Capítulo 3.
La casa estaba recién implementándose. Grandes camiones dejaban las cajas y envoltorios en el pórtico para que los demás empleados los llevaran al interior y aguardaran las órdenes de los dueños, con respecto a la posterior ubicación de cada cosa.
-¿Te gusta este país?
-Es bastante bonito, aunque extraño mi Rusia.
-¿Cuándo llegará Nevenka?
-En unos cuantos días Iván.
-Ya veo..
La enorme mansión castaña se elevaba frente a ellos tranquila y vacía. Pronto estaría repleta de hermosos y delicados objetos, cada una con su historia y su importancia. Los trofeos por un lado, los libros por otros. Las Crónicas de la Familia estarían en un sitio privilegiado, rodeado de cristalerías y sillones.
-La primera batalla en 45 años...
-Ese tal Kai no será problema.
-¿Y la tal Akemi?
-...Es poderosa, lo admito, pero no podrá vencerme. ¿Y qué me dices tú de ese Takeru?
-Bah, un japonés no me vencerá. Mantendremos el honor de la familia.
-Por supuesto. Esta vez la guerra acabará definitivamente Vladimir.
Los jóvenes intercambiaron unas cuantas palabras en ruso y luego entraron, despidiendo a los camiones vacíos y a los trabajadores cansados.
-No puedo esperar para volver con la victoria.
-En cuanto llegue Nevenka.
-3 contra 3. ¿Es justo no lo crees hermano?
-Claro que es justo Iván. Y lo será aún más cuando los derrotemos.
Vladimir Tsuvarob observó a su hermano mayor, Iván, acercarse a la ventana. El primero dejó que su suave melena castaña miel jugara con el viento otoñal de Japón, mientras cerraba sus ojos avellana y recordaba los nevados parajes de Moscú. El mayor, por su parte, se dedicó a la silenciosa contemplación de ese nuevo país que los albergaría durante el tiempo que fuera necesario para derrotar a los 3 enemigos. Su cabello castaño oscuro también jugó con la brisa japonesa mientras sus acerados ojos color cielo mostraban la impaciencia del guerrero. Ambos estaban convencidos de ganar. Una vez que Nevenka llegara, nada impediría que acabaran con esa guerra generacional.
-Es cierto Vladimir...
-¿Qué cosa?
-Feliz cumpleaños.
-Muchas gracias.
Los hermanos se abrazaron y sonrieron ante los florecientes 19 años del joven Vladimir.
***
-Así que ya llegaron.
-Deberemos estar listos Akemi.
Ella dejó que sus mechones rojos volaran mientras observaba el horizonte desde la azotea de la blanca mansión.
-No están los tres. -dijo ella de pronto-
-Es cierto -apoyó oprimiendo en una pequeña palm algunos comandos.- Sin embargo hay un vuelo que lleva a una pasajera rusa llamada Nevenka Tsuvarob.
-¿Cuándo llega?
-En unos días.
-...¿Cómo hablaremos con Kai?.
-Tú eres la psíquica -comentó escuetamente-
-¿Quieres que me meta en su cabeza? -preguntó incrédula-
-Es una buena posibilidad.
-... Me has prohibido los últimos 10 años meterme a los pensamientos de Kai, ¿y ahora quieres que lo haga.?
-No tenemos muchas salidas. No creo que nos tome en cuenta si le decimos, "¡Hola Kai!, no nos recuerdas, pero somos tus hermanos y te borramos la memoria hace 10 años"
-En realidad el convencerlo es lo de menos Takeru, lo que me preocupa es otro punto de nuestro encuentro con Kai.
-¿Neko-chan?
-Neko-chan. Han pasado tan pocas semanas Take... quizás no pueda soportarlo.
-Tendremos que hablar con él también.
-Supongo...
-Tranquila Akemi. Él sabe perfectamente porqué está con nosotros.
-Y nosotros sabemos porqué estamos con él.
-Así es.
Akemi sonríe y camina hacia la escalera.
-Haré algunos arreglos para nuestro "reencuentro familiar"
-Lo dejo en tus manos.
