EL VIAJE
Capítulo 3
Harry se quedó boquiabierto. Su vecina, la que le cuidó todos esos años cuando los Dursley le abandonaban era una bruja? ¿Cómo no se había percatado de eso? Pero lo que mas le extrañaba, era que Dumbledore ponía algo de un viaje y que podría cambiar el pasado, el presente y el futuro. Su tía le había nombrado también el viaje un día antes. Que viaje tendría que hacer? Y por qué lo sabían Dumbledore y su tía? Ellos no se conocían, no había relación entre ellos, o eso creía. Después de unas horas pensando en todo eso lo empezó a asimilar. Su vecina era una bruja. Cuando volviera de la compra no sabía lo que haría, la Sra. Figg. se daría cuenta de que había abierto la carta ya que había roto el sello que Dumbledore había puesto. Lo mejor sería decírselo antes de que lo descubriera por ella misma.
Se tumbó en el sofá para esperar a que llegara y sin darse cuenta se durmió y empezó a soñar.
Se encontraba en Hogwarts, justo al lado de las puertas de entrada al castillo, pero algo había cambiado en el ambiente, no parecía el mismo lugar, aunque no sabía exactamente qué era lo que había cambiado. Se fijo detenidamente en los terrenos, el lago, la cabaña de Hagrid, el castillo... no notó nada demasiado diferente. No había nadie por los terrenos, pensó que todos estarían dentro del castillo por lo que se dispuso a entrar. Abrió la puerta y se encaminó por el corredor hacía el gran comedor. Por el camino se cruzó con dos chicos que parecían ser de Gryffindor, aunque el no los había visto nunca, pensó que serían los nuevos alumnos. De repente se encontró de frente con el profesor Dumbledore. Estaba muy diferente, parecía más joven, algo había cambiado en él.
- Hola, quien eres tú y que haces aquí? – le preguntó el profesor Dumbledore.
Harry se sorprendió tanto que no sabía que decir. De repente sintió como si volviera a la realidad, se despertó sobresaltado y vio que la Sra. Figg. ya había regresado y le había despertado.
- Perdona que te haya despertado pero parecía que estabas teniendo una pesadilla – dijo la Sra. Figg.
- Eh... sí, era un sueño extraño, nada más.
No sabía que pensar de un sueño así, era muy extraño y parecía demasiado real como para ser un sueño corriente. Aunque siendo un sueño era normal, últimamente había estado teniendo sueños extraños como este. Pensaría en ello mas tarde cuando estuviera tumbado en su cama, ahora tenía que hablar con la Sra. Figg sobre otro asunto más importante.
- Tengo que hablar con usted sobre un asunto muy importante. – dijo Harry.
- Si, yo también tengo que hablar contigo sobre algo, sobre esto – le enseñó a Harry la carta abierta que le había enviado Dumbledore – es sobre esto de lo que quieres hablar, verdad?
- Sí. Es cierto que es una bruja? – preguntó Harry, aunque ya sabía la respuesta.
- Por supuesto que es cierto.
- Y por qué no me dijo nada en todo este tiempo? Ha estado cuidando de mí cuando los Dursley se iban durante quince años y me hubiera gustado que aunque fuera en los últimos cuatro años me hubieran dicho algo.
- Cariño, yo siempre quise decírtelo, desde la primera vez que te trajeron a mi casa para que cuidara de ti, pero Dumbledore me insistió una y otra vez que era mejor que no supieses nada. Me dijo que eras demasiado joven y que no estabas preparado para saber lo de tus padres y lo de Voldemort.
- Esta bien – dijo Harry. Aunque la Sra. Figg. vio que no estaba muy convencido.
- No me ha gustado que te hayas enterado así, como habrás leído en la carta, Dumbledore me ha dado autorización para decírtelo, así que si no hubieras leído la carta te lo habría dicho yo. – dijo la Sra. Figg. intentando arreglar la situación.
- Sra. Figg, hay otro tema que también me ronda por la cabeza – dijo Harry.
- Ya sé a que te refieres. Es por lo del viaje, verdad? Lo siento Harry, no puedo decirte nada al respecto, y será mejor que tampoco se lo preguntes a nadie, no intentes descubrirlo por ti mismo como haces siempre, ya que si descubres algo, será lo peor que pueda pasar. Por favor, haznos caso a todos por una vez Harry. Igualmente, ya te enterarás por ti mismo a su debido tiempo.
- Pero... – protestó Harry.
