Notas de la autora: ¡Hola a tod@s! Mi nombre es Lanthir, y me encanta escribir fanfics, aunque esta es la primera historia de HP que escribo. Es un fanfic slash/yaoi, o sea, relación chico-chico. No quisiera herir susceptibilidades, así que si no te gustan este tipo de relatos, baja el menú que esta en el índice y ve al rating correcto a tus necesidades. Si te gusta lo que lees, déjame un review, por favor :)

Ah! Y todos los personajes son de J. K. Rowling (a excepción de la prefecta Nancy y demás incidentales),  yo solo soy una imitación barata de ella, je, je. No gano nada por escribir esto, mas que sacar el exceso de imaginación de mi loca cabeza y (espero) entretenerlos a ustedes. ¡Disfruten y gracias por leer esto! :)

Lanthir

Un Giro Insospechado

Capitulo 15: No hay vuelta atrás.

Cuando el baile concluyó, todos regresaron a sus respectivos dormitorios; la noche había acabado sin mas novedad, salvo los comentarios que siguieron toda la noche a Harry y a Draco. Pero ellos se mantuvieron firmes en su decisión y permanecieron juntos. Draco había insistido en bailar,  pero eso era algo que definitivamente no se le daba a su pareja y denegó la oferta todo el rato. Así que el rubio se dedicó a insinuarle cosas subidas de tono al oído, con lo que Harry a ratos reía como loco y a ratos enrojecía como un tomate. Al final de cuentas pasaron un buen rato viendo bailar a todos y riendo cuando Madame Maxime y Hagrid atropellaban a las desventuradas parejas que se cruzaban en su camino.

Cuando Harry se acostó en su cama estaba rendido y se durmió rápidamente; sin embargo, unos rasguños en la ventana lo despertaron una hora después. El enorme búho de Draco le llevaba una corta misiva.

"Harry

Estoy en la lechucería. Ven a verme.

D"

Harry se extrañó de este mensaje, pero hizo lo que Draco le indicaba. Salió del dormitorio en silencio y fue a la lechucería oculto bajo la capa. Entró sin descubrirse al amplio salón que en ese momento estaba casi vacío, pues las aves había salido a cazar. Junto a la ventana vio a un Draco visiblemente molesto, que fumaba un cigarrillo con manos temblorosas; un baúl y otros objetos personales estaban junto a él, algunos en bastante mal estado.

Harry se quitó la capa y Draco se sobresaltó un poco, pero lo disimuló de inmediato.

-¡¿Sabes lo que esos hijos de perra hicieron?!- dijo, con el fino rostro contraído de rabia- ¡Destruyeron mi habitación! ¡Se atrevieron a entrar a MI habitación y la hicieron trizas! Me dejaron esto- Le extendió a Harry un arrugado papel donde había una sola palabra: Cuídate.

Draco empezó a caminar de un lado a otro mientras tiraba la colilla del cigarro y encendía otro.

-¡Ah! ¡Pero no se quedaron inmunes! Les costará un año el reconstruir las mazmorras...-

Harry estaba destruido. Ya sabía que las cosas se iban a poner feas, pero no pensó que tan rápido. Haciendo un esfuerzo por calmarse, empezó a recoger las pertenencias del Slytherin.

-¿Que haces?- preguntó Draco.

-No puedes pasar la noche aquí. Nos vamos a mi dormitorio-

-Estas bromeando, ¿verdad? Si los Slytherin no me lincharon, los Gryffindor lo harán si me metes a su preciosa torre-

Harry no se inmutó.

-Bueno, entonces iremos con Hagrid. El te recibirá hasta que mañana parta el Expreso hacia Londres-

-¡No pienso ir a meterme con el borracho y su amante! Prefiero dormir en el Bosque Prohibido...-

-¿Entonces que quieres?- preguntó Harry, empezando a perder la paciencia.

-Me quedaré aquí- dijo el rubio, tirando el cigarro  y apartándose el cabello del rostro con un gesto enojado- Faltan pocas horas para que amanezca y salga el tren. Allí veré a mi padre y... y...-

Draco no continuó. Su rostro se quedó en blanco, como si acabara de darse cuenta de la magnitud de las cosas. Había sido fácil decir que mandaría a Lucius al diablo, pero ahora que veía tan próximo el momento, en verdad se había aterrorizado. Se imaginó las cosas horribles que le haría, y principalmente las que le haría a Harry. El solo pensarlo lo hizo estremecer.

