Disclaimer: Yo no soy Cindy Crawford! Ah perdón, quiero decir J.k.Rowling.
Capitulo III
El Hijo de Severus Snape
Lo que mas deseaba Severus Snape en ese momento, era estar en el mismo ambiente con magos adultos, con los que pudiera mantener una decente conversación. Esto no era descabellado, ya que había pasado los últimos tres meses de su vida, hablando únicamente con un niño de un año que ni siquiera podía decir "Timmy" correctamente, y esporádicamente con su anciana vecina muggle, aunque prefería hablar con el niño, por lo menos a éste no tenia ganas de abofetearlo, bueno, no siempre.
En ese momento fue interrumpido por un conejo saltarín que penetro en la habitación, seguido por un tambaleante niño, que intentaba alcanzarlo. El conejo pasó de largo, pero el chico se paró frente a él ,señalando el desaparecido conejo, e intentando comunicarle algo.
"No lo intentes, hasta que no puedas expresarte correctamente, no te entenderé"
El niño miró con una expresión de decepción, y tras unos segundos, se alejó en pos del conejo.
Ya no aguantaba más en el número nueve de Cedarwood Road. No había salido de aquella casa en lo que parecían siglos, únicamente para dirigirse a una plaza cercana, y al supermercado con la única compañía de este inútil pequeño.
Suspiró pensando en unos libros de los que había leído en El Profeta Diario, y eso, sumando a que la provisión de yogurt del Osito Chispi se había agotado días atrás, lo cual hacía cada desayuno una experiencia lamentable, lo decidió. Iría esa misma a tarde a Diagon Alley, visitaría el banco de los magos, Gringotts, compraría algunos libros, cosas necesarias en el antro muggle donde vivía, y quizás se diese una vuelta por el Caldero Chorreante, no le molestaría charlar con alguien que al menos contestara coherentemente.
Pero había un obstáculo, no podía dejar solo a Harry Potter, y no tenía el mas mínimo interés en pedirle a la molesta vecina que lo cuidase esa tarde.
Pensando en eso, oyó un timbrazo que provenía de la puerta, y el sonido de unos pasos apresurados, y luego un golpe. No era nada sorprendente.
Sabiendo que tras la puerta se hallaba la cara de la vecina que por primera vez caía en un buen momento, se dirigió a la puerta, levantando en brazos a Harry en el camino.
Severus no podía entender a qué se debía el festejo del niño al abrir la puerta, pero sospechó que era porque la vecina siempre que venía traía chocolates.
"Mis vecinos favoritos!" Exclamo alegremente Arabella Figg al verlos. "Hice un hermoso pastel que no me molestaría compartir con tan lindo bebé!" dijo, al mismo tiempo que sonreía a Harry haciéndole cosquillas en la frente, y Snape revoleaba los ojos.
Este sonrió forzadamente para decir "Lamentablemente, no va a poder ser, Sra. Figg" dijo demasiado amable.
"Ay, Severus, ya te he dicho que me llames Arabella" dijo melosamente, mientras Harry había conseguido su propósito de pasarse a los brazos de ella, y empezaba a revisar los bolsillos de su traje.
Observando esto, Snape pensó que el chico Potter podría ser un buen Slytherin, después de todo.
"Eh, Sra. Figg, es que yo estaba por salir en este momento, y justamente iba a dirigirme hacia su casa para pedirle que cuide a mi hijo" Dijo Severus. Ya había superado la impresión de referirse a Harry Potter como su hijo frente a ella. Harry Potter, estaba ahora metiendo casi la cabeza en el bolso de la anciana. Emergió de ella cubierto de pastel.
"Ay, Harry has encontrado tu solito el pastel que te traje!" dijo sonriéndole. "Eres muy inteligente. Igual a tu padre, no?"Añadió esta vez mirándolo a Severus.
"No" Se le escapó fríamente a Severus, pensando en James Potter, el padre del niño.
