Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta en el índice y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)
Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling (a excepción de la prefecta Nancy), yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)
Lanthir
Un Giro Insospechado
Capitulo 14: Inevitable.
Harry no supo cuanto tiempo pasó. Solo supo que cuando despertó, el sol se había ocultado y Draco seguía durmiendo acurrucado junto a él. No podía creer lo que había hecho... algo raro estaba pasando. No se podía quitar la sensación de que ya había hecho antes algo así, y seguro aquel episodio en el Bosque Prohibido tenía algo que ver.
Se sentó, con la espalda adolorida por el duro suelo en el que se hallaban, y observó al rubio. Seguía desnudo y profundamente dormido. Por lo visto, el frío de las mazmorras lo había hecho bastante resistente, pues a Harry fue precisamente esto lo que lo despertó. Buscó su ropa y se vistió en silencio; después se inclinó sobre el otro chico.
-Draco... Draco, despierta-
El Slytherin tenía el sueño pesado, pues hasta que Harry lo sacudió no abrió los ojos.
-¿Pott... Harry?- Draco se sentó, sacudiéndose el cabello de las hojas que se le habían enredado -¿Qué...? Oh... ya recuerdo-
Se puso de pie sin reparo alguno y empezó a buscar su ropa. Harry solo atinó a observar el esbelto y apetecible cuerpo del rubio, y sintió una repentina excitación creciendo dentro de él. Pero se obligó a acallarla; no era apropiado en ese momento.
-Draco- dijo Harry mientras observaba como el otro se vestía –No se tu, pero yo siento que hay algo... en todo esto. ¿No tienes la sensación de que no es la primera vez que pasa algo entre nosotros?-
-Claro que lo se- contestó Draco, abotonándose la túnica. Harry lo vio sin comprender, y el Slytherin hizo un gesto de impaciencia. Se sentó frente al otro y comenzó a hablar. –Algo mas tiene que haber, y seguro esta relacionado con aquella noche en el bosque. No he podido sacarte de mi mente desde esa vez, y considerando que perdimos, o más bien, nos borraron la memoria de al menos una hora, bien... creo que pueden pasar muchas cosas en una hora-
Harry enrojeció y bajó la mirada apenado. A pesar de la oscuridad, Draco se percató de esto y soltó una carcajada.
-Oh, por favor... no hagas eso, que me harás sonrojar a mi también-
-¿Es eso posible?- dijo Harry, mirándolo con expresión sarcástica.
-Bueno...- Draco se daba aires de grandeza, y el Gryffindor le dio un golpecito en la cabeza. Al parecer, el rubio había perdido todo rastro de la timidez que lo había caracterizado en los meses pasados. Ahora se sentía en control de la situación y Harry no volvió a ver esa mirada esquiva que tanto lo irritaba.
Ambos se rieron y se levantaron para marcharse. Seguro que Filch los iba a fastidiar, pero no tenían otra opción. No podían usar las entradas de la Casa de los Gritos ni de Honeydukes, por que si aparecían dentro del castillo sin haberse reportado con el conserje, se meterían en un problema aún mayor. Así que se dirigieron hacia el castillo, aún pensando en lo que acababa de pasar.
Pues bien, efectivamente se llevaron un gran castigo por parte de Filch. Incluso llamó al director con la esperanza de que los expulsaran. Los chicos aludieron a una riña entre los dos, con iguales hechizos desmaius que los dejaron inconscientes por unas horas. Era mejor contar una mentira que decir la verdad. Sin embargo, Dumbledore pareció no tragarse el cuento. Observó a Harry y a Draco con sospecha en sus ojos azules, pero al final solo movió la cabeza y los castigó. Tendrían que encerar todas las armaduras de las mazmorras sin usar magia. Draco se quejó, como era de esperarse; las armaduras de aquel lugar eran terriblemente tercas y malhumoradas, tal vez por que hacía siglos que se estaban enmoheciendo en aquel oscuro salón.
Pero Dumbledore no tomó en cuenta aquella perorata y los reprendió aún mas. Draco cerró la boca y los chicos regresaron a sus dormitorios.
A partir de ese día, Harry y Draco llevaron una apasionada aunque secreta relación. No desaprovechaban ninguna oportunidad de verse, y ciertamente las armaduras quedaron impresionadas por lo que presenciaron en el salón de las mazmorras.
Pasaron tres semanas, en las cuales los chicos se conocieron mas que en los años anteriores. Harry supo que el Slytherin le tenía gran aprecio a las artes, y no precisamente las oscuras. Era muy culto en cuestiones de música, pintura, literatura y demás; y para asombro de Harry, no solo conocía lo referente al mundo mágico, sino al arte muggle también. Draco decía que los muggles eran escoria, pero que para algunas cosas no eran del todo inservibles. Amaba las pinturas de Rembrandt y las novelas de fantasía. Le divertía mucho leer como los muggles se imaginaban a los magos, mientras escuchaba alguna pieza de Bach en la radio mágica de su habitación.
Harry invirtió parte del tiempo juntos tratando de que el rubio cambiara de opinión respecto a las personas sin magia, pero lo único que logró fue que el otro se irritara con él. Al menos, desde esa ocasión evitó hacer comentarios despectivos al respecto. Malfoy era Malfoy después de todo.
