debría quitarles, no podría ayudarles en nada, y luego quitar puntos a mi propia casa – hizo una pausa y como recordando qué tantos puntos deberían haberles quitado por todas las cosas hechas en los ultimos cuatro años – no podría, muy duro – los chicos la miraron con una gran sonrisa y luego se le abalanzaron, sonriendo y atrayendo la atención de todos.

*

Unos metros más allá en la mesa de Gryffindor, unas chicas de primero contaban exaltadas lo que había sucedido en su primer día.

- La magia es increíble, jamás pensé que fuera tan divertida – exclamó Susan Jordan a sus amigas.

- Sí, me agradó mucho Encantamientos – dijo Lina Fuster.

- A mí no – dijo con recelo Himery – esa materia no es del todo divertida. No veo la hora de la clase de vuelo, debe ser bien genial. Sería genial estar en el equipo de Quidditch – las chicas la miraron.

- ¿Quidditch? No aceptan chicos del primer año – dijo Lina.

- Además, Quidditch no es para mujeres, es más de chico – dijo Susan.

- Pues si no lo sabes han abido muchas mujeres en equipos de Quidditch. Si te leyeras algo sobre eso, sabrías. – dijo Himery.

- Yo pienso que Quidditch es algo más masculino – dijo Lina – una mujer jugando se ve... rara.

- Bueno a mí me encanta, sobretodo el puesto de Guardián, o mucho mejor, Buscador. He oído que Harry Potter es el Buscador de nuestra casa y que es muy bueno – las chicas no le estaban haciendo caso. Himery dejó de hablar y siguió pensando en sus sueños de Quidditch.

*

Las clases de la tarde eran dos horas de Vuelo y al final, en la noche, Astrología, así que en el tiempo libre decidieron ir a visitar a Hagrid, que no lo habían visto en el comedor el día de llegada y no lo lograron notar en la estación.

La clase de Vuelo esta vez fue fácil, ya que eran sólo los de Gryffindor: la profesora Hooch estaba enseñando como pulir bien la esoba para que la madera nunca se arruinara y como limpiar las cerdas. Harry lo sabía ya por un intro del libro de "Cuida tu escoba" y le era fácil.

Después de eso regresaron a la torre para dejar sus cosas y Harry notó que una lechuza había traído una nota para él. Pero decidió leerla más tarde, pues quería ver a Hagrid y agradecerle de su regalo de cumpleaños.

Atraversaron los jardines de Hogwarts y luego llegaron a la cabaña de Hagrid. Ron fue quien tocó la puerta y, después de mucho, con los ladridos de Fang, Hagrid apareció. Tenía ojeras, estaba todo rojo, e, icreíblemente, tenía el pelo corto y la barba también. El trío se quedó atónito con esta imágen nueva de Hagrid y este, con expresión de tristeza, los hizo pasar. Los chicos entraron, algo inseguros, seguidos por el exaltado Fang.

- Emm... hola – dijo Harry apenas el trío se acomodó en el sillón más grande. Hagrid no respondió y fue a la cocina a traer algo de tomar. Los chicos se miraron.

- Hagrid que bien te queda ese corte – dijo Ron en tono hipócritamente feliz. Los chicos lo miraron como no-digas-nada. Pero Hagrid se volteó y lo miró como con compasión y dejó notar, por un momento, una lágrima deslizar por sus mejillas rojas. Hermione se alzó y fue donde él.

- Hagrid, ¿te sientes bien? – luego lo agarró por un brazo – ¿qué te pasa?

- Ha vuelto – dijo estallando en un llanto parecido a la vez que Rita Skeeter había escrito que era Medio Gigante – ¡ya salió!

- ¿Quién? – dijeron Ron y Harry acercándose a la mesa donde Hagrid se acababa de sentar.

- ¿Qué no leyeron el artículo de los Gigantes? – dijo Hagrid mojando toda la mesa con sus lágrimas – este, de Laura Skeeter – luego sacó el artículo de los Gigantes de su chaqueta y lo puso a un lado de la mesa. Los chicos se miraron.

