¡¡PERDÓÓÓN!!

Me han ocurrido un montón de cosas en este ¿ya ha pasado mes y medio?

En serio que lo siento, las navidades no me dejaron tiempo libre, y estoy matada a base de trabajos de clase Y.Y este capítulo lo he escrito a cachitos…

Es bastante más largo que los otros… porque iba a cortarlo pero me parecía muy cutre, así que pensaba, 'pongo un poco más' pero ese poco más quedaba huérfano sin otras cosas y al final…

De todas maneras no creo que hasta marzo pueda escribir con la misma periodicidad que hice en hasta antes de navidad, es que es el fin de curso y casi no tengo tiempo. De todas maneras queda poco… unos cuantos capítulos nada más (y los epílogos ;) porque no habrá segunda parte… lo ziento, esta historia no acepta segunda parte).

Aviso: PG-17 hacia el final (para quién quiera saltárselo, de todas maneras ya sabéis que yo suelo ser bastante light) disfrutad de los pocos momentos cómicos que quedan ;)

Nota: no sé si en otros países será así, pero para que no os sorprenda el 'tío' es una expresión de camaradería masculina muy típica de adolescentes españoles. Algo así como el 'mate' en inglés. No me refiero a que Ron sea hermano de un padre de Harry ^.^ Me resistí ha usarlo hasta ahora (y eso que tuve oportunidades) pero en esta ocasión me pareció inevitable o_ô y tampoco era plan andar con el 'colega' que hace siglos que no se usa y queda bastante mal… Y con 'melancolía nostálgica'… si este fan-fic fuese en gallego pondría 'morriña' que incluso está aceptada ya por la RAE… pero me da que nadie entiende su verdadero significado si es no es gallego-hablante (una palabra intraducible ^^ como 'riquiño', 'migone' en francés, es la que más se le parece)

Los días pasan. Uno, dos, tres, cuatro… y Snape cumple su promesa. Por mucho que lo intente Ron, es incapaz de estar solo con Draco. Incluso en el comedor lleno de gente puede sentir su mirada clavada. Es injusto, y desesperante. Si es que el rubio da muestras de molestarle la situación, lo hace cuando no están juntos. Pero Ron sabe que él es muy buen actor, con los años se ha dado cuenta. Pero también podría ser que no…

Lo peor de la situación es que con todo esto ha descubierto que no puede estar sin él. Por fin sus sentimientos se han aclarado, y sabe perfectamente lo que quiere. La pesadez del día a día, le ha resuelto su problema. Nadie es suficiente si él no está.

De repente se le ocurre una idea. ¿Por qué no pensé antes en esto? Tenía que pasar… Sólo falta una semana para el fin de las clases, pero puede que sirva. Ron buscó desesperadamente a Parvati, pero como siempre, cuando necesitas a alguien, no está cerca. Por fin, casi al toque de queda ella entró a través del cuadro.

Todavía quedaba gente en la sala común, los exámenes TIMO y EXTASIS (y otros exámenes a los demás cursos) ya habían pasado y la gente disfrutaba del tiempo libre. A pesar del toque de queda, muchos estaban despiertos hasta tarde.

Ron corrió hacia ella. La interceptó apenas había dado un par de pasos en la sala común.

–Parvati, tengo que preguntarte una cosa.

–¿Qué?

Ron miró hacia los lados.

–Prefiero que estemos solos.

Pero aquello era imposible, ya era tarde y no podían salir de la sala común. A pesar de todo había tanta gente que sentados en un rincón, nadie les oiría.

–¿Qué quieres?

–¿Has visto a Draco?

–Esta tarde. ¿Por?

Ella no sabía nada de lo que había pasado. Curioso. Y él había seguido ayudándola.

–¿Le has notado diferente últimamente?

Parvati le miró sorprendida.

–No, como siempre. ¿Qué ocurre?

