CORAZONES ROTOS
GOMEN!!! DIJE QUE ACABARÍA PRONTO, NE? PERO HE ESTADO OCUPADÍSIMA. CASUALMENTE ESTABA TERMINANDO OTRO FIC Y ME ENTRÓ LA INSPIRACIÓN PARA ACABAR ESTE. ESPERO LES GUSTE. UN BESO, ZAUBERIN
A los pocos días, su hermana y Nobu se acostumbraron el uno al otro. Por las mañanas ella se iba a la universidad, volvía a casa a comer, trabajaba con el Persocom en sus tareas y después salía a divertirse con sus amigos.
Así que él se quedaba solo en casa la mayor parte del día. Poco tiempo después el padre decidió que podía ocupar otra computadora en el bar y Nobu empezó a trabajar ahí por las noches. Y sucedió lo inevitable, viéndose día tras día, a todas horas, Yumi se enamoró de él.
Era una tontería, por supuesto, él no era más que una máquina. Pero no podía evitar estremecerse cuando le sonreía con dulzura en las mañanas o cuando insistía en ayudarle en sus tareas o cuando cargaba sus compras en el centro comercial. No podía evitar sonrojarse cuando la llamaba "Yumi-chan".
Su hermana se daba perfecta cuenta de que la presencia del guapísimo ordenador la turbaba y se aprovechaba de ello para molestarla. Pero no se dió cuenta de lo real de sus sentimientos hasta que fue demasiado tarde.
Cuando te enamoras por primera vez, no puedes evitar soñar demasiado, aunque sepas que es un imposible. Y la caída es muy dolorosa.
Ella sabía que no tenía ningún sentido. Pero su corazón exigía otra cosa, necesitaba tener una certeza en un momento en el que no tenía nada mas que sueños. Y en el fondo, también tenía esperanza, mucha gente salía con Persocoms; por qué no funcionaría para ella también?
El estaba sentado en la sala, buscando información en internet. Su padre seguía en el bar y su hermana había ido a un club. No había nadie en casa.
- Mmm, este, Nobu. Puedo hablar contigo?
El se volvió a verla y sonrió. Ella estaba roja y bajó la mirada con timidez.
- Por supuesto, Yumi-chan.
La turbación de Yumi contrastaba con la tranquilidad de Nobu, que la miraba impasible como siempre con sus ojos verdi-azules. La casa estaba silenciosa y se podía sentir la tensión del momento. Finalmente, ella se armó de valor y se obligó a decirlo.
- Yo... yo quería... decirte que... que me gustas mucho, Nobu. Y no creo que a mi hermana le moleste, digo... si tú estás de acuerdo podríamos intentarlo, no es algo raro hoy en día, yo...
Silencio. Se hizo un silencio pesado antes de que murmurara.
- Yo creo que te amo.
Se quedaron en silencio una vez más. Ella soltó una risa nerviosa y una lágrima se escapó de sus ojos. Lo presentía, en el fondo siempre lo supo. Pero no se daría por vencida hasta oírlo.
Lo miró a los ojos. Seguía tranquilo, un poco preocupado, triste tal vez? Pero con la misma calma de siempre.
- Yumi-chan. Lo siento mucho, yo...
Frunció el entrecejo, no sabía cómo continuar.
- No se supone que pase esto. No estoy programado para manejar una situación así. Yo... yo soy sólo una máquina.
La chica empezó a sollozar. El trato de abrazarla pero Yumi subió corriendo las escaleras y cerró la puerta de su habitación.
Sentada en un rincón de su habitación lloró durante horas, sin prestar atención a nada, hasta que alguien la rodeó con los brazos y la jaló hasta la cama.
Su hermana se acostó a su lado, meciéndola y acariciando su cabello. Yumi no trató de explicar nada, no podía pensar, no podía hablar, no podía hacer nada más que llorar.
- Yumi, lo siento mucho. No necesitas decírmelo. Siento todas las bromas que te hice y siento que pase todo esto. Yumi-chan, por favor, no llores.
Al día siguiente, Nobu no estaba en casa y no volvió. Ella no preguntó qué había pasado con él.
Un mes después su hermana volvió a casa con un nuevo ordenador, medía un metro de alto y tenía la apariencia de un osito de peluche.
Y ella trató de empezar de nuevo y de olvidarlo.
Pero hay cosas que nunca se olvidan.
