Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Es tarde y tengo que irme ya, pero quería subir el capítulo. Sé que noe s gran cosa, pero es que éstas semanas han sido algo duras a nivel personal y he tenido todo esto abandonado, lo siento, pero no he podido. Lo juto.

Los reviews los responderé en el próximo capítulo, ahora no tengo tiempo, muchas gracias por todos¡¡¡

Ahora os dejo con el capítulo, espero que os guste¡¡¡ No ha sido revisado así que... disculpas si tiene un error o varios... o muchos...

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Capítulo 5 : Veneno

El sol no se levantaba aún en el horizonte cuando  Remus se despertó. Abrió lentamente los ojos dorados, restregándoselos insistentemente. A su lado estaba Samantha dormida. Llevaba puesta la camiseta del pijama del licántropo y las piernas, puestas las dos en diferentes ángulos, estaban a la vista, salvándose de ser tapadas por las sábanas. Una mano descansaba sobre el pecho del chico, y la otra sobre uno de sus muslos desnudos. Admiró una vez más su cuerpo, y se la imaginó dentro de un mes o dos, cuando ya tuviera barriguita y Cosita comenzara a crecer. Aquello que descansaba en ella era una vida hecha por ellos, una vida con un futuro incierto, ¿humano o licántropo? ¿condenado o libre? ¿veneno o antídoto?.

Sea lo que fuere, lo querría más que a su vida. De hecho, ya lo quería.

Samantha se removió, liando una de sus piernas en las sábanas, en el tobillo de la descubierta podía admirarse un tatuaje pequeño, era un cachorro de lobo aullándole a la luna llena y dibujada dentro de ella una pequeña R. Se lo había hecho el año pasado en un viaje a Rumanía. Recordaba aún nítidamente el rostro de su chica al notar la aguja en su tobillo, y como él le había dicho que aquello no era necesario.

" Quiero hacerlo", había dicho ella, sonriendo levemente, " para que sepan que soy tuya".

Se deshizo de las sábanas y le besó uno de los muslos, casi fue un pequeño roce de sus labios, y sintió como la piel de la chica se erizaba lentamente, haciéndole sonreír por primera vez en la mañana. Se sentó en la cama, apoyando los codos en sus piernas y hundiendo el rostro, soñoliento aún, entre sus manos. Era temprano, demasiado temprano. Ahora se maldecía por haberle prometido a Sirius ir al partido de Quidditch de James. Tenía ganas de conversar con ellos, y de decirle a Prongs la grata noticia de que pronto sería padre, pero también deseaba estar en la cama tumbado con Samantha, aspirando su aroma y sintiendo el suave cosquilleo que le producía los cabellos negros de la chica al moverse.

Se pasaba una mano distraída por la nuca, alborotando más aún el pelo castaño, y con la otra abrió un poco de las cortinas, haciendo que un rayo de sol entrara y tuviera que entrecerrar sus ojos dorados. Dio un respingo al sentir como unas manos lo abrazaban por detrás y se estremeció al oír en un susurro la voz de Samantha.

- ¿Qué haces levantado? – le besó la mejilla y estrechó más el abrazo – Acuéstate.

- Tengo que ir con Sirius al partido de James, ya sabes, los mundiales. – volteó un poco su rostro, quedando admirado del verdor de sus ojos, después de tantos años  seguía traspasándolo de la misma forma que el primer día que la vio a la llegada de Hogwarts.

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Se buscaban. Lo supo al verla parada en el hall del castillo, era la que había estado esperando. No quiso creerlo al principio, es más, hizo todo lo posible por no dejar nunca que sus sentimientos se notaran, pero aquel día... sí, fue ese día en el que ella fue a entrenar al campo de quidditch, ese día de lluvia en el que se habían enfadado porque Samantha le había reprochado el que la estuviera esquivando. Había caído de la escoba a causa del viento y terminó en la enfermería con un brazo roto y magulladuras por todos lados. Remus no se enteró hasta el día siguiente, y cuando se lo contó Sirius fue corriendo a verla, saltándose Transformaciones y quedando castigado más tarde por McGonagall, pero lo que vio valió la pena.