Faltaban solo tres días para el baile de graduación, después del cual no se volverían a ver; en realidad no había hablado al respecto. Y ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso. Draco no quería admitirlo, pero nunca había sentido algo como lo que sentía por Harry; no lo entendía, pero así era. Y Harry, aunque también confundido, se encontraba con que en verdad quería al Slytherin. Esa noche, mientras descansaban abrazados después de una sesión especialmente apasionada, los chicos cayeron en un estado de adormilada modorra. Harry reposaba sobre el pecho de Draco, sintiéndose muy bien; sin embargo, un pensamiento empezó a crecer en él: Su próxima e inevitable separación del Slytherin.
-Draco- dijo Harry en voz baja.
-¿MMM?- Malfoy parecía estar medio dormido.
Harry no sabía por donde empezar, así que decidió ser directo.
-Casi se acaba el curso... dime, ¿nos volveremos a ver?-
El Gryffindor pudo sentir como su amante se despertaba de golpe, como sus músculos se tensaban.
-No lo se- fue la simple respuesta. Draco suspiró y continuó casi en un susurro.- Yo... sabes lo que... lo que siento por ti, ¿verdad?- Un furioso rubor se apoderó de sus pálidas mejillas y su corazón se aceleró.
-Lo se, y es mutuo- contestó Harry sin pensarlo. –Aunque creo que nunca sabremos lo que pasó en realidad, ¿no es cierto? Me refiero a aquella noche en el Bosque Prohibido-
-Creo que si... pero lo que importa es lo que estamos viviendo ahora, no lo que haya pasado antes. He terminado con eso- dijo Draco de forma tajante. Y era verdad. Ya se había cansado de darle vueltas al asunto, y ahora su única preocupación era lo que pasaría con él y Harry en el futuro. -¿Estas dispuesto a decirle a tus amigos sobre nosotros?- murmuró el rubio, poniendo especial énfasis despectivo en la palabra "amigos". Harry se percató de eso enseguida.
-Draco, si vamos a seguir adelante con esto, quiero que dejes de ofender a Ron y Hermione. Ellos no te han hecho nada, y son mis amigos. Son muy importantes para mi.-
-¿Mas que yo?- preguntó Draco, pasando las manos tentadoramente sobre el cuerpo de su amante; pero el moreno lo detuvo, tomándolo por las muñecas.
-No, Draco. Estoy hablando en serio-
El Slytherin se levantó, haciendo que Harry cayera sobre el colchón.
-Escúchame, Potter- dijo con evidente fastidio mientras se vestía. –Una cosa eres tu, y otra la sangre sucia y el pobretón. Yo no te estoy pidiendo que te pases al lado tenebroso o algo así, ¿verdad? ¡Entonces deja de querer cambiarme!- Dicho esto, salió de la habitación dando un portazo.
Harry se levantó hecho una furia, y vistiéndose apresuradamente, desapareció la cama que había conjurado horas antes. Salió del salón abandonado que habían usado para esa ocasión, y buscó al Slytherin, pero no lo encontró; no traía el mapa del merodeador con él. Casi había amanecido cuando se dio por vencido y regresó al dormitorio de Gryffindor, donde un Ron que fingía estar dormido lo escuchó claramente.
Ron supo que algo pasaba desde hacía varios meses, pero no sabía que. Harry estaba mas irritable que de costumbre, y en lugar de alegrarse de que Draco por fin lo había dejado en paz, parecía molesto con eso. Después vino lo de Hogsmeade; Ron no creyó una palabra de lo que se suponía había pasado. A partir de ese momento, el humor de Harry cambió, y empezó a salir a hurtadillas todas las noches. Le preguntó al respecto, pero se sintió muy ofendido cuando su amigo le dio una excusa patética. ¿Acaso pensaba que era idiota, o que? Era claro que Harry salía con una chica y que no le tenía la suficiente confianza como para decírselo. Bueno... el tampoco había sido muy sincero respecto a sus sentimientos por Hermione, pero eso era diferente. Era algo que involucraba a la mejor amiga de los dos. Y si Harry salía con cualquier otra chica, ¿por qué no contárselo? Cuando estuvo con Parvati no tuvo problema con decírselo, ni con ninguna otra de sus aventuras. Ron no comprendía nada. Y esa noche, cuando Harry llegó casi al amanecer, claramente lo escuchó decir "Draco" en un susurró enfadado.
¿Quería decir que Malfoy le había robado a la chica? Sería algo muy típico de él, aunque no se sabía que el hurón anduviera con alguien. Ese tipo de cosas se conocían de inmediato en Hogwarts; los chismorreos no eran raros en la escuela.
Todo era raro... muy raro.
Harry buscó a Draco en el Gran Comedor al día siguiente, pero lo único que obtuvo fue una mirada furibunda de parte de su amante. El Gryffindor volvió a su cereal bastante enojado, y no respondió a las preguntas de Ron y Hermione. Se sentía triste y furioso por la actitud de Malfoy, pero al mismo tiempo se recriminaba por haberse involucrado con él. Con un demonio. Y lo peor de todo es que no podía dejar de pensar en él...
