CAPITULO DOS: ¿Con. Él?
Ya por la tarde, Ron y Harry se encontraban en la sala común de Griffindor jugando una partida de ajedrez mágico. Como no, Ron iba ganando, pero estaba resultando una partida demasiado fácil, pues que él recordase, Harry nunca había dejado que le comiese la Reina por un peón en sólo 2 minutos del comienzo del juego. ¿Dónde está Hermione?- preguntó Ron a Harry mientras hacía avanzar su alfil horizontalmente a través del tablero. En la biblioteca con Sylvia- contestó rápidamente Harry, sin darse cuenta del movimiento que había efectuado Ron y continuando su estrategia. ¿Y qué hacen el primer día de clase ahí encerradas?- Ron movió dos veces con su caballo y apartó del tablero 2 piezas de Harry. Han ido para enseñarle a Sylvia el colegio- Harry movió otra vez la misma pieza de antes, sin reparar en el cambio hecho por Ron hacía un segundo. ¿¡¡¡Qué coño te pasa tío!!!?- saltó Ron mirando a Harry con incredulidad y diversión- ¡Llevo haciendo trampas adrede desde hace un buen rato y no te enteras de nada! Siento parecer Hermione pero ¿dónde se supone que tienes la cabeza?
Harry le miró asombrado de lo distraído que había estado. Lo siento, Ron. Creo que estoy cansado.- se apoyó en el respaldo de la silla y miró de reojo la puerta- ¿Y si salimos a dar una vuelta? A ver si encontramos a Hermione o algo. Ya ya..- Ron le miró receloso- ¿Tú lo que quieres es ponerte a hablar con la chica Sylvia otra vez como en la comida, verdad? ¿Te crees que no lo notaba? Sé que a esas horas sólo me intereso por comer, pero la cantidad de baba que caía desde tu boca era de inevitable atención. Harry le miró con simulado desconcierto. ¿¿Pero que dices??? ¡Sólo estaba interesado por su anterior escuela! Sisi. ¿y entonces, que tal era el escote de su escuela?- preguntó Ron con voz melosa. Pues era un escote muy elegante, situado en la ciudad de. ¡¡¡eh!!! Ron se estaba retorciendo en su silla de la risa. Harry cayó en la cuenta de lo que había respondido y tras tirarse encima de Ron con enfado, acabaron los 2 riéndose en el suelo de la sala, para sorpresa de los que se encontraban ahí también.
.o0O0o.o0O0o.
Ya verás, te va a encantar. Es enorme y hay tal cantidad de libros que logras interminable información para los trabajos. También hay una sección prohibida. Ahí se encuentran los libros de magia negra, sólo los puedes sacar con una autorización de un profesor. Hay también un montón de mesas para leer y hacer los deberes, nadie te molesta porque hay suficiente espacio para todos. Un par de pasillos más y llegamos. Hermione estaba entusiasmada. Enseñarle a una chica nueva su lugar favorito de la escuela le causaba emoción. No paraba de hablar sobre todos sus libros favoritos. Sylvia le escuchaba con diversión, mientras recorría con los ojos las paredes de los pasillos, las aulas, los cuadros. Cuado cruzaron la última esquina que daba enfrente a la puerta de la biblioteca Hermione acababa de repetirle por tercera vez el lugar donde se encontraba Historia de Hogwarts. Ya verás que siempre está libre. Hay varios ejemplares, aunque yo ya tengo el mío propio. Si me lo quieres pedir prestado te lo dejaré encanta..a... oh, no..
Hermione se paró de repente enfrente de la biblioteca, mirando hacia la
puerta de ésta. Sylvia observó su expresión de desagrado y se giró en la
dirección donde miraba su amiga.
En el hueco que dejaba una doble puerta donde señalaba BIBLIOTECA, había 3 chicos hablando animadamente. Dos de ellos eran altos y gordos, para Sylvia se asemejaban a dos muros enormes. Se estaban riendo tontamente de alguna gracia que acababa de decir el tercer chico, más bajo que los otros, delgado y con cabello rubio platino peinado hacia atrás, pegado a su cabeza. No habían apreciado la presencia de las chicas. ¡Rápido, ven!- Hermine agarró a Sylvia por la capa y la llevó hacia el cruce de la esquina anterior, a salvo de la mirada de los chicos. ¡Ey, me has hecho daño!- se quejó Sylvia- ¿Por qué has hecho eso? Lo siento, pero es necesario que te avise. y te prepare. ¿Prepararme? ¿Prepararme para qué? ¿De que me estas hablando Hermione? Escucha, ahí en la puerta había tres chicos, dos grandes y uno. Si, si, los he visto. ¿Qué pasa con ellos? Con ellos nada, con ÉL. ¿Con..él? Sí con Él. El chico rubio, el que no era grande y gordo.