¿Y ahora qué le digo? Ron se agitó unos segundos y soltó lo primero que le vino a la mente.

–El otro día… Snape nos pilló… y por la situación pensó que le estaba pegando.

Se rió. Le hizo gracia y eso desesperó aún más a Ron. Pero tenía bastante sentido, para ella era una situación bastante cómica.

–Me prohibió acercarme a él… y es muy bueno vigilando. Necesitaba… que le dijeses algo.

Se quedo callada y le miró con preocupación.

–Lo siento, pero no puedo.

–¿¡Qué!?

–Es que no lo veré hasta dentro de dos meses. Esta tarde me quitó el Partriccen. No puedo ayudarte.

Esto te pasa por alelado. Si te hubieses dado cuenta antes de esta posibilidad…

–No importa. Ya me las arreglaré de otra manera.

–Lo siento.

–No… bueno, en serio, no es necesario, no es culpa tuya... –cambiar de tema, cambiar de tema– ¿y cómo estás tú?

La preocupación no varió en su rostro. Pero intentó sonreír.

–Bien, supongo. Intento superarlo ¿sabes? Es más fácil cuando tienes un 'adversario' al que poder odiar y echarle las culpas.

–¿Y qué tal… todo?

–Ningún problema, supongo. –se encogió de hombros– me alegra ver que te preocupa.

***

–Tío, tienes cara de muerto.

–¿Eh?

Ron levantó la vista. Estaba hundido en un sillón de la sala común. Harry le miraba sorprendido.

–Ya sé que estamos rodeados de todo ese sentimentalismo pero… tampoco es para ponerse así.

Observó la estampa que le rodeaba. Alumnos de séptimo curso de Gryfindor, abrazándose, hablando tristemente… Claro, muchos de ellos no volverían a verse… mañana en el tren sería el final. Veía como se apuntaban direcciones de los hijos de muggles, o el nombre de las casas para poder usar la red flu. Prometiéndose escribirse todo lo posible y hablando de sus planes de futuro. Se intercambiaban regalos. A esto se añadían amigos de cursos inferiores…

Terminaba, la vida de estudiante llegaba a su fin. Fuera les esperaba el mundo adulto. Pero aquella era la noche de las despedidas

De repente Lavender llegó de ninguna parte y se colgó de los brazos de Ron llorando. Le dio unas palmaditas sin tener muy claro lo que hacer, todo aquello era deprimente… y alegre al mismo tiempo. Porque los amigos se aseguraban eterna fidelidad.

–Creo que me voy a ir a la cama.

Harry y Lavender le miraron sorprendidos.

–No tengo ganas de quedarme por aquí. –esbozó una sonrisa– O acabaré llorando como todos vosotros. Y la verdad no me apetece nada.

–¡Oh, vamos Ron! Esto es una despedida. –Lavender hizo morritos.

–Está bien… un abrazo piña, unas cuantas notas y…

–Y unas lagrimitas ¡por favor! Me diste una idea con lo que dijiste. Quiero ver a Ron Weasley llorando.

Ron se levantó y casi se lleva a la chica por delante. Sacudió su ropa y se subió a una silla.

–Escuchadme un momento. –intentó hablar sobre la multitud– ¡¡eeh!! ¡¡POR FAVOR!!

Pero por más que gritara no le hacían caso. Ni que pensasen que estoy borracho…

–¡¡HARRY VA A BAILAR DESNUDO SOBRE LA MESA!!

–¿¡QUÉ!? –el chico con gafas dio un respingo.

Harry se sonrojo hasta las orejas pero Ron consiguió que todos se callasen.

–Perdona, pero era la única manera de que me pretasen atención. –le susurró.

Su 'amigo' le miró con ojos asesinos.

–Bueno… después de esta manera tan poco, ejem, ortodoxa de llamar silencio…

–¡¡Ni lo más mínimo señor Weasley!!

–¡Profesora McGonagall! ¿Estaba aquí?

