Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta arriba y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)

Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling,  yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)

Lanthir

Un Giro Insospechado

Capitulo 11: Con tintes de Pesadilla.

Harry y Ron fueron al Gran Comedor en cuanto acabó la clase de Trelawney. Querían cenar temprano y descansar un poco antes de ir a la biblioteca por el Moste Potente Potions. No vieron a Hermione, y se extrañaron de que tampoco estaba en la sala común después, pero con la anticipación de transgredir las reglas por centésima ocasión, no le dieron mucha importancia. Se fueron a dormir a las ocho, poniendo un hechizo despertador. A la una de la mañana, la ligera vibración de sus varitas los hizo abrir los ojos. Bajaron en silencio hasta la sala común; ya no había nadie. Se pusieron la capa invisible, y con ayuda del mapa del merodeador (oportunamente recuperado del despacho de Moody/Crouch a principios de quinto) llegaron a la biblioteca sin problemas. Sacaron el libro, y esquivando a la Señora Norris (que seguía extrañamente acelerada) regresaron a la torre de Gryffindor. Subieron al dormitorio, y se metieron a la cama de Harry, bajando el dosel para quedar ocultos. Pusieron un hechizo silenciador, y bajo la tenue luz de la varita, se dispusieron a revisar el libro.

-¿Cuál fue la poción que usaste?- preguntó Harry.

-Esta- dijo Ron, sacando la arrugada hoja de su bolsillo –Es la página 512, hay que buscar en las siguientes, tal vez diga algo.-

Buscaron un buen rato, y entre todas las pociones, encontraron una de "Flores Imperecederas", con la cual se regaban las plantas para que no se marchitaran nunca. Sin decir una palabra, Ron se apresuró a apuntar la receta.

-¿Cuándo se lo vas a decir?- preguntó Harry, sonriendo.

-¿Decir que a quien?- dijo Ron, mientras seguía escribiendo.

-Hermione, ¿cuándo le vas a decir que la amas?-

A Ron se le resbaló la pluma de la mano, pero rápidamente la tomo de nuevo.

-Yo... he...- dijo, tartamudeando. Fingió que buscaba algo en el libro, aunque era evidente que lo que quería era ocultar su sonrosado rostro de la mirada escrutadora de Harry. El muchacho moreno le quitó el libro de la cara, y mirándolo a los ojos le dijo:

-Ron, ¿te das cuenta de que solo nos quedan unos meses en esta escuela? Estamos en el último curso, después de esto las cosas cambiarán, tal vez ya no nos veremos tan seguido como ahora. ¿Vas a dejar pasar el tiempo sin hablar con Herm?- Harry le dio unas palmadas en el hombro a su amigo, quien parecía sopesar el significado de estas palabras. –Vamos Ron, sabes que la quieres. Habla con ella.-

El chico se quedó callado un largo momento, pensativo. Sabía que Harry tenía razón; le aterraba la idea de que Hermione lo rechazara (después de todo, ¿quien era Ron contra Víctor Krum, el ex novio de la chica? O eso pensaba él), pero tampoco quería pasarse la vida sabiendo que no lo había intentado, en realidad la quería.

-¿Sabes Harry? Tienes razón- dijo finalmente el pelirrojo. –Tengo que admitir que... pues que yo... he... estoy enamorado de Hermione- A pesar de la poca luz, Harry vio divertido la cara colorada de su amigo.

-No puedo creer que lo dijiste- Harry puso una exagerada expresión de asombro, burlándose.

-Oh, ya cállate-

-Ja, ja, ja, estoy orgulloso de ti- dijo el moreno, revolviendo el cabello de su amigo.

Siguieron buscando unos minutos mas, en silencio.

-Harry- dijo Ron de pronto.

-¿Uh?-

-¿Y tu? Desde que terminaste con Parvati, no te he vuelto a ver con alguien, es mas, no me has mencionado a nadie últimamente. ¿Tienes en mente a alguna chica?-

Harry se sintió aliviado de que hubiera tan poca luz. Toda la sangre de su cara pareció desaparecer.

-No... no hay nadie- contestó. Afortunadamente sabía como ocultar sus emociones... algunas veces.

-MMM... Tu vida sexual es un asco, ¡ya llevas casi un año sin sexo, amigo!- Ron soltó esto como si nada, riéndose.

