Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)
Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling, yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)
Lanthir
PD. Lamento la enorme tardanza en la actualización de este fic, pero me quede sin internet desde hace varias semanas y apenas acabo de conectarme de nuevo :P ¡Lo siento! Pero a partir de ahora, voy a subir los capítulos conforme los vaya transcribiendo, de hecho, ya casi tengo terminada la historia, pero tengo que pasarla de la libreta a la PC. Este fanfic no va a ser muy largo, pero espero que les guste :) Mil gracias por los reviews, si les gusta lo que leen, dejen mas, ¿Sip? :D Ah! Y "El incidente" del que habla Harry en el capitulo 1, es precisamente la casi caída de Draco de la colina, que es lo que se describe en los capítulos 2 y 3 de este fic. Espero que no haya muchas confusiones respecto a los tiempos que manejo en los primeros capítulos, me gusta exponer lo que sintió cada uno en las mismas situaciones. Tómenlo como flash-back de Harry o de Draco :) Por el momento, todo se ve muy tranquilo, pero conforme vaya avanzando, va a haber bastante yaoi y finalmente slash ;) Ahora si, aquí está la actualización!
Un Giro Insospechado
Capitulo 3: El Observador Invisible
Al día siguiente, Draco se despertó de improviso, recordando todo, aunque esperando que fuera una pesadilla. Pero la tierra en su ropa y sus manos raspadas le dijeron que había sucedido en verdad. Se bañó en total estado de confusión, sintiéndose feliz de estar vivo, y con una nueva resolución de llevar su vida por otro camino. Pero al mismo tiempo, le intrigaba el por que Potter había estado allí en ese justo momento, y por que lo había salvado. ¿Acaso no era mejor para él que hubiera muerto? Empezó a comprender que Harry en realidad era un buen tipo, y no un hipócrita, como a veces pensaba. Una punzada de remordimiento lo atacó, por no haberle dicho nada al haberlo salvado. Pero los años de desprecio no podían desaparecer tan fácilmente, y él, Draco Malfoy, nunca había dado las gracias. Se sintió humillado y bastante estúpido por toda la situación, y solo atinó a decidir que actuaría como si nada hubiera pasado. Aceptó a regañadientes que Potter no era tan malo, y rogó por que no dijera nada del incidente. Volvió a ocultar sus emociones bajo una mascara de desprecio como siempre (algunas costumbres son difíciles de olvidar), y bajó al Gran Comedor.
Harry había salido al Bosque Prohibido la noche del incidente. Buscaba unas extrañas flores que Hermione adoraba, pero que solo se daban en el interior de la floresta. Pensaba mandárselas en nombre de Ron, a ver si de una vez por todas se decidían a salir formalmente. El pelirrojo estaba enamorado de Hermione desde hacía mucho tiempo, pero se limitaba a suspirar por ella en silencio. Nunca había tomado el valor para dar el primer paso, y la chica estaba en las mismas condiciones, a pesar de sentir por Ron algo mas que amistad. Harry sabía de los sentimientos de ambos, y arriesgándose a parecer entrometido, decidió ayudarles un poco. Esa noche, había tomado la capa invisible y cuando todos estaban dormidos, salió sigilosamente del castillo. Trató de no adentrarse demasiado en el bosque, pues a pesar de estar protegido de las miradas, tenía miedo de lo que pudiera encontrar. Estaba en los linderos del terreno, examinando con cuidado las matas que brotaban del suelo, cuando vio con el rabillo del ojo a una figura que pasaba a escasos metros junto a él. El cabello rubio, que ahora parecía blanco a la luz de la luna llena y esa cualidad casi felina en los movimientos eran inconfundibles.
"¿Malfoy? ¿Qué demonios hace aquí?" se preguntó Harry. Lo vio pasar de largo e internarse en el bosque, con una agitación nada propia en el arrogante chico. Por un momento, le pareció ver una lagrima que caía por la pálida mejilla del muchacho, pero no le pareció posible. Seguro era algún efecto de la luz en sus gafas. Decidió seguirlo, cuidando de que no lo viera ni escuchara. Cuando estuviera mas descuidado, se quitaría la capa, le gritaría al oído y le daría un susto de padre y señor mío. El Gryffindor rió entre dientes y se apresuro a seguir al otro.