–¡Claro que estaba aquí! ¿Qué se supone que va a hacer Potter?

Ron quiso que le tragase la tierra, pero además de su altura, que normalmente sobresalía sobre los demás, estaba encima de la silla. Bien visible por todo el mundo.

–Esto… yo sólo quería llamar la atención de la gente…

–¿Y?

–Teniendo en cuenta la situación… pues… quería hacer una piña.

–¿Una piña?

La profesora empezaba a parecer realmente enfadada.

–Un abrazo general, ya sabe…

Ron se encogió y cerró los ojos, pero tuvo que abrirlos al oír risa. McGonagall estaba haciendo algo que nunca le habían visto hacer.

–Supongo que Ronald Weasley no cambiará nunca. ¿Verdad?

–¿Qué?

–Lleva siete años en este colegio y siempre tiene que intentar hacerse notar sobre los demás. Veo que seguirá así toda su vida.

–Yo no…

–En fin –suspiró– ¿y esa piña?

Todo el mundo estaba sorprendido. Pero tras superar una terca timidez poco a poco fueron amontonándose todos los alumnos. Ron incluso podría asegurar que vio llorar a la jefa de Gryffindor.

–Profesora…

–¿Sí?

–¿Podría llamarla Minerva?

Ella cambió su gesto hacia la normal severidad.

–Más le vale que no sea así. Le recuerdo que aún no tiene el resultado de sus EXTASIS.

–De acuerdo.

Ron sonrió. Estaba triste, pero le había entrado un poco de valor al enfrentarse a la profesora. Así que casi sin darse cuenta, se le había ocurrido una idea. Temeraria, pero era su última oportunidad.

–¡Y ahora todo el mundo a dormir!

–Pero… –murmuraron muchos.

–Nada de peros. Ustedes aún son, y muchos continuarán siendo, alumnos, así que deben respetar las normas. Es tarde, ¡a dormir!

Minerva McGonagall tenía sentimientos… pero seguía siendo Minerva McGonagall.

***

El andén estaba lleno de gente, hasta los topes. Había muchos magos del ministerio y aurors, eternamente vigilantes. Se habían convertido en algo común en los últimos tiempos. Antes de bajar, Ron retuvo a Hermione.

–Tengo que pedirte un favor.

La chica le miró comprensiva. Ya no era su consejera, pero seguía siendo una amiga de confianza.

–¿Qué ocurre?

–Podrías prometerme, que… pase lo que pase… no se lo cuentes a nadie.

–Que no cuente ¿qué?

–Vamos, ya me entiendes.

Ella apretó los labios.

–De acuerdo…–respondió reticente.

–Pero… ocurra lo que ocurra. No importa, no lo cuentes, a nadie. Y eso incluye Legilimency.

–¿Cómo?

–Sé de sobra que has estado practicando Occlumency con Harry…

Ron también lo había intentado, pero no era una de las cosas que se le daban exactamente bien. Por eso había dejado por imposible lo de ser auror. ¿De qué servía si cualquier mortífago, medianamente preparado, podía saber lo que pensaba? Por suerte, Hermione, que había estado practicando también Legilimency, le había dicho que tenía una 'protección natural' y era muy difícil hurgar en su mente. Al menos ella no lo conseguía. Pero algo le decía que Snape sí era capaz. Era frustrante, porque hasta hacía muy poco tiempo había querido luchar contra los mortífagos.

–No sé a qué te refieres Ron.

–Vamos, todo el mundo sabe que Dumbledore es uno de los magos con un Legilimency casi total… casi como… Voldemort. –esto último lo había dicho susurrando.

Aún le daba un poco de miedo pronunciar el nombre del Señor Tenebroso.

–Incluso Voldemort es incapaz frente a un buen Occlumecy.

El pelirrojo tragó saliva. Hermione sólo había pasado temiéndole los cursos del colegio, no conocía el terror en toda profundidad. Ron llevaba toda la vida con el cuento de tú-sabes-quién.