-¡Cuida a Neko-chan! -le gritó mientras bajaba-
-¡Claro!... -Takeru suspiró y miró el paisaje que antes observaba su hermana- ¿cómo no hacerlo?
***
Rei observó desde el alto árbol la partida de Akemi y por alguna extraña razón, su corazón pareció encogerse de pena y temor. Un extraño presentimiento llenaba su alma cuando veía a los hermanos conversar, parecían de un momento a otro tan serios... Siempre eran sonrientes y divertidos, pero cuando estaban a solas, cambiaban y, al parecer, hablaban cosas muy complicadas o personales, que él no podía oír.
-Son iguales en todos los aspectos... -susurró mientras el pelo chocaba con su cara y el tronco del árbol- Cuando estoy presente son buenos y amigables... cuando no lo estoy son distintos... como si fingieran frente a mí...
Repentinamente las imágenes de Kai y Takao volvieron con nueva violencia a su mente, logrando que derramara algunas lágrimas.
-¿Neko-chan?
Rei voltea rápidamente y ve que Takeru lo observa con esos hermosos ojos escarlatas llenos de preocupación. Sus hebras doradas vuelan en un caos por el viento, dándole el aspecto de un ángel en vuelo.
-¡Takeru!
Los brazos del sujeto lo reciben acoplándose perfectamente a su cuerpo, abrazándolo con cariño, y acariciando su cabello largo y desordenado.
-Tranquilo Rei. -susurró- Solo no queremos preocuparte. No queremos que nuestros problemas te afecten.
Más lágrimas corren mientras el felino corazón de Kon se tranquiliza poco a poco.
-No te engañaremos nunca Neko-chan... siempre cuidaremos de ti.
Por alguna extraña razón, ellos siempre sabían lo que pensaba, pero con el pasar de los días Rei dejó de preguntarse cual era esa razón.
-Cuando Akemi vuelva deberemos hablar Neko-chan, ¿de acuerdo?
-...Claro.
El sol comenzó a bajar y Takeru dejó a Rei cómodamente apoyado en su cuerpo. El muchacho chino dormía placidamente mientras él observaba la casa desde lo alto. La mansión seguía siendo la hermosa casa alba que había sido desde la época en que vivían con sus padres... desde la época en que ellos vivían. Las risas del pequeño Kai corriendo junto a Akemi llenaron sus oídos, mientras el ladrar de los perros acompañaba como un suave compás. Bromas en japonés, inglés y ruso volaban de un lado a otro, mientras diminutas criaturas de distintas formas jugaban con su hermana. Las llamadas a comer de su madre siempre lo sacaban de su computador, que ya parecía una parte de su cuerpo. Su padre siempre llegaba con Kai en brazos, casi un bebé, mientras sus enormes ojos marrones expresaban la curiosidad al ver ese extraño trompo de llamativos colores. Como le divertía ver volar las cucharas de la mesa cuando Akemi practicaba sus técnicas de telekinesia, o cuando él reprogramaba artefactos como el freezer o el televisor. Esos habían sido tiempos lindos. A pesar del dolor, también lo fueron después de la muerte de sus padres. Y a pesar de todo, seguían siendo buenos tiempos, aún habiendo sido Kai separado de su lado, y conociendo los cambios en su sonriente y curioso hermano.
-Todo pasa por algo. La vida no es injusta.
Y aunque a ambos les costaba aceptarlo, tenían que acceder con sumisa responsabilidad.
-El destino es así.
Takeru rió al ver la altura del árbol en el que se encontraban, y se preguntó como sería capaz de subir con la misma agilidad que Rei sin ayuda de sus propios poderes psíquicos. Si bien no eran tan desarrollados como los de Akemi, bastante podían ayudarle en situaciones como esas.
Un suave y profundo ronroneo lo distrajo de la contemplación de su casa. Takeru apretó aún más a Rei contra él y se fijó en el techo. Ahí, disfrutando del paisaje como ellos, dejando sus cabellos blancos y negros volar, mientras su larga cola se meneaba de un lado a otro, Driger los miraba.