Sylvia miro curiosa la expresión de susto y advertencia de su amiga.
Estuvo callada unos segundos, y entonces preguntó con tono divertido: Ahhhhh, que te gusta ese chico ¿¿¿eh??? Y me quieres avisar de que no diga nada y te lo deje para ti solita ¿¿eh?? Ya decía yo. No te asustes Hermione, ni siquiera lo conozco, y así de lejos tampoco parece muy. ¿Por qué me miras así?
Hermione le estaba mirando horrorizada. ¡¡¡Pero qué dices!!!- dijo en un grito ahogado- ¿¿¿Gustarme a mí ese.ese..bastardo hijo de mala madre???- realmente no fingía. Eh..tranquila, lo siento.. Pero entonces ¿ a que viene lo de los tirones de capa, los susurros y todo eso? Sylvia, ese chico es Draco Malfoy. Es de la casa Slytherin, nuestros enemigos naturales, y ése en particular.- Hermione miró de reojo la esquina como atravesándola con la mirada y señalando al chico rubio- .es toda una serpiente. Siempre anda metiéndose conmigo y con Harry y Ron, y si vas a ir nosotros, seguro que también la toma contigo. Pero recuerda, que no te afecte nada de lo que diga. Es un prepotente, ignóralo. Bien, vale- asintió Sylvia. Creyó que su amiga exageraba, pero se tomo en serio la advertencia y siguió a Hermione que caminaba con paso decidido hacia la puerta de la biblioteca, otra vez.
Cuando quedaban unos cuatro pasos para llegar, el chico rubio se percató de las chicas que se acercaban. Fijó sus ojos especialmente en Hermione, esbozó una media sonrisa, se quitó del marco de la puerta donde estaba apoyado, y se quedó en medio de la entrada. Las dos moles de amigos que tenía le vieron, y se pusieron uno a cada lado de éste, taponando así del todo la entrada a la biblioteca. El rubio seguía sonriendo. Hermione suspiró resignada, temiéndose ya esto de anticipado. Se paró delante del Slytherin y con gesto altivo se dirigió a él. ¿Por qué no te apartas Malfoy para que podamos entrar a la biblioteca?
Éste sonrió malévolamente. Oh, vaya. La sabelotodo Granger va a refugiarse entre los libros el primer día de clase. Al menos me refugio entre objetos inteligentes, no entre los cerebros de mosquito que tienes como guardaespaldas. Ese es un comentario muy poco original, ¿sabes? En ese momento enfocó detrás de Hermione, donde estaba Sylvia medio escondida, observando la escena, intentando pasar desapercibida. Draco cambió la sonrisa malévola dedicada a Hermione por una muy diferente. Era más bien una sonrisa. seductora. Vaya, vaya.debo decir, sangresucia, que tu gusto a mejorado en cuanto a la compañía.- dijo sin dejar de mirar a una enrojecida Sylvia. ¿Nos vas a dejar pasar o no, malfoy? Claro. pero no hasta que no me presentes a tu amiguita. Sylvia estaba cada vez más colorada. El tal Malfoy sí que parecía ser un completo idiota insultando a Hermione de esa manera, obviamente ella no había exagerado en cuanto al chico Sly. Pero la manera que la miraba a ella. no era odio. Clavaba unos ojos grises, casi plateados, en los suyos propios, con poder. No era en lo más mínimo una mirada romántica, pero sí una mirada que exigía sumisión.La chica aguantó esa mirada unos segundos, después bajó la vista.
El rubio acentuó su sonrisa triunfalmente, mientras Hermione decía por lo bajo: Mafoy, Sylvia; Sylvia, Malfoy.. ¿¿¿podemos pasar ya???
El chico se apartó con elegancia, invitándoles a pasar con el brazo. ¡¡¡Claro que si!!! Sylvia, sangre sucia..
Éstas entraron a toda prisa, sin decir gracias ni una mirada hacia atrás. Los Slytherins comenzaron a andar hacia su casa. Antes de cruzar la esquina, Malfoy se giro hacia la biblioteca, donde Hermione le estaba hablando a su amiga.
- Así que Sylvia. - pensó Malfoy, justo cuando ésta se volvía sin querer
hacia la puerta y se topaba con la mirada de éste. Se puso rojisima otra
vez, y apartó la vista rápidamente. Draco volvió a sonreír- . ¡en el
bote!- y siguió su camino.
