La puerta se abrió suavemente, mostrando la figura a contraluz de una mujer algo rellenita, con pelo liso negro y cara de preocupación.

-¿Koichi? -llamó en susurros- ¿Estás despierto?

-Sí, mamá -contestó una voz cansada desde la cama. Ella se acercó y se sentó a un lado.

-¿Qué te pasa? ¿Te encuentras mal? -posó su mano sobre la mejilla del chico- Estás ardiendo...

-Estoy bien -negó el muchacho, rehuyendo el toque. Su madre le miró suspicaz.

-Pero estás muy rojo y sudado... Seguro que tienes fiebre. Te voy a poner el termómetro.

-Que no... -refunfuñó. Demasiado tarde, ya la oía revolver en el cuarto de baño en pos del instrumento. Disimuladamente se secó las manos y frente con la funda de la almohada.

-Aquí está -murmuró la madre volviendo en posesión del tubito relleno de mercurio. Se agachó al lado de su hijo- ¿Boca o axila?

-Boca.

-Levanta la lengua.

El cristal estaba muy frío. Koichi odiaba ponerse enfermo por eso, no soportaba el termómetro helado en contacto con su piel... Por suerte con la saliva caliente se notaba menos.

"Vuelvo en cinco minutos, no te muevas mucho" oyó decir a su madre. Cuando se dio la vuelta, estaba de nuevo sólo en la habitación.

Un suspiro revoloteó en la oscuridad.

~~~~~~~~~~~~~

Plic. Una gota cayó en la seca acera de la urbanización. Dos más la acompañaron, plic, plic. Muy pronto la lluvia comenzó a arreciar, golpeando contra las paredes de ladrillo de las casas, encharcando los caminos de cemento de los patios ajardinados. El viento empujó una ventana entreabierta de la casa cuyo cartel rezaba "Kanbara".

En la cama situada bajo esa ventana, dos chavales de unos trece o catorce años dormitaban el uno en los brazos del otro, no demasiado vestidos. Una de esas lágrimas de lluvia se coló arrastrada por los vientos e impactó de lleno en el ojo cerrado del de pelo negro. Aún hicieron falta tres o cuatro más para que el chico se despertara, gruñera, e intentara a duras penas cerrar la ventana con la mano que no tenía aprisionada bajo el cuerpo del otro muchacho. Al ver que no lo conseguía, levantó un pie y de golpe la encajó en su sitio, despertando de paso a su compañero. Éste se estiró, bostezó, y le preguntó soñoliento:

-¿...Qué te pasa...?

-Está lloviendo -resopló- Me pone de mal humor despertarme por tener la cara empapada...

-Aahm... -murmuró el chico de pelo castaño y corto.

Se quedaron unos segundos mirando al techo, antes de que el silencio fuera interrumpido por una nueva pregunta:

-¿Te apetece desayunar?

~~~~~~~~~~

Kouji hundió lentamente la cuchara en la leche, y removió, removió... los cereales daban vueltas enloquecidos; mantuvo fija la vista en ellos hasta que una voz le sacó de sus pensamientos.

-Si los mareas tanto se te van a reblandecer.

Takuya vio cómo el chico detenía el movimiento circular de su mano y sacaba la cuchara de la taza, y también el sonrojo en sus mejillas al levantar la cara y encontrarse con sus ojos fijos en él.

-¿Qué te pasa? ¿No te gustan? -preguntó- Si no los quieres los puedes dejar, que no te dé corte.

Una venita se hinchó en su frente.

-No, no es eso... -susurró llevándose un buen montón de cereales a la boca. El castaño observó largamente al chico antes de volver a hablar.

-¿Por qué te da vergüenza? -interrogó.

-¿El qué? -dijo el otro, saliendo de su abstracción.

-Mirarme. Siempre haces igual cuando pasa algo entre nosotros -un ligero sonrojo se extendió por sus mejillas- No sé por qué pero de las tres veces que nos enrollamos, dos estabas dormido.

-*Medio* dormido.

-Lo que sea. Me parece que sólo se te va la timidez cuando no te enteras muy bien de lo que pasa.

La vena hinchada comenzó a palpitar. Takuya cambió su mirada seria a una divertida.

-Sí, sí, eres un cortado. Te da vergüenza hasta besar a tu novio -pinchó.

-¡No me da vergüenza! -saltó Kouji, quizás más fuerte de lo que pretendía.

