Lo que Cambia y Regresa.

Written by: Lore-chan.

            Observó a Taichi desde la distancia, mientras éste cuidaba meticulosamente el balón entre sus pies para que no fuese robado por otros del equipo contrario de football.

            Suspiró ante el deseo de irle a abrazar…

            El muchacho, luego de lucirse con algunas acrobacias por los años de experiencia con esa pelota, cayó de bruces al suelo luego de que un chico del otro bando le golpease, a propósito, el tobillo derecho.

            Ella quiso irle a socorrer…pero se encontraba impotente contra un block de dibujo para sus clases de Artes.

           

            2º Parte :    Úsame.

                  /Luego me arrepiento…/

            Sora se lanzó de espaldas a la maleza mientras entrecerraba los ojos para que los hilos de luz de sol que penetraban entre las hojas de los árboles, no le pudiesen molestar tanto la vista. Cruzó los dedos de sus manos bajo la cabeza y estiró los pies, relajándose, chocando con el tronco viejo del durazno. Más tarde, admiró, casi distraída, a unas aves gorjear sobre una rama algo rota. Ni el canto le levantó un poco, el ánimo. Comenzaba a odiar el canto…

            Era algo ya rayando en el desconcierto, ¿cómo era posible que pasados cuatro años, ella tan tonta, siguiese dándose esperanzas?. Peor aún para sí, él estaba dándole esperanzas, claro, éstas eran demasiado confusas…o realmente no eran nada y ella necesitaba darles un significado.

            Le oprimió el pecho un Yamato imaginario sobre su cuerpo en esos instantes, porque en la noche de hace cinco semanas aquello se produjo y desde entonces no se detenía. No lograba detenerlo cuando ése atravesaba la puerta con aroma a alcohol, con las manos, a veces, sangrando a causa de peleas nocturnas y con el cabello lacio y hasta sucio. Pero a ella no le importaba. No le importaba hasta el momento en que el rubio se daba cuenta de lo que hacía, cuando, como si le golpeasen la cabeza para despertarlo, se alejaba miedoso de sus actos hasta un rincón mirando impertérrito un vacío que colocaba frente a él. Sora trataba de hacerlo entrar nuevamente en calor, pero Yamato la rechazaba llegando a gritarle…se envolvía, luego, entre una suave frazada que la pelirroja le lanzaba e inmediatamente caía en un profundo sueño, dejándola sentada a una orilla de la cama, con un nudo en la garganta, con la piel marcada de caricias que no se pensaron y no se sintieron. Lloraba por algunos minutos hasta comprender que de nada valía hacerlo.

            Todo volvía a suceder cada cinco o seis días, según el estado en que llegaba Ishida. Si de pronto, perdía la cordura por completo cabía la posibilidad de besarlo, pues sus mínimos encuentros llegaban sólo a las caricias. E incluso, unas veces, era ella quien lo detenía…porque escuchar el nombre de otro en sus oídos no era para nada grato y era ello lo que había pasado hace tres días. Por ya vez cuarta era llamada Taichi, enojada lo botó de la cama y por unos momentos él se quedó en la alfombra con los ojos cerrados, parecía que estaba durmiendo. Sora lo sacudió y como muerto en vida Yamato gateó hasta el sofá que lo albergaba cayendo boca abajo; fue la de ojos miel quien, por lástima tanto por si misma como por él, lo arropó rápido.

            Sintiéndose usada, nuevamente, a la siguiente mañana lo enfrentó por primera vez; antes lo hubiera dejado ir sin nada qué decirle, pedirle o reclamarle, pero se sentía tan poca cosa que al menos quiso hacerse respetar por única vez, sin embargo, no le resultó y se dio cuenta que por mal que después se sintiese, le agradaba ser usada. Puesto que ello era lo que debía resistir para concebirse entre los brazos de ese rubio que no la amaba. 

            Sora si no acabas con ello, lo pesaras…, recomendó su amigo Taichi en la mañana. La vio llegar tan descompuesta que no dudó en ayudarla a entrar en razón.

            Por primera vez en lo que transcurría de los diez minutos en que se mantenía acostada bajo el césped tierno sonrió, porque el Yagami era el menos apropiado en darle consejos 'amorosos'. Sora sabía que él trataba desde hace meses romper esa relación con Mimi, pero Taichi, prefería rechazarla innumerables veces a verla llorar por cada escondrijo, después de todo la continuaba queriendo, no tanto como años atrás, pero la continuaba queriendo. Al menos deja a esa otra chica…, murmuró la pelirroja cuando el moreno se quedó callado.

            -¿Cuál otra? – preguntó. Pero aún 'tranquilo' como quería hacerse ver, miró a sus alrededores esperando que nadie más fuera testigo de lo que se decía.

            -no sé cómo se llama…pero esa rubia que conociste en la fiesta que dio la preparatoria.

            -ni siquiera sé de quien me hablas… - sonrió sarcástico.

            -hasta pareciera que te gusta hacer eso – le dijo sorprendida.

