bCapítulo 4: "La invitación de Hermione"/b
iPor: JkRowling./i
La profesora Stewart levantó la vista. Sus ojos cambiaron desde Harry a Hermione, sin lograr entender lo que pasaba, marcando sus labios en una mueca casi divertida.
-¿Ustedes se conocen?
-Sí-cortó Harry rápidamente-. ¿Qué dice sobre mi trabajo?
-Bueno… lo mismo que podría decir del dibujo de la señorita… Granger-exclamó aún mirándolos con los ojos excesivamente abiertos-. Insisto en que ustedes tienen algo en común…
-Fuimos amigos hace un tiempo, nada más-explicó Hermione, carraspeando-. A mí también me interesaría saber qué opina de mi dibujo, personalmente, pienso que sí hay bastantes diferencias entre mi trabajo y el de mi compañero.
La Profesora Stewart titubeó.
-Sí… bueno, pueden haber diferencias, pero en ese caso son mínimas-expresó con la vista fija en ello dos, dividida entre la diversión y la incredulidad -. Asombroso… quiero decir, esto casi nunca pasa en este tipo de actividades… Desde luego, los profesores estamos preparados para… ¿Alguna vivencia juntos, como la de estos dos dibujos, por ejemplo?
Harry alzó los ojos en una mueca de cansancio.
-Ya le dijimos que éramos amigos-musitó Hermione, marcando las palabras. La clase comenzaba a observarlos-. Si le parece mal que nuestro trabajo tenga similitudes mínimas, entonces a mí no me importaría volver a hacer otro…
-Señorita Granger-interrumpió la profesora, que parecía haber recuperado el aliento-. De ninguna manera usted puede decir que existen similitudes imínimas/i entre su dibujo y el del señor Potter. ¡Son casi idénticos!
-Ella ya le propuso algo, y si usted quiere yo también estoy dispuesto a asumirlo-dijo Harry tajantemente-. Si me permite volver a mi puesto para comenzar un dibujo nuevo…
-¡Oh, no, no!-exclamó la profesora-. ¡Por supuesto que no! El trabajo de ambos será evaluado con la nota correspondiente, el comentario que les estoy haciendo ahora es que en Psicología Mágica hemos estudiado este fenómeno y llegamos a la conclusión de que…
-¿Fenómeno?-repitió Harry, sintiendo francamente el exceso de la profesora Stewart-. ¡Es sólo una casualidad, no puede usted llamarlo así!
Ella alzó una ceja. Se veía claramente molesta.
-Señor Potter, estudié cinco años precisamente para entender cómo funciona la mente de los magos y por qué se producen este tipo de situaciones, a las que por ningún motivo se les puede llamar casualidad.
-Bien, bien… ¿Puedo ir a sentarme?-preguntó fastidiado. Por un segundo, sus ojos se encontraron con los de Hermione y una sensación de comprensión mutua lo inundó completamente.
-Claro-aceptó la profesora, aún disgustada-. Pero disculpen que no les devuelva los trabajos, necesito comentarlo con algunos colegas…
-¿Usted va a comentar acerca de ello?-inquirió Harry, enojado, apoyando sus manos en la mesa de la profesora, en un esfuerzo por frenar su rabia-. ¿No se supone que los trabajos son personales?
Era más acusación que pregunta.
-Sí, así se supone-admitió ella, crispando los labios-. Pero los profesores somos responsables de ver qué hacemos con los trabajos, a quién se los mostramos y a quién no. ¿Me expresé con claridad?-añadió en tono dulce.
-Claro-musitó Harry, volteando de muy buena gana porque no quería seguir mirando el rostro de la profesora. Hermione caminó silenciosamente hasta su asiento y no hizo caso a las preguntas de Thomas. Harry tomó la silla y la echó hacia atrás con furia contenida. Sentía la sangre en sus oídos.