-¡Claro que te da! Lo que pasa es que eres un cobarde. ¡Cobardica! -dijo, mostrándole su lengua rosa con desfachatez. El moreno se puso rojo, de rabia esta vez.

-¿¡Ah, sí!? -gritó. Se levantó de golpe, tirando la silla al suelo del impulso, se apoyó en la mesa y echó el cuerpo hacia delante. Su boca quedó a tan solo milímetros de la de Takuya. Estaban tan cerca que el aliento con olor a chococrispis del chico le hacía cosquillas en el labio superior.

Los ojos azules titubearon, fijos en los de Kanbara. Separó lentamente los labios y...

-...Esto... ¿Dónde guardas el colacao?

Una gota descendió por la frente de Takuya.

-En el armario de la cocina. Primera puerta, en la balda del medio -respondió.

Kouji aún esperó unos segundos en la misma posición, temblando ligeramente, antes de incorporarse para ir a buscarlo y volver con la derrota pintada en su semblante. Al final Takuya tendría razón, nunca se atrevería a... ¡nada! siendo plenamente consciente de ello.

Echó mecánicamente dos cucharadas de cacao en su taza y revolvió; luego le pegó un buen trago a la bebida bajo la mirada atenta del castaño.

-...¿Qué? -dijo, dándose cuenta del intenso análisis visual al que estaba siendo sometido.

-¿Me das colacao? -preguntó éste tras un momento de duda. El moreno parpadeó extrañado y musitó un sorprendido "claro".

Con manos temblorosas le pasó el bote, que Takuya cogió y dejó sobre la mesa al instante, provocando una mirada curiosa por su parte.

-¿No querías...?

Se interrumpió. Esa mirada resuelta sólo podía significar dos cosas: o tenía un digimon gigante detrás mismo, o estaba a punto de recibir algo. Tratándose de él, ese algo podía ser una bofetada o un beso.

Adivina cuál fue.

~~~~~~~~~

-Treinta y seis con nueve... Bueno, no llegas a tener fiebre, pero mejor quédate acostado todo el día, ¿vale? -dijo la madre de Koichi, mirando el termómetro a la altura de los ojos mientras su otra mano acariciaba la mejilla de su hijo. Éste asintió en silencio; tampoco se sentía con ánimos de hacer nada fuera de la cama.

-Vale, mamá -musitaba Koichi a cada consejo que recibía sin enterarse de nada hasta que se dio cuenta de que ella estaba telefoneando a alguien en el pasillo.

-Sí, siento molestarte ahora, pero es que yo me tengo que ir a trabajar...

"¿Quién será? ¿Alguna amiga?"

-¿Seguro que puedes venir? No me gustaría estropearte los planes... Bueno, está un poquito malo, pero no es nada grave, un resfriado...

"Genial, ahora tendré a una petarda en casa intentando medicarme..."

-¡Vale, muchas gracias! Hasta ahora, Kouji. -clic.

"..."

-¡¡¡¡MAMÁÁÁÁÁ!!!!

~~~~~~~~~~

-...Hasta ahora...

Apretó el botón rojo. Guardó el móvil en la chaqueta.

Y después trató de evitar que Takuya pateara una silla hasta mandarla fuera por la ventana.

¿Cómo? Colgándose de él.

-¡Está enfermo! ¡No te enfades!

-¡¡No estoy enfadado!! -gritó, mandando el mobiliario a paseo (cosa harto difícil cargando el peso de un adolescente)- ¡¡Pero me fastidia!! ¿¡Por qué se pone malo en nuestro aniversario!?

-Nuestro aniversario fue ayer -observó Kouji, aún subido a su espalda. Casi pudo ver la gota que, de ser un dibujo animado, habría aparecido en la cabeza del muchacho.

-Ehm... Bueno, pero... Es que me fastidia que me interrumpan... -se sonrojó- ¡¡Tú me entiendes!!

-Sí, yo te entiendo, Takuya -dijo seriamente, aunque el estar montado a caballito desmejoraba el efecto-, pero entiéndeme tú a mí también. Es mi hermano y está enfermo... Déjame ir con él... -rogó finalmente, sabiendo que con ese tono el joven no se podría negar. Efectivamente, sus hombros se relajaron, permitiéndole soltarse de una vez, y al girarse para quedar cara a cara, Kouji supo que había ganado.

