CAPÍTULO 2: PERDONAR......
Kogure siente como su pecho se llena de angustia y no puede impedir que dos lágrimas se escapen de sus ojos. Se las limpia con rudeza y trata de controlarse pero no puede. Con el llanto nublándole la visión,, apresura el paso hacia un pequeño bosque que lo pueda refugiar de las miradas curiosas de las personas.
Al llegar se deja caer bajo la sombra de un gran roble y se abraza a sí mismo mientras los sollozos reprimidos sacuden su cuerpo.
Dios!. Aún lo ama. Ama a ese bastardo que destruyó su confianza. Hisashi. Si tan solo....
-No, por favor. No llores más. Por favor.-
La suave petición fue emitida por Mitsui que ahora lo miraba con dolor. Dejó caer su mochila a un costado y se acercó lentamente a Kogure, quien se enderezó con ligereza secándose las lagrimas con rapidez.
- Que quieres, Mitsui?- le espetó con la voz ronca por los llantos, odiándose por sonar tan vulnerable.
- ¿Sabes cuanto me molesta cuando me llamas así?- comentó avanzando hacia él, con paso lento pero decidido- Me gustaba más cuando me llamabas por mi nombre. Me hacías sentir especial ante tus ojos, me hacía estremecer la manera en que pronunciabas mi nombre.-
- Que quieres, Mitsui?- repitió y agregó con dolor- Ya no tuviste de mi lo suficiente? Viniste para volverme a golpear?-
- No. Estoy aquí para aclarar las cosas entre nosotros- dijo imperturbable y cuando Kogure trató de apartarlo con un empujón tomó sus manos y en un reflejo rápido las aprisiono detrás de su espalda y contra el árbol.- Ya es hora que escuches lo que tengo que decirte.-
-Y si no quiero escucharte? Que vas a hacer?- le preguntó, desafiándolo con la mirada y sorprendiéndose al encontrar en esos ojos azules, un brillo que hacia mucho tiempo que había visto en él. No podía ser.....
- Esto..- contestó y tomó por asalto su boca con un beso que lo dejó sin aliento. Con la guardia baja, Micchy aprovechó y se deleitó con esos labios que tanto había anhelado, que tanto había soñado. Con suavidad los recorrió y los abrió para darle paso a su lengua que ansiosa, esperaba conocer el secreto sabor de Kogure.
Éste se estremeció y gimió de placer mientras esa húmeda invasora se apoderaba de su boca sin piedad.
-Te amo, Kiminobu. Te amo tanto....- jadeo Micchy en tanto seguía besándolo con pasión. Soltó esos labios tan dulces como la miel para recorrer con pequeños besos el cuello de Kogure, quien forcejeaba por liberarse del agarre de Micchy- Perdóname, por favor. Te amo tanto, tanto.....-
- Hisashi...por favor....... suéltame- gimió Kogure sintiendo como su amor se deleitaba con sus suspiros y gemidos. – Ahhh......Hisashi....- Micchy lo suelta un poco mientras sigue besando y mordiendo con suavidad el cuello del joven de anteojos pero se estremece de pies a cabeza cuando siente las manos de Kiminobu recorriendo su espalda, enterrándose en su cabello.
- Kiminobu.....- jadea cuando las manos del joven se vuelven audaces y se adentran por debajo de su camisa.- Te amo....
- Hisashi......te amo.....te amo- dijo Kogure y se apretó con fuerza contra su amor cuando este volvió a besarlo pero esta vez con fiereza, con una pasión apenas reprimida que se desbordaba con cada palabra de amor.
El control había desaparecido en ambos pero resquicios de él y la necesidad de aclarar todo, hicieron que ambos comenzaran a frenar sus sentidos. Micchy dejó de besar a Kiminobu pero siguió abrazándolo contra sí, tratando de sofocar un poco su deseo. El joven de ojos marrones se aferró a su cintura, apoyando su cabeza en su hombro, enterrando su rostro en el cuello de Micchy.
