Holaaaaa¡¡¡ Ya estoy aquí de nuevo, siento el retraso pero es que con éste fic me quedé estancada¡¡¡ Estoy con gripe y en un momento de inspiración me he puesto a escribir y me ha salido, vamos, creo yo, así que espero que no me matéis ni nazca en vosotros instintos homicidas por ello. Tened en cuenta que he tenido fiebre ¿ok? Ahora respondo reviews:

REVIEWS CAPÍTULO 4:

* kmila: Ah¡¡ Mi musa¡¡¡ Bueno cariño, yo también me alegro de que te gustara el capítulo, como espero que te gusten los próximos porque en breve el fic se acaba, yo calculo más o menos 3 capítulos más. Así que nada, besos¡¡¡

* magda: ¿Nuevo fic? ¿Un reto? Uy mi fic "Todo" fue exactamente así como empezó, y mira ya por donde va, por el capítulo siete¡¡¡ Y que no me gusta nada esa pareja... Gracias¡¡¡

* Yussi: Vaaaaaaaaale, lo de que Sirius sienta algo por Sam tiene su lógica y aparece en éste capítulo ¿ok? Espero que lo disfrutes¡¡¡

* ^nan^ : Creo que si quieres que Remus deje a Samantha por ti antes tendrás que pasar por encima de mi cadáver jajajajaja. No, no, no... ella no tiene nada que hacer con Sirius, ni Sirius con ella. Todo tiene su explicación, ya lo verás...

* bellatrix_charmed: Hola niña insistente¡¡¡¡ Aquí tienes el capítulo, con todod mi cariño. Tranquila que comprendo esa semana estresante de exámenes, yo he tenido tres¡¡¡ TRES semanas de exámenes¡¡¡¡ No sé ni cómo he sobrevivido a ello, es un expediente XXL. Besos¡¡¡

* MEIKO : Hola¡¡¡ Mi pequeña Meiko¡¡¡ Tranquila, que cuando yo vea un Remus te aviso ¿ok? Porque te mereces lo mejor del mundo mi bebé¡¡¡ Besos¡¡¡

* Moony Lover: Yo creo que la mitad del mundo envidia la relación de Samantha con Remus, porque yo tengo a uno como ese y me derrito, así, literalmente. Lo que le pasa a Sirius es que Samantha le trae recuerdos inesperados de cierta persona... ya verás el por qué, espero que te guste¡¡¡

Iba a responder los reviews del capítulo 5, pero mi madre ya me echa para la cama así que los responderé cuando pueda, ahora os dejo con el capítulo. Besos¡¡¡

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- ¿Embarazada?

- Sí

- ¿Para verano?

- Ajá...

- ¿Pero es que os habéis puesto de acuerdo en practicar sexo al mismo tiempo o qué?

Sirius aún conservaba la cerveza de mantequilla a mitad de camino hacia su boca, mientras que James sonreía orgulloso de darles la noticia y Remus le felicitaba, porque él sabía perfectamente lo que se sentía en aquella situación. Claro que lo sabía, y aún recordaba cómo se le aceleró el corazón cuando lo escuchó, la voz de Samantha al decírselo, y las dudas que surgieron y que aún estaban latentes en él. La duda de si tendría el mismo castigo que lleva él.

- Lily me lo dijo ayer – los ojos avellanas de James pasaban de un amigo a otro mientras con una mano se aplastaba el cabello revuelto y azabache. – Yo... no me lo esperaba ¿sabéis? Casi me desmayo de la impresión.

Sirius ladeó la cabeza, pensativo.

- Vaya... – dijo - una nueva generación de Merodeadores ¿eh? Estaría bien que todos nuestros hijos fuesen amigos, incluidos los de Peter, por cierto ¿sabéis algo de él?

- Sigue en Albania con las investigaciones – dijo Remus cogiendo su taza de chocolate – Me escribió hace unas semanas... no regresará hasta Abril.

- Bueno Padfood ¿Y tú? ¿Te animas a traer hijos al mundo? – le preguntó James guiñándole un ojo, viendo como el animago hacía una mueca de asco.

- No le des ideas Prongs – reía Remus, divertido ante la cara de espanto de Sirius – No podría soportar tener dos Sirius por el mundo...

- Pues para tu información, Moony, todas las féminas se matan entre ellas por concebir un hijo mío ¿entiendes? T O D A S – decía orgulloso, alisándose su melena y sonriendo. Sus amigos se miraron un momento y supieron exactamente qué responder.

- Todas... – comenzó a decir el licántropo - ...menos Sabrina – ante aquel nombre Sirius palideció, apartando bruscamente la silla de la mesa y poniéndose en pie de inmediato.

- ¿Ella... dónde? – preguntó mirando nervioso de un lado a otro, pero al ver como se reían Remus y James quedó aliviado - Eso ya lo superé – decía sentándose de nuevo, carraspeando sonoramente – N-no tiene n-nada que ha-hacer...

James asentía, sonriendo de una manera extraña.

- Ya... Si se te ve Sirius, se te ve...

Remus se fue acercando lentamente al animago sin que éste último se diera cuenta, ya que estaba más ocupado en calmar su acelerado corazón que en otra cosa, y cuando estuvo muy cerca de su oído...

- SABRINA¡¡¡

PAM PUM POM¡¡¡¡

La taza de chocolate y las dos cervezas de mantequilla formaron un estruendo impresionante cuando la mesa voló por los aires, pero lo que más ruido causó fue cuando la silla de Sirius con Sirius aún en ella cayeron al suelo.

