Gracias a los que estan leyendo mi Fanfic, de verdad me complace saber que les ha gustado y no lo encuentran un poco tonto, por no ser de harry, ni su pandilla.. ( jejejejejej )...
Aya K: fuiste la primera en leer mi ff acá, gracias por tu review, me hizo sentir
super bien.
Sisma: Bueno ya conversamos por msn y nos conocimos un poco más, ojalá
sigas mis consejos para tu FF,,,
Winter's fairy: gracias por decir que escribo bien... me complace de verdad.. ojala sigas leyendo y dejándome mas review, pensando como va la historia..vale ¿
Christopher : AMIGO MIO... que te puedo decir que no te diga por msn..
Solo.. nuevamente GRACIAS POR TU AMISTAD Y CONFIANZA EN TODO.
Undomiel2: pucha LOCA, CABRA CHICA Y AMIGA MIA. ¡... si..si sé que soy tu mamá.. y es el mismo ff.. que se me había perdido..lo encontré en un disket..por ahí..haciendo limpieza...Ojalá sigas leyendo .. y ven a tomar tecito..pero no me quites el PC.. que lo estoy usando. ¿ Ya ..... ( ¿andas con chaqueta? hace frio!!! ).
BUENO AHORA AL CAPITULO...OJALA LES GUSTE.... SI NO..ME AVISAN.. PA MEJORAR LA PROXIMA... BYE
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Capitulo 3. CAMINO A SER UN VERDADERO MAGO.
¡ Apurate hijo!, no te quedes atrás, ¡si sé que hay mucha gente! Pero es normal - le decía con voz de sofocada la Sra. Margareth a Albus. Que él caminaba a paso apurado siguiéndola, mientras escabullía a otros magos que caminaban por ese callejón.
Mamá tengo sed - decía Albus - mirando con ansias la terraza de la heladería Florean Fortescue, en donde se divisaba a varios niños con grandes helados de distintos colores, que a él también se le antojo uno.
Ya iremos cielo, primero es lo primero o sea ¡tu varita! - la que siempre haz querido - ¿o no Albus?- lo miraba con una expresión sonriente y complaciente su madre.
Cuando oyó esto. Los ojos brillantes parecían faroles de la emoción, ya que al solo pensar en su deseo más anhelado por tantos años y en que en pocos minutos se harían realidad las lágrimas querían aparecer en ellos. De tanta emoción no dijo nada, y un vuelco en el estomago apareció en solo pensarlo.
Al entrar a la tienda de Ollivander, éste estaba atendiendo a otro muchacho como él. pero tenia la cabellera de un negro brillante y corto, casi de la misma estatura de Albus, pero unos 4 cm mas bajo, en eso el Sr Ollivander se acerco al niño y le paso una varita que acababa de sacar de la cajita larga y de color verde oscuro.
tómela Sr Simms, y déle un pequeño movimiento con su muñeca . -decía cortésmente y con su voz muy ronca el dueño de la tienda.
Con la mano temblorosa Clifford tomo la varita y la agito, de repente como si una nube de tormenta explotara dentro del lugar, apareció una luz cegarte y como surgió se borro. - Clifford Simms con los ojos abiertos como platos quedo ahí parado y con miedo de mirar la cara de sus padres y del dueño, así que miro de reojo a Albus que con una sonrisa de nerviosismo le hizo un gesto de saludo.
No. no parece que esa sea su varita designada dijo lentamente Ollivander, y camino muy pausadamente como si tuviera todo el tiempo del mundo para buscar otra.
Nuevamente se acerco al chico y le paso una nueva varita de color gris perla y le dijo - tome Sr Simms ojalá este sea de su agrado-
Mientras recibía la varita el niño, este le explicaba cual era su contenido-
Fibras de corazón de Dragón, en madera de arce y tiene un grosor de 4
2/5 pulgadas.
Y Clifford ya había tomado la varita y la había agitado y de ella salían chispas de colores, como si fuera de aprobación de su único dueño.
"Ya que ninguna varita es igual a otra, y ninguna varita actúa de la misma forma que lo haría con su dueño".
El chico salió feliz de la tienda con una cajita verde claro entre sus manos en donde estaba la varita que seria para toda su vida.
Adentro de la tienda estaba aun esperando su turno la Sra Margareth y su hijo.