Las clases fueron terriblemente largas, pues la expectación del baile al día siguiente hacía parecer que los relojes avanzaban mas lento. El trío de Gryffindor habían acordado ir juntos, pues Ron dijo que no quería pasar por el martirio de buscar pareja como en cuarto año. Hermione alegó que estaba muy ocupada como para perder el tiempo en coquetear con los chicos para que la invitaran, así que le pareció excelente idea. En realidad, los dos querían ir juntos, pero no se atrevían a confesarlo. Por su parte, Harry no sabía que hacer, pues la única persona con la que hubiera querido ir era Draco; sin embargo, no sabía como reaccionarían los demás, y en esos momentos no se sentía preparado para decirlo. No aún. La idea de ir los tres juntos le vino como caída del cielo.
La noche llegó y todos se fueron a dormir, muy emocionados por el baile del día siguiente. Como era sábado, tendrían toda la mañana y tarde para prepararse. Pero Harry no durmió; Draco lo hostigaba con su hermoso rostro enojado cada vez que cerraba los ojos.
Draco estaba tumbado en su cama, totalmente desnudo. Le desagradaba de sobremanera el clima cálido que imperaba en aquellos momentos; siempre había amado las nieves invernales y el viento cortante de su país. El calor lo hacía ponerse de mal humor, y en esos momentos era lo último que necesitaba. Harry era tan... maldición con él. Siempre había tenido el poder de sacarlo de sus casillas, y ahora lo había hecho y muy bien. No entendía que era lo que Harry apreciaba tanto en Granger y Weasley, y por que su insistencia en tratar de hacerlos sus amigos. Había cedido con Harry por pasión, lujuria... y si, por amor. Pero seguía siendo un Malfoy, y suficiente era el haber dejado de fastidiarlos. Estaba en una encrucijada; quería a Harry, quería estar con él. Pero sabía que mil cosas se interponían entre ellos. No sabía como podría superar todos esos obstáculos sin que él o el Gryffindor salieran mal librados. No... eso era imposible. Si se atrevían a decirlo abiertamente, la bomba estallaría tarde o temprano.
Bueno, y todo eso si es que volvían a hablarse.
Draco seguía molesto, pero una pequeña parte de él le decía que estaba siento injusto. Y al siguiente día sería el baile... un hálito de calor llenó su corazón al imaginarse bailando con Harry. "Que idiotez" pensó, aunque el pensamiento le dejó una sonrisita bailoteando en los labios. ¿Acaso sería tan malo gritar a los cuatro vientos que estaban enamorados?
Día del baile de graduación por la mañana. Las chicas empezaban a alborotarse aún mas, y eso era poco decir. Ron se despertó antes que Harry, con una nueva resolución: Iba a decirle a Hermione que la amaba. Era ahora o nunca. También hablaría con Harry y le sacaría de una vez por todas la verdad sobre esas escapadas nocturnas. Se bañó, y después despertó a Harry para bajar a desayunar.
El Gran Comedor estaba impresionante; a pesar de que el baile iba a ser en la noche, desde aquella temprana hora ya estaba vestido de gala. Parvadas de pajarillos dorados piaban entre las colgaduras plateadas de las paredes, que reflejaban la luz del sol matutino. El desayuno fue aún mas abundante que de costumbre, aunque nadie comió mucho; los nervios y la expectación eran demasiadas.
Harry y Ron se reunieron con Hermione y después fueron a ver a Hagrid, quien esperaba con ansia la visita de Madame Maxime, su novia desde hacía un año. Al atardecer, Harry no aguantó mas y regresó al castillo. No había visto a Draco en todo el día y necesitaba hablar con él.
Draco se había despertado tarde, después del medio día. No acostumbraba dormir tanto, pero ese día el sueño lo venció. Se arregló y subió al Gran Comedor a almorzar. Se sintió extraño comiendo él solo en su mesa, pues solo estaban un par de Ravenclaws y un Hufflepuff en el salón. Crabbe y Goyle ni siquiera se preocuparon por despertarlo. Par de idiotas.
Harry... demonios. Necesitaba hablar con él, ¿pero donde estaría? Cuando terminó de comer lo buscó, pero no aparecía por ninguna parte. Seguro estaría en su sala común o con el borracho de Hagrid. En cualquier caso, Draco nunca iría a ninguna de esas partes. Estaba en la biblioteca pensando en esto, cuando alguien le tocó el hombro. Volteó para encontrarse con el rostro de dogo de Pansy.
-¿Dra...Draco?- tartamudeó la chica, con su vocecita chillona.
-Dime, Pansy- contestó Malfoy con poco interés. Dios... esa chica lo enfermaba. Si salió con ella alguna vez fue por que convenía para los negocios que Lucius tenía con el padre de Pansy.