- La única noticia de mi madre antes de que se fuera – prosiguió Hagrid en sollozos – es que se había dirigido a las montañas de Snowdon. Posiblemente está en ese grupo de Gigantes que han salido a la luz – luego hizo como si acariciaba una melena invisible en su espalda. Aún no se acostumbraba al cambio. Después se puso en posición de reposo y sollozó cada vez más.

- No creo que tu madre esté en ese grupo – dijo Hermione yendo a buscar algo de tomar. Por fin encontró un poco de Cerveza de Mantequilla y sirvió cuatro copas.

- ¿Cómo puedes saberlo? Es una Gigante – dijo Hagrid levantando la cabeza y agarrando la copa que le daba Hermione, los chicos hacían lo mismo y se habían sentado.

- ¿Y eso qué? – dijo Harry bebiendo un poco – Fue madre, ¿no?

- Sí, pero muy mala, y dejó a su familia, sin dejar rastro – dijo Ron mirando el vacío. Los tres, incluso Hagrid, lo miraron, Harry y Hermione con furia.

- Emmh Hagrid, recuestate un poco, se nota que no has dormido mucho – dijo Harry indicando a Hagrid su cama y mirando de reojo a Ron con furia. Hagrid se dirigió a su cama, que estaba a unos metros, y Hermione se acercó a Ron.

- ¡¿Ron, eres gafo o te la das?! – susurró Hermione viéndolo con mucha rabia – ¿Cómo se te ocurre decir eso? ¡Hagrid está muy delicado ahora!

- Lo siento – dijo Ron cabizbajo.

- La próxima vez cuenta hasta diez antes de hablar – le susurró Harry – siempre metes la pata – esta vez Ron se enojó tanto que al alzarse de golpe hizo caer la silla.

- ¡Está bien, ya capté todo! – gritó Ron furioso – ¡Digo cualquier cosa y ustedes me tratan así! ¡No sé qué les pasa, pareciera que se hubieran puesto encontra mía! ¡Me largo! – y luego salió de la cabaña dando un portazo.

- ¡Ya me harté, me cansé! – exclamaba Ron mientras se dirigía al castillo – ¡Están jugando con el fuego! ¡Nuestra amistad no durará mucho si siguen así!

- Ay Dios – dijo Hermione viendo desde la ventana a Ron que se marchaba – cometimos un error bien grande.

- Como sea – dijo Harry mirando al vacío su copa – desde ayer que me parece que está perdido en la luna. No lo entiendo... antes no eramos así – su voz se oyó muy triste. Hermione se acercó a la cama de Hagrid y este ya estaba dormido a pesar de los gritos de Ron (había bebido mucho en estos días). Luego fue donde Harry y se sentó a su lado.

- Todo ha cambiado – prosiguió este último poniendose en posición de reposo pero sin ocultar su rostro – absolutamente todo.

- Creo que este año será el peor de todos – dijo la chica observando a Hagrid. Harry alzó su cabeza y la miró – mis padres casi no me enviaban a Hogwarts y tuve que pedirle una autorisación escrita a la profesora Mcgonagall para asegurar a mis padres de que este año serían más precabidos en todo – luego se dirigió a Harry con lágrimas en sus ojos.

Harry fijó con compación y mucho cariño a su querida amiga, su compañera, su Hermione. Le acercó una mano al rostro y le secó suavemente las lágrimas de sus mejillas. Hermione agarró su mano y la apretó bien fuerte, como en busca de fuerza. La chica fijaba los ojos verde esmeralda de su amigo y luego cerraba los suyos para después acercar su rostro a la mano de Harry. Este acercó el suyo al de la chica, le besó en la mejilla y luego la abrazó fuertemente. Hermione agradeció profundamente este abrazo, lo necesitaba, especialmente de su mejor amigo Harry.

- Todo va a estar bien – susurró Harry, apretándola más hacia él – no te preocupes...

- Pero Voldemort... ha vuelto – susurraba muy bajo Hermione con la cabeza apoyada en el hombro de su amigo, sollozando – es capaz...