¿Qué demonios había pasado? ¿Por qué Hermione había hecho lo mismo que se le había ocurrido a él casi instantáneamente? Suspiró, sintiendo con alivio que sus músculos se relajaban un poco. Si hubiera ido dos minutos después de Hermione tal vez la profesora no hubiera notado…
-¿Harry?-susurró Ron, a su lado, tímidamente-. ¿Qué pasó?
-Hermione hizo el mismo dibujo que hice yo-contestó secamente.
-¿Qué?
-¡Hermione dibujó lo mismo que yo, Ron!-repitió, perdiendo la paciencia-. Y no me preguntes cómo porque no tengo idea y tampoco quiero tenerla.
El pelirrojo bajó la cabeza. Parecía tener muchísimas ganas de reírse, pero se contuvo.
-¿Y dónde dejaste el dibujo? ¿Fuiste a quemarlo?
-¡No seas estúpido!-exclamó enojado-. Esta… profesora dijo que la disculpáramos porque no nos iba a entregar los dibujos, necesita comentarlo con sus colegas… ¿Sabes lo que es eso? ¡Todos los profesores se van a enterar de que Hermione copió mi dibujo!
-Ella no pudo haberlo copiado, Harry-corrigió Ron, lo más seriamente que podía-. Está a más de cuatro metros de distancia, así que admite que fue algo de psicología…
-Oh, cállate-lo reprendió Harry, pero a pesar de su tono molesto, podía notarse una leve sonrisa en sus labios.
El timbre sonó pocos minutos después.
-Las personas que no alcanzaron a terminar su trabajo hoy, lo traen listo la próxima clase-aclaró la profesora Stewart, levantándose, mientras tomaba los dos únicos dibujos que había aguardado y Harry la observó deseando poder hacer un hechizo a su pergamino para que se encendiera en ese mismo instante-. ¡Que tengan buen día!
-Buen día… - musitó Harry, malhumorado, mientras recogía sus cosas.
Sintieron pasos aproximándose a ellos. Harry levantó la vista y los libros que sostenía en sus manos casi resbalaron al ver que era Hermione. La observó por un segundo, su rostro serio, su caminar decidido… sintió una punzada en su corazón.
-Vamos-Le susurró Harry a Ron, despegando por fin la vista de Hermione.
-¿Por qué?-Preguntó Ron, pero luego se dio cuenta-. ¡Ah! Eh... podrías hablar con ella, ¿sabes?
Harry lo pisó.
-¡Ouch!-Exclamó Ron, indignado.
Hermione se paró frente a ellos, mirándolos. Harry terminó de guardar el último libro en su bolso y cargó el peso a su hombro, mientras decía en voz alta sin levantar la cabeza.
-Te espero en el patio, Ron.
-Muy… bien-expresó el pelirrojo, observando a su amigo que salía rápidamente del aula. Hizo una mueca y miró a Hermione con tristeza-. Entiéndelo. Está enojado porque...
-Yo no venía a hablar con él-Interrumpió Hermione, despectivamente, aunque parecía contrariada-. Venía a invitarte a mí fiesta de cumpleaños, es este otro sábado.
Ron estaba ligeramente decepcionado.
-¡Ah! Sí-Aceptó y de pronto su rostro se iluminó en una idea grandiosa-. Pero Hermione... yo no quisiera ir solo... si Harry pudiera ir, quizás... en ese caso, tal vez...
-Él también puede ir-Añadió Hermione, haciendo como que no le interesaba, pero sus ojos brillaron curiosamente-. Aunque de todos modos, no creo que quiera. Bueno Ron, Thomas me está esperando. ¡Adiós!
-Adiós-Se despidió Ron y salió apresuradamente del aula en busca de Harry. Caminó entre la multitud de estudiantes empujando a más de alguno que se detenía a charlar.
-Aquí estabas… - murmuró, encontrándolo sentando en una banca del patio, con la cabeza hundida en sus brazos-. Tengo que contarte algo…
Harry hizo un sonido para demostrar que lo escuchaba. Seguía con la cabeza encorvada y Ron pensó que prefería eso a ver la expresión de su rostro cuando le mencionara a Hermione.
-Eh... Hmm... Her...
