Capítulo 4.

El sonido de la ducha no llegaba a sus oídos, ni tampoco los ruidos típicos de una ciudad concurrida y poblada como Tokio. Todo lo que sus ojos azulados observaban era la habitación de baño en donde Kai se encontraba.

La esperanza se esfumaba a cada momento que pasaba. Pero él se negaba a dejarla escapar. Quizás hace unos días no tenía esperanza de retener a Hiwatari a su lado, pero las cosas habían cambiado. Ahora alguien estaba dispuesto a ayudarlo... y a sacar a Rei definitivamente de la mente de su amado.

Era una oportunidad que no estaba dispuesto a dejar pasar. ***

Rei estaba sin habla. No alcanzaba a entender todo lo que le estaban diciendo.

-P-pero...

-Queríamos que lo supieras Neko-chan... siento no habértelo dicho antes...

-Pronto deberemos reunirnos con él, y no quisimos que te llevaras una sorpresa.

-U-ustedes... y Kai...

-Te dejaremos para que lo pienses Rei... Y... -Takeru hizo un gesto de pena y tomó aire para continuar -Y si quieres tomar alguna decisión... definitiva... te entenderemos...

Los hermanos salieron dejando a Kon solo en la habitación. El chico casi no escuchó el sonido de la puerta al cerrarse, y apenas oyó las últimas palabras de Takeru.

-¿Hermanos?

Como un relámpago pasaron por su mente distintos aspectos que, ahora, veía como parecidos. Las marcas en la cara, el raro color de ojos, el gusto por los colores, el té y los postres... Las lágrimas volvieron a sus ojos mientras sentía que estaba atrapado en un círculo eterno de apellido Hiwatari. ¿Acaso no podía escapar de Kai?, no habían pasado ni 4 semanas desde que se había alejado de sus compañeros y ya estaba condenado a encontrarse de nuevo con su antiguo compañero de equipo.... porque no abandonaría a los hermanos. Ellos lo habían cuidado y lo querían como nadie nunca lo amó, ellos lo eran todo para él en ese momento. Ni su mente ni su corazón aceptaban la sola idea de dejar esa casa hermosa, ni a sus dueños, aunque eso significara tener que enfrentar nuevamente a Kai.

-A él ya lo perdí... -se dijo levantándose y lavando su cara -Pero no perderé a Take-kun y Akemi-chan...

Decidido bajó hasta la cocina, en donde los hermanos solían conversar. Ambos se sorprendieron al verlo entrar tan pronto, y el miedo se apoderó de ellos, pensando que Rei podía estar tomando una decisión apresurada.

-No voy a irme.

Primero silencio y luego risas.

El resto del día fue solo celebración.

***

Los aviones aterrizaban con su habitual estruendo. Los blancos cegadores al brillo del sol, las colas pintadas o las letras gigantes que indicaban su lugar de origen. La gente de un lado a otro, los controles de policía internacional, los escáner, la revisión de boletos y las cafeterías llenas. El aeropuerto vivía un día común y corriente.

Entre toda la cantidad de gente que caminaba buscando los baños o la salida correcta, había una muchacha de largo cabello naranjo trenzado. Tenía los ojos verdes y muy profundos, rasgados levemente, dándole un aspecto de seriedad y madurez que a veces se convertía en molestia y soberbia. Cargaba una maleta pequeña, casi parecía una mochila común y corriente, y vestía de forma casual con jeans y chaqueta corta. Miraba todo con cierta curiosidad, y de vez en cuando tomaba fotografías de algunas cosas que le parecían interesantes.

La ausencia de sus hermanos no la sorprendió en lo absoluto. Aún debían estar celebrando el cumpleaños de Vladimir. Suspiró un tanto resignada y fue hacia la salida a tomar un taxi mientras rogaba que el taxista hablara ruso o inglés. Entonces se dio cuenta de un pequeño detalle...

-Estúpidos hermanos... -gruñó -¡No me dieron la dirección de la casa!

Se sentó un momento pensando que hacer. Estaba sola en un enorme aeropuerto sin tener a donde ir. Entonces se le ocurrió algo... para gente como ella siempre había un lugar disponible...

-Espero que el número de la BBA esté en el directorio telefónico... y espero poder leer el directorio telefónico.

Pero la suerte estaba de su parte ese día, ya que rápidamente pudo encontrar el número que deseaba. Luego de la llamada se sentó tranquila en la salida del aeropuerto mientras miraba el cielo mañanero de Japón. Poco rato después, un furgón de la BBA esperaba por ella en el frontis. Hasta que pudiera encontrar a los despistados de sus hermanos, aprovecharía la hospitalidad de la enorme asociación de Bey Blade.

-Bien Japón, Nevenka ha llegado.

Meneando su trenza naranja se subió al furgón y fue hacia la sucursal de la BBA. Ahí se daría el tiempo de buscar a sus hermanos, y quizás a ese chico con el que le tocaba luchar...

-Y pensar que me sacaron de Alaska para venir a pelear, que desperdicio...

Pesadamente se sentó en una banca que había y comenzó a leer un diccionario japonés-inglés. Vladimir e Iván podían esperar. Ahora necesitaba aprender japonés. Cuando iba por la letra 'I' la muchacha levantó sus ojos verdes y buscó en su billetera. Ahí había una foto de un muchacho alto de pelo azul y gris, con una expresión muy fría.

-Con que Hiwatari Kai... ¿Tendrá a Black Drancer todavía?