- Tranquila – dijo Harry soltándose de su amiga y luego fijandola profundamente – si te llegara a pasar algo... – luego le agarró las manos – yo estaré contigo. Si mueres... yo moriré contigo. Jamás te dejaré, Hermi. Te amo.

A estas palabras Hermione se conmovió del todo. Su amor por Harry cambiaba rápidamente de mejor amigo a amor posible, pero su conciencia lo impedía cada vez más. Sus sentimientos estaban dividos en dos y eso le dolía bastante.

*

La clase de Historia de la Magia estaba por terminar. Karolyn, a diferencia de todos, estaba muy atenta a esa clase. Laly estaba comenzando a pensar que Karolyn era un poco extraña. La campana finalmente sonó y todos los alumnos de Slytherin y Ravenclaw salieron de la clase.

- ¿Cómo puede interesarte Historia de la Magia? – dijo Laly apenas se habían alejado de la clase, bostezando – No la aguanto.

- La historia es muy interesante e importante Laly – dijo Karolyn mientras se dirigían a su casa, en las mazmorras – deberías prestarle atención.

- No lo lograría – dijo Laly bajando las escaleras – me duermo.

- Bueno como quieras. – llegaron a la pared de piedra que dirigía a su casa – Serpiente de hielo – dijo y entraron a la Sala Común. En los sillones color gris piedra estaban sentados Draco Malfoy y Pansy Parkinson. A Karolyn le latió fuerte el corazón.

- Voy a dormir un poco, ¿vienes? – dijo Laly fijando a Karolyn que miraba de vez en cuando a Draco y a Pansy, que estaban hablando. Karolyn le dijo que no, quería repasar el libro de Encantamientos, y luego notó que Pansy se estaba yendo. Laly la saludó y se apresuró a ir junto a Pansy a su habitación.

Karolyn se dirigió a un sillón grande que estaba al lado de Draco y luego puso su bolso al lado. Draco, que estaba arreglando sus libros miró a Karolyn sacar su libro de Encantamientos.

- ¿Qué tal tu primer día? – le preguntó sacando una revista de Quidditch y Escobas de su bolso.

- ¡Muy bien! Me gustó mucho Encantamientos. – luego le hizo ver el libro – El profesor Flitwick es muy divertido.

- Yo prefiero Pociones o las clases de Vuelo – dijo Draco haciendo ver su revista. Karolyn le sonrió y Draco se enrojeció levemente – ¿Cómo enseña tu madre? – dijo después, aunque pensando que ese no era un gran tema de conversación. Karolyn, en vez, suspiró y puso su libro a un lado.

- Depende – dijo como recordando las clases que daba su madre – hay veces que si yo estoy en la clase trata a todos muy fríamente. Pero del resto es muy dulce.

- Ya veo. ¿No eres sangre sucia, o sí? – le preguntó de repente. Karolyn lo miró muy extrañada.

- ¿Qué significa?

- Alguien con padres muggle – dijo Draco con cierto asco – pero tú no lo puedes ser, tu madre es bruja.

- Ah – dijo Karolyn – no, no lo soy. Pero mi padre es muggle.

- ¿En serio? – dijo Draco apartándose un poco y con asco noto no sólo en su voz, sino que también en su expresion de la cara y ojos. A Karolyn esta mirada le intimidó.

- Ja ja claro que no – dijo negando con las manos muy nerviosa. Draco se alivió y mostró una sonrisa – es broma.

- ¿Y dónde está? ¿Por qué no vino con ustedes? – preguntó Draco. Karolyn dejó de sonreir y su expresión pareció triste.

- Bueno, mejor te cuento todo. El primer esposo de mi madre era un muggle y con él tuvo una hija. A los cinco años de edad de la niña, se divorciaron y mi madre tuvo que mantener con lo poco que ganaba a ella y a su hija. Luego se casó con un mago y me tuvieron a mí. Cuando yo tenía como un año, una noche de primavera, el Señor Oscuro se presentó en nuestra casa... mi padre estaba en la sala hablando con un señor y entonces de repente se oyó una explosión. Mi madre, mi hermana y yo, estabamos en la cocina y luego mi madre se asoma. Cuando vio todo eso, nos agarró a mí en brazos y a mi hermana por la mano y se fue corriendo. El Señor Oscuro destruyó toda la casa y luego se esfumó, sin encontrarnos...

