Capítulo 5
Harry se quedó sin habla. Leyó una y otra vez el nombre de Snape para cerciorarse de que no estaba viendo visiones. Cuando vio que era realmente su nombre pensó que eso debía ser una broma. Como le iba a escribir Snape el día de su cumpleaños y además enviarle un pequeño paquete? Aquello era imposible!
Miró el sobre y lo abrió lo mas rápido que pudo, no podía esperar a saber lo que había escrito dentro. Saco el pergamino y comenzó a leer.
Hola Potter.
Como sabrás soy el profesor Snape, no te extrañe tanto que te haya mandado una carta, solo es porque me vi obligado a enviarte el paquete. Solo decirte una cosa, no te separes de él ni un solo segundo, ponle una cuerda y átatelo al cuello, verás como dentro de un tiempo este mismo año le podrás dar un muy buen uso.
Nos vemos en clases, espero que este año hayas estudiado...
Profesor Severus Snape
Dejó la carta a un lado y cogió rápidamente el pequeño paquete que tenía al lado, era un paquete pequeñito, parecía muy viejo. Lo abrió y vio que contenía una llave. Era una llave extraña, sin duda debía ser de una puerta de hacía mucho tiempo, era parecida a la llave que tubo que coger en su primer curso con la escoba en una de las pruebas para llegar a la piedra filosofal.
Decidió hacer caso a Snape, se quitó la cadena que le regaló Sirius, y como no tenía ninguna otra, metió la llave en la misma y se la volvió a poner. No quería que la Sra. Figg. viese la llave, no quería responder a preguntas ahora. Salió de su cuarto para bajar a desayunar.
Bajó las escaleras y cuando estaba a punto de entrar a la cocina oyó dos voces dentro de ella, una era la Sra. Figg. y ella estaba hablando con un hombre. Se quedó paralizado cuando escucho la palabra viaje salir de la boca de la Sra. Figg y se quedó escuchando detrás de la puerta. De repente escuchó otra voz de hombre diferente a la de antes y se dio cuenta de eran Sirius y Lupin! Su corazón dio un vuelco de alegría. Tenía ganas de entrar y abrazar a su padrino, pero le interesaba mucho de lo que estuvieran hablando sin saber que él los escuchaba.
- Ya sabéis que a Harry esto le va a resultar muy duro, se va a encontrar con muchas cosas que a nadie le gustaría encontrarse cuando tiene 15 años y ha llevado esta vida tan dura – dijo Sirius.
- Si, en eso tienes mucha razón Sirius, pero ya sabes que no podemos hacer nada para impedir que Harry pase por esto. Es su destino y así tiene que ser. Como fue el nuestro mas o menos. – le dijo Lupin.
- Remus, ya sabes que esto no es lo mismo que lo nuestro.
- Lo se, pero por mucho que le cueste tendrá que asumirlo. Además le estamos dando las cosas que necesitará para poder volver después y para que arregle sin ningún tipo de problema. A donde va, nadie sabe lo que ha pasado ni lo que pasará y es mejor que nadie lo sepa, podrían cambiar demasiadas cosas y eso no es bueno. – dijo la Sra. Figg.
- Si, pero será un impacto demasiado grande, allí se encontrará con ....... – dijo Sirius.
Harry no pudo escuchar con quien se iba a encontrar, ya que estornudó justo en ese momento. Con quien se iba a encontrar? Se levantó rápidamente del suelo para que los tres adultos no lo pillaran allí tumbado escuchando por debajo de la puerta. Prefería ser él quien entrara en la cocina y se hiciera el sorprendido al encontrarlos allí a los dos que a que ellos salieran y le vieran espiándolos.
Entró en la cocina y los vio allí a los tres sentados mirándole con una sonrisa en los labios.
- Hola Harry!! Cuanto tiempo sin verte! Como has crecido! – dijo Sirius abrazándolo. – Qué tal ha ido el verano?
- Me ha ido bastante bien, lo de repetirles a menudo a los Dursley que tu eres mi padrino, sirve de mucho – dijo con una gran sonrisa separándose de Sirius.
- Hola Harry! Ya veo que te has hecho un hombre. No creí encontrarte tan cambiado. Me alegro mucho de verte – dijo Lupin guiñándole un ojo.
- Hola Profesor Lupin. Que tal le va todo?
- Muy bien Harry, gracias. No hace falta que me hables de usted ni que me llames profesor. Recuerda que ahora no soy tu profesor.
- De acuerdo, te llamaré Lupin entonces.
- Bueno Harry y qué tal has dormido? – preguntó la Sra. Figg.
- Muy bien gracias, la verdad es que como siempre. Pero tengo una pregunta – dijo Harry mirando a los tres.
Los tres se miraron de reojo preguntándose si Harry había escuchado algo de la conversación que acababan de tener.
- Que hacéis vosotros aquí?
