bCapítulo 3: "Expresiones Artísticas"/b

iPor: JkRowling./i

-Yo sólo pensaba que… -Hermione se detuvo en seco. Una ligera expresión de impacto cruzó su rostro al toparse con los ojos de Harry.

-¿Te pasa algo, Hermione?-Preguntó Thomas, mirando sorprendido su cambio de actitud.

-Nada... vamos a sentarnos-Titubeó Hermione, bajando la vista confundida.

Ron palmeó la espalda de su amigo.

-Tú eliges lo que te está pasando... Piensa en vencer tu orgullo y ese idiota no estará tomando la mano de la chica que amas.

-Ella no ha demostrado el menor interés por mí, y yo tampoco-Respondió Harry, dirigiéndole a Thomas y a Hermione una mirada fría.

Ron suspiró, abatido.

Nuevos pasos les indicaron a los alumnos la llegada del profesor. Maquinalmente, se levantaron y saludaron con voz estridente.

-Buenas tardes, profesor.

-Buenas tardes, jóvenes-saludó una mujer regordeta, de rostro sonriente e impecable dentadura-. Soy la reemplazante del profesor Larry, quien ha decidido tomarse unas merecidas vacaciones.

Todos se dirigieron miradas escépticas. Dudaban mucho que el viejo profesor de Psicología Mágica, conocido por el Instituto como el único profesor que pasaba la clase entera riendo con sus últimas adquisiciones extrañas, entre ellas un espejo que él protegía cuidadosamente y del cual los alumnos formulaban distintos rumores, como que mostraba fotografías de mujeres desnudas, mereciera unas vacaciones.

-Mi nombre es Nathalie Stewart y estaré con ustedes hasta el fin de este año-explicó la profesora mostrando una sonrisa excesivamente pronunciada-. Seguiré con los contenidos del profesor Larry, y esta tarde continuaremos con las expresiones artísticas, les agradecería tomar su libro y consultar la página 44, donde les indicarán qué deben hacer en el pergamino que ahora aparecerá en su pupitre. ¿Me expresé con claridad?

-Sí, profesora-contestaron todos automáticamente.

-Muy bien, chicos. ¡Entonces, a trabajar!

Harry tomó el pergamino y clavó sus ojos en él por un largo rato. Intentó por un segundo imaginar algo distinto, muy distinto a lo que estaba sucediendo en su mundo en ese momento. Deseó ser capaz de realizar los hechizos de control Psicológicos que con tanto orgullo realizaba la profesora Natalie Stewart e ignorar lo que sentía. Pero estaba consciente de que lo que pasaba iba mucho más allá de su mente.

Estaba en su corazón.

-¿Ya leíste, Harry?-inquirió Ron, desde un lugar que parecía muy lejano-. Realizar algo que demuestre lo que sientes en el pergamino… ¿Podría dibujar un vómito y una mano levantando un dedo para expresar correctamente todo lo que siento? ¿Crees que sería adecuado dibujar…? ¿Harry?

-Disculpa, Ron, yo…

-Sí, tú estabas pensando… -terminó Ron, con una mirada de cansancio-. ¡Pero yo te estaba hablando de mis expresiones artísticas y no me tomaste en cuenta! Quiero saber qué opinas sobre mi mano con un dedo levantado… ¿A qué no adivinas cuál sería?

-Pienso que es arriesgado de tu parte-dijo Harry, ignorando la pregunta obvia de su amigo, ese tipo de preguntas que tanto odiaba Hermione. Dio un respingo al recordarla-. Eh… tal vez al viejo Larry le hubiera parecido sincero, y hasta divertido, pero a Stewart no creo que le parezca nada de eso. ¿por qué no dibujas una flor y demuestras de una vez tu lado femenino?

-Bueno, yo hago una flor, tú un corazón.

-No hay nada dentro de mí que tenga que salir dibujado en un corazón-dijo Harry, entre dientes.

Ron alzó una ceja.

-¿Estás seguro?

Harry sabía muy bien a dónde quería llegar. Levantó la cabeza y miró de reojo a Hermione, que sujetaba un pincel y contemplaba el pergamino muy concentrada. Si realmente quería ser sincero, dibujaría algo trágico, triste… Si realmente quería que su amigo dejara de pensar que siempre sabía lo que estaba sucediendo, como realmente era, entonces tenía que dibujar un sol sonriendo desde los cielos.

Había dos opciones claras.

-Ya sé lo que voy a hacer-dijo Ron, que había pasado un largo rato con los ojos cerrados-. Voy a dibujar una manzana podrida.

Harry frunció el ceño.

-¿Por qué tan negativo?

-No es negativo, es lo que deseo que esté ocurriendo en los dientes de Stewart cada vez que nos sonríe como maniática.

Rió débilmente y Ron aprovechó de tomar su pincel y trazar un círculo desproporcionado que Harry representó como una manzana y por un segundo encontró en él un parecido a los dientes de la Profesora Stewart.

Miró su pergamino, e intentó concentrarse tanto como sus compañeros. Un silencio inusitado reinaba en la clase. Leyó en el libro las indicaciones, que encerraban en un cuadro de color rojo un consejo para la actividad.

bSé sincero y lograrás un buen trabajo./b

Suspiró cansado, casi maldiciéndose por haber leído aquella corta frase. No ganaba nada intentando dibujar algo alegre, lo que sentía estaba indicándole otra cosa y seguramente la Profesora Stewart se daría cuenta.

Ron sabría de todos modos que no estaba siendo sincero y jamás permitiría que Hermione viera su trabajo.

Se encogió de hombres y tomó el pincel.

Con la mano temblorosa, trazó una pequeña línea en la parte superior de su pergamino. Bajó un poco su mano, trazó una nueva línea y siguió así hasta que la hoja estuvo llena de líneas cortas y delgadas cayendo todas hacia el mismo lado.

Se detuvo un segundo a observar lo que había hecho y recordó instantáneamente una tarde lluviosa en Hogwarts, cuando salió a pasear por el lago con Hermione.

Aquella vez estaban juntos. Ella llevaba su cabello cubierto por una capa de invierno de color fosforescente que le había obsequiado Hagrid para navidad. Él no cubría su cabeza, a pesar de la insistencia de Hermione en que iba a tomarse un resfrío. Llevaba una mano dentro del bolsillo de su chaqueta gruesa. Su otra mano, estaba firmemente agarrada a la de Hermione y los dos podían sentir la lluvia abrazando su piel, pero el calor en sus manos y el deseo de sentirse juntos no los separaba.

Harry entornó los ojos para dibujar un pequeño lago en el costado derecho de la hoja. Movió su mano al lado izquierdo, para simular la silueta de dos personas bajo la lluvia. Marcó las dos manos, unidas casi estúpidamente, contrastando la tristeza de aquel paisaje. Se alejó del pergamino y lo observó .

Las manos unidas habían cambiado radicalmente la obra.

Miró hacia el costado y vio a Ron completamente concentrado en su dibujo. Levantarse en ese momento sería un buen acierto si lo que quería era que nadie más que la profesora viese su dibujo. Se decidió y tomó su dibujo, caminando lentamente al pupitre de la profesora. Feliz de que nadie mirara hacia otro lado que a su propio pergamino en ese momento, levantó su dibujo y lo ubicó en la mesa de la profesora. Iba a voltear cuando vio un pergamino casi con el mismo paisaje y detalles sobre el suyo. Levantó la cabeza para averiguar quién había copiado tan miserablemente su dibujo.

Ojos castaños, era Hermione.