1. Soledad

Profundos y oscuros bosques se recogían alrededor de la pequeña casa que se encontraba en medio de nada. Invisible a los ojos de aquellos que no eran invitados.

La luna, inundaba de una luz tenue todo el paisaje, y esa casa, en el balcón más alto, una frágil figura que se traslucía a través de un ligero camisón blanco, sus cabellos, cayendo sin ningún orden por sus hombros, su mirada, de un color miel intenso, intentaban ver más allá de las lejanas estrellas.

Pero a su vez, se observaba el reflejo de la tristeza, la amargura y…la soledad.

En la habitación, sobre la cama, un joven de cabellos rojos como el fuego, estaba sumido en un profundo sueño.

El ruido de las cortinas, balanceándose con el viento, hizo que abriera los ojos, con la mano buscó el cálido contacto de su compañera. Pero no lo encontró, sabía perfectamente donde se encontraría.

- Hermione…- susurró Ron sentándose sobre la cama.  La joven se giró lentamente posando sus ojos sobre la silueta del chico.

- Perdona Ron, te desperté- dijo en un leve hilo de voz, casi inaudible, aunque, a eso, ya se había acostumbrado el joven.

Este, ante la disculpa de la chica, ladeo la cabeza sonriéndole y abandonó la cama para dirigirse al balcón.

- Tendrías que estar durmiendo, aquí te resfriarás- dijo mientras intentaba agarrarle el hombro, pero esta, como un acto impulso, se apartó de él disimuladamente, ante este el joven suspiró y siguió- hoy tienes la noche libre, tendrías que descansar.

- La noche es mi compañera, Ron, es mi único refugio, y tú deberías saberlo- dijo ella desviando la mirada, volviéndola a posar en las pequeñas luces que iluminaban los cielos- ya descanso suficiente por el día.

- Pero tú viniste esta noche aquí, creí que sería para…

- Descansar…si así lo dije, pero estoy más tranquila si estoy aquí contigo, aunque me siento mal…- sus ojos se volvieron a encontrar con los del pelirrojo, mostrando su más profunda tristeza en ellos.

El chico le volvió a sonreír y le pasó la mano por la mejilla. Desde hacía un año se había repetido esa situación, y ya no le importaba, sabía que ella le necesitaba, aunque él hubiera preferido que todo hubiera seguido como antes, pero comprendía que no podría ser, lo comprendió en aquel momento y lo volvía a comprender ahora.

- No tienes porque preocuparte, Mione, yo siempre estaré aquí para cuando quieras, y todo lo que te preocupe, puedes confiármelo.

- Lo sé Ron, siempre lo he sabido.- dijo ella intentando sonreír, aunque,  lo hacia tan poco, que ya casi se le había olvidado como hacerlo.- parezco una cría comportándome así, huyendo de mis miedos en el regazo de los demás.

- Yo no soy los demás, soy tu amigo, y Harry también está contigo y todos los otros. Todos estamos aquí para ayudarte y protegerte, tú no estas…

- Sola?... Puede que tengas razón, Ron… gracias por quedarte conmigo esta noche, creo que podré irme ya a mi habitación- dijo ella volviendo al interior del dormitorio en busca de algo para taparse- tú eres el que tienes que descansar, mañana te tendrás que ir pronto al Ministerio. Que descanses.

- Tú también Hermione- dijo apoyándose en el umbral de la puerta del balcón- tú también.

Lentamente, se dirigió al fondo del pasillo donde se encontraba su habitación, no quería hacer ningún ruido para no despertar a los que se hubieran quedado durmiendo aquella noche en la casa.

Desde que la casa de los Black, ya no era un lugar seguro para agruparse la Orden del Fénix, tuvieron que encontrar otro más apropiado, fuera del alcance de todos los indeseables que quisieran romper los tiempos de mínima paz que habían reinado desde los tres últimos años.

Muchos eran ahora, los que seguían los ideales de la Orden, y unos pocos, los que conocían, que allí, en ese pequeño edificio, se encontraba escondida Hermione Granger.

Todos sus antiguos compañeros que habían formado con ella, la Armada de Dumbledore hacía tanto tiempo, ahora formaban parte de la Orden, y algunos pocos se habían convertido en aurores, entre ellos Harry y Ron. Los demás ocupaban puestos influyentes en el Ministerio de Mágia.

En los últimos tiempos, su mayor hazaña era la de atrapar a los magos tenebrosos que seguían proclamando el legado de Lord Voldemort, pero, su objetivo más importante, era encontrar, a todos aquellos mortífagos y alumnos que desaparecieron la fatídica noche. Y saber, si el Señor Tenebroso seguía vivo o había desparecido.

Llegó a su habitación, su cama sin deshacer, sus libros escampados por todo el suelo, la ventana, abierta de par en par, haciendo que el sonido que irrumpía en el dormitorio, fuera el movimiento de las hojas pasando.