Luego de un rato Micchy se dejó caer en el césped y arrastró consigo a Kogure, colocándolo sobre él, en la misma posición que tenían momentos antes. Observando las luces del atardecer comienza a hablar como si Kogure se lo hubiera pedido.
- Me enamoré de ti desde el primer día en que te vi. Tu sonrisa fue lo primero que me atrajo de ti y luego fue tu mirada tierna y suave. Pero no tenía el derecho de hacerte cargar con mis sentimientos, pues no sabía si era correspondido. Por eso jamás te lo dije, jamás te lo mencioné. Tenía miedo de que me odiaras..-
- Pero, yo......-
- No, déjame terminar- le interrumpió con ternura- Luego que me lesione creí que lo que tu sentías por mí era lástima y no lo pude soportar. Te alejé de mi vida pensando que hacía lo correcto. Que tonto!.... Más tarde cuando fui a pelear al gimnasio, no quería que dijeras porque había cambiado, no soportaba enfrentarme a la verdad y por eso te golpee, y créeme cuando te digo que me arrepiento de haberlo hecho, pues fue en ese instante que me di cuenta que había lastimado a la persona que más amo en el mundo.-
- Hisashi, amor....- susurró mientras le dejaba un beso en su cuello. Él también había sufrido tanto.....- Me sentí tan mal cuando me pegaste que creí que me habías roto el corazón. Pero no pudiste hacerlo porque a pesar de todo te seguí amando como el primer día. Tenía miedo, mucho miedo de volver a sufrir otra vez pero al escucharte decir que me amabas decidí que ya era tiempo de perdonar y seguir adelante. Te amo tanto. Te amaba aún cuando eras un pandillero, y te amo aún cuando ya no lo eres más. Te perdono, Hisashi, pero con una condición- pidió mirándolo seriamente.
- Pide lo que quieras- susurró con el corazón en vilo. Haría cualquier cosa con tal de no volverlo a perder.
- Que nunca más me apartes de ti y que jamás dejes de amarme.- pidió desde el fondo de su corazón.
- Te lo prometo. Te amo, Kiminobu.- murmuró mientras rodaba por el suelo para colocarse encima de él, volviendo a apoderarse de esa boca que tanto ama.
- Te amo, Hisashi.- dijo contra su boca y se rindió antes los avances de su amado, que le daban tanto placer.
El frío que había condicionado sus vidas, se derretía ante el abrasador calor del deseo. Ambos se estremecían ante las caricias levemente reprimidas que se daban.
- Bebé.....-
- Si.....ohhhh.....-jadeo al sentir las traviesas caricias de Micchy.
- No podemos....mmmmm...no aquí-
-Mmmmm.....esta bien...-mordiéndolo en el labio con resignación.
- Quiero tener......Ahhh....- Dios! Lo estaba matando con esas manos tan atrevidas.
- Si......-sonrió al sentir el respingo de Micchy ante una mano que rozó su masculinidad a través de su pantalón.
- una cita contigo.....mmm...esta bien?- dijo soltando sus labios para poder incorporarse sobre sus codos. Observó el rubor que coloreaba las mejillas de Kiminobu cuando éste asentía. Y vio en su mirada aquello que tanto había ansiado ver: el puro amor refulgiéndole, dándole vida otra vez.
- Una cita-
- Tu y yo. Solos. El sábado. A las siete de la tarde. Te paso a buscar.-
- el sábado?-
- Qué pasa?- dijo alarmándose ante la protesta de su amor.
- Hoy es Jueves. Falta mucho para el sábado.-contestó riéndose sin poder contenerse. Micchy cerró sus ojos para escuchar ese sonido que tanto amaba y que tanto había extrañado. Tan claro y tan hermoso como lo recordaba.
- Hisashi?- le pregunta acariciando su espalda a través de su camisa. Abre sus ojos y muestra todo el amor que lleva dentro.
-Tu risa. Sabes?. La extrañé tanto...- murmuró ronco en tanto lo volvía a besar con cierta reverencia y ternura- El sábado, eh?-
- El sábado- repitió devolviéndole el beso con la misma suavidad que él. Apenas podía esperar para ese día.
Una cita.
Los dos. Juntos.