-¿Y que, Draco? ¿Que harás?- preguntó Harry, desistiendo de levantar las cosas y dejándolas caer -¿Decirle a Lucius que te saque del problema como siempre? ¡Ya no vas a contar con él, nunca más!-

Malfoy montó en cólera. Atrapó al otro chico por el cuello y lo azotó contra la pared. Pero se detuvo; la expresión de Harry le partió el corazón.

-Solo quiero saber si aún estas dispuesto a hacer esto, Draco. Después de mañana no habrá vuelta atrás, y es en serio.-

El rubio se calmó y abrazó a su compañero.

-Estoy seguro, Harry. ¿Como puedes pensar otra cosa?-

-Esta bien. Entonces nos quedaremos aquí los dos, ¿de acuerdo?- dijo, mientras aparecía una mullida cama con mantas encima.

Al día siguiente, Harry despertó primero. Hedwig le picoteaba cariñosamente la oreja, como preguntándole "¿Qué haces aquí?". El chico sonrió y se desperezó, algo cansado por las pocas horas que durmió. Draco aún estaba dormido, y Harry se maravilló de la forma en que el sol producía reflejos en su rubio cabello. El Gryffindor se levantó y vio el cálido amanecer por la ventana, respirando profundamente.

Ese día era el primero del resto de su vida. De su vida con Draco Malfoy, por increíble que pareciera.

Después de batallar para despertar al Slytherin, ambos se apresuraron a alistarse. Aún les quedaba algo de tiempo, y a pesar de la renuencia de Malfoy, su pareja lo convenció de bajar a desayunar.

-No te alteres... no demasiado- dijo Harry mientras entraban al Gran Comedor.

Los murmullos los recibieron como era de esperarse, principalmente por parte de los Slytherins. Crabbe y Goyle veían a su ex líder con rabia y miedo. Ambos estaban bastante maltrechos, y cuando Harry vio bien, se dio cuenta de que la mayoría de los alumnos de esa casa estaban heridos; por lo visto, Draco habló literalmente sobre la destrucción de las mazmorras.

Harry tomó por el codo a Malfoy y lo dirigió a la mesa de Gryffindor. Ron y Hermione les hicieron un espacio y ambos se sentaron; algunos de los amigos de sus amigos los observaron ceñudos, pero después volvieron a sus asuntos.

-¿Qué pasó?- preguntó Ron. Era claro que algo había ocurrido entre los Slytherins, a juzgar por los daños.

-Solo les demostré que nadie se mete con Draco Malfoy- dijo arrogantemente el rubio. Ron y Hermione se vieron con idénticas cejas levantadas y dieron por terminada la discusión.

Después interrogaron a Harry sobre lo que harían, y él les contó que se iría con Draco por algún tiempo. Hermione se vio muy preocupada por lo que Lucius haría, pero Harry se negó a que se quedaran con ellos cuando lo enfrentaran. "Esto es responsabilidad nuestra", dijo; en realidad ya temía demasiado por Draco como para preocuparse encima por sus dos amigos.

El tren saldría a las once de la mañana y eran las diez. Draco regresó a la lechucería y a su dormitorio para ver si no olvidaba nada, mientras Harry hablaba con Ron y Hermione sobre como se dieron las cosas con el Slytherin. Sus dos amigos lo escucharon en silencio, y a pesar de las dudas que los inquietaban, apoyaron a Harry. El chico no pudo hacer otra cosa que abrazarlos agradecido.

Después recogieron sus cosas y fueron hacia la estación; Draco ya esperaba a Harry y partieron sintiendo tristeza en sus corazones. Era difícil abandonar el lugar donde habían crecido y donde habían pasado tantas aventuras.

El viaje en el tren no tuvo contratiempos: Draco viajó en el compartimiento de Ron,  Hermione y Harry, y este último vio complacido que sus amigos y su pareja parecían llevarse relativamente bien. O al menos evitaban maldecirse frente a él. Consideró esto como una ganancia.

Era bien entrada la noche cuando por fin llegaron a Londres. Harry parecía algo hiperventilado,  pero se trató de tranquilizar. Dio un rápido beso a Draco en la seguridad del salón y respirando profundamente, bajó sus cosas y ayudó a su compañero con las suyas.