Continuará.
ediciones_ryochan@hotmail.com
notas: no sé porqué al releer este capítulo se me ocurrieron 'poco decorosas' cosas entre Iván y Vladimir.... (23/01/2004)
La casa estaba recién implementándose. Grandes camiones dejaban las cajas y envoltorios en el pórtico para que los demás empleados los llevaran al interior y aguardaran las órdenes de los dueños, con respecto a la posterior ubicación de cada cosa.
-¿Te gusta este país?
-Es bastante bonito, aunque extraño mi Rusia.
-¿Cuándo llegará Nevenka?
-En unos cuantos días Iván.
-Ya veo..
La enorme mansión castaña se elevaba frente a ellos tranquila y vacía. Pronto estaría repleta de hermosos y delicados objetos, cada una con su historia y su importancia. Los trofeos por un lado, los libros por otros. Las Crónicas de la Familia estarían en un sitio privilegiado, rodeado de cristalerías y sillones.
-La primera batalla en 45 años...
-Ese tal Kai no será problema.
-¿Y la tal Akemi?
-...Es poderosa, lo admito, pero no podrá vencerme. ¿Y qué me dices tú de ese Takeru?
-Bah, un japonés no me vencerá. Mantendremos el honor de la familia.
-Por supuesto. Esta vez la guerra acabará definitivamente Vladimir.
Los jóvenes intercambiaron unas cuantas palabras en ruso y luego entraron, despidiendo a los camiones vacíos y a los trabajadores cansados.
-No puedo esperar para volver con la victoria.
-En cuanto llegue Nevenka.
-3 contra 3. ¿Es justo no lo crees hermano?
-Claro que es justo Iván. Y lo será aún más cuando los derrotemos.
Vladimir Tsuvarob observó a su hermano mayor, Iván, acercarse a la ventana. El primero dejó que su suave melena castaña miel jugara con el viento otoñal de Japón, mientras cerraba sus ojos avellana y recordaba los nevados parajes de Moscú. El mayor, por su parte, se dedicó a la silenciosa contemplación de ese nuevo país que los albergaría durante el tiempo que fuera necesario para derrotar a los 3 enemigos. Su cabello castaño oscuro también jugó con la brisa japonesa mientras sus acerados ojos color cielo mostraban la impaciencia del guerrero. Ambos estaban convencidos de ganar. Una vez que Nevenka llegara, nada impediría que acabaran con esa guerra generacional.
-Es cierto Vladimir...
-¿Qué cosa?
-Feliz cumpleaños.
-Muchas gracias.
Los hermanos se abrazaron y sonrieron ante los florecientes 19 años del joven Vladimir.
***
-Así que ya llegaron.
-Deberemos estar listos Akemi.
Ella dejó que sus mechones rojos volaran mientras observaba el horizonte desde la azotea de la blanca mansión.
-No están los tres. -dijo ella de pronto-
-Es cierto -apoyó oprimiendo en una pequeña palm algunos comandos.- Sin embargo hay un vuelo que lleva a una pasajera rusa llamada Nevenka Tsuvarob.
-¿Cuándo llega?
-En unos días.
-...¿Cómo hablaremos con Kai?.
-Tú eres la psíquica -comentó escuetamente-
-¿Quieres que me meta en su cabeza? -preguntó incrédula-
-Es una buena posibilidad.
-... Me has prohibido los últimos 10 años meterme a los pensamientos de Kai, ¿y ahora quieres que lo haga.?
-No tenemos muchas salidas. No creo que nos tome en cuenta si le decimos, "¡Hola Kai!, no nos recuerdas, pero somos tus hermanos y te borramos la memoria hace 10 años"
-En realidad el convencerlo es lo de menos Takeru, lo que me preocupa es otro punto de nuestro encuentro con Kai.
-¿Neko-chan?
-Neko-chan. Han pasado tan pocas semanas Take... quizás no pueda soportarlo.
-Tendremos que hablar con él también.
-Supongo...
-Tranquila Akemi. Él sabe perfectamente porqué está con nosotros.
-Y nosotros sabemos porqué estamos con él.
-Así es.
Akemi sonríe y camina hacia la escalera.
-Haré algunos arreglos para nuestro "reencuentro familiar"
-Lo dejo en tus manos.
-¡Cuida a Neko-chan! -le gritó mientras bajaba-
-¡Claro!... -Takeru suspiró y miró el paisaje que antes observaba su hermana- ¿cómo no hacerlo?
