Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)

Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling,  yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)

Lanthir

Nota: Este capítulo contiene escenas de sexo homosexual explícito, favor de leerlo con discreción y open-mind.

Un Giro Insospechado

Capitulo 10: Reencuentro.

Hermione se encontraba en el Gran Comedor, desayunando. Estaba molesta con Ron por que se puso muy pesado cuando se negó a decirle donde había estado Harry la noche anterior, así que había bajado sola. Los chicos la encontraron leyendo El Profeta, mientras se acababa su plato de avena. Ron se disculpó con ella, y Harry le dijo que ya le había contado lo que pasaba con Malfoy.

-De haber sabido... ¡Hay Harry! ¡Quien te entiende!- dijo la chica algo enojada.

Pero finalmente quedaron bien. Ron se apresuró a desayunar y fueron a clase de Herbología. Mientras Hermione estaba ocupada ayudando a Neville con su arbusto tembloroso, Harry y Ron pensaron que les sería muy difícil conseguir la autorización para sacar el Moste Potente Potions de la biblioteca, así que quedaron de acuerdo en ir esa misma noche a la sección prohibida para llevárselo. Se ocultarían con la capa invisible y saldrían en la madrugada de la sala común. Tendrían que apresurarse a buscar una solución antes de que alguien se diera cuenta de la falta del libro o que sospecharan sobre la renuencia de Ron a hacer magia.

El día pasó sin mayores contratiempos, salvo el hecho de que Harry no podía dejar de pensar en Draco. Durante el desayuno de sus amigos, lo había estado buscando con la mirada por todo el comedor, pero no lo vio. Ese día no compartían ninguna clase, y ni siquiera en los pasillos se lo había topado. Por encima del remolino de pensamientos que había en la cabeza del Gryffindor, allí estaba Malfoy. Harry se sentía como si hubiera bebido demasiado; tenía el corazón henchido de alegría, y estaba lleno de una extraña euforia que lo hacía ir casi saltando por los pasillos. Obviamente, trataba de disimularlo ante sus amigos. Aún no se sentía listo para decirles nada, es mas, ni siquiera sabía como hacerlo; y en realidad, pensando con la cabeza fría, no quería adelantarse. ¿Y si dentro de unos días terminaba todo? Pero no... no quería que acabara. Podía ser extraño e improbable, pero deseaba que las cosas siguieran su curso.

En la aburrida clase de Historia de la Magia, Harry empezó a divagar mientras el profesor parloteaba sobre el acta de regulación de la magia para los magos bajo un hechizo desmemorizante. El Gryffindor empezó a recordar la noche con Draco. Esos suaves labios que lo besaron tan apasionadamente, repartiendo húmedas caricias en su parte más intima, llevándolo al paroxismo del placer... se imagino desnudando la pálida piel del Slytherin, tan suave, mas suave que la de las chicas con las que alguna vez había compartido su lecho. Fantaseó sobre lo que podría hacerle al rubio, sobre cómo lo llevaría a gritar su nombre una y otra vez...

Antes de que se diera cuenta, Harry tenía una erección. Se sintió muy apenado e incómodo, sentado en medio de Ron y Hermione, que afortunadamente estaban tan adormilados que no se habían dado cuenta de nada. Harry trató de no pensar en nada que lo estimulara más, pero nada parecía funcionar. Maldición. Se sintió irritado consigo mismo; hacía varios años que había aprendido a dominarse ante ese tipo de cosas, y ahora parecía que volvía a tener catorce años de nuevo. Se abotonó la túnica disimuladamente, y pidiendo permiso al profesor, salió rumbo a los sanitarios. "Bendita sea la ropa holgada" pensó mientras se aseguraba de que no hubiera nadie en el baño y se metía a un cubículo. Respirando profundamente, se quitó la túnica, quedando solo con el uniforme habitual de suéter, camisa y pantalón;  trató de relajarse para que se le pasara el inoportuno episodio, pero allí seguía y parecía no querer ceder. Pensó en masturbarse, pero luego se arrepintió (no fuera a andar Myrtle la Llorona por ahí). Apoyó la cabeza contra los fríos azulejos de la pared y cerró los ojos. Draco...