Que fría era, demasiado, pero ya se había acostumbrado. Por eso le gustaba todavía ir a la habitación de Ron, porque en la suya estaba el balcón, donde podía salir y ver lo único que le acompañaba cada noche.

Se sentó en el escritorio y miró el libro con el que había estado trabajando últimamente, "Estudio de la Historia de la Magia Negra".

Lupin se lo había recomendado hacía unos meses, y ahora intentaba memorizar algunos hechizos que habían sido de mucha utilidad en los tiempos pasados.

Tal como eran ahora Harry y Ron, ella se había convertido en una auror. Pero a diferencia de ellos, su trabajo empezaba cuando se ocultaba el sol, y terminaba cuando este volvía a surgir.

Tras ruegos, lamentos, miles de lágrimas esparcidas, consiguió convencer a Dumbledore que le dejara hacerlo, necesitaba salir, necesitaba probarse a sí misma que seguía viva, aunque para el resto del mundo hubiera estado muerta durante los últimos tres años.

Sus padres, sus amigos muggles, muchos compañeros de Hogwarts, todo, lo había perdido todo por culpa de aquella noche, ahora la noche era su compañera y la sombra su protector.

Con la ayuda de Lupin, Moody y algunos magos de alto rango había podido realizar sus entrenamientos para conseguir ser auror, mientras que los demás lo habían conseguido legalmente por el Ministerio. Pero con ellos, podía salir de aquellas paredes, conseguiría no volverse loca, no tendría miedo a la soledad, a pesar de lo que le dijera Ron, siempre se sentía sola, y más por la noche.

Y el recuerdo de aquella noche…cuando pensó que ya no podría abrir los ojos nunca más, pero al abrirlos fue como si nunca los hubiera abierto.

*********************************Tres años atrás*************************

- …Donde estoy?...

- Ahora a salvo…

- Pro..profesor Dumbledore- dijo Hermione demasiado aturdida todavía.- pero yo creí que…Voldemort hizo…

- Ahora cálmate, has conseguido sobrevivir…pero te encuentras en una situación muy delicada- había desaparecido el típico rostro afable que caracterizaba al amable director- pronto te lo explicaré, pero ahora descansa, es lo que necesitas más que nada.

- Pero…pero..- se incorporó violentamente de la cama al recordar lo ocurrido- Draco…Draco Malfoy se encontraba allí…-se giró a mirar a todos los lados, pero no había más camas, esa habitación no era la enfermería de Hogwarts- dónde está? DÓNDE ESTÁ???

Los ojos de Dumbledore se ensombrecieron, bajó la vista, y la Hermione se imaginó lo que había pasado. Sus ojos empezaron a nublarse, las lágrimas cubrieron sus mejillas, el llanto comenzó.

- Por qué yo me salvé…y él…él- no podía acabar las palabras, su voz se ahogaba dentro del profundo llanto.

- Porque él intentó protegerte…

Ella levantó su rostro y miró al profesor intentado calmarse.

- Dónde está,  profesor.

- Desapareció, junto a Voldemort, sus subordinados y algunos alumnos de Slytherin.

- De..desaparecidos? Pero eso…- Hermione no podía entender nada, en ese momento no podía comprender lo que estaba pasando.

Cuando volvió a mirar al director, se dio cuenta que ahora parecía más viejo que nunca, mostraba la preocupación en cada rincón de su cara.

- Ahora, hay una cuestión más delicada que tendrás que escuchar y tratar de entender. Esto será muy duro para ti, porque no entenderás en que estado te encuentras, pero tienes que escuchar, y por favor no intentes interrumpirme.

Hermione se volvió a sentar en la cama,  las manos le empezaron a sudar, y todo su cuerpo temblaba, algo le decía que había ocurrido algo más.

- Tú situación es esta, Voldemort y todos los mortífagos creen que has muerto, ese ha sido el último hechizo que ha lanzado el Señor Oscuro contra nosotros. Al no poder acabar con Harry, se ha conformado en acabar con vosotros, ese ha sido su pequeño triunfo.

Pero has logrado sobrevivir, y eso estropea todo lo que él había creído. Si eres encontrada o se sabe de tu supervivencia, todos los seguidores de Voldemort irán a por ti, ahora que ya no estas en Hogwarts, y no sólo contigo, sino con todos aquellos que son más cercanos a ti, eso incluye a tu familia y a tus amigos.

Hermione empezó a comprender un poco en la situación en que se encontraba, agachó la cabeza y casi en un murmullo le dijo:

- Y que voy a hacer ahora?

- Bueno…es tu decisión…ya eres mayor y una gran bruja. Tienes la responsabilidad de elegir.

- Elegir el qué, profesor?

- De reunirte con tú pasado, y afrontar el peligro que te depara el futuro o…

- …abandonar mi pasado y fingir que he muerto, no?

- Veo que lo entiendes.

Hermione suspiró profundamente, estaba dispuesta a abandonar todo? Todo lo que había vivido hasta ahora, con las personas que más quería…pero también…iba a desperdiciar la oportunidad por la que una persona se había sacrificado? 

