Lo que Cambia y Regresa

Written by : Lore-chan.

        Su cabello rubio le molestó, le molestaba ese nuevo color …ella lo sacó del paso para deslizarse cuidadosamente por la espalda…

Introdujo sus manos nerviosas por entre los botones de la camisa… él la detuvo.

Se quedó callada y no entendía el porqué él ya no la quería…

1º Parte : Ascensor subiendo.

          /No todo es realidad/

Cinco minutos faltaban para que el minutero se posicionara en el diez y así marcar la hora definitiva en que Mimi diría "basta de esperar". Y  hasta había llegado ella retrasada para hacer más inquietante el encuentro. En vano.

Continuaba jugueteando con el anillo que él le regaló para su cumpleaños número diecisiete observando sin cesar las mesas a su alrededor vacías…y más al fondo una pareja comenzaba a retirarse lentamente. Él le colocaba con ternura su abrigo y la mujer de cabello muy corto le devolvía la acción con una sonrisa de completa felicidad. 

Mimi suspiró cansada, exhalando las últimas energías que tenía para poder salvar esa relación.  Estaba agotada de ser la única que ponía de su tiempo para esto: esperar.

-disculpe… - le llamaron la atención desde la izquierda – ya vamos a cerrar señorita… - al no recibir respuesta el garzón insistió - ¿me oyó?, ¿señorita?.

-sí, gracias…

Se levantó y enseguida las consecuencias de algunas copas de más se hicieron notar al instante: cayó de rodillas al suelo llevándose consigo el mantel bordado, las copas y la botella.

Lo primero que hizo al sentirse algo húmeda de licor fue alegar por su vestido negro que se empapaba de rojo a causa de ese vino caro que pidió luego de verlo tantas veces en los comerciales de televisión. Comenzó a llorar al mismo tiempo que ese hombre le pedía tranquilamente que la cristalería rota debía ser pagada.

Las luces del restaurante ya se apagaron cuando Mimi salía tomada de la cintura por el mismo que le cobró anteriormente, sus zapatos de punta fina le hacían más dificultoso caminar hasta el taxi que la esperaba a unos cuantos metros; el trayecto hacia el automóvil le pareció infinito, dudaba que podría llegar a su casa sin no tener que vomitar antes, su estómago se revolvía de rabia, tristeza y derrota.

En cuanto la puerta del auto se abrió cayó acostada, sin pudor, en el asiento trasero. Ni siquiera le importó que su pierna se dejara ver en su totalidad por culpa de ese largo corte que ella mismo hizo para 'encender' el ambiente que nunca se encendió.

Su maquillaje desde hace mucho era un total desastre y mandó al diablo al chofer del taxi cuando este le cobraba escasos centavos de más que no canceló, se había quedado sin nada luego de pagar la cristalería. 

Subió por el ascensor hasta la piso ocho casi gateando por el pasillo hasta su casa…

-hola! soy Taichi en estos momentos no me encuentro, pero si lo deseas puedes dejarme tu número telefónico y tu nombre, prometo llamarte más tarde. Adiós.

Lanzó el auricular contra la pared mientras el pitazo que indicaba dejar el mensaje comenzaba.

            La cabeza le dolió en el instante en que ese rayo de sol cayó en sus ojos. Tenía aún puesto el vestido negro, los zapatos altos y el cabello húmedo por su transpiración nocturna. Y esas ansias de vomitar regresaron fervientes, más que en la noche y se encontró arrodillada frente al agua cristalina del excusado con su cara roja apretando sus manos a los muslos pálidos.

            -Mimi…Mimi…¿estás en el baño? – preguntó su madre con delicadeza propia de ella.

            "¿Cómo que estaba bien?", se preguntó devolviendo. 

            -¿Mimi? – insistió.

            -¡vete! – gritó - ¡déjame sola!.

            -amor…¿qué te ocurre?.

            -¡por favor, mamá!…¡vete!.