***
Rei observó desde el alto árbol la partida de Akemi y por alguna extraña razón, su corazón pareció encogerse de pena y temor. Un extraño presentimiento llenaba su alma cuando veía a los hermanos conversar, parecían de un momento a otro tan serios... Siempre eran sonrientes y divertidos, pero cuando estaban a solas, cambiaban y, al parecer, hablaban cosas muy complicadas o personales, que él no podía oír.
-Son iguales en todos los aspectos... -susurró mientras el pelo chocaba con su cara y el tronco del árbol- Cuando estoy presente son buenos y amigables... cuando no lo estoy son distintos... como si fingieran frente a mí...
Repentinamente las imágenes de Kai y Takao volvieron con nueva violencia a su mente, logrando que derramara algunas lágrimas.
-¿Neko-chan?
Rei voltea rápidamente y ve que Takeru lo observa con esos hermosos ojos escarlatas llenos de preocupación. Sus hebras doradas vuelan en un caos por el viento, dándole el aspecto de un ángel en vuelo.
-¡Takeru!
Los brazos del sujeto lo reciben acoplándose perfectamente a su cuerpo, abrazándolo con cariño, y acariciando su cabello largo y desordenado.
-Tranquilo Rei. -susurró- Solo no queremos preocuparte. No queremos que nuestros problemas te afecten.
Más lágrimas corren mientras el felino corazón de Kon se tranquiliza poco a poco.
-No te engañaremos nunca Neko-chan... siempre cuidaremos de ti.
Por alguna extraña razón, ellos siempre sabían lo que pensaba, pero con el pasar de los días Rei dejó de preguntarse cual era esa razón.
-Cuando Akemi vuelva deberemos hablar Neko-chan, ¿de acuerdo?
-...Claro.
El sol comenzó a bajar y Takeru dejó a Rei cómodamente apoyado en su cuerpo. El muchacho chino dormía placidamente mientras él observaba la casa desde lo alto. La mansión seguía siendo la hermosa casa alba que había sido desde la época en que vivían con sus padres... desde la época en que ellos vivían. Las risas del pequeño Kai corriendo junto a Akemi llenaron sus oídos, mientras el ladrar de los perros acompañaba como un suave compás. Bromas en japonés, inglés y ruso volaban de un lado a otro, mientras diminutas criaturas de distintas formas jugaban con su hermana. Las llamadas a comer de su madre siempre lo sacaban de su computador, que ya parecía una parte de su cuerpo. Su padre siempre llegaba con Kai en brazos, casi un bebé, mientras sus enormes ojos marrones expresaban la curiosidad al ver ese extraño trompo de llamativos colores. Como le divertía ver volar las cucharas de la mesa cuando Akemi practicaba sus técnicas de telekinesia, o cuando él reprogramaba artefactos como el freezer o el televisor. Esos habían sido tiempos lindos. A pesar del dolor, también lo fueron después de la muerte de sus padres. Y a pesar de todo, seguían siendo buenos tiempos, aún habiendo sido Kai separado de su lado, y conociendo los cambios en su sonriente y curioso hermano.
-Todo pasa por algo. La vida no es injusta.
Y aunque a ambos les costaba aceptarlo, tenían que acceder con sumisa responsabilidad.
-El destino es así.
Takeru rió al ver la altura del árbol en el que se encontraban, y se preguntó como sería capaz de subir con la misma agilidad que Rei sin ayuda de sus propios poderes psíquicos. Si bien no eran tan desarrollados como los de Akemi, bastante podían ayudarle en situaciones como esas.
Un suave y profundo ronroneo lo distrajo de la contemplación de su casa. Takeru apretó aún más a Rei contra él y se fijó en el techo. Ahí, disfrutando del paisaje como ellos, dejando sus cabellos blancos y negros volar, mientras su larga cola se meneaba de un lado a otro, Driger los miraba.
Continuará.
ediciones_ryochan@hotmail.com
notas: no sé porqué al releer este capítulo se me ocurrieron 'poco decorosas' cosas entre Iván y Vladimir.... (23/01/2004)