Lucius Malfoy bajó del elegante Mercedes en la estación y atravesó con altivez el anden 9 ¾, sin siquiera fijarse en si algún muggle lo veía. Un montón de magos y brujas buscaban a sus hijos entre la multitud, y los abrazaban con cariño. Malfoy pasó rápidamente la vista por los vagones y vio a Draco, que bajaba cargando un asa de su baúl. Lucius se acercó con movimientos elegantes, esquivando a la chusma que se apretujaba en torno, cuando se detuvo abruptamente. El muchacho que ayudaba a bajar el baúl a Draco no era otro que Harry Potter.

Harry estaba batallando para sujetar el asa del baúl y bajar el escalón, por que no veía donde ponía el pie. Por fin pudo bajar y puso su carga en el suelo; cuando subió la vista, el atractivo rostro de Lucius estaba justo frente a él, viéndolo desde arriba con los ojos entrecerrados.

-¿Qué demonios haces?- preguntó en voz baja y fría a su hijo, que se había apresurado a ponerse delante de Harry.

-Debemos hablar- dijo Draco, con el rostro impasible y con el mismo tono glacial del otro.

Lucius apretó los labios y miró amenazante a Harry.

-Hay mucha gente- dijo Draco calculadoramente- Demasiada, padre-

Malfoy miró furioso a su hijo, tan alto y hermoso como él mismo. Era clara la amenaza implícita en sus palabras: escándalo.

-Vamos- dijo Lucius, caminando con su acostumbrada arrogancia hacia la barrera del andén. Ni siquiera volteó la vista atrás. Harry estaba mas nervioso que nunca, pero se las arregló para encargarle su equipaje y el de Draco a un preocupado Ron. Después echó a correr tras los Malfoy, que ya estaban cerca de la salida.

Lucius y Draco salieron de la estación y subieron al auto. El hombre ordenó al chofer que arrancara, pero Harry llegó un segundo antes; abrió la portezuela y se metió sin preguntar. Se sentó junto a Draco en el asiento frente a Lucius, y tosió un poco debido a la carrera. Draco contuvo la risa al ver a su pareja y la forma en que se metió al auto sin mas. Lucius en cambio, veía a Harry como si fuera lo que mas detestara en el mundo. Volvió sus ojos grises hacia su hijo y dijo:

-De todas las cosas estúpidas que haz hecho, el hacerte amigo de este... muchacho ha sido lo peor. ¡¿Acaso no recuerdas todo lo que ha pasado, que por culpa suya estuvimos a punto de perderlo todo?!-

Harry palideció. Amigo... ¡Lucius aún no se había dado cuenta de que eran mas que amigos!

Draco pareció darse cuenta de esto también y puso su mano sobre la de Harry, con el mismo rostro impasible y clavando los ojos en los de sus padre. Lucius captó el movimiento y vio a la pareja con una expresión que pasó de la duda a la perplejidad.  El Gryffindor tragó saliva y puso su mano sobre la de Draco. Eso era todo. Con ese simple gesto descubrieron ante los azorados ojos de Malfoy padre lo que pasaba entre ellos.

El rostro de Lucius mostró entonces la mirada mas furiosa que ambos chicos hubieran observado en el arrogante hombre. Draco no mostró cambio alguno, pero Harry sintió que sus delgadas manos empezaban a temblar un poco. Estaba nervioso, temía a su padre a pesar de lo que pretendiera.

-Como... te... atreves...- murmuró Lucius, metiendo la mano en el bolsillo de su túnica, a punto de sacar su varita; pero Draco fue mas veloz y en un segundo apuntaba a su padre.

-No puedes hacer nada- dijo el muchacho con la voz fría y decidida –Si nos haces daño o siquiera nos sigues, Dumbledore se encargará de hundirte. Tuve una larga charla con él respecto a lo que ocurre en la mansión.

Harry vio sorprendido  a Draco; ¿A que hora había hablado con Albus?

Las fuertes voluntades y la furia de los Malfoy se podían sentir en el aire mientras el auto avanzaba veloz por la autopista. El chofer era un muggle bajo la  Maldición Imperius y no se había percatado de nada que no fuera el camino frente a él.

