Wenas¡¡¡¡ Bueno, me he tardado más que de costumbre porque no sabía exactamente cómo continuar la historia. Después de venirme la inspiración y escribir un capítulo más o menos decente... se me borra, por arte de magia. Y ahora tuve que volver a empezar el capítulo de nuevo, cosa que, como os podréis imaginas, me jodió lo que no está escrito aún.

En fin, que después de mucho lío de la vida ya estoy de nuevo aquí.

Por cierto, que no me olvido de responder los reviews atrasados y los de éste capítulo, así que me pongo ya con ello:

CAPÍTULO 2:

* Siria Atlante: Debo de confesar que a mí no me gustan los Slash Sirius/Remus, pero también diré que adoro el Slash escrito por Arel M, en realidad todo lo que ella escribe me gusta. Bueno lo continúo, espero que te guste ^__^.

* Moony Lover: Hola¡¡ Bueno los años no los he querido poner porque más o menos... venga, te diré la verdad: No he pensado en ello. Pero supongo que unos veintipocos. El trabajo se dice en éste capítulo. Espero que te siga gustando. Besitos¡¡¡

* Meiko : Hola asquerosa¡¡¡ Sí, sé que te gusta mucho éste fic, creo que de los que yo hago es tu favorito. Aquí tienes la continuación baby. Con todo mi cariño.

CAPÍTULO 3:

* bellatrix_charmed: Pues Samantha tiene como unos veintitantos, veintipocos diría yo, pero es que nunca me he planteado eso, sinceramente. Deben de andar por los veintiuno o veintidós.

* Moony Lover : Bueno creo que pasa cuando James hace las pruebas para Auror del Ministerio, así que ponle veinte a lo mínimo.

* Yussi : Sí, yo también lo mataría a besos a mi Siri Pooh... aunque Samantha... mejor lee el capítulo, que creo que te va a gustar.

* ^nan^ : Tú has visto demasiadas telenovelas¡¡¡¡ NO voy a matar a Samantha, ni en broma¡¡¡¡ Y al bebé tampoco, tranquila. Sucede antes del nacimiento de Harry, antes de la muerte de James y Lily y justo después de haber salido de Hogwarts, más o menos tienes veinte años. Ahora espero que leas más relajada el capítulo. Besitos¡¡¡ ^__^

* Amanda: Me alegro que te encante¡¡¡¡ Aquí tienes le cuarto capítulo, siento la tardanza... mil perdones¡¡¡ ^__^UU. Por cierto, yo sinceramente, no me imagino al Remus de Rowling Gay... y mucho menos a mi Siri Pooh¡¡¡¡ Besitos¡¡¡

* MEIKO : Tú¡¡¡¡ histérica que no la voy a matar¡¡¡¡ ¿De verdad me veis con ese instinto homicida? ¿Creéis realmente que soy así de malvada? Bueno, gracias¡¡¡¡ ^_______^ Te quiero Cactus¡¡¡¡¡

* kmila: Hola musa¡¡¡¡ La inspiración llega cuando la mente está dispuesta, a cada uno le llega de una manera, tu encuentra como te llega a ti y ya está, todo bien. Te quiero mucho¡¡¡ por cierto: LEED LOS FIC DE KMILA¡¡¡ Y actualiza ya, por favor¡¡¡ que me muero de impaciencia¡¡¡¡

* Yussi: ¿Me dejas review por tu melena? Ya te vale mona... primas para esto, desde luego... nada, aquñi otro capítulo más. De todos modos te quiero mucho. Ah, y antes que nada....GRACIAS POR AYUDARME CUANDO ESTOY PERDIDA Y GRACIAS POR DEJARME DORMIR EN TU CASA LOS FINES DE SEMANA¡¡¡¡ Me quedé tranquila...

Ahora el capítulo, es más ameno que los otros, y ya se va viendo cómo Sirius se instala en la vida de nuestros protagonistas...

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CAPÍTULO 4: VENENO

Inesperada. Esa era la palabra exacta para definir la presencia de Sirius en la casa. Estaba frente a Remus, con una gran sonrisa y esos ojos azules risueños.