- No Harry. Ya te lo he dicho. Ahora vete a dormir, mañana será un día muy largo para todos. Es tu cumpleaños y tengo una pequeña sorpresa preparada para ti.
Dicho esto, se despidió de Harry con un beso en la frente y fue directa a la cocina a ordenar las cosas que había comprado en el supermercado.
Harry salió del salón, pensó en ir a la cocina a seguir hablando con la Sra. Figg, pero se lo pensó mejor y decidió ir a su habitación a pensar en todo lo que le había dicho esta.
Aún eran las once y media de la noche, había pensado durante dos horas en todo, decidió que su sueño aunque fuera muy extraño ni muy real solo era un sueño, que podría ser sino? No le encontró ninguna otra explicación. Por otra parte, no encontraba sentido a lo que la Sra. Figg. le había dicho. Tendría que hacer un viaje, pero a donde lo mandarían? Y porque querían mandarlo fuera?
De repente oyó un golpecito en su ventana, despacio fue a mirar de que se trataba, ya que tenía las suficientes malas experiencias como para no tener cuidado. Sacó su varita y corrió la ventana. Pero fuera de la ventana solo se encontraba su lechuza Hedwig y traía con ella un pequeño paquete.
Abrió la ventana, su lechuza entró rápidamente y dejo la carta y el paquetito encima de la cama. Miró su reloj, ya pasaban quince minutos de la media noche, así que decidió dejar la ventana abierta por si en la noche venían mas lechuzas.
Fue hacía Hedwig y le dio un par de chucherias por haber traído el paquete. Cogió la carta de encima de su cama. Era de Sirius, empezó a leerla.
Hola Harry!
Qué tal van las vacaciones? Espero que estés muy bien y que tus tíos no te maltraten demasiado, sino recuérdales que yo soy tu padrino. Ya sabes que no puedo decirte donde estoy exactamente por si la carta cae en manos equivocadas, pero te diré que estoy mas cerca de ti de lo que crees.
Te mando un pequeño regalo por tu 15 cumpleaños. Muchas felicidades.
Tu padrino,
Hocicos
Harry se alegró mucho de recibir noticias de él, hacía tiempo que no le escribía. Qué querría decir con que estaba mas cerca de él de lo que creía? En cuanto viera a Dumbledore se lo preguntaría, ya que él también tenía la costumbre de cartearse con Sirius. Miró el paquete que estaba sobre su cama, no era demasiado grande, parecía una cajita muggle que contenía un anillo o un objeto así de pequeño. Lo cogió y abrió la caja. Dentro había un colgante con una medalla de oro. Tenía una letra inscrita, era un J. Debajo de la medalla había una notita.
Este colgante pertenecía a tu padre, por eso lleva una J inscrita. No la pierdas nunca y llévala siempre contigo. Ya era hora de que la recuperases.
Ha Harry le hizo muchísima ilusión el colgante de su padre, se recordó a si mismo agradecérselo a Sirius en cuanto le viese. Se puso el colgante y decidió irse a dormir. Tenía mucho sueño así que esa noche se durmió en seguida y empezó a soñar.
Se encontraba en Hogwarts, justo al lado de las puertas de entrada al castillo, el lugar estaba diferente de cómo él lo conocía pero lo resultaba familiar, como si alguna vez hubiera estado allí. De repente recordó su sueño de la mañana y pensó si estaría soñando de nuevo. Parecía que el sueño había comenzado desde el mismo punto, y la otra vez entro al castillo encontrándose de frente con Dumbledore. No pensaba cometer de nuevo el mismo error por lo que se encaminó hacía el lago para ver si por allí había alguien. Encontró a un chico sentado al pie de un árbol junto al lago. Decidió acercarse a él para intentar averiguar algo sobre ese sueño tan extraño. Cuando le miró se llevó una gran sorpresa. Conocía a ese chico, aunque no sabía de qué exactamente, su cara le era muy familiar. Tenía el pelo negro azabache revuelto y los ojos azules como el cielo.
- Hola – dijo el chico – quien eres? Tu cara no me suena de nada? – preguntó.
- Eh, hola, me llamo Harry – le pareció un chico simpático, tenía que saber de qué le sonaba tanto su cara. Miró como el chico se levantaba y le llamó la atención una cadena que tenía en su cuello. Era exactamente igual que la suya! Ponía una J!
- Hola, yo me llamo James – dijo el chico con una sonrisa en la cara.