Harry se sobresaltó. Levantó la cabeza bruscamente y fijó sus ojos verdes en el rostro nervioso de Ron.
-¿Qué pasa con Hermione?
-Hmm... lo que... pasa es que... ella va a estar de cumpleaños, ¿recuerdas?
Harry frunció el entrecejo. Por supuesto que se acordaba, pero no entendía por qué Ron hacía tanto alboroto para comentarle eso.
-Sí...
-Bueno... ella va a hacer una fiesta en su casa... y... y nos invitó-Le Dijo el pelirrojo, muy rápidamente.
Comprendió de inmediato su nerviosismo.
-Yo no voy a ir-Resolvió, volviendo a esconder su cabeza.
-Pero... Harry, yo no quiero ir solo. ¡Vamos!- Rogó Ron.
-No-Indicó Harry terminantemente-. No quiero ver como ella... Mira Ron, seguramente va a estar ocupada con Thomas, y yo no tengo absolutamente ningún interés en encontrarme con él y causarle algún problema a los señores Granger.
-Lo que está pasando tú...
-No me digas que yo lo eligo, Ron-Atajó Harry fastidiado.
-Bien. No vamos. Tendré que quedar mal con Hermione porque tú no quieres ir, y yo no voy a ir solo-Informó Ron con voz de resignación-. Qué pena, con todo el trabajo que hemos tenido quería desahogarme un poco... una fiesta me habría venido como anillo al dedo... necesitaba distraerme de los estudios, pero como no voy a ir... Bueno, en realidad no importa, tendré que encerrarme a estudiar…
-Ron, deja de lloriquear. Está bien-Decidió Harry, con una clara expresión de isólo-porque-tú-insistes/i aunque en el fondo, buscaba cualquier excusa para ir a ver a Hermione-. Iremos a esa condenada fiesta.
-Hmm... qué sacrificio debe significar para tí, Harry Potter-Murmuró Ron, sonriente.
-¿Qué dijiste?-Le preguntó Harry, extrañado.
-Nada, nada...
iPor: JkRowling./i
La profesora Stewart levantó la vista. Sus ojos cambiaron desde Harry a Hermione, sin lograr entender lo que pasaba, marcando sus labios en una mueca casi divertida.
-¿Ustedes se conocen?
-Sí-cortó Harry rápidamente-. ¿Qué dice sobre mi trabajo?
-Bueno… lo mismo que podría decir del dibujo de la señorita… Granger-exclamó aún mirándolos con los ojos excesivamente abiertos-. Insisto en que ustedes tienen algo en común…
-Fuimos amigos hace un tiempo, nada más-explicó Hermione, carraspeando-. A mí también me interesaría saber qué opina de mi dibujo, personalmente, pienso que sí hay bastantes diferencias entre mi trabajo y el de mi compañero.
La Profesora Stewart titubeó.
-Sí… bueno, pueden haber diferencias, pero en ese caso son mínimas-expresó con la vista fija en ello dos, dividida entre la diversión y la incredulidad -. Asombroso… quiero decir, esto casi nunca pasa en este tipo de actividades… Desde luego, los profesores estamos preparados para… ¿Alguna vivencia juntos, como la de estos dos dibujos, por ejemplo?
Harry alzó los ojos en una mueca de cansancio.
-Ya le dijimos que éramos amigos-musitó Hermione, marcando las palabras. La clase comenzaba a observarlos-. Si le parece mal que nuestro trabajo tenga similitudes mínimas, entonces a mí no me importaría volver a hacer otro…
-Señorita Granger-interrumpió la profesora, que parecía haber recuperado el aliento-. De ninguna manera usted puede decir que existen similitudes imínimas/i entre su dibujo y el del señor Potter. ¡Son casi idénticos!
