Cap. 1 - Si lo de antes parecía estúpido, lo de ahora ni te cuento
Tomoyo estaba llorando desconsoladamente. Sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto y tanto llorar. Su nariz goteaba y todo su cuerpo temblaba de...
- ¡Hace demasiado frío para estar en la calle a las tres la madrugada! ¡Quiero irme a casa y dormir!
En fin... No comments.
La figura que le acompañaba parecía un enorme muñeco de nieve, aunque en versión sexy (con liguero y todo). Al oír el comentario, nuestro muñeco de nieve, que en realidad no era otra que Sakura, notó como una cascada de gotas se agolpaban en su cabeza, dispuestas a atacar en cualquier momento.
- Lo siento, Tomoyo-chan - se disculpó -, es que este extraño presentimiento no me dejaba dormir y he decidido que lo mejor era investigar.
- ¿Se puede saber qué extraño presentimiento es ése?
- Ya te lo he explicado antes. Resulta que cuando estaba en la cama, calentita bajo las mantas, he notado como un escalofrío. Sin pensármelo dos veces he salido de la cama y he cogido el teléfono para...
- Para despertarme y hacerme venir; esa parte ya me la sé - cortó Tomoyo.
- Bueno, sí. Pero es que era algo... no sé... pues...
- ¡Bah! Da igual - dijo cansada nuestra joven Tomoyo -. Por cierto, Sakura-chan, creo que esta vez el modelito que te he diseñado para la ocasión te viene un poco justo... ¿es que has engordado?
Sakura Kinomoto pasó a ser un muestrario viviente de los siete colores del arco iris. Comenzó poniéndose azul, luego lila, verde (creo que ya os sabéis los colores...), hasta acabar finalmente roja de indignación.
- ¡NO! - gritó -. ¡Simplemente he crecido un poco! ¡Soy más alta que ayer!
- ¿Ah, sí? - preguntó Tomoyo mientras miraba de reojo a su ya no tan adorada amiga.
- Sí; soy exactamente siete milímetros más alta.
- Si tú lo dices...
En aquel instante se hizo el silencio. La negra noche había engullido a las dos muchachas y la nieve (¿no os he comentado que nevaba?), hacía que las calles fueran menos agradables.
- Tomoyo-chan - dijo finalmente Sakura -; ¿qué se ha hecho de la chica dulce y amable que eras antes?
La respuesta de Tomoyo no se hizo esperar mucho...
- Se congeló mientras venía hacia aquí; o mejor aún, ella se ha quedado durmiendo, ya sabes, son las tres de la madrugada y eso...
- Capto la indirecta... qué miedo me estas dando, Tomoyo-chan...
- Ahora que lo dices, yo también me estoy dando algo de miedo; casi ni me reconozco, mira tú por dónde - susurró peligrosamente nuestra hermosa morena protagonista de este fic, dirigiendo su mirada al negro horizonte, en el punto exacto en el que yo, el autor, se encontraba.
"Lo sé, todo es culpa mía, que soy quien escribe esto..."
- Por eso te estoy mirando a ti - replicó Tomoyo -. ¡Achís!
"Salud."
*-*-*
No muy lejos, unas figuras en traje de marinerito y cortísimas minifaldas desafiaban el horrible frío de aquella noche invernal.
- ¡Y en nombre de Luna, te castigaré!
El resto del grupo (desde Sailor Venus a Sailor Pluto, pasando por Mars, Mercury, Jupiter, Neptune y Uranus), notó como una gota resbalaba tranquilamente por sus sienes.
- ¡Usagi-chan, deja al pobre gato en paz! - gritó Rei Hino una vez hubo recuperado el habla.
- ¡Artemis se lo merece por meterse conmigo! - lloriqueo la aludida -. ¡Es un gato muy malo!
- Usagi-chan...
Sí, en estos momentos nos encontramos junto a las famosas luchadoras y defensoras del amor y la justicia (y bla, bla, bla). Pero, ¿qué demonios hacían a las tres de la madrugada en Tomoeda?
- Callad un poco, chicas (y autor)- comentó Sailor Mercury -. Estoy intentado encontrar la fuente de esa energía maligna.
La más alta de todas, con porte varonil y cara de tener pocos amigos, se acercó Sailor Neptune.
- Michiru, ¿por qué hemos venido?
- Haruka, cariño, sabes que ellas nos necesitan en estos momentos.
- ¡Pero si sabes que estoy harta de hacer de niñera! - se quejó.
Ante el comentario, miradas asesinas hicieron que Sailor Uranus sintiera uno de los peores escalofríos de toda su vida.
- ¿Lo ves? - sonrió triunfalmente Michiru -. Esto te pasa por quejarte.