- No me esperabas ¿eh? - le dijo dándole un pequeño codazo amistoso, pero el licántropo no reaccionaba, era tal sorpresa la que se había llevado, que aún no se lo creía. - Es que quería impresionaros con mi regreso.

- Bueno...lo...lo has conseguido - le dijo casi sin poder articular palabra - Pero pasa, no te quedes en la puerta.

Se apartó del umbral de la entrada y dejó pasar a su amigo, que caminó por el pasillo camino a la cocina, pero al pasar justo por el salón paró en seco. Allí en la moqueta estaba Samantha, dormida boca abajo entre mantas y cojines. Tenía al descubierto la espalda, y mechones negros le caían alrededor, casi ocultándole el rostro.

- Vaya - dijo Sirius, apartando la vista y sonriéndole a Lupin, que se acercaba - parece que sabes pasártelo bien sin los Merodeadores...con razón tienes esa cara de cansado...

Remus observaba a la chica. Su piel blanca, ligeramente moteada la parte de los hombros por pecas pequeñas, su cabello sedoso, sus labios entreabiertos, esos labios que había besado con pasión y ternura... y dentro de ella estaba Cosita. Aquel pensamiento le hizo sonreír.

- Estás tonto - le dijo Sirius, a la vez que le pegaba una
colleja y reía de su propia broma.

- No - respondió el licántropo tranquilo, acariciándose la
parte del golpe sin dejar de dibujar aquella sonrisa boba -
lo que pasa, es que estoy enamorado.

Cerró la puerta del salón, a lo que Sirius dejó escapar un "Ohhh" de desilusión y se dirigieron a la cocina.

Remus preparó té para ambos y sentados en la mesa blanca inmaculada, uno frente a otro, se contaban los últimos acontecimientos ocurridos en sus vidas.

- Así que, aparte de recorrer toda Alemania, recorriste a las alemanas ¿no? - Sirius asintió con alegría - No cambiarás nunca, Padfood.

- Bueno - replicó con el entrecejo fruncido - para eso te tenemos a ti. Sólo mírate: Una casa, una chica que te quiere, sexo las veinticuatro horas del día...

- No todo se reduce al sexo - exclamó Lupin enojado - También hay otras cosas, además... ella... - suspiró y fijó sus ojos dorados en los azules de su amigo - Ella está embarazada.

Sirius se atragantó con el té y lo escupió, llenando al licántropo, que se puso en pie de un salto. El animago seguía sentado, con los ojos desorbitados.

- ¿Em...embarazada?... Joder, menos mal que no todo era sexo ¿eh? - se dio varios golpes en el pecho.

Remus le iba a responder, pero en ese instante apareció Samantha, iba envuelta en una sábana blanca que se agarraba con una mano, mientras que con la otra se quitaba el pelo de la cara. Observó al licántropo, sin percatarse de la presencia de Sirius, que estaba estupefacto y con la boca abierta.

- ¿Hablando solo? - le preguntó la chica, besando dulcemente a Remus. El chico levantó sus ojos dorados hacia el animago, para que Samantha mirara.

- AHHHH¡¡¡¡ - Soltó un grito de horror, aguantando con ambas manos la sábana que la rodeaba y escondiéndose detrás de Remus - ¿SE PUEDE SABER QUE HACES EN MI COCINA?

Sirius rió divertido, apoyándose en su mano derecha y sin quitar los ojos de la chica.

- Admirando la buena vista que tiene aquí el lobito, preciosa

Lupin frunció el ceño y le fulminó con la mirada dorada que tan bien conocía Black.

- Pues, sino te importa, la vista prefiero que sea privada.

- Hombre Moony¡¡¡¡ - chasqueó la lengua - Tienes que aprender a compartir. Recuerda cuando estábamos en Hogwarts y te regalaba mis chocolatinas preferidas...

- Porque estaban caducadas - le dijo Remus indiferente.

- Bueno - se excusó su amigo - Pero la intención es lo que
cuenta ¿no?

- ESA intención tuya es la que me preocupa, Padfood.
Sobretodo cuando se trata de mi chica.

Samantha murmuró desde atrás algo parecido a "Pervertido" y saliendo de su escondite volvió a besar a Remus.