"No me molestaría para nada cuidar a Harry, Severus!, si es un niñito tan bonito!" dijo ella cambiando de tema habilidosamente. Harry, que con la cara cubierta de pastel estaba de todo menos bonito, había divisado al conejito Timmy, y ahora luchaba por bajarse de los brazos de la anciana, que lo sostenía fuertemente.
"T...Ti.." Balbuceó Harry.
"Timmy" corrigió Severus mirando al conejo saltarín.
"Ay, pero como es que un niñito tan inteligente no puede hablar?" dijo la vecina mirando dulcemente al niño aprisionado entre sus brazos.
"Me pregunto eso mismo a cada momento" Dijo Severus sarcásticamente.
"Bueno, Severus, me imagino que estarás apurado, así que vete, que yo me quedo con Harry aquí. Nos divertiremos mucho, no Harry?"
Severus, sintiendo compasión por el niño, fue a buscar una túnica negra a su cuarto, junto con la llave de la bóveda en Gringotts
Al regresar a la sala, estaban ahora la vecina y Harry persiguiendo al conejo. Pensó que no estaría mal, que un niño educado por él pudiese vencer a una anciana.
Observó como Harry agarraba al conejo por las orejas, y daba gritos de alegría.
Abrió la puerta, y dijo "Adiós, Sra. Figg, volveré en unas horas"
"Adiós, Severus. Dile a papi adios, Harry"
Harry, que no entendía porque Severus se iba sin él, extendió los brazos en dirección a él.
Severus, saliendo de la casa, dijo "Adiós, Harry"
Cerró la puerta oyendo tras de sí, un llanto desconsolado, que le dio un poco de pena, pero pensó que sería malo para el niño depender tanto del, si en unos meses más se iban a separar. Tuvo lástima por el pequeño, habían muerto sus padres, y se había encariñado demasiado con él, de quien se iba a alejar.
Se dirigió furtivamente al patio de atrás de la casa, y miró por si venía
alguien. Pero las calles estaban vacías, por ser la hora del té. Se colocó la
túnica por sobre la ropa muggle que traía, y con un movimiento de varita,
desapareció de allí.
Apareció en el Diagon Alley, frente al banco Gringotts. Entró y se dirigió al mostrador que se hallaba más cercano a él.
"Disculpe", se dirigió a un gnomo quien se encontraba sellando unos papeles mecánicamente. Éste lo miró, sin dejar de lado su tarea.
"He venido para retirar dinero de mi bóveda", le dijo Severus.
"Tiene su llave?" preguntó el gnomo.
Severus sacó la llave de su túnica, y antes de entregársela al gnomo, miró con antipatía al ridículo llavero que le había dado Dumbledore, el cual había vencido a todos los intentos que él había hecho por separarlo de la llave. Después de entregársela al gnomo, éste la examinó sin antes mirar extrañamente el pompón rojo que colgaba de las llaves. Severus evitó mirar al gnomo en ese momento.
"Parece estar en orden. Lisbon" dijo el gnomo señalando a otro gnomo "lo acompañará a su bóveda".
Severus siguió al gnomo. Cuando llegó a su bóveda, se sorprendió de la basta cantidad de dinero que había en él. Pero después pensó, que era lo que se le había acumulado ya que desde que Dumbledore le había dicho que todos los meses se le proveería con una suma de dinero, y él no había tomado nada. Llenó una pequeña bolsa con la cantidad de galeones que necesitaría, y salió.
Una vez abandonado Gringotts, pensó unos segundos a dónde se dirigiría. Decidió ir primero a Flourish & Blotts en búsqueda de los libros de los que había leído en el Profeta. Mientras caminaba hacia la librería, no pudo evitar fastidiarse cuando pasó por un negocio en el que vio un gran cartel con la imagen del tonto Osito Chispi en la entrada, con cual promocionando su nueva línea de coloridos cereales. No era tedio suficiente el que padecía con el maldito oso en el yogurt, que ahora también venía junto al cereal?
Se apresuró a alejarse de allí para dejar de escuchar la voz del oso que tanto odiaba que repetía tan tontamente como siempre, "Niños, cereales del Osito Chispi, o sea yo. Para que crezcan tan fuertecitos y valiente como yo".