-Vale, puedes ir... Pero la próxima vez que pase esto...

Minamoto sonrió como rara vez hacía, dejando al chico en una nube el tiempo suficiente para cambiarse de ropa, peinarse, y despedirse de una forma especial... dejándole de nuevo apabullado al atreverse a ello no sólo completamente despierto, sino también con la puerta abierta, siendo perfectamente visibles desde el exterior.

-Esto... uhm... Dile a Koichi que se mejore -balbuceó mientras Kouji abría la portezuela del jardín y se alejaba calle arriba con prisa, hasta desaparecer por completo del área de visión de Takuya.

Miró a su alrededor: la lluvia había cesado de caer; a pesar de ello, el asfalto seguía húmedo y resbaladizo. Un perro aulló a lo lejos y una gota de rocío se escurrió por una de las hojas de la enredadera que trepaba por el alto muro.

Lamió sus labios. Sabían a chocolate.

~~~~~~~~~

"¡Nonononono, esto no me puede estar pasando a MÍ! ¿¡Por qué la casa tiene que estar en completo desorden el día que mi hermano viene a verme!? ¿¡¡Por qué!!?

Vale, tranquilízate, Koichi. No creo que se fije en eso.

¿¡Y si lo hace!?

¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAH!!!!"

Y no corría sino volaba presto por toda la casa recogiendo y limpiando todo cuanto veía inadecuado para tan sumamente importante visita, bayeta y escoba en ristre, blandiéndolas como si de armas se tratasen.

"Un momento..." se detuvo.

"Si Kouji ve esto tan recogido... ¡se va a pensar algo raro! (Cosa que por otra parte es totalmente cierta, pero bueno) ¡¡Aaaaaaargh!! ¡¡Maldita sea!! ¡¡A desordenar esto otra vez!!"

Y ya estaba de nuevo corriendo por toda la casa, esta vez descolocando jarrones, cuadros y manteles y sacando sus zapatos del armario para dejarlos por ahí tirados.

Entonces sonó el timbre.

-¡¡¡¡Hola!!!! -gritó nada más abrir la puerta, haciendo que un asustado Kouji se tapara los oídos con las manos automáticamente.

-Ho-Hola, Koichi -tartamudeó- ¿¡Qué haces fuera de la cama!? ¿Ya estás mejor?

-Mmm... -asintió el mayor- Síp, estoy bien. Es que mi madre exagera a veces...

El otro frunció el ceño.

-Sí, hombre, ya te veo. Estás tan sudado que parece que hayas estado corriendo una maratón -cogió a su hermano del brazo y comenzó a arrastrarle hacia su habitación diciendo- Hale, hale, hoy soy tu enfermero. ¡Vamos, a la cama!

El joven Kimura lo intentó de veras, pero no pudo evitar que la imagen mental de su gemelo vestido con un trajecito blanco y cofia de enfermera arropándole con ternura se introdujera sibilina en su cerebro, alquilara un pisito y se quedara a vivir allí. No, realmente no pudo.

-Oye, Koi, te está sangrando la nariz.

-...U

~~~~~~~~~~

El menor de los gemelos encendió la lamparita que se encontraba enganchada en la estantería, justo encima de la cabecera de la cama donde Koichi, tapado hasta la nariz, intentaba convencerle de que no estaba enfermo. Sin hacerle ni caso, agitó el termómetro y se lo metió en la boca sin miramientos, casi provocándole arcadas.

-Ya te lo he dicho, no estoy enfermo -dijo, quitándoselo. Kouji lo cogió de nuevo.

-Entonces déjame ponerte el termómetro. Si no tienes fiebre no debería importarte -replicó con acierto.

El chico apretó los labios con fuerza. No, no, y no. Él sabía bien lo que pasaría si su hermano se acercaba medio milímetro más, aunque fuera para algo tan simple como comprobar su temperatura... ¡Takuya y Kouji no eran los únicos con las hormonas revolucionadas! Pero claro, a ver cómo le explicas tú a tu gemelo que tu obsesión por él y el cariño que le tenías a los once años se han convertido en amor a los catorce...

Mientras estaba sumido en sus pensamientos no se percató de que Kouji le estaba tapando la nariz, y para cuando quiso darse cuenta tenía el tubo de cristal de nuevo bajo la lengua, y su hermano una expresión satisfecha en su rostro.