–Da igual, sólo te pido que te asegures de que nadie se entere.

–Está bien… lo intentaré. ¿Contento?

–Mucho.

Sonrió, le dió un beso en la frente y ella se le enrojecieron las mejillas.

–¿Por qué haces eso?

–¿No puedo ser cariñoso con la gente que quiero?

–Con tu hermana vale, pero conmigo…

–¿Qué? Para mí eres casi como una hermana.

–¿Ah sí? Pero no se lo hagas a Harry, no creo que le haga mucha gracia.

–No lo creo.

Se reían mientras pisaban el andén. Allí estaba él, y su padre. Ron hizo tripas de corazón y, dejando el humor a un lado, se plantó frente a Draco.

–Malfoy.

El rubio arqueó una ceja de sorpresa. Pero el rostro 'made in Malfoy' seguía en su sitio.

–¿Qué quieres Weaseley?

Ron sonrió y procuró que su sonrisa pareciese de orgullo.

–Creo que tenemos algo a la mitad.

Entonces Draco también sonrió.

–Pensé que tú lo habías dado por terminado.

–¡Ron! ¿Qué haces? Te estaba buscan…

–Papá, espera un momento. Tengo que hacer algo.

Pero Arthur Weasley no le miraba a él. Lucius también estaba sorprendido por lo que pasaba. A pesar de eso, habían perdido todo interés por sus hijos. Casi se podían ver chispas en el aire.

–Papá… ya no soy un niño… –intentó decir Ron.

Toda la dignidad y el orgullo que se había creado para enfrentarse a los Malfoy se estaba esfumando.

–Vámonos Ron. Tu madre te está esperando.

–Sólo un momento.

Miró a Draco. Todavía seguía sonriendo, y sin saber como ni porqué, empezó a reírse. Las carcajadas se contagiaron y todo el mundo se quedaba mirando a los dos muchachos riéndose, sin tener muy claro de qué lo hacían.

–Está bien Weasely. –dijo Draco, cuando por fin se calmó–  todavía tenemos una cuenta pendiente.

–Eso ni lo dudes.

Arthur Weasley y Lucius Malfoy miraban a sus hijos sin comprender. Lo que hizo que los chicos se riesen aún más.

–Papá… tienes una cara muy cómica ¿lo sabías?

–Ron…

–De acuerdo… nos vamos. –se giró hacia el muchacho rubio– Te juro que volveremos a vernos.

–Más te vale, Weasley.

Draco tenía una sonrisa de orgullo, pero Ron sabía que era más regocijo que orgullo personal.

El pelirrojo siguió a su padre a través del muro. Allí se encontró con los miembros de su familia que habían ido a darle la bienvenida: su madre, los gemelos y Bill. También estaba Harry a unos metros, hablando con unos magos del Ministerio. En cuanto se acercó hacia su madre, esta le estrujó de orgullo.

–Mamá… –se sonrojó– ya no soy un niño.

–Por mucho que pase el tiempo, lo seguirás siendo para tu madre.

–Ya… ¿dónde está Charlie? ¿y Ginny?

–Charlie tenía trabajo, Ginny fue a despedirse de Hermione, al aparcamiento muggle.

Por una puerta cercana que daba a la calle entró la pelirroja. Entonces ya no puedo despedirme de ella, una lástima. Hermione se había ido. Harry se le acercó.

–Ron tengo que irme ya. –sonrió.

–¿Dónde están tus tíos?

–Ya casi soy mayor de edad. Como son mis tutores legales me han concedido permiso para poder vivir solo. No tengo que esperar al 31 de julio.

Se alegró por él.

–¿Dónde vas a vivir?

–Bill me ha buscado un apartamento en Londres. Él me acompañará allí. –sus ojos brillaron– Estaba hablando con los Magos del Ministerio, me han dado una información… sobre el testamento de mis padres… ¡no me lo puedo creer!