- Oh... – dijo Draco. Notó que Karolyn tenía la cara entre sus manos, con los codos apoyados a las rodillas. Draco se acercó y le quitó una mano de la cara, para descubrir un rostro inundado de lágrimas silenciosas.

- Sé que prácticamente no lo conocí – dijo Karolyn apoyando su cabeza en las piernas – pero mi madre lloró mucho por él y me transmitió esas angustias – Draco se sintió fatal. Si Karolyn llegase a descubrir que su padre, Lucius Malfoy, era un Mortígago, Karolyn lo odiaría de por vida y él no quería que eso pasara.

- No te pongas así – dijo Draco sentándose al lado de Karolyn en el mismo sillón y apartando el bolso – lo que pasó, pasó. No puedes hacer nada.

- Lo sé – dijo Karolyn subiendo su cabeza y secándose los ojos – pero me duele. Me siento horrible. Y, lo que más me impresiona, es que haya tocado aquí en Slytherin, de donde salió el Señor Oscuro.

- El sombrero debió tener su razón – dijo Draco – de seguro quiso que conocieras gente de gran valor, no como Potter, Weasley o Granger.

- Ese sombrero me cayó mal – dijo Karolyn recordando el tiempo que le hizo perder el sombrero – pero Harry Potter no me cae mal y Ronald Weasley no lo conozco bien. Pero Hermione Granger me parece rara...

- Eso es porque es sangre sucia.

- Eso no tiene que ver. Sólo que no sé, como que le caí mal y parece odiarme. Pero no creo que sea mala persona, y es divertido fastidiarla – Draco la fijó impresionado. Nunca pensó que alguien de Slytherin encontrara simpatía por alguien de otra casa, en especial de Gryffindor.

- No pensé que tuvieras simpatía por una sangre sucia, Karolyn – dijo Draco.

- Disculpa Draco – dijo Karolyn como imponiendo respeto – pero no quiero que le digas a alguien tipo la Granger sangre sucia enfrente mio. – luego agarró su libro de Encantamientos y lo puso en su bolso – Puede haber personas como ella aquí mismo en Slytherin sin que tú lo sepas y de seguro livias muy bien con ellas – luego agarró su bolso y se dirigió a la habitación de las chicas, dejando a Draco perplejo. Mientras bajaba las escaleras, ella se sentía enfadada y a la vez mal, porque había mentido a Draco sobre su padre, que era muggle, y sobre su hermana, que en realidad era hija de un mago.

*

Harry y Hermione se dirigieron a la Sala del Comedor después de hacer los poco deberes que le habían mandado para la semana. Se habían quedado con Hagrid sólo unos tres cuartos de hora más y se habían dirigido a la torre de Gryffindor (Ron no se había hecho ver por todo el resto de la tarde).

Cuando llegaron al Gran Comedor notaron que Ron estaba junto a Fred, George, Dean y Seamus, en la punta de la mesa. Por un momento Ron desvió su mirada a Hermione y Harry, pero luego la quitó. Harry sintió que esta frialdad duraría mucho más que la última, el año pasado. Harry y Hermione fueron caminando hasta la otra punta de la mesa, el lado contrario, apartados de todos y eso provocó las miradas furtivas de muchos Gryffindors y algunos de otras casas. Cuando finalmente se sentaron, empezaron a servirse y de repente una niña con un taburete se sentó entre los dos. Los chicos voltearon para ver quién era y notaron los rizos de Himery.

- ¡Hola! – dijo alegremente Himery haciéndose más espacio entre los dos chicos – ¿Van a comer papas fritas? Si no, déjenmelas – dijo y se sirvió una gran cantidad de papas fritas. A Harry le sorprendió mucho, pues a él le encantaban también.

- Dime niña, ¿quién eres? – dijo Harry impresionado por la actitud de la chica. Esta, que estaba comiendo sus papas con algo de carne, tragó rápidamente y dejó sus cubiertos posados en el plato. Se limpió la boca y agarró la mano de Harry y la balanceó fuerte.