-Ella ya le propuso algo, y si usted quiere yo también estoy dispuesto a asumirlo-dijo Harry tajantemente-. Si me permite volver a mi puesto para comenzar un dibujo nuevo…
-¡Oh, no, no!-exclamó la profesora-. ¡Por supuesto que no! El trabajo de ambos será evaluado con la nota correspondiente, el comentario que les estoy haciendo ahora es que en Psicología Mágica hemos estudiado este fenómeno y llegamos a la conclusión de que…
-¿Fenómeno?-repitió Harry, sintiendo francamente el exceso de la profesora Stewart-. ¡Es sólo una casualidad, no puede usted llamarlo así!
Ella alzó una ceja. Se veía claramente molesta.
-Señor Potter, estudié cinco años precisamente para entender cómo funciona la mente de los magos y por qué se producen este tipo de situaciones, a las que por ningún motivo se les puede llamar casualidad.
-Bien, bien… ¿Puedo ir a sentarme?-preguntó fastidiado. Por un segundo, sus ojos se encontraron con los de Hermione y una sensación de comprensión mutua lo inundó completamente.
-Claro-aceptó la profesora, aún disgustada-. Pero disculpen que no les devuelva los trabajos, necesito comentarlo con algunos colegas…
-¿Usted va a comentar acerca de ello?-inquirió Harry, enojado, apoyando sus manos en la mesa de la profesora, en un esfuerzo por frenar su rabia-. ¿No se supone que los trabajos son personales?
Era más acusación que pregunta.
-Sí, así se supone-admitió ella, crispando los labios-. Pero los profesores somos responsables de ver qué hacemos con los trabajos, a quién se los mostramos y a quién no. ¿Me expresé con claridad?-añadió en tono dulce.
-Claro-musitó Harry, volteando de muy buena gana porque no quería seguir mirando el rostro de la profesora. Hermione caminó silenciosamente hasta su asiento y no hizo caso a las preguntas de Thomas. Harry tomó la silla y la echó hacia atrás con furia contenida. Sentía la sangre en sus oídos.
¿Qué demonios había pasado? ¿Por qué Hermione había hecho lo mismo que se le había ocurrido a él casi instantáneamente? Suspiró, sintiendo con alivio que sus músculos se relajaban un poco. Si hubiera ido dos minutos después de Hermione tal vez la profesora no hubiera notado…
-¿Harry?-susurró Ron, a su lado, tímidamente-. ¿Qué pasó?
-Hermione hizo el mismo dibujo que hice yo-contestó secamente.
-¿Qué?
-¡Hermione dibujó lo mismo que yo, Ron!-repitió, perdiendo la paciencia-. Y no me preguntes cómo porque no tengo idea y tampoco quiero tenerla.
El pelirrojo bajó la cabeza. Parecía tener muchísimas ganas de reírse, pero se contuvo.
-¿Y dónde dejaste el dibujo? ¿Fuiste a quemarlo?
-¡No seas estúpido!-exclamó enojado-. Esta… profesora dijo que la disculpáramos porque no nos iba a entregar los dibujos, necesita comentarlo con sus colegas… ¿Sabes lo que es eso? ¡Todos los profesores se van a enterar de que Hermione copió mi dibujo!
-Ella no pudo haberlo copiado, Harry-corrigió Ron, lo más seriamente que podía-. Está a más de cuatro metros de distancia, así que admite que fue algo de psicología…
-Oh, cállate-lo reprendió Harry, pero a pesar de su tono molesto, podía notarse una leve sonrisa en sus labios.
El timbre sonó pocos minutos después.
-Las personas que no alcanzaron a terminar su trabajo hoy, lo traen listo la próxima clase-aclaró la profesora Stewart, levantándose, mientras tomaba los dos únicos dibujos que había aguardado y Harry la observó deseando poder hacer un hechizo a su pergamino para que se encendiera en ese mismo instante-. ¡Que tengan buen día!
-Buen día… - musitó Harry, malhumorado, mientras recogía sus cosas.
Sintieron pasos aproximándose a ellos. Harry levantó la vista y los libros que sostenía en sus manos casi resbalaron al ver que era Hermione. La observó por un segundo, su rostro serio, su caminar decidido… sintió una punzada en su corazón.