            -no me gusta hacerlo… - bajó los hombros de golpe - …pero estoy asfixiado…

            -díselo a Mimi…

            -no…no la haré sufrir.

            -peor se va a sentir si lo oye desde otras bocas…

            -es asunto mío – despabiló rotundo.

            Más tarde lo olvidó, era, como lo había dicho Yagami, asunto de él; y aunque sintiese remordimiento cuando saludaba a Mimi, debería dejarlo pasar. Además con la ahora rubia Tachikawa los lazos se habían perdido a causa de una gran discusión año atrás que aún continuaba hiriéndolas a ambas. Aún así no le caía en la cabeza la bofetada de su ex mejor amiga, la muchacha ya se había acostumbrado a manifestar su enojo de esa forma…desde el encierro. El post-encierro las condujo a la inevitable situación y por más que Sora trató de eludirla y olvidarla salió resplandeciente…a la luz.

            -lo pensé de cualquiera… - dijo Mimi entre lágrimas.

            -ya no importa…

            -para ti no…

            -haces demasiado alarde a algo sin importancia – Sora se cruzó de brazos sin comprender a su ,entonces, amiga.

            -¿sin importancia?…

            -sé que no es bueno usar a la gente, pero a algunas le agrada…

            -no me agradó…

            La pelirroja se quedó callada para no responderle lo contrario, aguantó las palabras mordiéndose el labio inferior.

            -lo lamento… - fue lo que dijo luego y esa cachetada la hizo dar un pie atrás.

            -los amigos no se hieren…y me heriste…los amigos no se usan y me usaste…

            -nos usamos mutuamente si no te diste cuenta.

            -¡aléjate de mí! – exclamó luego de que las palabras de Sora no fueron más que la verdad misma.

            -si es lo que quieres… - murmuró viendo a Mimi desvanecerse entre la niebla.

Quien lo pensaría…, susurró quedándose de lado en el suelo verde, sus grandes ojos divisaron una flor clara a escasos centímetros de sus manos, la tomó distraída y el primer pétalo fue arrancado. Me quiere…, pensó dejando caer el pétalo amarillento…fueron cayendo uno tras otro. No me quiere…sonrió triste y vio que hasta un juego infantil no mentía.

* ~ * ~ * ~ *

Esa mano en su hombro la sacó del letargo. Tan sólo volteó para sentirse chocar contra el cuerpo húmedo por el ejercicio de su novio.

-estoy cansado… - reclamó al sentirla abrazarlo con energía.

-siempre estás cansado para mí…

-que no ves que hace poco me golpearon en el pie.

Mimi se alejó un poco para apreciar la venda que envolvía el tobillo de Taichi. El moreno exhaló contrariado, cada día que pasaba sentía que el decirle su decisión era más peligrosa. Era ahora cuando se daba cuenta de que aquello de hace cuatro años no era más que un capricho…nadie se 'enamora' de una persona que apenas conoce, a veces sí, pero no era su caso. Tan sólo fue un afán más. Pero era injusto llamarlo de ese modo…porque por algún tiempo la quiso bastante, sufrió por meses al verla escurridiza de él, leves besos logró arrebatarle en los jardines más alejados del edificio de la preparatoria y en los baños de mujeres en los que se inmiscuía cuando la veía pasar por fuera de su salón.

-¿puedo ir al baño? – pidió Taichi casi desesperado.

El profesor lo miró de reojo desde el pizarrón donde escribía algo de aritmética. Se preguntaba, porqué ese chico insistía tantas veces en ir al baño en el día. Quizá tenía problemas a la vejiga, no quiso indagar más allá y no sin antes advertirle que sería la última vez que le daba permiso, el hermano de Hikari salió casi corriendo.

Ya a algunos metros de su destino, comenzó a andar en cuclillas de espaldas a la muralla cerciorándose de que la chica, por aquello tiempos, de 16 años estuviese sola. Lo cual era correcto. Mimi, adentro, se mojaba el cabello. Taichi llegó a pensar de que ella lo hacía a propósito, pasar cautelosa y lenta frente a su salón…esperando a que él la notase y desesperado corriera, pero ya no importaba; estaba a escasos centímetros de la puerta. Entró discreto, cerrando la manecilla para que no los molestaran.

-tengo cinco minutos… - sonrió el de ojos marrones acercándose – es la séptima vez en una mañana.

-¿quién te crees, ah? – preguntó Mimi haciéndose la difícil por algunos instantes.

-lo mismo de siempre – dejó caer sus hombros.

Cansada de esperar, ella, lo atrajo de la corbata para besarlo. Pero ahora era Taichi quien se hacía el difícil estando a milímetros de su boca, sintiéndole respirar encima, se quedó callado con un semi sonrisa pícara.

-te quedan cuatro minutos… - enfatizó la trigueña alzando una ceja.

-¿y? – se acercó un poco más.

-y yo llegué antes y me tengo que ir…

-no te vas a ir… - dijo travieso. Fue hasta su cuello para morderlo dejándola escapar una risa.