-Eres un maldito traidor, Draco- dijo Lucius, echando chispas por los ojos, pero con la voz controlada y fría como siempre –A pesar de que tu madre y yo tratamos de hacer lo mejor que pudimos, estabas podrido desde el principio... ¿cómo te atreves a hacernos esto?-

-Draco no cometió ninguna traición- interrumpió Harry, muy airado por lo que Malfoy acababa de decir –Simplemente no quiere convertirse en una basura como tú. ¡Déjanos en paz o atente a las consecuencias!-

-¡Maldigo el día en que naciste!- bramó Lucius, sacado su varita.

-¡Inmovilus!- exclamó Draco; Lucius se quedó inmóvil a medio camino de atacar a Harry. El muggle despertó del hechizo y dio un volantazo mientras gritaba, totalmente confundido. Harry se golpeó contra la puerta y Lucius resbaló del asiento, aún congelado. De repente, el auto golpeó contra la barrera de contención y salió volando, aterrizando estrepitosamente sobre el toldo.

Harry despertó y lo primero que sintió fue un terrible ardor en el ojo derecho. Alzó la mano y se dio cuenta de que las gafas estaban rotas, y pequeños fragmentos de metal y cristal se le habían enterrado en el rostro y en el ojo derecho; se incorporó un poco y vio que aún estaba dentro del auto, pero con el impacto había caído en el asiento delantero. El infortunado muggle yacía unos metros adelante, en medio del asfalto y de un charco de sangre.

Harry sentía que todo le dolía y no veía con claridad, pero un pensamiento lo hizo olvidarse de si mismo.

-¡Draco!- exclamó, tratando de darse vuelta entre el abollado auto. Se abrió paso en medio de los asientos que pendían del techo, y se encontró con Lucius, que aún seguía congelado a pesar de la sangre que manaba de su cabeza. Volvió sus ojos algo desenfocados hacia Harry, y una chispa de furia embargó sus iris plateados. El Gryffindor lo dejó donde estaba y levantó un asiento caído. Esperaba encontrar a Draco ahí, pero no estaba.

-¡Draco!- gritó Harry viendo hacia todos lados, pero era obvio que el rubio había desaparecido. La portezuela del lado izquierdo no estaba en su lugar; el chico escuchó alarmado las sirenas de las ambulancias a lo lejos.

-¡Draco!- volvió a gritar, tratando de salir del auto. Era imperativo que escaparan, los muggles no debían encontrarlos allí. Por fin logró salir y vio unos metros atrás a una chica que tenía entre sus brazos al Slytherin. Harry corrió hacia ellos, trastabillando un poco.

-¡Draco!- el  chico se dejó caer junto a él, arrebatándolo de los brazos de la muchacha. Pero para su sorpresa, el rubio estaba despierto.

-Estoy bien- dijo con la voz algo ronca mientras la sangre manaba de una de sus cejas– La portezuela se desprendió y me caí antes de que el auto se volteara... justo frente a la camioneta de esta amable señorita-

-¡Estuve a punto de arrollarlo!- dijo la chica, temblando de pies a cabeza –pero parece estar bien, a excepción de eso...-

El brazo de Draco colgaba en un ángulo extraño, pero el rubio le restó importancia, poniéndose trabajosamente de pie.

-No es nada... ¡Por Merlín! ¡Harry, tu ojo...!- Draco se adelantó, alarmado.

-No hay tiempo, tenemos que irnos. Los muggles vienen-

-¿Cómo que se van?- preguntó la chica, viendo las heridas de ambos. -¡Tienen que ir con un médico! Y creo que aquel esta muerto...- dijo, señalando al chofer muggle.

Draco volteó espantado, pensando que hablaba de Lucius.

-¡¿Dónde esta mi padre?!-

-En el auto... el otro es el chofer- dijo Harry, ignorando a la chica que sacaba un pañuelo y le trataba de limpiar la sangre que le caía de la cara.

Draco vio el auto, donde la cabeza de Lucius se alcanzaba a ver un poco. Se quedó quieto, como dudando en si ir a verlo o marcharse, con la incertidumbre en su fino rostro.

-Draco... –dijo Harry suavemente, tomándolo de la mano. La policía ya estaba muy cerca, tratando de pasar entre el tráfico y los curiosos.