-Yo... yo solo me preguntaba si tu... quisieras ir al baile conmigo- musitó. Después las palabras salieron apresuradamente de su boca pintada de rosa. -Se que es muy tarde, pero esperé y esperé y nunca me lo pediste, yo estaba segura que lo harías, pero me quedé esperando, y se que no tienes pareja, ya le pregunté a todo Hogwarts y...-
Draco hizo un gesto para que se callara. El Baile. Maldición, el baile sería en unas horas, y mañana regresarían a Londres para después dispersarse y tal vez no volver a verse. ¡Tenía que ver a Harry! No quería pasar su vida en compañía de los Crabbes y Goyles y Pansys del mundo. Harry era la mejor persona que había conocido jamás, y no lo perdería por nada. Prefería aprender a tolerar a los pobretones y a los sangre sucia.
-Pansy, lo siento pero no- dijo Draco, echando a correr hacia la salida.
-¡¿Entonces con quien vas?!- gritó la dolida chica.
-No contigo...- murmuró Draco. Salió de la biblioteca y se dirigió a la cabaña del guardabosques.
Harry salió de la cabaña y caminó hacia el castillo. En lo único que pensaba era en Draco, en solucionar las cosas antes de marcharse. La noche caía rápidamente y vio de reojo a una persona que pasaba corriendo en sentido contrario, varios metros a su derecha. De repente, un destello de cabello rubio.
-¡¿Draco?!- gritó Harry, sorprendido. El Slytherin derrapó en el césped y volteó a ver a su compañero.
-¿Harry?-
Los chicos avanzaron uno hacia el otro y se abrazaron sin pensarlo.
-Tenemos que hablar- musitó Draco contra el cuello de Harry. El Gryffindor asintió y se dirigieron al interior del bosque, justo cuando el último rayo de sol desaparecía del cielo.
Ron vio con extrañeza a Harry cuando este dijo que tenía algo que hacer y salió de la cabaña apresuradamente. Todo el día había estado actuando extraño, evitando sus preguntas y buscando a alguien con la mirada. Así que decidió seguirlo y hablar con él de una vez por todas; no le gustaba que se estuviera perdiendo la confianza que había entre los dos de esa forma.
Un par de minutos después de que Harry salió, Ron se disculpó con Hermione y Hagrid. Se apresuró para alcanzarlo, pero apenas estaba a unos pasos de la cabaña, cuando vio que Harry llamaba a Malfoy (quien venía corriendo), y sin mas se unían en un estrecho abrazo. Ron se quedó boquiabierto mientras veía como los muchachos se encaminaban al bosque, tomados cariñosamente por el talle. Volteó a todas partes, a ver si alguien había visto lo mismo que él, pero el campo estaba desierto; todos se estaban preparando ya para el baile. No sabía que hacer. ¿Y si Malfoy había hechizado a Harry o algo así, e intentaba hacerle algo? Ron sacó su varita y fue sigilosamente detrás de la pareja sin pensarlo mucho.
Harry y Draco se internaron solo un poco en los árboles, y se sentaron entre las raíces de un enorme roble. Ninguno de los dos sabía exactamente que decir, así que permanecieron callados unos momentos. Al fin, Harry habló.
-Esto va a ser difícil, ¿verdad? De cualquier forma lo será-
-Lo se...- dijo Draco con la mirada perdida, como sumido en sus pensamientos. Ojos grises, como una tormenta que se aproxima inexorablemente -Pero tenemos que hacerlo, por nosotros-
Harry tomó la blanca mano que había empezado a acariciar su mejilla y la besó, con los ojos llenos de lágrimas.
-Puedes estar en peligro, lo sabes. Lucius podría matarte por estar conmigo- dijo Harry.
-No pertenezco a mi padre- Draco se puso perceptiblemente tenso –Y a estas alturas no me importa el "honor" de la familia ni toda esa basura. Ya no. Harry... se que no es muy evidente, pero he cambiado. Al menos en algunos aspectos –Malfoy esbozó una sonrisita desganada. –Se que habrá muchas cosas en nuestra contra, pero prefiero afrontarlas que perderte-.
Harry levantó los ojos hacia ese fino rostro atormentado y sincero.
-¿Lo estas diciendo en serio? ¿Estas seguro?-
-No tengo duda. ¿Y tu?-
Harry se levantó las gafas y se secó los ojos.
-Estoy dispuesto también- dijo, con el corazón acelerado por la emoción. Dios... todo aquello iba a ser grave, pero Draco tenía razón. No estaba dispuesto a perder a su chico por causas ajenas a ellos mismos.
Se besaron, estrechándose con afecto, bajo la incrédula mirada de Ron. Estaba escondido a unos pasos de ellos. El pelirrojo había escuchado todo; no podía creerlo. ¡Harry estaba involucrado con Draco! ¡Estaba enamorado de él! Y extrañamente, Malfoy parecía corresponderle sinceramente. Ron había captado la vibración en la voz del Slytherin, y su mirada no tenía aquel viejo desprecio de siempre.
Por Dios... Ron se marchó en silencio, mientras Draco sacaba un pañuelo y empezaba a secar diligentemente las mejillas de Harry, susurrándole quien sabe que cosa.
Ron estaba mareado, confundido... tenía que decírselo a Hermione.
El pelirrojo fue a la cabaña de Hagrid a trompicones y sacó a la chica casi a rastras. Afortunadamente, el semi-gigante no reparó en esto. Madame Maxime acababa de llegar y todo lo demás dejó de importarle.