Estaba alegre, pero de repente apretó los labios en sentido 'no debería haber dicho eso'.

–¿Qué ocurre?

–Pues… verás, no creo que sea bueno que te lo cuente. –se sonrojó.

–Vamos, dilo.

 Aquello le ponía nervioso, ¿qué diablos pasaba?

–Está bien. Resulta que mi padre… los Potter eran una gran familia de magos.

–Eso lo sabe todo el mundo…

–Yo pensaba que su herencia eran los galeones que estaban en aquella cámara en Gringots. En realidad, aquello sólo eran los intereses que habían producido durante todos estos años…

Ron sintió como sus ojos se le abrían como platos. Y también entendió la reserva de su amigo a hablarle de su dinero. Pero por alguna razón, no se sintió celoso. No se había dado cuenta, pero el dinero ya no le importaba. Cuanta transformación en sólo un curso, de golpe se dio cuenta de ello. Y en vez de quejarse, le felicitó.

–¡Qué suerte! No tendrás que preocuparte por nada…

En un primer instante Harry se sorprendió, pero luego siguió como si nada.

–Por supuesto, pero quiero ser auror de todas maneras.

–Harry, cielo. –dijo la señora Wealey– siempre puedes venir a nuestra casa cuando quieras. Sabes que las puertas de La Madriguera están abiertas para ti.

–Y más te vale que lo hagas –dijo Fred.

–Sí, si no lo haces te enviaremos una lechuza explosiva. –remató George.

***

Era de noche y Ron no podía dormir. Se dedicaba a observar lo que la escasa luz de la luna alumbraba. A los pies de la cama, el baúl aún sin deshacer. Todo estaba tranquilo y silencioso en la casa. Ni siquiera el fantasma del desván hacía ruido. Sentía un poco de claustrofobia, aquella habitación era más pequeña que la de su torre. Pero, ¡ah!, ya no volvería a ella. Le entró una pequeña melancolía nostálgica.

Un sonido leve vino de las escaleras, y frente al aburrimiento, decidió dedicarle su atención. Alguien caminaba muy lentamente, abría una puerta justo debajo (la habitación de Ginny) la cerraba y subía. Ron cerró los ojos pero afinó el oído. Su puerta también se abrió, y en este caso, quien viniera, era para quedarse en su cuarto.

–Ya era hora. –murmuró una voz, que reconoció en seguida.

Ron abrió los ojos y se incorporó de golpe. Una figura en la penumbra se echó hacia atrás.

–Mierda, casi me matas del susto.

–Draco… ¿qué haces aquí? ¿cómo…

El intruso elevó la mano, en la que tenía una bota vieja. No parecía hacerle mucha gracia tocarla.

–¿Creías que me iba a olvidar de ti? Menosprecias a un Malfoy si lo haces.

El gesto de desgana, medio orgullo, le hizo gracia a Ron. Sonrió tranquilo. Ahí estaba, un poco enfadado, pero era él. Se sentó en su cama y le miró severamente.

–Y bien ¿has aprendido la lección?

–¿Cuál?

–Tú sabrás, si lo has hecho…

–¿Ahora me viene con monsergas, señor Malfoy?

Ron rió un poco. Draco le miró pesadamente y luego sonrió.

–Pues claro, también fue difícil para mí. Te echaba de menos.

Miró sus ojos grises, no mentían. Hora de ser sinceros. La verdad puede ser una tortura, tanto guardarla, como contarla.

–En un primer momento me enfadé, sentí… que jugabas con mis sentimientos. Pero me di cuenta de una cosa, que siempre se dice pero que cuando se cumple, y a quién afecta, no le hace ninguna gracia.

Draco elevó una ceja en espera de esa verdad.

–Todo vale en el amor y en la guerra.

–Tienes, razón… –sonrió pícaro– eso me ha dolido.

