Ya estoy aquí de nuevo¡¡¡¡¡ Me alegra ver q os está gustando el fic ARRIBA
EL YAOI¡¡¡¡¡ XD Pero no os pongáis intens@s, q os va a dar algo ^_^ Bien,
aquí os dejo con Yusuke, que este es su capítulo.
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Definitivamente, era una mañana espléndida. "Definitivamente, mejor que ayer", pensó Yusuke mientras se desperezaba. El verano empezaba a quedar atrás, dejando paso lentamente a los cálidos colores del otoño. Ya no hacía ni la mitad de calor. Mucho mejor. Aquel verano había sido como vivir en una sauna. Había hecho tanto, ¡pero tanto calor!
Si hubiera sido un día de instituto, hubiera sido una gran oportunidad de pasar un día perfecto disfrutando de unas merecidas horas de campana en la azotea. Pero como no era el caso, se contentó con escaparse un ratillo del restaurante. Uf, si Keiko le viera, seguro que se pondría como una fiera. Pero el enfado no le duraría mucho, ella sabía que se estaba esforzando al máximo por hacer un buen trabajo. Y pensaba ahorrarlo todo para el futuro, para procurarle un BUEN futuro. . . cuando se casaran. Dentro de. . . ¿dos años, quizás? Tampoco faltaba tanto. . . Y él quería mucho a Keiko. . .
La vegetación que rodeaba el templo de Genkai resultaba muy refrescante comparada con el bochorno de la ciudad. Todo estaba tranquilo. Normalmente, Yusuke no apreciaba mucho la tranquilidad, prefería mucho más la acción y la compañía de sus amigos, pero había algunas ocasiones, extremadamente raras, en las que le daba por reflexionar. Entonces si que era un placer hallarse en un lugar tranquilo. Además, todas aquellas plantas, el verde, el olor a hierba, la plácida quietud de los jardines del templo, le recordaban a Kurama. Kurama era la persona ideal en quien pensar en un día como aquel. Pensar en Keiko sólo le recordaba los libros de cuentas y los platos por fregar.
Ah, Kurama. . . Yusuke se preguntó una vez más qué podría ser. Kurama parecía poseer cierto encanto que le convertía en el centro de atención de todo el mundo, tanto si quería como si no. La verdad era que el zorro valía mucho. Y podías pasar todo el día sin hacer otra cosa que mirarlo. La melena pelirroja que fluía como un río de sangre; los radiantes ojos verdes, emanando siempre ternura, amistad, compasión; la serena sonrisa que siempre conseguía calmar la tensión cuando los demás estaban a punto de perder los nervios. . . y eso sólo para empezar. No podía decir exactamente qué era pero. . . había algo. . . en el youko que. . . Y aquel "algo" hacía que incluso Yusuke deseara sacar lo mejor de sí mismo. No había más que verle en aquel preciso instante: ÉL, soñando con ser un hombre de provecho para hacer feliz a Keiko.
Perezosamente, se sentó al pie de un árbol, precisamente el árbol donde Hiei solía quedarse cuando iba al Ningenkai, y bostezó ruidosamente. Se estaba la mar de bien. Los rayos de sol se filtraban entre las hojas, que evitaban que le dieran directamente en los ojos. A pesar de que se había levantado hacía sólo una hora, volvió a entrarle sueño. Poco a poco, se le iban cerrando los ojos. "Keiko me perdonará una cuantas horas. . ."
Sentía los párpados cada vez más pesados. ¿En qué estaba pensando antes? Ah, sí, Kurama. El youko ocupaba sus pensamientos con bastante frecuencia últimamente. Poco a poco, se iba quedando dormido. Pensó un momento en Keiko. Sí que pensaba mucho en Kurama, sí, pero nunca pensaría en él de la misma manera que pensaba en Keiko, por descontado. Pero el encanto del zorro últimamente le fascinaba, era como si, de algún modo, Kurama estuviera rondando constantemente a su alrededor.
"Pero. . . a mí no. . . Él no. . ."