Avanzaron lo que a Harry le pareció una eternidad, alejándose mas de lo que había esperado. Draco parecía no darse cuenta de lo lejos que estaban, y Harry solo lo veía como una figura pálida delante de él, que caminaba por momentos como si un dolor le oprimiera el pecho. Estaba perplejo; no se podía imaginar que le pasaba al orgulloso Slytherin. Harry se estaba empezando a aburrir del jueguito, y cuando vio que Malfoy trepó por un empinado risco, decidió dejarlo por la paz. Se sentó en una roca al pie de la colina, secándose el sudor de la frente, y observó al otro chico. Estaba en la en la orilla de una saliente bastante peligrosa. Veía como el viento había soltado el pelo de Draco, jugando con los largos mechones. El Slytherin se había dejado crecer el cabello desde tercer año, y ahora le caía hasta media espalda. Harry siempre se había sentido secretamente maravillado por ese cabello rubio, que bajo cierta luz se veía casi blanco. Se veía sedoso y suave, tan diferente al suyo propio, que nunca se acomodaba como él quería. Obviamente, nunca comentó nada de esto con sus amigos; apenas si aceptaba tener estos pensamientos el mismo.
Draco se apretujó en la capa, abrazándose él mismo, y bajó la cabeza como si estuviera sollozando. Harry se empezó a preocupar en serio cuando vio al rubio dar un paso adelante. Se puso en pie de un salto, murmurando "¡¿Que vas a hacer?! ¡No, no, no, estupido!". Se quedó congelado un segundo, y antes de que pudiera hacer algo, vio como Malfoy se daba la vuelta, resbalaba y quedaba precariamente sostenido en la orilla del precipicio. Harry salió corriendo rumbo a la colina sin pensarlo, soltando la capa invisible, y empezó a trepar lo mas rápido que podía. Cuando llegó a la cima, casi sin aliento, se lanzó a la orilla justo a tiempo para aferrar la mano de Draco. Lo subió trabajosamente, y se dejó caer al suelo, jadeando. No entendía lo que acababa de pasar, y se quedó mas pasmado cuando le preguntó a Malfoy si estaba bien, y este, sin mas, echó a correr. Harry se tumbó en el suelo, viendo las estrellas, y sintiendo una extraña y profunda tristeza. Había salvado la vida de su peor enemigo, y este no le había dicho ni una palabra a cambio. Pero ese no era el motivo real de su pesar. Ver a Malfoy en ese estado, tan desvalido, a punto de acabar con su vida de la forma mas absurda; y después observar esa pálida piel llena de polvo y surcada por la lagrimas, fue algo que muy a su pesar, le rompió el corazón. Harry siempre había considerado a Draco como el Imbecil Mas Grande de Hogwarts, un niño mimado sin oficio ni beneficio. Nunca se había puesto a pensar en que ese chico malcriado, debajo de todo su desprecio y odio por los demás, podía sentir algo. La expresión en su cara era de absoluta derrota y dolor. Era difícil explicar lo que esos ojos grises decían en esos crudos momentos.
Así que, después de todo, el Slytherin tenía algo mas que desprecio por dentro; Harry se preguntó que cosa podía haberle causado tanto daño como para que tratara de matarse. Dolor. Él lo conocía bien. Lo conoció desde los amargos años con los Dursley, y lo siguió sintiendo cuando supo que sus padres no habían muerto en un accidente, sino que habían sido asesinados por Voldemort. El dolor también había estado cuando Hermione había sido petrificada, o cuando se encontró cara a cara con Sirius antes de saber la verdad. Cho Chang. Cedric Diggory. Voldemort. Dios... era raro que un chico de su edad con tanto dolor en su vida no hubiera tomado la decisión que unos minutos antes había tomado Draco. No podía culparlo, y mas aún, se sintió extrañamente identificado con él en esos momentos.