Lo que si sabía cierto, es que no iba a poner en peligro a nadie…otra vez no.

- Y dónde ire? Si abandono todo, si ya no estoy en Hogwarts, no tengo ningún sitio a donde ir.

- Siempre tendrás un hogar, Hermione, tú estarás con nosotros.

Hermione lo miró sorprendida.

- Quienes son "nosotros"?

- La Orden del Fénix, eres parte de ella.- Dumbledore recuperó algo de su mirada afable, pero seguía más serio que nunca- te quedarás con tus amigos que forman parte de ella. Serán tu familia a partir de ahora.

Hermione se llevó las manos a la cara y empezó a llorar desconsoladamente. A Dumbledore se le ablandó el corazón, ver a aquella pobre joven, que en cuestión de instantes había perdido su familia, su vida, su libertad.

Tras hablar detenidamente con los altos responsables de la Orden, se llevó a cabo la difícil tarea de informar a la familia y a los medios que la joven Hermione Granger no consiguió recuperarse del ataque, y tras dos días de lucha por su vida, había acabado desfalleciendo.

En la más estricta confidencialidad, se encargaron de simular el ataúd donde se encontraría la joven. Nadie se imaginó la verdad.

A partir de ese momento, se llevó a escondidas a Hermione a una casa propiedad de la familia de Mcgonagall, allí, completamente aislada, se ocultó a los ojos del resto del mundo. Teniendo totalmente prohibida la salida al exterior durante el día, fue recluida y entrenada, por petición propia, para los altos rangos de magia avanzada y oscura. Se entrenaría para ser auror. No se quedaría sin hacer nada, viendo como pasaban los días.

Tras la cortina de la noche, salía a las oscuras calles para investigar y averiguar el paradero de magos tenebrosos. El anochecer sería su máscara y nadie sabría quien es ella en realidad.

Para el resto del mundo, la joven Hermione Granger, una de las más prestigiosas alumnas de Hogwarts, que había echo respetable el ser de procedencia muggle…había muerto.

********************************En la actualidad**************************

- He tenido a Harry, a Ron y a su familia, y los demás que han sido un gran apoyo, pero sigo pensando que a pesar de mi familia y el resto…me sigue faltando algo importante…- dijo mientras daba vueltas con sus dedos la pluma, pero sus pensamientos estaban mucho más lejanos que aquellas páginas de texto.

Volvió a levantarse y miró por la ventana,  las estrellas, siempre las miraba, era lo único bello que le quedaba por ver. Añoraba ver las flores a plena luz del sol, el ruido de la gente al conversar en la calle, las risas…cuanto las echaba de menos.

Se sentía culpable de todo lo que había pasado estos años, sabía que había echo daño a la gente por su comportamiento, su tristeza. La gente que más quería había estado ahí, y ella…no había correspondido.

- Ron no se merecía lo que pasó….yo me merecía estar con él…yo pensé…- una ligera lágrima le cayó rozando ligeramente su mejilla.

Los recuerdos le vinieron a la mente, dulces palabras al oído, caricias tiernas, el olor a hierba húmeda atravesando la puerta del balcón por la mañana, y mientras se despertaba lentamente unos ojos profundamente azules la observaban mientras seguidamente recibía un tierno beso.

Creía que era feliz, se habría equivocado? Algo la había perturbado y sentía que le estaba traicionando. Él no se lo merecía, y ahora, a pesar de todo, él había estado ahí para protegerla y ayudarla a escapar de su soledad, a la que tanto temía.

Agarró fuertemente la madera de la repisa de la ventana y sintiendo más rabia que nunca:

- He estado muerta desde hace tres años…

*****************************En otro lugar, mucho más lejano de allí*********

- Mi señor, todos se están reuniendo- el hombre se había inclinado a la figura que se encontraba escondida en las sombras agarrando ligeramente una copa de cristal.

- Ha llegado la hora!

--------------------------------------------------FIN DEL CAPÍTULO

Bueno, he aquí la continuación del fic, ha quedado bastante triste, pero intento reflejar lo que ha significado esa soledad que siente Hermione de estar apartada del mundo. Al haber perdido toda su vida. Pero bueno, ya veremos que pasa.

Gracias por haber opinado sobre el primer capitulo y espero que lo sigas haciendo. Gracias a :

Koré: bueno, siempre tendrás mis exclusivas, jejeje, pero ya me las cobraré. Bueno espero que sigas apoyándome como lo has hecho siempre. Y sigue con tu fic que está mu chulo.

Hermione Riddle Malfoy : me alegro que te haya gustado el primer cap, y lo de no contar con Sirius, bueno yo lo quiero mucho, pero no pudo incluirlo como yo quisiera. Pero de todas formas, espero que lo sigas leyendo y me sigas dando tu opinión, un beso muy grande.

Y a tod@s gracias por leerlo y enviarme reviews. Ah y l@s que no lo hayan echo todavía, leer mi otro fic "No me importa"

Un saludo y nos leemos.

Shiro.