Oh, ahí estaba. Kurama aparecía en su sueño otra vez, igual que había aparecido las últimas noches. Pero. . . hmmm. . . un momento. En aquellos sueños, y aunque a Yusuke le incomodara admitirlo, Kurama siempre aparecía. . . digamos, "ligero de ropa". Parecía ser la única manera en que la gente era capaz de pensar en el kitsune. "Oh, dios mío, déjate de tonterías, ¡baka! Ni que Kurama fuera un juguete sexual, aunque sea tan asquerosamente guapo, atractivo, precioso. . ." Yusuke suspiró en sueños.
¿Estaba soñando otra vez? Sí, sí, era Kurama, como siempre, medio desnudo. Pero. . . era extraño, Yusuke no guardaba en su memoria ninguna imagen del youko con aquellas pronunciadas ojeras, ni tampoco recordaba ninguna ocasión en que su perfecta belleza hubiera quedado estropeada por un enorme moratón en la mejilla, o con aquellos labios sensuales sangrando, ni tan despeinado, ni. . . Kurama le miró fijamente, aquellos grandes ojos verdes llenos de lágrimas, parecieron encontrar cierto consuelo al encontrarse con los de Yusuke. Pero, al verle en aquel estado, el detective espiritual se sintió como si le hubieran pegado un puñetazo en la boca del estómago.
Abrió los ojos de golpe. Pequeñas gotas de sudor frío perlaban su frente. Se estremeció al recordar la mirada aterrorizada de terror, antes de que sus ojos quedaran totalmente empañados por las lágrimas. Dios, ¿pero qué tenía últimamente en la cabeza?
- Yusuke. . .
Lentamente, medio dormido aún, se volvió en la dirección de la que provenía aquella voz desfallecida. Había un portal hacia el Makai cerrándose detrás de la silueta que se desplomaba ante sus ojos sobre el barro. Alto, esbelto, de una belleza sobrenatural. Yusuke sintió una punzada de dolor en el pecho al reconocer quién era el herido.
- ¡Kurama! - "¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!" Se puso de pie de un salto y corrió hacia el youko. Justo antes de que el portal se cerrara, Yusuke creyó ver a unos cuantos youkai corriendo hacia ellos, maldiciendo a gritos al kitsune. Una vez cerrada la puerta, decidió olvidarlos, centrando toda su atención en su amigo, que se hallaba ahora tendido a sus pies, arrastrándose patéticamente por el suelo en un último y desesperado intento por escapar de la turba que le perseguía.
- Kurama - Repitió, más dulcemente, mientras le recogía con cuidado entre sus brazos. Sintió, más que escuchó, el débil suspiro de alivió que escapó del pecho del kitsune - Kurama. . .
Finalmente, el zorro consiguió levantar la cabeza para mirarle. Yusuke no sabía muy bien que hacer, el shock había caído sobre su cerebro, todavía atrapado por el sueño, como un jarro de agua fría. Kurama tenía un aspecto horrible. No, eso era decir poco. El youko estaba mucho más delgado, casi irreconocible. Tenía las mejillas hundidas y unas ojeras tremendas, parecía que se las hubieran marcado con hollín. Sus bonitos ojos verdes, una vez tan luminosos, estaban ahora congestionados de tanto llorar, y tan llenos de terror que a Yusuke se le puso piel de gallina. Su cara, su piel de porcelana, estaba llena de arañazos. El kimono de seda china color azul que llevaba estaba tan rasgado y roto que no era más que un montón de harapos que colgaban de su maltrecho cuerpo. Su boca, aquellos labios sensuales que cualquier ser viviente, hombre o mujer, deseaban besar, estaban sangrando debido a la fuerza y el nerviosismo con que se los estaba mordiendo él mismo. Su piel desprendía un fuerte olor, un olor que le resultaba vagamente familiar. . . olía como. . . le recordó cierta sensación placentera de la noche anterior, la sensación de auto- complacencia. . . ¿sexo?
Kurama agarró el cuello de la camisa de Yusuke, aferrándose a él tenazmente, sus ojos aterrados clavados en él con un casi palpable miedo paranoico.
