Bien, ahora sí jejejeje
AVISO: este sí es R no quiero rebotes (lo que quiero son reviews jejejeje)
Es muy corto, para que la gente que se lo quiera saltar no se pierda nada. (O al menos no muy importante, pero que diablos, por favor leerlo :-| porfaaaa)
Es la primera vez que escribo una escena de este tipo, así que espero que haya quedado bien ;)
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Draco paró de mordisquearle por el cuello. Se besaron, furiosamente, cada uno quería comerse al otro. Era, en el fondo, una invitación a continuar. Pero era el rubio quién tenía el control.
-Ven, este sitio no es muy acogedor.
Había una habitación contigua. Era la sala de los inquisidores, ricamente decorada. Tenía sillones que rodeaban una chimenea en las que ardían unas pequeñas, pero potentes llamas, y una mesa con sillas. Frente a la chimenea, había una mullida alfombra sobre el suelo de piedra. La temperatura del cuarto era ideal, hasta quizás hacía un poco de calor, ¿o eran ellos los que sentían calor? Draco se quitó su capa y la dejó caer sobre la alfombra.
Después de que le soltase, Ron se sentía un poco inseguro. Pero como un aprendiz, dejó que le guiasen en el juego. Draco le sentó sobre la capa y empezó a casi comérselo. Sacándole el suéter y la camisa. Los dedos fríos recorrían su cuerpo y cuando dejó de besarle vio la imagen del muchacho rubio como con un aura extraña. Aquella camisa medio desabotonada y la cara de predador ligeramente tapada por unos mechones descolocados. Entrecerró los ojos y dejó que él hiciese lo que quisiese, y que sus manos se moviesen solas. Cuando quiso darse cuenta, estaba desabrochando un pantalón, no muy seguro el de quién.
Pero algo dentro de él le bloqueó un momento. En el fondo aún tenía miedo. No estaba muy seguro de que lo estaba haciendo. Se mordió el labio para evitar besarle cuando se le ofreció. 'No puedo hacer esto' Su amante debió darse cuenta de lo que pasaba. Le miró intensamente, la palidez de su rostro estaba ligeramente rota por unas mejillas sonrosadas. Habló, intercalando susurros entre los dos oídos del muchacho que tenía debajo.
-¿qué te pasa? Mmm –pareció comprender- no te preocupes, no tienes que temer nada, esto no es ningún pecado, te lo aseguro. –una extraña sonrisa que debería haberle dado seguridad le asustó más- pero lo que sí lo es, es dejarme ahora frío, porque no te lo pienso permitir.
Unas manos le agarraron por los hombros, pegándole al suelo. Nunca se hubiese imaginado que Draco tenía tanta fuerza, siempre parecía pequeño y débil. Pero las apariencias engañan. Unos brazos delgados pero poderosos empujaban unas muñecas que le taladraban las clavículas. Le hacían daño, impidiéndole moverse. Le tenía cogido, y ahora era suyo.
Todo empezó a convertirse en un torbellino que hacía con él lo que quería. La única tela que sentía era la capa bajo él. Y una piel suave que rozaba la suya por cualquier parte. Ya ni veía, porque había cerrado los ojos. Labios sobre su cuello, sus hombros, su pecho y seguían bajando por su torso. Ya nada importaba, ni siquiera podía defenderse, al menos disfrutaría del momento. Sus propias manos actuaban solas, como poseídas por un ente que sabía lo que hacer. Y su boca besaba todo lo que se le acercaba. Unos dientes se le clavaban una y otra vez. Incluso pudo oler la sangre.
De repente y sin avisar lo sintió, dentro de él. Lanzó un grito, que pronto fue apagado por una mano. Apretó uno de los dedos entre sus labios. Cada vez que entraba soltaba un gemido sordo. Unas uñas se clavaban en su cadera. Sentía dolor. Pero también lloraba, un placer que nunca hubiese imaginado, que nunca se había planteado que pudiese sentir. Cada vez que entraba en él, lo hacía con más intensidad que la anterior. Aprovechaba para besarle donde podía.
Ahí estaban, el cielo, las estrellas, el infinito universo. Desde el telescopio de astronomía no se veían así. Ahora eran hermosas. Magníficas y fantásticas. Nebulosas gigantescas. Viejas estrellas que explosionaba, y nacían nuevas. Un agujero negro que todo se lo tragaba. Conjuntos de planetas que giraban rápidamente alrededor de brillantes soles.
Y de repente nada.
Sintió sus pulmones respirando con fuerza. Cogiendo aire furiosamente. Las manos del rubio estaban ahora calientes, y sus brazos le rodearon. Ahora ya no era un niño, era un bebé.
'Y… ¿porqué negarlo?… ¡me gusta!'
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Hay una cosa que tengo que decir sobre este capítulo, y es que se escribió solo. Lo juro. Yo lo tenía pensado de otra manera, pero entre unas cosas y otras…
Lo de comparar el clímax con el espacio es una de las cosas que se crearon solas, y tras escribirlo descubrí muchísima simbología ;)
Bueno, como dije antes, es la primera vez que escribo algo así. Así que quiero comentarios, del tipo que sean. Críticas buenas o malas o un apoyo tipo está-bien-pero-puede-mejorar.
De todas maneras un aviso esto acaba de empezar jejejeje todavía queda historia (vaya si queda…)
¡¡¡Seguid leyéndome en el futuro!!!
Nios leemos
Bkñs
Tiz