Harry se quedó pensando en todo esto, cayendo en cuenta de lo extraño de todo el asunto, hasta que le dio frío y bajó a buscar su capa. Se la puso, y se dirigió al colegio. En el camino, pensó que había sido un tonto al no haber usado un hechizo de levitación para salvar a Malfoy. "¿Qué clase de mago soy?" pensó mientras despertaba a la Dama Gorda diciéndole la contraseña. Subió al dormitorio, y cuidando de no despertar a nadie, se metió a la cama y se quedó dormido.
Al día siguiente, el chico despertó al escuchar a Ron hablándole alarmado mientras lo sacudía.
-¡Harry, Harry! ¿Qué te pasó? ¿Estas bien?-
-MMM... ¿Qué? ¿Qué sucede?- respondió Harry todavía adormecido.
-¿Por qué estas lleno de tierra? ¿a dónde fuiste?- le dijo Ron mientras veía sus ropas sucias.
Harry se recriminó por no haberse cambiado antes de dormir. Dudó un momento, pues no sabía si contarle a Ron el extraño episodio con Malfoy o no.
-Eh... yo... iba a ver a Hagrid- dijo, mientras se levantaba y se sacaba el pijama sucio- pero por accidente me caí en un charco antes de llegar. Así que regresé, pero estaba tan cansado que me dormí sin cambiarme-
"Bueno, esa es la excusa mas estúpida que he inventado" pensó, mientras Ron lo miraba escéptico. Pero al final solo le reclamó el no haberlo despertado para ir él también. Todo estaba bien.
Ambos se bañaron y cambiaron para ir al Gran Comedor. Harry no estaba seguro del por que no le había dicho nada a su amigo, pero decidió no hacerlo. El pelirrojo odiaba a Malfoy tal vez mas que él mismo, y seguro tomaría lo ocurrido para burlarse del rubio, y eso, en el estado mental de Draco, no sería nada conveniente.
Entraron al comedor, y Harry buscó con la vista a Draco. Estaba en el lugar de costumbre, con los ojos fijos en el Gryffindor. Había aprehensión en su mirada, como si preguntara "¿Has dicho algo?". Harry trató de verlo con todo el desprecio que pudo, pero los ojos de Malfoy parecían implorarle no hablar de lo ocurrido. Era tan raro verlo así...
Con un pequeño gesto de aceptación y una leve inclinación de cabeza, Harry le indicó que todo estaba bien. Draco respiró aliviado, y entonces los dos se vieron fijamente. Parecía que el chico rubio quería decir algo, y Harry, cosa extraña, en verdad quería saber que era. Los ojos esmeraldas se perdieron en las grises profundidades de los iris de Draco, y un vago pensamiento cruzó por su mente en esos momentos. El color de los ojos de Malfoy era muy inusual. Nunca había visto ojos de un tono tan plateado, casi metálico, como los de él. Eran hermosos. Si, eran hermosos...
Pero el hechizo se rompió unos instantes después. Malfoy recuperó su habitual altivez y desvió la mirada hacia Crabbe, para decirle quien sabe que cosa; el gordo muchacho rió estúpidamente.
Harry salió de su ensoñación cuando escuchó a Hermione llamarlo desde la mesa.
-¡Harry! ¿Qué esperas? Ven a desayunar-
El chico, aún un poco turbado, se dirigió hacia sus amigos. No comentó nada a nadie, ni ese día ni en los siguientes meses. Pasó el tiempo y las cosas siguieron como siempre; Malfoy molestándolos todo el tiempo, los Gryffindor (y sobre todo Ron) buscando ingeniosas formas de fastidiarlo, en fin.
Harry se sentía molesto por la actitud de Draco después de lo que ocurrió, y en el fondo, estaba dolido, como si el Slytherin hubiera sido alguien muy querido que le retirara la palabra de repente, sin ninguna explicación. Era algo como lo de Ron en cuarto curso, pero al mismo tiempo lo sentía diferente. Maldición, que no se aguantaba el mismo.
Cinco meses después, Harry empezó a sentir las miradas de Draco en clase de pociones.