Los tres se miraron aliviados ya que creían que si hubiera escuchado algo, haría muchísimas preguntas.
- Pues hemos venido por tu cumpleaños. Por cierto, felicidades! – dijo Sirius dándole un beso en la mejilla.
- Si, felicidades! – dijeron los otros dos al unísono.
- Muchas gracias a los tres, de verdad.
- Bueno, estas preparado para la fiesta de hoy, verdad Harry?
- Por supuesto! Mas que preparado! Tengo muchas ganas de ver a todos.
- Muy bien, ya es tarde para que tomes desayuno, así que mejor dúchate y luego baja a comer.
- De acuerdo, hasta luego!
Harry salió de la cocina con la sensación de que la Sra. Figg. quería hablar con Sirius y Lupin de lo de antes sin que Harry estuviera presente. Pensó en quedarse a escuchar un poco mas, pero la Sra. Figg. le siguió hasta la puerta y la dejó totalmente abierta, con lo que se veía todo el pasillo y las escaleras. No podía quedarse por allí sin que lo vieran. Así que se resignó y subió a darse una ducha.
Se desnudó y entró a la ducha. Pensó mucho en lo que había escuchado momentos antes abajo. A quién podría encontrarse Harry, que lo sorprendiera tanto en ese lugar a donde lo querían enviar? No se le ocurría nadie que no hubiera visto en mucho tiempo y que tuviera muchas ganas de ver.
- Mejor dejo de pensar en estas cosas, cuando llegue el momento ya lo descubriré. Si empiezo a pensar me voy a desesperar – se dijo a si mismo en voz alta.
Salió de la ducha, se puso una toalla a la cintura y fue hacía su habitación para vestirse. Miró en su mochila, lo único que tenía eran unos vaqueros ajustados y una camiseta roja algo ajustada también. Lo cierto era que le quedaba bastante bien por el ejercicio echo durante esos años en el quidditch. Se peinó y bajó a comer.
- Hola. Ya esta la comida lista? – preguntó Harry.
- Hola Harry cielo. Vaya, que guapo te has puesto! Sí, ya esta la comida lista, siéntate a la mesa. – respondió la Sra. Figg.
- Genial, gracias.
Los cuatro comieron y estuvieron hablando sobre lo que habían echo este último año y en verano. Después de una larga charla, miraron al reloj y se dieron cuenta de que ya eran las 6 y media de la tarde y todavía no habían empezado a preparar nada de la fiesta de cumpleaños. Los invitados llegarían en un par de horas.
Harry y Lupin fueron al salón a mover el sofá, la televisión, la mesa y los armarios para que hubiese sitio para toda la gente, mientras la Sra. Figg y Sirius preparaban toda la comida en la cocina.
- Harry, que tal te han ido las clases en este 4º curso? – preguntó Lupin curioso.
- Bastante bien, como siempre. En defensa he aprendido mucho con el falso profesor Moody. Me preguntó a quién pondrán de profesor este año.
- Bueno, yo se a quien van a poner, se lo pregunté a Dumbledore y me lo dijo.
- En serio?! Quien será?
- Lo siento Harry, no te lo puedo decir. Los alumnos supuestamente no pueden saber quien es el profesor hasta el 1º de septiembre.
- Venga Lupin, dímelo! Sabes que no se lo diré a nadie. Se guardar muy bien los secretos.
- Debo decirte Harry, que desde el 1º de septiembre me podrás llamar de nuevo profesor Lupin. – le dijo con una sonrisa.
- Que?! Genial! – se lanzó a abrazar al profesor Lupin. No pudo aguantarse de la alegría que el dio la noticia.
- Me alegra volver a Hogwarts, ya tenía ganas de volver a ver a todo el mundo, excepto tal vez a Snape – soltó una carcajada tras decir esto.
- Lo mismo digo, sigue como siempre, no ha cambiado nada.
- Bueno Harry, creo que este año algo cambiara entre el profesor Snape y tu.
- Porque dices eso?
- Intuición diría yo... bueno, vamos a empezar con esto que se nos está haciendo tarde – dijo Lupin intentando cambiar de tema lo antes posible.
Terminaron de arreglar todo a las 8 y 15. Lupin había llevado todo lo que había en el salón al cuarto vacío que había en el piso de arriba, a él y a la Sra. Figg. eran a los únicos que se les permitía hacer magia por lo que Sirius y Harry no hicieron demasiado. La habitación había quedado preciosa. Las mesas estaban pegadas a las paredes y encima de ellas había comida por lo menos para 30 personas. Harry dudó que fueran tantas por lo que sobraría muchísima comida. El techo estaba cubierto de globos de todos los colores, había muñecos que volaban por toda la habitación los cuales había que romper. Había toda clase de golosinas por todas partes, artículos de broma, etc. Todo lo que un niño de 15 años pudiera desear para su fiesta de cumpleaños. Llegaron las 8 y media en punto y la Sra. Figg. le dijo a Sirius que se convirtiese en perro ya que habría gente que no sabía que él era inocente.