Aquel sería un buen momento para una reconciliación. Pero una voz femenina sonó al otro lado de la puerta.

–Ron ¿puedo pasar?

De un empujón, y casi una patada, metió a Draco bajo la cama.

–Eeh sí, Ginny ¿qué quieres?

La pelirroja entró en la habitación con mirada interrogante.

–¿Qué escondes?

–¿Quién? ¿yo? Nada…

–Estabas haciendo ruido. No me dejabas dormir.

–¡Ah! Perdona. Ya no haré más.

Ella no parecía muy convencida.

–¿Con quién hablabas?

Ron intentó no parecer culpable.

–¿Yo? Con nadie, supongo que… sólo. –sonrió enseñando los dientes.

–Está bien. Buenas noches.

Iba a irse, pero se detuvo un momento en la puerta y volvió a entrar.

–Ron… hay algo extraño…

–¿A sí?

–Siento algo raro, como un presentimiento. Quizás sea porque el año que viene no estarás en el colegio, pero… tengo la sensación de que no vamos a seguir juntos.

Gin…

–Bueno, –Ginny se sonrojó– supongo que es una tontería.

–¡Espera! –exclamó todo lo alto que le dejaba el silencio.

Ron se levantó de golpe de la cama y de un salto se plantó al lado de su hermana. Le dio un fuerte abrazo por detrás.

–Te prometo que seguiremos juntos, bueno… no en la misma casa, quiero decir… –Ron dudó un momento– llegará el día en que no separaremos, pero… vaya, es difícil de explicar…

Ginny sonrió.

–No te canses más, te entiendo.

–Buenas noches Gin.

–Buenas noches Ron.

El pelirrojo cerró la puerta tras su hermana. Suspiró y miró a la figura que salía de debajo de la cama.

–Le he mentido ¿verdad?

Draco torció los labios en asentimiento.

–¿Estás triste?

–No, es algo que he decidido yo. –hizo una pausa– Está bien así. Ya me he despedido de todos. Ellos creyeron que sería durante unos días, o un verano. Pero lo he hecho, por el tiempo que sea necesario.

Ron resopló de resignación y miró la bota gastada que ahora estaba en el suelo.

–Supongo que tenemos que irnos.

–Sí. No te preocupes por nada, ni siquiera necesitarás tu baúl.

Fue un impulso, salido de ninguna parte. Un abrazo, fuerte que ahoga lágrimas secas. Y mientras esto ocurría, el trasladador se puso en funcionamiento.

Cuando la sensación agobiante del viaje terminó se separaron lentamente. Intercambiaron una mirada intensa. Era uno de esos momentos en los que no se necesitan palabras.

Sencillo, tranquilo, incluso se diría que romántico. Un beso. Ya no era como las primeras veces, cuando la pasión les podía, con el tiempo habían aprendido a disfrutar de las cosas lentamente. Draco le guió hacia un cuarto, todavía no era el momento de visitar la casa. Una pequeña habitación iluminada tenuemente por una antorcha, la cama en el centro con dosel, recordándole a las del colegio.

Como siempre sus manos se movían solas. Y era el tacto de la piel lo que más le excitaba. ¿Era realmente suave? No tenía importancia, para él no había nada más.

La túnica el rubio caía despacio de sus pequeños hombros de buscador. Era pálido, pero reflejaba el rojizo del fuego. Ron le dio un pequeño mordisco, sabor a fresa silvestre. Era dulce, sí, el Slytherin sabía a frutas del bosque. ¿Quién lo diría?

Quiero comerte, déjame devorarte.

Sus labios acariciaban el cuerpo en cuanto iba quitándole la ropa. Como siempre ocurría la realidad iba perdiendo sentido. Colores, formas, todo era un sueño. Ya no quedaba ninguna tela sobre ellos y Ron iba bajando lentamente por el pecho, se acercaba a la tetilla, lamía la aureola y luego se separaba, dejando a Draco muerto de deseo. Mientras con la punta de los dedos rozaba su miembro eréctil. ¿A quién le gustaba más aquello? Volvía a jugar al tira y afloja.