            -Taichi llamó…

            Una punzada en el corazón, no quería hablar con él…con cualquiera menos con él, si lo tenía frente a sí, lo mataría.

            -te dejó un teléfono para que lo contactaras… - continuaba hablando preocupada.

            -¡no quiero hablar con él!.

            -¿discutieron?…

            -ya basta… - murmuró llorando - …no quiero saber nada de él…

* ~ * ~ * ~ * ~ *

            Yamato amaneció incómodo en el sofá, su vista fue a dar en seguida hacia Sora que, despierta ya, lo miraba con los ojos vidriosos como si hubiese sollozado hace poco. El chico los esquivo arropándose con la suave frazada sobre él.

            -¿por qué? – fue la pregunta de ella.

            -sabes que no puedo… - dijo el rubio.

            -¿no lo logras olvidar?

            -no preguntes si sabes la respuesta…

            -han pasado…

            -cuatro años…lo sé… - se enojó.

            El hermano del Takaishi se levantó del sofá buscando sus pantalones.

            -apuesto a que la cena no te agradó – murmuró sentida.

            -déjalo como está… - pidió mirándose al espejo que la chica tenía en su cuarto.

            -¿es por mí? – su voz se quebró, pero desesperó a Yamato.

            -¡basta, Sora!…- exclamó – sabes que no me gustan las mujeres…sabes, que tú no me gustas!, no me obligues a ser más cruel…contigo.

            -lo lamento… - se acercó para abrazarlo cosa que duró segundos puesto que el chico ya tomaba sus pertenencias para marcharse.

            -nos vemos…

            Como último esfuerzo la pelirroja se coloco entre la puerta y su amigo con la blusa totalmente desabrochada esperando alguna reacción en ése.

            -déjame pasar… - pidió.

            -¿no me deseas?…

            -no – contestó sin dudarlo.

            -¿ni un poco?…

            -no… - repitió - …terminemos con el tema de una vez.

            -¡¿entonces porqué pasó lo que anteayer?! – gritó.

            -¡estaba ebrio!, no pensaba.

            -jugaste conmigo…

            -no, sólo me equivoqué.

            -¡te odio! – comenzó a golpearle el pecho con sus débiles puños.

            -te voy a llamar en la tarde…

            -¡no quiero nada tuyo!, ¡aléjate de mí! – exclamó lanzándole lo que sus manos encontraron en el suelo, desde zapatos hasta cuadernos y monedas.

            -adiós…

            -¡no vuelvas nunca más! – continuó - ¡no te acogeré si discutes con tu padre otra vez!.

            Taichi había salido durante la mañana a comprar algunas cosas para el desayuno, aún así, prefirió volver a salir para dar una vuelta por las cercanías. Pensaba que quizá algo por los rumbos le daría una solución a su problema.

            De detuvo ante el edificio en donde vivía Mimi y tras meditar muy bien las palabras que le diría entró hasta el lobby. Divisó a la Tachikawa conversando con el conserje y al estar ella descuidada y desprevenida entró en el ascensor para esperarla.

            Las horas en el aparato se hicieron eternas, su reloj pareciese que no avanzaba cada vez que le lanzaba un vistazo.

            Y, ¿si ella no tomaba el ascensor?, ¿si planeaba ir a dar una vuelta tal y como él lo había pensado?.

            Sus dudas fueron disipadas cuando ésta apareció al abrirse las puertas del elevador, lo miró sorprendida hasta pasó por su mente largarse, pero Taichi la acercó del brazo y presionó en seguida el botón que los haría subir ocho pisos más arriba.

            -ascensor subiendo – dijo él serio.

            -¿qué quieres?…

            -disculparme.

            Ella no respondió, se quedó callada con sus ojos miel clavándolos en su cuerpo, hasta por unos segundos Taichi tuvo miedo. Más silencio y las luces se iban acercando al dígito de destino.