-¡Mmm! -berreó

-"Táte" quieto, "pesao". Si se te cae el termómetro y se rompe, yo no te voy a limpiar el mercurio de encima.

-¿Ej coja mía o me trataj como a un bebé?

-¡Que no hables con la boca llena!

-¡Ji no ejtoy comiendo!

-¡Chitón!

Koichi se rindió por fin y cerró los ojos... Mala idea, porque entonces pudo darse cuenta del singular aroma que su hermano había traído: lluvia y aire fresco de la calle, su propio aroma como a sales de baño... y algo que olía sospechosamente a after shave y... ¿saliva?

-Kouji -llamó, pestañeando-, ¿de dónde vienes?

-¿Eh? De casa de Takuya, ¿por? -respondió el otro.

-¿No habíais quedado ayer?

-Uhm... sí...

Casi pudo sentir el calor que irradiaron sus mejillas en ese momento.

-¿¡Pasasteis la noche juntos!? -casi gritó, alterado. Kouji pegó un bote del susto, se recompuso, y asintió.

-Pero... no hicimos nada... demasiado fuerte -agregó.

-¿Por qué eso suena a desilusión?

-Porque tienes cera en el oído. A ver, trae el termómetro...

Minamoto se inclinó sobre él con ese objetivo. Y Koichi...

Aspiró su olor.

Notó su respiración irregular.

Sintió su calor corporal.

Escuchó los latidos de su corazón.

Entonces perdió la cabeza.

-...¿Koi?

~~~~~~~~

Takuya descorrió bruscamente la cortina de la ducha, salpicando las baldosas blancas. Miró a izquierda y derecha, dos e incluso tres veces antes de volver a cerrarla con cara de mosqueo.

Dejó que el agua corriese por su pelo unos instantes hasta cansarse y cerrar el grifo. Levantó la vista.

-Tengo... un mal presentimiento.

~~~~~~~~

Kouji se estaba agobiando, casi no podía ni respirar de tan fuerte le estrechaba su hermano entre sus brazos. Tampoco podía moverse bien, tirado sobre la cama, pero Koichi no parecía darse cuenta de eso; permanecía abrazado a él, con la cara enterrada en su camiseta. No quería parecer un grosero, pero la necesidad de aire se hacía cada vez más urgente. Finalmente optó por hacer fuerza con los brazos y logró espacio suficiente para girar la cabeza a un lado.

-¡Uf! Koichi, me estabas ahogando -susurró acalorado.

No obtuvo respuesta. Pero aquellas convulsiones en sus hombros...

-¿Te pasa algo? -alarmado, preguntó- ¿Hermano?

Separó la cara de Koichi de su cuerpo para tomarle la temperatura. Estaba rojo y sudoroso, y temblaba.

-Kouji -jadeó- Te quiero.

-¿Qué?

-Te quiero. Desde que supe de ti. Desde que te vi saliendo de tu casa, por la calle, en aquel tren en Shibuya, en el Mundo Digital. Desde siempre te quiero.

Atrajo hacia sí el cuerpo del otro muchacho, cubriéndose completamente con él. Era un peso agradable, cálido... Lo necesitaba. Demasiadas cosas a la vez para un adolescente... Una madre infeliz y explotada en el trabajo, una sensación de vacío que volvió cuando Takuya empezó a salir con Kouji... un hermano al que no debía amar y sin embargo lo hacía... Son demasiadas cosas dentro para guardarlas todas, y al fin había reventado. "Te quiero".

-Yo... yo también, Koichi, también te quiero... -tartamudeó el portador de la luz, aún falto de aliento- Ehm... Pero... ¿Estás delirando?

Tal vez "te amo" hubiera sido más adecuado para una declaración.

*********************************************************

-Ey, Takuya.

El aludido levantó la vista de la revista que estaba ojeando -sin mucho interés- para mirar a su madre, que preparaba bocadillos sobre el mármol de la cocina.

-¿Qué, mamá?

-Nos vamos a ir a comer a un merendero, aprovechando que está tu padre en casa. ¿Quieres venir con nosotros?

El chico sopesó las posibilidades. Por una parte, podía quedarse en casa y sería libre de invitar a Kouji a venir. Por otra, le apetecía estirar las piernas y respirar aire puro...

-No sé... ¿Puedo invitar a un amigo?

-Claro, si le dejan venir...

-Vale, voy a llamarle.

