Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)

Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling,  yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)

Lanthir

Un Giro Insospechado

Capitulo 4: En la habitación del Enemigo

A Draco le dio un vuelco el corazón cuando Harry lo descubrió observándolo en la clase de Snape. Trató de disimular, pero sabía que Potter había notado (o por lo menos sospechado) el significado de su mirada. Ni él mismo entendía el porque de su reciente simpatía hacia Potter. Simplemente sabía que después de todo, las cosas habían cambiado, y entre mas se esforzaba por seguir molestándolo como siempre (el ya no dejar que otras personas manejaran su vida no quería decir que abandonara su hobby favorito), menos ganas tenía. Pasaron los meses y ahora, por lo general, eran Crabbe y Goyle los que empezaban, mientras Draco, con reticencia, los secundaba. Aunque para los Gryffindor daba igual. Malfoy siempre había sido el líder, y ahora seguro no diferenciaban quien empezaba y quien no.

Había empezado a seguir a Harry disimuladamente y a examinar cada uno de sus movimientos, viendo como se comportaba con sus amigos, como fijaba esos ojos verdes en la snitch cuando jugaba quidditch, como estudiaba en la biblioteca, como se comía su segunda ración de hojuelas de avena... maldición, que ni siquiera supo cuando el juego "Fastidiar a Potter" se convirtió en "Asechar a Potter".

El día que Harry lo descubrió observándolo, Draco lo empujó en la entrada de la clase de Pociones. Pero en realidad, ese contacto distaba mucho de ser una agresión. Desde hacía días, Harry no le había dirigido la palabra, ni siquiera lo había visto. Y el rubio se encontró extrañando esa voz, que a pesar de hablarle con odio, no perdía su musicalidad. Extrañaba esos ojos esmeraldas que echaban chispas cada vez que lo veían. Este gesto al principio le parecía divertido, le encantaba hacerlo rabiar, pero después le empezó a parecer sumamente sexy...

¡¡¡Un momento!!!

¿Desde cuando Harry Potter le parecía sexy a Draco Malfoy?

El Slytherin estaba en esos momentos en su cama, meditando sobre los pensamientos que le estaba provocando El Niño que Vivió. Se levantó y se sentó junto a la pequeña ventana de su habitación privada, mirando el cielo color tinta y el césped húmedo al ras de su ventana. Los dormitorios de Slytherin era semi-subterráneos, y solo unos pocos poseían ventanas a la altura del césped mismo, como el de Draco. El corazón le latía aceleradamente, y la sensación de un cubetazo de agua fría lo atenazó.

"¿Qué demonios pasa conmigo?" pensó, pasándose los dedos por el cabello. Un par de veces le habían atraído los chicos, en realidad no era nada raro, pero Potter???

Aunque haciendo análisis de conciencia, ese cuerpo esbelto y esos ojos verdes le habían hecho voltear mas de una vez, y no precisamente para insultar...¿Sería posible? Tenía que admitirlo. El Gryffindor le parecía atractivo. Maldición. Y lo peor, es que siendo aún mas sincero consigo mismo, tenía que admitir también que después de ese tiempo de haberlo observado no con odio, sino con la cabeza fría y ecuánime,  se dio cuenta de que no era tan malo... en realidad no tenía nada de malo. Era un buen chico en definitiva. Despreciable tipo atractivo y encantador, del que cualquiera se podría enamorar.... ¿Enamorar? ¡¡¡¡Doble maldición!!!!

Harry... Harry... Harry. Locas fantasías de pasar tiempo juntos, y hacerse amigos, y salir y amarse hasta el cansancio se dispararon en la rubia cabeza. Pensó en aquellas posibilidades con una sonrisa dibujada en sus finos labios, hasta que se obligó a volver a la realidad.

"¿Acaso estas demente?" se dijo a si mismo. La sonrisa se borró de su cara, mientras comprendía que había un pequeño detalle con el que no había contado: Potter lo odiaba.

La frustración fue latente. Nadie tenía la culpa de ese odio mas que él; había empezado a hostigar a Harry desde el principio, por razones equivocadas. Y ahora estaba pagando la consecuencias. Joder.