Llegó a la librería, donde se detuvo a mirar los libros que habían en las bateas antes de preguntar por los libros que quería. Por un instante, pensó que un extraño lo estaba mirando fijamente, pero en el momento que él volteó a mirar aquella desconocida persona, ya no se encontraba allí. Probablemente, había sido idea suya, así que sin darle mucha importancia, preguntó al vendedor por sus libros.
Entró al Caldero Chorreante, cargado con un par de bolsas llenas de los artículos que había estado comprado durante las últimas horas. Se había comprado para su deleite personal los libros, cervezas de manteca, y algunos ingredientes para pociones. Pensó que a Harry le gustaría el nuevo cereal del Osito Chispi, aunque sabía que se arrepentiría más tarde por aquella compra. Además ahora tendría que escuchar al necio oso hablando también en la cena, ya que había comprado el juego de plato y cubiertos para que Harry aprendiese de una vez a pinchar su propia comida.
Se sentó a una mesa, un tanto apartada del resto, y echó una mirada a su alrededor. Había una cantidad de personajes curiosos, lamentablemente ninguno le despertaba el menor interés, por lo cual no iba a poder mantener la larga y decente conversación que deseaba.
Había un par de viejas brujas, un mago que se notaba a leguas que era descendiente de algún vampiro, y algunas personas mas.
Llamó a Tom, el cantinero con un gesto de la mano. Cuando llegó, le pidió secamente una cerveza de manteca. Observó que el estúpido cantinero lo miraba con repugnancia, al igual que muchos magos y brujas que se había cruzado en Diagon Alley. Malditos imbéciles.
"Si no fuera por mí, muchos estarían hoy muertos" pensó. Esa magos que no habían hecho nada en contra de Voldemort durante el período de poder de éste, y que cuando había caído, perseguían a sus seguidores como si fueran ellos mismos Albus Dumbledore. Tampoco le interesaba demasiado.
Ya se había hecho demasiado tarde, y seguramente la vecina estaría deseando volver a su casa, y Harry estaría con ganas de dormir, pero claro, no podría dormir si él no estaba a su lado, mirándolo. Se estaba levantando para irse, resignándose a su futuro de reclusión en aquella casa por unos meses mas, cuando un desconocido encapuchado se le acercó.
"Siéntese" Escuchó que el otro le decía. Hizo caso, después de todo, quizás era alguien enviado por Dumbledore, o algo parecido.
Se sentaron ambos a la misma mesa donde él había estado. Observó la cara del otro. Trató de recordar dónde había visto esa cara. En Flourish & Blotts, el era el extraño que lo había mirado fijo y luego había desaparecido
"Por que me esta siguiendo?" pregunto amenazadoramente.
"Nuestro grupo se enteró de que tienes al niño Potter, Snape" Dijo el otro con una sonrisa.
Severus se puso pálido. El chico frente a él –no era mas que un muchacho- era de los seguidores de Voldemort. Tuvo miedo por Harry. Pensó en cómo se pondría Dumbledore si él le fallaba. No quiso demostrar sus temores.
"No se de que demonios habla, ni quien es usted" dijo mordazmente.
"Ya sabemos que tiene que estar todo en secreto. No te preocupes por eso, pero, llegado el momento, ya sabes, en que nuestro Amo regrese, vas a ser muy preciado a sus ojos" dijo con envidia.
"No se de que hablas. Me tengo que ir." Añadió. Se levantó agarrando las bolsas y sacó la varita para desaparecer, pero antes de que pudiese hacerlo, el otro le dijo.
" Te estamos vigilando, no creas que no. Sabemos que vives en un miserable pueblo muggle. Así que no intentes engañarnos. "
Severus no dijo nada, sólo desapareció con un 'plop'.
Apareció en el jardín de atrás del número nueve de Cedarwood Road. Ni siquiera se detuvo para quitarse la túnica, porque inexplicablemente le urgía ver sano y salvo a Harry Potter. No pudo evitar acordarse de todas las veces que había acunado al niño plácidamente dormido, y le había dado de comer, y había jugado muy a su pesar con el conejito Timmy.