Ya por la tarde, Ron y Harry se encontraban en la sala común de Griffindor jugando una partida de ajedrez mágico. Como no, Ron iba ganando, pero estaba resultando una partida demasiado fácil, pues que él recordase, Harry nunca había dejado que le comiese la Reina por un peón en sólo 2 minutos del comienzo del juego. ¿Dónde está Hermione?- preguntó Ron a Harry mientras hacía avanzar su alfil horizontalmente a través del tablero. En la biblioteca con Sylvia- contestó rápidamente Harry, sin darse cuenta del movimiento que había efectuado Ron y continuando su estrategia. ¿Y qué hacen el primer día de clase ahí encerradas?- Ron movió dos veces con su caballo y apartó del tablero 2 piezas de Harry. Han ido para enseñarle a Sylvia el colegio- Harry movió otra vez la misma pieza de antes, sin reparar en el cambio hecho por Ron hacía un segundo. ¿¡¡¡Qué coño te pasa tío!!!?- saltó Ron mirando a Harry con incredulidad y diversión- ¡Llevo haciendo trampas adrede desde hace un buen rato y no te enteras de nada! Siento parecer Hermione pero ¿dónde se supone que tienes la cabeza?
Harry le miró asombrado de lo distraído que había estado. Lo siento, Ron. Creo que estoy cansado.- se apoyó en el respaldo de la silla y miró de reojo la puerta- ¿Y si salimos a dar una vuelta? A ver si encontramos a Hermione o algo. Ya ya..- Ron le miró receloso- ¿Tú lo que quieres es ponerte a hablar con la chica Sylvia otra vez como en la comida, verdad? ¿Te crees que no lo notaba? Sé que a esas horas sólo me intereso por comer, pero la cantidad de baba que caía desde tu boca era de inevitable atención. Harry le miró con simulado desconcierto. ¿¿Pero que dices??? ¡Sólo estaba interesado por su anterior escuela! Sisi. ¿y entonces, que tal era el escote de su escuela?- preguntó Ron con voz melosa. Pues era un escote muy elegante, situado en la ciudad de. ¡¡¡eh!!! Ron se estaba retorciendo en su silla de la risa. Harry cayó en la cuenta de lo que había respondido y tras tirarse encima de Ron con enfado, acabaron los 2 riéndose en el suelo de la sala, para sorpresa de los que se encontraban ahí también.
.o0O0o.o0O0o.
Ya verás, te va a encantar. Es enorme y hay tal cantidad de libros que logras interminable información para los trabajos. También hay una sección prohibida. Ahí se encuentran los libros de magia negra, sólo los puedes sacar con una autorización de un profesor. Hay también un montón de mesas para leer y hacer los deberes, nadie te molesta porque hay suficiente espacio para todos. Un par de pasillos más y llegamos. Hermione estaba entusiasmada. Enseñarle a una chica nueva su lugar favorito de la escuela le causaba emoción. No paraba de hablar sobre todos sus libros favoritos. Sylvia le escuchaba con diversión, mientras recorría con los ojos las paredes de los pasillos, las aulas, los cuadros. Cuado cruzaron la última esquina que daba enfrente a la puerta de la biblioteca Hermione acababa de repetirle por tercera vez el lugar donde se encontraba Historia de Hogwarts. Ya verás que siempre está libre. Hay varios ejemplares, aunque yo ya tengo el mío propio. Si me lo quieres pedir prestado te lo dejaré encanta..a... oh, no..
Hermione se paró de repente enfrente de la biblioteca, mirando hacia la
puerta de ésta. Sylvia observó su expresión de desagrado y se giró en la
dirección donde miraba su amiga.
En el hueco que dejaba una doble puerta donde señalaba BIBLIOTECA, había 3 chicos hablando animadamente. Dos de ellos eran altos y gordos, para Sylvia se asemejaban a dos muros enormes. Se estaban riendo tontamente de alguna gracia que acababa de decir el tercer chico, más bajo que los otros, delgado y con cabello rubio platino peinado hacia atrás, pegado a su cabeza. No habían apreciado la presencia de las chicas. ¡Rápido, ven!- Hermine agarró a Sylvia por la capa y la llevó hacia el cruce de la esquina anterior, a salvo de la mirada de los chicos. ¡Ey, me has hecho daño!- se quejó Sylvia- ¿Por qué has hecho eso? Lo siento, pero es necesario que te avise. y te prepare. ¿Prepararme? ¿Prepararme para qué? ¿De que me estas hablando Hermione? Escucha, ahí en la puerta había tres chicos, dos grandes y uno. Si, si, los he visto. ¿Qué pasa con ellos? Con ellos nada, con ÉL. ¿Con..él? Sí con Él. El chico rubio, el que no era grande y gordo.