Ilusionado, alcanzó el teléfono y marcó el número que se sabía hasta con los ojos cerrados. Como siempre, una voz conocida contestó "¿diga?".

-¿Qué hay, Kouji? Escucha -añadió sin dar tiempo a contestar-, vamos a ir a comer fuera, ¿te apetece venir? Es como un picnic.

-¿Quiénes vais?

-Mamá, papá, Shinya y yo. Ellos se quedarán toda la tarde, pero si nos aburrimos podemos volver en autobús. ¿Te apuntas, te apuntas?

-Se te oye entusiasmado ^^U Vale, voy...

-¡Genial! ¡Mamá, dice que viene!

-¡Pregúntale de qué quiere el bocadillo! -intervino la madre.

-¡De lo que sea menos marisco o frutas! -bromeó.

-Sí, aquellas hamburguesas estaban asquerosas... -rió Takuya- Vale, entonces te pasamos a buscar con el coche a las tres. Tráete ropa cómoda. ¡Y la cámara de fotos! ¡Hale, hasta luegooo!

Colgó el teléfono. Kouji suspiró, siempre le hacía lo mismo... Le soltaba un rollo tremendo e inmediatamente después cortaba. Tampoco es que él hablara mucho, pero... Bueno, iba a tener toda la tarde para eso, porque con sus padres delante no iban a poder hacer nada.