-¡¿Qué haces Ron?!- le dijo Hermione, enfadada por que su amigo casi la tira. La llevaba tan fuertemente sujeta y caminaba tan rápido que apenas podía seguirle el paso.
-Harry... él y... ¡Oh, Merlín! Ya entiendo lo de sus salidas nocturnas…-
Hermione no entendía nada.
-¡Espera! ¿Qué Harry que? ¡Ron, detente!-
Por fin llegaron al lugar donde Ron había visto a la pareja, pero ya no estaban. Hermione por fin se pudo soltar.
-¡Ah! ¡Que diablos te pasa! ¡¿Estas loco?!-
-´Mione, por una vez en tu vida, ¡escúchame!- Entonces el chico le relató todo, los cambios de humor de Harry, sus escapadas y finalmente la conversación que escuchó.
-Fue tan raro.. Malfoy le hablaba a Harry como si fuera una dulce muchachita, le tenía tanta consideración...-
Hermione estaba atónita.
-Pero... pero... ¿Y si Malfoy...?-
-No, tu sabes que Harry es capaz de resistir la maldición Imperius-
-¿Pero si fue un...?-
-Tampoco, los filtros amorosos solo duran unas horas, y esto lleva ya tiempo. No puede ser eso.-
-¡Pero Malfoy debe de estar...!-
-Bueno, ¡si estaba fingiendo es un gran actor! Debiste verlo, nunca lo había visto actuar así... además, eso no explica el por que dejó de molestarnos últimamente. Fue por Harry, estoy seguro.-
Hermione balbuceó, buscándole explicación lógica a las cosas que acababa de escuchar, pero no se le ocurría nada. Se dejó caer sobre una gruesa raíz, y por primera vez en su vida, se quedó totalmente en blanco. Después de un rato, reaccionó.
-Ahora entiendo... el día de la salida a Hogsmeade, Harry salió corriendo tras Draco. Yo los vi, pero pensé que era cierto eso de que se habían peleado... entonces no iba tras él para darle una paliza, sino para...-
-No, no, no lo digas- la interrumpió Ron agitando las manos. –Diablos... ¡No puedo creer que Harry sea gay!-
-Bueno, en realidad es bisexual. Recuerda que ha estado con chicas también...- dijo Hermione, viendo siempre el aspecto técnico de las cosas, como siempre.
-Ya, ya, ¡el caso es que tuviera que involucrarse precisamente con Malfoy! Me importa un comino que preferencias tenga Harry, pero no comprendo que le vio al maldito hurón-
-¿En verdad?- preguntó Hermione. Siempre había pensado que Ron era un poco prejuicioso; pero por lo visto estaba equivocada. Eso la hizo quererlo aún mas.
-Claro que si, no estamos en el siglo XV para andar con tonterías. Como si fuera algo tan raro... ¿Y ahora que vamos a hacer?- el chico se sentó junto a ella, pasándose la mano por el cabello.
Los dos se quedaron callados, pensando en el asunto. Al fin la chica habló.
-No podemos hacer nada en realidad, Ron. Harry ya tomó su decisión, y solo él sabrá si es la correcta. No único que le reprocho es que no nos haya dicho nada antes. Y creo que lo último que nos queda es hablar con él y apoyarlo en lo que quiera.-
-¡Pero es Malfoy! ¿Acaso no recuerdas que nos ha hecho la vida imposible todos estos años? ¿Y que su padre ha tratado de matar a Harry en mas de una ocasión? ¡No es algo conveniente!-
-Lo se, ¿pero que otra cosa podemos hacer? No por que se lo pidamos lo va a dejar. Además Harry no es idiota, seguro que ya consideró todo eso, y si a pesar de todo sigue con él, ¡bueno! No creo que haya nada que lo inste a alejarse.-
Ron dejó de hablar y se cruzó de brazos. La chica tenía razón. No podían obligar a Harry a hacer nada.
Entonces, sintió unos cálidos brazos que lo rodeaban. Su corazón dio un salto y sintió como sus mejillas se coloreaban.
-Uno nunca sabe con quien va a terminar, ¿eh?- dijo Hermione en voz baja. Estaba tan nerviosa que sentía que el corazón se le iba a salir por la garganta. ¿Se atrevería a decirle a Ron lo que sentía por él? ¿Y si el chico no le correspondía?
El pelirrojo tomó valor y volteó a ver a la chica. Acarició su mejilla suave y le dijo:
-Yo siempre quise estar solo con una persona...-
Ron se acercó y besó dulcemente a Hermione. Ella le correspondió, pensando que no estaba soñando, que en realidad estaba sucediendo; y así después de tantos años, expresaron por fin lo que sentían.
La hora del baile llegó, y todos estaban esperando a la entrada del Gran Comedor a que se abrieran las puertas. Ron y Hermione elegantemente ataviados, ella de blanco y el de azul, se presentaron tomados de la mano. Agradecieron algo ruborizados las felicitaciones de sus amigos por la buena nueva. Nadie se sorprendía, salvo del tiempo que les llevó hacerse novios.