De repente, escuchó el ruido del grifo y agua corriendo. Como no oyó a nadie entrar, pensó que Myrtle tenía uno de sus berrinches y estaba inundando el baño. O tal vez Peeves se coló sin que lo escuchara. Fuera quien fuera, salió dispuesto a echar a patadas al entrometido.

-¡Largo de aquí!- gritó Harry, azotando la puerta del cubículo al abrirla, pero se quedó mudo al ver que el intruso no era otro que Draco. El rubio lo vio con igual expresión de desconcierto, apartando de sus ojos unos mechones de húmedo cabello.

-¿Qué haces aquí?- preguntaron los dos al mismo tiempo.

El Slytherin se rió y dijo:

-Me estaba durmiendo en transformaciones, así que vine a mojarme la cara para mantenerme despierto. Idea de la profesora McGonagall, después de 10 puntos menos para Slytherin- dijo Draco con fastidio- ¿Y tu?- le preguntó a Harry, sonriéndole repentinamente con una mezcla de arrogancia y sensualidad.

-Yo... yo también vine por un poco de agua- dijo el Gryffindor de forma no muy convincente. Esas gotas cristalinas que resbalaban por el cuello del rubio lo estaban distrayendo.

Draco lo miró de forma inescrutable, como valorando la situación. Finalmente, volteó hacia la puerta y apuntando con su varita, murmuro unas palabras, tras lo cual se escuchó el chasquido del pasador. Después se acercó a Harry con movimientos casi felinos, y quitándole los lentes, le pasó los brazos por el cuello. Pegó la frente a la del Gryffindor y viéndolo a los ojos, le sonrió de forma tan infantil que el otro soltó una risita; nunca se hubiera esperado un gesto tan encantador de su parte.

-¿Qué te parece si en lugar de volver a clase nos quedamos un rato aquí?- preguntó Draco, arrugando la frente y con una expresión de fingida inocencia. Posó un suave beso en la nariz de su compañero. Harry se sentía algo cohibido, aún no se acostumbraba a ese tipo de actitud de su ex-enemigo; pero allí, entre aquellos cálidos brazos, después de todo se sentía muy a gusto.

-Me parece buena idea- dijo el chico moreno, rindiéndose a los encantos de Draco. Lo besó con ternura, mientras peinaba su húmedo cabello con los dedos. La loción de Malfoy era exquisita, y parecía transportarlo a algún lugar fresco y agradable.  Las manos del rubio lo estrecharon suavemente, bajando y subiendo por su espalda, y los finos dedos se abrieron paso por entre el cabello azabache, masajeando la tersa piel detrás de la oreja. La lengua del rubio recorrió los finos labios de Harry, para después introducirse en su boca, profundizando el sensual beso. Apretó su cuerpo un poco más contra el de Potter, empezando a mover la pelvis suavemente a medida que los besos subían de intensidad. Harry gimió involuntariamente; su no olvidada excitación pareció llegar al límite al encontrarse con su causante. Empezó a acariciar apasionadamente al rubio, trastabillando hasta que chocaron contra uno de los lavabos.

-Te excitas muy rápido, ¿no es así, Potter?- dijo Draco, medio hablando, medio jadeando, mientras Harry desabotonaba su túnica con dedos rápidos.

-Yo... no puedo evitarlo, no se que me pasa contigo... ah...- susurró Harry, que por fin alcanzó esa blanca piel que había imaginado minutos antes. Malfoy sonrió, muy satisfecho. Era obvio que Harry lo encontraba sumamente atractivo, y eso lo hacía sentirse en control de la situación. Un jueguito extraño ese, admitió; se abandonó a los deseos del otro chico, sabiendo que tenía el control de todo lo que pasaba. Muy astuto de su parte...

