Bueno, esto lo hago a la ligera, porque me voy a acostar ya, que mañana
tengo que ver los resultados de los exámenes. Solo decir que me costó mucho
hacer éste capítulo, pues no sabía cómo continuar la trama. Tenía dos
caminos, y elegí el más complicado, pero el que más me gusta. Espero que a
vosotros también. No tengo tiempo de responder los reviews. Lo haré en el
próximo capítulo. Ahora, ya os dejo. Besitos¡¡¡¡
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VENENO: Capítulo 3
Entre las cortinas se filtraba el tibio sol de la tarde, dándole tímidamente en el rostro. Estaba tumbada en el sofá, con su cabello negro suelto, cayendo libremente entre los cojines. Tenía los ojos cerrados, en actitud pensativa. Él se encontraba sentado en la moqueta. Tenía las piernas estiradas y observaba con mucha atención un pequeño pergamino. Movía lentamente la cabeza al sentir el roce de los dedos de la chica jugando con su cabello castaño. Daba pequeños golpecitos con una pluma bastante usada en el pergamino amarillento.
- ¿Qué te parece Emily? - le preguntó dubitativo - Mi abuela se
llamaba así...
La chica soltó un suspiro, se intentaba dar ánimos para no perder la calma.
- Cariño aún quedan mucho meses por delante, ya tendremos
tiem...
- ¿Y Alice? Bueno, no hay ninguna Alice en la familia, pero es
un nombre muy bonito.
Se levantó del sofá casi de un salto, perdiendo toda la calma y dejando al hombre desconcertado. Ella lo miraba desde arriba, con unos ojos rajados y ¿verdes? ¿grises? ¿azules? "No importa", pensó él, "son hermosos...".
- Remus, no quiero elegir tan pronto el nombre del bebé - se movió nerviosa por la habitación y volvió a observar al chico - Quedan meses para que nazca y, además, puede que sea niño ¿te has parado a pensar que casi la mitad de la humanidad son hombres? Hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que sea varón - el rostro del licántropo dibujó un puchero, lo que hizo que Samantha enterneciera su mirada - Oye, lo único que deseo es que lo quieras por ser tu hijo, dejando a un lado el sexo al que pertenezca ¿entiendes?.
- Si lo voy a querer muchísimo - le respondió, poniéndose de pie lentamente y besándola apasionadamente, pero tomándose su tiempo, casi calculando el movimiento de sus labios. Luego se arrodilló y besó el vientre - ¿Y qué dices de Sabrina?
Ella lo empujó y Lupin calló en la moqueta riéndose sin poder parar, mientras veía a la chica alejarse hacia la cocina enojada, mascullando frases tales como " Igual que todos" o "Es un Niño Grande, siempre jugando". Pero la llamó cuando ya salía del salón.
- Oye¡¡¡ Yo no soy un Niño Grande¡¡¡¡ - Puso una mueca de cachorro abandonado, aunque sonreía de manera divertida, y Samantha comprendió que no debió dejar que pasara en Hogwarts tanto tiempo con Sirius y compañía. -Solo es que me gustaría que el bebé fuera una niña tan lista como tú... - hizo una pausa, en la que sus ojos dorados la observaban burlones - y tan guapo como yo.
Ella lanzó un grito despectivo, y cogiendo uno de los cojines del sillón se lo estampó en la cara. Él le rió la gracia y ella, más enojada, fue a coger otro cojín, pero una mano lo evitó. Giró y comprobó que su rostro quedaba a unos centímetros del de Remus. Notaba su respiración, rozándole la boca. Su aroma fundiéndose con el suyo propio, y esa mirada... quiso cortar la distancia que los separaba, pero él se alejó un poco cuando la vio avanzar con intención de besarle.
- Los niños no dan besos en la boca - dijo con diversión, negando con la cabeza. Pero ella lo agarró del pelo y lo volvió a dejar a unos centímetros de sus labios y pudo notar, para regocijo propio, que el chico estaba impresionado de la reacción.
- Ya, pero dadas las circunstancias de que eres un niño muy avanzado en ciertas cosas... - miró significativamente su vientre y ambos sonrieron. Remus se encogió de hombros, haciendo teatralmente una mueca de indiferencia.