Remus reía con una mano puesta en la mesa y la otra en su estómago, mientras que James se agarraba al licántropo para no caerse y se enjugaba las lágrimas de sus ojos avellana. Sirius sin embargo hacía verdaderos esfuerzos por ponerse en pie. Tenía la túnica manchada de chocolate y el pelo negro revuelto y despeinado.

- MALDITOS MERODEADORES¡¡¡¡ - estaba furioso, realmente furioso, pero no por ellos Remus y James paraban de reír.

- No... te... pongas así... Si... Si... Sirius... – el licántropo observó de arriba abajo al animago y volvió a reír a carcajadas. James se revolvía en el suelo con las manos en la tripa.

- No es gracioso – decía entre dientes Sirius, de pie y con los brazos cruzados.

- Oh, créeme pequeño Padfood – respondió James respirando hondo e intentando calmarse – Sí que lo es...

- Creo que es hora de marcharse – concluyó el animago dirigiéndose a la salida, mientras James y Remus se pusieron en pie y lo seguían.

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La radio sonaba de lejos, en la cocina, mientras que Samantha, con un toque de varita, levantaba de los estantes las pequeñas figuritas y limpiaba el polvo del salón. Movía las caderas al son de la música, con el pelo recogido en una cola alta y yendo de aquí para allá, siguiendo con los labios la letra.

Sintió como dentro de ella Cosita se movía.

- ¿ A ti también te gusta bailar? – le preguntó sonriente, y como única respuesta volvió a sentir el movimiento del bebé.

- Tomaré eso como un sí.

Estaba poniendo las figuritas (pequeñas hadas y elfos) en el estante cuando el timbre de la puerta sonó.

DING - DONG

No esperaba a nadie, y la casa estaba muy alejada de cualquier sitio poblado como para que vinieran a pedirle un poquito de aceite o algo de sal.

DING - DONG

Sonaba insistentemente, y aquello hizo que Samantha se pusiera de mal humor. Soltó las figuritas y escondió la varita en el bolsillo trasero del peto dirigiéndose a la entrada. Cuando abrió la puerta y vio quién era no podía pronunciar palabra.

- Hola

- ¿Tú?

- Yo... – sonreía, y Samantha comprobó que se parecía demasiado a su sonrisa.

- ¿Qué haces aquí?

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Cuando Remus y Sirius llegaron a la entrada de la casa estaba ya atardeciendo. El cielo iba pasando de un anaranjado a un morado intenso ribeteado de rojo escarlata y el sol apenas se divisaba. El licántropo había notado como su amigo no había abierto la boca desde que salieron de Las Tres Escobas, y que las veces que había intentado entablar conversación Sirius le había respondido con un gruñido.

- Escúpelo – dijo Remus de repente, haciendo que Sirius voltease confuso.

- ¿Que escupa el qué?

- Admítelo ya, Sirius, aún estás enamorado de Sabrina – ante la mención del nombre el rostro del animago se endureció y girando sobre sus talones se dirigió hacia la casa para abrir la puerta sin responderle a su amigo.

Cuando entraron en la casa vieron que todo estaba en penumbra y que no había ni rastro de Samantha. Aquello hizo que Remus encendiera las luces y frunciera en ceño.

- ¿Sam? – preguntó en alto, sin obtener respuesta alguna. Miró a Sirius buscando su apoyo, pero éste lo observaba todo interrogante bajo su mirada azul.

- Tal vez esté arriba – argumentó, a lo que el licántropo asintió lentamente subiendo las escaleras.

Sirius se quedó allí abajo solo, admirando cada rincón del salón. Se fijó en una foto de Remus y Samantha en blanco y negro, donde ambos salían abrazados, ella recostada en su pecho y él acariciándole el cabello. Así parecía que Samantha tuviera los ojos oscuros y no verdes y aquello hizo que el estómago de Sirius sufriera una sacudida.

PUM

En la cocina había ruido, y se fijó que la puerta estaba cerrada pero por la rendija inferior se colaba un rayo de luz. Sonrió. Podría darle un susto a Samantha, ya que no se había dado cuenta de la presencia de los chicos en la casa. Fue de puntillas hasta la cocina, pensando en la cara que pondría y el grito histérico que daría.

Puso una mano firme en el pomo y la otra la apoyó en el marco de la puerta, contó hasta tres y entró.

- SAMANTHA¡¡¡

La chica estaba vueltas de espalda y Sirius comprobó como todos el plato que tenía entre las manos se iba al suelo. Ella se volvió enfurecida hacia el animago que quedó con la boca abierta cuando la vio.

Tenía el pelo negro y largo como Samantha, la palidez de su rostro era las mimas que la de la chica, pero sus ojos rajados no eran verdes, sino negros, tan negros como dos pozos oscuros y en cuanto se fijó en ellos Sirius Black supo de quién se trataba.

- ¿Sa... Sabrina?

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Bien¡¡¡ Terminé éste capítulo, ahora espero que muchos comprendáis por qué Sirius sentía tanta atracción hacia Samantha: Es que es la gemela de Sabrina, son hermanas gemelas¡¡¡¡ Bueno sé que el capítulo es cortito, pero no daba mucho de sí, lo siento de veras, y también siento haber tardado tanto en publicar. Dentro de poco más ¿vale?

Besos¡¡¡¡