Se levantó y empezó a dar vueltas por la habitación, como un león enjaulado, furioso consigo mismo. De repente, escuchó unos golpecitos en su ventana. Volteó, pero no había nadie; solo el césped que brillaba con unas gotas de rocío. Se volvieron a escuchar los golpes, y Draco se acercó hasta prácticamente pegar la nariz al cristal, escudriñando el exterior. Un momento después, un par de ojos verdes aparecieron ante él, dándole un susto que lo hizo gritar.

Era Harry, de rodillas ante la ventana y con aire malicioso al ver la cara de Draco. Se terminó de sacar la capa invisible, ante la azorada mirada del Slytherin, y le dijo:

-¡Vaya! Ignoraba que te diera tanto miedo. De haberlo sabido, te hubiera matado de un susto hace tiempo-

Draco cerró la boca de inmediato, y respondió con su acostumbrada voz cargada de desprecio:

-Ni lo sueñes, Potter. ¿Qué diablos haces aquí?-

-Necesito hablar contigo, y como no conozco la contraseña de tu casa, vine por este lado. Abre la ventana y déjame pasar- El tono de Harry era tan imperativo y firme, que Draco giró la perilla y lo dejó entrar sin decir nada.

Harry se deslizó por la estrecha ventana y jaló la capa después. La dejó sobre el respaldo de un sillón, y observó a su alrededor. Era una habitación mas amplia y fina que la que compartía con sus compañeros en Gryffindor, y estaba llena de elegantes muebles de piel y madera. La decoración tenía los colores de Slytherin, verde y plateado. Hacía mucho frío, pues el fuego no estaba prendido en la chimenea, pero el chico rubio que lo miraba con una mezcla de asombro y desconfianza parecía no notarlo.

-¿Acaso no tienes frío, Malfoy?- preguntó Harry, tallándose los brazos.

-No- contestó con voz glacial. Estaba apoyado en uno de los pilares de la cama, con los brazos cruzados sobre el pecho. Hasta ese momento, Harry cayó en cuenta de que Draco estaba medio desnudo; solo llevaba los ligeros pantalones del pijama, que eran casi del mismo color que el pálido torso desnudo, lleno de esos esbeltos músculos que a los escultores les gusta representar. Traía el rubio cabello suelto, cayéndole descuidadamente sobre los hombros, y sus delicados pies parecían helados, tal vez a causa de estar descalzo y parado sobre el frío piso. Sin embargo, parecía no darse cuenta. Un mechón rebelde le resbalaba por los ojos, y lo apartó con un gesto distraído. Tenía los ojos clavados en el Gryffindor, y Harry no pudo evitar sentir esa sensación extraña que sintiera hace meses en el Gran Comedor, cuando se perdió en la mirada plateada del rubio. De repente, se percató de que los rasgos del fino rostro frente a él habían pasado de la desconfianza del principio a una rara media sonrisa que no era la acostumbrada del Slytherin.

Harry se dio cuenta entonces de que se había quedado literalmente embobado viendo de arriba abajo a Draco, y que este se había dado cuenta perfectamente. Sintiendo la sangre subiendo a sus mejillas, retiró la vista rápidamente.

Draco, por su parte, se sintió bastante asombrado y al mismo tiempo emocionado al ver la forma en que Harry lo observó. Así que después de todo, no le era indiferente al muchacho de suéter rojo y pijama a rayas frente a él. No pudo evitar sonreír ante la timidez de Potter; se veía encantador todo sonrojado, aparentemente muy interesado en el diseño del tapiz de la pared, jugueteando con los dedos en una obvia actitud de nerviosismo.

Después de la casi desesperación que se había apoderado de Draco un rato antes, ahora se sentía de nuevo en control de la situación. Muy bien. Decidió tantear el terreno y jugar con el otro chico un poco... solo un poco. En realidad, ya no tenía tantas ganas de molestarlo como antes. Recordaba que Harry le salvó la vida. Se dejó caer en la cama, conciente de la sensualidad de sus movimientos, y dirigió una mirada inocente al chico moreno.