Albus empezó a mirar la tienda en donde nunca había entrado antes, era muy oscura y todo era de madera ya muy vieja pero reluciente, había un mostrador elevado delante de él donde el Sr Ollivander se divisaba como si fuera un gigante- pensó-
- Sra Porpington como se encuentra UD y su marido?, ha habido noticias nuevas que nos reconforten un poco el día? - exclamo sonrientemente el dueño. -me temo que no, lo siento, pero con asuntos de mi marido realmente no me entero demasiado, usted sabe, hay cosas que nos son conversadas a puertas abiertas.- le respondía a Ollivander la mamá de Albus.
En eso el hombre dirige su mirada a él y le dice con voz muy respetuosa (que ya Albus estaba acostumbrado a ese tono de voz en todos los que se dirigían a el)
es un gusto conocerlo Sr Dumbledore, y esperaba su visita unos de estos días, además me complace decirle que le he confeccionado pensando en Ud una varita a su medida, espéreme por favor - Albus quedo mirándolo con grandes ojos y de paso miro a su madre, ya que nunca pensó que se hicieran varitas a la medida, - (¿por que le hacían a el una varita y el otro chico recién tubo que probar dos?), penso por un instante Albus, colocando una cara de impresión y duda.
Al cabo de un rato, llego el dueño del local y pasándole a él la varita de color azul oscuro, con unas pequeñas estrías por la superficie. Observo el niño que en su punta se encontraba adheridas unos brillos extraños-que no logro reconocer -
- ¿Podría agitarla por favor? - le dijo Ollivander. Y en ese momento Albus levanto la varita al nivel de sus ojos y se estremeció por completo, un calor subía desde sus pies hasta el ultimo pelo de su cabeza, era un calor reconfortante, como si llenara hasta el mas mínimo rincón de su ser con una sabiduría que le hacia falta para comprender muchas cosas, pero que él sabia que existían en su ser. Y en ese momento Albus escuchaba muy lejos la voz de su madre y la del señor Ollivander que le hablaban, pero él tenia puesta su mirada a un espectacular visión, era el universo, lleno de estrellas, pero justo al medio de todo se encontraba una gran nubosidad que giraba alrededor de un agujero negro, pero que el sentía como si estuviera en su hogar. Del agujero apareció una luz diminuta de color rojo que cada vez se hacia mas brilloso y que el comprendió que era como un saludo especialmente hacia él.
Como en un remolino se sintió Albus al darse cuenta que estaba su madre ahí tomándolo del hombro con cara de preocupación.
- ¿querido te pasa algo? - replicaba asustada la Sra Margareth y observándolo como si tuviera miedo de perder a su hijo.
- no nada mamá, solo que vi. Una constelación maravillosa, ¿aun no se si era eso o el gran hoyo negro que leí la otra vez? - decía Albus mientras miraba su varita y de reojo al Sr. Ollivander.
- Asombroso!!!, realmente Asombroso- yo esperaba que tuviera un muy buen efecto en Ud. Sr. Dumbledore, pero nunca me imagine que tanto - pensaba en voz alta El dueño del local.
- Su varita esta confeccionada de 10gr de polvo estelar…3 gotas de lagrimas de fénix…1gr de ceniza de fénix…madera de carpe plantado en otoño…. 19cm de largo y en su punta tiene unos pequeños raspajes de una piedra de fénix que encontré en Asia, recuerdo cuando caminaba por unas ruinas antiguas donde estaba un monte y algo me llevo a caminar por ahí, ¡bueno son cosas de la vida! y ahí encontré esa piedra rarísima.-decía como contándole una de las mejores experiencias de su vida a sus clientes.
Ya pagada la adquisición más valiosa para ser un mago competente, se despidieron inmediatamente del dueño del local y Albus y la Sra Margareth, salieron del local y se dirigieron a las compras de los libros y utensilios que necesitaría para su primer año en Hogwarts.
Al encontrarse en el callejón, Albus creyó ver al hombre de su primera visión el que estaba sentado con el sombrero café fuera de la casucha, pero con unos años menos en su rostro, al fijarse nuevamente para aseverar su visión, la varita empezó moverse dentro de la caja, como si quisiera salir o estuviera ahogándose. La Sra Margareth dio un gritito ahogado y Albus miro rápidamente la bolsa en donde ésta se encontraba, pero en ese mismo instante que miraba la bolsa, se sintieron unos ruidos extraños en el callejón, éstos eran como de un perro gruñendo pero aumentado unas doscientas veces, el sonido era ronco y fue emitido con mucha rabia, que fue un pensamiento rápido de Albus.