-Era obvio que se querían desde hace años- dijo Lavender, haciendo grandes aspavientos.
Llegó la hora y las puertas se abrieron, dejando entrever el hermoso decorado: todos quedaron deslumbrados por el color dorado que había tomado el techo encantado, en el cual flotaban miles de pequeñas farolas. Hadas de tonos plateados y dorados revoloteaban por todas partes, lanzándoles polvos que hacían lucir brillantes a los alegres chicos. Las pequeñas mesas del viejo baile de navidad estaban otra vez en su lugar, con adornos a tono con el resto de la decoración. Todos se acomodaron y empezaron a cenar mientras los violines tocaban hermosas piezas clásicas. La comida era deliciosa, y la cena pasó sin ninguna novedad, salvo que Harry y Draco no aparecían. Ron y Hermione buscaron a su amigo por todas partes en balde; no lo habían visto desde lo del bosque. Y los otros alumnos de Gryffindor también se empezaron a preguntar en donde estaba su compañero.
La música de los Hechiceros de Arda (el nuevo grupo de moda) empezó a sonar y todos se levantaron a bailar. Ron y Hermione no lo hicieron; estaban preocupados por Harry, y se quedaron sentados, pensando en si ir a buscarlo o darle mas tiempo. De repente lo vieron entrando por la puerta en compañía de Malfoy. Harry se veía increíblemente apuesto con la túnica verde oscuro, y hasta los Slytherins tuvieron que aceptar que nada quedaba de aquel enclenque niño que había llegado allí siete años atrás. Malfoy por su parte, portaba una fina túnica rojo oscuro (la que no había pagado, por cierto), que hacía resaltar la palidez de su piel y el brillo dorado de su largo cabello, que llevaba atado a la nuca por una cinta oscura.
Varias parejas los vieron y se asombraron. ¿De cuando acá Draco Malfoy y Harry Potter estaban en la misma habitación sin lanzarse algún cáustico insulto? Pero el asombro se convirtió en incredulidad cuando los chicos se tomaron de la mano y avanzaron resueltamente hacia el interior del salón.
Después de decidir que seguirían adelante con su relación, Harry y Draco volvieron al castillo. Se vistieron en la habitación de Malfoy, no sin antes intercambiar cierto numero de besos y caricias, y finalmente se sentaron a discutir lo que harían para salir adelante.
Draco tenía algún dinero propio, herencia de una de sus tías a quien en realidad solo vio una vez. No pensaba dejar que Voldemort pusiera su marca tenebrosa en él, si eso significaba vivir bajo sus ordenes y perder a Harry; aún tenía ciertas convicciones oscuras, pero en verdad prefería olvidarse de todo eso que pasar su vida como la había pasado hasta ahora. Tendría que abandonar su mansión, pues era claro que Lucius lo echaría (si no algo peor) cuando se enterara. Y allí entraba Harry en el plan.
El Gryffindor también tenía dinero, lo suficiente para mantenerse hasta que encontrara que hacer. Había olvidado la idea de ser auror desde que Sirius murió, y aunque era muy bueno en quidditch, no recibió ningún buen ofrecimiento de algún equipo. Así que en realidad no sabía que iba a hacer; lo único que quería era regresar al mundo muggle con Draco para tomarse unas largas vacaciones y enseñarle al rubio que la gente sin magia era buena. Y de paso, ocultaría a Draco de los ataques que seguro recibiría de parte de su padre. Sabía que su compañero sería irremediablemente expulsado de la familia Malfoy, y eso le preocupaba mucho. Sin embargo, el chico parecía estar dispuesto a afrontarlo. Respecto a las reacciones de la escuela... bien, solo se podían repetir una y otra vez que no los volverían a ver. Al menos no a todos, y no tan seguido. A Harry le importaban Ron y Hermione sobre todos los demás; y Draco dijo que por su parte, toda la escuela podría ir y meterse sus opiniones por el... bueno, Harry prefirió hacer oídos sordos a esa sugerencia.
Así y todo, por fin se animaron a subir al baile, los dos muy nerviosos a pesar de lo que Draco pretendiera. Cuando llegaron a la puerta, Harry sintió que se paralizaba. Pero el contacto de la suave y cálida mano de su pareja lo reconfortó y se internaron en el salón.
Fue como un murmullo apagado que fue creciendo en intensidad hasta convertirse en algo parecido a un enjambre de abejas enfurecidas, primero con los que estaban cerca de la puerta, extendiéndose hasta el último rincón del Gran Comedor. En un momento, todas las parejas dejaron de bailar, y los Hechiceros de Arda detuvieron la música; no se explicaban el por que todos murmuraban asombrados, viendo y señalando a una pareja que caminaba tomada de la mano.
Harry y Draco seguían avanzando entre la azorada multitud rumbo a una de la mesas. Harry sentía como si se fuera a desmayar en cualquier instante, y no apartaba la vista del suelo; Draco en cambio, caminaba con arrogancia y la cabeza en alto, como si Harry fuera una magnífica pieza de caza que quisiera lucir. En realidad, estaba tan nervioso que le temblaban las piernas, pero su orgullo le impedía doblegarse. "Que se jodan todos menos Harry y yo" pensó.
