domingo, 26 de octubre de 2003
Capítulo 7.
Iván y Vladimir sonreían mientras su hermana Nevenka bailaba con gracia y agilidad en la máquina de DDR. Varias personas más miraban como ella jugaba, y la música parecía sonar al son de sus pasos, al contrario de lo que realmente ocurría.
Perfect, perfect, perfect... Era lo único que la máquina mostraba
-Nevenka, ya vamos. –reclamó Vladimir –Tengo mucha hambre.
-De acuerdo...
Sin tomar en cuenta ni las fichas que quedaban ni el baile que estaba haciendo en ese momento, la muchacha se bajó de la máquina y siguió a sus hermanos.
-Oigan muchachos, quiero hacerles una pregunta.
-¿Qué pasa Neve? –preguntó Iván –
-Se supone que no se japonés –dijo –pero entiendo lo que la gente dice... ¿cómo es eso? –ambos hermanos sonrieron –¿qué?
-Ruso, inglés, francés, italiano, japonés y español –recitó Iván –Antes del accidente hablabas esos 6 idiomas.
-¿En serio?
-Así es –apoyó Vladimir –Siempre te gustaron los idiomas. Dedicabas todo tu tiempo a aprenderlos, hasta el día del accidente.
-Ohhh, o sea que se japonés, pero no recordaba que sabía ese y otros cuatro idiomas aparte del ruso.
-Exacto.
-Ohhh... A todo esto Vladi... esa chica que vimos en la calle, era una Hiwatari ¿verdad?
-Si, así es. Hiwatari Akemi.
-Lo supe por las marcas en su cara.
-¿Pudiste obtener algo de información? –preguntó el mayor –
-No. La sorpresa de verla fue muy fuerte. Solo sé que estaba esperando a alguien importante... nada más.
-Qué lástima.
-Si... tendré que buscarla la siguiente vez. ¿Les parece si nos vemos en la casa?
-Claro.
-Cuidate mucho, e intenta no toparte con ella.
-Como digas hermano... como digas...
***
-Ayer no te vi en todo el día Takao, me tenías preocupado.
-Lo siento Kai. Me encontré con un conocido y nos quedamos conversando.
El café y las tostadas aparecieron en la mesa, acompañando la leche y la miel.
-¿Y tú que hiciste durante el día?
-Caminar. Me llegó un paquete de la BBA y fui a recogerlo.
-¿Y qué te enviaron?
-Una carta... y un regalo de una chica que pidió que me lo entregaran.
-¿Un regalo? –preguntó celoso -¿Cómo se atreve?
Kai sonrió ante los celos de Kinomiya.
-De todas formas no sé quién la envió. No dejó su nombre. –sin avisar Takao se colgó de su cuello y le dio un enorme beso. Hiwatari rodeó su cintura con sus brazos y respondió el gesto, aunque sin grandes pasiones o emociones. Era un beso, solo un beso. –
-Te amo Kai...
-...Lo sé.
-¿Y tú?, ¿me amas? –el silencio que siguió desató una que otra lágrima en los ojos de Takao –Kai...
-...Te gusta torturarte haciéndome esa pregunta...
-¿Entonces porqué vives conmigo, porqué me aceptas noche tras noche?
No había respuesta a esas preguntas. ¿Simple excitación quizás?, ¿solo sexo fácil con un amigo?. Lo cierto era que durante el día casi no se veían, ya que Kai gustaba de salir y caminar hasta que el sol bajaba o el hambre lo invadía. La noche llegaba, dormían juntos y la rutina se repetía al día siguiente, implacable e invariable.
-Debo salir unos momentos.
-Quédate conmigo hoy Kai... pasábamos más tiempo juntos siendo amigos que pareja.
-Takao...
En eso, el timbre suena. Ninguno de los dos se levanta para ir a ver quien es. Y sigue sonando. Como al cuarto ring, Kai se puso de pie y fue a abrir. Para su sorpresa y molestia, no había nadie... excepto un sobre blanco y pequeño en el suelo. Sus mano se movieron rápidamente y lo tomó.