- Yusuke. . . - Su voz sonaba quebrada, desfallecida por la fatiga. Aquel no era Kurama. . . Dios, aquello no podía ser verdad. . . - Yusuke. . . - Repitió. No. . . Aquella voz. . . No, no estaba soñando - Por favor, llévame a casa.
Sus brazos rodearon de forma protectora al indefenso youko, y sintió que algo ardía dentro de él. Kurama le miró suplicante, dejando su cuerpo a merced de los brazos humanos que le sostenían. . . entonces, los grandes ojos implorantes del youko quedaron en blanco y el zorro se desmayó agónicamente en brazos de Yusuke.
***//~~~
Koenma flotaba tranquilamente en la monótona rutina del trabajo que le había sido destinado incluso antes de que naciera. Rutina, era tan aburrido, tan insulso. . . Bueno, se podía consolar pensando que eso era señal de que todo iba bien, y eso, tratándose de lo que se trataba, era casi un milagro. La verdad era que no quería ningún contratiempo que le sacara de aquella plácida sensación tan poco frecuente. Pero con el caos que reinaba actualmente en el mundo humano. . .
El joven dios sacudió la cabeza y chupó pacientemente su chupete. Había papeles nuevos en la pila por clasificar, siempre tan alta. George Saotome, su fiel secretario, los había marcado como urgentes. Pero no parecían los documentos de defunción de nadie, al menos, nadie que él conociera.
Koenma echó un rápido vistazo a los papeles en busca de algún nombre familiar. Allí, subrayado en amarillo fluorescente, estaba el nombre "Youko Kurama/Suuichi Minamino". Tirando al suelo el resto de papeles que tenía apilados sobre la mesa, el joven Señor de los Muertos agarró desesperadamente la carpeta y empezó a devorar su contenido.
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AAAAAAAAHHHHHHH¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Habéis visto lo que le acaban de traer a Koenma????? Q pasará, q pasara?????
Aix, Yusuke. . . hay que tener la cabeza más clara¡¡¡ Si es que no se le pueden enviar mensajes sutiles a este chico XDDDDDDDD
Y por supuesto. . . No os perdáis el próximo capítulo. El tercero os pareció paranoico? Pues no lo habéis visto todo.
Muchas gracias por vuestros rw. Sois un gran apoyo¡¡¡¡ ^_^
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Definitivamente, era una mañana espléndida. "Definitivamente, mejor que ayer", pensó Yusuke mientras se desperezaba. El verano empezaba a quedar atrás, dejando paso lentamente a los cálidos colores del otoño. Ya no hacía ni la mitad de calor. Mucho mejor. Aquel verano había sido como vivir en una sauna. Había hecho tanto, ¡pero tanto calor!
Si hubiera sido un día de instituto, hubiera sido una gran oportunidad de pasar un día perfecto disfrutando de unas merecidas horas de campana en la azotea. Pero como no era el caso, se contentó con escaparse un ratillo del restaurante. Uf, si Keiko le viera, seguro que se pondría como una fiera. Pero el enfado no le duraría mucho, ella sabía que se estaba esforzando al máximo por hacer un buen trabajo. Y pensaba ahorrarlo todo para el futuro, para procurarle un BUEN futuro. . . cuando se casaran. Dentro de. . . ¿dos años, quizás? Tampoco faltaba tanto. . . Y él quería mucho a Keiko. . .
La vegetación que rodeaba el templo de Genkai resultaba muy refrescante comparada con el bochorno de la ciudad. Todo estaba tranquilo. Normalmente, Yusuke no apreciaba mucho la tranquilidad, prefería mucho más la acción y la compañía de sus amigos, pero había algunas ocasiones, extremadamente raras, en las que le daba por reflexionar. Entonces si que era un placer hallarse en un lugar tranquilo. Además, todas aquellas plantas, el verde, el olor a hierba, la plácida quietud de los jardines del templo, le recordaban a Kurama. Kurama era la persona ideal en quien pensar en un día como aquel. Pensar en Keiko sólo le recordaba los libros de cuentas y los platos por fregar.