- Voy a vestirme

El licántropo asintió, mientras que a Sirius se le acentuó una pícara sonrisa en sus labios.

- ¿Te acompaño y elegimos juntos el atuendo?

Los ojos rajados de la chica chispearon de furia y para sorpresa de todos los presentes, se acercó al animago para estamparle en una de las mejillas los cinco dedos de su mano. Remus reía descontroladamente.

- Vaya... - dijo cuando Samantha se hubo ido, acariciándose la parte dañada de su pómulo - Tiene genio la lobita... ¿Es así en la cama? No, mejor no me lo digas, si se te ve esclavizado. Además, dicen que con eso quemas grasas, mírame a mí, que estoy hecho un bombón gracias a eso...

Remus puso los ojos en blanco y fue hasta el salón, seguido muy de cerca por Sirius. El licántropo comenzó a recoger los cojines del suelo, mientras que el animago se tumbaba en el sofá cómodamente.

- Se le revolucionaron las hormonas a la fierecita - estaba
distraído - ¿De cuánto tiempo está?

Remus tardó varios segundos en comprender lo que su amigo preguntaba. Cuando supo de qué se trataba se encogió de hombros.

- Mes y medio - hizo una pausa - Tal vez dos.

Sirius lo observaba en silencio. No podía comprender cómo se tomaba el asunto con tanta naturalidad.

- ¿Ella corre peligro?

- Es pronto para saberlo - una oscuridad enturbió aquel hermoso dorado de sus ojos - Yo... - su voz se quebró. Tragó saliva - No podría vivir sin ella, Sirius. No podría.

No era un miedo, sino una confesión. De amigo a amigo. De tú a tú.

- Todo saldrá bien, ya lo verás. - susurró tranquilizador.

Los ojos del licántropo se posaron en los azules del animago, y asintió lentamente, esbozando una de sus dulces sonrisas.

- James me ha dado entrada para los Mundiales - Sirius cambiaba de tema, intentando alejar las sombras - Inglaterra contra Brasil, va a ser todo un espectáculo. ¿Vendrás? Es el próximo Sábado.

Remus se acercó a un almanaque lunar que había al lado de la chimenea. Lo siguió con el dedo índice hasta el cuadradito que marcaba "Sábado" y se quedó ahí posado unos segundos.

- No hay Luna Llena - afirmó el licántropo, sonriente. Se encogió de Hombros. - Podría ir, sí.

Bien¡¡¡ Después del quidditch, podríamos tener una reunión de Merodeadores - le dijo poniéndose de pie y revolviendo el pelo ceniciento de su amigo - Ahora que James y tú habéis sentado cabeza con vuestras respectivas chicas - dibujó con sus manos unas curvas femeninas - todo es más aburrido.

James Potter era como un hermano para Sirius y formaba parte del grupo Merodeadores. Se había casado meses atrás con Lily, y el acontecimiento sumado a las pruebas de Auror para el Ministerio de Magia y los entrenamientos de quidditch con la Selección Nacional, distanciaron al chico del grupo. También había que tener en cuenta el viaje de Sirius, que ahora regresaba para ocupar su plaza de Auror en el Ministerio de nuevo. Y las largas investigaciones sobre maldiciones antiguas en las que andaba inmerso Remus, que trabajaba para Gringotts. Con todo no habían mantenido demasiado el contacto desde hacía tres meses.

- ¿Qué tal una reunión en tu casa? - preguntó el licántropo.

Sirius se separó rápidamente, como si tuviera una enfermedad extraña y reía nervioso. Sus ojos azules se paseaban por la habitación, como buscando alguna salida.

- Ah ¿pero no te lo que contado, Moony? - aquel tono casual no le gustaba, así que se puso en alerta, frunciendo levemente el ceño - Me... me echaron del piso.

- ¿Y que vas a hacer ahora? - ambos se sentaron de nuevo en el sofá.

- Pues... - rió nervioso - Yo había pensado en... - se rascaba la nuca - ¿quedarme en tu casa?

- Pensar te perjudica, Sirius - dijo Remus dándole suave golpecitos en la melena negro azulada - No te esfuerces demasiado.

- Sólo sería una temporada - dijo suplicante y su amigo
asintió, sus pirando resignado - ¿Eso es que me puedo quedar?