Harry se sorprendió a si mismo de la forma en que estaba actuando; desnudó al rubio en un abrir y cerrar de ojos, y lo tumbó sobre el suelo de mármol. No sabía que demonios hacía, pero por los gemidos acalorados de Draco, lo estaba haciendo bastante bien. Besó al otro chico con una lujuria que nunca pensó poseer, bajando por la blanquísima garganta hasta los pequeños pezones. Los acarició con la lengua, mientras sus manos revoloteaban por el esbelto y marcado cuerpo. Draco estaba empezando a perder la noción de la realidad; un instante sintió a Harry besando su cuello, al mismo tiempo que su excitado miembro recibía unas hábiles caricias que lo hicieron arquear la espalda y gemir deliciosamente. Parecía que Harry estaba en todos lados al mismo tiempo, haciéndolo sentir cálidas sensaciones que hacían que su corazón corriera a mil kilómetros por hora. El Gryffindor se detuvo solo el tiempo necesario para quitarse la ropa y tenderse sobre Draco, sintiendo su calidez embriagadora.

-Tenía muchas ganas de verte- murmuró Harry, plantando pequeños besos en el cuello y la oreja del otro –Tenía ganas de tocarte, y besarte, y... y... –

-¿Y que más?- dijo Malfoy, llevándose la mano de Harry a la boca y lamiendo delicadamente la punta de sus dedos, con esa mirada invitante que el Gryffindor conocía ya.

De repente, con un ágil movimiento, rodó hacia un lado y se colocó detrás de Harry, obligando al chico moreno a levantar las caderas para que quedara a gatas. El Slytherin movió la pelvis contra el trasero del otro, y deslizando su ardiente cuerpo por la espalda de su amante, le susurró al oído:

-Quiero que seas mío, totalmente mío...-

Harry se sobresaltó, sintiéndose confundido; por una parte, estaba el nerviosismo que lo embargaba ante una propuesta como esa. Nunca había hecho algo como lo que le pedía Draco. Pero por otra parte, la más pura sensación de excitación lo embargaba en esos momentos; el Slytherin se movía sensualmente, frotándose contra él, cubriendo su nuca y su espalda de húmedos besos mientras le murmuraba con voz ronca que lo deseaba mas que nada en el mundo.

-Vamos, dilo...- dijo el rubio, pasando sus finos dedos por la oreja de Harry y bajando hasta su pecho, masajeando la suave piel.

-Yo... te deseo, Draco...- contestó Harry finalmente. En verdad lo deseaba; nunca le había pasado nada igual en toda su vida.

Malfoy gimió satisfecho, y alcanzando su varita, conjuró un frasquito con una suave sustancia que aplicó en la pequeña entrada de su compañero. Harry se estremeció al sentir esos delicados dedos estimulándolo lentamente, mientras el sedoso cabello rubio le hacía cosquillas en la espalda. Sentía como si alguien hubiera encendido un horno en su interior, y se encontró apresurando al Slytherin, tal era su enorme anhelo. Draco ansiaba poseer a Potter en ese mismo instante, pero trató de calmarse y hacer las cosas bien; no quería dañar al otro chico, y  deseaba que gozara como jamás lo había hecho. Cuando sintió que Harry estaba listo y tan ansioso como él, lo penetró muy lentamente, casi desfalleciendo de placer ante tal calidez y estrechez; recuperando el aliento, empezó a moverse gentilmente al principio, acariciando la dureza de Harry con una mano y pasando las uñas por su espalda con la otra. Escuchar los gemidos del Gryffindor lo estimulaba aún más, ver su espalda arquearse de placer era lo más sensual que había visto.

-Oh, Harry... Harry...- dijo con la respiración entrecortada.

El chico moreno nunca pensó sentir tales sensaciones, ni siquiera sabía que era tan perceptivo al placer de esos momentos. Sentir a Draco entrando en él fue como si alguien le hubiera arrebatado la capacidad de razonar, dejándole solo el poder de sentir con cada fibra de su ser. El movimiento del Slytherin era delicioso, entrando y saliendo de él, cuidadoso al principio y apasionado después. Draco clavó las uñas en la cadera de Harry, sin dejar de frotar el pene del otro conforme la danza subía de tono. Sus gemidos se entremezclaron, y Harry escuchó su nombre saliendo de los labios de Draco, tal como lo había imaginado antes. Casi arañando el piso por las poderosas sensaciones que lo llenaban, llegó al mejor orgasmo que hubiera tenido en toda su vida, derramándose en la mano de Malfoy. Unos instantes después, sintió al rubio tensarse y explotar dentro de él. El ardiente cuerpo de Draco se derrumbó sobre su espalda, jadeando cerca de su oído y besando su hombro.