La mesa en que estaban Hagrid junto con Madame Maxime, Ron y Hermione, parecía haber entrado en shock. Los chicos no se esperaban que Harry se presentara justo esa noche con Malfoy, y enfrente de toda la escuela. Ni siquiera cuando los dos tomaron asiento junto a ellos lograron reaccionar. Ron los vio con sus ojos azules muy abiertos, y solo pudo decir:
-Que... que bueno que ya llegaron... tal vez todavía quede algo para que cenen-
Harry volteó a ver a su amigo, tan desconcertado como el resto de los presentes. Afortunadamente, Hermione habló.
-Eh... Ron tiene razón. Será mejor que pidan algo antes de que los elfos dejen de cocinar.- (Hermione había logrado que la PEDDO estableciera horarios justos para los elfos hacía un año).
-Yo... necesito decirles....- comenzó Harry, pero Ron lo detuvo.
-Ya sabemos. Luego hablamos con mas calma, ¿Esta bien?-
Draco alzó una ceja, pero no dijo nada. Harry sonrió al pelirrojo cuando este le dio un abrazo de comprensión. Hermione le estrechó la mano por debajo de la mesa, y después le murmuró a Hagrid (que estaba junto a ella y aún no recuperaba el aliento) lo que pasaba. El guardabosques se atragantó con su hidromiel, pero después le hizo señas a Harry de que todo estaba bien. Madame Maxime no encontró nada raro en la situación, así que pidió a Hagrid que la llevara a bailar, y por ordenes suyas la banda comenzó a tocar de nuevo. Muchas parejas volvieron de nuevo al baile, no sin miradas y comentarios incrédulos y confundidos. Muchos otros, principalmente Slytherins, decían cosa insultantes sobre la pareja, e incluso un grupito, comandado por Crabbe, Goyle y Pansy, se acercaron con aire amenazante.
-¡¿Que significa esto?!- chilló Pansy con los puños apretados.
Draco abrió la boca para contestar, pero en ese momento llegó Dumbledore, junto con McGonagall y Snape. El director intervino de forma amable.
-¿Se están divirtiendo, chicos?- les dijo a los Slytherin, quienes le lanzaron miradas furibundas. Vieron a Draco con odio manifiesto, y murmuraron amenazas en voz baja antes de perderse entre la multitud de nuevo.
El director alzó una ceja y echando una mirada inescrutable a Harry y Draco. Después le pidió a la profesora McGonagall que bailara con él. Ella aceptó y se marcharon. Snape, que parecía mil veces mas pálido y amenazante que de costumbre, balbuceó algo que sonó a "Tu, como te atreves".
-¿Qué demonios te importa?- dijo Draco fríamente, mientras aparecía un enorme filete con papas y comenzaba a devorarlo con avidez. Severus se puso lívido de rabia y se marcho atropellando a todo el que tenía enfrente.
Varios Gryffindor llegaron entonces, entre ellos Dean, Seamus y Neville, y sin importarles que Draco estaba presente comenzaron a hablar al mismo tiempo.
-¡¿Qué estas haciendo, Harry?!-
-¿Acaso estas loco? ¡Es Malfoy!-
-¡¿Por qué no nos habías dicho nada?!-
Draco los fulminó con la mirada mientras daba cuenta de su filete, pero no dijo nada. En verdad estaba haciendo un enorme esfuerzo por comportarse, y Harry agradeció mentalmente esto.
-Por favor, chicos. Hablaré luego con ustedes, ¿esta bien? No hay de que preocuparse-
Los Gryffindor siguieron tratando de convencer a Harry de la locura que estaba cometiendo, pero tras mas negativas de parte de su amigo, por fin lo dejaron en paz.
Ahora, el baile se había reanudado y a pesar de que murmullos acalorados seguían llegando a oídos de la pareja, lo difícil parecía haber pasado.
Harry suspiró y tomó con manos temblorosas una copa de agua.
Draco le pasó el brazo por los hombros.
-¿No quieres cenar?- le preguntó, ignorando las expresiones incómodas de Ron y Hermione.
-No lo creo... me parece que terminaría vomitando-
-Ew... ese no es un panorama muy agradable- dijo Draco. Después se volvió hacia la recién formada pareja, que en ese momento murmuraban algo con vehemencia, y sin mas les dijo: -Y ustedes, ¿por fin se emparejaron o algo así?-
Los chicos lo miraron asombrados y Hermione, roja como un tomate, musitó un leve "Si".
Harry no cabía en sí de gusto, y después de que Ron le contó lo que pasó, sintiéndose muy incómodo por tener que hablar frente al rostro burlón de Malfoy, su amigo los felicitó a ambos.
-Vaya, no puedo creer que por fin tomaste el valor, comadreja- dijo Draco, tratando de parecer cordial y fracasando rotundamente.
-Mira Malfoy- siseó Hermione bastante enfadada –El que Harry te soporte no quiere decir que nosotros también lo hagamos. O nos dejas de fastidiar, o...-
-Es precisamente lo mismo que le dije respecto a ustedes- dijo Draco, con sus ojos grises entornados con odio.