Harry se atragantó con su propia saliva y tosió ruidosamente. Su amigo lo miró extrañado, dándole golpecitos en la espalda para que se le pasara el ataque.

-Uf... gra-gracias Ron- jadeó Harry, sintiéndose un completo idiota. Afortunadamente, el pelirrojo no insistió en el tema. Siguieron buscando en el libro, pero no encontraron nada.

-¡Me rindo!- dijo Ron, dejándose caer en la cama. –Estoy perdido... más que perdido, ¡muerto!-

-No te preocupes, ya encontraremos la forma- dijo Harry, aunque estaba muy preocupado por su compañero. –Tal vez debamos buscar en otro libro, alguno de antídotos o algo así-

-Si, bueno... creo que debemos regresar el libro de una vez, lo último que quiero son mas problemas- Ron se levantó y Harry lo siguió. Eran casi las seis de la mañana cuando por fin regresaron al dormitorio. Solo descansaron un par de horas mas antes de empezar el nuevo día.

A la mañana siguiente, Harry y Ron bajaron a desayunar con sendas ojeras bajo los ojos. Hermione no estaba, y ahora si se empezaron a preocupar.

-¿Y Hermione?- le preguntó Ron a Ginny.

-No ha salido de su dormitorio- respondió la chica –Lavender dice que desde ayer cerró las cortinas de su cama y se niega a hablar con alguien-

-¡¿Qué?!- gritó Ron, sobresaltado –Tengo que verla...- dijo, levantándose de un salto y apresurándose hacia la puerta.

-¡Espera Ron! Voy contigo- dijo Harry.

Perdieron la primera clase de Defensa contra las Artes Oscuras, y no sirvió de nada. La prefecta no los dejó pasar al dormitorio de Hermione, y los hizo regresar a las aulas, diciéndoles que mandaría a buscar a la señora Pomfrey para que atendiera a la chica. Además, Hermione había puesto un fuerte hechizo alrededor de su cama y no podían quitarlo aunque trataron. Solo un maestro podría deshacerlo.

Harry y Ron se fueron bastante preocupados; su amiga nunca había actuado así antes. Pasaron el resto del día tratando de ponerle atención a las clases sin éxito alguno. Por la tarde, al terminar la clase doble de pociones, los chicos salieron corriendo hacia la torre de su casa. Harry no le hizo mucho caso a Draco en todo el día, ni siquiera en pociones. Y lo que es más, se había olvidado de la cita que tenían esa noche en la torre de Astronomía.

Obviamente, Malfoy se sintió dolido por el repentino desinterés de Harry. No esperaba que lo besara a mitad del Gran Comedor, claro, pero el que lo ignorara totalmente lo hizo sentirse confundido. ¿Y si solo lo había usado para un rato? ¿Y si lo que le dijo la tarde pasada fue solo para salir del paso? ¿o si se había dado cuenta de que no lo quería y se estaba echando para atrás? No... no era posible. Se había escuchado tan sincero... Decidió esperar hasta esa noche, iría a la torre y hablaría con Harry. Tal vez solo se le había pasado la mano al disimular su relación. Si, tenía que ser eso.

Harry y Ron entraron a la sala común corriendo. Nancy, la prefecta, les dijo que Hermione salió de su aislamiento solo un momento, para decirles que no llamaran a nadie, ya que se encontraba bien. "Solo estoy un poco estresada" dijo "Necesito estar sola un rato".

-Pero creo- dijo Nancy en voz baja –que no me decía toda la verdad. Se notaba que había estado llorando, y en cuanto habló conmigo volvió a encerrarse. Por consideración a lo que me pidió, no le avisé a McGonagall, pero si sigue así para mañana tendré que decirselo. Siento no haberlos dejado pasar en la mañana chicos, pero las reglas son muy claras respecto a los hombres en los dormitorios de las mujeres- A Ron le recordó a Percy en esos momentos- Me parece que Hermione necesita hablar con un amigo, así que voy a hacer una excepción y permitiré que uno de ustedes vaya a verla- La chica parecía indecisa, pero prosiguió- Tiene que ser esta noche; hablaré con las compañeras de cuarto de Hermione para que duerman en otra habitación por hoy. Y ante todo, no, y repito, no vayan a comentarle a nadie que accedí a esto. Lo ultimo que quiero es que algún profesor lo sepa o que todos los chicos me presionen para que los deje pasar la noche en el dormitorio de sus novias.- La prefecta parecía escandalizada ante la sola idea.