-Te amo- dijo el Slytherin entrecortadamente. Tomó conciencia de lo que acababa de decir unos instantes después, y un sudor frío lo recorrió. Era verdad, y ni siquiera se había dado cuenta hasta ese momento. Pero, ¿y si Harry no le correspondía?

Pero sus temores quedaron acallados cuando el otro chico se acomodó, recostándose a su lado. Le quitó el cabello de la cara, y con la expresión más tierna le dijo:

-Yo también te amo. No se como pude pasar todo este tiempo sin ti.-

Draco volvió a respirar. Acunó al moreno entre sus brazos, y preguntó, más para si mismo que para el otro:

-¿Y ahora que vamos a hacer...?-

Después de que se vistieron y prometieron verse al día siguiente en la Torre de Astronomía, Draco besó a Harry y salió primero de los sanitarios. El Gryffindor esperó unos minutos y salió también. Se dirigió hacia el aula del profesor Binns, pero ya se había acabado la clase y todos iban a sus siguientes materias. Ron y Hermione salieron al último, cargando con las cosas de Harry.

-¿Dónde demonios te metiste?- le preguntó Hermione, pasándole sus pergaminos -¡El profesor nos acaba de bajar diez puntos por que no regresaste!-

-Yo... he... me dolía el estomago y fui a la enfermería- dijo Harry, ante los rostros enfadados de sus amigos.

-Pues entonces vamos a decirle a Pomfrey que te de un justificante y muéstraselo al maestro para que nos regrese los puntos- dijo la chica, jalando a Harry de un brazo y llevándolo hacia las escaleras.

-Oh, vamos Hermione, déjalo en paz- intervino Ron, desembarazándolo de la presión de la muchacha. –Diez puntos los podemos ganar fácilmente en otra clase, además, nos toca Adivinación con Trelawney y si vamos a la enfermería no llegaremos a tiempo. Mejor ya vete con tu adorada profesora Vector, no se como te gusta la Aritmancia...-

-Pero... pero... ¡uf!- bufó Hermione, poniendo los ojos en blanco y saliendo a grandes zancadas, murmurando algo sobre si ella se ganaba los puntos para que otros los perdieran como si nada.

-Gracias Ron- Ambos chicos se apresuraron para ir al aula de Adivinación. –Hermione exagera cada vez que nos bajan puntos-

-Bueno, supongo que es parte de su encanto- dijo Ron, sonrojándose un poco- ¿Te sientes mejor?-

-¿De que?- pregunto Harry, desorientado.

-¡Pues del estomago! ¿No dijiste que te dolía?-

-¡Ah! Esto... si, gracias, ya me siento mejor- respondió Harry. "¡Baboso!" se dijo a si mismo.

-Pues no se nota- dijo Ron, recorriendo con la mirada la túnica arrugada y el cabello mas despeinado de lo habitual de su amigo- Por tu aspecto, parece que te colgaste de las paredes del baño, ja, ja, ja-

-Oh, cállate-

-Esta bien, esta bien, me callo. Que bueno que esta es la última clase, tengo sueño y quisiera dormir un rato antes de ir a la biblioteca esta noche.-

Hermione seguía molesta por los puntos perdidos mientras se dirigía al aula de Aritmancia, que estaba en el mismo nivel que el calabozo de Pociones. Como no había ventanas, las antorchas de los pasillos siempre estaban encendidas, pero por alguna razón en esa ocasión estaban apagadas. Iba tan ensimismada que no se dio cuenta hasta que se encontró en un vacío corredor a oscuras.

"Ese estúpido de Peeves..." pensó, mientras tanteaba en la pared, buscando la antorcha para encenderla. No veía nada, así que sacó su varita para darse un poco de luz.