Samantha descansaba tranquilamente entre las almohadas de su cama. Leía su libro de aritmancia "Nivel Séptimo Curso". Cuando escuchó la puerta de la enfermería abrirse de golpe se asustó. Remus estaba en el umbral de la puerta, apoyadas sus manos en sus muslos, la boca entreabierta exhalando aire y mirándole fijamente con esos ojos dorados.

- ¿Qué haces aquí? – le preguntó, impresionada por la aparición. Pero el licántropo no dijo nada, solo se acercó a ella, tiró el libro al suelo para el asombro de Samantha... y la besó.

Siempre supuso que un beso de Remus sería más bien una caricia, pero aquel beso era más que todo lo que había soñado. La apretaba contra él, una mano en la nuca y la otra en el cabello negro de la chica, haciendo imposible cualquier separación, aunque era lo que menos deseaban en esos instantes. Sintió la desesperación que sufría, el amor que le tenía, el deseo que le profesaba... la quería. Fue en ese instante cuando Samantha supo que Remus Lupin la quería.

- No me hagas esto nunca más – le susurró él, a pocos centímetros de sus bocas, saboreando aún en los labios el sabor a eterno chocolate del licántropo, mezclándose con su propia saliva. Ella asintió sonriente, dejando que el aliento del chico le rozara la piel, haciéndole estremecer.

Se abrazaron. Él acariciándole el cabello negro que le caía por la espalda, y ella aferrándose a su túnica negra, para que no se apartase. Se acercó poco a poco a su oído, rozándole con los labios el lóbulo, sintiendo el susurro de Remus como si estuviera en lo más profundo de su alma.

- Te quiero.

La quería... y ella lo quería.

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Muchas y muy diversas situaciones habían pasado para estar ahora como estaban: Él desnudo de cintura para arriba, ella de rodillas a su espalda, abrazándole y acurrucándole, llevando la parte del pijama que a él le faltaba.

- No te vayas... – su tono de voz le recordó a una niña pequeña que pide una muñeca a su madre. ¿Cosita tendría también ese tono cuando le pidiera algo?

- Ya me comprometí a ir, Sam, además, así te librarás del perrito – hacía alusión a Sirius, que dormía en la habitación de invitados situada en la otra punta del pasillo (Samantha procuró que fuera así).

Lo empujó hacia atrás, dejándolo tumbado en la cama. Aprovechó el momento de confusión para subirse a horcajadas sobre el licántropo. Lo miraba fijamente, con el pelo negro cayéndole sobre el rostro, dándole un aire exótico y oriental a su rostro. Él dibujó con sus manos su cintura, quedándose los muslos blancos descubiertos al agarrar parte de la tela de la camiseta entre sus manos. Intentó incorporarse y besarla, pero ella lo volvió a empujar, con una sonrisa maliciosa entre sus labios.

- Yo tengo cosas que Sirius no puede darte – paseó sus manos por el torso del chico, deleitándose al notar como Remus estrechaba más aún sus manos a la cintura.

- Como por ejemplo... – Samantha gateó por encima del licántropo, hasta llegar a sus labios. Pasó su lengua, dibujando la silueta de la boca de su novio, haciendo que éste sonriera – Me convenciste.

La tumbó hacia un lado de la cama, entre risas y gritos la chica intentó zafarse, pero Remus era más fuerte. La aguantó por las muñecas, teniéndola bien sujeta mientras ella cogía aire después de la lucha.

- Eres un bruto – le dijo bromeando. Remus dejó de sujetarla y se apoyó en sus manos, para poder ver a la chica. Samantha lo observaba, detenidamente. Cada centímetro de su cuerpo había sido recorrido por ella, cada beso de su boca la tenía a ella como receptora... cada noche de Luna llena ella estaba a su lado y él le recordaba que la amaba. Y esos ojos dorados... esos ojos que le daban un aspecto tan dulce, esos ojos que la enamoraron.

"Los Rayos del Sol", pensó de repente, "sus ojos son rayos del Sol".

Lo atrajo hacia ella, sujetándole dulcemente por la nuca y lo besó. Remus le correspondió, cayendo hacia un lado pero sin apartar sus labios de los de Samantha.

- Tengo que irme – le dijo muy bajito y a regañadientes, como si se obligara a apartarse de su lado.