Atropellándose, finalmente llegó a la puerta, la abrió y vio con alivio, a la vecina sentada en un sillón, con un cansadísimo Harry en brazos, que al verlo, se animó y alargó los brazos hacia él.
Severus dejó sus cosas a un costado ,lo tomó en brazos y le dio unas palmaditas en la espalda. LA vecina, aprovechando le verse librada de tener a Harry en brazos, se levantó y se dirigió a él, aparentemente sin darse cuanta de que su vecino traía una túnica.
"Ay, Severus, si vieras lo bien que se ha portado tu hijo...Incluso le enseñe a hablar un poco, es tan inteligente y despierto! Jugamos con ese adorable conejito que tiene, aunque me hizo rabiar un poco"
"Ah, muy bien Sra. Figg, gracias por su amabilidad" Dijo Severus, deseando fervientemente que la vecina se fuese a su casa.
"Cuando gustes" Le dijo desde la puerta. "Linda túnica" Agregó, y ceró la puerta tras de sí.
Severus llevó a Harry a su habitación. No podía entender porque se había preocupado tanto por el chico, ya que el encantamiento fidelio era irrompible, y el lo sabía. Pero no podía evitar sentirse feliz con el niño a salvo en sus brazos.
Lo depositó suavemente en la cunita y se quedó observándolo dormir por un rato. Finalmente se levantó para irse, pero como siempre que el se iba, Harry se despertó.
Severus le dijo "Ya duérmete" y se dispuso a salir de la habitación.
Harry Potter estaba parado en su cuna mirándolo, y antes de dormirse le mostró a Snape lo que le había enseñado a decir la vecina:
"P..pa" Tras lo cual se cayó como de costumbre.
"Que demó..." dijo pero no pudo continuar y se fue de la habitación, sin siquiera apagar la lamparita muggle.
Se sentó sobre su cama, en el cuarto horrible que tenía en esa casa – que sin embargo era mejor que su antiguo hogar- a pensar en todo lo que había sucedido ese día, principalmente en lo que acababa de ocurrir. Maldita vecina. El niño lo iba a querer tanto que cuando se tuviese que ir le iba a doler mucho. Y también a él mismo, ahora que lo pensaba. No le molestaba encariñarse con un niño – siempre había querido tener hijos en algún momento de su vida, dejar un legado, alguien que llore por el cuando muera- pero el problema es que este era el hijo de su enemigo, de la persona que había hecho sus años en Hogwarts algo horrible, que casi lo había matado una vez, y que había convencido a todos los allegados a Dumbledore que el no era digno de confianza sólo porque había estado en Slytherin.
Era muy extraño, sin embargo, que Harry dijese papá refiriéndose a él, que lo tomase como su padre. Se puso a pensar lo que diría James Potter si viese a su hijo diciéndole papá a la persona que mas despreciaba. Estaría como robándole lo mas importante para él, el hecho de ser padre, tener una familia...
Pensando en eso, se dirigió una vez mas al cuarto de Harry, y lo vio caído sobre las sábanas. Al verlo, el bebé sonrió y Severus sin darse cuanta, estaba sonriéndole también.
Se acercó y le acomodó la ropa de cama, le pasó los dedos por el cabello demasiado encrespado para su gusto, se parecía demasiado al de James Potter y le dijo amablemente "Me olvide de contarte, pequeño. Compré los suevos cereales del Osito Chispi, así que duerme, que llegará mas rápido el desayuno. Hasta mañana"
Tras lo cual salió de la habitación, esta vez si apagando la luz a sus espaldas.
Post
Scripum: Bueno, ya saben como es esto, lean y dejen muchas reviews, que son
re lindas y nos inflan el ego. Garcias a los que ya mandaron, y esperamos que
les halla gustado este ultimo capitulo :o)
Post Scriptum 2: La primera subida del archivo quedó horrible! Gracias
por avisar :o) Aquí está mejor y espero se pueda leer más cómodamente.