-Solo... solo espera un momento- musito el otro. Se dirigió con paso vacilante al auto, seguido de Harry y de la alarmada chica; esta soltó un grito cuando vio a Lucius con el cabello empapado de sangre. Sin embargo seguía conciente,  aunque inmovilizado por el hechizo. Harry vio entonces que Draco aún sostenía su varita con la mano sana.

El Slytherin se acercó y se arrodilló junto a su padre, que lo vio con ojos implorantes a pesar de su rostro inexpresivo. El joven le pasó una mano por la mejilla y murmuró unas palabras que hicieron que la cabeza de Lucius dejara de sangrar. Después buscó la varita que había caído de las manos de su padre en el momento del hechizo y se la guardó en el bolsillo.

-Adiós, padre- dijo finalmente Draco, viendo a Lucius con una extraña y triste expresión en el rostro.

Se incorporó y Harry se apresuró a lanzarle un obliviate a la chica, que había visto toda la escena con creciente temor. Después se encaminaron al bosque que bordeaba la autopista, y cuando ya estaban bastante alejados del barullo, Draco se volvió y murmuró "finite incantatem".

-¡Draco! ¡Draco!- los gritos histéricos y enojados de Lucius llegaron a sus oídos mientras desaparecían con un Traslador que Harry acababa de encantar.

Meses después, Harry y Draco se encontraban en un pueblito de Escocia. Todas sus heridas estaban curadas, pero su vida no había sido todo lo placentera que esperaban. Solo una semana después de que los chicos enfrentaron a Lucius, una partida de magos habían atacado a los Dursley en busca de Harry. La Madriguera también había sido asediada, y hasta dieron con los papás de Hermione en su consultorio dental. Afortunadamente, nadie había resultado muerto, seguro por el temor de Lucius a que Draco hablara. Aunque eso no le impedía buscarlo. Draco se enfureció cuando él y Harry descubrieron la casita que tenían en Mónaco hecha pedazos. Los chicos se marcharon, pero desde ese día habían estado huyendo cada vez mas lejos, esperando que en cualquier momento los encontraran.

Draco le confesó a Harry que  lo de la platica con Dumbledore había sido mentira. Fue lo único que se le había venido a la cabeza ante la amenaza de su padre, pero en realidad no estaba dispuesto a hacerlo. Después de que Lucius fue a la cárcel cuando se descubrió  que Voldemort había regresado, había logrado salir a costa de chantajes y sobornos por parte de sus allegados. Su reputación, tan preciada para el, se fue a pique. Pero cuando los pasquines del mundo mágico publicaron que Lucius había ido a parar  a un hospital muggle, sin varita y en medio de un sospechoso accidente donde un muggle terminó muerto, las cosas fueron peores. Los rumores de que Draco había huido con Harry no se hicieron esperar, y era claro que Lucius necesitaba que su hijo volviera al redil para salvar lo poco que quedaba del apellido. No era probable que hiciera daño a Draco (no al menos físicamente), pero no se podía decir lo mismo de Harry.

Y allí estaban ahora, en la taberna de aquel pueblito esperando por Hermione, que era su único lazo con el mundo mágico. La chica se las arregló para encontrarlos cuando nadie había podido dar con ellos, y se había negado a dejarlos batallar solos. Así que les pasaba las noticias que escuchaba de Lucius y sus movimientos. Harry y Draco habían estado los últimos meses de un lugar a otro; Irlanda, Moscú, Nueva Delhi y finalmente Madagascar, pero habían ido a Escocia para despistar.

La chica entró en el bar, cubriéndose de la intensa nevada que caía afuera; los vio y se dirigió a ellos quitándose el húmedo abrigo y el gorro. Después de beberse una copa de vino de una sentada, les dijo que Lucius en persona le había escrito, pidiéndole que por favor le dijera donde estaba su hijo, pues estaba muy preocupado por él.

-Pero era claro- dijo Hermione con su tono analítico de siempre –que no te busca por el simple dolor de su corazón... no, algo se trae-

Draco la observó algo molesto, pero tenía razón; él sabía que Lucius no se andaba con sentimentalismos tontos como esos.