-Vamos-Le susurró Harry a Ron, despegando por fin la vista de Hermione.
-¿Por qué?-Preguntó Ron, pero luego se dio cuenta-. ¡Ah! Eh... podrías hablar con ella, ¿sabes?
Harry lo pisó.
-¡Ouch!-Exclamó Ron, indignado.
Hermione se paró frente a ellos, mirándolos. Harry terminó de guardar el último libro en su bolso y cargó el peso a su hombro, mientras decía en voz alta sin levantar la cabeza.
-Te espero en el patio, Ron.
-Muy… bien-expresó el pelirrojo, observando a su amigo que salía rápidamente del aula. Hizo una mueca y miró a Hermione con tristeza-. Entiéndelo. Está enojado porque...
-Yo no venía a hablar con él-Interrumpió Hermione, despectivamente, aunque parecía contrariada-. Venía a invitarte a mí fiesta de cumpleaños, es este otro sábado.
Ron estaba ligeramente decepcionado.
-¡Ah! Sí-Aceptó y de pronto su rostro se iluminó en una idea grandiosa-. Pero Hermione... yo no quisiera ir solo... si Harry pudiera ir, quizás... en ese caso, tal vez...
-Él también puede ir-Añadió Hermione, haciendo como que no le interesaba, pero sus ojos brillaron curiosamente-. Aunque de todos modos, no creo que quiera. Bueno Ron, Thomas me está esperando. ¡Adiós!
-Adiós-Se despidió Ron y salió apresuradamente del aula en busca de Harry. Caminó entre la multitud de estudiantes empujando a más de alguno que se detenía a charlar.
-Aquí estabas… - murmuró, encontrándolo sentando en una banca del patio, con la cabeza hundida en sus brazos-. Tengo que contarte algo…
Harry hizo un sonido para demostrar que lo escuchaba. Seguía con la cabeza encorvada y Ron pensó que prefería eso a ver la expresión de su rostro cuando le mencionara a Hermione.
-Eh... Hmm... Her...
Harry se sobresaltó. Levantó la cabeza bruscamente y fijó sus ojos verdes en el rostro nervioso de Ron.
-¿Qué pasa con Hermione?
-Hmm... lo que... pasa es que... ella va a estar de cumpleaños, ¿recuerdas?
Harry frunció el entrecejo. Por supuesto que se acordaba, pero no entendía por qué Ron hacía tanto alboroto para comentarle eso.
-Sí...
-Bueno... ella va a hacer una fiesta en su casa... y... y nos invitó-Le Dijo el pelirrojo, muy rápidamente.
Comprendió de inmediato su nerviosismo.
-Yo no voy a ir-Resolvió, volviendo a esconder su cabeza.
-Pero... Harry, yo no quiero ir solo. ¡Vamos!- Rogó Ron.
-No-Indicó Harry terminantemente-. No quiero ver como ella... Mira Ron, seguramente va a estar ocupada con Thomas, y yo no tengo absolutamente ningún interés en encontrarme con él y causarle algún problema a los señores Granger.
-Lo que está pasando tú...
-No me digas que yo lo eligo, Ron-Atajó Harry fastidiado.
-Bien. No vamos. Tendré que quedar mal con Hermione porque tú no quieres ir, y yo no voy a ir solo-Informó Ron con voz de resignación-. Qué pena, con todo el trabajo que hemos tenido quería desahogarme un poco... una fiesta me habría venido como anillo al dedo... necesitaba distraerme de los estudios, pero como no voy a ir... Bueno, en realidad no importa, tendré que encerrarme a estudiar…
-Ron, deja de lloriquear. Está bien-Decidió Harry, con una clara expresión de isólo-porque-tú-insistes/i aunque en el fondo, buscaba cualquier excusa para ir a ver a Hermione-. Iremos a esa condenada fiesta.
-Hmm... qué sacrificio debe significar para tí, Harry Potter-Murmuró Ron, sonriente.
-¿Qué dijiste?-Le preguntó Harry, extrañado.
-Nada, nada...