Para Kai.
-¿Quién es amor?
-...Nadie...
Kinomiya vio el sobre en las manos de Hiwatari y entrecerró un poco los ojos.
-¿Y eso?
-No lo se... es para mí. –lo abrió y comenzó a leer. Solo dos líneas se observaban –
La sombra tras el Lagarto que vuela
Él sabe algo.
-Vi la carta que te llegó ayer –dijo Takao sacando a Kai de sus pensamientos -¿Quién te las envía?
-...No lo sé...
-Dime la verdad por favor...
-... Takao... no sé quien las manda...
-Quieren separarnos, ¿no lo ves? –preguntó con un sollozo -¡Quieren alejarte de mí!
Kai miró sin entender a Takao. ¿De qué hablaba? –Takao...
Pero otro sonido los interrumpió. El dulce tintinear de campanillas al viento...
-Viene del dormitorio...
-Espera Kai...
Ambos fueron hacia la puerta y la abrieron despacio. Las ventanas estaban abiertas y las cortinas volaban por efecto del viento. El sonido de las campanillas era más fuerte, y llenaba de una extraña calma la habitación entera. Sin embargo... la habitación no estaba vacía...
-Kai... es una chica...
La muchacha estaba apoyada en la pared, sentada, abrazándose a si misma, mientras temblaba. Su ropa se veía ajada y rastros de sangre la teñían. Se notaba que había entrado por la ventana pero... ellos vivían en un quinto piso...
-¿Quién eres? –preguntó Kai un tanto nervioso. No lograba explicarse como pudo haber llegado hasta esa altura estando herida, y sin usar la puerta. Ella lentamente levantó la mirada, hasta que sus ojos violetas se toparon sorprendidos con las gemas rojizas de Hiwatari –
-...Kai... –murmuró con un hilo de voz -¿Cómo...?
-¿La conoces Kai?
-Tú... –si bien el cabello era distinto, las marcas en la cara eran las mismas, inconfundibles... era la chica de su sueño. Ella intentó levantarse, pero su cuerpo estaba débil y no puso mantenerse. Sin darse cuenta de lo que hacía, Kai corrió hacia ella y la sostuvo en sus brazos, viendo una profunda herida en el costado –Estás herida... Takao, trae agua y toallas.
-Claro...
El cabello oscuro, los ojos de extraño color y las marcas en la cara. O era una cruel broma del destino, o esa chica era la misma de su sueño...
-Ehy, mírame... mantente despierta... ¿Qué pasó?, ¿quién te hizo esto? –ella toma aire y sonríe. –
-Definitivamente... este no era el plan... –dijo entrecortadamente –no... no era así como debíamos encontrarnos...
-¿Encontrarnos?
-...Las campanillas en tus dulces sueños... te indicarán la ubicación de aquél albo amor perdido...
-¡Tú las enviaste!
-¿Te... te gustó la campana?... es igual a las que tenemos en casa... en la blanca mansión...
Takao entraba en la habitación justo en el momento en que la última frase era dicha. La Blanca Mansión.
Mientras las alas de fuego sean cobijadas por la mansión blanca
El fuego negro intentará retomar su terreno
Llevado en la prisión del creador de la celestina frialdad.
-¿Entonces es cierto que yo soy Alas de Fuego?
-...Si... –una nueva queja cortó la conversación –
-¡Takao!
-Aquí estoy...
Rápidamente Hiwatari limpió la herida, viendo que no era de extrema gravedad, pero si llevaba mucho tiempo sangrando. Las vendas se ajustaron a su cuerpo fácilmente, y pronto ella pudo respirar con más tranquilidad y pasividad.
-¿Cómo te sientes?
-...Bien... gracias... –el tono de un celular los interrumpe. Ella sonríe y busca en su bolsillo–Increíble... no se destruyó... cada día hacen más resistentes estas cosas... –lo llevó a su oreja y contestó –Hola Take...