-Gracias Nancy- dijo Ron –Iré esta noche y no te preocupes, nadie me verá entrar-

Los chicos bajaron a cenar, preguntándose que le pasaría a Hermione.

A la media noche, casi todos se habían ido a la cama. Harry y Ron esperaron hasta que escucharon los ronquidos de Dean, Seamus y Neville. El pelirrojo salió entonces hacia el dormitorio de las chicas. Encontró a Nancy, que lo dirigió a la habitación de Hermione.

-Solo unos minutos, ¿entendido?- dijo la chica, al parecer aterrada de que la descubrieran transgrediendo las reglas.

Ron entró al cuarto; estaba a oscuras y vacío. Solo la luz de la luna que entraba por la ventana hacía visibles las cosas. Alrededor del a cama de Hermione las coladuras parecían haberse solidificado, y no se escuchaba nada.

-¿Hermione?- dijo Ron, dando golpecitos a la rígida tela. –Soy yo, Ron. Déjame entrar-

Se escuchó un gemido ahogado, y unas rápidas palabras. El dosel volvió a hacerse suave, y Ron entró a la cama. Allí estaba Hermione, con el rostro bañado en lágrimas y el aspecto más desaliñado que hubiera tenido nunca. Tenía sobre la piernas un montón de mantas y ropa de cama hechas un revoltijo.

-¡Oh, Ron!- sollozó, antes de echarse a llorar de nuevo, cubriéndose la cara con las manos.

-¡Por Dios!- murmuró el chico, abrazando a Hermione -¿Qué te sucede?- la muchacha siguió llorando un rato, mientras Ron le acariciaba los enredados cabellos. Cuando por fin se tranquilizó un poco, dijo entre sollozos:

-Malfoy... pasa algo entre Harry y Malfoy- Ron la miró, sin comprender –Ayer cuando iba a Aritmancia me inmovilizó en uno de los pasillos, y me dijo que si decía algo o me interponía entre Harry y él, se iba a vengar de mi.. creo que piensa que se algo, pero solo se lo que Harry nos dijo...- La chica se limpió la nariz con un arrugado pañuelo. –Ron, Harry no nos ha dicho todo, creo que esta metido con Malfoy o algo así. Yo no dije nada, te lo juro, pero de todas formas... él...- Hermione volvió a llorar casi convulsamente, y de entre los trapos desenvolvió algo, algo suave y de color canela. Crookshanks. El gato estaba muerto, terriblemente desgarrado, como si lo hubieran apuñalado una y otra vez.

Ron se quedó en shock, mientras Hermione le decía que después de que Malfoy la había amenazado, regresó corriendo al dormitorio, asustada. Unos minutos después, apareció Crookshanks, arrastrándose. Antes de que pudiera hacer algo, el gato había muerto. Fue entonces cuando la chica se encerró en su cama. No quiso decir nada, por miedo a que Draco mandara a que atacaran a sus padres, y al mismo tiempo, estaba demasiado asustada como para seguir como si nada.

Ron empezó a sentir una rabia como nunca antes la había sentido. Todo lo pasado no era nada comparado con eso. Su amada Hermione... y todo por un sucio asunto que Harry les había ocultado. Maldito Malfoy. Ahora si mataría al hijo de perra. Sin pensar en las consecuencias, se levantó de un salto y salió de la habitación, ignorando la voz de Hermione y las preguntas de Nancy en la puerta.

Entró al cuarto que compartía con los otros chicos, y se dirigió al baúl de Harry. Lanzó la ropa y las cosas por todas partes, y un segundo después obtuvo lo que quería. Salió corriendo, sin dar ninguna explicación al adormilado Harry que estaba metido en la cama.

Hermione vio a Ron salir de la habitación. Un horrible presentimiento la asaltó, y trató de salir tras él, pero estaba tan entumida por los casi dos días que pasó encogida en su cama, que sus piernas no le respondían bien. Cayó de bruces en el piso, torciéndose un tobillo en el proceso, y cuando se estaba poniendo de pie, entró Nancy.