Sylvia miro curiosa la expresión de susto y advertencia de su amiga.
Estuvo callada unos segundos, y entonces preguntó con tono divertido: Ahhhhh, que te gusta ese chico ¿¿¿eh??? Y me quieres avisar de que no diga nada y te lo deje para ti solita ¿¿eh?? Ya decía yo. No te asustes Hermione, ni siquiera lo conozco, y así de lejos tampoco parece muy. ¿Por qué me miras así?
Hermione le estaba mirando horrorizada. ¡¡¡Pero qué dices!!!- dijo en un grito ahogado- ¿¿¿Gustarme a mí ese.ese..bastardo hijo de mala madre???- realmente no fingía. Eh..tranquila, lo siento.. Pero entonces ¿ a que viene lo de los tirones de capa, los susurros y todo eso? Sylvia, ese chico es Draco Malfoy. Es de la casa Slytherin, nuestros enemigos naturales, y ése en particular.- Hermione miró de reojo la esquina como atravesándola con la mirada y señalando al chico rubio- .es toda una serpiente. Siempre anda metiéndose conmigo y con Harry y Ron, y si vas a ir nosotros, seguro que también la toma contigo. Pero recuerda, que no te afecte nada de lo que diga. Es un prepotente, ignóralo. Bien, vale- asintió Sylvia. Creyó que su amiga exageraba, pero se tomo en serio la advertencia y siguió a Hermione que caminaba con paso decidido hacia la puerta de la biblioteca, otra vez.
Cuando quedaban unos cuatro pasos para llegar, el chico rubio se percató de las chicas que se acercaban. Fijó sus ojos especialmente en Hermione, esbozó una media sonrisa, se quitó del marco de la puerta donde estaba apoyado, y se quedó en medio de la entrada. Las dos moles de amigos que tenía le vieron, y se pusieron uno a cada lado de éste, taponando así del todo la entrada a la biblioteca. El rubio seguía sonriendo. Hermione suspiró resignada, temiéndose ya esto de anticipado. Se paró delante del Slytherin y con gesto altivo se dirigió a él. ¿Por qué no te apartas Malfoy para que podamos entrar a la biblioteca?
Éste sonrió malévolamente. Oh, vaya. La sabelotodo Granger va a refugiarse entre los libros el primer día de clase. Al menos me refugio entre objetos inteligentes, no entre los cerebros de mosquito que tienes como guardaespaldas. Ese es un comentario muy poco original, ¿sabes? En ese momento enfocó detrás de Hermione, donde estaba Sylvia medio escondida, observando la escena, intentando pasar desapercibida. Draco cambió la sonrisa malévola dedicada a Hermione por una muy diferente. Era más bien una sonrisa. seductora. Vaya, vaya.debo decir, sangresucia, que tu gusto a mejorado en cuanto a la compañía.- dijo sin dejar de mirar a una enrojecida Sylvia. ¿Nos vas a dejar pasar o no, malfoy? Claro. pero no hasta que no me presentes a tu amiguita. Sylvia estaba cada vez más colorada. El tal Malfoy sí que parecía ser un completo idiota insultando a Hermione de esa manera, obviamente ella no había exagerado en cuanto al chico Sly. Pero la manera que la miraba a ella. no era odio. Clavaba unos ojos grises, casi plateados, en los suyos propios, con poder. No era en lo más mínimo una mirada romántica, pero sí una mirada que exigía sumisión.La chica aguantó esa mirada unos segundos, después bajó la vista.
El rubio acentuó su sonrisa triunfalmente, mientras Hermione decía por lo bajo: Mafoy, Sylvia; Sylvia, Malfoy.. ¿¿¿podemos pasar ya???
El chico se apartó con elegancia, invitándoles a pasar con el brazo. ¡¡¡Claro que si!!! Sylvia, sangre sucia..
Éstas entraron a toda prisa, sin decir gracias ni una mirada hacia atrás. Los Slytherins comenzaron a andar hacia su casa. Antes de cruzar la esquina, Malfoy se giro hacia la biblioteca, donde Hermione le estaba hablando a su amiga.
- Así que Sylvia. - pensó Malfoy, justo cuando ésta se volvía sin querer
hacia la puerta y se topaba con la mirada de éste. Se puso rojisima otra
vez, y apartó la vista rápidamente. Draco volvió a sonreír- . ¡en el
bote!- y siguió su camino.