            Y aquella bofetada quebró la ausencia de palabras.

            -¡me dejaste sola! – habló Mimi – me dejaste sola como me has dejado en todas nuestras citas…

            -lo lamento…

            -me cansé de tu disculpas…

            Los ojos del moreno viajaron sin encontrar un lugar, tras algunos momentos se detuvieron asustados en el rostro de ella. Taichi volvió a notar que su estómago se revolvía con sólo ver ese cabello pintado de rubio. No le agradaba el color…en ella.

            El octavo piso se acercaba peligroso, si el ascensor llegaba ella se marcharía y no lograría encontrar otra forma de acorralarla. Se acercó hasta los botones que daban movimiento al elevador y presionó el que lo detenía.

-no vas a escapar…hablaremos tu y yo, ahora.              

-¿nuevamente me encierras?…

-es la única forma que hallo para hacerte hablar.

-hay miles – se apoyó incómoda.

-pero ésta es la única que sé – dio una pausa – te voy a explicar el porqué ayer no fui a la cita.

-no quiero saberla.

-¿segura?…

Mimi miró el piso y luego el rostro de Taichi, hizo el mismo acto dos o tres veces, todo para darse cuenta que lo que quería

no era más que besarlo y perdonarlo como siempre lo hacía, aunque por dentro sólo deseaba terminar con la relación…o lo que fuese.

            Se acercó hasta él, pero para su sorpresa le rehuyó. Tan sólo la apretó en un abrazo débil de cualquier sentimiento. Las cosas no iban por buen camino…lo presentía. Aún de ese modo lo buscó por segunda vez y al fin se encontró con sus labios fríos, fríos como un témpano. Era así como se lo estaba encontrando…hace uno o dos meses, fríos.

            Trató de que aquello no le importara como lo hacía en veces anteriores y se concentró sólo en el beso…nada más.

            Él la estrechó hacia la pared con el afán de separarse, pero Mimi lo atrajo a sí introduciendo sus manos nerviosas por entre los botones de la camisa. Yagami la detuvo.

            -estoy saliendo con otra chica… - murmuró totalmente avergonzado.

            Se quedó callada. Ni siquiera por instinto lo abofeteó.

            -…te…te – tartamudeó la ahora rubia Tachikawa - …te esperé…tres horas más…en…en el restaurante…

            -lo lamento…

            La rabia se desató con esa palabra tan usada que ya perdía todo su significado.

            -¡te esperé tres horas y tú estabas con otra! – una, dos, tres, lo abofeteó tres veces y aún así no se sentía tranquila -¡quiero salir! – trató de apretar el botón para que el elevador volviese a funcionar, pero él la detuvo.

            -vamos a hablar…

            -¡¡de qué!!, ¡¿de ella?!

       

* ~ * ~ * ~ *

       

        -¿Mimi?, ¿estás bien?

            Esa voz la hizo salir del trance, abrió los ojos y se encontró con Taichi acostado a su lado, ella todavía respiraba con fuerza haciendo que el brazo de Taichi que estaba sobre su pecho se moviera al mismo ritmo.

            -¿fue un sueño?…

            -¿qué cosa?…

            Revisó rápidamente la habitación, que era la suya, el vestido negro tirado en el piso, los zapatos de punta uno en cada rincón y las pertenencias de su compañero por otras partes.

            Lo volvió a mirar.

            -¿no tienes otra verdad? – preguntó triste.

            -¿de qué hablas?.

            -de que si tienes otra chica…

            -¡claro que no! – sonrió besándole la frente.

            -desde el día de ese encierro siempre sueño en lugares donde tu y yo estamos enclaustrados…no sé porqué.

            -olvídalo, estoy aquí.

Continuará…

Notas:

Hola!!, ¿cómo están?, he vuelto…

Es la continuación, como ven, de "Encierro", y espero que les guste…luego verán que fue sueño y que no, esto recien empieza. ^^

L o r e – c h a n