-¡¿qué paso?! ¿Por qué Ron salió corriendo así?- preguntó la prefecta, ayudando a la otra a levantarse.

-Nancy, creo que va a ... ¡Dios mío! ¿¡por que tuve que decírselo?!- la chica salió cojeando de los dormitorios, seguida por Nancy, que seguía sin comprender lo que pasaba. Llegaron a las escaleras justo a tiempo para ver el retrato de la señora Gorda cerrándose. Ron se había ido.

En eso, Harry llegó corriendo, descalzo y con aire confundido.

-¡Hermione! ¿Te encuentras bien? ¿qué le pasa a Ron?- preguntó el chico.

-¡Harry, tienes que detenerlo! ¡Creo que le va a hacer algo a Malfoy!-

Harry le deseó buena suerte a Ron cuando se dirigió al dormitorio de Hermione. Se quedó allí, en medio de la oscuridad, pensando en la chica; la quería mucho y no soportaría que algo malo le pasara. Se sentía cansado, y pronto se quedó dormido. Soñó con cosas raras, como si estuviera tratando de recordar algo pero no pudiera. Su sueño se estaba volviendo mas ilógico y caótico, cuando un ruido lo despertó. Se incorporó, desorientado, y vio a Ron sacando algo de su baúl.

-¿Ron?- preguntó el chico, pero el otro no le contestó y salió corriendo con algo en la mano.

Harry salió de la cama y bajó hasta las escaleras donde estaba Hermione y Nancy, que acababan de llegar también.

-¡Hermione! ¿Te encuentras bien? ¿qué le pasa a Ron?-

-¡Harry, tienes que detenerlo! ¡Creo que le va a hacer algo a Malfoy!-

Draco. ¿Qué tenía que ver en todo esto? Su amiga le explicó rápidamente lo que había pasado, con un dejo de reproche en la voz.

-... y después salió corriendo sin decir una palabra, Harry. Creo que va a buscar a Malfoy, estaba muy enojado por lo que hizo...-

Harry no podía creerlo. Draco había amenazado a su amiga, había matado a su gato, y al parecer solo minutos después de que él y Malfoy habían... que Harry había dejado que... ¡Por Dios santo!

Y ahora Ron y Hermione lo sabían; todo estaba arruinado, todo.

Entonces recordó algo de golpe: había quedado de verse con Malfoy en la torre de Astronomía esa noche, a las doce. Lo había olvidado por completo. Y de repente tomó conciencia de lo que pasaría, y todas las piezas encajaron. Ron había tomado el mapa del Merodeador del baúl de Harry; lo usaría para encontrar a Draco, que estaría en la torre, solo y esperando. Y Ron aún tenía el efecto de la poción aumentadora del poder. Si le lanzaba alguna maldición a Draco, esta vez moriría sin remedio... por que seguramente sería el Avada Kedavra.

Harry salió corriendo de la sala común hacia la torre de Astronomía, seguido de una asustada Hermione, que sin embargo, se desplomó a las puertas del retrato. Tenía terriblemente lastimado el tobillo, y Nancy le impidió ponerse de pie.

-Será mejor que llame a la Profesora McGonagall- dijo sombríamente la prefecta.

Harry corrió y corrió, ignorando el dolor en sus pies desnudos. Empezaba a sofocarse, pero siguió, aun cuando el dolor en el costado le impidió pensar con claridad. Ni siquiera había llevado su varita; lo único que le importaba era llegar a la torre, para evitar que pasara una tragedia. Imágenes de Ron pudriéndose en Azkaban, torturado por los dementores invadían su mente. Todo había sido su culpa, por no haberse involucrado con Malfoy y no haber confiado en sus amigos.

Draco... maldito bastardo. Aún ni podía creer que se hubiera atrevido a hacerle algo así a Hermione. Después de todo, una serpiente cambia de piel, pero sigue siendo la misma asquerosa criatura en el interior. Y encima de todo, no podía evitar sentir su corazón destrozado. Había sentido, y seguía sintiendo tanto por Malfoy, que le dolía terriblemente su traición. ¿Cómo no pensó que el dañar a sus amigos era como dañarlo a él? ¿Acaso pensó que abandonaría todo y lo seguiría por la senda de desprecio y odio por la que corría él?

