- Eres como tu hermano... - rezongó Nár entre carcajadas, intentando calmar a la niña que se debatía entre sus brazos.

- Y eso... ¿es malo o es bueno? - Tristán empezó a salir del agua y se sentó a su lado, empezando a quitar la arte superior de la corteza del coco (si, esa con "pelos" y tal)

- No lo sé. - la mujer se levantó, mirándose las ropas totalmente empapadas - Bueno, almenos no tendremos calor durante un rato...

Mientras, el joven había sacado una daga y había agujereado el coco en su parte superior, y se lo tendió a la niña para que bebiera. Anâth se sorprendió al ver esa bola enorme y oscura, y dejó su berrinche en la mitad. Intrigada, se lo llevó a la boca, y Tristán la ayudó a beber. De pronto, tras que tragara, su risa infantil resonó por todo el claro, y empezó a manotear, divertida, hasta que casi hizo caer el coco de manos del joven.

- ¡Oye! Qué genio, niña... - sonrió él. Anâth, por su parte, tiró bruscamente del coco y se lo volvió a llevar a la boca. - Parece que le gusta...

Nár sonrió. Esa niña... Se ató un trozo de cuerda a los pies y empezó a trepar el cocotero más cercano, mientras la niña se acababa el zumo del coco y Tristán daba buena cuenta de parte de los dátiles. Algún que otro coco no les vendría mal por el desierto... y hasta podían hacer cantimploras con sus cáscaras, si las vaciaban con cuidado, o recipientes, o...

"Basta ya, parezco una vieja... Jamás había hecho esto desde..." pensó "...desde que dejé Dhâk."

Tristan se las apañaba con Anâth asta que de repente empezo a llorar de nuevo, no sabia que hacer y Narya estaba muy alto, así que gritó:



- Nárya!!!!! La niña está llorando!! Qué hago?!?!?!??!

Nárya miró hacia abajo y le contestó lo mas fuerte que pudo:

- Mirale el pañal!!!!!



Tristan no necesitó ver, solo olió y se dejó caer sentado sobre la arena, pensando en voz alta

- ¿En qué viaje me he embarcado? Yo cambiando pañales, a donde a llegado el mundo....

Nárya soltó una carcajada al ver la cara de apuros de Tristán. Lanzó los cocos al suelo, lejos de la niña, y saltó. Mientras estaba en aire pensó en la temeridad de ese salto: no hacía más de una semana que había salido de una grave enfermedad, y su cuerpo no estaba acostumbrado aún al ejercicio, pese que al haberse ejercitado durante largos años, se estaba recobrando rápidamente. Además, llevaba los pies atados.

El suelo se acercaba a una velocidad vertiginosa, casi mareante. "He hecho cosas más dificiles..." pensó al tiempo que se preparaba para el aterrizaje. Tan pronto como el primer grano de arena tocó las puntas de sus botas, flexionó las piernas, amortiguando el golpe también con las manos.

- ¡Pareces un mono! - el joven la miraba, sonriendo, mientras ella sentía como el sudor le empapaba la camisa. - ¡Qué salto!

Se levantó, atónita ante su propia hazaña. Una sonrisa bailaba en sus labios, mientras se acercaba con pasos fingidamente seguros hacia dónde estaba su hija, berreando. Le cambió el pañal, automáticamente, sin pensar siquiera, y luego se derrumbó sobre el cuero. Se desató los pies, fingiendo seguridad. En su mente, se juró que jamás cometería de nuevo una insensatez como esa.

***********

Ya empezaba a caer la tarde, y lo habían recogido todo. Todo recipiente impermeable estaba lleno de agua, y aquellos que no lo eran habían sido abarrotados con dátiles y pedazos de coco.

Empezaron a cabalgar sin forzar a sus monturas, dirigiéndose hacia el grupo de tiendas que Nár había visto el día anterior, poco antes de encontrar a Tristan. Con sorpresa, vio que se habia movido un poco durante la noche anterior (o quizá ese día, no tenía manera de saberlo), acercándose poco al oasis.

Entre la arena, unos niños correteaban, riendo, y bajo el toldo oscuro de la entrada de la mayor de las tiendas, podían verse varios hombres sentados, hablando. De pronto, uno se levantó y salió al sol, mirándoles fijamenet. Sin hacer ningún amago hostil, Nár desmontó y se les acercó, llevando a Morsúre de la rienda. De pronto, tras una rápida pregunta de aquél que estaba de pie, mirándoles, Nár agachó la cabeza, y dijo, en respuesta:

- Salaam... Ana ismi Nárya...

- ¿Nárya? ¿Nárya Áredhelien? - aquél hombre parpadeó, sorprendido.

- Sí... - dijo ella dubitativa - Nárya Áredhelien. Él es Tristan Silvermoon, y ella Anâth Náryien...

"¿Quién puede ser, conociendo mi nombre?" pensó.

Los nomadas se levantaron y rodearon a Nárya. Mientras todos le hablaban a la vez, ella reía intentando responder a todas su preguntas. Mientras tanto Tristan se habia bajado del caballo y se había acercado a las monturas de aquellos nómadas. No eran nada de lo que habia visto antes asi que se acerco y tras atar al caballo empezó a examinar a uno. Un nómada vino corriendo gritándole en una especie de Oestron pero dialectizado que Tristan no entendió, así que siguió: rozó el hocico y recibió un enorme y apestoso espinajo de babas blancas en toda la cara.

Los nómadas lo miraron y empezaron a reir. Mientras tanto una muchacha de ojos negros se le acercó y le ayudo a limpiarse la cara. Tristan se levantó y vio como un hombre, al parecer el padre de la muchacha, estaba con ella, y aunque no entendía ni una palabra de lo que le había dicho, pudo descifrar que le estaba ofreciendo a la chica. La chica tenía agachada la cabeza, y muy sonrojada, tenía una risita tonta. El cazador se acercó lentamente a Narya y le dijo en voz baja:

- ¿Se puede saber que esta haciendo con esa muchacha? - Nárya lo miró con una gran sonrisa y le dijo:



- Muchacho, en estos pueblo nómadas suelen ofrecer lo mejor a los extranjeros, y al parecer lo mejor en este pueblo es esta muchacha - Tristan intento hablar, pero solo salieron balbuceos, y Nárya riéndose continuó diciendo- Si rechazas sus regalos se sentirán muy ofendidos, incluso puede que te echen del campamento o que te castiguen -Tristan abrió los ojos como platos mientras Nárya con una sonrisa aun mas grande siguio- Además, no te quejes: tendrás un baño, ropa limpia, y compañia... - Tristan intentó decir algo pero dos mujeres ya lo habían cogido por los brazos y lo llevaban a rastras a una tienda donde al parecer se habia metido la chica.