- Sí, no creo que importe mucho...
Y la besó, tiernamente, ella aún agarrada a su pelo castaño. Él perdiéndose por su cintura, intentando hacer el beso cada vez más profundo, juguetear con su lengua, sentirla, tocarla, quererla...
Lo acercaba a ella, sin dejar ni un hueco entre ambos, dejando que la pasión escapara como el sol lo hacía al atardecer. Se tumbaron en la moqueta, rodando por ella como niños por la hierba y se dejaron hacer. Deslizando las manos por la espalda de Remus, quitando la túnica de Samantha y dejando que subiera hasta las caderas. Poco a poco, como a ambos les gustaba, sin pensar en nada, solo ellos dos, solo el veneno que se regalaban.
Al despertar la vio dormida aún, tomando su pecho de almohada, se veía tan serena... El cabello negro y largo le hacía cosquillas, y al reír ella se removió como una niña pequeña. Era bonita, y el bebé también lo sería.
Comenzó a pasarle los dedos por la espalda desnuda, acariciándola suavemente y ella dibujó una leve sonrisa en su rostro. Miró a un lado y vio sus ropas tiradas de cualquier manera y los cojines de igual modo. Aquello había sido divertido, y con un final bastante gratificante. El pensar en ello le hizo sonreír.
DING - DONG
Se sobresaltó nada más escucharlo, aunque su sonido ya era común en la casa. Tocaban insistentemente. A regañadientes se zafó de los brazos y el cuerpo de su novia. Se puso los pantalones, dejando la camiseta olvidada y se dirigió hacia la puerta con rapidez, pues no quería que Samantha despertara.
Al abrir se encontró con un chico alto, de pelo negro azulado y con unos ojos enormes y claros, de un color parecido al hielo, pero lejos de ser fríos, se mostraban tiernos y dulces.
- Hola - dijo alegremente, dejando una maleta en el suelo y abrazando al licántropo, que tenía la boca abierta y los ojos como platos. Se echó hacia atrás, sin poder creérselo aún. - Qué bien, de vuelta al hogar... - Remus no salía de su asombro.
-¿Si-Sirius?
**************************************************************************** ****************** Sé que es cortísimo, pero es que he estado algo liada con los exámenes. Mil perdones¡¡¡¡ Dejad reviews¡¡¡
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VENENO: Capítulo 3
Entre las cortinas se filtraba el tibio sol de la tarde, dándole tímidamente en el rostro. Estaba tumbada en el sofá, con su cabello negro suelto, cayendo libremente entre los cojines. Tenía los ojos cerrados, en actitud pensativa. Él se encontraba sentado en la moqueta. Tenía las piernas estiradas y observaba con mucha atención un pequeño pergamino. Movía lentamente la cabeza al sentir el roce de los dedos de la chica jugando con su cabello castaño. Daba pequeños golpecitos con una pluma bastante usada en el pergamino amarillento.
- ¿Qué te parece Emily? - le preguntó dubitativo - Mi abuela se
llamaba así...
La chica soltó un suspiro, se intentaba dar ánimos para no perder la calma.
- Cariño aún quedan mucho meses por delante, ya tendremos
tiem...
- ¿Y Alice? Bueno, no hay ninguna Alice en la familia, pero es
un nombre muy bonito.
Se levantó del sofá casi de un salto, perdiendo toda la calma y dejando al hombre desconcertado. Ella lo miraba desde arriba, con unos ojos rajados y ¿verdes? ¿grises? ¿azules? "No importa", pensó él, "son hermosos...".
- Remus, no quiero elegir tan pronto el nombre del bebé - se movió nerviosa por la habitación y volvió a observar al chico - Quedan meses para que nazca y, además, puede que sea niño ¿te has parado a pensar que casi la mitad de la humanidad son hombres? Hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que sea varón - el rostro del licántropo dibujó un puchero, lo que hizo que Samantha enterneciera su mirada - Oye, lo único que deseo es que lo quieras por ser tu hijo, dejando a un lado el sexo al que pertenezca ¿entiendes?.