Harry por fin llegó a la puerta del aula en la cima de la torre. Se escuchaban gritos ahogados y ruido como de explosiones. Temiendo lo peor, abrió la puerta.

Ron salió corriendo de la sala común. La furia ciega que lo invadía parecía crecer a cada instante, mientras recordaba todas y cada una de las cosas que Malfoy les había hecho todos esos años. Esa fue la gota que derramó el vaso. Desplegando el mapa mientras seguía caminando, lo tocó con la varita y dijo las palabras que Harry le había enseñado. Enseguida apareció el intrincado dibujo de Hogwarts y sus terrenos, y alumbrándose con la varita, buscó a Malfoy en las mazmorras de Slytherin. Nada. Todas las diminutas motas de color se hallaban quietas, durmiendo. Vio a Hermione, Nancy y Harry juntos en la sala común de Gryffindor, y a Filch y la Señora Norris haciendo la ronda cerca de los invernaderos. Todo lo demás estaba quieto. Entonces vio una solitaria mota azul que parecía estar caminando en la torre de Astronomía. El diminuto letrero sobre ella llevaba el nombre de Draco Malfoy. Sin siquiera pensar en lo que hacía el Slytherin en aquel lugar a esas horas de la noche, Ron corrió lo más rápido que pudo hacia allí.

Draco llegó con media hora de anticipación a la torre donde se había quedado de ver con Harry. Se sentía bastante estúpido por este hecho, pero estaba tan ansioso por ver al otro que no pudo evitarlo. Se aseguró de que no hubiera nadie adentro (entiéndase, Peeves, un boggart o algún fantasma), y después, para entretenerse, se puso a limpiar un poco, arrimando los pupitres hacia las orillas y apareciendo una gran cama con dosel. Sonrió mientras prendía unas velas mágicamente y las suspendía alrededor de la cama, que llenó de pétalos de rosas rojas. No, mejor blancas. MMM... que estupidez. Desapareció los pétalos y solo puso unas suaves sabanas blancas. Si, así estaba mejor.

Una botella de vino y algunas frutas por si les daba hambre. ¿Debía aparecer un cerdo asado o algo así? No, eso era exagerar.

Las doce con cinco minutos. Draco había terminado y todo estaba perfecto. Se sentó en la cama, viendo alrededor, y de repente todo le pareció muy hilarante. ¿Desde cuando se había preocupado por hacer algo especial por otro? En todas sus otras conquistas solo hacía lo que iba a hacer y punto. Adiós y mucho gusto. Su record de corazones rotos tenía que ser el más grande de Hogwarts. Y ahora estaba aquí, esperando como un imbecil a su ex enemigo, en medio de un montaje de lo mas teatral. Malfoy se rió, primero entre dientes y después más fuerte, hasta que las lagrimas asomaron a sus ojos en medio de las carcajadas. Se dejó caer sobre la cama, con el estomago adolorido por la risa que no podía evitar. Se sentía muy estúpido y muy feliz mientras seguía carcajeándose. Parecía que le habían lanzado un rictusempra.

De repente, escuchó un estallido, y por entre las lágrimas vio que la puerta casi se salía de los goznes al ser abierta de golpe. Draco se puso de pie de un salto para ver quien demonios había entrado de esa forma. Era Ron, tan rojo como su cabello y blandiendo la varita con una mano rígida. Cerró la puerta tras de sí, fulminando con la mirada al rubio.

-¡Weasley! ¿Qué diablos haces aquí?- gritó Draco, indignado.

-Tu, maldito hijo de puta, ¡te voy a matar!- dijo Ron con tanto odio que Malfoy dio un paso atrás, asustado. Recordó lo que le hizo el otro un par de días atrás, y la furia lo invadió. Metió la mano en su bolsillo, buscando su varita, pero antes de que pudiera sacarla, escuchó a Ron exclamar:

-¡Expelliarmus!-

Draco se hizo a un lado justo a tiempo. El hechizo pegó en la cama, volcándola. Casi le cae encima. Sacó su varita y apuntó a Ron, quien volvió a atacarlo.

