Capitulo 2
- Venir a Fanelia, me hace sentir bien – le dice Allen a Van – este lugar es tan tranquilo, tiene tanta paz.
- Es bonito verdad – le contesta Van.
- Si, si lo es. Y dime Van ¿Cómo estas?
- Bien, Fanelia prospera muy rápidamente, nos hemos convertidos en un gran reino.
- Si, eso es cierto, pero no me refería a tu país, sino solo a ti.
- Yo estoy bien, suelo estar algo ocupado con los asuntos del estado, que me resultan bastantes aburridos, entreno mucho, y he mejorado con la espada, cuando quieras te lo demuestro – le dice con una sonrisa.
- Será un placer – añade Allen riéndose – pero porque el gran y poderoso rey de Fanelia sigue solo.
- ¿Tu también? Al menos esperaba que tu no me vendrías con esto, además tu también estas solo y yo no te digo nada.
- Yo no estoy solo, lo que ocurre es que hay demasiadas mujeres y no me puedo decidir por una.
- Tu siempre seguirás igual. Nunca vas a sentar la cabeza.
- Para que hacerlo. Pero tú es distinto, tu aun la quieres, pero no consigo entender como sigues aquí esperando, Merle me ha contado que té pasas todas las noches mirando la Luna Fantasma.
- Merle no se debería meter en mis asuntos – contesta el bruscamente.
- No te lo tomes así Van, ella esta preocupada por ti, sabes cuanto tiempo la llevas esperando.
- Sí, sí que lo sé. Lo sé mejor que nadie.
- Pues vete a por ella, vete a decirle que la quieres que vuelva contigo.
- No puedo hacer eso Allen, no tengo derecho a aparecer en su vida y pedirle que lo deje todo por mí. No seria justo. Además han pasado demasiados años, y de seguro que ella ya a rehecho su vida con otra persona.
- Pero eso no lo sabes, que vas a hacer pasarte aquí la vida pensando en lo que podía haber sido, en lo que hubiera ocurrido si hubieses ido a por ella.
Se quedo a colocar las ultimas mercancías que les habían llegado y a limpiar un poco la tienda. Ya eran mas de las nueve cuando cerro y se fue iba caminando sin rumbo, sin saber muy bien a donde se dirigía, no le apetecía ir a su casa, cuando entraba allí se daba cuenta de lo sola que estaba, no tenia a nadie con ella, solo por la sencilla razón, de que la única persona con la que quería estar no podía estar nunca pero si no era con el, no quería estar con nadie. En ese momento se dio cuenta de que había llegado a su antigua escuela, estaba delante de la pista donde le había visto por primera vez, donde todas las noches acudía, esperando que él apareciera, se sentó en las gradas, recordando como lo había conocido. Sintió que las lagrimas acudían a sus ojos, tampoco esa noche aparecería, ni esta ni ninguna, no podía seguir así, no se podía seguir castigando así, eso sé tenia que terminar, por muchos deseos que tuviera de estar con él, eso solo le hacia mas daño cada día que pasaba y ya habían pasado demasiados no volvería nunca mas, no seguiría con una esperanza que no la dejaba vivir, se levanto y empezó a andar hacia casa, hacia la soledad de su hogar. Se dio la vuelta para mirar por ultima vez aquel lugar que tanto le recordaba a el. Se giro y empezó a caminar con lágrimas en sus ojos verdes. Una suave brisa acaricio su rostro mientras las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, entonces vio una pluma que caía del cielo al suelo, se agacho y la cogió – es un sueño – pensó – tiene que ser un sueño – en ese momento se dio la vuelta esperando ver a su amado, pero nada ocurrió, miro su mano y se dio cuenta de que la pluma había desaparecido.
- ¡Van! – grito - ¡Van! – pero no obtuvo contestación – porque me ocurre esto, porque cada vez que te intento olvidar, solo consigo recordarte más ¡quiero ir con él por favor, quiero ir con él! – gritaba mientras caía de rodillas – necesito estar junto a el, lo tengo que ver. – En ese momento un pilar de luz se abrió transportándola a su tan deseado destino.