Una tos seca desde el umbral de la puerta interrumpió la conversación. Allí estaba Samantha, enfundada en unos tejanos desgastados, un jersey de lana blanca y el pelo recogido. Andaba descalza por la moqueta. Se acercó a Remus, enlazándole sus finos brazos al cuello y le dio un profundo beso, que hizo que Sirius envidiara a su amigo.

- Padfood quiere decirte algo - le dijo alegremente.

La chica fijó sus ojos rajados en él. Era hermosos, pensó, no le extrañaba que Remus fuera capaz de perderse en ellos.

El animago se revolvía nervioso, buscando con la mirada una ayuda por parte del licántropo, pero éste solo observaba la escena divertido, insinuándole que aquello era cosa suya.

- ¿Y Bien? - La chica se había acomodado en el regazo de
Remus, entre impaciente y curiosa.

- Me echaron del piso.

- ¿La hija de la casera descubrió tus andanzas con otras?¿Por fin se dio cuenta de que no era la única mujer en tu vida? - preguntó mordaz. Con las cejas levemente levantadas, divertidas. Sirius inclinó hacia un lado la cabeza.

- Más bien se percató de mis fiestas nocturnas, si sabes a lo
que me refiero.

La chica no dijo nada, solo hundió su rostro en el pecho de Remus, que tenía una sonrisa permanente. Una mano en la cintura de la chica, la otra descansando en un muslo de ella. Sirius se preguntó si su carne sería tan tibia como lo aparentaba cuando la vio entre las sábanas. Le costaba creer que dentro de aquel cuerpo tan perfecto pudiera crecer una criatura.

- Lo que Padfood quiere decir - siguió el licántropo, besando el cabello de su novia - Es si puede quedarse en casa - la muchacha se irguió de repente, alerta - Vamos, Sam - Remus se acercó a su oído y añadió en un susurro audible para el fino oído del animago - Yo me encargaré de que sea bueno.

La chica lo estudió desde aquellos ojos sin ningún color definido, Sirius se estremeció por completo ante aquella mirada tan exótica.

- Que se quede - dijo. Después añadió - PERO si haces algo que me siente mal - le puso su dedo índice frente a sus ojos azules, como cuando regañan a un niño - Y te advierto que estoy muy susceptible con el embarazo - lo miró de arriba abajo- te desollaré vivo antes de dejarte tirado en la primera perrera que encuentre - Sonrió - ¿Está claro? Y no es una advertencia. Es una amenaza.

Se levantó del regazo de Lupin y se sacudió el polvo inexistente de los tejanos descoloridos. Sirius sonreía débilmente, tragando saliva.

- En realidad, somos bastante compatibles ¿no crees, Moony?

- Claro - ironizó el hombre - La próxima vez que te marque la otra mejilla, Padfood, así hará juego con el otro lado de la cara.

Aquello hizo que la chica se echara a reír, al igual que Remus. Los tres sabían que en realidad Samantha no odiaba a Sirius, pero ella siempre jugaba el papel de mala, y ella su rol lo seguía a la perfección, al igual que el animago era el descarado y el licántropo el chico dulce y tímido.

- Voy a preparar la cena - anunció la chica, y salió del
salón cerrando la puerta corredera tras de sí.

- Tienes mucha suerte de tener a alguien como ella a tu lado
- sentenció Sirius.

Fuera la tarde ya moría, y las pequeñas luces de la ciudad se veían a lo lejos como luciérnagas brillantes. Algunas estrellas comenzaban a relucir en el firmamento.

Después de una larga pausa en la que ambos chicos se habían quedado observando el lugar donde Samantha había desaparecido. Remus asintió lentamente sin apartar la vista.

- ¿Pero sabes que es lo curioso?

Sirius lo miró interrogante, negando con la cabeza.

- No, ¿el qué?

- Que aún sabiendo todo sobre mí, sobre mi vida y lo que soy - Remus dibujó en sus labios una sonrisa dulce - Me quiere.

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Bueno, para el próximo capítulo más¡¡¡¡ Ahora habrá más diversión con Sirius en casa. Jeje... Dejad reviews y sed buenos¡¡¡¡