Ah, Kurama. . . Yusuke se preguntó una vez más qué podría ser. Kurama parecía poseer cierto encanto que le convertía en el centro de atención de todo el mundo, tanto si quería como si no. La verdad era que el zorro valía mucho. Y podías pasar todo el día sin hacer otra cosa que mirarlo. La melena pelirroja que fluía como un río de sangre; los radiantes ojos verdes, emanando siempre ternura, amistad, compasión; la serena sonrisa que siempre conseguía calmar la tensión cuando los demás estaban a punto de perder los nervios. . . y eso sólo para empezar. No podía decir exactamente qué era pero. . . había algo. . . en el youko que. . . Y aquel "algo" hacía que incluso Yusuke deseara sacar lo mejor de sí mismo. No había más que verle en aquel preciso instante: ÉL, soñando con ser un hombre de provecho para hacer feliz a Keiko.
Perezosamente, se sentó al pie de un árbol, precisamente el árbol donde Hiei solía quedarse cuando iba al Ningenkai, y bostezó ruidosamente. Se estaba la mar de bien. Los rayos de sol se filtraban entre las hojas, que evitaban que le dieran directamente en los ojos. A pesar de que se había levantado hacía sólo una hora, volvió a entrarle sueño. Poco a poco, se le iban cerrando los ojos. "Keiko me perdonará una cuantas horas. . ."
Sentía los párpados cada vez más pesados. ¿En qué estaba pensando antes? Ah, sí, Kurama. El youko ocupaba sus pensamientos con bastante frecuencia últimamente. Poco a poco, se iba quedando dormido. Pensó un momento en Keiko. Sí que pensaba mucho en Kurama, sí, pero nunca pensaría en él de la misma manera que pensaba en Keiko, por descontado. Pero el encanto del zorro últimamente le fascinaba, era como si, de algún modo, Kurama estuviera rondando constantemente a su alrededor.
"Pero. . . a mí no. . . Él no. . ."
Oh, ahí estaba. Kurama aparecía en su sueño otra vez, igual que había aparecido las últimas noches. Pero. . . hmmm. . . un momento. En aquellos sueños, y aunque a Yusuke le incomodara admitirlo, Kurama siempre aparecía. . . digamos, "ligero de ropa". Parecía ser la única manera en que la gente era capaz de pensar en el kitsune. "Oh, dios mío, déjate de tonterías, ¡baka! Ni que Kurama fuera un juguete sexual, aunque sea tan asquerosamente guapo, atractivo, precioso. . ." Yusuke suspiró en sueños.
¿Estaba soñando otra vez? Sí, sí, era Kurama, como siempre, medio desnudo. Pero. . . era extraño, Yusuke no guardaba en su memoria ninguna imagen del youko con aquellas pronunciadas ojeras, ni tampoco recordaba ninguna ocasión en que su perfecta belleza hubiera quedado estropeada por un enorme moratón en la mejilla, o con aquellos labios sensuales sangrando, ni tan despeinado, ni. . . Kurama le miró fijamente, aquellos grandes ojos verdes llenos de lágrimas, parecieron encontrar cierto consuelo al encontrarse con los de Yusuke. Pero, al verle en aquel estado, el detective espiritual se sintió como si le hubieran pegado un puñetazo en la boca del estómago.
Abrió los ojos de golpe. Pequeñas gotas de sudor frío perlaban su frente. Se estremeció al recordar la mirada aterrorizada de terror, antes de que sus ojos quedaran totalmente empañados por las lágrimas. Dios, ¿pero qué tenía últimamente en la cabeza?
- Yusuke. . .
Lentamente, medio dormido aún, se volvió en la dirección de la que provenía aquella voz desfallecida. Había un portal hacia el Makai cerrándose detrás de la silueta que se desplomaba ante sus ojos sobre el barro. Alto, esbelto, de una belleza sobrenatural. Yusuke sintió una punzada de dolor en el pecho al reconocer quién era el herido.
- ¡Kurama! - "¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!" Se puso de pie de un salto y corrió hacia el youko. Justo antes de que el portal se cerrara, Yusuke creyó ver a unos cuantos youkai corriendo hacia ellos, maldiciendo a gritos al kitsune. Una vez cerrada la puerta, decidió olvidarlos, centrando toda su atención en su amigo, que se hallaba ahora tendido a sus pies, arrastrándose patéticamente por el suelo en un último y desesperado intento por escapar de la turba que le perseguía.