-¡Basta!- gritó Harry, al tiempo que sus amigos y su amante empezaban a insultarse. Los tres chicos cerraron la boca, son dejar de lanzarse miradas venenosas –Esto no debería estar pasando... ¡Dios! ¡Ya es lo suficientemente difícil como para que ustedes sigan comportándose como si tuvieran once años!-
Todos guardaron silencio, mientras acababa una pieza de los Hechiceros de Arda entre tumultuosos aplausos. Un melancólico violín comenzó a sonar, acompañado por la cadenciosa voz del vocalista, y todas las parejas empezaron a bailar abrazadas. Una luz plateada bañó el salón, y Draco volteó a ver a la gente con una expresión de infinita tristeza en el rostro.
-Lo siento- dijo, sin apartar la vista de los danzantes –Se que soy un imbecil, pero ya no quiero tener problemas... estoy casando de toda esta porquería-
Suspiró y tomó la mano de Harry; sus ojos se posaron en él, y el Gryffindor vio con un sobresalto que bajo esa luz sus iris plateados se veían espectralmente blancos. Su piel lechosa parecía una mascara fatigada, con todos los rasgos demasiado angulosos, y el cabello tan blanco como el de un anciano. Y esos ojos... no podía seguir mirando esos ojos como humo blanco, que por un momento se tornaron amenazantes, como una aparición que lo atacaría de un momento a otro. Los viejos recuerdos dolorosos de los años que pasaron peleando volvieron a la mente de Harry por un momento, pero entonces, la luz cambió y se volvió dorada al compás de una melodía mas reconfortante; el maravilloso resplandor envolvió a Draco, acabando con la ilusión que asustó a Harry. El rubio volvió a ser lozano y hermoso, triste si, pero hermoso al fin y al cabo. Y Harry comprendió que así era Draco: tan cambiante como la luz misma. Nunca lograría que fuera un ángel todo el tiempo, pues su espíritu voluble no obedecía reglas. Pero eso a Harry no le importaba; se enamoró de Draco por eso, no a pesar de eso. Y aceptó al rubio en su corazón, tal y como era y dispuesto a olvidar cualquier cosa que pudiera haber acontecido en el pasado. Cualquier cosa.
-Te quiero- le dijo Harry sin pensarlo. Draco sonrió y lo besó con ternura. Se abrazaron ante las miradas de Ron y Hermione. Sabían que no les quedaba mas que apoyar a Harry. La chica le hizo una seña a Ron y se levantaron a bailar. Ya en la pista, lo abrazó y apoyó su cabeza en el fuerte pecho del muchacho.
-Aún no lo termino de asimilar, Ron-
-Yo tampoco, nunca me imaginé que pasara algo así...-
-Bueno... tal vez es lo que Harry siempre estuvo buscando-
-O su perdición, ´Mione-
-Esperemos que no sea así, de todo corazón lo espero-
Las parejas que bailaban junto a ellos no dejaban de hacerles preguntas sobre Harry y Draco, a lo que ellos solo respondían que apoyaban a su amigo en todo, y que esperaban que fueran felices.
¡Hola a tod@s! :) ¿Qué tal? Bueno, esta vez si que me tardé demasiado en actualizar esta historia. Las cosas se han puesto duras para mi últimamente, en la casa y en el trabajo, pero espero que mejoren el año que viene y ya pueda estar mas al pendiente de mis fanfics, que es algo que en realidad me encanta hacer. Por lo mientras, aquí esta este nuevo capitulo, que espero que les haya gustado :) Las cosas se van componiendo para los chicos, y al mismo tiempo complicando, ¿he? Falta ver que tal les va con Lucius y compañía. Será algo interesante de ver, je, je. Ya falta poco para que esta historia finalice, este es el penúltimo capitulo de hecho. Pero no será mi ultimo fanfic, nop ;) Ahorita estoy escribiendo uno nuevo, del cual ya pueden leer el primer capitulo en este mismo apartado de fanfiction.net. Se llama "Sobre Janis Joplin y el amor inesperado" El titulo es algo extraño, ¿verdad? Pero una vez que lo lean sabrán lo que significa. Espero que les guste, ya saben que los reviews son siempre bien recibidos, y lo mismo va para los que manden a este fic. Mil gracias de antemano por sus comentarios.
Y también aprovecho para hacerle publicidad a mi página :D Se llama Gerich Meleth Nîn / Lanthir´s Fanfics, y es un lugar donde he reunido todas las historias que he escrito hasta ahora, las que están aquí en ff.net y las que estaban publicadas en otros lugares, así como otras que solo pueden leer ahí. Hay de HP, LOTR y hasta una de Pirates of the caribean, je, je. Les agradecería mucho si pudieran visitarla y mandarme un feedback con su opinión, y si les gusta, no olviden firmar el g-book. Además, ahí podrán leer las actualizaciones de todas las historias antes que en cualquier otra parte, si quieren que les avise solo inscríbanse a la lista de correos. La dirección de la página es geocities.com/lanthir_fanfics
OK, espero que tod@s estén bien, muchas gracias por todos los reviews que me han dejado, y nos estamos leyendo!!! :D
Lanthir