-…dos minutos – entristeció Mimi sintiendo esos dedos por su espalda bajo el uniforme.

Pero, ahora, la relación se volvía monótona. Los encuentros en el baño se dejaron en el pasado; la encontraba más aburrida, sin ánimos para el juego. Y cuando al fin estaba más entusiasmada él ya no quería nada. Daba media vuelta y se quedaba dormido.

-¿fuiste a la enfermería? – preguntó.

-sí…

-¿tienes que guardar reposo?.

-por una semana… - dijo enojado.

-va a pasar súper rápido, ya verás – sonrió robándole un beso cuando lo encontró desprevenido.

-me tengo que ir al laboratorio…nos vemos después.

-¿nos vamos a ir juntos?.

-no lo creo…le prometí a Yamato que lo acompañaría a…

-está bien – lo interrumpió sin dejarlo terminar – te llamo en la noche.

-si quieres…

Tropezó con Yamato en las escaleras, mientras éste recibía cartas de unas chicas, admiradoras de seguro. Cuando las vio ya lejos arrojó los sobres al fondo de su bolsón donde se congregaban otras cuantas de días, semanas, anteriores. Vaya, sonrió irónico, y yo siendo gay…

-¡Ishida! – lo llamó Taichi desde más abajo – no te podré acompañar…

-¿por qué? – se extrañó. Había pensado en algunas buenas conversaciones para el camino.

-tengo que ir con Mimi a su casa…ya sabes – sonrió.

Claro que sé, pensó para sus adentros celoso. Como quisiera él estar en el cuerpo de la Tachikawa al menos por una vez.

Cuando las clases acabaron Taichi fue el primero en irse del salón, corrió hasta el sótano de un cuarto donde se guardaban los utensilios de jardinería. Se quedó afuera esperando, nervioso de ser visto por otras personas. Prendió un cigarrillo escondido para que sus bríos menguaran…debía calmarse. No es correcto, se dijo la primera vez, pero la carne es mucho más débil y no resistió. Se dejó llevar, la menos olvidaba todo lo demás en esos momentos.

Al estar casi prendiendo su segundo cigarro unos pasos por su derecha lo hicieron trepidar por completo. Pisó la primera colilla contra el pasto y, apresurado, se peinó su desordenado cabello arreglándose de paso la camisa.

-me demoré, perdón…

Giró la cabeza y unos ojos rojos como el mismo fuego lo penetraron por entre un cabello rubio onduladísimo. Tragó saliva.

            Le tomó la mano guiándolo como quien lleva a un niño de tres o cuatro años, hasta el cuarto.

            -no tengo mucho tiempo… - le dijo antes de que la puerta se cerrara.

            -está bien…

            Sora que hasta hace poco volvió a tenderse en el mismo lugar que en el primer descanso, observó en silencio lo recién ocurrido. Caminó sigilosa hasta el lugar. Sabía que lo que podía ver en el interior era algo que la ayudase a reconciliarse con Mimi o enojarse aún más con ella. Se encaramó en unos barriles que se usaban para guardar los balones de football o basketball y en silencio asomó su cabeza por unas ranuras. Abrió las pupilas a más no dar con el espectáculo allá adentro.

            -¿qué haces ahí?…

            Esa voz fue la detonante para que cayera de espaldas al suelo.

            -¿Mimi?.

            -Yamato te anda buscando… - dijo sin siquiera verla a la cara.

            -yo ya voy…ya voy…

            -¿ahora te dedicas a espiar?…

            -no es eso, es que la puerta estaba cerrada y me pidieron buscar unas escobas…me toca hacer el aseo de mi salón…

            -¿así? – no estaba muy convencida.

            Se quedaron calladas por algunos segundos y fue necesario ese lapso para oír unos gemidos provenientes de esa cuarto.

            -¡¿qué es eso?! – exclamó Mimi asqueada -¿están en la preparatoria?, ¿no aguantan a llegar a sus casas?…

            -quizá no…quizá él no…

            -y, ¡¿tú mirabas aquello?! – volvió a gritar – ya veo porqué ocurrió todo… - comentó.

            -no es lo que piensas…

            -¿a no?.

            -si supieras quien está allá adentro…

            -¿quién está?.

            -velo tú misma…

CONTINUARÁ…

Notas:

¿Y?, ¿qué tal?.

Me he llevado toda una tarde escribiendo este Cap. He tenido que hacer mil cosas…pero la idea estaba metida entre dedo y dedo ^^, les voy a avisar ahora y tb en lo que corra del FIC que deben estar preparados, habrá de todo un poco…

Bueno espero que le estén siguiendo el hilo a la historia, de pronto se está en el presente y luego en el pasado recordando algunas cosillas, me dio muuuuuucha flojera poner Flash back a cada rato así que está todo entremezclado y lo seguiré haciendo así!

Ahora iré a dormir, porque mañana temprano a la secundaria…como siempre…

L o r e – c h a n.