Y ahora... ¡a preparar la mochila!

~~~~~~~~~~~

La puerta del jardín se cerró con un sonido áspero tras dejar salir al moreno. Unos instantes después un coche familiar rojo se paraba delante de él para dejarle subir.

-¡Hola, Kou! -exclamaron las voces de Takuya y Shinya cuando éste abrió la portezuela y entró en el vehículo. Levantó una mano a modo de saludo, acompañado de un "ey" y una gota.

-¿Desde cuándo me llamo "Kou" a secas? -preguntó incómodo.

-No sé, es que ya nos acostumbramos así. Papá, mamá, él es Kouji.

-¡Hola!

-¡Hola, mucho gusto! Te hice el bocadillo de queso, como no sabía qué te gustaba... No sé que dijo Takuya sobre no poner marisco ni frutas, pero ya te habrás dado cuenta de lo raro que es, ¿a que sí?

-Sssí...

-¡Mamá! -protestó el chico- ¡Anda, vámonos ya!

Murmurando cosas sobre desagradecidos y demás, giró la llave. El motor carraspeó unos instantes y se puso en marcha al recibir unos buenos golpetazos en la consola, propinados por el puño cerrado de la buena mujer.

Kouji no pudo sino pensar que esos arranques extraños que tenía Takuya le venían de familia.

-¡Veo, veo!

-¿¡Qué ves!?

-¡Una cosita!

-¿¡De qué color es!?

-Es de color... ¡amarillo!

Toda la familia se puso a buscar objetos amarillos dentro y fuera del coche como unos desesperados. "¡Las líneas de la chaqueta de Kouji!" gritaba Takuya. "No, no" decía Shinya. "Los cordones de los playeros de papá" aventuraba la madre. "¡No, y mira la carretera!". "¡El cartel de la gasolinera que acabamos de pasar!" intervenía el padre. Y siempre "no, no". Kouji no participaba, miraba por la ventana abstraído.

-¡Jo, venga, dinos qué es! -se impacientó el hermano mayor al cabo de unos diez minutos de adivinanzas.

-¿Os rendís? -gorjeó el chiquillo- Vale pues era...

-Las flores de esos árboles que están a los lados de la carretera.

Todos miraron estupefactos al moreno, quien ni se molestó en apartar la vista de la ventana. Shinya asintió lentamente con la cabeza, y al instante los otros tres ocupantes del coche ("¡Mamá, no sueltes el volante!") se abalanzaron sobre el cristal en busca de las dichosas flores.

-¿¡Qué!? ¿¡Esas!? ¡Pero si son enanas!

-¡Casi no se ven!

-Son mimosas -explicó la madre- Están empezando a florecer ahora, por eso no las veíamos. Aún hay muy pocas. Tienes buena vista, Kou.

-Gracias -murmuró apocado, sin quitar la mano sobre la que apoyaba la cabeza de delante de la boca. La señora Kanbara era como una réplica más regordeta de su primogénito... De tal astilla tal palo, naturalmente.

-¡Estamos llegando! -exclamó de pronto el padre, señalando un cartel verde a un lado de la calzada. Unos minutos más tarde estaban aparcando en el arcén de una carretera secundaria mal asfaltada y dirigiéndose a un extenso campo lleno de mesas de madera y familias disfrutando del buen tiempo, poco común en aquel momento del año. Kouji estiró las piernas, entumecidas por el largo rato sentado... y de golpe y porrazo se encontró tirado de bruces en la hierba, escuchando las risas de los dos hermanos, quienes ya comenzaban a pasarse un balón de fútbol con entusiasmo.

-¡¡Vamos, papá, Kou!! ¡¡Necesitamos porteros!! -chilló Shinya.

El hombre acudió presto a la llamada, abandonando a su esposa con las pesadas mochilas. Minamoto suspiró molesto por la grosería, para a continuación acercarse a ella. No bien hubo abierto la boca para preguntar si necesitaba ayuda, se encontró con media docena de "tapergüers" en los brazos.

-Eres un cielo, tu madre debe de estar encantada contigo -afirmó la señora Kanbara, totalmente maravillada por el comportamiento del chico.

"...Lo que pasa es que soy demasiado tímido para irme por ahí alegremente -///-U"

-¡¡¡Koujiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!

Takuya apareció como un tornado entre los dos, le dio un beso en la mejilla a su madre, y se lo llevó a rastras hasta el improvisado campo de juego, murmurando que si les metían otro gol por faltar el portero, iba a atarle con cadenas a los postes. En esas estaban, cuando una mano se posó en el hombro del moreno, haciendo que diera un respingo y se apartara molesto. Cuando vieron de quién se trataba...

...Pues se quedaron igual.

-¿Qué quieres? -le preguntaron a la pelirroja muchacha, que a punto estuvo de irse al suelo del impacto, mas se recompuso y cruzó los brazos con gesto ofendido.

-¡Vaya, ya veo cómo os acordáis de mí! ¡Soy Eriko!

-¿Eriko? -Takuya, confundido, seguía sin enterarse de nada, pero una luz se había encendido ya en la mente del compañero.

-Anda, si eres una de las chicas aquellas a las que perseguimos aquella tarde...