-Debes hablar con Albus- dijo Hermione, sacándolo de sus pensamientos –No pueden seguir huyendo. No es justo para Harry... ni para ti-

Draco no contestó. Paseó la vista por el destartalado lugar, sintiendo los dedos ateridos por el frío tarro que tenía entre ellos. Lucius... no había sido un padre ejemplar, pero era su sangre al fin y al cabo. Si hablaba seguro iría a la cárcel, y después de esto no habría vuelta atrás. Era el último paso hacia la separación de los Malfoy... aunque a estas alturas seguramente ya estaría excluido de todos los archivos familiares.

Una suave mano se posó sobre la suya. Harry lo veía con sus ojos cristalinos, como esmeraldas tras el cristal de sus gafas. El chico le había dicho que no tenía que hacer nada que no deseara, pero era obvio que la situación lo estaba desgastando.

Draco suspiró.

-Lo haré. Hablaré con Dumbledore-

Era una fría mañana de otoño; estaban en una casita de campo a las afueras de los Cotswolds en Inglaterra.

Harry se despertó debido a los rayos de un sol cálido que le caían sobre los ojos. Parpadeó varias veces y se dio la vuelta, tratando de dormir un poco mas; pero la visión de una larga cabellera platinada que se desparramaba frente a él lo terminó de despertar.

El Gryffindor sonrió y pasó la mano por el hombro desnudo que se asomaba debajo de la manta.

-MMM...- Draco tomó la mano de Harry y se volvió a dormir. El otro chico volvió a sonreír y plantó un breve beso en la pálida mejilla de su pareja antes de levantarse. Se dirigió al baño y comenzó a preparar la tina.

Hacía mucho frío, así que fue muy placentero meterse en la gran bañera llena de agua caliente. Se sumergió, disfrutando de la sensación, y cuando salió vio a Draco totalmente desnudo frente a él, con el cabello revuelto y los ojos somnolientos. Se veía encantador.

-¿Me invitas?- dijo en su tono mas seductor, con sus finos labios surcándose en una sonrisa que alguna vez fue despectiva, pero que ahora era una invitación al placer.

Harry no pudo hacer otra cosa que admirar aquella escultura frente a él.

Habían pasado cinco años desde que Draco habló y su padre fue a prisión. Las cosas empezaron como una simple redada de objetos de magia negra en la mansión Malfoy, pero los hechos fueron saliendo a flote y pronto se descubrió que Lucius seguía llevando a cabo actividades como mortífago aún en ausencia de Voldemort, ocupando prácticamente su lugar. Por mas que se trató de ocultar todo esto, la cloaca estaba abierta.

Fue una época difícil, muy difícil para los dos, principalmente cuando les llegó la noticia de que el padre de Draco había sido condenado al Beso del Dementor, pena aplicada solo en casos extremos.  Draco se había arrepentido y por mas que trató de salvarlo, fue demasiado tarde. Las habladurías y los ataques por parte de la prensa sobre como Malfoy había vendido a su padre por la pasión que sentía hacia el Niño que Vivió, independientemente de los crímenes que se cometieron, no se hicieron esperar. Al final de cuentas, ambos terminaron crucificados por la opinión pública, y se tuvieron que retirar a las sombras de la clandestinidad. Vivian de las rentas de un par de propiedades que adquirieron en Londres, y seguían teniendo contacto con algunos de sus amigos, principalmente de Gryffindor. Ron y Hermione, que se habían casado dos años atrás, los visitaban a menudo.

Sin embargo y a pesar de todo, eran felices; después de lo de Lucius, Draco entró en una honda depresión, pero gracias a Harry y al amor que sentía por él, logró recuperarse. La vida por fin era tranquila, y los muchachos se amaban profundamente; las dificultades no habían hecho mas que unirlos, y las perspectivas del futuro les tenían sin cuidado. Era cuestión de tiempo el que la gente terminara por olvidar el escándalo. Y después de todo, se tenían uno al otro, tenían amigos y vivían cómodamente. No podían desear nada mas por el momento. Eran libres y estaban juntos, y era todo lo que les importaba.

Harry sonrió y extendió la mano, invitando a Draco a entrar al agua. El rubio se sumergió con elegancia, empapando su larga cabellera, y se tendió sobre Harry sensualmente.

-¿Sabes... cuanto... te amo?- dijo, mientras depositaba suaves besos sobre la húmeda piel del moreno.