- Kurama - Repitió, más dulcemente, mientras le recogía con cuidado entre sus brazos. Sintió, más que escuchó, el débil suspiro de alivió que escapó del pecho del kitsune - Kurama. . .
Finalmente, el zorro consiguió levantar la cabeza para mirarle. Yusuke no sabía muy bien que hacer, el shock había caído sobre su cerebro, todavía atrapado por el sueño, como un jarro de agua fría. Kurama tenía un aspecto horrible. No, eso era decir poco. El youko estaba mucho más delgado, casi irreconocible. Tenía las mejillas hundidas y unas ojeras tremendas, parecía que se las hubieran marcado con hollín. Sus bonitos ojos verdes, una vez tan luminosos, estaban ahora congestionados de tanto llorar, y tan llenos de terror que a Yusuke se le puso piel de gallina. Su cara, su piel de porcelana, estaba llena de arañazos. El kimono de seda china color azul que llevaba estaba tan rasgado y roto que no era más que un montón de harapos que colgaban de su maltrecho cuerpo. Su boca, aquellos labios sensuales que cualquier ser viviente, hombre o mujer, deseaban besar, estaban sangrando debido a la fuerza y el nerviosismo con que se los estaba mordiendo él mismo. Su piel desprendía un fuerte olor, un olor que le resultaba vagamente familiar. . . olía como. . . le recordó cierta sensación placentera de la noche anterior, la sensación de auto- complacencia. . . ¿sexo?
Kurama agarró el cuello de la camisa de Yusuke, aferrándose a él tenazmente, sus ojos aterrados clavados en él con un casi palpable miedo paranoico.
- Yusuke. . . - Su voz sonaba quebrada, desfallecida por la fatiga. Aquel no era Kurama. . . Dios, aquello no podía ser verdad. . . - Yusuke. . . - Repitió. No. . . Aquella voz. . . No, no estaba soñando - Por favor, llévame a casa.
Sus brazos rodearon de forma protectora al indefenso youko, y sintió que algo ardía dentro de él. Kurama le miró suplicante, dejando su cuerpo a merced de los brazos humanos que le sostenían. . . entonces, los grandes ojos implorantes del youko quedaron en blanco y el zorro se desmayó agónicamente en brazos de Yusuke.
***//~~~
Koenma flotaba tranquilamente en la monótona rutina del trabajo que le había sido destinado incluso antes de que naciera. Rutina, era tan aburrido, tan insulso. . . Bueno, se podía consolar pensando que eso era señal de que todo iba bien, y eso, tratándose de lo que se trataba, era casi un milagro. La verdad era que no quería ningún contratiempo que le sacara de aquella plácida sensación tan poco frecuente. Pero con el caos que reinaba actualmente en el mundo humano. . .
El joven dios sacudió la cabeza y chupó pacientemente su chupete. Había papeles nuevos en la pila por clasificar, siempre tan alta. George Saotome, su fiel secretario, los había marcado como urgentes. Pero no parecían los documentos de defunción de nadie, al menos, nadie que él conociera.
Koenma echó un rápido vistazo a los papeles en busca de algún nombre familiar. Allí, subrayado en amarillo fluorescente, estaba el nombre "Youko Kurama/Suuichi Minamino". Tirando al suelo el resto de papeles que tenía apilados sobre la mesa, el joven Señor de los Muertos agarró desesperadamente la carpeta y empezó a devorar su contenido.
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AAAAAAAAHHHHHHH¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Habéis visto lo que le acaban de traer a Koenma????? Q pasará, q pasara?????
Aix, Yusuke. . . hay que tener la cabeza más clara¡¡¡ Si es que no se le pueden enviar mensajes sutiles a este chico XDDDDDDDD
Y por supuesto. . . No os perdáis el próximo capítulo. El tercero os pareció paranoico? Pues no lo habéis visto todo.
Muchas gracias por vuestros rw. Sois un gran apoyo¡¡¡¡ ^_^