-¿Y bien?- preguntó, apoyado en unos almohadones de seda verde.

-¿Bien que?- contesto Harry estúpidamente, al parecer muy concentrado en una pequeña mancha en el piso. Todo el valor que había sentido al dirigirse allí se había esfumado. Se supone que iba a hablar con Draco, a preguntarle que se traía con él y a decirle que lo dejara en paz de una vez. A hablar sobre lo que pasó la noche del incidente, tal vez... eso era algo que no se podía sacar de la cabeza.

Ahora se preguntaba que demonios hacía en ese lugar, sintiéndose mas raro y confundido que nunca, aunque no sabía exactamente por que.

La voz de Draco lo sacó de sus pensamientos, cuando le dijo en un tono suave y acariciante:

-Dijiste que venías a hablar, Potter. Habla entonces o haz algo, pero no te quedes ahí parado solamente-

Harry vio al otro muchacho levantar una ceja sugerentemente, sus finos labios curvándose en una sonrisa que parecía una invitación.

¿Qué demonios se proponía? ¿No estaba conciente de lo que hacía, o jugaba deliberadamente con él? Parecía que quisiera seducirlo. Al menos ese tono se usaba en la TV para eso, por que a él nadie lo había querido seducir antes. Bueno, una vez descubrió a Colin Creevey mirándolo fijamente mientras se duchaba después de un entrenamiento de quidditch, y el pequeño muchacho lo había visto con una mirada que parecía decir "no que comido en una semana", pero definitivamente esto era mas confuso y sutil. La situación se estaba poniendo incomoda... principalmente por que se supone que tendría que sentirse ofendido por las insinuaciones de Malfoy. Y no se sentía ofendido. En lo absoluto. Podía sentir la camisa pegándose incómodamente a su cuerpo por un repentino sudor, a pesar de que hacía frío, y un estremecimiento lo recorrió cuando Malfoy se levantó de la cama y se dirigió hacia él.

Harry se quedó perplejo cuando lo tomó por el hombro y lo llevó hacia un sillón frente a la chimenea. Alcanzó su varita, y murmurando "incendio" prendió el fuego. Después, se sentó en el brazo del sillón, apoyando el codo en el respaldo del asiento. Draco tenía la misma expresión soñadora que le había visto en clase de Pociones, viendo las llamas danzando en el hogar. Harry veía la piel impoluta de su pecho a unos centímetros de su cara, con un reflejo dorado a causa del fuego frente a ellos. Los pequeños pezones rosados sobresalían en la lampiña piel, y Harry noto una creciente excitación dentro de él. "Esto no me esta afectando, no siento nada" se decía a si mismo, aunque el ritmo acelerado de su corazón decía lo contrario. "¡¿Qué pasa conmigo?!" se recriminó, cerrando los ojos fuertemente.

-No te he agradecido por salvarme aquella noche- dijo Draco de repente, con la voz mas sincera que hasta ese momento le había escuchado Harry. El Gryffindor se quedó congelado, sin saber que decir. Levantó los ojos hacia ese rostro afilado que seguía observando las llamas. -Lamento no habértelo dicho antes. Gracias.- susurro el rubio, sin apartar la vista del fuego.

-No... no hay de que- dijo Harry, sintiéndose algo cohibido. Toda la escena parecía salida de un universo alternativo que no tenía nada que ver con la realidad. Sin embargo, aprovechando que el Slytherin parecía dispuesto a hablar en ese momento, le preguntó lo que le había estado dando vueltas en la cabeza esos meses:- Malfoy... ¿Por qué... querías hacerlo?-

El rostro de Draco se endureció.

-Eso es algo que no te incumbe- dijo tranquilamente, aunque con un dejo de rigidez en la voz.