De repente oyó un ruido en la chimenea y supuso que serían los primeros invitados llegando. De repente aparecieron Ron y Ginny.
- Hola Harry! Feliz cumpleaños! – gritaron los dos a la vez. – Ahora viene el resto de mi familia- dijo Ron.
Harry miró a Ginny y le sorprendió verla tan cambiada. Ya no era una niña, era una joven guapísima. Harry no le quitaba la vista de encima y Ginny cada vez se sonrojaba mas a causa de ello.
- Hola Harry. Que tal te han ido las vacaciones? – preguntó Ginny tímidamente.
- Eh?! Ah! Genial gracias!
Se acercó a ella y le dio dos besos. Cuando se apartó la miró y vio que estaba mas roja incluso que su pelo. Él también notaba que empezaba a sonrojarse por lo que le quitó la vista de encima y miró de nuevo a la chimenea por la cual salían Fred, George y la Sra. Weasley.
- Hola Harry! – la Sra. Weasley fue corriendo a abrazarlo y le dio 3 besos.
- Hola Sra. Weasley – dijo Harry con una sonrisa. – Hola chicos! Que tal estáis?
- Hola Harry! Estamos muy bien, aprovechando el tiempo antes de regresar al colegio – dijo Fred y le guiñó un ojo a Harry.
Harry sabía a que se refería con lo de aprovechar el tiempo. Estarían preparando muchísimos sortilegios Weasley para venderlos durante el curso por el colegio y también estarían preparándolo todo para la tienda que querían montar nada mas salir de Hogwarts.
La chimenea empezó a hacer ruido de nuevo y esta vez aparecieron de dentro Percy, Bill, Charlie y por último el Sr. Weasley. Todos estaban muy sonrientes y no habían cambiado nada en absoluto, seguían igual.
- Hola Harry, felicidades! – dijeron al unísono.
- Muchas gracias a todos! – dijo Harry con una gran sonrisa.
De repente escucho el timbre de la puerta principal, parecía que todos llegaban muy puntuales. Abrió la puerta y se sorprendió mucho de ver a tanta gente delante. Estaban Hermione, Neville, Seamus, Dean, Dumbledore, McGonagall, Dobby y Winky. Todos lo miraron sonriente.
- Hola a todos! Pasad! – dijo Harry extrañado de verlos a todos allí.
- Gracias! Felicidades Harry! – dijeron cada uno de ellos al pasar frente a él.
Harry entro detrás de todos ellos al salón y puso un poco de música moderna para que los que quisieran bailasen.
Dobby se le acercó corriendo desde una esquina.
- Señor Harry Potter, señor, le agradezco que me haya invitado a su fiesta. – dijo Dobby con ojos medio llorosos.
- No tiene importancia Dobby, ya sabes que eres mi amigo. – le dijo Harry con una sonrisa.
- Muchas gracias por el elogio señor. Para agradecerle su invitación le he traído un regalo, señor. – le dijo Dobby sacándose un paquete del bolsillo y dándoselo.
- Dobby, no te tenías que haber molestado, gracias igualmente.
- No me tiene que agradecer nada, señor, usted me salvó.
- Olvida eso, ya pasó hace mucho tiempo, además tu también me la salvaste a mi si mal no recuerdo – le guiñó un ojo y se dispuso a abrir el regalo.
Harry no se sorprendió en absoluto al ver que el regalo de Dobby eran 3 pares de calcetines. Las combinaciones eran tan extrañas como de costumbre. El primer par era uno amarillo y el otro rosa, el segundo eran morado y verde y el tercer par eran los colores blanco y rojo. Le agradeció nuevamente el regalo y se dirigió a donde se encontraban Ron, Hermione y Ginny.
Estaba a punto de llegar cuando volvió a sonar el timbre de la entrada. Miró alrededor pensando quien podría faltar en aquella fiesta. No sabía quien sería, así que lo mejor sería ir a abrir la puerta y averiguarlo.
Fue a la entrada, abrió la puerta y se quedó sin habla. Que hacía Snape en su fiesta de cumpleaños? Era la última persona que se esperaba encontrarse allí.
- No te sorprendas tanto de verme aquí, Potter. Tengo que hablar contigo sobre un asunto privado – dijo Snape
- Pero que hace usted aquí? – preguntó Harry.
- No me invitas a pasar? Creí que los muggles te habrían enseñado mas educación – dicho esto pasó a la casa y se quedó quieto al ver tanta gente en el salón. – Podéis seguir con la fiesta, yo me voy en dos minutos. Vamos Potter, a tu habitación, ya!
- Si señor – respondió Harry.
Harry subió las escaleras detrás del profesor. Que sería eso tan importante que le tendría que decir y que no podía esperar hasta el 1º de septiembre? Tendría que ver con la llave que le había mandado esa misma mañana?