La campanilla de la puerta se sonó, indicando que alguien entraba. Sin querer Nevenka miró hacia ese lugar, abriendo sus ojos en sorpresa y ahogando una exclamación de sorpresa. ¡Vaya si el mundo era pequeño!

-Sabía que Japón era muy chico, pero nunca creí que tanto.... -dijo mirando a Kai, que se dirigía rápidamente a la oficina del Señor Dickenson -¿Qué estará haciendo?, no hay campeonatos cerca... Que lástima tener que luchar contra él... ¡es muy guapo!

Volvió a mirar la foto, y encontró que en persona se veía mucho mejor. Además, ahora estaba vestido de manera diferente, con jeans ajustados y una camiseta gris ancha que le hacía ver un tanto gracioso, pero que no ocultaba su figura en lo absoluto.

Nevenka dejó a un lado el diccionario y pensó si realmente esa lucha era necesaria. Eso de las batallas generacionales no iban con su estilo aventurero y viajero, además de arruinar sus vacaciones por la zona nórdica del mundo.

-Todo por ser una Tsubarov... ***

-Tanto tiempo sin verte Kai.

-Así es...

-Dime muchacho, ¿qué se te ofrece?

-Yo... quería saber si tiene noticias de Rei... -dijo en voz baja -Algún teléfono... o dirección... -el adulto lanzó un suspiro y se acomodó en su asiento -

-La verdad Kai es que no tengo nada. Lo último que supe, al igual que los White Tigers y ustedes, es que iba a la casa de unos amigos...

-Si, los famosos amigos del avión -gruñó con desdén -

-Exacto. Pero desde entonces no he sabido nada. Lo siento Kai.

-...No importa...

-Si envía algo te avisaré de inmediato.

Kai asintió poco convencido. Ya no sabía con quien más intentar ubicar a Rei y eso comenzaba a desesperarlo. No quería pensar, pero las palabras de Max no dejaban de darle vueltas en la cabeza, hiciera lo que hiciera las oía a cada instante, como una condena, una sentencia de muerte lenta y dolorosa.

Takao aparecía en sus pensamientos de vez en cuando... ¿Qué era Kinomiya para él?... ¿realmente lo amaba?, ¿solo lo deseaba?... No entendía nada de lo que sentía... cuando estaba solo su mente solo se ocupaba de Rei, pero cuando el muchacho moreno llegaba con él, todo desaparecía y solo la dulce fragancia de Takao llenaba sus sentidos. ¿Se podía amar a dos personas?, ¿o solo intentaba tapar un hoyo con la tierra de otro hoyo?... ¿Acaso estaba cegándose a sus verdaderos sentimientos?... pero, ¡por un demonio!, ¡¿cuáles eran sus verdaderos sentimientos?!... Necesitaba encontrar a Rei para averiguarlo, necesitaba tenerlo entre sus brazos, besarlo y acariciarlo ... Era la única solución que se ocurría... ***

-Están los tres, pero aún no se reúnen.

-¿Cómo llamamos a Kai?

-¿Aún no lo sabes?

-¡Es difícil Take!....

-Envíale otro sueño... algo que pueda reconocer.

-...De acuerdo...

-Pero que no sea sutil. Los rusos ya están aquí

-No puedo tirarle la verdad en la cara así como así.

-¿Porqué no?

-¡Sabes tan bien como yo que estos procesos no son fáciles! Si le diera un sueño muy revelador podría tener un efecto contrario.

Los hermanos se miraron molestos durante varios minutos. Takeru quería a Kai de vuelta lo más pronto posible, previniendo un ataque del trío europeo. Akemi quería mantener a raya la ansiedad de su hermano y, a su vez, lograr que su pequeño hermano volviera con ellos, pero sin grandes conmociones.

-Solo hazlo Akemi. Ellos ya llegaron y nosotros aún no estamos listos.

-Si me hubieras dejado intervenir antes la mente de Kai esto no estaría pasando.

-Antes no era el momento.

-Pues se nos pasó sin siquiera verlo. -siseó irónica -

-¡Necesitamos a Kai!

-¡Bien bien!, ¡Voy a traer a Kai! -gritó -¡Y verás lo rápido que lo traeré!

-Akemi... ¡Akemi!

De un portazo la muchacha salió dejando a su hermano con las palabras en la boca. Take suspiró molesto. Solo esperaba que su hermana trajera a Kai en una pieza y con el blade en la mano... Lo demás tenía arreglo.

Por otra parte, Akemi caminaba por los senderos rodeados de arboledas que llevaban a los portones de la enorme mansión blanca. Durante años había pensando como llevar de vuelta a esa casa a Kai, a su pequeño hermano Kai, pero ahora parecía que ninguno de sus planes podía funcionar. Todo le parecía brusco y conmovedor... Kai era ahora un muchacho tan distinto... nunca creyó, además, tener a Neko-chan en casa... Y ahora, para colmo de males, había peleado con Takeru, algo que no hacía hace años... Y todo por los malditos rusos.

-¿Cómo voy a decirle a Kai todo lo que está pasando?

Y era que en el fondo de su corazón no sabía si realmente quería que Kai volviera. La batalla con los Tsubarov no tenía importancia, tampoco las órdenes de Voltaire... Solo Neko-chan importaba... y el corazón de Rei seguía estando en las manos de su hermano.

'No voy a irme... '

-No va a irse... No importa que pase, no va a irse...

La ciudad estaba a 8 horas de carretera. Una vez ahí debería buscar a Kai o a cualquiera que pudiera darle una pista de su paradero. Pero eso nunca le había complicado mucho, más aún sabiendo la fama que el chico tenía. Lo más difícil comenzaría cuando lo encontrara...

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