La gente corría y él también junto a su madre que lo llevaba hacia un lugar seguro. Albus le pregunto a su madre que era lo que había pasado. Ya que no alcanzaron a comprar el caldero y los ingredientes para su asignatura de Pociones. La Sra. Margareth solo le dijo que era "algo" en que estaba todo el ministerio preocupado por arreglar "ese problema" ya que es difícil combatir con "esos" y que últimamente estaban sin "control" y "llegando a cualquier parte". La verdad es que el chico quedo más extrañado, y misterioso con la respuesta temerosa y extraña de su madre, que prefiero no seguir preguntándole.
Ya al cabo de unos instantes que habían vuelto a casa desde el callejón Diagon, a través de los polvos Flu, que últimamente eran una novedad, pues era un producto nuevo e inventado por un trío de brujos con gran experiencia en el tema de transporte mágico, estos polvos fueron tan bien recibidos por la comunidad mágica, que cada uno de los inventores recibió La Orden de Merlín, (el nombramiento más alto que un mago puede recibir), como un agradecimiento a el beneficio y modernidad para la vida de los magos y hacia la efectividad del encubrimiento del mundo mágico.
Al momento de aparecerse estaba el Sr. Dorth en frente de la chimenea esperándolos nervioso y con apariencia de atrasado con trabajo, ya que sus ojeras eran notables a bastante distancia.
¿están bien… Los dos?, ¿están seguros que no les paso nada? - decía con un tono de voz temblorosa por el miedo de perder lo que mas amaba.
¡ Margareth, que paso?, viste algo?, había mucha gente en el callejón?... yo aun no puedo ir a visitarlo, pero mande a algunos magos especializados en le tema para que arreglen cualquier problema que se haya presentado en el callejón. Los estaba esperando a ustedes antes de irme y asegurarme bien que estaban sin peligro.
Papa que pasa?, ¿porque estas tan nervioso por ese ruido?, ¡! Nunca me cuentas nada ¡- reclamaba Albus a su padre, con voz potente.
Olvídalo hijo, ya mañana te vas a Hogwarts y allá estarás mas seguro que incluso en esta casa, ahora anda a empacar las cosas que compraste.
Ya era el 1º de Septiembre y Albus no caía aun de la emoción de estudiar magia, hacer posiciones, encantamientos, descifrar el cosmos, transformar cosas, predecir cosas ( y muy dentro de él, sentía que sería muy bueno en esa materia), pero su madre le había dicho que solo cuando estuviera en 2ª podría cursarla.
Ya cuando habían entrado por el Anden 9 3/4 , Albus, la Sra Margareth y su Padre. Se les acercaron inmediatamente el Sr Roger de Conyers que venia afirmando del hombro a su hijo. El chico era un poco más alto que Albus, tenía la cara un poco tostada por el sol, unos ojos de color verde, donde le caía un mechón de pelo castaño claro.
-hola Dorth…Margareth, como están?, ha ya veo que traes a Albus, ¿es su primer año?- hablaba mientras sonreía y levantaba el pecho, en muestra de orgullo por hablar directamente con el Ministro.
-Bien gracias Roger, si traemos a Albus, él esta ya impaciente por dejarnos solos casi todo un año!- decía con voz de consentimiento y resignación el Padre de Albus, mientras miraba a su esposa, que tenia una cara de pena, que no podía disimular.
- este es mi hijo Jove, ya va a ingresar al 2º curso, está en Gryffindor- lo malo es que no quedo en mi casa Slytherin, pero bueno que le vamos hacer ¡-- con cara de resignación le mostraba una leve sonrisa a su hijo.
-bueno hijo, cuídate mucho y estudia, nosotros te estaremos mandando algunas lechuzas con noticias nuestras, haz lo mismo por favor!- sonaba a suplica la voz dulce y cantante de la Sra. Margareth Yo te mandaré hoy los utensilios que faltaron por comprar, no te preocupes que llegaran a tiempo, te lo prometo.
-pórtate bien Albus, y como siempre pon en alto el apellido Dumbledore, cuídate y cualquier cosa te diriges a tu prefecto o al jefe de la Casa en que te toque. No importa que no quedes en alguna casa que estuvimos nosotros con tu madre, la cosa es que aprendas bastante, te iré a visitar antes de Navidad ya que debo ir a conversar con el director de Hagwarts Adrews Millacord .- con un gran abrazo Durth se despidió de su hijo, justo cuando el pito del tren sonaba avisando que ya partía hacia su destino. HOGWARTS.