***
-¡Akemi!, ¿estás bien?
Takeru se paseaba de lado a lado con el teléfono en la mano, junto a Rei y Driger, que esperaban impacientes las noticias.
-Sentí... no sé que demonios sentí Akemi, pero tenía que ver contigo... y... y después... no lo sé... Dime si estás bien por favor...
***
-Estoy bien Take... no te preocupes... –respondió sonriendo, mirando de reojo a Kai, pero ignorando la presencia de Takao a su lado –No te imaginas con quién estoy Take...
***
-¡No me interesa con quién estás Akemi-chan!... bueno, si me interesa, pero no te escuchas bien, ¿no estás mintiéndome con tu estado de salud verdad?, ¿necesitas que vayamos a la ciudad?, ¿quieres que vayamos?, ¿necesitas algo?, ¿te atacaron los Tsubarov?, ¿es grave?, ¿fueron los tres o solo uno?, ¡Vamos Akemi, dime algo!
***
-A ver... No estoy mintiéndote, no necesito que vengan, no quiero que vengan, no necesito nada más que un poco de ropa que puedo comprar... no sé si fueron ellos... no es grave, aunque duele un poco y solo fue uno...
***
-Dios Santo Akemi, de pronto me sentí tan asustado... Estaba con Koneko-chan cuando de repente apareciste en mi mente, y.... y tuve mucho miedo Akemi...
***
-Take... debo cortarte... Dale saludos a Koneko...
-Espera Akemi...
-Estoy con Kai...
-¿Con Kai?
-Intentaré llegar lo antes posible...
Con un suspiro recuperó el aire que la conversación le había quitado. Kai y Takao observaban con curiosidad y precaución. Akemi se acomodó un poco en la cama y se sentó, mirando al chico ruso.
-Supongo que recibiste mis cartas... y veo que también te dieron la campanilla...
-¿Quién eres? –atinó a preguntar Kai –
-Supongo que responder esa pregunta hará más fácil entender los acertijos que tienes tú... –luego miró a Kinomiya –y todos los que pudieran haber alrededor.
-¿Quién-eres? –repitió impaciente -
-Me llamo Akemi... Akemi Hiwatari.
-¿Hiwatari? –exclamó el moreno -¿Eres familia de Kai?
-...Una vez tuve un sueño –dijo Kai luego de unos momentos de silencio –Estaba en una mansión blanca, había una niña de cabello negro y marcas en la cara. Además, vivía ahí un chico rubio con una línea que cruzaba su nariz.
-Tú aún no tenías tus triángulos –completó ella –Yo tenía el pelo largo, y Take aún no usaba su corte desordenado.
-...Voltaire llegaba...
-Y te alejaba de nosotros. Tuviste ese sueño mientras estabas en Rusia, días después que dieran de alta a Rei Kon del hospital. Sin embargo, aquél día no lo recordaste, sino que lo solo lo hiciste ahora, cuando los acertijos comenzaron a encajar las piezas de tu memoria.
-¿Y ese chico...?
-Takeru...
-Ustedes... ¿qué relación tienen conmigo?
-...Somos hermanos Kai. Eres el menor de nosotros. –ante la aseveración Takao lanzó una exclamación, al tiempo que su pareja se levantaba violentamente –
-¡Es mentira! ¡no tengo a nadie más que a mi abuelo y a mis amigos!
-Siempre te preguntaste porque no te buscó nadie, porqué nadie fue a la Abadía a sacarte...–dijo Akemi con un tono entre sepulcral y culpable –Y esa respuesta puedo dártela Kai... puedo decirte porqué pasó, si es que quieres oír lo que viene de la historia.
El muchacho se mantuvo tercamente de pie frente a la joven que le miraba con ojos increíblemente tiernos.
'Busca aquél calor que te acunaba....'
-De acuerdo.
-¿Recuerdas porqué jugabas Bey blade al principio, antes de ser el capitán de los Blade Brakers?
