Capitulo 5
Sentía nauseas, y estaba mareada, solo quería llegar pronto y bajarse de ese caballo que no se paraba de mover, le dolía el hombro y se sentía débil, pero no se podía dar por vencida, tenia que aguantar hasta llegar hasta Fanelia. No quería preocupar a Van. El caballo se detuvo.
- Ya hemos llegado – le dijo una voz a su lado.
- Van – dijo ella, no se había dado cuenta de que ya se había bajado de su caballo, se encontraba tan cansada, pensó antes de caer, el rey de Fanelia la cogió en el aire, mientras ella caía.
- Rápido ir en busca del medico- grito mientras la llevaba a su habitación.
Estaba sentado en el suelo junto a la puerta, el médico la estaba reconociendo, que haría si algo le ocurriera. Porque ahora que ella había vuelto sé tenia que iniciar otra guerra, ahora que estaban juntos, no era justo, el destino no tenia derecho a jugar así con ellos.
- Van – le dijo una voz sobresaltándolo – ha llegado otro mensaje de Asturia, no creo que te haga mucha gracia escuchar esto pero es Zaibach, parte del ejercito que sobrevivió a la guerra sé a estado preparando para una nueva lucha. Han iniciado una nueva guerra.
- Otra guerra – añadió Van en un suspiro, mirando la puerta del dormitorio.
- Se pondrá bien es muy fuerte. Ha pasado por cosas peores y siempre ha salido airosa.
- Sí, esta vez sí. Pero no quiero que pase por otra guerra, no tengo derecho a hacerla pasar por eso.
- Que quieres decir con eso Van.
- Esta mañana cuando me desperté, pensé que le podía pedir que se casara conmigo, que fuera mi reina, y ahora la voy a enviar de vuelta a la Luna de las Ilusiones.
- No creo que te resulte fácil, tu crees que ella se querrá ir, no te déjala solo Van.
- Eso déjalo de mi cuenta. – en ese momento la puerta se abrió.
- Se pondrá bien es una herida superficial, solo necesita reposo y en unos días estará perfectamente.
- Merle – llamo Hitomi - ¿Dónde esta Van?
- No lo sé – contesto ella – no le he visto en todo el día.
- ¿Por qué no ha venido a verme en los cuatro últimos días?
- Hitomi ya te lo he dicho, no lo sé, se lo pregunte ayer de noche y me dijo que estaba muy ocupado.
- Pues si el no viene iré yo – dijo enérgica mientras se levantaba de la silla – sabes donde puede estar.
- Mira en el jardín donde están las tumbas de sus padres y de Folken suele ir mucho por allí.
Hitomi salió de la habitación decidida a hablar con Van, al acercarse al jardín, a lo lejos lo vio sentado delante de las tumbas con el energizet en sus manos.
- Van – le llamo- que te ocurre, estas enfadado conmigo.
- No, porque debía estarlo – Van miraba al frente, sabia que si la miraba a los ojos, toda la determinación que tenia en su decisión desaparecía.
- No me has venido a ver ni una sola vez.
- He estado ocupado eso es todo. Además ya te encuentras bien, no creo que sea para tanto.
- Van que te ocurre, porque no me miras.
- Bueno ahora que ya estas bien, me puedo ir, solo estaba esperando a que te recuperaras. Y he perdido mucho tiempo por esa causa.
- Irte a donde.
- A combatir Hitomi, estamos en guerra se te olvido, tengo muchas cosas que hacer, así que si me permites – dijo mientras se levantaba del suelo y la dejaba allí sola.
- Van – le grito – que es lo que he hecho de malo.
- Nada – contesto él – nada, cual es el problema.
- Parece que no quisieras estar conmigo.
- Claro que quiero Hitomi eres mi amiga, me gusta pasar tiempo contigo.
- Tu amiga – repitió ella – es eso, solo soy tu amiga.
- Que más quieres ser, sabia que lo que ocurrió la primera noche que llegastes entre nosotros iba a mal interpretar las cosas.
- Van yo te quiero. – por un momento él decidió echarse para atrás, ella le quería, no la podía dejar sabiendo que sentía lo mismo que él, pero a su mente volvió el recuerdo del cuerpo de ella lleno de sangre y el miedo de perderla, de que muriera, sabia que devolviéndola a la Luna Fantasma también la perdería, pero al menos ella estaría a salvo y eso le bastaba.
- Lo siento Hitomi yo a ti no.- Hitomi se quedo parada enfrente de el, sentía como su corazón se rompía trozo a trozo, - quiero volver a casa.
- De acuerdo – le contesto él, sintiendo un gran alivio y la mayor tristeza que había tenido jamás. Levanto el energizer y la misma luz que la trajo, la devolvió a la tierra.