Samantha lo agarró del pelo y lo volvió a besar. Remus se dejó caer, con las piernas de la chica enlazadas a su cuerpo. Se buscaban con urgencia, sintiendo que toda la vida se le iba en ello, hundiéndose uno en la boca del otro.

- No te vayas... – le dijo, separando sus labios mientras le besaba el cuello, notando la lengua de la chica, su saliva y sus manos recorriendo su espalda.

- Sirius me va a matar por esto.

La recorría una y otra vez, explorándola y sintiéndola. Cada gesto, cada suspiro, eran suyos, para él. Ella le pertenecía... y Cosita también lo haría.

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- Tardaste ¿qué te pasó?

- Asuntos de pareja.

- Yo sé de que van esos asuntos, no soy tonto... tampoco sordo.

- Entonces cállate y no preguntes.

Caminaban hacia las gradas. Sirius iba delante, intentando abrirse paso entre una multitud entusiasmada con banderines de la selección inglesa y vitoreando los nombres de los jugadores. De lejos se escuchaba al comentarista, que anunciaba el marcador 60 – 40 a favor de Inglaterra.

- ¿Ves la snitch? – preguntó Sirius distraído, sentándose en unos asientos libres y comiendo palomitas - ¿Dónde está James?

- Allí – señaló una pequeña mota que vestía una túnica azul marino y que volaba a varios metros por encima de ellos.

"Roberson tiene la quaffle, seguido muy de cerca por Do Santos, uh¡¡¡ vaya golpe ha recibido el brasileño por parte de Jackson¡¡ Inglaterra en posesión de la quaffle¡¡¡¡"

- Vamos James¡¡¡¡ - gritaba Sirius, llenando de palomitas y refrescos a todos los de su alrededor – Enséñales lo que vale un Merodeador¡¡¡¡

"Lovely pasa a Roberson y... oh Dios mío¡¡¡¡ Eso ha tenido que doler¡¡¡¡ Brasil ahora en posesión de la quaffle¡¡¡ Da Silva esquiva a Rosenberg¡¡¡¡ Va a llegar a la meta... la última esperanza de Inglaterra es el guardián Adams y... Brasil marca¡¡¡¡ 60 a 50 a favor de Inglaterra¡¡¡¡"

- JAMES MICHAEL POTTER JURO QUE SI NO COGES ESA SNITCH SABRÁS LO QUE ES UN PERRO RABIOSO¡¡¡¡

- Sirius tranquilízate... – Remus al ver la cara de odio que ponía el animago añadió – eh... ¿quieres un hot dog?

"Brasil está atacando, ahora Rosen... NO PUEDE SER SEÑORAS Y SEÑORES¡¡¡¡ POTTER SE HA LANZADO EN PICADO¡¡¡  Nogueira le sigue muy de cerca... oh que gran expectación¡¡¡¡ Ambos tienen unas Estrellas Fugaces muy muy rápidas¡¡¡ POTTER VA A ALCANZAR LA SNITCH SEÑORAS Y SEÑORES, POTTER ESTIRA EL BRAZO Y... SI¡¡¡¡¡¡¡¡ LA SNITCH HA SIDO ATRAPADA POR JAMES POTTER¡¡¡¡¡¡¡ GANA EL EQUIPO DE INGLATERRA EL MUNDIAL DE QUIDDITCH DE ÉSTE AÑO¡¡¡¡¡"

Remus aplaudía frenéticamente mientras que Sirius abrazaba a una rubia que estaba a su izquierda a la vez que saltaba de alegría.

- Ganamos¡¡¡ Ganamos¡¡¡ - Repetía frenéticamente, aún abrazado a la mujer. El licántropo lo apartó por un hombro, al ver que la chica iba a pegarle, pero Sirius quería abalanzarse sobre la rubia de nuevo. Finalmente desistió cuando vio que levantaba el bolso en actitud amenazante.

- Vamos a ver a James – le dijo y el animago asintió, siguiéndolo a regañadientes – Hoy hay fiesta de Merodeadores.

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Siento no haber escrito más, pero es que quería publicar porque he tenido abandonado éste fic... lo siento mucho. Besitos¡¡¡ Dejad reviews¡¡¡¡