-¿Antes del equipo?
-Decías luchar por el honor familiar... ¿lo recuerdas?. Es una de las cosas que Voltaire te metió en la cabeza a punta de dolor y oscuridad.
-Si... lo recuerdo bien...
-Desde hace mucho tiempo que los Hiwatari luchamos por el honor de nuestra familia. Todos por igual buscamos mantener limpio nuestro apellido. Obviamente, no existen las guerras unilaterales ¿o no?
-Habla claro, no quiero más acertijos.
-De acuerdo, seré breve. Los Hiwatari mantienen una guerra generacional con una familia rusa de apellido Tsubarov.
-¿Tsubarov?
-No todas las generaciones luchan, pero todas se preparan para ello. Por cada Hiwatari, un Tsubarov. Por cada Tsubarov, un Hiwatari. 45 años atrás fue el último combate, y entre los de nuestra familia, estaba Voltaire. Cuando la lucha terminó, las familias se separaron nuevamente y la paz reinó entre nosotros. El viejo tuvo un hijo, llamado Kotaro, quien se casó con una mujer rusa, de nombre Anastasia. La pareja vivía en una mansión blanca perdida en las montañas, acompañados por sus tres hijos: Takeru, Akemi y Kai.
-¿Porqué nadie fue a buscarme?
-Papá y mamá murieron en China antes que cumplieras los 2 años. Poco antes nos enteramos de la batalla en la que, quizás, deberíamos tomar parte, relevando las armas escogidas para nosotros, y delegando a los responsables de cada entrenamiento.
-¡Responde!
-'Cada uno es un experto, dos expertos por cada arma escogida', ¿recuerdas ese verso?... Para Takeru, su arma fue la tecnología en cualquiera de sus formas. Para mí, fueron develados los secretos de la mente y el control de su poder. Para ti... los bey blades fueron escogidos.
-¿Escogidos?
-Cada uno de nosotros tuvo un maestro. Lamentablemente, el tuyo tuvo que ser Voltaire. Supuestamente deberían haberte entrenado en casa, pero el viejo te sacó de ahí, prometiendo que nunca más te veríamos.
-¿Porqué no fueron a la Abadía por mí...?
-... Conocer el poder de la mente incluye el poder de conocer el futuro y sus misterios... Esa cualidad está presente en los tres, ya que Mamá era una Psíquica poderosa. Yo pude ver como tu línea de destino se alejaba de nosotros... y no debíamos evitarlo, porque sabíamos que te harías más fuerte junto a los Blade Brakers que a nuestro lado. Siempre estuvimos cerca de ti, aunque no lo supieras.
-No te creo nada. Es una historia muy mala.
-Estuvimos cerca de ti cuando estuvieron en Rusia. –dijo casi sin ponerle atención –Y somos los actuales guardianes del Tesoro.
-¿El...? –Kai sintió que la sangre le hervía. –No te creo...
-¿Qué tesoro? –preguntó Takao –
-Está mintiendo –dijo Kai y sacó a Kinomiya del brazo –Necesito hablar con ella a solas, por favor Takao...
-Pero Kai...
-Por favor.
-...Está bien...
Takao buscó su chaqueta y salió del departamento. Los versos, la campana y la chica eran parte del acertijo que aquél sujeto le había dicho...
Cuando el pasado los alcance,
Desde las nubes de la mente será activado el poder
Y las garras volverán a rasgar el cielo
La palabra 'Koneko' tampoco había pasado desapercibida. La mansión blanca y la alusión exacta a los versos que Kai tenía en su poder.
-Rei está con ellos...
Rápidamente corrió hasta perderse en pequeñas calles. Debía verlo. Necesitaba consejo. Kai no podía partir al encuentro de Rei con esa chica... Debía detenerlo a cualquier costo...
***ediciones_ryochan@hotmail.com***
notas: está demás decirlo, pero igual. No me gustó este capítulo.