-¡Ah! ¡Es verdad! Claro, con el pelo tan corto no te había reconocido -exclamó él, golpeándose la palma de la mano con el puño.

-¿"Tan"? -una gotita apareció en la frente de la chica- Si sólo me corté las puntas... Oh, bueno, da igual. ¿Qué tal? ¿Funcionó lo vuestro?

-Ssssí, pero... -miró a sus padres, que jugaban distraídos con Shinya- Ehm... Bueno, ¿y aquella amiga tuya dónde está?

-Por ahí, estamos celebrando un cumpleaños. Espera, que la llamo. ¡Ya veréis cuando os vea! ¡Se va a poner cardíaca! -tomó aire- ¡¡Yumiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! ¡¡Vente p´acá!!

Una de las adolescentes que formaban un corrillo cercano se levantó y llegó corriendo, enturbiando el aire con el perfume de rosas que llevaba encima, quedando expectante ante ellos.

-¿Qué? -dijo, apartándose un mechón de cabello castaño y encrespado de la frente, como si eso la hiciera superguay. Miró a los chicos con una sonrisa deslumbrante y absolutamente ensayada, haciéndoles preguntarse cómo una chica tan pija como ella podía ser amiga de una tan resuelta como Eriko. Misterios de la vida.

-¿No sabes quiénes son? -preguntó su compañera con una sonrisa pícara. Yumi pestañeó exageradamente para hacer más creíble su expresión de inocencia.

-No, no tengo ni ide...

...

...Oh.

-¡¡¡¡¡Los g...!!!!!

-¡¡G...uapísimos chicos que conocimos en aquel parque!! -Eriko se abalanzó sobre la joven para taparle la boca. Los gritos llamaron la atención del grupito, y por segunda vez una chica se levantó como un resorte al oír "guapísimos" y "chicos" en una misma frase. Takuya y Kouji observaron estupefactos cómo se acercaba moviendo las caderas insinuante, meneando su larga melena teñida como si fuese una cortina.

-¡Hola! -saludó, mostrando la misma falsa sonrisa que Yumi. "La que faltaba" suspiró la pelirroja- ¿Quiénes sois?

Pasaron unos instantes de silencio hasta que los chicos se dieron cuenta de que no se habían presentado ni siquiera a la que mejor les caía de las tres.

-Kouji Minamoto -barbulló.

-Yo soy Takuya Kanbara. ¿Y tú cómo te llamas? -añadió por ser cortés. La chica sonrió como si fuera la mejor pregunta que pudieran hacerle.

-Mi nombre es Maron Isikawa, tengo trece años y antes de que lo preguntéis, no; por increíble que parezca no tengo novio. Menuda oportunidad, ¿eh? -pegó una risotada mientras adoptaba una pose socarrona, guiñando un ojo. El castaño y el moreno cruzaron sus miradas un instante para comprobar que el otro estaba pensando lo mismo: ésta se lleva la palma.

-Encantados... -dijeron al unísono.

-Estoy segura de ello -de nuevo la tonta carcajada- ¡Eri tiene razón, los dos sois muy guapos! ¡A ver, que levante la mano quien quiera algo conmigoooooo!

Silencio sepulcral. ¡Ah, el entusiasmo...!

-¡Jo, pero qué sosos! -gimoteó la moza- Bueno, pues me lanzo yo. ¿Tú tienes novia?

Se arrimó a Takuya con expresión ladina en el rostro, mientras sus amigas se llevaban las manos a la cabeza. ¡Por Dios! ¡Que el chico estaba reservado!

-Pues la verdad es que no -contestó él, mirando para otro lado, desinteresado. Maron hizo pucheros.

-¿Entonces por qué no sales conmigo? ¡Soy dulce como el marrón glasé!

Hubo una gota general que la joven ignoró completamente mientras se reía de su propio chiste sin gracia. Antes de darle tiempo a responder, entrelazó sus dedos con los de él y rió como tonta. Eriko no imaginaba lo estúpida, estúpida, estúpida que era aquella pava, pero el que sí que no se lo podía creer, era Kouji.

A ver. Ahí estaba su novio, SU novio, haciendo manitas con una adolescente en la edad del pavo... ¡delante suyo! Y a Dios gracias que no parecía estar disfrutando, porque entonces le arrancaría la cabeza de un bocado. A los dos. Ey, ya que estamos...

-Uhm... Maron... Yo que tú lo soltaba... -dijo de pronto Yumi, demostrando que por lo menos tenía un punto de cerebro más que la rubia.

-¡Uy!, ¿y eso por qué? ¿Estás celosa? -se pitorreó, apretando sus incipientes pechos contra el brazo de Takuya, que se puso como un tomate. Y eso el moreno no lo aguantó. Asió la muñeca del chaval, apartándola a ella de un empujón, y se lo llevó consigo sin hacer ningún intento por disimular su enfado; llegó a donde sus padres, cogió sus mochilas, se disculpó, y se dirigió a la parada del autobús sin soltarle para nada.

Las tres chicas observaron todo calladitas hasta que la cenutria de siempre tuvo que abrir la boca:

-Pero... ¿a ese tío que le pasa? -farfulló despechada- ¡Será borde! ¿Yo qué le hice, a ver? Pero qué envidioso, se debe de creer el más guapo y le molestó que prefiriera a su amigo. ¡Pues no tiene derecho! ¿¡Quién se piensa que es, su padre!?