- ¡Ya lo tengo! - gritó Ami emocionada, haciendo que todas las miradas se centraran en ella -. ¡Ya sé cómo tengo que resolver el problema tan difícil de matemáticas de esta mañana!
Como es de suponer, las otras senshis miraron a su compañera como si ésta fuese un extraterrestre.
- Ami-chan... - suspiró Sailor Jupiter.
- Esto... quiero decir... - rió nerviosamente la aludida -, quiero decir que ya he encontrado cuál es la fuente de nuestro actual problema.
- ¿Ah, sí? - preguntaron todas al unísono.
- Sí, no hay duda; todo lo que ocurre ahora mismo se debe a...
- ¿A qué? - volvieron a preguntar todas a la vez.
- ...a que la imaginación del autor es patética y no sabe realmente lo que quiere contar; por eso estamos aquí, en este fic que ni siquiera va de nosotras.
- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
- ¿Y por qué no le atacamos por sorpresa y acabamos con él? - sugirió Haruka sonriendo y haciendo crujir los nudillos de ambas manos.
- No, demasiado fácil - repuso Setsuna -; lo mejor en este caso es avisar a la protagonista y ponerle al corriente de la situación.
- ¿Y quién es la protagonista de esta historia? - preguntó inocentemente Sailor Moon.
- ¿Es que acaso eres tonta, Usagi-chan? ¡Está claro que la protagonista es Sakura Kinomoto! - gritó la senshi de fuego.
- ¡Eres muy mala conmigo, Rei-chan!
- Esto... chicas...- dijo Michiru (aquellas estúpidas crías le estaban causando una migraña espantosa) -; siento decir que la protagonista es Tomoyo Daidouji, la mejor amiga de Sakura.
- ¿Y tú como sabes eso, cariño? - preguntó asombrada Sailor Uranus.
- Es que me he leído la historia un par de veces.
- ¡Ah! - fue el único comentario de Haruka.
- Pues entonces, ¡vayamos en busca de esa chica! - gritó Minako muy alegre.
En aquel instante un cubo de agua helada fue a parar encima de Sailor Venus. Y es que, ¿a quién se le ocurre gritar a las tres de la madrugada?
- A Minako-chan - contestaron todas algo frustradas.
*-*-*
Keroberos, en su forma original, sobrevolaba las tranquilas calles de la ciudad en busca de indicios que resolvieran el presentimiento de su ama. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al divisar a un grupo de jovencitas disfrazadas de marineritos. ¡Y con el frío que hacía!
Entonces le pareció ver una figura conocida. ¿No era esa Sailor Pluto, una de las antiguas amantes de Clow Reed? Y él que pensaba que aquella mujer estaría bien muerta y enterrada como su antiguo amo...
- Que sepas, estimado autor, que tus comentarios sobran - comentó Setsuna mirando al autor del fic (yo...) -. Haz el favor de retractarte.
"Lo siento...", me disculpé.
- Eso está mejor - sonrió con malicia la Sailor del Tiempo.
- Mirad, un bicho que parece un león con alas sobrevuela el cielo estrellado de esta aburrida ciudad - dijo Makoto.
- ¡Kawaii!
- ¡Usagi-chan! Deja de hacer el payaso.
- Eres muy mala conmigo, Rei-chan...
- Tranquilas - comentó suavemente Sailor Pluto -. Conozco al bicho alado, no es nuestro enemigo.
Keroberos aterrizó justo delante de aquel extravagante grupo de jovencitas y miró a Pluto con expresión seria.
- Cuánto tiempo, mylady - saludó el guardián.
- Hola, Keroberos.
Se miraron fijamente a los ojos, como intentando descubrir las debilidades del adversario. Y es que Setsuna se la tenía jurada al bichejo...
- ¡Qué bicho más mono! - interrumpió Minako.
- ¡No soy un bicho! Soy Keroberos, el Guardián de las Cartas de Sakura.
- ¿La misma Sakura que es protagonista de este fic? - preguntó Makoto.
- Mako-chan, que la protagonista es Tomoyo... - murmuró Setsuna muy cansada y agobiada por tener unas compañeras tan extremadamente inútiles -. ¿Qué te trae por aquí, Keroberos?
- Mi señora ha sentido una extraña presencia y ha decidido salir a investigar. En un momento u otro debería llegar aquí...
- Uhmm... esto... ¿por casualidad tu señora no será una especie de jovencita sexy embutida en un extraño traje? - preguntó Haruka -. Lo digo porque me parece ver a una muñequita de nieve volando...
Haruka señaló hacía un lejano punto en el horizonte y todos divisaron a la chica sexy extrañamente vestida. Parecía llevar en brazos a otra joven, también sexy y preciosa pero con los cabellos negros.
- ¡Uau! - exclamaron todas -. Hay que tener valor para llevar esa ropa en público.
*-*-*
to be continued...