-¡Crucio!-

-¡Impedimenta!-

La maldición de Ron chocó contra el hechizo de Draco, produciendo un ruido ensordecedor, pero no la desvió por completo. Malfoy se derrumbó, agarrándose la cabeza y gimiendo; por entre el lacerante dolor, que sin embargo era menor que el de la vez pasada, vio que el pelirrojo se le acercaba con una extraña expresión en el rostro. Parecía inseguro y cansado al mismo tiempo. Levantó lentamente la varita, titubeando. Respiró profundamente, y dijo en voz apenas audible:

-Avada...-

Pero se detuvo. Pareció distraerse con algo. Draco aprovechó el momento, y a pesar del dolor, blandió la varita contra Ron.

-¡Crucio!-

El hechizo pegó justo en el pecho de Ron, que cayó retorciéndose al suelo. Draco sintió que su dolor de cabeza desaparecía al instante, y pateando la varita del otro lejos de su alcance se puso de pie.

-¡¿Qué se siente, pobretón de mierda?!- le gritó, pateándole las costillas, enloquecido de ira. –Debería haber hecho esto hace mucho tiempo, ¡jodido gusano asqueroso! ¡Toda tu familia debería estar muerta, y voy a empezar por ti!-

Draco abandonó la maldición y conjuró unas cuerdas que ataron a Ron por los brazos y las piernas, dejándolo indefenso. Draco le dio un puñetazo en la nariz, disfrutando de la sensación del hueso quebrándose bajo su mano. Ron gritó, tratando de liberarse, pero era inútil. El Slytherin tenía el cabello revuelto y el rostro sudoroso, crispadas sus pequeñas facciones por el odio. Apareció una delgada daga, que miró con satisfacción. Con un rápido movimiento, tasajeo las mejillas del pelirrojo, dejándole unas profundas heridas que sangraron tan profusamente como la nariz. Ron aulló de dolor, y Draco le puso la mano en la boca, lanzando la daga hacia otro lado.

-Oh, ¡callate imbecil! Me estas provocando jaqueca. ¡Quietus!- los gritos de Ron quedaron reducidos a meros lamentos. Malfoy se levantó, pateándolo hasta que se cansó, y después se puso a dispararle pequeñas bolas de fuego con la varita, que chamuscaron la ropa y el cabello de Ron. Draco se sentía eufórico; su padre le había hablado de lo satisfactoria que era la tortura, pero no sabía que lo era tanto. Finalmente, con la cabeza dándole vueltas, se sintió listo para acabar de una buena vez con todo.

Se plantó frente a Ron, apartándose el húmedo cabello del rostro, y apuntó con su varita.

-Avada Ke...-

Harry entró justo en ese momento y vio a Malfoy a punto de pronunciar la maldición imperdonable contra su mejor amigo. No tenía su varita, pero vio una daga ensangrentada justo a sus pies. Le gritó al rubio que parara, pero este parecía estar en trance y ni siquiera lo volteó a ver. Sin pensarlo, levantó el arma y corrió hacia Draco. Las palabras se cortaron bruscamente.

Harry clavó el puñal en la espalda de Draco, cayendo sobre él cuando el rubio se desplomó con un grito ahogado.

¡Hola a tod@s! :D ¿Qué tal? OK, no saben lo difícil que fue escribir este capítulo, pero creo que valió la pena. Oficialmente, es el que más me ha gustado de toda la serie :) Y también es el más largo, pensaba hacerlo en dos partes, pero no me gusta hacerla tanto de emoción, je, je. Bueno, si, un poco. El final esta diseñado para que vuelvan y me sigan leyendo, tengo que admitirlo. ¡Please! Escríbanme reviews, díganme si les gusta lo que leen o si de plano me dedico a otra cosa, ja, ja, ja. Mil gracias a todas las chicas que han puesto reviews, sus mensajes me animan a continuar esta historia :D

Ahhhh, Draco... Insisto, su encanto es que es malo, y puede querer mucho a Harry, pero tiene aún sus prejuiciosas ideas que lo hacen irse por el mal camino. Y piensa que va a cambiar a Harry, mmm... No crucifiquen a  Hermione y Ron, ¿qué harían ustedes si alguien les amenazara y encima les matara a su mascota? :( ¿o que se lo hicieran a algún ser querido? Ah, verdad!

OK, mil gracias por leer este fanfic, espero que les agrade y no olviden los reviews. Cualquier comentario o duda, a lanthir_l@hotmail.com

¡Nos vemos! :D

Lanthir