-Lumos- dijo, y casi le de un infarto cuando el rayo de luz iluminó el rostro pálido de Malfoy, apuntándole con la varita justo frente a ella.

-Inmobilus- susurró el rubio, y Hermione se quedó congelada, con una expresión de asombro. No podía moverse para nada, y solo sus ojos parecían obedecerle. Draco hizo que su varita emitiera un leve rayo de luz, y se asomó a ambos lados del pasillo. No había nadie a la vista. Volvió sus acerados ojos hacia la chica, y tomándola por el cuello de la túnica, la azotó contra la pared. Una mueca de desprecio cruzó sus finos rasgos, como si el solo tocarla le provocara desagrado.

-Escúchame bien, sangre sucia- le dijo, con la voz fría y baja –Se que estas enterada de lo que pasa entre Harry y yo. No me importa como lo supiste, pero no quiero que te metas entre nosotros. Tú y Weasley serán cosa del pasado para él dentro de muy poco tiempo, de eso me encargo yo. Si dices una palabra sobre esto, a quien sea, ese espantoso gato tuyo aparecerá destripado en menos de lo que lo piensas. Y si eso no es suficientemente atemorizante, siempre esta la opción de tus asquerosos padres muggles- Draco sonrió ante las lagrimas que empezaban a correr por las mejillas de Hermione. –Si alguien empieza a murmurar sobre Harry y yo, sabré que fuiste tu, y entonces tendrás que atenerte a las consecuencias. Y quiero que te alejes de él, ¿esta claro? Ya no necesitará juntarse con gentuza como tú una vez que se de cuenta de su error.-

La chica lo miraba con los ojos desorbitados. Vio a Malfoy apagando la luz de su varita, y quedó sumida en la oscuridad de nuevo. Unos instantes después, le llegó el apagado rumor de la voz del Slytherin desde el fondo del pasillo, y por fin quedó libre del hechizo. Respirando agitadamente y trastabillando, Hermione echó a correr hacia la sala común de Gryffindor.

¡Hola a tod@s! :D ¿Qué tal? Espero que este capitulo les haya gustado. Como ven, una cosa es que Draco sea bueno con Harry, y otra muy diferente es que cambie su manera de ser con el resto del mundo. En lo personal, nunca he creído en un Draco totalmente bueno, je, je (ese es el encanto del personaje, que es MALO). Además, las personas básicamente nunca cambian. Draco ama a Harry, pero para que ame a Ron y Hermione... mmm... esta difícil :P

Mil gracias por sus críticas, y ya saben que si les gusta lo que leen, déjenme un review o mándenme un mail a lanthir_l@hotmail.com  Nos vemos!!! :D

Lanthir

PD. Gabriela: Veo que tienes buen gusto musical, también te gustan The Cranberries! :D Dolores O´Riordan es genial :) Janis Joplin, la cantante que te mencioné, es algo así como la precursora de todas las mujeres rockeras de la actualidad. Fue una cantante de los 60´s en verdad extraordinaria (nunca he escuchado a alguien que cante con tanto sentimiento como ella), que desgraciadamente murió de una sobredosis hace muchos años. A mi me encanta toda la música de esa época, debí haber nacido en los 60´s por que tengo alma de hippie, je, je.  

PD2. ¿Alguien de casualidad conoce un Club de HP en el D.F. o el Estado de México? Tengo muchas ganas de conocer en persona a mas gente que le guste HP, pero no tengo ni idea de donde haya un club aquí en la capital. Si alguien sabe, ¿me puede avisar? :) ¡Gracias!

PD3. No me van a creer, pero hoy fui a comer con unas amigas al Sanborns frente al Palacio de Bellas Artes, y entró un chico que era idéntico a Daniel Radcliffe!!!! :D Con todo el look de HP, el cabello oscuro y despeinado, los ojos claros y hasta los lentes redondos. No pude dejar de mirarlo hasta que se fue, ¡Hay! ¡Que guapo! :D Je, je. Le hubiera sacado una foto, por que en serio que se parecía muchísimo...