- Disculpa Harry Potter, soy Himery Gratter, mucho gusto – dejó de balancear la mano de Harry y se dirigió a Hermione haciendo lo mismo – mucho gusto también, Hermione Granger.

- ¿Cómo sabes mi nombre? – dijo esta cuando la chica dejó de balancearle la mano – Ok el de Harry pero...

- Sé que eres la mejor estudiante de Hogwarts – dijo Himery muy sonriente agarrando su vaso con Coca-Cola – estás en la nueva edición de Historia de Hogwarts – luego tomó un sorbo y siguió comiendo. Hermione se enrojeció tanto que estaba casi del color del tomate de su ensalada.

- ¿A-ah sí? N-nunca lo había pensado... – dijo Hermione balbuceando. Luego le vino un remordimiento de conciencia, la Mcgonagall de seguro estaría muy deprimida porque ella no había querido ser Prefecta.

- Pero Gratter ¿qué haces aquí? – le preguntó Harry mientras comía. La chica volvió a tragar rápido y luego habló.

- Sé que eres Buscador en el equipo de Gryffindor – dijo Himery volviéndose a Harry – y me han dicho que eres muy bueno. Quería hablar contigo porque... – de repente se enrojeció – quería que me hablaras de quidditch. – Harry la miró un momento. Luego sonrió.

- Somos de la misma casa – dijo Harry dando dos palmaditas en la espalda de la chiquilla – puedes buscarme allá cuando quieras – la chica lo miró y sonrió bastante. Se paró, agarró su taburete y se despidió.

- Bye Gratter – dijo Hermione salúdandola con la mano.

- Himery está bien, para los dos – dijo y se alejó arrastrando el taburete.

*

Al terminar la cena, que había sido a las seis y media, Harry y Hermione decidieron ir a dar un paseo por los jardines de Hogwarts. Ahí, se encontraron con Parvati y con su hermana y un poco de amigas, y se les unieron.

- Que lindos se veían en la cena. – dijeron las gemelas, en una de tantas conversaciones – Himery es una chica encantadora.

- ¿Sí verdad? – dijo Hermione.

- Me parece increíble que le interese el quidditch – dijo Harry – es una chica de primero y quiere que le hable sobre mi puesto como Buscador.

- Consejo paterno – dijo Lavander en tono de burla. Luego miró su reloj – oh chicos, me tengo que ir, los veo luego – y se marchó hacia el castillo. Hermione la miró y pensó que en ese momento podía ser ella la que iba corriendo. Suspiró y luego miró hacia la entrada a los jardines.

- ¡Qué linda es esa niña! – dijeron las amigas de Padma indicando a Nia, que venía con su hermana Cho. A Harry le vino algo en el estómago: ahora sentía un poco de rabia por Cho, ya que había dicho de todo sobre él, cuando él no era quien provocaba las cosas.

- ¿Cómo se llama? – dijeron en coro varias amigas de Padma cuando habían ido al encuentro de las hermanas Chang.

- Nia – dijo Cho con su hermana que estaba detrás de ella – ¿que no la vieron en la selección? – las chicas se miraron.

- No le paramos a eso – dijeron. Harry, Hermione y Parvati eran los únicos que no habían ido en su encuentro. A Parvati no le simpatizaba Cho, Harry ni de broma hablaría con ella, y Hermione, por alguna extraña razón, le empezaba a tener rencor. Mientras, Padma y sus amigas jugaban con Nia, que no era tan tímida, y Cho las miraba. De repente echó una mirada hacia los jardines, y notó en una banca de ellos a Harry, junto a dos chicas. Ese pelo negro azabache y rebelde, esos ojos verde esmeralda, y esa cicatriz... eran inconfundibles. Cho esperó sólo unos minutos un poco nerviosa mirando de reojo a Harry (este hablaba con Parvati y Hermione, sin darle la mínima importancia a Cho) para luego irse. El estar cerca de Harry Potter, el causante de problemas cada año, el que hablaba el Párcel, le daba mucho miedo y quería irse lo más pronto posible. Luego, se disculpó con las chicas, les dijo que podrían jugar con ella en la casa de Ravenclaw y se fue corriendo agarrando a Nia.