FIN
GOMEN!!! DIJE QUE ACABARÍA PRONTO, NE? PERO HE ESTADO OCUPADÍSIMA. CASUALMENTE ESTABA TERMINANDO OTRO FIC Y ME ENTRÓ LA INSPIRACIÓN PARA ACABAR ESTE. ESPERO LES GUSTE. UN BESO, ZAUBERIN
A los pocos días, su hermana y Nobu se acostumbraron el uno al otro. Por las mañanas ella se iba a la universidad, volvía a casa a comer, trabajaba con el Persocom en sus tareas y después salía a divertirse con sus amigos.
Así que él se quedaba solo en casa la mayor parte del día. Poco tiempo después el padre decidió que podía ocupar otra computadora en el bar y Nobu empezó a trabajar ahí por las noches. Y sucedió lo inevitable, viéndose día tras día, a todas horas, Yumi se enamoró de él.
Era una tontería, por supuesto, él no era más que una máquina. Pero no podía evitar estremecerse cuando le sonreía con dulzura en las mañanas o cuando insistía en ayudarle en sus tareas o cuando cargaba sus compras en el centro comercial. No podía evitar sonrojarse cuando la llamaba "Yumi-chan".
Su hermana se daba perfecta cuenta de que la presencia del guapísimo ordenador la turbaba y se aprovechaba de ello para molestarla. Pero no se dió cuenta de lo real de sus sentimientos hasta que fue demasiado tarde.
Cuando te enamoras por primera vez, no puedes evitar soñar demasiado, aunque sepas que es un imposible. Y la caída es muy dolorosa.
Ella sabía que no tenía ningún sentido. Pero su corazón exigía otra cosa, necesitaba tener una certeza en un momento en el que no tenía nada mas que sueños. Y en el fondo, también tenía esperanza, mucha gente salía con Persocoms; por qué no funcionaría para ella también?
El estaba sentado en la sala, buscando información en internet. Su padre seguía en el bar y su hermana había ido a un club. No había nadie en casa.
- Mmm, este, Nobu. Puedo hablar contigo?
El se volvió a verla y sonrió. Ella estaba roja y bajó la mirada con timidez.
- Por supuesto, Yumi-chan.
La turbación de Yumi contrastaba con la tranquilidad de Nobu, que la miraba impasible como siempre con sus ojos verdi-azules. La casa estaba silenciosa y se podía sentir la tensión del momento. Finalmente, ella se armó de valor y se obligó a decirlo.
- Yo... yo quería... decirte que... que me gustas mucho, Nobu. Y no creo que a mi hermana le moleste, digo... si tú estás de acuerdo podríamos intentarlo, no es algo raro hoy en día, yo...
Silencio. Se hizo un silencio pesado antes de que murmurara.
- Yo creo que te amo.
Se quedaron en silencio una vez más. Ella soltó una risa nerviosa y una lágrima se escapó de sus ojos. Lo presentía, en el fondo siempre lo supo. Pero no se daría por vencida hasta oírlo.
Lo miró a los ojos. Seguía tranquilo, un poco preocupado, triste tal vez? Pero con la misma calma de siempre.
- Yumi-chan. Lo siento mucho, yo...
Frunció el entrecejo, no sabía cómo continuar.
- No se supone que pase esto. No estoy programado para manejar una situación así. Yo... yo soy sólo una máquina.
La chica empezó a sollozar. El trato de abrazarla pero Yumi subió corriendo las escaleras y cerró la puerta de su habitación.
Sentada en un rincón de su habitación lloró durante horas, sin prestar atención a nada, hasta que alguien la rodeó con los brazos y la jaló hasta la cama.
Su hermana se acostó a su lado, meciéndola y acariciando su cabello. Yumi no trató de explicar nada, no podía pensar, no podía hablar, no podía hacer nada más que llorar.
- Yumi, lo siento mucho. No necesitas decírmelo. Siento todas las bromas que te hice y siento que pase todo esto. Yumi-chan, por favor, no llores.
Al día siguiente, Nobu no estaba en casa y no volvió. Ella no preguntó qué había pasado con él.
Un mes después su hermana volvió a casa con un nuevo ordenador, medía un metro de alto y tenía la apariencia de un osito de peluche.
Y ella trató de empezar de nuevo y de olvidarlo.
Pero hay cosas que nunca se olvidan.
FIN