- Si lo voy a querer muchísimo - le respondió, poniéndose de pie lentamente y besándola apasionadamente, pero tomándose su tiempo, casi calculando el movimiento de sus labios. Luego se arrodilló y besó el vientre - ¿Y qué dices de Sabrina?
Ella lo empujó y Lupin calló en la moqueta riéndose sin poder parar, mientras veía a la chica alejarse hacia la cocina enojada, mascullando frases tales como " Igual que todos" o "Es un Niño Grande, siempre jugando". Pero la llamó cuando ya salía del salón.
- Oye¡¡¡ Yo no soy un Niño Grande¡¡¡¡ - Puso una mueca de cachorro abandonado, aunque sonreía de manera divertida, y Samantha comprendió que no debió dejar que pasara en Hogwarts tanto tiempo con Sirius y compañía. -Solo es que me gustaría que el bebé fuera una niña tan lista como tú... - hizo una pausa, en la que sus ojos dorados la observaban burlones - y tan guapo como yo.
Ella lanzó un grito despectivo, y cogiendo uno de los cojines del sillón se lo estampó en la cara. Él le rió la gracia y ella, más enojada, fue a coger otro cojín, pero una mano lo evitó. Giró y comprobó que su rostro quedaba a unos centímetros del de Remus. Notaba su respiración, rozándole la boca. Su aroma fundiéndose con el suyo propio, y esa mirada... quiso cortar la distancia que los separaba, pero él se alejó un poco cuando la vio avanzar con intención de besarle.
- Los niños no dan besos en la boca - dijo con diversión, negando con la cabeza. Pero ella lo agarró del pelo y lo volvió a dejar a unos centímetros de sus labios y pudo notar, para regocijo propio, que el chico estaba impresionado de la reacción.
- Ya, pero dadas las circunstancias de que eres un niño muy avanzado en ciertas cosas... - miró significativamente su vientre y ambos sonrieron. Remus se encogió de hombros, haciendo teatralmente una mueca de indiferencia.
- Sí, no creo que importe mucho...
Y la besó, tiernamente, ella aún agarrada a su pelo castaño. Él perdiéndose por su cintura, intentando hacer el beso cada vez más profundo, juguetear con su lengua, sentirla, tocarla, quererla...
Lo acercaba a ella, sin dejar ni un hueco entre ambos, dejando que la pasión escapara como el sol lo hacía al atardecer. Se tumbaron en la moqueta, rodando por ella como niños por la hierba y se dejaron hacer. Deslizando las manos por la espalda de Remus, quitando la túnica de Samantha y dejando que subiera hasta las caderas. Poco a poco, como a ambos les gustaba, sin pensar en nada, solo ellos dos, solo el veneno que se regalaban.
Al despertar la vio dormida aún, tomando su pecho de almohada, se veía tan serena... El cabello negro y largo le hacía cosquillas, y al reír ella se removió como una niña pequeña. Era bonita, y el bebé también lo sería.
Comenzó a pasarle los dedos por la espalda desnuda, acariciándola suavemente y ella dibujó una leve sonrisa en su rostro. Miró a un lado y vio sus ropas tiradas de cualquier manera y los cojines de igual modo. Aquello había sido divertido, y con un final bastante gratificante. El pensar en ello le hizo sonreír.
DING - DONG
Se sobresaltó nada más escucharlo, aunque su sonido ya era común en la casa. Tocaban insistentemente. A regañadientes se zafó de los brazos y el cuerpo de su novia. Se puso los pantalones, dejando la camiseta olvidada y se dirigió hacia la puerta con rapidez, pues no quería que Samantha despertara.
Al abrir se encontró con un chico alto, de pelo negro azulado y con unos ojos enormes y claros, de un color parecido al hielo, pero lejos de ser fríos, se mostraban tiernos y dulces.
- Hola - dijo alegremente, dejando una maleta en el suelo y abrazando al licántropo, que tenía la boca abierta y los ojos como platos. Se echó hacia atrás, sin poder creérselo aún. - Qué bien, de vuelta al hogar... - Remus no salía de su asombro.
-¿Si-Sirius?
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