¬¬ ¬¬

-Maron, cállate. Es su novio.

+~*~+~*~+~*~+~*~+~*~+~*~+

N. de la A: Tonto, ¿ne? ^-^UU No sé por qué me gusta tanto contar cosas cotidianas (bueno, no tanto) en mis fanfics. Quizás porque en la serie original no tienen tiempo de hacer cosas normales...

Entonces, ¿por qué no escojo una serie en las que sí las hagan, y así no me complico?

Fácil, porque entonces no tendría qué poner en mis fics XD Tiene sentido.

Eeeeen fin, ¿algo que contar? Que tengo mucho trabajo de nuevo, con la vuelta a clase y todo este rollo... -_- Pero no me voy a entretener en detalles porque a fin de cuentas no creo que le interesen a nadie XD Ah, bueno, estoy haciendo un fanart de Digimon Tamers, que supongo que eso sí interesará a algunos ^^U Jen es difícil de dibujar, no me sale su pelo... -_-U (me estoy refiriendo a Jenrya/Henry. Por si acaso. No quiero que me lo confundan con Juri/Jen ¬¬ So pava). Ruki/Rika también, pero más que nada por su flequillo (me gusta más llamarlo felpudo), lo demás es fácil... Y necesito una foto de Ryo, porque con dos veces que le vi no me basta para recordar su traje. Ya me cuesta con el de Takato... ^^U (no recordaba cómo eran sus gafas :P) Y con Juri me confundí y le puse la coleta para el lado que no era, pero ya lo corregí. De Kenta no me acordé de cómo tenía el pelo, pero da lo mismo porque sale con la cabeza cortada, igual que Kazu XDDDD Y Shu Chong directamente sólo recordaba su cara y su digimon ^^UUUU Necesito saber cómo lleva el pelo, aparte de en dos coletitas... Uf... Tengo problemas con las cabezas de los personajes XDD

Ya me callo ^^U Escribí diez páginas, necesito resarcirme un poquito, ¿no?

Uhm... ¡reviews! :3

Jessica Kyoyama: Si yo ya se lo digo, otra cosa es que me haga caso XDDD ¡Uh! ¡Ah! ¡Un diez! ¡Sorpresa, sorpresa! XDDD Ahora en serio, muchas gracias ^_^ No creo que mi fic merezca una nota tan alta, ten en cuenta que hay cosas que no expreso bien y tengo que poner caretos por ahí ^_^UUU Y más, muchas cosas más que yo me doy cuenta que hago mal, pero... ¡Ey! ¡Escribo por diversión! XD Anyways, ¡¡saaaaaaankyu!! ^0^

Kory Asakura: ¡¡Sankyuuu!! Ay, si mis profesores valoraran mi trabajo tanto como vosotros... XDD

Eleone: ¡¡¡Nihao, hermanita!!! ^0^ Sí, ya sé, ya sé, más KouxKoi... ¡Bueno, en este hay bastante, no te quejarás! Ya sabes que a mí también me gusta, pero hay un límite ^^U (capítulo 41... sencillamente no puedo -_-U). Tengo muchas ganas de continuar con los de Shaman King también, pero me da la impresión de que hasta que no ventile éste, no se me va a ir de la cabeza -_-UUU ¡See ya! ¿Escribirás? *__*

German Asakura: Really?? Your favourite?? ME?? ^0^!!! *jumps and yells till her neighbours come to see what happens* He, he, sorry... ^^UUU ... Ña, se acabó XD Que una sabe inglés pero no se siente con ganas de hablarlo :P ¡Sankyu!

Ealnar Vingil: ^------^ Me gutan los reviews laaaargos y sin sentido, son los mejores xDDD ¡Me encantan tus reviews! Me encantaría dejarte a Koichi para ti, pero me temo que mi hermana mayor es muy posesiva con sus... juguetitos XD Y aparte, cuando ella no lo usa, lo tomo prestado yo :P XDDDD No sé si voy a ponerlos a todos, más que nada porque no me gusta matar a gente sin razón y si aparece Izumi probablemente tenga que hacer que se le insinúe a Taku, y eso... sencillamente es superior a mis fuerzas. (Increíble. Mi personaje favorito es Kouji, pero con el que me pongo cardíaca cuando se le acercan es Takuya XDDD) Yo ya te agregué a mi otro messenger también ^_^ Falta encontrarnos. Bueno, eso si no acabo pisoteada por tu manada de hipopótamos verde fosforito XDDDDDDDDDDDD

Hao will burn you all: Tú te llevarías bien con Eleone XDDD Hao, Koichi... ideal XDDD Ah, y te puedo asegurar que vio ese capítulo. Le costó bajárselo, pero lo consiguió. Fue el trauma mayor de mi vida XDDDDDDDDDDDDDD

Yake: O.oU Espero que no tuvieras que madrugar al día siguiente, porque si leíste esto a las tres... O__oU ¡Hay que dormir las horas necesarias! Yo duermo apenas siete, pero lo compenso el fin de semana que duermo trece XDDDDDDDD Éste es un ejemplo de cómo NO debes comportarte ^_^UUUU Y... ¡apoyo recibido! ¡Muchas gracias! ^0^

Uhm... ¡eso es todo! Esta tarde voy a salir a hacer fotos para el calendario que tenemos que hacer en clase de diseño -_-U Con el frío que hace... Jo...

Bueno, mejor dejo de quejarme y subo esta cosa XD

~Muchos besitos os mando y muchos reviews quiero a cambio~

+~*~+ ¡¡¡Y ahora, que la leyenda evolucione!!! +~*~+