-No te molestes, es solo que... pues nunca me imagine que pudieras hacer algo así, y en verdad, si necesitas ayuda...-

-Potter- dijo Draco clavando una mirada dura en Harry- me basto y me sobro para arreglar mis propios asuntos. No me conoces en lo absoluto, y el que te haya permitido entrar aquí sin lanzarte un cruciatus es solo por que te debía las gracias, y no me gusta deberle nada a nadie. Ahora, si no tienes nada mas que decir, creo que deberías regresar a tu habitación-

Draco no supo por que reaccionó de esa forma. Solo sintió aquel arraigado orgullo Malfoy ofuscado por la preocupación de Potter. Se sintió humillado, y aunque una parte de él sintió deseos de abandonarse por una vez y aceptar los ofrecimientos del Gryffindor, otra parte se negó a dejar que lo vieran en ese estado de debilidad. La satisfacción de saber que le era atractivo a Harry se vio opacada de repente por la irritación hacia el chico moreno. Era ilógico, pero no pudo evitarlo.

Harry se molestó. Creía que por una vez podía ser razonable con su eterno enemigo, pero por lo visto seguía siendo el mismo imbécil de siempre. Al diablo Malfoy y sus problemas y su estúpido orgullo y su maravilloso cuerpo. "Me lo tengo bien ganado por tomarme la molestia" se dijo a si mismo.

-Bien Malfoy- dijo Harry enojado, poniéndose de pie y buscando su capa- entonces solo me resta decirte que dejes de fastidiarme en Pociones con esa estúpida mirada de borrego enamorado, no se que tramas, pero no quiero que lo sigas haciendo-

Draco sintió que su sangre hervía ante esas palabras. Humillación. Se levantó de un salto y gritó:

-¡Imbecil! ¡Lárgate de aquí y vuelve con la gentuza a la que perteneces!-

-¡Y tú quédate en tu nido, asquerosa serpiente!-  

-¡Muérete Potter!-

-¡Púdrete Malfoy!-

Harry salió por la ventana hecho una furia, un momento antes de que los cristales estallaran en mil pedazos detrás de él. Un afilado pedazo de vidrio se le encajó en la pierna, haciéndolo gritar. El dolor fue como un relámpago enceguecedor, y tuvo que sentarse, pues las rodillas se le doblaron involuntariamente. Se revisó la herida, y vio que era sumamente profunda, prácticamente podría haber metido los dedos a través del corte, y de el manaba la sangre a borbotones. "Seguramente me ha cortado una arteria" pensó, apretando los dientes para retirar el fragmento de vidrio y apareciendo una gasa para presionarla sobre la herida. Se levantó y trató de caminar, pero no podía; solo consiguió que la sangre saliera aún mas furiosamente. Sintió las lagrimas correr por su cara aún sin quererlo, y el dolor aumentando cada vez más. Se quedó parado, apoyado en un solo pie y pensando en como llegaría a la enfermería, cuando vio a Draco salir por la ventana y correr hacia él.

-¡Harry, Harry! Lo siento, lo siento- le dijo con la cara aún mas pálida de lo normal y los ojos desorbitados, mientras veía la sangre que empezaba a encharcarse en el pasto- No creí que te fuera a alcanzar, lo lamento tanto...-

Harry se dejo caer al suelo de nuevo. Se sentía mal. No sabía si era por el horrible mareo que empezaba a azotarlo o por que era cierto, pero Malfoy parecía auténticamente preocupado por él.

-Estúpido hijo de...- empezó a decir Harry, pero una niebla negra lo empezó a cubrir. Lo último que vio fueron esos ojos grises mirándolo con una mezcla de pánico y preocupación, y sintió el roce de un sedoso cabello en el rostro cuando unos brazos lo levantaron en el aire.

¡Hola a todas! :) Espero que les haya gustado este capitulo, je, je, que mala soy!! Pero bueno... por algo pasan las cosas, no lo olviden. Mil gracias por los reviews, eso me alienta a escribir mas, ¡Gracias! :D No olviden dejar sus mensajes, y si lo desean, pueden escribirme a lanthir_l@hotmail.com

Ah! Y aunque no viene al caso, si les gusta LOTR, también tengo un fanfic slash de L/A aquí en ff.net. Se llama "El hombre y el Elfo", esta en la correspondiente sección de LOTR en clasificación R. Si les interesa,  pueden ir a leerlo y dejar reviews (je, je, propaganda :)

Nos vemos!!!

Lanthir