Finalmente besó las pequeñas tetillas rosadas. Y volvió a su boca a compartir un beso, esta vez sí más pasional. Sus lenguas pelearon un poco, se notaba que aunque Draco se estaba dejando, el sí pero no de Ron le estaba desesperando. El roce de la piel era sencillo pero efectivo.

Fue entonces cuando Ron entró en él, lentamente y aprovechando las cercanías para propinarle ligeros mordiscos. La desdibujada habitación ya carecía de todo sistema de medida, y poco a poco los dos hicieron una breve pero intensa visita al universo y a las estrellas que se regalaban mutuamente.

El pelirrojo se dejó caer sobre Draco, todavía tenía fuerzas para besarle, con mucho cariño. Salió de él y se sentó en la cama observándole. Cada centímetro de su cuerpo, y sus mejillas encendidas. Le quería, tanto…

Draco se sentó también y le miró a los ojos. Acarició su hombro y en un impulso se abrazaron.

–Te echaba de menos.

Bueno. ¿Qué os ha parecido? Un poco más larguito *^^* ¿Qué preferís a partir de ahora? ¿Capítulos largos pero tardar más en publicarlos o capítulos cortitos cada menos tiempo?

De todas maneras no me gusta como ha quedado en conjunto… me parece un poco forzado :? En fin…

El próximo capítulo será tranquilito… pero un aviso… pronto aparecerá Voldie y la cosa se pondrá muuuy fea (q mala soy :P )

Por cierto, una de las razones de que tardase tanto es una historia original que estoy escribiendo en fictionpress, si queréis leerla el link está en mi perfil. Es una historia bastante… bueno, enrevesada y me gusta mucho. Mi lado oscuro :P Es VAMP (no me gusta el título, pero alguno tenía que ponerle…)

¡¡¡respondo a los reviews!!!

Sherezade: mm, no sé si esta reconciliación será bonita… de todas maneras lo he intetado… Lo de Hermione que esconde algo, mmm, jeje… no sé, mejor me callo ;) ¿Severus? Ese sabe más de lo que cuenta, pero se calla, por una razón que se verá al final, ya verás, te dará un shock ;)

Moryn: Y.Y sí, yo lloro por los dos… pero bueno, ya veremos a un Ron más dulce en el próximo capítulo ¡lo prometo! A un Ron más Ron.

Verotto: en razón a lo que escribes, entiendo que sólo has leído la nota del principio. Bueno, por si acaso lees esto… gracias, hacía tiempo que quería decir algo así ^^

Hcate: Claro, si es que en el fondo… es Ron, a ver, que sería de una historia sin un Ron explosivo, es buen chico, pero tiene unos nervios jajaja Gracias (por si lees otros fics míos) que ilu jajaja

Ayesha: ¿morirse? Mmm te chivo que dentro de poco sí que estará cerca de la muerte… y de verdad… Y no soy mala, estoy pensando seriamente en darles 'vacaciones' ya verás ;)

Mayk: bueno… niña, tu te acercas mucho a una cosa que va a pasar, pero no por lo que te imaginas ;) jejeje lo de una familia gay en Inglaterra pues… em… es que me voy de la lengua… te prometo que me entenderás pronto.

Grissey Key: gracias por confiar en mi historia ^^ me alegra ver gente nueva en los reviews ¿te gusta el nombre? La verdad es que suena bien, pero es que quería ponerle un poquito de broma al asunto. Gracias

Tanya: gracias a ti también. En serio, os las arregláis para emocionarme, entre todos… que feliz me siento, al fin conseguí terminar el capítulo…

Bueno, esto es to… esto es to… esto es todo amigos… naaa ¡que vá! Nos vemos en el próximo capítulo.

Nios leemos

Bkñs

Tiz