- ¡Cho! ¡Cho! ¡Déjame! ¿Por qué nos vamos? – protestaba Nia de camino al castillo.

- Porque no podemos estar cerca de Potter, Nia, es muy peligroso, ese es el por qué – dijo Cho alejándose lo más posible.

*

Se había hecho tarde y Hagrid, que andaba de ambulando por ahí, mandó a todos a regresar al castillo. Harry y Hermione dejaron ir adelante a las chicas y esperaron para hablar con Hagrid.

- ¿Ya te sientes mejor? – dijo Hermione.

- Sí, gracias.

- ¿Por qué nos vamos tan temprano? El año pasado podíamos quedarnos hasta las nueve y ahora mira, son apenas las ocho quince – protestó Harry.

- Seguridad, Harry. Este año tenemos que estar más seguros, hasta que él no caiga definitivamente. Pero ya es hora de irse, ¡andando! – luego empujó a los chicos hasta la puerta lo cual le reservó varios pasos a los dos.

Subieron y se fueron directamente donde la Señora Gorda. Dijeron la contraseña y entraron, descubriendo que la Sala Común estaba repleta de chicos de primero y segundo. Entre ellos estaba Himery, en el asiento más apartado, con un libro, tratando de concentrarse con tanto escándalo. Miró quien había entrado y cuando notó a Harry y Hermione corrió donde ellos.

- ¡Potter! ¡Potter! ¡¿Ya puedes, sí?! ¿Verdad? – exclamaba Himery mientras daba unos brinquitos enfrente de Harry con el libro en la mano.

- Prefiero que me digas Harry – dijo este último agarrando los hombros de Himery para que se calmara. Himery dejó de moverse, sonrojada – y bueno, aún no tengo sueño, puedo hablarte de quidditch – la chica se emocionó y empezó otra vez a dar brinquitos de alegría y Hermione prefirió retirarse a su cama.

- Me voy, tengo un poco de sueño – dijo esta y luego se inclinó hacia Harry, que se había sentado en la silla – buenas noches – de repente Harry desvió un poco su rostro y su boca fue a dar con la de Hermione. Esta la retiró inmediatamente toda roja y se dirigió rápidamente a su dormitorio. Todos los chicos de segundo, incluso algunos de primero, dieron un "¡Eso!" prolongado y Harry se tornó todo rojo, con Himery a su lado que lo miraba.

- ¿Están casados? – preguntó con mucha inocencia.

- ¡¿Qué?! ¡Niña, pero qué dices! – exclamó Harry muy alarmado.

- Mis primos me han dicho que cuando la gente se besa es porque se quieren mucho y se van a casar.

- ¡Yo no estoy casado con ella! – exclamó Harry en un tono muy alto – Pero la quiero mucho – bajó su tono – y ese beso fue por accidente, no intencional.

- ¿Que ella no te quiere? – dijo Himery con el labio inferior hacia fuera.

- Sólo como amigo... para ella no soy más que un amigo...

- Entonces, ¿por qué te acaba de besar? – preguntó Himery. Harry la miró incrédulo.

- No fue intencional. Ya te lo dije.

- No fue intencional de parte TUYA. ¿Lo hizo apropósito?

- No lo creo.

- ¿Por qué?

- Porque no le gusto.

- ¿Por qué?

- Porque me ve sólo como un amigo.

- ¿Por qué? – repetía Himery.

- Porque piensa que nuestro trío no se puede romper – Harry empezaba a desesperarse.

- ¿Por qué?

- ¡Ay Himery, no lo sé! – dijo Harry colmandose la paciencia – Bueno ya, comencemos a hablar de quidditch.

- ¡Sí! Este libro lo agarré de la biblioteca – dijo Himery y le dio el libro. Harry lo agarró y notó que era Quidditch através de los tiempos, el mismo que había agarrado en su primer año. Harry empezaba a notar que esa niña tenía ciertas cualidades y gustos parecidos a los de él, y eso en cierta forma le hacía sentir un sentimiento que jamás había notado: la paternidad.