-Lo se. Yo también te amo-

-Ahhh... esto es delicioso- dijo Draco, dándole la espalda a Harry y acomodándose entre sus piernas. Acarició los suaves muslos de su amante, mientras Harry enjabonaba sus esculpidos pectorales.

-MMM... no debemos demorarnos. Recuerda que vamos a desayunar con Ron y Hermione-

-Pueden empezar sin nosotros, ¿No crees?- dijo Draco, moviendo tentadoramente las caderas contra la creciente excitación de Harry.

-Oh... a veces eres tan persuasivo- murmuró su pareja, bajando las manos por el húmedo cuerpo del rubio y acariciando su miembro ligeramente.

Draco se abandonó a la sensación, exponiendo su cuello como una victima al vampiro de sus sueños. El contacto de sus pieles mojadas y cálidas era tremendamente excitante, y los chicos pronto se encontraron besándose y acariciándose con pasión, derramando el agua de la tina por todo el piso.

Draco tomó el control. Le encantaba hacerlo, y ver la docilidad con que Harry se le entregaba era lo mejor. Giró a su amante, besando su espalda y tentándolo con su dureza, hasta que Harry gimió y se pegó a él, suplicándole que lo poseyera.

-Dilo- dijo Draco, tan ansioso que se sentía desfallecer, pero con el perverso orgullo Malfoy ardiendo dentro de él.

-Hazme el amor, Draco- gimió Harry, ansioso por sentir al otro dentro de él.

El Slytherin sonrió y penetró a Harry de una sola acometida; el agua y las burbujas ayudaban a que se deslizara con suavidad y pasión dentro de él. Se movieron con ansia; siempre hacían el amor como si la vida se les fuera en ello, como si fuera la primera vez que nunca recordaron en realidad.

Draco clavó las uñas en las caderas de Harry cuando llegó al orgasmo, y sintió la tibia humedad del otro chico en su mano, su grito ahogado de placer. Ambos se relajaron, volviéndose a hundir en el agua, agotados por su apasionado interludio.

Después de un amodorrado momento, Harry dijo:

-Tenemos que prepararnos, Draco... llegaremos tarde con Ron y Hermione.-

-Oh, estoy seguro que pueden esperarnos... para la cena- dijo pícaramente el rubio, atrayendo hacia si a un sonriente Harry.

FIN

¡Hola a tod@s! :D No puedo creerlo, pero por fin terminé esta historia!!! Estoy muy contenta, por que a pesar de todos los contratiempos que tuve y el largo tiempo que me llevé, por fin esta el final. Sorry si fue demasiado rosa, pero no me pude imaginar que terminaran mal después de todo lo que pasaron :P Además, no fue del todo miel sobre hojuelas... digamos que fue agridulce, por que al final de cuentas terminaron bastante arruinados los pobres :( En fin, creo que no podía ser de otra forma :P

Respecto al Inmovilus que Draco usó en Lucius, no se si al recibir un hechizo de estos se pierde el control sobre la persona si se había lanzado un Imperius antes, pero yo lo tomé como que así sucedía, por eso el chofer muggle despertó y se estrellaron. Al final de cuentas no recordaron que pasó antes del obliviate, creo que fue mejor así, por que les pasaron cosas malas y quien sabe si las iban a poder superar. Que mas... mmm... soy muy despistada, seguro dejé algún cabo suelto, pero en este momento de plano no se cual sea, je, je  ^-^

Bueno, quiero agradecer enormemente el apoyo que tuvieron para con esta historia. Mil gracias a todas las personas que me dejaron reviews y las que me mandaron mails con sus comentarios, y a las que se tomaron el tiempo para leer todas estas locuras. Lamento mucho el no poder contestar todos los mensajes personalmente, pero tengo que decir que sigo sin internet, desde finales de octubre estoy así y créanme que es la muerte!!! :( Pero que se le va a hacer, las cosas están difíciles por acá. La nueva historia que estoy escribiendo, Sobre Janis Joplin y el amor Inesperado va a ser también una novela pero mas corta que esta. Ahora me voy a dedicar al 100x100 a ella y ya estará listo el próximo cap prontito. Please, léanla y si les gusta, dejenme review o mándenme un mail a lanthir_l@hotmail.com También las invito a visitar mi página en ios, suerte y besos :D

Lanthir